Asado, pastas y alfajores: ahora los turistas eligen Buenos Aires para aprender a cocinar

Fuente Cronista ~ La plataforma de alojamientos temporarios Airbnb anunció el lanzamiento de En La Cocina, una nueva categoría de experiencias en la que los huéspedes pueden descubrir los secretos culinarios que familias de todo el mundo se han transmitido de generación en generación.

Con ella, los viajeros tienen la oportunidad de preparar más de 3.000 recetas únicas, en más de 75 países de todo el mundo, incluida la Argentina. Las actividades en nuestro país van desde un workshop de asado hasta un curso para hacer alfajores.

Según el sitio web, el workshop de asado es dictado por un chef en el barrio porteño de San Telmo. Durante 4 horas, enseña cómo prender el fuego, los diferentes cortes de carne y cómo cocinarlos. En ese tiempo los turistas (un máximo de 20) podrán probar un menú variado de achuras, entraña de vaca, matambrito de cerdo, asado y carne dry age (madurada 45 días), acompañado por verduras y vinos argentinos.

Con esta propuesta, la plataforma propone una nueva forma de entender la cultura mediante la gastronomía. A diferencia de lo que ocurre en una clase de cocina típica, aseguran que estas experiencias «se basan en la conexión entre personas que se reúnen para preparar y compartir una comida».

Los anfitriones locales, que pueden ser tanto familias como agricultores o profesionales de la gastronomía, ayudan al viajero a entender el significado profundo de cada plato, a través de recetas tradicionales e historias en diferentes rincones de todo el mundo.

La clave está en que todos los anfitriones de las experiencias publicadas en Airbnb sean capaces de comunicar la esencia única de cada plato a través de su historia personal, y que posean un conocimiento profundo de la herencia cultural culinaria que comparten con otras personas.

En el último tiempo, la gastronomía argentina se ha posicionado internacionalmente y esto se ve reflejado en el crecimiento de reservas de experiencias relacionadas con comida y bebida, que ha aumentado en un 182% respecto al año pasado.

Reabrió el tradicional bar Trianon en el barrio de Boedo

Fuente: La Nación ~ Cerca de las 10.30, Nelly Cannone, de 88 años, entró al bar Trianon y se sentó a metros de la puerta. Ella visita el lugar desde que abrió allá por 1940. Ha ido con amigas, con su marido. Para Cannone ese salón está iluminado por la luz del pasado; sin embargo, dijo que hoy visitaba el lugar por primera vez y, de algún modo, estaba en lo cierto: el bar reabrió el miércoles pasado tras varios meses de refacciones. «Quedó muy lindo y conserva la estética de un lugar tradicional. Me trae muchos recuerdos de la infancia y la adolescencia. Hoy lo vine a conocer y tengo pensado volver con una amiga y mi sobrina», describió.

El bar está donde siempre, en Avenida Boedo 845. Ese fue un punto de encuentro para intelectuales, vecinos y visitantes ocasionales que iban en busca del afamado sándwich de pavita al escabeche, una especialidad que Cannone le adjudicó a doña María quien, según ella, era la dueña del lugar a mediados del siglo pasado. «Las delicias que hacía esa mujer», exclamó. «Yo la conocí y era una gran cocinera. El sándwich de pavita fue una creación suya y perdura hasta el día de hoy. Ahora es muy temprano para pedirme uno pero queda pendiente para la próxima», agregó.

Aunque así lo hubiera deseado, Cannone no podría haber ordenado esa creación de doña María. El bar abrió hace pocos días y para preparar ese plato la pavita debe estar, al menos, 10 días sumergida en el escabeche para lograr el macerado perfecto, tal como se hacía en aquel entonces. Este es un punto importante para Guillermo Álvarez, de 36 años, uno de los dueños del local que, para respetar la receta original, buscó a los hijos de de los primeros propietarios y les pidió los lineamientos para que el sabor se mantenga auténtico.

«La semana que viene, creo, ya vamos a ofrecer el tradicional sándwich de pavita. El tema es que lleva un proceso de macerado, con algunas verduras, orégano, pimentón, pimienta, vinagre, aceite y todo esto se tiene que asentar para darle el sabor. Acá en el bar y en un centro de producción el jefe de cocina está preparando 12 pavitas. Primero se separa el muslo de la pechuga, y el muslo es lo que luego atraviesa el proceso de macerado y la pechuga la usamos para poner un poco de blanco de pavita en el sándwich», explicó Álvarez.

Los que pasaban caminando por la Avenida Boedo frenaban y miraban a través del vidrio para ver cómo había quedado. Lo que encontraban del otro lado es un lugar que pudo adaptarse a las exigencias del presente sin dejar de lado su identidad. Todo ahí mantiene un estilo art decó. Los espejos que cuelgan de las paredes atravesaron un proceso de añejado, ese es un trabajo que se hace de manera artesanal para que esas piezas de tres metros de largo luzcan como si siempre hubieran estado ahí. Lo mismo sucedió con el piso, que una parte es la original y la otra está tapizada por un porcelanato italiano que colocaron en la refacción. Y así con cada detalle, como las máquinas de escribir que están sobre una gran estantería, las clásicas cajas de galletas y la lista sigue.

«Empezamos a indagar en la historia del lugar. Cómo nació, cómo prosperó y ahí encontramos mucho material útil e interesante para la nueva propuesta. Decidimos hacer un nuevo lugar con una estética nueva pero con un pie puesto en lo que eran las tradiciones y la época dorada de la zona con el art decó. Decidimos usar azulejos, mármoles y distintos materiales de la época pero con un lenguaje más actual», explicó Juan Bardi, del estudio de arquitectura Box. Ellos desarrollaron el proyecto de refacción.

«Cuando empezamos sabíamos que nos metíamos en un proyecto con mucha mística. Fue una gran responsabilidad devolverle al lugar lo que había perdido porque estaba bastante descuidado. Investigamos, incluso fuimos al Archivo General de la Nación para ver cómo eran los carteles originales y diseñamos un nuevo logo a partir de la información que fuimos encontrando. La idea es revivir los mitos, hasta se dice que Perón vino a probar el sándwich de pavita», destacó Esteban Ron, que diseñó la identidad visual del lugar.

«El nombre Trianon tiene mucho peso, en nombre y en calidad de producto. El otro día que abrimos el lugar se llenó enseguida. La parte arquitectónica es importante, pero también, al fin del día, lo más importante es el producto. Por eso trabajamos con platos abundantes, pastas caseras, lo mismo con las salsas y las pizzas que se hacen en el mismo horno de pizzas que estuvo siempre, al que le hicimos algunas refacciones pero es el original», agregó Álvarez.

«Venía antes de las refacciones, siempre fue un lugar lindo pero últimamente venía poca gente. Este es uno de los mejores bares de la zona. Yo vengo desde los siete años con mi papá. Él se pedía el sándwich de pavita y yo merendaba», dijo Johanna Faggiani, de 29 años, vecina de la zona. «Las meriendas son muy buenas, para compartir. Por eso el lugar está muy bueno para venir en familia. La verdad que quedó muy lindo y mantiene un estilo tradicional», agregó Lorena Ocampo, de 30 años, que desayunaba junto a Faggiani.

Los nuevos mercados porteños: cuando hacer las compras se convierte en un paseo gastronómico

Fuente: La Nación ~ Comprar y abastecerse pero, también, pasear y encontrarse. Los mercados cumplieron distintas funciones en la Buenos Aires de hace un siglo. Con ese espíritu en mente, hoy renacen algunos que habían desaparecido, se aggiornan​ los más antiguos y surgen nuevas propuestas, ahora también con puestos para quedarse a comer.

El próximo en sumarse a este elenco es Mercat Villa Crespo, con 38 stands gastronómicos, de mercado y mixtos. Todo en el marco decorativo industrial que ofrece una ex fábrica de carteras de tres pisos en el corazón del barrio, en Thames 747. La fecha de apertura está prevista para la primera quincena de febrero.

Entre los puestos mixtos habrá parrilla con carnicería, pastelería, bar de vinos con vinoteca, verdulería con jugos y sopas, y fábrica de pastas hechas in situ con maquinaria traída de Italia, que podrán comerse ahí o llevarse a casa. De los puramente de mercado se destacarán, además de los clásicos, otros con productos veganos, sin gluten, o que combinan ambas características. Y entre los gastronómicos, que serán 16, habrá dumplings de KOI, pinchos y vermut del café San Bernardo -un clásico del barrio-, y hasta kürtőskalács, un rollito dulce típico de Hungría que allí se vende en panaderías y puestos callejeros, y que en el nuevo mercado tendrá su propio stand.

Los recién llegados al Mercat construyeron baños, hicieron las instalaciones eléctricas y sanitarias, montaron un segundo ascensor y recuperaron otro que se usaba como montacargas. Pero mantuvieron como estaban las aberturas, los pisos y las paredes de ladrillo, que son originales. “No es que nos quedamos sin plata y lo abandonamos, sino que lo hicimos así a propósito”, explica entre risas a este diario Marcelo Pirogovsky, socio fundador del proyecto.

Junto a sus socios Santiago Olivera, Gustavo Szwec y Gabriel Sterin, conforma un grupo empresarial dedicado hace 20 años a la gastronomía y la construcción. Algunos de sus bares y restaurantes están ubicados en torno a la plaza Cortázar, más conocida como Serrano. Para el Mercat, eligieron como curador al chef Dante Franco.

Habrá mesas y sillas a lo largo, ancho y alto del mercado, que tiene 2.700 metros cuadrados de superficie y capacidad para 700 personas circulando y 300 sentadas. En el segundo piso se instalará un auditorio, en el que se montará una cocina para dar talleres, presentar productos, y hacer degustaciones y proyecciones de cine gastronómico.

«Salvo algunos casos, no apuntamos a las marcas ni a las cadenas, sino a las PyMES, que no tienen local a la calle, o que sí tienen y ahora quieren abrir un segundo. Queremos hacer algo distinto, que no sea tan conocido», resalta Pirogovsky. Y esa distinción se percibe incluso en el mismo nombre del proyecto.  “Si te digo la palabra ‘mercado‘, te hace pensar en el del Progreso, o el de Juramento. ‘Mercat‘, en cambio, te lleva a un estilo específico de mercado, como el de La Boquería, en Barcelona”, explica.

Mientras tanto, el Mercado de los Carruajes sigue en espera: iba a abrir en diciembre del año pasado, pero finalmente habrá que esperar al menos hasta los primeros meses del año que viene para su inauguración. Incluso hay avisos de alquiler de locales comerciales que destacan su cercanía con este futuro mercado, ubicado en la esquina de Alem y el pasaje Tres Sargentos.

Funcionará en una antigua caballeriza presidencial. Ocupará unos 3.600 metros cuadrados, en los que se dispondrán 40 puestos de diversos rubros, y habrá un área de 600 metros cuadrados para servicios, entre los cuales habrá una terraza.

La empresa que se adjudicó el proyecto, lanzado a licitación hace dos años, es Athenée Group, una firma desarrolladora argentina que ahora se llama Mercado de los Carruajes. En ese momento, el proyecto presentado había sido diseñado en alianza con el grupo español Mercasa, a cargo de la asistencia técnica a distintos ayuntamientos, comunidades autónomas y asociaciones de comerciantes en España.

Es por eso que este desarrollo guarda similitudes con la Boquería barcelonesa y el San Miguel madrileño. Con todo, fuentes cercanas a los desarrolladores del mercado sostienen que este último grupo ya no tiene participación.

Un recién llegado a este mapa es Street Market del Bajo, en la esquina de Paseo Colón y Alsina. Abrió a mediados de octubre con puestos sólo gastronómicos pero lógica y estética similares a estos mercados, que lo emparientan también con patios de comida neoyorquinos y europeos. Hay cafetería, heladería, hamburguesería, fiambrería, frutería y pizzería, entre otros rubros.

Además de las nuevas iniciativas, hay mercados que «volvieron recargados» o se aggiornaron a los tiempos actuales. Entre estos últimos está el de San Telmo, en Bolívar y Carlos Calvo, que poco a poco fue cambiando sus puestos tradicionales por otros gastronómicos, de tapas, boulangerie, carne y cafetería de especialidad, entre otros. Con todo, aún subsisten algunos anticuarios y stands de frutas y verduras.

Los que no sólo se renovaron sino que fueron refaccionados son el Belgrano, en el barrio homónimo, (Juramento 2527) y el de San Nicolás (Córdoba 1750), que dependen del área BA Capital Gastronómica del Gobierno porteño. El primero había sido fundado a fines del siglo XIX, fue recuperado en 2017 y hace poco tuvo una nueva ampliación, que lo dejó con 42 locales e incluso una terraza cervecera.

El de San Nicolás, en el barrio del mismo nombre, comenzó en 1905 como feria de puestos al aire libre y luego se mudó a un galpón en la ubicación actual, que fue deteriorándose y cuyos stands terminaron en buena parte abandonados. Tras dos meses de remodelación, reabrió en abril de este año con 18 stands. Algunos de ellos tienen productos frescos y otros son gastronómicos, entre los que se destaca el Ice Roll, un helado originario de Tailandia que se elabora sobre una plancha de acero que está a 40 grados bajo cero.

Locales gastronómicos deberán entregar a los clientes los alimentos que fueron pagados y no consumidos

Fuente: Infobae ~ Los comercios gastronómicos de la Ciudad de Buenos Aires estarán obligados a entregar los alimentos que fueron pagados y no consumidos en el momento.

La Legislatura Porteña aprobó este jueves una norma a través de la cual los comercios gastronómicos de la Ciudad de Buenos Aires estarán obligados a entregar los alimentos que fueron pagados y no consumidos en el momento.

Restaurantes, rotiserías, bares, cafés, confiterías, casas de lunch, y todo local gastronómico que esté comprendido en el Código de Habilitaciones y Verificaciones de la Capital Federal tendrán «la obligación de entregar, ante el requerimiento del consumidor, el producto que esté abonado y no consumido».

En su justificación, se hizo mención a que los alimentos «constituyen la mayor parte de los desechos urbanos», por lo que para disminuir esta dilapidación en las casas de expendio de comidas deberán exhibir en sus menúes, lugares de acceso e interior, una leyenda que permita conocer la norma sancionada. Mercedes De las Casas, diputada de Vamos Juntos y autora de la iniciativa, argumentó que el objetivo es «reducir el desperdicio de alimentos».

«El principal obstáculo a esta norma es cultural, ya que son los clientes los que no se atreven a pedir lo que sobra de su comida. Lo que sucede es que una vez servido un alimento a un cliente, el restaurante no puede reutilizarlo y las sobras la tiran a la basura», agregan.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, el desperdicio de comestibles por año es de 1.300 millones de toneladas. En la Ciudad de Buenos Aires, representan el 41,5% de los residuos sólidos urbanos, de acuerdo al Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires en convenio con la Coordinación Ecológica Metropolitana (CEAMSE), en su última publicación de 2011.

Para que la población tenga conocimiento de la iniciativa aprobada en la Legislatura Porteña, se aprobó que en los locales esté exhibido un cartel con la leyenda: «Sr. Consumidor: Usted tiene derecho a recibir, sin costo alguno, el producto que haya abonado y no consumido».

Además el Poder Ejecutivo de la Ciudad deberá lanzar a modo de campaña de difusión y concientización que «el alimento no se debe desperdiciar, es un compromiso que debemos asumir todos».

En caso de no cumplir con la norma, la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor podrá aplicar sanciones a los locales en cuestión.

Además, se aprobó que en los eventos masivos donde haya expendio de comidas, deberá garantizarse la opción de menús o productos alimenticios aptos para celíacos. El proyecto fue presentado por Guillermo Suárez, de Vamos Juntos, y establece que como mínimo deberá haber dos menúes o productos sin TACC (trigo, avena, cebada y centeno).

Mesas comunitarias, una modalidad cada vez más de moda en Buenos Aires

Fuente: G7 ~ Cosi Mi Piace embriaga las calles de Palermo Soho con el delicioso aroma que caracteriza a la cocina italiana, desde sus clásicas pastas hasta una buena propuesta de pizzas romanas. Su gastronómica y estética lo convierten en un lugar acogedor, ideal para disfrutar en compañía de amigos y familia. Además, cada una de sus preparaciones deslumbra con sus característicos sabores, todas elaboradas con los mejores productos y atención de primera. Tiene mesas comunitarias en el interior del local y en su patio  revestido con adoquín, un estilo típico de Italia, donde el sol se asoma y las hojas de los árboles caen para crear una magia natural y transportarse así a una hermosa callecita italiana. Sin duda un lugar ideal para disfrutar de los hermosos días primaverales y acompañarlos de una excelente opción gastronómica. (Todos los antipastos reflejados en la carta son ideales para compartir, todas buenas alternativas para colocar en el centro de mesa).

Komyūn

Komyūn un “Japanese Kitchen & Hi Fi Bar” ubicado en Los Arcos de Palermo que propone una experiencia gastronómica ideal para descubrir colores, texturas y sabores del corazón de Asia con ingredientes de calidad y productos de estación. Sus platos fríos son elaborados bajo un concepto de cocina fusión nikkei y los calientes están basados en la gastronomía del sudeste asiático. El local tiene una decoración vanguardista con detalles de espíritu joven y espacios para diferentes ocasiones con mesas comunitarias de madera en sus dos patios.

En Av. Libertador 3883 Arco 9

Buenos Aires Verde

Buenos Aires Verde es la alternativa orgánica vegetariana de Palermo y Belgrano con un concepto que respeta los principios de la alimentación inteligente, consciente y saludable desde hace más de 10 años.  El local de Belgrano y el renovado local de Palermo, cuentan con una mesa comunitaria en cada espacio, pensadas para generar un ambiente que invita a despertar los sentidos y compartir una velada inolvidable.

En Gorriti 5657, Palermo, y Vidal 2226, Belgrano

Cincinnati

Ubicado en la Torre Bellini, Cincinnati se presenta como el spot ideal en el centro porteño para disfrutar de una verdadera propuesta de cocina italiana y pizzas de estilo napoletano. Platos sencillos y bien logrados, productos de primera calidad y un ambiente cuidado hacen de este restaurante el espacio perfecto para realizar una pausa al mediodía o juntarse en familia y con amigos, para disfrutar una gran cena de la más exquisita gastronomía mediterránea. El espíritu italiano se hace presente en cada detalle de la ambientación: paredes con espejos, posters enmarcados, copas colgadas y pequeñas cavas con botellas de vino recubren el salón principal, sumado a una gran mesa comunitaria con capacidad para 24 comensales, ideal para esos encuentro con grandes grupos en un clima totalmente distendido.

En Esmeralda 924, Centro.

Puerta del Inca

Puerta del Inca es un restaurante de cocina peruana y de mar, ubicado en el histórico pasaje Belgrano, de San Telmo, donde hoy se encuentra el Cassa Lepage Art Hotel. De la mano de su chef Luis Hizo Martínez, Puerta del Inca ha logrado crear una carta donde los sabores de mar y tierra se fusionan a la perfección con las especias y productos típicos de la auténtica gastronomía peruana. En el gran salón del restaurante, que mantiene intacta parte de la arquitectura del edificio histórico, destaca una imponente mesa de madera con sillas tapizadas en color beige con capacidad para 12 personas. Un espacio ideal para esos encuentros entre grandes grupos. La barra de Puerta del Inca tamién toma protagonismo, desde aquí el bartender Gastón “Tonga” Rodríguez prepara originales cocktails de autor, mientras que a un costado de la misma el sushiman Sergio Billafuerte deleita a sus comensales con las más tentadoras piezas de sushi de la gastronomía japonesa. Sin lugar a dudas, una propuesta gastronómica variada en un ambiente bien cuidado.

En Bolívar 373, San Telmo.

Gontran Cherrier 

La exclusiva panadería de origen francés, presente en más de nueve países, ideada por el reconocido maestro panadero, autor de libros de cocina, presentador de televisión y empresario: Gontran Cherrier, se instala en Buenos Aires para ofrecer exclusivos manjares que combinan lo mejor de la panadería y pastelería tradicional francesa con sabores e ingredientes del mundo, teniendo como resultado originales recetas únicas en su estilo.  Ubicado en una imponente esquina de Palermo Soho, este lugar ofrece, tanto en su vereda como en su interior, cómodas mesas comunitarias, ideales para disfrutar de un día de home office o para reunirse entre amigos y disfrutar de las exquisitas preparaciones de esta cocina, como la Croque madame (pan de molde, bechamel, jamón, queso gratinado y huevo, acompañado de hojas verdes y tomates cherries), la ensalada Parisienne (queso emmental, jamón cocido en dados, huevo duro, champignons, hojas verdes, vinagrette de mostaza), o delicias de su distinguida pastelería y panadería, como el Scon de yerba mate,  Financier con chocolate y ganache, Madeleine de limón, Chausson de manzana, entre otras delicias.

En Malabia 1805

Benaim

Benaim cuenta con un gran patio con mesas comunitarias de tres metros de largo, adaptado para que la experiencia de comer al aire libre sea realmente placentera. Si el visitante lo prefiere, puede optar por reunirse en sus dos plantas techadas, rodeadas de banquetas y una mesa comunitaria de azulejos esmaltados, con dibujos y lisos, que remiten a Israel y al Medio Oriente y da color al interior. Todo esto, acompañado de una carta que contiene una selección de los mejores exponentes de la comida callejera judía, de los cuales son altamente recomendados el Pastrón, el Falafel, el Kebab y la opción veggie: el Sabbich.Todos los platos de Benaim se pueden maridar con sus distintas presentaciones de cerveza artesanal tirada, vermú, cocteles y bebidas no alcohólicas.

En Gorriti 4015, Palermo.

Bruce Grill Station

Bruce Grill Station es un bar-restaurante de estilo americano y un punto de encuentro para disfrutar con amigos, en pareja o en familia, en un ambiente cálido y moderno. Nacidos en Parque Leloir cuentan también con locales en Ramos Mejía y Villa La Angostura. Bruce Grill Station es referente de la comida americana contemporánea y remite a The American Way y el Lejano Oeste de manera cercana con una amplia carta gastronómica con preparaciones para todos los gustos. Todas sus recetas son preparadas con quebracho colorado, lo cual da como resultado preparaciones impregnadas de sabor. La estrella de su carta gastronómica son los diferentes cortes de carne de primera calidad con cocciones ahumadas y grilladas; cuentan con las ribs de cerdo más conocidas de Zona Oeste y deliciosas hamburguesas. Incluso cuentan con opciones de tex-mex, pescados, tablas para compartir y pastas.

En Martín Fierro 3246, Parque Leloir, Bs. As.

Malcriado – entre Fuegos y Vinos

Es la nueva propuesta gastronómica que desembarcó en Parque Leloir con la premisa de complacer y deleitar a sus comensales con potentes estímulos. Tal como su nombre y lema ¨entre fuegos y vinos¨ sugieren, los elementos protagonistas de la propuesta predisponen a disfrutar y sentirse mimado en un refugio acogedor y familiar. La mística del encuentro que generan los elementos protagonistas se percibe desde varios ángulos del local: los fuegos en acción de la parrilla, el horno de barro y el disco de arado están a la vista y numerosas botellas de vino acogen toda la puesta en escena. El concepto que caracteriza a Malcriado se experimenta desde la tentadora carta gastronómica con reconfortantes platos y originales cortes de carne hasta con la posibilidad de que las visitas elijan qué música escuchar durante la velada. Además, el cliente puede hacer su voluntad a la hora de tomar vino utilizando las máquinas selfservice Newine, que dispensan diferentes medidas de copa (degustación, media copa y copa), y, al ser ubicados los comensales en la mesa les conceden una tirada de ocurrentes sets de dados ¨malcriados¨ con la oportunidad de ganar descuentos, promociones y regalos.

La recepción de Malcriado está custodiada por una ostentosa pared con estantes repletos de vino, que a su vez alberga las innovadoras máquinas Newine con 32 picos de vino a temperatura de cava. Desde esta instancia se nota la apertura del salón principal, lo que permite percibir que la dinámica es muy llevadera y la atención del servicio está puesta en el goce del comensal en todo momento. Alrededor de la barra, que separa los fuegos del comensal, disponen de mesas de diferentes tamaños y alturas. Una buena posibilidad es compartir con otras personas en unas grandes mesas altas de madera y hierro para 8 y 10 personas, uno puede hacerse nuevos amigos o ir con grandes grupos de comensales y compartir diferentes entradas en modo tapeo con una buena copa de vino. Incluso cuentan con una mesa grande en la terraza de la planta alta, ideal para disfrutar al aire libre entre las copas de los antiquísimos arboles de la Av. Martín Fierro.

En Martín Fierro 3248, Parque Leloir, Bs. As.

Opio Gastropub

Ubicado en el barrio de Palermo, Opio Gastropub es un restaurante que evoca el streetfood asiático de países como la India, Vietnam y Tailandia, pudiéndose encontrar también platos japoneses y alguno taiwanés. Los platos elegidos para la carta son los favoritos del chef, donde se destacan distintas opciones de comida que se encuentra en las calles asiáticas de los países que  Diego Rizzi (cocinero y mentor de Opio) visitó, sopas realizadas con caldos de larga cocción, delicados curries, dumplings y sabrosos Buns, entre otras opciones.

Opio ofrece un estilo callejero marcado, ubicado en un ex taller mecánico, remodelado como galpón y posee paredes revestidas de chapa, en contraste con paredes cubiertas por un inmenso collage de posters y afiches de la cultura asiática. Las mesas y sillas son de madera clara, típico de los comederos asiáticos, pudiéndose optar por mesas para 2 y 4 personas o una protagónica mesa comunitaria situada en el medio del salón con capacidad para 14 comensales. En esta mesa la dinámica que se genera es relajada y diferente, e invita a sentirse en un viaje por algún rincón exótico del mundo.

En Honduras 4415, Palermo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Jornal (cocina de inmigrantes)

Tras pasar el gran telón de su entrada, Jornal descubre tres grandes mesas comunitarias con cómodas sillas de la marca Landmark, para los visitantes que buscan una mesa compartida o si es un grupo grande de familiares y/o amigos. Realmente toda la propuesta de Jornal está pensada en comunidad, es por esto que para quienes decidan vivir esta experiencia al 100%, Jornal ofrece una sección en su carta llamada Platitos, con una amplia variedad para compartir una selección de recetas representativas de su cocina de inmigrantes. Es así como al sentarse a la mesa, tiene la oportunidad de probar cocina española, italiana, rusa y criolla, elaborada con técnicas de vanguardia que le dan una vuelta de rosca a sus preparaciones.

Bodegas restaurantes: estás fueron las transformaciones de los últimos 15 años

Fuente: La Nación ~ A medida que se acercan las vacaciones vemos, cada vez más, que algún amigo, una pareja de conocidos o el influencer de turno sube una foto de un plato vistoso, enmarcado por los viñedos y la cordillera de fondo. El like es tan automático que evita formularse una pregunta necesaria: ¿cuánto hace que las bodegas son también restaurantes?

Una pista fehaciente la da Lucas Bustos, chef ejecutivo del restaurante de bodega Ruca Malen, a cuyo frente acaba de cumplir 15 años. Hoy un deck abierto a la montaña, con luces y ambientación moderna, entonces un ala de la bodega con mesas redondas y cubiertos alquilados. «Cuando abrimos -dice Bustos con una mezcla de nostalgia y asombro- teníamos sólo un disco de arado para cocinar y todo lo hacíamos ahí. El menú costaba unos diez dólares.»

Hoy, que sirven elaborados platos en la carta, que los cubiertos brillan a la altura de las copas y el costo ronda los 65 dólares -como en casi todos-, parece un hecho que los restaurantes de bodega estuvieron siempre ahí. Pero no. Todo hubo que construirlo con pocas cosas más que un norte culinario y el vino como soporte.

De noche, la vista de la bodega restaurante Ruca Malen

La primera ola

En una cronología rápida, pionero fue en 1884, el restaurante que abrió Mallman en Bodega Escorihuela, donde el chef más famoso desarrolló y puso a prueba una visión de la cocina argentina. Aún está vigente y es un plato fuerte de la capital mendocina. Le siguió Casa del Visitante, de Familia Zuccardi, cuya cocina abrió en 2004. Y ahí nomás, La Bourgogne inauguraba filial en Bodega Vistalba que, con los años, dejaría de serlo para tener vida propia. El restaurante de Casa del Visitante, sin embargo, significó un giro importante en esta historia. La comida era una más de las actividades que se podía hacer en la visita, pero ganó relevancia como para convertirse en el centro de la propuesta. Por sus hornallas pasaron muchos cocineros invitados, desde Dolli Irigoyen a Donato De Santis. Y allí se formó Matías Aldasoro, quien hoy maneja los fuegos en Piedra Infinita, el nuevo restaurante que familia Zuccardi tiene en la bodega de Valle de Uco.

Otra etapa

Sin embargo, con el desarrollo de Uco a contar de la década de 2000, la idea de fundar una bodega y poner en un restaurante pareció de lo más lógica. Así despuntó una segunda ola de cocinas asociadas al vino. Un caso emblemático fue Andeluna, que abrió el restaurante en 2006, con Pablo del Río como cocinero, cuando aún la ruta era de tierra. Del Río recuerda lo lejano y difícil que resultaba: «los primeros años hacíamos 15 cubiertos por semana, y ya era mucho». Más tarde abrieron otras. Desde Salentein a la hoy llamada Alpha Crux -entonces O. Fournier-, cuya propuesta estética y de cocina eran superiores a la media, con Nadia Haron al frente de los fuegos y con ciclos de invitados de alta gastronomía mundial. Hoy la movida de Uco es grande y va desde una bodegas con gastronomía simple, como la parrilla de La Azul, a propuestas bien sofisticadas como su vecina Casa Petrini o The Vines, donde Mallman pone sal y pimienta a sus fuegos.

La tercera ola

El empujón definitivo llegó con el cambio de década y hoy, de todas las bodegas que ofrecen algún servicio turístico, la mitad tiene gastronomía según datos del Observatorio Enoturístico. Con dos vuelos semanales directos de Sao Paulo, el crecimiento parece asegurado. En una lectura segura, nadie podría dudar que la gastronomía de Mendoza ganó impulso de la mano de sus vinos, hasta crear lo que Alicia Sisteró, cronista y testigo del proceso, llama la «cocina del vino». Un dato curioso en la creación de esa cocina es que, como en el oeste había pocos profesionales con visión de mundo, las bodegas incorporaron cocineros del este que descubrieron la cocina regional y la pusieron en valor. Bueno ejemplos de ese proceso son los afincados Pablo del Río, que desembarcó en 2004, Lucas Olcese, que llegó hace quince años a Mendoza y hoy cocina en Fogón, y Federico Petit, al frente de los restaurantes que forman parte del Universo Vigil: cinco cocinas entre restaurantes y vinotecas, cuyo buque insignia es Casa El Enemigo.

El propio Petit lo dice con claridad: «es increíble, pero cada restaurante y cada cubierto está acá para vender una botella de vino».

En este tercer grupo de restaurantes, la escala reformuló la idea misma de la convivencia entre la cocina y la sala de barricas. Un perfecto ejemplo es Espacio Trapiche, conducido desde el comienzo por el propio Lucas Bustos -que es el cocinero mendocino que logró ser profeta en su tierra-, donde la cocina local y de producto alcanzó un nuevo escalón.

Fogón es otro buen ejemplo. El restaurante de Bodega Lagarde en un ala reciclada de la bodega centenaria, da cuenta de cómo la tradición puede reformularse en tiempo presente. Olcese, al respecto reflexiona: «una de las cosas más interesantes de este proceso es la cadena que mueve el vino, que empuja la gastronomía y que, a la larga, genera productores a su altura», dice.

En ese largo proceso, Bustos es el ejemplo perfecto: maneja el restaurante de Ruca Malen y Espacio Trapiche y acaba de hacerse cargo del flamante restó de Nieto Senetiner en Vistalba, cada uno con una identidad propia, cimentada en la tradición local. Sisteró, quien elabora la guía de restaurante de Mendoza, sostiene que «un poco por intuición o por su visión, Lucas pudo expresar a través de la cocina esta conexión con la vitivinicultura. Y no solo poner en valor el vino como producto, sino acompañarlo con una cocina de alto nivel pensada exclusivamente para este fin. Nuestra «cocina del vino» iba a suceder, pero fue Lucas quien abrió el camino,» dice.

Bodegas y cervecerías apuestan al vino en lata

Fuente: BAE ~ Poco a poco, el vino en lata o en botellas pequeñas se está imponiendo. No hace falta invertir en una botella de 750 ml. Hay opciones de 375 ml y ahora se multiplican las novedosas latas de vino de 269 ml, que intentaron imponerse en otras épocas sin mucho éxito.

Cuando el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) aprobó el fraccionamiento y comercialización de vino en recipientes de acero inoxidable, muchos comenzaron a idear productos. Basta con ver que la propia Cervecería y Maltería Quilmes no escatimó en gastos y lanzó como prueba piloto dos botellas de 375ml para consumo individual en tinto y blanco.

Sin perder tiempo, lanzó la semana pasada Blasfemia una lata que comercializará a partir de hoy a $80. Pertenece a ZX Ventures una nueva unidad de negocios de la cervecera. Se presenta en tinto, blanco gasificado y rosado gasificado. Buscan llegar a 800 puntos de venta, se vende en supermercados, de CABA, bares y restaurantes. El volumen inicial es de 126.000 latas.

Familia Zuccardi presenta con su Bodega Santa Julia el Chenín Dulce en lata de 330 centímetros cúbicos. Peñaflor se suma con Dadá 7, que sale en dos formatos como espumante en lata. Mientras, Bodegas Bianchi sale con su vino New Age. Estancia Mendoza no se quedó atrás y presentó Dilema Sparkly, su primer vino en lata, perteneciente a Fecovita.

Santa Julia había lanzado tres versiones de rosado, malbec y tintillo para vender en el mercado de Estados Unidos. Sin perder tiempo, decidieron replicar la idea en territorio argentino. El objetivo es dar una opción que permita no invertir mucho y poder darse un gusto.

Cenar en un muy buen restaurante del nivel de Orisha, Don Julio, Tinta o Julia implica invertir como mínimo $700 en los vinos más económicos de la carta. Pedir una copa promedia los $350. Si bien muchos están dispuestos a pagarlo, otros no. La lata puede ser una buena opción.

Rotiserías de autor: el regreso con gloria de un clásico que había desaparecido

Fuente: La Nación ~ A fines de los 80 todavía eran furor. Todas vendían pollo al spiedo. También buñuelos de espinaca, tortilla de papa, berenjenas al escabeche y milanesas a la napolitana. Los sábados a la noche había que hacer fila para comprar. Ir a la rotisería de la cuadra, mirar qué había en esas bandejas detrás del vidrio de la heladera mostrador y esperar en la barra mientras preparaban el pedido era un programa familiar.

Pero de a poco fueron desapareciendo, y la década del 90 fue el ocaso para ese modelo de negocio gastronómico que crecía en todos los barrios. Algunos opinan que el delivery, los parripollo y los patios de comida de los shoppings terminaron de sepultarlas. A partir de los 90 cambió la forma de salir a comer. Y las rotiserías ya no encajaban.

«En las ciudades de la costa atlántica eran un clásico. Me acuerdo de chico que nos íbamos con mi familia a Villa Gesell, todos los veranos. Siempre se compraba comida en la rotisería -recuerda Fernando Fontana, el chef ejecutivo de la nueva rotisería La Vuelta, sobre la avenida Pedro Goyena, en Caballito-. Ahora están resurgiendo. Creo que la tendencia de volver a la vieja escuela y de reivindicar la comida casera las trajo al ruedo otra vez».

Dicen que es el modelo gastronómico de moda. Llegaron para resignificar la comida para llevar. En la mayoría de los casos, surgen de la mano de un chef, con un guiño gourmet pero con la impronta de los viejos salones. En los últimos meses se abrieron tres nuevos locales en Caballito, Recoleta y Saavedra. Algunas tienen mesas para sentarse y quedarse a comer ahí. Con carta de vinos incluida. A las minutas de siempre se le sumaron platos más elaborados, con un guiño de autor. La ensalada rusa ya no se vende en estos boliches; y el pollo al spiedo tiene reemplazo en su versión al kamado, esa milenaria parrilla de origen japonés que combina distintas técnicas de cocción y que se convirtió en el fetiche de muchos chefs.

Son casi las 23 de un miércoles por la noche, y en La Vuelta, que hace horario de corrido desde las 9 hasta las 12 de la noche, siguen atendiendo al público. Martín Saluso y su novia son de los que llegan siempre después de esa hora. «Vuelvo tarde del trabajo y cuando no tenemos ganas de cocinar nos cruzamos acá», dice el vecino de Caballito, que pide unas croquetas de cantimpalo y queso Mar del Plata de entrada, a 45 pesos cada una, y una milanesa de peceto a la napolitana, que cuesta 280 pesos con guarnición.

«Me gustaba de chico ir a la rotisería con mi viejo. Entrar y ver la heladera mostrador me da un poco de nostalgia. Pero en cuanto al nivel de la comida creo que ahora son mejores. Los platos que podés comer acá también los encontrás en un restaurante, con la diferencia de que son bastante más baratos», opina Saluso.

«Vení con el tupper»

A tono con los mandatos de la nueva era, en La Vuelta también quieren ser responsables con el medioambiente. La gente que deja sus comentarios en las redes sociales destaca la campaña que lidera Fontana para reducir el consumo de bolsas y envases plásticos. «Podés ir con tu tupper, y si llevás otro te regalan el flan de postre», comentó una usuaria en Instagram. «Tenemos algunos requisitos básicos. El tupper no puede estar sucio ni roto. Por ahora no es mucha la gente que viene con sus propios recipientes. Por eso incentivamos la acción con el postre de regalo, que puede ser un budín de pan o un flan casero de naranja, receta de mi abuela», cuenta Fontana.

La tortilla de papa, que sale babé; los buñuelos de espinaca y la milanesa a la suiza son algunos de los más pedidos. «El otro día vino un señor para contarnos que la milanesa a la suiza de acá era igual que como la hacía su mamá. Sale frita, de suprema o peceto, y a la salsa bechamel le agregamos parmesano, una buena cantidad para que se derrita. La untamos sobre la milanesa, le ponemos el queso gruyere y lo gratinamos. Queda muy rica», dice Fontana.

Al peso, como a la vieja usanza

La historia de I Due Briganti, una rotisería bien italiana sobre la calle Austria 2289, en Recoleta, la cuenta su dueño, el cocinero sardo Daniele Pinna, que desde hace varios años está al mando del restaurante La Locanada, a pocas cuadras de la nueva rotisería. Es un local pequeño, con una vistosa heladera, un mostrador de madera y muchos productos importados.

En I Due Briganti hay de todo: focaccias de aceituna, cebollas y de tomate; hay osobuco a la lombarda, chorizo alla pomarola, polpette al sugo (albóndigas de carne con salsa de tomate) y abundantes platos de pasta. Al mediodía, dice Pinna, salen mucho los sándwiches frescos con pan casero: de pollo al curry y yogur de búfala; de ternera con pepinillos, mayonesa de mostaza y tomates o el de berenjenas a la parmigiana. «Muchos clientes me preguntaban cuándo iba a abrir una casa de comidas. Había una demanda fuerte. Pero acá no hay mesas, es sólo comida para llevar. Así funcionan las rotiserías, en Italia, Argentina o cualquier otro lugar del mundo», dice Pinna con ímpetu sardo.

La comida en I Due Briganti se vende por peso, o por porción. El pollo alla birra, por ejemplo, cuesta 480 pesos el kilo; el chucrut, 360 pesos; lo mismo que el risotto. El osobuco, también 480 pesos. Hay boquerones por 150 pesos los 100 gramos; igual que las anchoas. «Vendemos el mejor jamón serrano español, jamón crudo ibérico y pecorino romano. Siempre hay fanáticos de los fiambres y los embutidos, y tenemos un rincón especial para ellos», se entusiasma Pinna.

Que no se arruine en el camino

Para Lucas Villalba, detrás del mostrador de Jornal, que abrió la semana pasada en la esquina de García del Río y Vidal, diseñar el menú fue un trabajo difícil. La experiencia en el rubro gastronómico se la dio Moshu, la cafetería bar que ya funciona en Saavedra como uno de los reductos foodie del barrio.

«Pero pensar en el formato para llevar implica otros desafíos. Somos estrictos con la calidad de los productos y la elaboración de cada plato. Lo que la gente se lleva de Jornal no puede arruinarse en el camino. O tiene que resistir un recalentado -explica Villalba-. Por eso hicimos varias pruebas con distintas recetas. Empacábamos la preparación caliente, la dejábamos reposar tantos minutos -según las distancias aproximadas de envío- y después la degustábamos».

Villalba asegura que a las carnes las cocinan al punto exacto para que cuando el cliente las recaliente queden al punto deseado. «Que no se sequen, que no pierdan su terneza y sabor», dice Villalba, y cuenta que uno de los platos que mejor pasó la prueba fue el choripán: un chorizo de puro cerdo con salsa criolla y pan brioche de masa madre, a 150 pesos. O el sándwich de vacío, a 250 pesos.

En Jornal también hay mesas para quedarse a comer, y una panadería en el entrepiso donde la gente puede comprar todo recién horneado.

Para comprar y comer en casa

  • I Due Birganti: en Austria 2289, Recoleta
  • Jornal: García del Río 2802, Saavedra
  • La Vuelta: Pedro Goyena 583, Caballito
  • Labor:Freire 1501, Colegiales
  • Vinotinto: Humboldt 2157, Palermo

La historia de la parrilla argentina donde se come el mejor bife de chorizo

Fuente: Infobae ~ Desde noviembre de 1998, Estilo Campo recibe en Puerto Madero a todos los comensales que quieran disfrutar de la buena carne. Turistas y locales son bienvenidos a una de las mejores parrillas de Argentina.

Los visitantes se tientan con la excelencia en cortes -de las mejores carnes-, cocina de autor y una completa vinoteca con las más reconocidas etiquetas locales. Se ubica además en uno de los polos gastronómicos más exclusivos de la ciudad de Buenos Aires, sobre la calle Alicia Moreau de Justo 1840.

Vanguardista y conservando la fachada de los antiguos depósitos del puerto, fue fundado por cinco socios apasionados por el buen comer: Alberto y Horacio Gómez, Oscar Protto, Juan Protto y Hugo Basilotta. Luego, cobró impulso con la llegada de Carlos Alberto “Toti” Yanelli, que, con sus 30 años en gastronomía, convirtió a Estilo Campo en el gran éxito que es hoy.

En el año 2018 fue galardonado como el restaurante con el “Mejor Bife de Chorizo de la Ciudad” por la Asociación de Hoteles Restaurantes Confiterías y Cafés (AHRCC) y el lunes 2 de diciembre de 2019, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declara a la parrilla argentina como lugar de “Interés Turístico”.

“Es un orgullo; una afirmación del esfuerzo con el que día a día ejercemos la actividad. Para nosotros también es el reconocimiento a una marca que pese a los embates que ha atravesado el país siempre ha logrado distinguirse como un faro de calidad y excelencia gastronómica”, dijo en diálogo con Infobae Carlos Yanelli.

El empresario gastronómico afirmó que lo más característico de su restaurante es que se erigió desde las entrañas de Puerto Madero con el fin de materializar una idea que enlace futuro y pasado, la innovación y las raíces. Se trata de un espacio distintivo, una puerta abierta a los sentidos, una invitación a vivir una experiencia gastronómica que combina el valor de la tradición rural, en el marco del actual paisaje urbano.

“Nuestro corte insignia sigue siendo el bife de chorizo Estilo Campo, galardonado como ‘el mejor bife de chorizo de la Ciudad de Buenos Aires’, de muchísima demanda tanto por el público local como por el internacional. También contamos con nuestros cortes de asador criollo, asado, vacío, cabrito, cordero, lechón. Son infaltables los clásicos como el asado de tira o la solicitada entraña a las brasas”, agregó.

Reveló que hay otro corte de carne muy popular que se llama tomahawk, conocido como el bife de costilla -y se lo asigna de su autoría hace más de 25 años.

Pero no todo es carnes. Yanelli comparte que con el paso de los años, tomaron la integración y las propuestas de sus comensales más exigentes y hoy en día ofrecen opciones para todo tipo de públicos. En su menú hay alternativas vegetarianas y aptas para celíacos.

“Los turistas y los locales nos eligen por los años de trayectoria y por ser la primera parrilla con cocción a la llama, lo que habitualmente se conoce como asador», opinó Yanelli.

Por último, dijo que lo que diferencia a esta parrilla del resto es que Estilo Campo es una experiencia para disfrutar con todos los sentidos. En ella se combina el valor de la tradición rural, en el marco del actual paisaje urbano; la calidad y nobleza de los productos ofrecidos se ensamblan armoniosamente con la eficacia y calidez del servicio.

Es por eso que le dan mucha importancia y especial atención en la selección del ganado Aberdeen Angus, el cuidado al momento de la maduración de la carne con humedad y frío controlado, el respeto por la materia prima al momento del corte y la producción, el encendido y ahumado que proporcionan los leños de quebracho, la paciencia y dedicación con el que se cuecen sus carnes.

Mercat Villa Crespo: cómo es el nuevo mercado gastronómico en Buenos Aires

Fuente: Cronista ~Los mercados gastronómicos pisan fuerte en la Ciudad de Buenos Aires. Y esto ya no es una novedad: con la renovación de los mercados de San Telmo, Belgrano, y el de San Nicolás en Balvanera o con la permanencia de los históricos como el de Bonpland (Palermo) y Progreso (Caballito), los porteños cuentan con cada vez más opciones a la hora de comprar productos de calidad a buen precio y disfrutar de variadas propuestas gastronómicas.

Cada uno cuenta con su propio estilo -algunos priorizan la venta de producto, otros tienen un estilo similar al de un patio de comidas- y algunos son gestionados por privados y otros por el Gobierno porteño, que se ha propuesto que los mercados lleguen cada vez a más barrios.

El próximo en desembarcar será el Mercat Villa Crespo, un emprendimiento privado del empresario Marcelo Pirogovsky.

En un espacio de 2700 metros cuadrados y 3 plantas, donde habrá lugar para 38 locales, la propuesta se inspira en los más icónicos mercados urbanos del mundo y será mixta: habrá una combinación de productos y gastronomía conceptual. Con una estética industrial y urbanismo contemporáneo, allí confluirán emprendedores, talleres, precios accesibles y cercanía con el productor local.

Hace pocas semanas se realizó allí un «asado de obra», evento en el que periodistas e influencers recorrieron las instalaciones del futuro mercado, que implicó una inversión aproximada de $ 40 millones y abrirá a fines de enero de 2020.

“Nuestra prioridad es que el mercado esté integrado por las propuestas más interesantes para los consumidores y visitantes en términos de calidad, precio y cercanía. Para ello, además de realizar un proceso de curaduría y selección, acompañamos a los productores en el desarrollo de su espacio con formatos flexibles, no sólo para que puedan exhibir su mercadería y ofertas gastronómicas de la forma más conveniente, sino también con un modelo de contratación que mejor se adapte a las características de su negocio.”, comentó Pirogovsky.

Ubicado en el corazón de Villa Crespo, cerca de Palermo, a ocho cuadras de Plaza Serrano y en el centro de cuatro de las más importantes avenidas de la ciudad, Mercat Villa Crespo contará con sectores destinados a diferentes tipos de alimentos: orgánicos, gourmet y vegetarianos, todos bajo un formato mixto en el cual los productores pueden ofrecer degustaciones en un espacio descontracturado de intercambio.

«Buenos Aires es una ciudad con un público muy receptivo para este tipo de mercados. Priorizaremos lanzamientos de marcas, pequeñas pymes y nuevas propuestas. Contamos con un auditorio para actividades abierto a la comunidad barrial y destinamos espacios exclusivos para que emprendedores locales y regionales en más de 15 rubros tengan la posibilidad de mostrar y vender sus alimentos, impulsando así un mercado más justo para todos», explicó Pirogovsky.

Algunos de los locales ya confirmados son:

  • Atelier Fuerza: panes
  • Vico Wines: vinos
  • Genética del Este: carnes
  • La Tenda Pasteleria: panaderia
  • Remo: quesos y fiambres
  • Grano Santo: café