Elegido por la revista Time: un bar, restaurante y discoteca de la Argentina entre los grandes lugares de 2025

Fuente: La Nación – La propuesta del chef Pedro Bargero y la mixóloga Inés de los Santos combina tres espacios en dos plantas donde rinden tributo a la identidad porteña y sabores que evocan al río y al mar.

Costa7070, un bar-restaurante-discoteca en la renovada Costanera de Buenos Aires, fue elegido por la revista estadounidense Time como uno de los grandes lugares de 2025. El chef Pedro Bargero y la mixóloga Inés de los Santos impulsan la recuperación de este rincón junto al río, después de años de declive.

Elegido por la revista Time, un bar argentino entre los grandes lugares de 2025
Elegido por la revista Time, un bar argentino entre los grandes lugares de 2025Costa7070/Instagram

Un tributo a la identidad porteña y sabores que evocan al río y al mar. Bargero cosechó renombre en Chila, que alcanzó el puesto 26 en la lista de los 50 Mejores Restaurantes de Latinoamérica. Ahora, su cocina brilla en Costa7070. A su lado, De los Santos, creadora de CoChinChina (22 en los 50 Mejores Bares del Mundo), suma su audacia etílica para cautivar al público más curioso.

La propuesta combina restaurante, bar y discoteca en dos plantas. Abajo, Bargero deslumbra con tapas, paellas y mariscos, destacándose un pulpo tierno en salsa de pimiento rojo. Arriba, la coctelería de De los Santos fusiona técnicas de vanguardia con sabores latinos, reinventando la mística porteña.

Elegido por la revista Time, un bar argentino entre los grandes lugares de 2025
Elegido por la revista Time, un bar argentino entre los grandes lugares de 2025Costa7070/Instagram

La chispa que vuelve a encenderse

Tras años de protagonismo de barrios como Palermo, la Costanera recupera brillo. DJs en vivo, una atmósfera de discoteca sofisticada y la brisa del río arman un nuevo paisaje nocturno, donde porteños y visitantes se reencuentran con el pulso de la ribera.

Elegido por la revista Time, un bar argentino entre los grandes lugares de 2025
Elegido por la revista Time, un bar argentino entre los grandes lugares de 2025Costa7070/Instagram

El aval de Time impulsa a Costa7070 en el radar internacional. Quienes buscan experiencias únicas encuentran en la Costanera una alternativa irresistible de gastronomía, coctelería y baile. Bargero y De los Santos quieren convertirla en “el lugar más divertido de Buenos Aires”, según cita la publicación estadounidense.

Qué comer y beber en Costa 7070

La propuesta gastronómica de Costa 7070 tiene raíces mediterráneas con detalles porteños. Para comenzar, la carta ofrece snacks y tapas ideales para compartir, como las ostras frescas patagónicas ($11.400), servidas en su máxima expresión con el toque justo de criollismo. Las croquetas de jamón crudo ($11.000), cremosas por dentro y perfectamente crujientes por fuera, llegan con alioli casero y lardo serrano, mientras que las ribs de pacú ($9.000), con un ligero toque ahumado, resaltan lo mejor del río argentino.

El gran protagonista es la paella, que viene acompañada de un divertido y útil “manual para comer paellas”. Allí se explica que se come siempre con cuchara y nunca con tenedor, que cada comensal debe respetar su “porción imaginaria” y que, si alguien quiere limón, tiene que pedir permiso para no salpicar al vecino. Las versiones más recomendadas son la paella de mariscos (mediana, $77.000), con langostinos y calamares; la original paella de ojo de bife ($73.000 mediana), con carne jugosa y arroz aromático; y una versión vegetariana con hongos frescos ($68.000 mediana).

La barra, diseñada por Inés de los Santos, seduce con tragos creativos. Destaca el Negroni del Barco ($17.000), elaborado con gin Tanqueray infusionado con limones encurtidos, vermut Cantieri Navali Montaña y Campari de pistacho. Otro imperdible es el Spritz da Costa ($17.000), que combina Bitter Aperol, cordial de limón y ananá, con Chandon Extra Brut, resultando refrescante y cítrico.

Para cerrar la experiencia con algo dulce, la torta vasca de dulce de leche ($15.000) es una elección segura, equilibrada entre crema de queso y dulce de leche con frutas frescas.

Los grandes lugares de la región según Time

Los destinos elegidos por Time reflejan una tendencia clara: la búsqueda de experiencias auténticas y sostenibles. Desde el renacer de la Costanera porteña hasta el lujo de una casa en las alturas del Amazonas, la región demuestra que el turismo sigue reinventándose con propuestas que celebran su historia, su biodiversidad y su identidad.

  • Alta Sanctuary, Perú
  • Al Suave House, El Zonte, El Salvador
  • AmaMelodia y AmaMagdalena, Río Magdalena, Colombia
  • Las Qolqas Eco Lodge, Ollantaytambo, Perú
  • Uxua Maré, Trancoso, Brasil
  • AWA, Lima, Perú
  • Roxy Dinner Show, Río de Janeiro, Brasil
  • Casa Cultural Nuestra Herencia, Bogotá, Colombia

De gerente en Rapanui a dueño de su heladería: cómo pasó de producir 150 toneladas a su propio negocio

Fuente: Cronista – Luego de haber trabajado cinco años en Rapanui, Fernando Adra fundó Kuono, una heladería artesanal ubicada en el corazón de Palermo.

Fernando Adra hizo de todo: trabajó en el restaurante de Narda Lepes como bachero, pasante en el hotel Libertador y pastelero en un hotel en South Beach, Miami, hasta que, en 2019, llegó a las puertas de Rapanui.

En la empresa fundada por Diego Fenoglio estuvo poco más de cinco años. Su principal tarea era la pastelería, pero a los seis meses y luego de un llamado del propio fundador, pasó a hacerse cargo de la planta de helados que provee a todas las sucursales de Buenos Aires. 

«Yo no sabía mucho de helados. En Rapanui arranqué como pastelero y terminé como gerente de producción produciendo 150 toneladas mensuales de helado, 10 toneladas de productos de pastelería y 20 toneladas de helado en balde», dice Adra quien, en noviembre del año pasado abrió la heladería artesanal Kuono, junto a dos socios. 

 Fernando Adra, dueño de Kuono.

Fue en una cena con Aldo Fenoglio -hijo del fundador y con participación en la compañía de su padre- que decidió dar el salto. «Un día estaba en Bariloche con Aldo, él me contaba que sus hijos estaban haciendo mermeladas para vender y le dije que me parecía raro que no se metieran en el proceso de producción de la empresa. Me dijo, ‘Siempre incentivé a mis hijos para que no trabajen en un proyecto de otro, sino en un proyecto propio’. Y ese comentario me plantó la idea», recuerda. 

Así que hablando con un amigo -quien hoy es su socio- empezaron a delinear el negocio: pensaron sabores, desarrollaron recetas, buscaron locales. «Sé como hacer helados artesanales a gran escala, lo cual no es común. Hoy tenemos muy buena calidad de producto y un único punto de venta, lo que nos facilita el negocio», explica el ahora emprendedor. 

En Kuono cuentan con 20 gustos de helado de formulación y producción propia que ronda los 80 kilos diarios. Mientras que el más vendido es el helado de pistacho, seguido por el de dulce de leche granizado, Adra explora sabores exóticos, el valor agregado que tiene el negocio: mango con miel de maracuyá, mascarpone y membrillo, chocolate con cerveza negra, chocolate con almendras caramelizadas y naranjas confitadas, huacatay con menta, lima y oliva.  

Además, un producto novedoso de la heladería, inspirado en una práctica italiana, es el brioche tostado, relleno de helado

El nuevo brioche tostado relleno de helado.

También ofrecen servicio de cafetería que buscan ampliar hacia el invierno de este año y sumar productos de pastelería. «La idea es ofrecer algo simple, de calidad, porque no queremos perder foco en el helado y además, queremos poder producirlo en el local», dice sobre el local en el que trabajan cuatro personas -además de los socios- y que está ubicado en Gorriti al 4000, en Palermo. 

A pesar de que abrieron el local hace unos pocos meses, su punto de quiebre fue cuando los visitó la influencer culinaria Buenos Paladaires en enero y quien hizo una publicación destacando la calidad del helado de Kuono. 

«Tenemos mucha más gente que viene y que vuelve porque le gusta el producto», dice. Y agrega: «Si bien el turismo bajó por la diferencia del precio del dólar, no veo una caída fuerte del consumo. En Kuono, puntualmente, vemos un aumento en las ventas, en parte porque es un producto que apunta a un nicho social más elevado».

Provincia lanzó un registro de cocineros para fortalecer la gastronomía chubutense

Fuente: El Chubut – El Gobierno del Chubut continúa con las acciones destinadas a la promoción turística y gastronómica. En ese marco, a través del Ministerio de Turismo y Areas Protegidas, se puso en marcha un registro de cocineros locales.

El objetivo de la iniciativa tiene que ver con destacar la riqueza gastronómica de la provincia, impulsando el turismo gastronómico y enológico de una de las regiones más australes de Argentina.

PROGRAMA VINOS Y SABORES

En el marco del Programa Vinos y Sabores, la Provincia lanzó un registro de cocineros locales que busca visibilizar y fortalecer la identidad culinaria chubutense.
Este registro tiene como finalidad conectar a los actores del sector, incentivar su participación en ferias y eventos y armar un catálogo de cocineros que celebre los sabores únicos de la región.

La gastronomía de Chubut, influenciada por sus tradiciones multiculturales y la fusión de los sabores del mar, la montaña y la estepa, es un elemento clave para atraer turistas y dar a conocer la provincia.

Su territorio diverso en climas y paisajes se refleja en la riqueza de sus materias primas y productos gastronómicos: desde los frutos del mar hasta los corderos costero y cordillerano, pasando por frutas finas, huertas orgánicas, carnes gourmet, cervezas y vinos artesanales, conservas originales, quesos y harinas de trigo sembrado en la cordillera y la meseta.

También destacan especialidades como la torta galesa, chocolates, hongos de ciprés y de pino, trucha, algas y sales marinas, que invitan a recorrer sus rutas y caminos acompañados por historias de vida de cocineros, productores y emprendedores locales.
Este registro de cocineros facilitará la inclusión de los talentos gastronómicos de la región, quienes serán parte activa de una estrategia de visibilidad que realza la identidad culinaria chubutense.

Además de su gastronomía, Chubut se distingue por su presencia en el mundo del vino como una de las regiones vitivinícolas más australes del planeta, la provincia ha visto crecer una producción artesanal de calidad, destacándose variedades como el Pinot Noir y el Chardonnay.

La producción de vinos orgánicos y biodinámicos se complementa con experiencias enoturísticas boutique que permiten a los turistas disfrutar de un recorrido por los viñedos y bodegas mientras aprenden sobre el proceso de elaboración de vinos en este entorno tan singular.

CONEXION, NATURALEZA Y GASTRONOMIA

En el contexto del turismo gastronómico, la provincia promueve un modelo que integra las experiencias naturales con la gastronomía local; con una oferta que incluye 12 emprendimientos rurales enoturísticos y 8 experiencias boutique en tres regiones (Costa, Meseta y Andes).

De esta manera, Chubut se posiciona como un destino ideal para aquellos que buscan conectar con la naturaleza mientras disfrutan de la buena gastronomía.

En cada uno de sus caminos -como el Camino de los Galeses o el Camino del Mar a la Cordillera- los turistas pueden recorrer no sólo paisajes de indescriptible belleza, sino también conocer historias de vida de los productores que, con su trabajo, mantienen vivas las tradiciones gastronómicas de la región.

El Programa Vinos y Sabores del Chubut tiene como meta dar a conocer la propuesta gastronómica y fomentar el turismo responsable y sostenible. Chubut cuenta con un completo calendario de eventos, ferias y festividades que apuestan al turismo gastronómico, celebrando la diversidad y riqueza de la cultura local.

Todo esto, mientras la provincia avanza en la consolidación de su identidad vitivinícola, una de las más recientes en el país pero con un enorme potencial de crecimiento. Este registro de cocineros es sólo el comienzo de un recorrido más amplio para posicionar a Chubut como una región de producción de vinos excepcionales y referente en el turismo gastronómico, donde la pasión por los sabores y la historia local se combinan para ofrecer una experiencia única a quienes visitan esta tierra.

Los interesados en formar parte del catálogo de cocineros deberán completar el formulario disponible en la página web www.chubutpatagonia.gob.ar

“Soy el anticocinero”: la historia del chef rockero a cargo de un restaurante inspirado en la Divina Comedia

Fuente: TN – Sebastián Iraola es chef y baterista y desde enero lidera la cocina de Idilio, el local de Saavedra que deslumbra con su diseño y su carta ecléctica.

“Soy el anticocinero”, dijo entre risas a TN el chef Sebastián Iraola, a cargo de la cocina de Idilio, un restaurante de Saavedra inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri. Y es que su amor por la cocina, aunque profundo, nació de las circunstancias. Antes de ser cocinero, Iraola es baterista. Pero como no lograba vivir de la música, optó por la gastronomía.

“Me vine a probar a estudiar cocina porque no sabía qué hacer de mi vida y me resultaba fácil hacerlo”, explicó.

Iraola nació en Germania, una colonia de la provincia de Buenos Aires que “fue fundada por alemanes, pero donde son todos vascos”. Su adolescencia la pasó en Junín y tras intentarlo en el rock, se mudó a Buenos Aires a fines de los ’90, donde egresó de una de las primeras camadas del IAG.

Algunos de los platos de la carta de Idilio. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
Algunos de los platos de la carta de Idilio. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Aunque vuelve poco y nada al pueblo, a Iraola le gusta nombrarlo, “que se sepa dónde son sus raíces”, porque de ahí “viene su educación y ciertos valores que lo acompañan”, como “llegar temprano, no faltar, ser responsable”. “Por más rockero que soy, siempre fui muy responsable de mi trabajo” sostuvo el chef. Anticocinero y antirockero, pues. “Debo ser el único cocinero de la Argentina que es abstemio”, se rio.

Como baterista en la banda Martillo de Plata, Iraola le agrega poder y energía a la música. Como chef en Idilio, es a los alimentos que le aplica energía, maneja el tempo de la cocina y explora su faceta creativa en una sinfonía de sabores.

“Yo cocino con música, estoy todo el día conectado a la música. Es mi cable a tierra y una forma de abstraerme. Cuando tocamos en vivo, me olvido del mundo por un ratito. Descargo ahí, porque la vida de chef es estresante”, manifestó.

“Soy el anticocinero”: la historia del chef rockero a cargo de un restaurante inspirado en la Divina Comedia

“Ambas cosas son formas de arte. Para durar en la gastronomía, hay que tener algo artístico, estar en la creatividad, si no, no puedes trabajar en esto porque es muy difícil soportar tanta carga horaria, trabajar con tanto calor, con tanto estrés, por ahí a veces por un sueldo que no es tan alto”, sostuvo.

Entre sus anécdotas de cocina, Iraola recordó una noche en que Diego Maradona estaba en un evento donde cocinaba en un local de Palermo y pidió comer un risotto de berbecheros y tuvo el honor de preparárselo. “Yo no soy adepto al fútbol, pero el Diego es el Diego” dijo, aunque no está seguro de si el astro se lo comió al final.

La ensalada de trucha de Idilio. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
La ensalada de trucha de Idilio. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Tras una carrera que lo vio pasar por varias cocinas y caterings, así como algunos años en la TV que le permitieron ejercer como chef para varios famosos, Iraola llegó “de una manera casi graciosa” a Idilio: “me recomendó un albañil que conocía por una obra en un local y escuchó que estaban buscando un chef ejecutivo”.

El diseño de Idilio está inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
El diseño de Idilio está inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Cómo es y qué comer en Idilio, el restaurante inspirado en la Divina Comedia

El diseño del restaurante se inspira en la obra clásica La Divina Comedia, de Dante Alighieri. Repartido en tres niveles, el lugar está pensado como un peregrinaje sensorial, desde la entrada en la planta baja, que evoca una cueva, hacia el primer piso, el Purgatorio, un recinto misterioso y de transición, donde las texturas en las paredes sugieren purificación y reflexión. Finalmente, se alcanza la terraza, el Paraíso, donde predominan la ligereza, la pureza y la claridad.

La carta, ecléctica y refinada, mezcla las influencias y busca crear juegos de texturas y contrastes. “Cuando me preguntan, qué tipo de comida hago, contestó que ‘comida rica’, este es mi concepto”, sostuvo Iraola.

“Soy el anticocinero”: la historia del chef rockero a cargo de un restaurante inspirado en la Divina Comedia

Entre las entradas de Idilio destacan las mollejas laqueadas, tiernas y sabrosas, que se sirven con un puré de boniato, tomates confitados, cebolla caramelizada a la plancha y una salsa agridulce; el camembert al horno, perfectamente derretido, que llega a la mesa con un esponjoso cornbread, cebolla glaseada, tomates confitados, zucchini asado y un vibrante chutney de manzana.

En Francia me matan si ven eso, pero no hay ninguna regla que no diga que sea rico”, apuntó sobre este plato. “Tenés lo fuerte del camembert, y vas jugando, cortando pedazos de camembert caliente y mezclándolo con los otros ingredientes y se arma una fiesta de sabores”, explicó.

La tortilla de papa y hongos de Sebastián Iraola. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
La tortilla de papa y hongos de Sebastián Iraola. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

También hay clásicos reversionados, como las croquetas, que en vez de espinaca llevan kale, y vienen acompañadas de una cremosa lactonesa de huacatay y crujientes chips de plátano; o la burrata, que viene con mbejú, mamón, verdes y frutos secos; y la tortilla de papas y hongos, enriquecida con guanciale y tartar de pimiento asado.

Idilio se encuentra en el barrio de Saavedra. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
Idilio se encuentra en el barrio de Saavedra. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Entre los platos principales se destacan el risotto de azafrán y cabutia, servido con un generoso mix de hongos a la plancha y espolvoreado con queso parmesano; el rack de ojo de bife, jugoso y tierno y de un peso aproximado de un kilo, proviene de un novillo de raza Angus alimentado a pastura y grano y se sirve con papas rotas y una salsa criolla especial.

En Idilio, el ojo de bife se sirve con papas rotas. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
En Idilio, el ojo de bife se sirve con papas rotas. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Para los amantes del pescado hay pesca blanca a la parrilla, que se presenta con semillas de kümmel -”algo que acá n ose usa mucho”-, vegetales frescos de estación, alcaparras y una manteca de salvia. Para los fanáticos de las pastas, imposible no probar los fucciles con frutos de mar, langostinos, almejas y mejillones, bañados en una sedosa emulsión de manteca, aceitunas negras, alcaparras y albahaca fresca.

Para el postre, hay un volcán de dulce de leche que se sirve con helado de banana artesanal y granola casera crujiente; una marquise de chocolate y naranja con crema inglesa y gajos de naranja frescos; y panqueque de dulce de leche, con crema y ralladura de lima, decorado con frutas de estación.

Idilio, el restaurante de Saavedra inspirado en la Divina Comedia (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
Idilio, el restaurante de Saavedra inspirado en la Divina Comedia (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Le vamos buscando una vueltita más a los platos. Son cosas que uno va probando, que me van gustando, las armo dentro de la cabeza y después las bajo al plato”, declaró Iraola sobre el menú.

Sincero, el chef afirmó que “no hay nada en la carta que no comería, que no se pediría en algún restaurante”. “Ni tampoco hay nada que sea diminuto. Soy un loco que come bien, entonces las porciones son como deberían ser”, agregó.

Idilio, el restaurante inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri, abrió en enero en Saavedra. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).
Idilio, el restaurante inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri, abrió en enero en Saavedra. (Foto: gentileza Idilio/Joni Morel).

Además, Iraola hizo hincapié en la importancia del servicio: “la comida sana el alma, entonces, cuando uno viene con hambre o después de un día complicado, el broche de oro tiene que ser que te atiendan bien y comer un plato rico. Podés tener el mejor plato del mundo, pero si la atención es mala, no hay manera de remontarla”.

Para acompañar los platos, se ofrecen aperitivos clásicos, cervezas y una selecta carta de vinos de bodegas de renombre. Entre los cócteles creados por el bartender Ariel de la Cruz, se pueden mencionar a Idilio, con Gin Tanqueray Royale, Aperol, cordial de naranja, almíbar y limón, y Purgatorio, preparado con Absolut Pear, almíbar de frutos, lima fresca y almíbar de durazno, entre otros. A estos se suman sofisticados mocktails, como el refrescante Thyme Citrus y el envolvente Aurora, ambos vinculados al paso del tiempo.

La barra de Idilio está a cargo de Ariel de la Cruz. (Foto: Idilio/Joni Morel).
La barra de Idilio está a cargo de Ariel de la Cruz. (Foto: Idilio/Joni Morel).

El restaurante ubicado en Av. García del Río 2957, por ahora solo abre para cenas, pero pronto abrirá también al mediodía.

El reconocido chef mendocino Martín Luchetti se incorpora al Hotel Entre Cielos

Fuente: Ecocuyo – Con una destacada trayectoria, Luchetti eligió este espacio de manera exclusiva para plasmar su visión y experiencia culinaria, en pos de deleitar tanto a los huéspedes internacionales como al exigente paladar mendocino.

Ubicado en Vistalba, Mendoza, el Restaurante del Hotel Entre Cielos se complace en anunciar la incorporación de Martín Luchetti como su nuevo Chef Ejecutivo. Con una destacada trayectoria, Luchetti eligió este espacio de manera exclusiva para plasmar su visión y experiencia culinaria, en pos de deleitar tanto a los huéspedes internacionales como al exigente paladar mendocino.

Carina Posca – gerente general de Entre Cielos – nos cuenta con entusiasmo «Estamos muy contentos de que Martín sea parte de este nuevo proyecto, ya que su profesionalismo, pasión por la gastronomía, y su hermosa energía serán parte fundamental para la mejora continua hacia la excelencia que siempre apuntamos”.

Esta incorporación marca el inicio de una serie de novedades que se revelarán próximamente, consolidándolo como una de las propuestas gastronómicas más interesantes para el público local y un destino obligado para los amantes de las buenas experiencias.

La nueva carta celebra la frescura y las virtudes de los ingredientes locales de temporada, reinterpretando recetas con un enfoque cosmopolita y vanguardista. Cada plato refleja el compromiso con la calidad y la innovación que caracteriza a Entre Cielos.

Una experiencia sensorial en un entorno que que genera suspiros A tan sólo 20 minutos de la ciudad de Mendoza, al cruzar el umbral de la calle Guardia Vieja, los visitantes se sumergen en un oasis de paz y sofisticación dejando atrás el escenario urbano. Un encantador sendero los guía a través de un jardín autóctono hasta las modernas instalaciones del restaurante. Allí, los comensales son recibidos en el salón principal, recientemente redecorado con colores neutros y texturas ligeras que se funden con la luz natural, destacando la imponente vista a la Cordillera de los Andes, una experiencia visual única
en Mendoza.

La cava, renovada y con una selección de casi 80 etiquetas de vinos, es otro de los atractivos.

Con la llegada de Martín Luchetti, el restaurante refuerza su identidad como un punto de encuentro para mendocinos y visitantes, ofreciendo una experiencia sensorial que combina alta cocina, ambiente moderno y la serenidad de su entorno natural.

Abierto al público todos los días para almuerzos, cenas, y tardes de café y coctelería, el restaurante también es ideal para eventos personales y corporativos. Las reservas se pueden realizar mediante el siguiente link:
https://nube.meitre.com

Germán Martitegui

Fuente: Cronista – “No conozco otra forma de que la gente te respete que no sea dando el ejemplo”.

En una nueva entrega de Líderes conocemos la historia de Germán Martitegui, el reconocido chef argentino, quien nos cuenta su vida, sus logros y los desafíos que implica estar al frente de una cocina de excelencia.

En el quinto capítulo de Líderes, un ciclo de El Cronista, nos sumergimos en la vida del premiado chef argentino que, además de conquistar las pantallas como jurado de Masterchef, creó platos únicos en sus restaurantes reconocidos por la guía Michelin. “Hoy creo que lo más importante es estar en un lugar en el que puedas sorprender”, asegura.

Hay, en la infancia de Germán, un fuerte lazo con la cocina y la selección de sabores. Oriundo de Necochea, el primer contacto con la gastronomía sucedió al mirar a su abuela armando platos memoriosos. “Tengo muchísimos recuerdos de ella cocinando y yo tratando de probar lo que estaba haciendo. También tengo muchos recuerdos en la mesa familiar compartiendo platos”.

“Yo creo que la comida es todo, hay culturas que se unen a través de la comida”

El primer plato que preparó fue un postre: un osado croquembouche que vio una sola vez en un programa de televisión. Consiste en una estructura cónica de profiteroles muy alta, acomodados uno encima del otro. “Hice una torre pero yo no sabía que normalmente se hace con los profiteroles huecos, le puse medio kilo de dulce de leche y crema y se aplastó todo. Nunca lo volví a hacer”, admite.

Paradójicamente, Martitegui nunca planeó ser chef. De hecho, la profesión llegó de casualidad. Mientras estudiaba relaciones internacionales, un amigo suyo cocinero le presentó a Beatriz Chomnalez, mítica chef especializada en gastronomía francesa, con quien dio sus primeros inicios en el arte culinario.

Germán Martitegui recorrió toda la Argentina para conocer sabores autóctonos.

Germán también salió a recorrer el mundo. Conoció así de primera mano las exigencias de la gastronomía. “A los 19 años, cuando era el momento cúlmine de la cocina francesa, con toda su rigurosidad, fui a estudiar ahí. Aprendí de una cocina muy exigente, con mucha violencia y maltrato, pero a la vez con una excelencia y calidad de producto que dejó la vara muy alta”, recuerda. Pocos años después, desde 1993 hasta el año 2000, trabajó codo a codo con otro grande de la cocina argentina: Francis Mallman. 

Pero la cocina que más exigencia le demandó fue la suya: su restaurante Tegui. “Antes tenia un equipo que te reconocía como líder y que decían ‘saltamos al vacío con vos’. Hoy tenés que ganarte el respeto de la gente, tenés que demostrar tu talento, tus ganas de trabajar, tu compromiso con lo que estás haciendo y cumplir con lo que decís. Yo no conozco otra forma de que la gente te respete que no sea dando el ejemplo”, explica. 

“Hay que tener un equipo capacitado, comprometido y entusiasmado con lo que hace”

Germán y su equipo en MARTi, restorán reconocido por la Guía Michelin.

La propuesta de Martitegui es 100% vegetariana, con opciones veganas.

En MARTi no hay mesas, sino una gran barra central para degustar un menú de pasos.

Desde hace unos años, muchas perspectivas de Germán cambiaron. “En Tegui llegamos a trabajar 18 horas en un restaurante que tenía un montón de premios y muchísima presión. Por eso me alejé un poco de estos premios, eran una presión innecesaria y no sabía si trabajaba para los premios o por lo que realmente quería”, reflexiona.

Ese cambio, se tradujo no sólo en una forma diferente de cocinar, al mutar a una cocina vegetariana y sustentable, sino que fue también el puntapié del proyecto Tierras, la pasión de Martitegui por los productos argentinos, la forma sustentable de hacerlos y su calidad. Desde hace unos años, supo unir la alta cocina con la búsqueda incansable por sabores autóctonos y por realzar el trabajo de pequeños productores nacionales.“Hoy creo que lo más importante es estar en un lugar en el que puedas sorprender, generar un espacio en el que se puedan aprender distintas cosas. Es importante enseñar la tolerancia a la frustración”, indica. “Yo le diría a ese chico que cocinaba con su abuela que no afloje, que todo lo que tiene de cabeza dura y de gruñón y de ir para adelante, que se quede tranquilo que va a llegar. Felicito al chico que fui”, dice, sonriendo. 

“Es un santuario”. El regreso de un clásico porteño de casi 100 años que vuelve a abrir sus puertas

Fuente: La Nación – Tras casi un siglo de historia y un cierre en 2023, el emblemático Bar Tokio de Villa Santa Rita reabre sus puertas. Miguel Ángel Feas, hijo del antiguo dueño, lidera la restauración con el objetivo de devolverle la magia y su esencia.

Hubo una época en la que los bares eran el centro de la vida social porteña. Los barrios latían entre sus mesas, entre chistes, discusiones políticas, futboleras y de todo tipo. Ahí donde se formaba cultura, donde nacieron amistades, amores y -por qué no- también odios irremontables. Algo vivo, inquieto y necesario. La vida moderna los puso en crisis con horarios imposibles, trabajo y más trabajo, computadores y celulares. Algunos resistieron sin caer en la tentación de convertirse en museos for export, y otros intentan recuperar esa mística, de a poco, con reaperturas cargadas de nostalgia, amor y anécdotas. En eso está el Bar Tokio, de Villa Santa Rita, un boliche con casi 100 años que permanece cerrado desde 2023. Detrás de esta misión está Miguel Ángel Feas, hijo del histórico dueño del Tokio, quien va en la búsqueda de “recuperar la magia” que vivió desde chico, cuando el bar “era un lugar de bohemia, de encuentros e historia compartida”.

Icónica. La esquina Del pasaje Tokio y la avenida Álvarez Jonte.
Icónica. La esquina Del pasaje Tokio y la avenida Álvarez Jonte.Mariana Eliano

Para esta cruzada, Miguel Ángel se asoció con Martín Conte, un emprendedor gastronómico apasionado de la cultura bolichera porteña, conocedor de cuanto bar de barrio hay desperdigado por Buenos Aires. “Miguel me convocó para contarme que estaba con ganas de volver a trabajar el bar. Me propuso que lo agarrara yo porque él sabe que yo no veo solo un comercio, sino una joya de Buenos Aires”, se entusiasma Martín.

La historia del Tokio está profundamente ligada a la vida de Miguel Ángel. “Por empezar, yo nací acá”, cuenta. Su padre, Jesús Feas Albor, un gallego que llegó a Argentina “con lo puesto”, comenzó a trabajar en el Tokio como lavacopas en 1950. Poco después, se convirtió en socio y, finalmente, en único dueño, transformando el bar en el centro de su vida laboral, social y familiar. “La primera vivienda de mis viejos fue el depósito”, revela Miguel Ángel. “Todas mis raíces están acá”, dice, emocionado.

Jesús Feas y su hijo, Miguel Ángel, quien ahora se proponer recuperar el legado de su padre.
Jesús Feas y su hijo, Miguel Ángel, quien ahora se proponer recuperar el legado de su padre.

No es difícil imaginar que para el pequeño Miguel Ángel, crecer en el Tokio resultara una experiencia fascinante. “Me encantaba hacer girar la manija gigante de la máquina de cortar fiambre, mientras mi viejo me preparaba un pebete de jamón y queso y yo abría una botellita de Cíndor”, recuerda. “Lo veía a mi viejo como un pulpo, preparando los pedidos que llevaba el mozo, Domingo Roma, que además era mi padrino”, añade. Ya más grande, la travesura ideal con sus amigos era una fija: se escabullían de madrugada y abrían el Tokio para hacer sus juntadas.

Jesús Feas no solo era el alma del bar: era esencialmente su corazón. “Su esfuerzo y dedicación eran completos, desde muy temprano hasta la noche”, asegura Miguel Ángel. Tan importante era el Tokio para Jesús que jamás se tomaba vacaciones. “Nos llevaba a la costa, pero él estaba uno o dos días y se volvía; luego nos iba a buscar cuando terminaba la temporada”, cuenta entre risas. Después de hacer la colimba, Miguel Ángel trabajó unos meses codo a codo con su papá, pero luego decidió tomar otro camino y estudiar administración de empresas. Surgió una oportunidad en un banco, y él decidió aceptarla.

La dupla de amigos que está materializando el sueño de recuperar este bar notable.
La dupla de amigos que está materializando el sueño de recuperar este bar notable.Mariana Eliano

La clave del éxito del Tokio, asegura, era la “relación especial que mi papá tenía con los clientes”. Jesús cocinaba, pero también salía al salón. No se perdía ningún detalle e intervenía en todas las conversaciones. Manejaba el bar prácticamente solo y era un excelente comandante, con un claro sentido de la trascendencia de su emprendimiento.

La historia del Tokio está atravesada por lo más identitario de la cultura porteña. En los considerandos del proyecto que habilitó su inclusión en la lista de Bares Notables de Buenos Aires, se menciona una lista interminable de personalidades que pasaron por sus mesas: desde figuras del fútbol como Diego Maradona y Sergio “Checho” Batista, hasta artistas como Norberto “Papo” Napolitano y el Polaco Goyeneche. También es mencionado en el cuento “Bruja” de Julio Cortázar. Para Miguel Ángel, no hay dudas de que todo se debía a la presencia inmanente de su papá, que lograba crear esa esencia tan compleja de explicar y replicar.

El billar era el punto de encuentro del bar.
El billar era el punto de encuentro del bar.

“Mi viejo estuvo en el bar desde 1950 hasta 2002, cuando decidió alquilarlo a un cliente. Tenía más de 60 años y quería descansar un poco”, reconstruye Miguel Ángel. “Fue tan fuerte que, lamentablemente, cuando dejó el bar, se enfermó y murió en 2004″, añade. Poco tiempo después, pasó a manos de otros dos clientes, Jorge y Ángel, hasta que cerró sus puertas en octubre de 2023.

Jesús Feas, en la barra del Tokio.
Jesús Feas, en la barra del Tokio.

Desde que el Tokio dejó de estar en manos de la familia, Miguel Ángel empezó a tener una relación distante con el lugar. No podía ni siquiera asomarse por su puerta; le parecía imposible entrar y no ver a su viejo. No se sentía parte. Y de a poco fue creciendo en él la necesidad de “recuperar esa raíz”, como un mandato ineludible, una voz resonando en la conciencia. “En eso estamos con Martín, restaurando todo con mucho esfuerzo”, revela.

La restauración incluyó un cuidado balance entre el pasado y lo que proyectan hacia el futuro.
La restauración incluyó un cuidado balance entre el pasado y lo que proyectan hacia el futuro.Mariana Eliano

Miguel Ángel y Martín se conocieron hace 15 años cuando trabajaban en el mismo banco y enseguida encontraron un tema en común: los bares notables. Claro que entonces, ninguno de los dos sabía que la vida les pondría delante semejante desafío.

La idea de ambos es mantener la estética clásica e incorporar una propuesta gastronómica con una vueltita de tuerca, “priorizando siempre al parroquiano, pero también convocando a más jóvenes”, detalla Martín. “Para mí, como porteño, el encuentro, el café y compartir una mesa no tiene precio. Conocer a los clientes que hace 50 años desayunan en el mismo lugar. Reivindicar la cultura porteña, como espacio social, cultural, del café en el sentido amplio de la palabra… que sea un lugar al que la gente quiera venir para estar, charlar o simplemente dejar pasar el tiempo. Lo que siempre se hizo”, añade.

La barra de El Tokio, en su esplendor.
La barra de El Tokio, en su esplendor.

Para Martín, más allá de la cuestión gastronómica, la importancia de este tipo de espacio está en su corazón: “Estos lugares cuentan historias, las paredes hablan. Son para que pasen cosas, para que se arme una mesa de fútbol, de política, de lo que sea, un lugar lleno de vida. Yo voy siempre al Bar de Kike desde hace tres años y ya tengo amigos de ahí. ¿Dónde pasa algo así? Quiero reivindicar eso, porque de Starbucks nunca te llevás a un amigo”.

Lejos de querer armar un museo, Miguel Ángel y Martín tienen como objetivo “mantener los valores de la cultura y gastronomía porteña”. Para ambos, lo que los atraviesa en el Tokio tiene distintas vertientes, pero no hay dudas de que sus caminos se cruzaron para salvar este clásico. “Yo tengo varios locales gastronómicos, pero con ninguno me pasa lo que me pasa con el Tokio. Esto me excede. Esto no es mío, es del barrio, es de Buenos Aires, y de la gente que desde hace 50 años viene todos los días”, dice Martín. Y Miguel Ángel cierra: “Este es mi lugar, acá nací y crecí; es el lugar donde mi viejo trabajó toda su vida con mucho amor. Es un santuario y me gustaría que recupere la magia, esa bohemia, ese lugar de encuentro, de barrio, donde toda la gente del barrio se sienta parte. Ojalá dejemos un poco el celular y volvamos a mirarnos a las caras, a charlar durante horas, lo que yo viví desde chico y fueron momentos mágicos. Quisiera recuperar esa mística”.

"Queremos recuperar su mística", dicen sus actuales dueños.
«Queremos recuperar su mística», dicen sus actuales dueños.Mariana Eliano

De romperla en Master Chef a tener su propio restaurante: qué hay de la vida de Nacho Feibelmann

Fuente: Ámbito – De oficinista a chef consagrado, Nacho Feibelmann dejó la televisión atrás para conquistar la gastronomía con su restaurante Carmen en Palermo.

Son muchas las personas que buscan la fama en la televisión, y algunos tienen la suerte de descubrir en el proceso su verdadera vocación. Para Nacho Feibelmann, su paso por MasterChef no solo significó un momento de exposición mediática, sino el catalizador que lo llevó a cumplir un sueño que, hasta entonces, parecía inalcanzable.

Antes de deslumbrar al jurado con sus habilidades culinarias, Nacho llevaba una vida muy distinta. El ex participante del reality trabajaba en una oficina, con una rutina estable pero sin la chispa de entusiasmo que ahora lo caracteriza.

Su participación en el programa de televisión más famoso del país marcó un punto de quiebre que lo llevó a cambiar radicalmente de rumbo y apostar por lo que realmente lo apasionaba.

Su participación en el programa de televisión más famoso del país marcó un punto de quiebre que lo llevó a cambiar radicalmente de rumbo y apostar por lo que realmente lo apasionaba.

El impacto de MasterChef en la vida de Nacho Feibelmann

Participar en MasterChef fue, según el propio Nacho, un antes y un después en su vida. Más allá de la visibilidad y el reconocimiento, la competencia culinaria lo ayudó a reafirmar que su verdadera vocación estaba en la gastronomía. «Fue un punto de inflexión en mi vida 100%, porque a partir de eso cambiaron un montón de cosas», aseguró en una entrevista.

Si bien la exposición del programa le permitió dar sus primeros pasos en la industria, Nacho dejó en claro que la fama televisiva no garantiza el éxito a largo plazo. «El boom del programa dura un tiempo y lo aproveché como todos, pero después tuve que salir como cualquier comerciante que se pone un negocio», confesó. Su determinación lo llevó a iniciar desde cero, estableciendo relaciones con proveedores y aprendiendo a manejar los desafíos del mundo gastronómico.

Para el emprendedor, la clave del éxito no estuvo solo en el talento para la cocina, sino en la decisión de tomar las riendas de su vida. Su experiencia en MasterChef le dio el impulso necesario para salir de la zona de confort y apostar por un proyecto propio, algo que se materializó en la apertura de su restaurante, Carmen.

De oficinista a dueño de Carmen, su restaurante

Antes de convertirse en emprendedor gastronómico, Nacho trabajaba en Warner en el área de media management. «Me encargaba de todo el contenido multimedia que salía, y llegué un día que estaba poniendo subtítulos y dije: ‘No tengo ganas de hacer esto, quiero hacer otras cosas'», recordó. Esa certeza lo llevó a renunciar y comenzar su camino en la cocina.

El sueño de tener su propio restaurante no fue sencillo de concretar. «Fueron dos años muy distintos. Nosotros arrancamos obra en agosto de 2023, que era un país. Y después pasaron muchas situaciones en el medio», contó, haciendo referencia a los desafíos económicos y logísticos que enfrentó. Desde remodelaciones hasta la búsqueda de proveedores, cada etapa del proceso fue un aprendizaje constante.

Sin embargo, Nacho no romantiza el hecho de tener su propio negocio. «Es un momento súper complicado en general. A nivel consumo, a nivel negocios y demás, entonces está buenísimo, es hermoso, pero ahora estamos más en el proceso de que se mantenga el local, que se establezca, que permanezca en el tiempo y en algún momento miraremos para atrás y nos regocijaremos en eso», reflexionó sobre el desafío de mantener Carmen a flote.

Más allá de los obstáculos, el objetivo de Nacho con Carmen es claro: «Lo que más me gusta es que encuentren autenticidad en nuestros platos… Más allá de tener platos clásicos o no, que no seamos un lugar más. Mi meta es que Carmen sea ese lugar al que eligen volver cuando quieran comer pastas y estar en familia o con amigos, como los domingos con mi abuela».

Finalmente, lo que representa este restaurante para él va más allá de un simple emprendimiento. «Carmen en mi vida es el resultado de una búsqueda muy larga, de habitar desde el deseo y de todas las mañanas elegir lo que hacés para poder hacerlo mejor y para poder hacerlo desde el corazón», afirmó.

Mauro Colagreco recibió una nueva estrella Michelin y se consagró como uno de los mejores chefs de Reino Unido

Fuente: TN – El cocinero argentino fue reconocido por su restaurante en el Raffles London en The OWO, de Londres.

El chef argentino Mauro Colagreco ganó una nueva estrella Michelin, por su distinguido desempeño en su restaurante en el Raffles London en The OWO, de Londres. Allí se luce con deliciosos platos elaborados con productos frescos dentro del emblemático hotel. El reconocimiento tuvo lugar en la ceremonia de este lunes en Glasgow, Escocia.

La característica principal de su restaurante es la hiperestacionalidad con la que deleita a sus visitantes en cualquier momento del año. Además, destaca por tener estrechas relaciones con algunos de los mejores productores del Reino Unido.

Mauro Colagreco fue distinguido en a lo largo de su carrera por su excelencia y profesionalidad. En su restaurante Mirazur del sur de Francia, recibió numerosos premios, desde tres estrellas Michelin hasta encabezar la lista de los 50 mejores del mundo.

A su vez, en noviembre del 2024 fue galardonado con dos estrellas Michelin en la Guía Michelin de Tailandia 2025, por la exquisita gastronomía y los inquebrantables esfuerzos del Chef y su equipo de trabajo en el restaurante mediterráneo Côte. Dos meses antes, en octubre, había recibido una estrella por la Guía Michelin de Tokio 2025, por su desempeño en el restaurante CYCLE.

Mauro Colagreco fue distinguido una vez más por la excelencia de su trabajo. (Foto: Instagram/@maurocolagreco)
Mauro Colagreco fue distinguido una vez más por la excelencia de su trabajo. (Foto: Instagram/@maurocolagreco)

En marzo de 2024, recibió otra estrella por las delicias del excepcional restaurante Ceto, ubicado en el último piso de un hotel en Roquebrune-Cap-Martin, sobre la península rocosa de la Riviera Francesa. Ahora, llegó el momento del reconocimiento en Reino Unido.

A través de las redes sociales del restaurante expresaron la profunda alegría que les trajo esta distinción: “Estamos encantados de anunciar que Mauro Colagreco en Raffles London en The OWO ha sido galardonado con una estrella Michelin por la Guía MICHELIN de Gran Bretaña e Irlanda 2025 en la ceremonia de esta noche en Glasgow”, manifestaron.

“Nos gustaría expresar nuestra sincera gratitud a nuestros invitados, nuestro equipo y nuestros productores que han contribuido a este galardón. El premio es un testimonio del arduo trabajo de nuestro equipo, y de todos los dedicados a perfeccionar esta experiencia culinaria única en su especie que lleva a la mesa la excelencia del terroir británico con humildad y pasión”, agregaron.

“Seguimos esforzándonos por obtener ingredientes sabrosos desde cerca, forjando relaciones cálidas con los productores locales de todo el Reino Unido. Esperamos darle la bienvenida a nuestro restaurante pronto”, concluyeron el escrito publicado en Instagram.

Nacho Feibelmann: “Encontré en la cocina un espacio donde expresar mi arte”

Fuente: Perfil – Cocinero rosarino autodidacta, cumplió el sueño del restaurante propio. Los secretos de sus pastas y pasado en la música.

De Rosario a Buenos Aires con una escala en Barcelona. En Rosario nació y vivió sus primeros 22 años. La década siguiente sería una montaña rusa para este joven cocinero. En Barna -entre 2019 y 2020- trabajó en Nueve Reinas, un restaurante de socios catalanes y argentinos. “Fue mi segundo stage; el primero – también en Barcelona- lo hice en una cocina de producción masiva, que abastecía a los chiringuitos de la playa. Hacíamos paellas, tortillas…”. Nacho es autodidacta en gastronomía – le gusta remarcar que hay que cocinar y cocinar, sin prisa, pero sin pausa- y su memoria le trae un padre de asados en domingo y una cocina familiar corriente. Ningún antecedente de cocinero de oficio asoma entre las ramas de su árbol genealógico. Pero el gusto por la cocina siempre estuvo ahí, germinando, hasta que llegó el día en que se declaró pasión. Corría 2018 cuando se mudó a Buenos Aires. Había cursado Relaciones Públicas –“había que llevar un título a casa” dice riendo- y trabajaba cubriendo varios frentes. Probó con el catering y viandas para oficinas, pero la búsqueda por hacer algo que lo conectara con el placer, por fin terminaría cuando descubrió que, sin lugar a más dudas, su enorme deseo y vocación era cocinar. “Eso que te encanta, eso que te hace tan bien ¿no está pidiendo que te hagas cargo?”, diría su analista en terapia. Y Nacho recogió el guante y pegó el salto a las ligas mayores. Así, abrió Carmen -nombre de su bisabuela materna- un restaurante de pastas en la esquina de Gurruchaga y el Pasaje Coronel Cabrer, en Palermo. En pareja, sin hijos de carne y hueso, pero con su Carmen – esa hija de ocho meses que crece entre tortelli de pesca, gnocchi y fagottini de asado- este leonino con ascendente Piscis, crea sabores inéditos y cree en su inagotable imaginación. Crear y creer, dos verbos que los astros lo hacen conjugar con éxito. “Y con Venus en Virgo, soy un neurótico obsesivo”. 

Noticias: Considera su obsesión como un ingrediente secreto.

Nacho Feibelmann: (Risas) Y sí. La cabeza no para. Estoy enfocado todo el tiempo. Nuestro laburo es así, exigirte para hacerlo cada vez mejor. Somos un equipo de 17 y yo estoy acá siempre. Abrimos de martes a la noche a domingo al mediodía inclusive. 

Noticias: ¿Por qué pastas?

Feibelmann: Porque me encantan, creí que era un buen momento para ofrecerlas. Y sentí que se juntaba la oportunidad con el gusto. 

Noticias: ¿Frescas o secas?

Feibelmann: Frescas en mayoría, aunque ahora incorporamos secas importadas para carbonara o cacio e pepe, porque agarran mejor la salsa.

Noticias: ¿Siempre al súper dente?

Feibelmann: Al dente. Aunque tan al dente… depende del cliente.

Noticias: ¿Pero no se siente traicionado si le piden unos fideos muy blandos?

Feibelmann: Eso fue el primer mes y fuimos acomodándonos. Por ejemplo, yo decía: “No vamos a ofrecer queso rallado. Una pasta rellena de pescado no va con queso”. ¡Pero la gente pide queso y le damos queso! ¿Por qué no le vamos a dar si vienen a consumir al restaurante? 

Noticias: ¿Su trabajo es meter mano o tiene su brigada para eso?

Feibelmann: Yo me ocupo de la carta, propongo una receta, los chicos opinan… Me gusta trabajar en equipo. Pero lo que son pastas de autor son mías.

Noticias: Carmen es pastificio y salumeria. Y de hecho es la tendencia. Explíquela.

Feibelmann: Mi lógica es que todos los rellenos pasen por un kamado, por una brasa, por un asado, por un ahumado. Por ejemplo, me gusta tomar un ingrediente y realzarlo. Preparo unos papardelles puestos en espiral, como un nido (girándola) y adentro va puré de batata ahumada con menta, manteca, frutos secos… es otro sabor.

Noticias: ¿Algún plato insignia?

Feibelmann: Los tortelli de surubí ahumado. Porque soy de Rosario, nací pescando -cosa que en mi familia no hacían- y siempre asamos todo muy lento. Como dice Francis (Mallmann), mucho fuego, mucha altura y tiempo. El tiempo y la paciencia son tan importantes en esto. Y asábamos el pescado para hacer tartas, empanadas… nos sobraba dorado o boga, hacíamos un sofrito y teníamos un relleno. Íbamos a pescar a Gaboto, cerca de Rosario. Y ahí había un restorancito, Puerto Gaboto, donde preparábamos todo esto. ¡Sorrentinos de pacú, inolvidables!

     Tenía pensado quedarse en España algunos años, juntar algunos euros y volver para poner una pizzería. Pero regresó cuando su papá tuvo un infarto y falleció. En esta instancia -mientras pasaban meses con trámites y acompañando como hijo único a su madre- sintió que su lugar estaba en Argentina y cocinando. “Porque el olor del asado es solamente de acá y yo prefiero los quilombos que conozco. Y aunque Rosario es mi lugar, también eché raíz en Buenos Aires y aquí estoy… Uno descubre por qué se fue cuando vuelve. Lo más común es irse para buscar un futuro económico, pero creo que hay otras cuestiones mezcladas. Y volver es hermoso, con todo lo difícil que se ponga”, asegura. Estamos en el deck de Carmen, sobre la vereda. Pasa gente y se saludan. “Me encanta la vida de vecino y este barrio”, dice. Aunque se lo ve sencillo, fue convocado como chef invitado al Palacio Duhau junto con el equipo de Carmen, para la Food & Wine Experience. Y por muchos, es recordado por su participación en la última edición de Masterchef Argentina.

Noticias: ¿Cómo es su público, qué comensales atiende?

Feibelmann: Turistas, muchos brasileños, familias los fines de semana. Jóvenes a partir de los veintipico. Y nos piden vinos clásicos… pensé que se inclinarían por bodegas nuevas.

Noticias: ¿Cómo ve el consumo en la era Milei?

Feibelmann: Hay menos consumo con respecto al año pasado. Yo estaba en obra, pero veía los restaurantes de la zona. Suben los insumos, 4 o 5 por ciento todos los meses… El otro día vino una italiana y se quejó por un plato de pastas a 20 euros. Me acerqué a su mesa y traté de explicarle. No hay otra para pagar gastos y tener una ganancia.

Noticias: ¿Referentes que lo inspiren?

Feibelmann: Jordi Rocca, a nivel internacional, un genio Y argentino, Francis Mallmann. Soy fan desde que era chico.

Noticias: Pregunta un poco obvia, pero vale la pena. ¿Qué significa la cocina en su vida?

Feibelmann: Encontré en la cocina un espacio donde expresar mi arte y mi obsesión por la búsqueda de sabores y servicio. Para mí la cocina es mi forma de habitar esta vida, es mi alquimia, la canalización de mi arte.

Noticias: ¿Qué piensa de los restaurantes a puertas cerradas?

Feibelmann: Me gustan porque contribuyen a que la comida sea una experiencia, algo más que salir a comer. Todo es tan rápido, que te olvidás de comer con tiempo. Y todo lo que sea inmersivo aplica como experiencia. Que haya gente innovando me parece bien. Necesitamos que la gente cocine y que la gente vaya a comer. Que la gente consuma. Hay que abrir cocinas y laburar. Hay mucho rockstar…

Noticias: Además de cocinar, usted canta. 

Feibelmann: ¡Y desde mucho antes de cocinar!  Tenía dos años, agarraba el control remoto subido arriba de los sillones y cantaba. Saltaba para todos lados con las canciones de Xuxa. Después, lo primero que canté, fue Nu metal (un subgénero del metal alternativo que combina elementos del heavy metal con otros géneros, como el hip hop, el rock alternativo, el funk, industrial, y el grunge). Mi adolescencia fue eso. Rosario nunca dejó de sacar buenos músicos. La música importa como el fútbol. En todas las cuadras hay una bandita, un baterista denunciado por ruidos molestos (risas)… A mi vieja le gustaba cantar y papá trabajaba con sonido. Y así formé mi banda, Lola, que casualmente se llama como mi pareja actual. Fue en 2013 y duró hasta 2015. 

Noticias: ¿Algún proyecto?

Feibelmann: Por ahora, toda mi energía está puesta en Carmen. Después, que la vida me sorprenda. Si me decían que iba a tener este restaurante cuando era un pibito que cazaba ranas en la zanja, hubiera preguntado ¿en qué vida? Pero debo decir que Carmen es el resultado de una búsqueda de más de 10 años. Hice un montón para llegar hasta acá y elegir con libertad esto que hago. 

Noticias: No tiene una formación académica. ¿Fue su elección también?

Feibelmann: Como te dije, yo me hice trabajando, experimentando. En España fue un trabajo posible, que me servía para vivir. Pero no pensaba que iba a ser el trabajo de mi vida. Y siendo mi propio abogado del diablo, te cuento que yo no fui muy de academia… Arranqué en el IGA en Rosario, fui a tres clases y no aguanté. Soy muy culo inquieto para la educación formal. Lo formal me alejaba del deseo. No se puede perder el deseo.