Del menú gourmet macrista a los platos de bodegón: qué se come ahora en la Casa Rosada

Fuente: Clarín ~ «¡Esto parece un restaurante!«, dijo la entonces presidenta Cristina Kirchner cuando inauguraron, en julio de 2013, el comedor del segundo piso de la Casa Rosada. La obra había demandado una inversión de más de 7 millones de pesos. 

Cuando finalizó su gestión y asumió Mauricio Macri, el secretario General Fernando de Andreis convocó al reconocido chef Dante Liporace para hacerse cargo de la cocina.

«La cocina estaba en pésimas condiciones cuando llegué. Totalmente sucia y con muchos bichos. Bastante equipada pero con todo sin funcionar. Un horror. Los tachos llenos de basura. No había quién dirigiera la cocina, no había profesionales. Primero hubo que limpiar, ponerla en orden y después cocinar. También había mucho olor y teníamos un problema con los extractores», declaró el chef al asumir su nuevo cargo.

Bajo su dirección, el menú cambió hacia uno de «mayor diversidad», según explicaron a comienzos de 2016. Funcionarios y otros empleados pasaron a tener 10 opciones de platos con pastas, pescado y carnes blancas y rojas, con opciones light, pastelería (macarones de pistacho, brownies, cheescake, lemon pie) y sandwiches gourmet (tostados de queso brie, jamón y rúcula).

Otra de las innovaciones incorporadas fue una huerta en la terraza de la Casa de Gobierno, para poder sacar de allí verduras orgánicas para cocinar, una instalación que formó parte de una gran remodelación de todo el edificio. El protagonismo de Liporace fue tal que llegó a ser declarado «Personalidad Destacada» por la Legislatura de la Ciudad en 2018.

La llegada de Alberto Fernández inició una nueva etapa. Antes de que asumiera, en el comedor hubo un momento de transición en el que menú se redujo un solo plato a base de arroz, fideos y enlatados por problemas con los proveedores en un contexto de incertidumbre.

Después del cambio de mando oficial, Liporacehabló con las nuevas autoridades y definieron que el chef -más tres de sus colaboradores de confianza- se fueran. Liporace estaba muy identificado con la gestión macrista y en su cuenta de Twitter, defendía las políticas de Cambiemos.

El comedor de la Rosada en la era Fernández

En una charla con Gerardo Serrano, subsecretario de Planificación y Servicios, se resolvió su salida y se debió planificar cómo seguir. Este historiador -que depende del secretario General de Presidencia, Julio Vitobello- se juntó con los mozos y cocineros de la Casa y comenzó una nueva etapa. De la mano de tres históricos de la Rosada (incluso se reincorporó a algunos desplazados en la gestión anterior), se salió inicialmente con lo que se tenía: los recambios en el poder siempre dejan huecos indefinidos y la cocina no tenía por qué ser la excepción.

Esta vez no se recurrió a ningún chef de renombre. Hugo Ramírez, Gonzalo Garavani y Enrique Gutiérrez, tres empleados con más de 20 años de antigüedad en la cocina de la Casa de Gobierno ​pasaron a ser los responsables de lo que se sirve en el salón.

En cuanto a la comida, la primera oferta que se dio con la nueva gestión fue un menú más tradicional, al estilo «bodegón porteño». Se compone de carne (lomo y ojo de bife), pescado (fundamentalmente, abadejo), pollo grillé, pastas, risotto, puré de papas o zapallo y ensaladas. El postre da dos opciones: frutas o el tradicional «vigilante», queso y dulce de batata.

Todo esto hecho por el personal de planta, que oscila en las 40 personas, entre mozos y empleados de cocina. Esa gente prepara platos en un horario extendido de 6 a 23 horas. Pero también hay una guardia pues la presencia de granaderos más la custodia que ejerce del lugar la Casa Militar, obliga a una atención de «24 por 7», esto es, todas las horas de todos los días de la semana. Esto significa, aproximadamente, unos 900 platos diarios.

Pero llegó la pandemia de coronavirus, que marcó pautas de trabajo específicas en el sector para evitar los contagios. Se determinó que haya grupos que roten cada semana, con descansos intermedios de quince días. Aquellos 900 platos diarios se redujeron a 270, porque muchos empleados fueron licenciados o trabajan de manera remota.

También cambió el modo de atención: se dejó de servir en las mesas del comedor y los trabajadores pasan a retirar la comida por el lugar. En el caso de la atención al Presidente, el protocolo es mayor: algunos llevan la comida hasta la oficina previa y otras personas, se la alcanzan al jefe de Estado. Los cubiertos se los fajina, esto es, se los limpia con alcohol y se los cierra, para evitar contactos.

Además, se licenció a parte del personal, para rotar en la presencia: se trabaja una semana y dos no, para contemplar los plazos del posible desarrollo de contagio de COVID-19.

No se les cobra a quienes hoy van a trabajar al comedor: de ese modo, se evita que busquen de salir afuera, a comprar y evitar así, riesgos de transmisión del virus. En el último mes, se sumó a esa lista al personal de limpieza, que también recibe el almuerzo por parte del comedor.

Cambios por venir

El primer obstáculo con el que se encontró el secretario General Julio Vitobello al llegar fue tratar de normalizar el aprovisionamiento de la cocina, pues la mayoría de las licitaciones de alimentos estaban caídas. Además, porque había mucha deuda acumulada -según aseguran las actuales autoridades-, la que se sigue negociando hoy, a la vez que estas empresas siguen suministrando mercadería.

Además, se sumó un convenio con el Mercado Central, mediante una orden de compra abierta. Otro objetivo es incorporar a un nutricionista y menú para celíacos y veganos, que no existían.

Una idea de la actual administración es la de trasladar el comedor hacia el ala que da a la Avenida Paseo Colón de la Rosada, para poblar una zona menos concurrida, y para que ese lugar esté cerca de las cámaras frigoríficas.

Ese movimiento sacaría al comedor (considerada un área húmeda) de arriba de salones nobles, como el Salón de los Científicos. Y de paso, quedaría pegado a una zona donde podrían generarse jardines y poner allí mesas para comer, generando así un lugar espaciado.

Este movimiento está pensado para 2021, pandemia mediante, como todo en estos tiempos de nuestra vida de «nueva normalidad».

Fernando Goijman: “Por la pandemia, implementamos acciones que teníamos planeadas para más adelante”

Fuente: FEHGRA ~ El porteño Fernando Goijman fundó Tostado Café Club en 2015. La cadena de cafeterías tiene más de 10 locales que rescatan y agregan valor a un clásico de la cafetería porteña. Ya inauguró un local en Brasil y tiene proyectos de expansión nacional e internacional. Participó del Instagram Live de FEHGRA, Ciclo “Entre Colegas”, espacio donde charló con Daniel Prieto.

El lunes 10 de agosto, en el vivo de Instagram de FEHGRA, se llevó a cabo una charla amena, que tuvo como protagonista al joven empresario gastronómico, fundador de la cadena “Tostado”, que logró posicionarse en los últimos años como un producto con valor agregado y de calidad. Fernando Goijman supo reconvertir y reposicionar a un clásico de la cafetería porteña, un producto ya probado, en una propuesta innovadora, que incorpora ingredientes gourmet y bebidas naturales, y que se monta sobre un escario moderno y que cuida el diseño.

¿Cómo fue el proceso?, consultó Daniel Prieto, empresario gastronómico y coordinador de la Región CABA de FEHGRA, quien llevó a cabo el rol de entrevistador: “Me tomó un par de años. Comenzó con algunos viajes, que me dieron muchas ideas y surgió el concepto completo, y la meta de generar algo propio, con un diferencial importante”, dijo Fernando Goijman, quien inició su experiencia en el sector a los 20 años, cuando inauguró su primer restaurante. Agregó: “El tostado era muy consumido, pero nadie se había adueñado del producto, como sí había sucedido con la pizza, el café, la empanada o el sushi”. Describió a su emprendimiento como una cadena con dinámica de fast food, con diferencial en el tipo de propuesta y de servicio: “que está en sintonía por dónde va el mundo”.

El concepto

El primer local que inauguró ocupa una esquina porteña típica sobre la avenida Córdoba y Paraná. Dijo: “Antes de identificar el local, contraté a un chef, un arquitecto, diseñadores y pensé en un sistema que me permita crecer”. ¿No fue la ubicación?, preguntó Daniel Prieto, asombrado, refiriéndose a la regla clave, hasta ahora, para cualquier emprendedor que busque inaugurar un negocio de este tipo. Fernando Goijman confirmó: “La elección del primer local fue fortuita. En realidad, busqué que haya tránsito peatonal y de autos, y que sea una esquina. Pero para nuestro esquema lo importante es el diferencial en el producto, que incluye, la calidad, el concepto de frescura con la producción a la vista, la política de tiempo de exhibición, el packaging, el diseño, la ambientación, la tecnología… la locación era una anécdota porque el objetivo estaba en la escala”. Y la escala se dio con la inauguración de otros locales, todos ubicados en esquinas destacadas, como Santa Fe y Suipacha o Juramente y Arcos, entre otros.

Daniel Prieto destacó: “Los gastronómicos nos podemos reconvertir, pero rescato el concepto y el trabajo previo para crear Tostado. Es el primer caso que conozco que no comenzó con la elección del local”.

La propuesta

Fernando Goijman dedicó algunos minutos a hablar de la calidad: “Es innegociable. Utilizamos verdes sanitizados, prelavados para evitar cualquier riesgo, pan de masa madre, elegimos muy bien los quesos. Ponemos siempre el producto por delante, más allá del precio, la carta es muy trabajada, muy pensada”. Cuenta que el café está preparado por baristas, que buscan un sabor y una texturas únicas, que ofrecen aguas naturales hechas en el día con frutas frescas, y que su equipo está muy capacitado y entrenado. Su carta está integrada por tostados clásicos y por versiones más innovadoras, como Tostado de Lomito ahumado en juliana, mix de quesos en hebras, compota de cebolla y puerro, pan de masa madre; provoleta orgánica, jamón cocido natural, tomate, orégano y pan de masa madre; o salmón ahumado, crema de mascarpone y huevos revueltos, ciboulette, cebolla morada, pepinos agridulces, rúcula, mostaza y miel, con pan de ciabatta de leche. También ofrecen ensaladas, bowls de la casa, huevos revueltos, brunchs, snacks, menú para celíacos.

En Tostado, hay barras, livings, espacios de coworking para estudiar o trabajar, sillones, con la utilización de sótanos, entrepisos y primeros pisos, y una oferta de una experiencia más allá de la comida. Agrega que el horario es amplio, impulsado por el mismo conceto que impone el producto, y que por eso mismo aumenta la operación.

La pandemia y después…

Al principio de la pandemia, inauguró una nueva modalidad que denominaron “Mercado”: “Tuvimos que implementar el take away, pero costaba mucho que la gente entre al local, entonces decidimos mostrar otra faceta, preparar nuestros productos al vacío para que la gente haga la experiencia en su casa. La gente acompañó, está funcionando muy bien. Estamos estudiando mientras lo vamos haciendo, porque hoy por hoy es prueba error. Por la pandemia, implementamos acciones que teníamos planeadas para más adelante, en 2025, no en 2020, como el delivery, una web para el delivery, el mercado. Empezamos a jugar este juego, que tuvimos que acelerar, por el tema de la pandemia”.

Con respecto al establecimiento que tienen en San Pablo, Brasil, dice: “La experiencia es corta, porque arrancamos a mediados de noviembre pasado, funcionó muy bien durante algunos meses, pero está cerrado por la pandemia. Está ubicado en un shopping, el lugar quedó increíble, los meses que estuvo abierto funcionó muy bien porque el brasileño lo adoptó inmediatamente. Tenemos un socio local, hicimos el desarrollo conjunto, y siempre la idea es la escala y crecer, Tostado no nace como un local individual sino como proceso de desarrollo”.

Proyectan inaugurar un local en Montevideo el próximo octubre, y estar en la temporada estival en Pinamar. Consultado si estudian desembarcar en otras ciudades argentinas, dice que el producto puede funcionar en cualquier ciudad grande, como Mar del plata, Ushuaia, Mendoza, Córdoba, Rosario, Salta, San Juan, Tucumán, San Luis o Bariloche.

Emprendedores

Hace pocos meses, la Universidad de Palermo lo reconoció en la “XI Edición del Premio Estilo Emprendedor 2019”, junto a Juan Minujín (actor), Juan Carr (Red Solidaria), Claudio Cosano (diseñador de moda), Héctor Larrea (periodista y conductor radial), entre otros. ¿Cómo vivió la experiencia? “Siempre es lindo recibir premios, no recibimos muchos. Si el cliente se va satisfecho, en general, no te enteras…”, dice y sonríe.

No se olvida de mencionar a todos los referentes con los que compartió experiencias laborales y que le enseñaron la forma de trabajar: “No sería el mismo si no hubiese aprendido un montón de conceptos con ellos. Me rodeé de gente de la que pude aprender. Hoy mi socio es ingeniero en sistemas, y aporta otra visión de la empresa, que yo no tengo porque soy más soñador…”. Agrega que su virtud es siempre ir aprendiendo: “Soy inquieto, soy un generador permanente, así como yo voy acompañando, también me van acompañando a mí y así se crece”.

A pesar de ser el entrevistado, hinca de Independiente, y el entrevistador, hincha de Racing, la charla sobre fútbol fue solo una “amenaza” de los primeros minutos y que quedó relegada, seguramente, por la pasión que los dos empresarios gastronómicos porteños sienten por su propia actividad. 

Orciani y Argerich: Regeneración de los alimentos e innovación en las cocinas

Fuente: FEHGRA ~ Los chefs Fernando Orciani y Ezequiel Pardo Argerich ofrecieron una charla sobre la importancia de alcanzar la producción eficiente en las cocinas de los establecimientos, teniendo a la tecnología como un aliando fundamental: “Los procesos tienen que estar orientados a la tecnología”. Y se explayaron en el proceso de regeneración.

Más de 250 empresarios hoteleros y gastronómicos de todo el país participaron el 4 de agosto del Seminario por Zoom, que integró el Ciclo de Encuentros organizados por FEHGRA, desde el inicio de la pandemia por COVID-19. El tema fue “Regeneración de los alimentos e innovación en las cocinas”, que estuvo a cargo de los chefs Fernando Orciani, presidente de Bocuse D’Or Argentina e integrante del equipo de coordinación de los Torneos Nacionales de FEHGRA, y Ezequiel Pardo Argerich, chef corporativo de RATIONAL para Sudamérica.

Proceso eficiente

Fernando Orciani habló del sistema de producción eficiente, que se basa en producir cuando hay abundancia de un producto; hacerlo de manera eficiente y económica; crear un stock con lo producido; y venderlo durante las semanas o meses posteriores. En este círculo virtuoso de la producción eficiente la tecnología es fundamental.

Se refirió a la llamada “gama de alimentos”, categoría que se basa en cómo se conservan o procesan: la gama 1 es el producto en estado natural, por ejemplo, la carne fresca; la gama 2, incluyen tecnología y apareció con el descubrimiento del enlatado; la siguiente evolución tecnológica incluye el frío, con el producto congelado, que constituye la gama 3, es decir, se trata del producto como se encuentra en la naturaleza pero congelado; la gama 4, agrega proceso, y presenta el producto listo para cocinar, por ejemplo, el cubo de caldo o la hamburguesa; y la gama 5 es el producto procesado, cocido, listo para regenerar y consumir.

A partir de esta instancia de la charla, se dedicó a explicar cómo se logra regenerar eficientemente los productos de gama 4 y 5: “Hoy la tecnología nos ayuda a pasar gran parte de nuestra producción a este formato de trabajo eficiente. Es muy lindo tener en nuestras cocinas un horno inteligente, pero lo debo tener en fase productiva y con el full de volumen la mayor cantidad de tiempo, para maximizar la productividad de la tecnología. Los procesos tienen que estar orientados a la tecnología”.

Agregó que la producción va a estar relacionada a la capacidad máxima de los equipos: “Cada vez que voy a hacer salsa de tomate tengo que elaborar la máxima capacidad que pueda. Me baso en la capacidad del equipamiento, por ejemplo, 50 litros de salsa de tomate, estandarizando los procesos, usando los mismos ingredientes”. Dijo que el problema de la gastronomía tradicional es que la producción depende del servicio, cuando es buena idea separar la demanda de la producción, y con tecnología y con técnica producir a alta cantidad, guardar en stock: “De esta forma utilizo la tecnología para tener un producto de altísima calidad en el tiempo. Y entonces desengancho la producción del servicio, esta es la clave”.

Regenerar significa devolver temperatura de degustación más humedad. La temperatura de degustación mínima es 55 C°: “Cuando regenero, tengo que darle temperatura para degustación no de cocción”. Y agrega que en todo el proceso productivo se debe cuidar la humedad del producto, y que en la regeneración se devuelve temperatura con humedad.

El proceso de regeneración del plato para banquete, por ejemplo, sería el siguiente: “Tengo mi producto cocido, abatimos rápidamente, porcionamos y guardamos. Frío y cocido lo ponemos en el carro, le agregamos la funda térmica y lo ponemos en la cámara. De esta forma, el servicio no está apretando a la producción. En el momento del evento, ponemos el carro con el producto en la vajilla y lo incorporamos al horno”. Y agregó: “Si tengo cinco eventos en el mes con pechugas de pollo, lo armo todo junto a principios de mes”.

Tecnología

Ezequiel Pardo Argerich habló de los retos del sector alimentación, que están impactados por las exigencias del cliente, que van en aumento, y la presión económica: Se deben hacer platos recién hechos y equilibrados; amplia oferta de platos; elaboración con bajo impacto ambiental; ahorro de espacio en las cocinas; con falta de personal especializado y fluctuación del personal; y seguridad en la producción.

Por otra parte, indicó que las mayores necesidades y desafíos hoy son: la alta rotación del personal no cualificado; la elaboraciones que requieren mucho tiempo; la fluctuación en la calidad de platos; la necesidad de mantener los platos calientes; la producción en exceso; la presión económica extrema; y las demandas exigentes de los clientes.

Expresó que el sistema de regeneración de RATIONAL, llamado Finishing, puede ser una solución ideal para el negocio gastronómico, ya que propone producción eficiente de platos y servicio higiénico y seguro. El circuito de producción funciona de la siguiente manera: preproducción de los platos; abatimiento de temperatura; almacenaje y división de porciones. Se utiliza tanto para servicio de buffet como para room service. También es posible el almacenaje y división en porciones en bolsas al vacío o en descartables para el servicio de delivery y take away. Y ofrecen sistemas para regeneración de prehorneados o panificados, para locales que no tienen la producción propia.

Explicó que los hornos RATIONAL permiten tener el control individual de cada una de las bandejas; se activa fácilmente a través de un menú de selección; tiene pantallas de operación intuitivas; previene errores en el manejo; y se puede generar perfiles para evitar errores en el momento de la producción y del servicio. También permite descargar los datos de las diferentes producciones.

Ezequiel Pardo Argerich indicó que están trabajando mucho con el servicio de post venta para ayudar a los clientes de RATIONAL en estos momentos críticos y para prepararse para la reactivación de la actividad.

De la parrilla a la cocina nikkei: Leandro Bouzada, un chef todoterreno

Fuente: Ambito ~ En el ambiente foodie, el nombre de Leandro Bouzada es más que conocido. Primero por su anterior trabajo como director de operaciones de La Cabrera -la reconocida parrilla de Gastón Rivera-, donde se encargó de mantener el ambiente, el servicio y la calidad para las aperturas en Aeroparque y Pilar, así como las franquicias en Chile, Paraguay y en Filipinas. Y hoy por ser el primer argentino en ocupar el cargo de chef ejecutivo en Osaka, el principal referente de la cocina nikkei en Américca Latina, Miami y Londres. Además por su originalidad a la hora de armar la carta de Shout, una parrilla asiática adaptada al paladar argentino.

Pero las redes podrían abrirle nuevas puertas, porque lejos de la solemnidad con la que se imagina a los chefs de los restaurantes más importantes del país, Bouzada realiza con su esposa Romina hilarantes videos en la que sale con su alter ego “Mini Leo”, un muñeco de tela que se acalora al lado de la parrilla, reposa en la mesada o huele una preparación recién hecha. Así, sin la chaqueta blanca almidonada, se muestra risueño en remera y, en algunas ocasiones con ojotas y medias.

“Creo que es importante ser divertido, tratar de no creérsela nunca y estar siempre en constante aprendizaje”, dijo Bouzada y sin duda lo puso en práctica, porque no sólo es profesional gastronómico, sino también sommelier, coqueteó con la administración hotelera y se forma constantemente en gestión.

Fanático de las pastas, dice que intenta transmitir alegría con la cocina. “Lo que generás en una persona cuando come algo rico es genuino y transparente. ¿Viste cuando te metés un bocado y decís, esto era lo que necesitaba?”, dice a Ámbito. Pero más allá de la pasión, opina que a la gastronomía también hay que ponerle cabeza, para sobrevivir en un oficio que, por lo demandante, solo es apto para quienes lo aman. Por todos estos motivos, vale la pena conocer la trayectoria de Bouzada un cocinero incansable que, por sus múltiples condimentos, podría comerse al mundo en un sándwich.

Periodista: ¿Cómo fue tu relación con la cocina y cuándo supiste que querías dedicarte a la gastronomía?

Leandro Bouzada: Tengo fotos de chiquito en que no llegaba ni a la sartén, pero ya estaba haciendo como omelette de queso. Siempre cocinaba en casa, cuando había reuniones, incluso cuando íbamos de vacaciones con amigos. Ni bien terminé la secundaria, yo tenía en la cabeza una especie de legado familiar que tenía que seguir una carrera universitaria, me metí en abogacía y me di cuenta a los 6 meses que no era para mí. En esa época hacía terapia y gran parte de mis sesiones eran sobre cómo le decía a mis padres que me iba a dedicar a la cocina. Cuando lo hice se lo tomaron excelente. Mi papá incluso me dijo como chiste “me hubieses avisado antes y pagaba menos facultad”.

P.: ¿Cómo fue tu trayectoria profesional antes de llegar a La Cabrera?

L.B: Paralelamente a mis estudios hice pasantías afuera y siempre que me picaba el bichito de algo lo estudiaba. Después empecé con emprendimientos personales con viandas frizadas y tuve un servicio de catering con dos amigos, donde nos fue bien pero administrábamos mal. Más tarde me fui a La Pampa a cocinar para extranjeros en un coto de caza y, ni bien volví, en 2013, tuve mi primer contacto con Osaka a través de un amigo que trabajaba en marketing. Ahí lo conozco a Eddie Ronald Castro, que ya era el chef ejecutivo. En mi primera etapa ahí hice limpieza de langostinos, chipirones, comida de personal y después como sabía un poquito de vinos, también estaba en el almacén. Después Osaka cambia de manos y a los dos meses, no sé qué ven en mí que me ofrecen ser el gerente de operaciones del local de Puerto Madero. Me mantuve en ese puesto entre 6 y 8 meses, pero yo entonces estaba muy verde. Renuncié y me fui al sur a trabajar, a la Península de Valdez, donde estuve a cargo de dos hoteles, porque en paralelo estaba estudiando online administración hotelera. Pasé ahí la temporada de ballenas. Cuando vuelvo acá, empiezo a trabajar con los mismos dueños de Osaka pero con otros emprendimientos, como la confitería del Güemes y concesiones de Country House. Si bien a nivel cocina el desafío era menor, ahí aprendí sobre gestión gastronómica, algo que está medio en desuso y se debería usar más.

P.: ¿Cómo llegaste a la parrilla de Gastón Rivera?

L.B.: El novio de la mamá de uno de mis mejores amigos del colegio trabaja en Vistage, una organización que nuclea a CEOs en las que arman reuniones por grupos. Allá estaba Gastón (Rivera) y me contactó con él, ya que La Cabrera estaba abriendo una franquicia en México y necesitaban un perfil como el mío. Un domingo, recién aterrizado de ese país, me llama Gastón a eso de las 12 y a las 15 ya me estaba reuniendo con él en su local. Dijo “me interaría que te incorpores”. Yo le contesté “pará, recién me conocés, veamos de trabajar un poquito”. Justo estaba a dos semanas de casarme entre noviembre y diciembre de 2016 e irme de luna de miel. A partir de ahí estuve por tres meses trabajando en mi desvinculación con Osaka y viendo los movimientos de La Cabrera, donde me quedé hasta diciembre de 2019. Esos dos años y monedas con Gastón fueron para mí como una universidad, un curso intensivo de carnes porque si bien sabés, cuando entrás a trabajar a una parrilla parecería que no conocés nada sobre ellas. Gastón tiene una particularidad interesante que antes de CEO es cocinero. En segundo lugar, a él le gusta que en los mandos medios haya cocineros. Y si bien eso es bueno en la parte de servicio, numéricamente somos bastante malos, porque pensamos el local desde la cocina para afuera. Un empresario gastronómico te lo piensa del salón para adentro y la cocina te queda de un metro cuadrado. Desde nuestra profesión, pensamos e invertimos en el equipamiento. Gastón me dio mucha participación en el negocio a nivel de decisiones y gastronómicas, porque él ya tenía las cazuelitas pero nosotros le dimos todo un marco. Aparte como él franquicia la marca a nivel internacional, yo tenía que capacitar sobre por qué poníamos esas cazuelas, que no era un rejunte de latas. También lo hacía con los platos, explicaba como cocinábamos el bife nosotros para construir la identidad en cada local.

P.: ¿Cómo fue tu regreso a Osaka, esta vez como chef ejecutivo?

L.B.: En diciembre ya estaba pensado en mi salida, porque con Gastón estábamos cansados, terminábamos siendo como una pareja, lo veía más que a mi esposa y el me veía a mí más que a sus hijas. A mediados de ese mes me llaman los chicos de Osaka, con los que había terminado en excelentes relaciones porque a Eddie, su chef ejecutivo, le habían ofrecido abrir dos locales en Arabia Saudita. Su puesto quedaba vacante y los chicos habían hablado con los dueños de la marca a ver si podían proponer poner a alguien no peruano, porque a cargo de la jefatura de cocina y la jefatura de sushi siempre había un chef peruano que mandaba la empresa. Les dieron el ok porque me conocían de la otra gestión. Les dije que sí, pero que podía tomarlo recién en febrero porque me iba de vacaciones. Ese mes viajé 15 días a Lima a capacitarme y después me mandaron al chef ejecutivo de Perú, que vino un mes conmigo para la transición. Cuando iba a empezar mi gestión oficial solo, vino la pandemia.

P.: ¿Cómo fue el pasaje de la parrilla a la cocina nikkei y qué significó ser el primer argentino en ser chef ejecutivo?

L.B.: Yo considero que cuanto más técnicas sume un cocinero, mejor cocinero es. Cuando trabajaba con Gastón, seguía tratando de estudiar otras cosas. Ahora también, me estoy tratando de pulir al máximo en cocina nikkei, pero sigo pensando en otras cosas. Estoy asesorando a Shout, una parrilla parrilla asiática de los mismos dueños que Osaka, en la que quiero darle un toque argentino, como crear un alfajor asiático o un locro o carbonada Thai para las fiestas patrias. Entonces, el traspaso no me afectó. Simplemente es volver a familiarizarte con un producto. Los cocineros tenemos esto, hoy estamos acá y mañana podemos estar en un local de pastas y ahí me capacitaré en harinas y en amasado. Ser el primer argentino a cargo me pone contento, me crié dentro de la marca y tengo la misma responsabilidad que cualquiera de mis pares en otros países.

P.: ¿Cómo y cuando nació Mini Leo?

L.B.: A Mini Leo lo conseguí en México, en uno de los viajes que hice con La Cabrera. Yo veía que el chef del restaurant Sud 777, Edgar Nuñez, regalaba mini muñequitos a cocineros. Gastón me pasó su contacto y le escribí, me dijo que lo hacía una chica de Puebla, me pasó su Instagram, ella me pidió fotos mías y le encargué tres. Y en otro viaje le pedí cinco más, con distintas chaquetitas. Los pedí sin afán de nada, para divertirme, incluso uno se lo regalé a mi sobrina. Pero durante la pandemia, mi esposa quedo afectada porque es vestuarista y se suspendieron las filmaciones. Como en ese entonces surgió el auge de que todos cocinaban pan de masamadre me dijo “¿por qué no hacemos algo? Y yo contesté “si hacemos algo, yo salgo con Mini Leo”. Arrancó como un juego y después era nuestra actividad en mi franco. Nos divertía hacerlo, sin ánimo de lucro. Recién ahora se acercan algunas marcas pero porque me asocian con La Cabrera y Osaka. Me parece divertido y lo hago para desmitificar ese fantasma o credo de que los cocineros que trabajan en restaurants muy importantes no sonríen, son apáticos, o están con la chaqueta blanca impecable. Me parecía que una cosa no tenía que ir atada de la otra. Que podemos trabajar en Osaka, y también ser divertidos. Y que eso no me va a hacer menos profesional. Hoy son 4 los Mini Leos que aparecen en pantalla, y tratamos de grabar con mi esposa dos programas por lunes, uno para el IGTV, y otro para las stories, con recetas más rápidas.

Hoy Milanesas de soja!!! Homemade #minileo #milanesadesoja #recetasminileo #hechoencasa #foodporn #ricoyfacil #lamesa #homestyle #moodcuarentena #cocinero

P.: ¿Te considerás un todoterreno en la cocina?

L.B.: Amo lo que hago. Llego a mi casa y sigo leyendo libros de cocina. Mi profesión y mi amor van por el mismo carril, la gastronomía. Y con todos sus condimentos, porque creo que mi generación de colegas, aparte de cocinar bien, le tienen que meter un poco más de cabeza a todo, a la gestión. Yo tengo un coach personal que me enseña cómo comunicarme con un dueño, un proveedor o a un ayudante de cocina, para que sepa que este oficio es demandante, que a veces te exige quedarte media hora más y nadie se está aprovechando. Hay una parte pasional, pero cuando llegás más alto en la pirámide es porque trabajaste mucho, con esfuerzo, ganas y amor. Eso hay que saber transmitirlo, por ese motivo sigo en Vistage. Pero además un cocinero tiene que aceptar que no sabe todo, dejar un poco los egos de lado, que en el mundillo de la cocina están muy arriba. Cuando uno reconoce lo que no sabe, ya tiene el gran partido ganado, al menos, desde mi punto de vista.

Ferrán Adriá: «El asado es una religión en la Argentina, pero se puede innovar»

El ex copropietario y chef de El Bulli -el restaurante español que recibió las máximas distinciones gastronómicas- Ferrán Adriá, se refirió a las trabas que hay para innovar en la cocina frente a otras áreas y dijo que también se pueden hacer cambios en la parrilla con pequeñas cosas, si bien para los argentinos el asado es una «religión».

«No sé por qué en la cocina no hay que innovar. Hace 40 años que se viene haciendo lo mismo y todo el mundo ve normal innovar en otras áreas. Además, la carne no es la misma: el vacuno criado es muy joven, cuando antes era salvaje, entonces solo con la ganadería hay innovación», afirmó Adriá, en diálogo con José Del Río, secretario general de Redacción de LA NACION, durante el encuentro Innovación, capítulo 6, organizado por el diario.

En cuanto al cierre de El Bulli, a pesar de que facturaba 300 millones de euros al año, el padre de la cocina molecular dijo que cerró porque no sabían ir más allá después de haber innovado durante 49 años.

«El Bulli no era un restaurante. Buscábamos el límite de la experiencia, abrir caminos y que la gente fuera feliz», aseguró, y dijo que no se puede innovar pensando en complacer al usuario. «No pienso en el consumidor. Hay algo en la innovación disruptiva como en la vanguardia en que al pintor no le importa el que recibe la pintura, si no no haría nada fuera del sistema. Mira si le decís a Picasso ‘usted tiene que pintar para que a la gente le guste'», sostuvo.

Consultado, en tanto, por la posibilidad de innovar con el asado argentino, contó que cuando se refirió a ese tema en el pasado recibió «tortazos de todos lados», porque en el país la parrilla es una «religión», lo que no quiere decir que no se pueda innovar.

«Vamos a poner un ejemplo. ¿Hay alguna parrilla para vegetarianos en Buenos Aires? Los vegetales a la parrilla son riquísimos. ¿Hay alguna parrilla de solo corderos o cabras o cabritos? Esa carne es increíble y para eso no hace falta nada extraño. Yo estuve en el restaurante Don Julio y fue increíble ver cómo trabajan la maduración de la carne. Eso también es nuevo. Es innovar. A veces parece que cuando se habla de innovación hay que inventar que una vaca vuele», bromeó, y dijo que cada país es diferente y mientras que en Suecia o Dinamarca la parrilla vegetal puede ser valorada, porque hay una defensa de los animales más extendida, en Buenos Aires «el asado es una religión».

Por último, en referencia a qué se podría considerar un pecado capital en gastronomía, dijo que, si es por él, «que la gente haga lo que se le dé la gana», y cerró: «El primer mandamiento es la libertad».

Hamburguesas de carne que no son de carne y DJ a domicilio

Y si el asado es religión, el proyecto de Not Co, con la not burger-una hamburguesa que se parece y tiene gusto a la carne, pero está hecha con vegetales- sería un sacrilegio, pero no, es un producto cada vez más extendido y consumido no solo por vegetarianos y veganos sino por gente que quiere comer mejor y se preocupa por el planeta.

«Los paradigmas se rompen de a poco y la principal barrera fue la prueba del producto, porque había gente que no podía creer que existiera una mayonesa con el mismo sabor que la original, pero sin huevo. Entonces hicimos degustaciones en supermercados y el 80% de las personas que la probaba, la compraba. Y de aquellos que la compraban por primera vez, un 83% la recompraba. A partir de los vegetales podemos resolver gran parte de nuestros problemas y el 80% a 90% de los consumidores no son vegetarianos, ni veganos sino solo gente que quiere comer mejor y cuidar al mundo», señaló Matías Muchnick, uno de los fundadores de la compañía.

En cuanto al contexto de pandemia, dijo que tuvieron restricciones para operar, pero que también la situación hizo que emergiera un consumidor nuevo. «Nosotros competimos contra otros productos en el refrigerador y la gente está cocinando más en sus casas y quiere comer rico y saludable, aunque también tiene restricciones presupuestarias. Entonces crear un producto como la hamburguesa fue clave porque es rica, tiene proteínas y está lista en ocho minutos. Pudimos elaborarla e instalarla en los supermercados», completó.

Otro que tuvo que repensar su modelo de negocios es el DJ Broder que pasó de organizar ediciones de la fiesta Bresh en forma presencial a transmitirlas a través de Instagram y YouTube.

«En la primera edición te juro que yo pensé ‘ojalá haya mil espectadores’ y fueron 26.000 con 250.000 asistentes totales. Entonces empezamos a pensar no en un evento, sino en términos de una transmisión televisiva con rating -que son los asistentes- y tuvimos que repensar hasta el orden de la música», contó en diálogo con la periodista Carla Quiroga, mientras pasaba música desde su consola.

Para cerrar, dijo que cree que la digitalización llegó para acompañar y hacer un camino paralelo de la experiencia real.

Martín Molteni: “La identidad evoluciona, pero no hay que perder de vista las raíces”

Fuente: FEHGRA ~ El reconocido chef pasó por el Ciclo de Encuentros virtuales, creado por FEHGRA para los empresarios hoteleros y gastronómicos del país, con la charla titulada: “La Identidad Argentina como Herramienta”. Dijo: “Argentina es tan rica, tan mágica, que deberíamos tener una oportunidad enorme para posicionarnos en el mundo, para generar una gran industria”.

“Mi idea es hablar de la identidad como herramienta para posicionar nuestra gastronomía. Hay muchas miradas en este tema y cada uno le pone su impronta. Estudié en el exterior, y sentía que conocía poco nuestro país, era difícil ver la identidad. Me fui de acá pensando que no teníamos nada, y entendí que tenemos mucho, volví y busqué la identidad. La cocina es cultura”, comenzó diciendo el chef Martín Molteni, quien a los 15 años ya estaba participando de cursos en la Escuela de Alicia Berger y tuvo experiencia profesional en distintos países. Animado por Cynthia Berardi, empresaria hotelera y gastronómica de la Filial San Luis, y entrevistadora en el Ciclo de Charlas por Instagram Live “Entre Colegas”, agregó: “La identidad es lo que somos, podemos presentar platos de fonda, de olla, tradicionales, con una mirada innovadora… y con identidad. Todos los locales deben tener una identidad. Vemos que el mundo mira las formas de volver a las bases, entender el entorno propio, el concepto del kilómetro cero, el productor vuelve a tener un lugar importante, y el producto también. Buscamos trabajar con un producto fresco, movernos con la estacionalidad, ser sustentables y tener buenas prácticas en relación con el entorno. Y, además, es lo que el público busca y que nosotros debemos proponer a través de la carta, de la estética, del leguaje”. Explicó que la cocina es un campo fértil para la experimentación, pero los pilares siguen siendo los mismos, y que la cocina casera, simple, sabrosa, es algo que se valora mucho: “En la gastronomía se aprende haciendo, trabajando. Se debe acompañar con calidez en el trato, confort, un equipo alineado, y una comunicación en sintonía con nuestro producto” y enfatizó que, si se trabaja en el camino de la capacitación constante y la evolución, hay crecimiento y posibilidad de mantenerse en el futuro.

Martín Molteni es el creador del proyecto PURATIERRA, centro de creación de una nueva gastronomía latinoamericana, con servicio culinario corporativo, de celebraciones y experiencias.

El proceso de la Identidad argentina

El reconocido chef opinó que Argentina posee una oportunidad frente al mundo: “América Latina tiene mucho para ofrecer. Nuestro país, junto con Chile, es el más austral, estamos muy lejos, aislados, pero se empieza a descubrir esta zona, que tiene tanto para ofrecer. Somos un país preparado, pero el extranjero todavía no tiene una mirada muy clara de qué se va a encontrar acá”.

Retomando el tema de la identidad en la cocina argentina explicó que hay cuatro etapas, bien marcadas: “La precolombina es la que más me gusta, porque me interesa la historia. La gente conoce poco esta etapa, que está atada a los pueblos nativos. Los incas influenciaron a la parte norte de nuestro país, con sus preparaciones, sus cultivos, su mirada, y que se sumó a los pueblos locales que iban definiendo cómo trabajar en su lugar. Un restaurante con una mirada internacional tomará lo que le sirva para incorporarla a su propuesta, pero un restaurante en Tilcara que trabaje con la cocina andina va a tener más riqueza para sacar de la identidad de los pueblos latinos”, dijo y agregó que la cocina de Bolivia o Perú muestra mucho de la identidad latina y han sabido conservar sus costumbres.

La segunda etapa es la que llega con los españoles: “La cocina se empieza a mestizar, se enriquece con el intercambio, con la evolución, con los nuevos productos. El cerdo y la vaca se convirtieron en la nueva identidad argentina; la cebolla, el ajo, el comino y la albaca vinieron con el español. Esta cocina mestizada se convirtió en la cocina criolla. También Europa se enriqueció con nosotros, no tenían cacao, vainilla, pimiento, papa o el maíz. Italia no conocía el tomate”.

Después llegó la cocina de inmigrante, y Martín Molteni dijo que se reconstruyó con el repertorio culinario de otros pueblos que trajeron sus identidades a nuestras tierras. En esta lista está la cocina italiana, la judía, la árabe, la alemana: “Miren lo que pasó con la cocina peruana. Con las colonias de japones inmigrando se transformó en una cocina muy interesante, y esto le sirvió como un trampolín para posicionarse en el mundo. Encontró una oportunidad para crecer. La identidad evoluciona, pero no hay que perder de vista las raíces”.

La cuarta etapa es la cocina conemporanea, la que vemos en las grandes ciudades y en cada provincia: “Se suman sabores de Medio Oriente, de Asia… Hoy se vuelve más globalizado”.

La clave

Martín Moltemi dijo que hoy tenemos que aprender a aprender, a observar, a evolucionar y siempre con el equipo: “Sensibilizarnos con nuetra cultura y mostrarla a nuestros clientes. Cada uno decide, pertenecemos a este suelo, en nuestras raíces vamos a encontrar muchísimo para mostrarle al mundo. Hay que ponerse objetivos a corto plazo, lo que más nos cuesta es sostener los productos en el tiempo, por eso, tenemos que avanzar con proyectos lógicos, que se puedan continuar. La identidad la tenemos que construir de por vida, con un plan fijo, con pequeños objetivos a corto plazo, e incolucrar a todo el equipo”.

Destacó la propuesta de la Fundación ArgenINTA, con su Territorio al Plato, que tiene un rol importante en la investigación y el desarrollo, y que de a poco va tratando de mostrar cada región y los productores. También destacó el Plan CocinAR, una herramienta de consulta con la visión de muchas personas que trabajan día a día.

Opinó que, después del contexto crítico actual, va a costar reconstruir al sector, recomponer la situación, pero que “cuando se vuelva a reactivar tenemos que estar trabajando juntos, y nuestros proyectos deben tener el sello de nuestras costumbres, del folklore, de la cultura”.

Con optimismo agrega: “Argentina es tan rica, tan mágica, que deberíamos tener una oportunidad enorme para posicionarnos en el mundo, para generar una gran industria”. Y de paso potenciar a los pueblos nativos, a nuestra historia, a la naturaleza: “Tenemos que darle valor a los artesanos locales. Todo recurso que podamos usar para mostrar nuestra identidad es válido. Poner en nuestro establecimiento una pieza central, de un artista local, es mostrar nuestro interés en difundir la cultura autóctona”. 

«La cuarentena termina cuando abran los restaurantes»

Cinco referentes de la gastronomía local debatieron sobre el lugar que la cocina tiene en estos días de aislamiento social Fuente: LA NACION

«Por más que abra el comercio de cercanía o vuelvan a abrir las oficinas, la cuarentena se termina cuando abran los restaurantes», dice Pablo Rivero, propietario de la multipremiada parrilla Don Julio, y se explica: «Entonces vamos a poder ver al otro sin necesidad de ver al otro. Al laburo tenés que ir, pero en el restaurante sos libre de encontrarte con quién querés, y eso todavía no está pasando».

Las opiniones de Rivero formaron parte del diálogo por zoom «La cocina como refugio» que día atrás tuvo lugar en el canal de YouTube de La Nación, en el marco de las iniciativas y acciones de #LNteacompaña, dirigidas a brindar servicio y entretenimiento a las audiencias en estos días de cuarentena. El rol de la gastronomía en tiempos de pandemia fue el eje central sobre el que, además de Rivero, virtieron sus opiniones los referentes locales: Felicitas Pizarro, Pamela Villar, Christian Petersen y Gastón Riveira.

Cómo la cocina ha recuperado un papel central en la dinámica diaria de las familias argentinas, qué ganancias en términos de alimentación y nutrición dejará esta experiencia, cómo las redes sociales se convirtieron en canal directo y sin intermediarios entre cocineros y consumidores, cómo los restaurantes se reinventaron a través de un delivery de mejor calidad y cómo se espera que sea su reapertura fueron algunos de los temas abordados en el zoom.

Felicitas Pizarro – ElGourmet TV

“Creo que a la cocina le vino muy bien la cuarentena. Todos empezamos a cocinar cosas por primera vez. Muchos por primera vez están cocinando” “Nos reconectó con las cosas más simples del día, cocinar, estar en familia, tener tiempo para mirarnos, para charlar” “Mucha gente quizás se esté dando cuenta de que comiendo en casa, cocinando sus platos, tal vez se sienta mucho mejor que comiendo afuera en cadenas de comida rápida”.

Christian Petersen – Terrazas Bistró

“Me hice como hobby ir redescubriendo nuevos platos y buscar una versión mejor, así una semana es el mejor risotto, otra la mejor hamburguesa. Volví también a leer mis libros de cocina”. “Cuando termine la cuarentena va haber una etapa en el medio con menos personal en los restaurantes, platos más simples, volviendo a lo popular bien hecho, mejorando lo que hoy la gente está haciendo en su casa: más vegetales, buenas carnes, cuidando de dónde son los productos”

Pamela Villar – yeite

“Creo que la cocina en esta cuarentena es un buen refugio, ya sea para distraerse, divertirse, crear, pasar un rato, aprender. A veces lo que falta es tiempo, y ahora hubo más tiempo para dedicarle” ”Me pasó muchísimo que llamen a Yeite para hacer un pedido y enviarlo como regalo: una madre para mandarle a sus cuatro hijos para que se conecten en un zoom y compartan un momento particular. O incluso gente que llamaba de Uruguay para mandar un pedido a gente de acá como regalo”

Pablo Rivero – Don Julio

“La cocina volvió a ser el centro de la familia, el lugar donde todos nos reunimos. Hasta lavar los platos tiene onda ahora, porque están todos y charlan” ”En los restaurantes estamos atravesando un momento dificilísimo para salir adelante, pero al final los que puedan resistir, que ojalá sea la gran mayoría, se van a encontrar con que la gente lo va a tomar de otra manera. Tanta gente está cocinando que se están dando cuenta lo difícil que es y el talento que se necesita en un restaurante”

Gastón Riveira – La Cabrera

“Hoy la forma de reinventarse de la gastronomía es tratar de buscar la vuelta por el lado a delivery, pero no es lo mismo. El delivery es un parche a toda esta historia, es para ir zafando” “Yo creo que cuando los restaurantes vuelvan a abrir sus puertas la gente va a ir. En [La Cabrera de] Jujuy ya estamos abiertos, y la gente está yendo, con distanciamiento y toda la historia. Pero el domingo al mediodía no hay cines, no hay nada, y el restaurante es la única salida, y realmente explota”

10 mandamientos para reabrir restaurantes y bares después del COVID-19, según los mejores chefs del mundo

Fuente: Infobae ~ Muchos restaurantes y bares de todo el mundo vuelven a abrir sus puertas luego de permanecer meses cerrados por el brote de coronavirus. ¿Las condiciones? Respetar los protocolos de higiene y distanciamiento social para prevenir el contagio. Los menús modificados, un personal básico y la tarea aparentemente gigantesca de atraer negocios en un momento de incertidumbre tan grande son todos factores en una nueva operación de alimentos y bebidas.

Sin embargo, para muchos, la reapertura también significa una oportunidad para hacer las cosas de manera diferente, y mejor, para garantizar el futuro de sus establecimientos. El sector turístico y gastronómico, más que ninguna otra actividad económica con impacto social, se basa en la interacción entre las personas. Es por eso que actualmente es uno de los sectores más afectados, con repercusiones tanto en la oferta como en la demanda.

Por eso, el segmento “50 Best Stories”, parte del prestigioso ranking The World’s Best 50 Restaurants, recopiló los consejos de 10 de los mejores chefs y cantineros del mundo sobre cómo prosperar en esta próxima etapa crucial de recuperación pandémica.

1. “Dar valor justo a los alimentos” – Clare Smyth, Core by Clare Smyth, Londres

Con un restaurante enfocado en dar valor a los productos locales humildes, Clare Smyth siempre ha educado a sus huéspedes sobre las buenas prácticas agrícolas y los ingredientes de calidad. Ahora, más que nunca, dice que los comensales deben estar dispuestos a pagar un precio justo por sus comidas para apoyar a los restaurantes y productores. “Como restaurantes, ahora tenemos la oportunidad de hacer que la gente entienda el valor real de las cosas porque durante muchos años en la industria hotelera, todo fue una carrera hacia el abismo. Las empresas no sobrevivirán si las personas no entienden el valor. La gente necesita apreciar más la industria hotelera ahora, especialmente dado lo que ha pasado. Se trata del comercio justo en el comercio de alimentos”, asegura.

2. “Pregúntense: ¿qué están dispuestos a sacrificar?” – Mauro Colagreco, Mirazur, Menton

Mientras que “The World’s Best Restaurant 2019″ estuvo cerrado durante tres meses, el chef Mauro Colagreco se mantuvo “cuerdo” al pasar tiempo con sus jardineros en las instalaciones de Mirazur. Mientras presenciaba la regeneración de la naturaleza, reconsideró todo su concepto de restaurante, reabriendo a fines de junio con cuatro nuevos menús basados en el calendario lunar biodinámico. Al prestar más atención a la naturaleza, dice que puede hacer un negocio más sostenible mientras protege el planeta. “Tenemos que repensar la forma en que producimos y consumimos”, advierte Colagreco. “La verdadera pregunta es: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar para cambiar el ritmo en que vivimos? Tenemos que encontrar un nuevo ritmo, uno más cercano a la naturaleza“.

3. ″Reconectarse con los locales” – Germán Martitegui, Tegui, Buenos Aires

Al igual que muchos de los restaurantes en las listas de los 50 mejores, Tegui depende de una gran proporción de clientes del extranjero, y con restricciones de viaje, esos comensales de destino no lo harán. Mientras tanto, el chef y propietario Germán Martitegui dice que los restaurantes pueden ajustar sus menús para los comensales locales, tal vez con opciones de platos más simples a medida que el mundo vuelve a cierto nivel de normalidad.

4. “Sea flexible y agregue más fluidez a los roles y responsabilidades” – Monica Berg, Tayēr + Elementary, Londres

Si bien algunos bares y restaurantes podrán reabrir con toda su fuerza laboral, otros deberán reducir la capacidad y, a su vez, el personal. Monica Berg, copropietaria de Tayēr + Elementary, dice que con equipos más pequeños hay una oportunidad para que las empresas eliminen los títulos de trabajo tradicionales y permitan que el personal se aplique a múltiples tareas, algo que ella y su equipo siempre han hecho. “Deseche la noción de que esta persona sea cantinero y que sea chef y sea mucho más fluido en su forma de trabajar”, indica. “A muchas personas les puede resultar difícil adaptarse en primer lugar, pero a la larga será algo bueno. Le das a la gente más variedad y más habilidades“.

5. “Cuida el bienestar general de tu equipo” – Ana Roš, Hiša Franko, Eslovenia

A principios de junio, después de tres meses de encierro, Hiša Franko reabrió sus puertas. Ana Roš dice que ella y su equipo estaban “vulnerables y emocionalmente aplastados”. Ahora su personal está “aprendiendo a caminar de nuevo” y Roš cree que es vital para los chefs y restauradores cuidar la salud mental de los miembros de su equipo. “Reiniciar la vida normal después del encierro con un ritmo tan fuerte como el que tenemos en el negocio de los restaurantes es realmente difícil”, advierte. “Cuida a tu gente así como te cuidas a ti mismo porque todos tienen diferentes miedos e incertidumbres”.

6. ″Brinde a todos la oportunidad de experimentar una buena comida” – Janaina Rueda, A Casa do Porco y O Bar da Dona Onça, São Paulo

La reconocida chef de São Paulo Janaina Rueda y su esposo Jefferson siempre se han comprometido a hacer accesibles las cenas elegantes, con su menú de degustación de 10 platos en A Casa do Porco a solo USD 25. Pero con la pandemia de coronavirus que se intensifica rápidamente en Brasil, el equipo sintió que era más importante que nunca llegar a una amplia audiencia con sus alimentos. Después de varias semanas sirviendo comidas nutritivas y gratuitas a las personas sin hogar y en desventaja, desarrollaron un servicio de entrega a domicilio que ofrece cajas de comida orgánica en envases sostenibles por solo USD 9. Ahora, planean continuar con la entrega de sus restaurantes incluso después de que vuelvan a abrir. “El lujo de hoy es saber que todos deberían tener acceso a alimentos de buena calidad”, dice Rueda. “Mostramos nuestro amor a través de las experiencias, ya sea en nuestros restaurantes o en los hogares de las personas”.

7. “El servicio impecable es primordial. Ahora más que nunca” – Keith Motsi, Charles H , Seúl

Como uno de los países elogiados por su exitoso manejo de la crisis del coronavirus, Corea del Sur dio un ejemplo para el resto del mundo. Sus bares y restaurantes evitaron el cierre total al implementar medidas de seguridad tempranas, incluido el rastreo de contactos y las pruebas generalizadas. En Charles H en Seúl, el jefe de cantineros Keith Motsi ha reorganizado el espacio para que las mesas estén más separadas y la tecnología haga que los procesos sean más eficientes, pero también ha ajustado su servicio para acomodar el aumento de clientes locales mayores que podrían tener paladares más dulces o preferir su música un poco menos ruidosa. “Leer a sus invitados es clave -dice-, y aunque puede ser fácil olvidarse del buen servicio al centrarse en la seguridad e higiene, es importante que las medidas de distanciamiento social no obstaculicen la experiencia del huésped”.

8. “Estar en un estado de reflexión constante” – Leo Espinosa, Leo, Bogotá

Para Leonor Espinosa, un mes de cuarentena forzada proporcionó un período de contemplación muy necesario, y uno que ella planea extender a la vida cotidiana cuando las cosas vuelven a la normalidad. “Necesitamos estar en un estado de constante reflexión para entender que cocinar es mucho más simple de lo que parece”, explica. “Tenemos que entender nuestro papel como seres humanos en esta Tierra: no sentir odio o ira, ser compasivos, apoyar a los necesitados”. Para Espinosa, el papel de un cocinero también debe abarcar estos valores.

9. ″Concéntrate en quién eres” – Vladimir Mukhin, White Rabbit, Moscú

Cuando Vladimir Mukhin se vio obligado a cerrar todos los 23 restaurantes de su grupo debido al cierre, el chef y su equipo tuvieron que pensar rápido, y así abrieron una versión de White Rabbit para entregar platos semi preparados a las casas de las personas con una invitación a cenar con Mukhin por videollamada. Durante el cierre, aprendió muchas cosas, desde desarrollar un enfoque personalizado que lo acercara a sus invitados hasta mejorar la comunicación y desarrollar una visión más clara del futuro de sus restaurantes. “Utiliza estos tiempos turbulentos para profundizar en ti mismo”, sostiene. “Esta vez me ayudó a ganar aún más confianza en lo que estamos haciendo y me dio una mejor visión sobre qué hacer”. Para Mukhin, los cambios lo inspiraron a crear su nuevo menú de degustación, “Metamorfosis”, que llevará a sus invitados a un viaje a través de la historia de White Rabbit.

10. “Usa el poder para estar a la vanguardia del cambio” – Dominique Crenn, Atelier Crenn, San Francisco

Como chef y activista, Dominique Crenn dice que hay oportunidades para reconstruir un mundo mejor después de la pandemia, con cambios en la forma de comer, cultivar y trabajar con nuestras comunidades locales. Para Crenn, el papel del chef también debe redefinirse, y deben otorgarse premios no solo a aquellos que están cocinando una excelente comida, sino a aquellos que luchan por un cambio positivo. “Así es como vamos a redefinir lo que es un buen chef. No se trata solo de cocinar una comida increíble, también se trata de cocinar con un propósito, de ser parte de una nueva forma de hacer las cosas y de sacar ideas y reflexiones increíbles y maravillosas sobre cómo podemos mejorar en este mundo“, explica la cocinera.

Entrevista con el chef Fernando Trocca: “Muchos descubrieron un pequeño cocinero adentro”

Fuente: La Voz ~ Prácticamente desde el primer día de aislamiento obligatorio el chef comenzó a subir en Instagram y Facebook una receta diaria elaborada desde su cocina personal, en su propia casa y con su familia como testigo.

“Hasta hace una semana subía recetas todos los días. Ahora desde que abrí el restaurant no tengo tiempo para hacerlo. Surgió de una manera muy natural y ante la sorpresa de cómo lo recibió la gente, lo bien que lo tomaron y lo mucho que me lo agradecieron, me generó una suerte de compromiso para seguir haciéndolo y darles una receta diaria. Me hacía bien a mí y le hacía bien a la gente: un ida y vuelta”, admite Trocca.

 “Lo que cocino en las recetas es lo que inmediatamente después nos sentamos a comer”, precisa, aunque no hace falta aclararlo. Basta ver alguno de los videos del chef en acción para entender que su aproximación al público virtual fue también una forma de usar la gastronomía como lenguaje.

Lejos de la sofisticación de otros ambientes, el cocinero desplegó menús de todo tipo pensando en el día a día y en las posibilidades de su audiencia media. Todo en videos amigables de entre 5 y 15 minutos de duración.

“Dentro de esta cuarentena es inevitable cocinar al menos como mínimo dos veces al día”, analiza el respetado chef que estuvo al frente del ciclo ¿Qué comen los que saben?, en Telefe.

“La gente tiene que cocinar en la casa, inclusive aquellos que nunca cocinaban. Siento que muchos que creían que no eran aptos para eso empezaron a descubrir que todos podemos cocinar. Es una práctica que se da a diario en todas las casas, entonces definitivamente creo que la gente está cocinando mucho más”, explica en relación al boom de comida casera que se advierte en internet.

Clases

Ese vínculo de cocinero-enseñando-a-gente-en-su-casa desarrollado a lo largo de tres meses derivó en un proyecto más que particular. Trocca se asoció con la ticketera Ticket Hoy, que viene transmitiendo espectáculos vía streaming, y le dio forma a un pequeño curso de tres clases que realizará desde su cocina en vivo y en directo entre los últimos días de junio y los primeros de julio.

“Surgió porque me puse a pensar que esto de las recetas estaba haciendo tenía mucho éxito y quise ver la manera de poder hacerlo y generar algo en estos momentos en los que muchos estamos sin ingresos”, admite el chef, que con su restaurante Orilla pudo empezar a trabajar en la modalidad delivery sólo hace tres semanas.

“Quería que siguiera siendo muy accesible, no armar algo para poca gente. Pensé en hacer clases por Zoom pero estaba buscando algo de mejor calidad de imagen. Me junté con la gente de Ticket Hoy y surgió esta idea, es la primera vez que ellos van a hacer algo así”.

“La idea es dar un pequeño curso de arroces. Voy a preparar tres recetas diferentes, de Italia, de España y de Asia, con tres tipos de arroz distintos, cada uno con su técnica. Se va a transmitir en vivo desde mi casa, desde donde yo hago mis recetas solo que de una manera más profesional. Con más cámaras, con iluminación, con sonido. Lo pueden ver en simultáneo hasta 20 mil personas”, describe Trocca.

“Cuando alguien compra el ticket nosotros le mandamos la lista de ingredientes para las recetas, pero no es obligación cocinar en simultáneo. Las clases son a las 20, la gente se conecta y la ve en vivo. Aquel que no puede en ese momento, la va a tener disponible durante 72 horas. Si la quieren volver a ver, la clase va a quedar colgada” aclara.

-¿Cómo te llevás con el hecho de abrir tu cocina y tu casa al público?

-Al principio tuve un poco la sensación de estar abriendo mi intimidad, mi espacio. Pero después me relajé con eso. Entendí que quizás también eso es lo que hace que la gente se sume y sienta más cercana la clase, o que me sientan más cercano a mí. Es muy real. Literalmente estoy cocinando en mi casa, con lo que tengo a mano. Incluso productores, proveedores y amigos me empezaron a mandar cosas de regalo. Se armó una cadena muy linda.

-La gastronomía está cada vez más alineada con lo saludable y lo sustentable. ¿Cómo estás parado en este nuevo contexto?

-Me parece que está buenísimo y es muy importante que pase eso, desde muchos ángulos. Por un lado la promoción y la difusión de eso, o sea que la gente tome conciencia de lo que come, cómo lo come, de dónde viene, cómo fue producido, con qué cuidados, tomando qué recaudos. Es importante que eso pase. Para la gente, para nosotros los cocineros y difusores de esto, para los productores, para poder ayudarlos a que sigan. Es muy difícil para los productores pequeños sobrevivir y llegar a todo el mundo, con cantidad de intermediarios en el medio. Creo que es un muy buen momento. Esto vino para quedarse e instalarse, y hay que seguir trabajando mucho más.

-¿Creés que esta vuelta a la cocina casera puede instalarse como un nuevo hábito?

-Uno quisiera pensar y creer que esto puede cambiar el futuro. Ojalá que sí. Estaría buenísimo que así sea: volver un poco a las generaciones de nuestros abuelos, que cocinaban todos los días. Eso ya dejó de pasar. Por momentos pienso que puede ser y por momentos pienso que todo volverá a la normalidad. Que la gente volverá a su ritmo, que ya no van a estar en sus casas. Creo que muchos descubrieron una pequeña vocación, un pequeño cocinero adentro, y lo seguirán haciendo en forma de hobbie, los fines de semana y en los momentos que se pueda.

Lele Cristóbal y Cecilia Ergueta. «Entendimos que esto lo sacábamos entre todos»

Fuente: ~ La Nación ~ «Estamos pedaleando. Y eso ya es un montón». En tiempos en los que los planes son máxima a una semana y cada día los restaurantes en Buenos Aires cierran de a decenas, esas palabras conjugadas en presente son el mantra que eligieron el cocinero Lele Cristóbal y su mujer y socia laboral Cecilia Ergueta para mantenerse en foco: hace más de 30 días que trabajan de corrido, sin francos, haciendo frente a jornadas que pueden incluir despachar 800 platos de ñoquis, llevar 120 porciones de comida a un hospital público o llegar por la noche, molidos a su casa, e igual hacer, grabar, mandar a editar y publicar una receta en Instagram, como vienen haciendo desde el día uno de la cuarentena, cuando Lele bajó a desayunar con ojeras y en pantuflas, se preparó una shakshuka y Cecilia lo filmó. Hoy esos videos tienen en promedio unas 100 mil reproducciones.

De una manera casi intuitiva, la pareja conectó con un público más grande del que tenían antes de la pandemia, a través de las redes, el trabajo comunitario y un sentido de pertenencia al barrio de San Telmo, la zona sur de la ciudad donde Cristóbal abrió su primer restaurante hace 17 años, Café San Juan, el segundo, Café San Juan La Cantina, hace siete, además de una vermutería y un taller de cocina, conservas y enlatados, que hoy es el corazón de su reinvención como gastronómico.

-La sensación es que en medio de la crisis ustedes encontraron rápido la vuelta

-L: Desde el principio tuvimos algo bien claro: no queríamos echar a nadie, somos 45 familias trabajando. Y también tuvimos claro lo que le pasa al país y al mundo: está fundido. No tenés que ser muy mago, solamente aceptar lo que es. Y la única manera de que la gente vuelva a consumir es vendiendo barato. Por eso pusimos el Menú del Barrio con platos a 220 pesos.

-¿Qué clientes nuevos trajo la pandemia?

-C: Está el que baja de la ambulancia a buscar un plato de comida y que nunca hubiera venido al restaurante. Pero también el de Puerto Madero. Si bien estamos cerca tampoco era nuestro cliente. Entonces la crisis sube y baja. De alguna manera se democratizó el perfil del cliente.

-L: Hoy viene gente de todo tipo y color y eso es hermoso.

-¿Qué diferencia un delivery de un restaurante?

-Lele: Para nosotros es un flash cocinar en otras cantidades, pero el amor es el mismo. Aunque ahora prepare el guiso en recipientes de 150 litros le ponemos el mismo sofrito, el mismo sabor, la misma dedicación. Cuidamos mucho el emplatado. Tiene la misma onda que cuando emplatábamos en el restaurante, por más que sea adentro de un plástico.

-¿Por qué decidieron montar su propio delivery en lugar de trabajar con apps?

-Lele: La gracia era que pudieran trabajar todos. No le voy a pagar a una aplicación si hay ocho personas que necesitan ese trabajo.

-¿Qué aprendieron en el camino?

-C: Fue difícil y fue prueba y error. La primera semana perdimos plata, íbamos a todos lados. Ahora lo pudimos encuadrar, con barrios y horarios. Hay chicos que eran camareros y hoy atienden lo que llamamos el call center, otros mozos ahora son «los bicivoladores», los autos con los que repartimos son nuestros. Ford nos dio una camioneta.

-L: Fue un equipo que entendió que esto lo sacábamos entre todos. Las primeras semanas nadie tuvo franco. Nosotros seguimos sin franco. Son cuarenta y pico de personas 100 por ciento comprometidas, un equipazo.

-¿Le cabe alguna autocrítica a la gastronomía porteña en esta situación?

-L: Buenos Aires es una muy buena plaza gastronómica. Hay, o había, lugares buenísimos y cada cual mantenía su negocio como quería. Hoy todo el mundo se tiene que reinventar. Los que apuntaron solo al turismo están más complicados porque no son tan conocidos por sus vecinos. Creo que lo que tienen que hacer es volver a enamorar a la gente de acá y acomodarse un poco porque no nos va quedar billetera de turista.

-¿Te replanteaste tu oficio con esta crisis?

-L: No, todo lo contrario. Me lo levantó. A mí me gusta trabajar fuerte y estas complicaciones me estimulan, fue una inyección de energía, pensar cómo levantar esto y conservar los trabajos de todos. Sacamos un crédito y compramos más maquinaria.

-C: Fue como un volver a vivir. El primer crédito fue para pagar sueldos y el segundo para comprar más maquinaria.

-¿Alcanza la asistencia del Estado?

-C:: La asistencia del Estado para pagar la mitad de los sueldos fue una gran ayuda. La verdad es que para nosotros fue un montón. No tuvimos ninguna complicación. Toda la nómina fue acreditada. No lo digo por una cuestión política, pero sucedió. Ahora nuestro único objetivo es el aguinaldo. Estar pensando en eso en el medio de la crisis y la pandemia es un orgullo, cuando sabemos que muchas empresas están haciendo cuotas o no saben cómo pagarlo. Si podemos llegar a eso, nos vamos a tomar un franco!

-¿Tienen alguna otra fantasía post-cuarentena?

-C: Dormir hasta las 10 de la mañana.

-L: Yo quiero hacer un comedor para el personal, nuevos vestuarios y una sala de recreo. Y clases de yoga antes de arrancar. Estamos trabajando muchas horas, manipulamos elementos más pesados y lo necesitamos.

-¿Cómo se conocieron?

-L: En el restaurante, hace ocho años. Vino a comer.

-C: Fui a comer una noche con dos amigas. Esos domingos en los que creés que no tenés que salir. Pensábamos ir a El obrero, en La Boca, que tiene una gran ventaja: los domingos está cerrado. Así que de vuelta terminamos en el Café San Juan, comiendo en la barra. No conocía Café San Juan ni a Lele, nunca cociné, nunca me importó nada de la cocina. El señor estaba tirando magia y todavía fumaba. Y me parecía un horror que estuviera fumando en la cocina. Y que fuera tan desfachatado. Los dos estábamos recién divorciados. Era una vida nueva. Me invitó a comer. Le dije que no. Pero al mes volví.

-L: A los tres días ya vivíamos juntos. Fue fulminante. A lo mejor no conocés nunca el amor de tu vida. O a lo mejor sí. A veces te toca, a veces no. A veces es la primera, a nosotros nos tocó la segunda. Me siento contento: tengo el amor de mi , viajamos, somos amigos, somos compañeros, laburamos juntos.

-¿ Por qué creen que pegaron tanto los videos que hacen juntos?

-L: No es un falso programa de tele. Es un matrimonio que se está divirtiendo. Es nuestra vida oriyinal, nuestra cocina, donde todas las noches le preparo algo y nos tomamos una birra o un vinito. Nació de manera espontánea y como una manera de entretener al que está en la casa en cuarentena. Nunca abusamos del producto: nunca usamos ni pulpo ni langostinos, siempre cosas accesibles. Con productos de restaurante todos cocinan, pero el que está viendo tal vez no tiene laburo o no sabe cómo llegar a fin de mes. No queríamos poner una barrera.

-¿Qué recetas funcionan más?

-C: En Instagram funciona más lo vegeta que lo carnívoro y en Youtube al revés. La comida rápida la rompe, el pollo frito, el pulled pork fueron hits. Lo que está bueno es que desaparecieron los haters, es hermoso. En este tiempo solo hubo tres o cuatro comentarios malos, alguna que se quejó de mi voz. Decían ‘qué ‘infumable, que se calle’. A una le respondí: ‘no me voy a callar en mi casa’. ¿De verdad en plena pandemia una mujer manda a callar a otra? Recibió tantos comentarios que lo terminó borrando.

-¿Qué cambios van a incorporar cuando termine la cuarentena?

-L: No creo que haya normalidad. Planificamos de acá a una semana. Hoy funciona lo que estamos haciendo. Y la verdad es que el futuro es incierto.

-C: Creo que va a convivir el Menú del Barrio con los restaurantes.

-L: No creo que levanten la cuarentena y todo el mundo salga corriendo a comer afuera. No van a tener un mango. Lo mejor para todo esto es ser realista. Por suerte el restaurante el restaurante es grande y está impecable. Si abrimos serán 30 cubiertos cuando antes hacíamos 100. No se puede sobrevivir haciendo ese tipo de de negocio. O vas a cobrar un plato de comida cinco lucas y vas a trabajar para tres, con suerte, que te quieran.

-En Europa los clientes volvieron a los bares y a los restaurantes

-L: Nosotros vamos semana a semana. Y sí, miramos lo que pasa en Europa, pero no somos Europa. Nuestra economía no es la de Europa. Por el momento seguimos invirtiendo en más tecnología para dar un delivery mejor.