2,7 kilos por año y 1132 tiendas nuevas. Cuál es el producto porteño que hoy protagoniza una revolución del consumo

Fuente: La Nación – Cada vez más especializadas, esta bebida pasó de ser excusa para el encuentro a estrella de las calles de Buenos Aires.

Esos locales mínimos que se multiplican en Buenos Aires, donde la interacción se da a través de una ventana en la que el cliente retira su café para llevar, es apenas una de las nuevas caras de la revolución que atraviesa esta bebida, tal vez, uno de los hábitos más característicos de la idiosincrasia porteña. Es que el cafecito de máquina de los bares clásicos de Buenos Aires va dejando lugar a una renovación potente: la sofisticación de su consumo de la mano de productos premium, baristas especializados, una oferta que no para de crecer e incluso un cambio de reglas a la hora de tomarlo, como aceptar temperaturas no tan elevadas o dejar de lado el tradicional y dulce torrado.

El fenómeno es global, pero en Argentina el desembarco del café de especialidad y el salto tecnológico que se verifica en todo el proceso que va del grano verde a la elaboración de la bebida ocurren en una ciudad con una arraigada cultura cafetera, en la que el pocillo siempre fue la excusa para la charla sin importar qué tan bueno o malo era su contenido.

Las "ventanitas" se multiplican en los barrios porteños
Las «ventanitas» se multiplican en los barrios porteños

Hoy, en cambio, el protagonista es el café. “De ser motivo para un encuentro, pasó a ser lo importante. Esto se debe a que en la actualidad el consumidor sabe más de café y es más exigente: si el que le das es malo no te elije”, asegura Martín Cabrales, presidente de la firma que lleva su nombre y que provee a más 8000 empresas, desde Le Pain Quotidien o Havanna hasta Mc Donalds.

David Ledesma, coffee master de Café Martínez, cadena de cafeterías con 227 locales en América Latina (208 en la Argentina), coincide: “Antes, tomar un café era la típica excusa para reunirse; hoy, para muchos, la reunión es la excusa para tomar un buen café”.

Por su parte, Emmanuel Paglayán, creador y socio de la cadena de cafeterías de especialidad Ninina, opina: “Creo que el momento del café sigue existiendo, pero hoy ya no estás dispuesto a que lo que tomes durante un encuentro sea algo anecdótico, sino que esté nutrido por una buena taza de café”.

Por otro lado, agrega Ledesma, “antes se trataba al café como si fuese una infusión más: daba lo mismo tomar un café que un té o que un mate cocido. Hoy se lo trata no solo como una bebida, sino como una experiencia, en la que se busca conectar con el café, conocer de dónde proviene el grano y cómo obtener su máximo potencial en la taza”.

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La moderna Modbar, instalada en Ninina, que revoluciona las máquinas de espresso con su sistema bajo mesadaRicardo Pristupluk

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