Francisco Sade: ¿Quién es el hombre que le cocina a Mirtha Legrand?

Fuente: Clarín ~ De Francisco ‘Frankie’ Sade puede decirse que galopa sobre las hornallas y los fuegos desde muy chico. Además de la gastronomía, sus pasiones son la familia, las escapadas al campo familiar de Lobos, donde el placer por la buena mesa iluminó su infancia, los caballos y el polo, herencia de su padre, Roberto.

Pero desde hace casi tres años, todos lo conocen como “el cocinero de Mirtha”. Frankie es quien prepara actualmente los platos de las cenas sabatinas y los tradicionales almuerzos dominicales de Mirtha Legrand (por El Trece), que conduce dos programas semanales a los 92 años.

Sade, casado con Delfina y padre de Olivia (5 años) y Silvestre (casi 2), hizo su debut en las “mesazas” con un ojo de bife, con una emisión en directo desde la Quinta de Olivos, con el presidente, Mauricio Macri y Juliana Awada como comensales exclusivos. Hoy, apenas pasados los 40, dieciocho años después de recibirse, es el director de un instituto privado que enseña gastronomía y representa “las manos y la voz” de Mirtha en la cocina de su programa.

Estudió gastronomía en la Escuela Superior Instituto Moreno. Una vez recibido, fue formando su carrera asistiendo a los profesores en el instituto. “Se lo recomiendo a todos los estudiantes de cocina, porque eso te abre la cabeza, y te ayuda mucho”, dice. A los 23 años abrió Le Cole, un restó en recoleta, que duró once años. De esta manera tuvo la posibilidad de viajar mucho y conocer la gastronomía de casi toda Latinoamérica y de los Estados Unidos. Eso fue una buena herramienta que lo ayudó a cambiar su cabeza, los sabores, los ingredientes y su manera de ver el arte culinario. Lentamente, comenzó a dar clases y a organizarse como docente. 

Hace tres años la community manager del programa, Agustina Vivero (más conocida como Cumbio) lo fue a visitar a la escuela y le propuso hacer videos de los platos que luego se vería en la tele. Así nació @Recetazas, una red social que comparte las recetas de la mesa de Mirtha Legrand.

Eran tomas cenitales (desde arriba), sin una cara visible. Un día, en una clase en el campo, donde Frankie enseñaba a sus alumnos a hacer el desposte de la media res, se le ocurrió sugerirle a Nacho Viale, productor del programa y nieto de la diva, grabar allí material para @Recetazas. Viale aceptó gustoso, pero puso una condición: debía aparecer alguien en cámara. Como él era el profesor no le quedó más opción que grabar la clase tal y como la brindaba siempre. Viale quedó encantado con el producto final, tanto que le dijo: “Sos el nuevo cocinero de Mirtha”.

-¿Cómo fue la primera vez que cocinaste para Mirtha?

-El primer programa fue el de Macri, ése fue mi debut con la tele. ¡Ellos estaban más nerviosos que yo! A mí, a los únicos que me da nervios cocinarles es a los cocineros buenos. Después, me amoldo y puedo cocinarle a cualquiera. Cuando se te sienta a comer una persona como Macri, lo que te pasa es que es difícil impresionarlo. Es alguien que ha viajado y tiene acceso a todo tipo de gastronomía y ha probado platos de los mejores cocineros. Tenés que pensar qué hacerle para que sienta algo diferente.

-¿Interviene Mirtha en la elección de los platos o tenés la libertad de crearlos como te parezca?

-No, no. Libertad total. Moni (la moza histórica) sabe bien qué le gusta y qué no le gusta. Así fui sacando cosas del menú. No le voy a servir algo que no le agrada. Mirtha come lo mismo que todos los invitados. Salvo, claro, que alguno que tenga un impedimento especial.

-¿Hay alguna comida que no le guste a la anfitriona?

-Ella come bastante simple, no come carnes raras como conejo, ciervo, jabalí, pato, pulpo, molleja. Por eso no las hago nunca. Un poco de cordero, tal vez. Otro plato que no puedo hacer es obviamente pasta larga ni sopas, ya que es difícil para comer mientras te están filmando.

-¿Te pasó que vuelvan a la cocina los platos sin tocar?

-¡Sí, muchas veces! Al principio me hacía mala sangre, después me di cuenta, con el tiempo, de que no le dan mucha pelota a la comida. Que coman mucho o no los invitados depende de cuán político sea el programa. Cuando es más farandulero, generalmente los domingos, comen bien… ¡Algunos hasta piden dos platos. Los sábados depende: si los políticos comienzan a pelear, no comen nada. O, a lo sumo, comen un poquito en el corte. Entiendo que eso es por la tensión del momento y no por mi cocina. También están los que vienen con la ropa tan ajustada que no pueden comer nada. ¡Porque si llegan a comer algo les explotan los botones!

-Los tiempos de la tele son muy distintos a los de una cocina. ¿Te costó acostumbrarte al vivo?

-Con el tiempo me fui acostumbrado al timming. La tele es muy distinta a los restaurantes. Tenés los horarios en la cabeza y ya es automático. Ha pasado que los platos debían salir en cinco minutos y, de repente, te los piden ya. También puede pasar que un invitado se olvidó de avisarle a la producción que era alérgico o que no comía algo en especial…. y esto es tele en vivo. La cocina del programa está muy buena y siempre tengo cosas para salir del paso: para un vegano, un vegetariano, un celíaco… o una dieta especial. Tengo un ayudante que es Bori, que está siempre listo, al pie del cañón por si hay que salir a comprar algo.

-¿Cómo está formada la brigada de cocina?

-Yo estoy solo. No hay una brigada. A veces, me acompañan alumnos de la escuela. Pero si es un fin de semana largo, ¡se borran todos! Para un cocinero, preparar comida para siete personas es muy relajado. También están Moni y Mabel, que son las dos mozas del programa toda la vida, y Bori, que me ayuda con la limpieza y el orden de la cocina. A veces, con ‘recetazas’ hacemos acciones e invitamos a cocineros de todos lados y preparamos algo juntos.

-Mirtha es muy frontal, ¿alguna vez te dijo frente a las cámaras que no le gustó la comida?

-Alguna vez… no recuerdo si era quinoa o cous cous, pero me lo dijo fuera de cámara. No siempre sale todo perfecto y ella es re copada en disimularlo, y lo deja pasar. Siempre me bancó en cámara.

-¿Cuál es la debilidad gastronómica de la diva?

-Le gustan mucho las pastas y los risottos. Yo creo que, si fuera por ella, comería todos los programas alguna de esas preparaciones. Le encantan las entradas de langostinos y el salmón. Es muy clásica para comer.

-¿Te resulta sencillo pensar el menú?

-La verdad… a esta altura del partido ¡ya no sé qué hacer! Los menú los armo los lunes o martes y hay veces que no sé qué hacer, pero me las voy ingeniando.

-¿Mirtha te cuenta qué come en la semana, si hace algún permitido?

-Ella lo cuenta al aire, que come de todo poquito. Y de hecho come en todos los programas. Un poquito de la entrada, un poquito de risotto, un poquito del postre. En la semana sé lo que come más por Mónica que por ella. Sé que se cuida bastante, pero una vez por semana se come unas papas fritas a caballo.

-Hay una bodega auspiciante… ¿qué vino es el que más le gusta a ella?

-Toma muy poco, eso ella lo dice abiertamente. Creo que se vuelca más por el vino blanco. Ella tiene el control de todo. Siempre dice que lo peor que te puede pasar es que te olvides que está la cámara prendida.

-¿Cuál fue el menú más transgresor que ofreciste en la tele?

-¡Uy! Yo hice de todo. Menos hamburguesa, hice asado con salsa criolla y ensalada mixta, milanesas con papas fritas, pizzas varias veces. Todos platos que nunca antes se habían animado. Le copa la pizza a Mirtha. Los días festivos hemos hecho locro, guiso de lentejas. Los 29 es ley que haya ñoquis. No sé por qué los odio… nunca hice los clásicos. Hacemos soufflé o rellenos, una versión un poco más copada.

-El maestro de cocina de los presos

Desde hace un año y medio, Frankie, junto con la empresa Cook Master, creó una escuela de cocina en un penal de San Martín, proyecto sin fines de lucro, de fuerte contenido social. Comenzaron capacitando a los convictos que cocinaban en el penal, para que ellos mejoraran no sólo su cocina, sino que aprendieran a tratar los alimentos. Esto los ayuda a que, en vez de salir de la cárcel y volver a delinquir, salgan con un oficio, con ganas de hacer las cosas bien y de mejorar sus.

“Los educamos, los contenemos cuando salen, les conseguimos trabajo y por un año les hacemos un seguimiento para que cambien sus vidas… y las nuestras. La gastronomía es una buena herramienta para cambiar a cualquier edad tu presente y tu futuro”, entiende Sade.

Ferrán Adriá: «No es lógico que en la Argentina la parrilla no haya evolucionado»

Fuente: Clarín ~ «Yo ya lo he consigo todo, lo logré casi todo. Cumplí sueños impensados, fui premiado y reconocido, tengo prosperidad, todo inimaginable, pero lo he alcanzado. Entonces, ¿para qué me levanto cada mañana? Para buscar desafíos, para ir por más innovaciones, para crear a los mejores creadores. Es lo que hoy me desvela».

Lo dice el número uno de la gastronomía, el catalán Ferrán Adriá, quien vino por un puñado de horas a Buenos Aires para participar del Forum Excelencia, en el que brindó una charla sobre la innovación en relación con la eficiencia.

«Hacemos cosas que no pensamos demasiado y pueden funcionar más o menos bien. Pero si queremos algo importante, si queremos jugar en las grandes ligas, necesitamos imaginación, creatividad, innovación y mucha dedicación», fue el comienzo de su ponencia.

«Llevamos más de dos millones de años cocinando en esta tierra. Y yo, oportuno -acota con ironía- me iba a dedicar a esto, a la cocina, entonces pensé: ‘¿cómo hacer algo distinto, disruptivo?’. Me puse a estudiar, a pensar en cómo crear en un mundo en el que ya estaba todo inventado«, argumenta el creador de la llamada cocina molecular, que deja un consejo a modo de advertencia: “No miren la innovación como algo divino que viene del cielo; te pones a trabajar, aprendes, haces, trabajas, estudias… y así”.

Si se habla de Ferrán Adriá, hay que hablar de El Bulli, un restorán de Cataluña, que estuvo abierto entre 1962 y julio de 2011, y fue conocido internacionalmente por la labor gastronómica desarrollada por los cocineros españoles Ferran Adrià y Albert Adrià. Ferrán entró en 1984 y el El Bulli -nominado cinco veces como mejor restaurante del mundo- logró una tercera estrella Michelín en 1997 y un enorme reconocimiento internacional por su gastronomía innovadora.

Para Ferrán Adriá hay que pegar el volantazo. «Sólo llegan los que se preparan, los que tienen capacidad de trabajo, innovación y gestión. Los que arriesgan con alguna locura». Foto German Garcia Adrasti

Considerado por la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo, Ferrán Adriá cree que tanto la innovación como la creatividad, «ambas vertientes muy importantes de un mismo camino, hay que entenderlas de una forma holística: desde su relación con la ciencia como con el mundo del arte, pasando por la publicidad, el marketing, la arquitectura o el diseño».

Una vez terminada su exposición, en el Palacio de las Aguas Corrientes, el catalán de 57 años conversó con Clarín y su primera reflexión ante la consulta es inapelable: «Los cocineros debemos dejar el ego de lado y tener un poquito de humildad. Por empezar dejemos de dar lecciones de cómo mejorar el mundo. Y yo tengo parte de la culpa».

-¿Por qué lo decís?

-Porque ellos, nosotros, parece que tenemos respuesta para todo. Y hay mucha gente que la está pasando mal en el mundo, hay 4.000 millones de personas que ganan dos euros por día y los cocineros hablan y opinan como expertos, como si fueran Bill Gates.

-¿Qué hay con eso de que se creen rock stars?

-Los que se lo creen son cuatro o cinco, esos que salen en la tele, el resto es un cuento chino. Sí hay muchos chefs que dicen que ganan millones como los futbolistas, pero nada que ver. Somos muy pocos los privilegiados. Restoranes como El Bulli hubo contados con los dedos de una mano. Hay que tener cuidado con lo que se dice…

-¿Por qué?

-Porque después chicos y chicas dicen que quieren ser chef por la fama y el dinero, y sólo llegan los que se preparan, los que tienen capacidad de trabajo, innovación y gestión. Los que arriesgan con alguna locura.

-¿Locura?

-​Sí, el que se sale del molde, el que rompe las estructuras. Hoy falta valentía para hacer algo disruptivo.

-¿Cómo ves al mundo de la gastronomía mundial?

-Medio estancado, no ha habido una innovación importante en los últimos 35 años. Recién hace unos años el cocinero dejó de trabajar de manera automatizada para ponerse a pensar y eso es gracias a El Bulli, que ha formado a cocineros y hoy esos cocineros ahora piensan -reitera-. Antes no pensábamos, solamente reproducíamos.

-¿El Bulli les dio esa capacidad?

-Por supuesto. Piensen en lo que quieran, pero piensen, tómense su tiempo, piensen y elaboren.

-Ese estancamiento, ¿lo ves en Argentina?

-Me parece que no es lógico que no haya una evolución alrededor de la parrilla.​ Argentina es el país número uno a la hora de cocinar parrillas, pero desde 1998 que vengo aquí, no veo un crecimiento. Quizás es una decisión no querer cambiar nada y me parece respetable.

-¿Te parece que la parrilla no ha evolucionado?

-Bueno, no en la proporción que esperaba, pero no soy quién para opinar, yo vengo aquí cada tanto. Me permito decir que por una cuestión de lógica, debió haber una explosión con las parrillas argentinas, nada más. Pero, a la vez, ¿por qué tiene que evolucionar? No es obligatorio.

-Aqui una parrilla, algo que parece tan simple, fue elegida en la lista The World’s Best 50 Restaurants y se encuentra entre las mejores del mundo…

-¿Tu caminas aún? ¿Y también viajas en avión? Es genial la cocina molecular y también una parrilla. En definitiva, se impone la calidad.

-El Bulli cerró el 30 de julio de 2011. ¿Se extraña la adrenalina propia del restorán?

-Viajé anoche de Madrid a Barcelona, llegué esta mañana a Buenos Aires y me vuelvo en unas horas. Te parece poca adrenalina. Pero si cerré el restorán, es porque estoy fascinado con esta nueva faceta, de lo contrario no lo haría.

-¿Por qué cerró?

Porque me apetece más crear creadores que crear platos, que hice durante muchos años miles y miles. Porque llegamos a un límite, no pudimos seguir, no pudimos ir más allá. Nos fuimos con 2 millones de personas en lista de espera.

-Es como quien baja una obra de teatro en pleno éxito…

-Algo así. Y si yo hablo de riesgo, locura y disrupción, tengo que predicar con el ejemplo. No queríamos prostituirnos, buscamos morir con las botas puestas.

-¿Por qué «prostituirnos»?

-Porque en un momento, hay que decir basta, poner ese límite y decir hasta aquí. Ni por más dinero del mundo.

-Cómo recordás aquel 30 de julio de 2011?

-Como el día más feliz de mi vida. Compruébalo en Youtube, entrando a «Last vals». Allí tenés mi respuesta.

Del cordero a las empanadas de langostino: cómo es la cocina del Llao Llao

Fuente: La Voz ~ En el entorno casi mítico del Hotel Llao Llao en Bariloche, a orillas de un brazo del lago Nahuel Huapi, una mesa con mantel blanco reluce con una asombrosa variedad de entradas. Estamos en uno de los más preciados destinos turísticos de Argentina, en una ciudad que se ha instalado como un polo gastronómico de primer nivel en el mundo.

Ese merecido puesto se lo ha ganado la ciudad a partir de un trabajo conjunto entre el sector hotelero, la municipalidad, y el trabajo intenso de los chefs que no dejan de pensar proyectos para crecer gastronómicamente y eventos como el BALC (Bariloche a la carta), que sirven para mostrar los productos regionales.

Uno de los más activos es Ariel Pérez, el chef ejecutivo del Llao Llao. Mientras corrige las brasas, ajusta el nivel de humo y marca el correcto dressing de las ensaladas, cuenta la manera en que llegó a uno de los puestos más exigentes de la actividad.

–¿Cómo fue tu formación en la cocina?

–Soy de Carapachay, en Vicente López. Estudié en el Instituto del Automóvil Club, empecé un restaurant en Palermo y una pasantía en Francia. Después me embarqué en cruceros, que fue una experiencia fantástica. Me embarcaba de 6 a 8 meses seguidos sin franco, trabajando entre 12 y 14 horas por día. Entrabas a la mañana, cortabas a la tarde y si estabas en puerto se podía bajar pero muchas veces no. Se trabaja a un ritmo infernal que da un buen entrenamiento. Cuando bajaba, contaba los días para volver a embarcarme, es muy divertido.

–¿Cómo llegaste al Llao Llao?

–Dejé un currículum hace años, pero ni me acordaba. Había empezado un proyecto propio con mi mujer y un día me llamaron desde Llao Llao. Era una oportunidad única así que me vine a Bariloche y me propusieron hacerme cargo de la cocina, cosa que no dudé. Trabajo en el hotel desde hace 6 años y hace un año que asumí el puesto de chef ejecutivo.

-¿Qué desafío presenta trabajar en un lugar de esta magnitud?

–En muchos aspectos parece operativamente similar, pero es un hotel inmenso y con un servicio de primera que impone desafíos diarios. Somos 45 personas en la cocina, es un hotel que trabaja muy fuerte todo el año, con muchos eventos. Este año tuvimos muchos personajes importantes, reyes, presidentes. Por ejemplo, vino el rey de Swazilandia, un pequeño país de África que tiene una monarquía absolutista, y había que servirlo con todo su séquito. Fueron 5 días súper intensos. Son desafíos enormes más allá de la diaria que es un volumen interesante. Ahora mismo hay 400 huéspedes en el hotel. Los equipos deben estar muy entrenados.

–¿Trabajan a partir de premisas en el diseño de los platos? 

–La primera premisa que nosotros tenemos es “Patagonia, producto regional”. Tenemos cinco puntos de venta dentro del hotel y todos sobre el eje del producto regional. Cada restaurante dentro del Llao Llao es muy diferente al otro, porque el hotel es un destino por sí mismo. Mucha gente viene y casi todos prefieren comer en el hotel. El desafío está en hacer una oferta variada para el que quiera comer todos los días pueda hacerlo en distintos lugares dentro del hotel siempre con productos patagónicos.

–¿Qué productos patagónicos utilizan?

–Ciervo, cordero, trucha, hongos. Ahora el producto patagónico estrella es el capón que es el cordero grande, de más de 12 kilos. Lo pusimos en la carta este año. Es un producto que ha quedado medio olvidado, antes se comía mucho capón en la Patagonia, asados o guisado de diversas maneras. Estamos tratando de revalidar eso.

–¿Cómo se actúa para revalidar un producto de este tipo?

–No se trata sólo de pensar en el producto sino en cómo se lo prepara y se lo presenta para que la gente lo reciba. A veces algunos comensales no pueden creer que están comiendo un capón de 26 kilos. Con métodos de cocción correctos se logra un producto extraordinario. El capón exige otro tipo de cocciones, para sacar parte del sabor que es más intenso y cierta dureza de la carne porque son animales más grandes.

–¿Hay también una búsqueda de variedad regional? 

–La gran novedad ahora es la cerveza artesanal que Wesley hace especialmente para nosotros. En breve abrimos una cervecería en el ala que da sobre el lago. Ofrecemos empanadas de cordero, de trucha, de salmón y langostino. Tenemos un asador criollo. Hacemos sushi con la misma premisa de lo regional, que siempre está en la carta. Ahora estamos desarrollando una huerta hidropónica de hierbas y brotes.

–¿Cómo logran incorporar los productos regionales en la carta?

–Lo principal es la concientización de los pequeños productores y potenciarlos. Incorporamos los aceites de la región, los vinagres de la China Muller, aderezos, nueces, peras, frutas rojas. Hasta cambiamos el agua con la que trabajamos para tener agua de la zona. El capón mismo surgió después de un dialogo con la gente de la cocina rural. Ellos propusieron el desafío y nosotros lo pusimos como plato principal en Bariloche a la Carta para valorizar este producto. Y entregamos folletos con recetas para prepararlo en casa. Lo mismo estamos haciendo con los vinos: hicimos una carta de pasos todo maridado con vinos patagónicos. Desde sidra hasta el Pinot noir que es nuestra cepa insignia. Tenemos mucho turismo internacional y con esto somos la ventana de los productos de la Patagonia al mundo.

Lucas Bustos. Pensar la gastronomía a través de los vinos.

Fuente: G7 ~ Con el paso del tiempo, decenas de otras bodegas instalaron ese concepto y hoy Mendoza es una de las regiones del vino más importante del mundo, compitiendo y complementándose con otras como Adelaida (Australia), Budreos (Francia) o  Napa-San Francisco (Estados Unidos), entre otras.

Bustos lleva adelante, con un importante equipo que lo secunda, el manejo de varios restaurantes de bodegas, entre ellos Espacio Trapiche, Ruca Malen y Casarena, todos en Mendoza. Allá por el 2002 había vuelto a Mendoza, su lugar en el mundo, después de haber estudiado y trabajado con grandes chefs en Nueva York, decidido por emprender en su provincia, en plena crisis del país. Vivió también en Chile hasta 1996 y en Nueva York entre 2000 y 2002. Allí, realizó un Training en Starwood Hotels y en el Culinary Institute of América (CIA). Recibido Técnico en Administración Gastronómica con mención en Cocina Internacional por el INACAP C.I.E.S de Santiago, Chile, y Diplomado en Administración de Proyectos y Gestión Financiera por ADEN Business School en Mendoza. Su CV es inmenso, su pasión por la gastronomía mucho más.

En sus espacios gastronómicos en bodegas se piensa la cocina desde los vinos, al revés de los restaurantes tradicionales: se hace un viaje por las copas y la comida acompaña potenciando sus virtudes. A Lucas y su equipo les gusta pensar en el ecosistema, por eso cuentan con varias huertas orgánicas donde cosechan trescientas variedades de productos, como pocos lugares en el mundo, y eso les permite presentar una carta amplia a los comensales. Cada ingrediente es producido minutos antes de estar en el plato y las texturas y sabores originales llegan casi intactos al paladar de quienes los visitan. Esto crea un dinamismo en el menú según los productos que brinda la huerta y no al revés, y es parte del concepto del movimiento social llamado Form Farm To Table (de la huerta al plato).

Por toda esta experiencia, en septiembre pasado recibió el Oro para Espacio Trapiche en el rubro Restaurante, en el marco de los Best of Mendoza`s Wine Tourism 2019. Y en el 2013 había ganado ese premio no sólo en su provincia sino a nivel internacional Medalla de Oro del Global Best Of Wine Tourism en la categoría Mejor Experiencia en Restaurante de Bodega del Mundo por Ruca Malen. Los Best Of son un reconocimiento a las mejores prácticas relacionadas con el turismo del vino. Las distinciones se realizan en bronce, plata y oro, y esa puntuación tiene lugar anualmente en cada una de las ciudades miembro de la red global de las Grandes Capitales del Vino, de la cual Mendoza forma parte.

En enero de 2018 los restaurantes mendocinos Trapiche y Ruca Malen fueron incluidos y recomendados por la prestigiosa Guía Michelín de Francia. Ambos espacios gastronómicos tienen el sello del chef Lucas Bustos, referente de la cocina cordillerana.

¿En qué momento sentiste que querías ser cocinero?
Hay un momento claro en el que decidí dedicarme a la cocina que fue el curso que hice en 1993 en el Hotel Plaza de Mendoza motivado por mis padres. Fui a clases de cocina tres días durante todas esas mañanas. El chef era italiano y se llamaba Franco Mancini. Recuerdo observar como disfrutaba con su oficio, como viajaba, charlaba con la gente y compartía. Y ahí me dije que quería dedicarme a la cocina.

¿Cómo empezó tu carrera?
Mi carrera profesional empezó como estudiante yendo a vivir a Chile a fines de 1996, comenzando la facultad y en marzo del siguiente año realicé mi primera pasantía en un hotel ligado al Hilton para gente de negocios y ahí sentí cómo era esto de cocinar y llevar adelante restaurantes. Para mí fue el principio de estudiar y tener mi primer trabajo al mismo tiempo. Después pasé por el Hyatt en Chile y ese fue el primer momento que me dije, estoy en una carrera gastronómica.

¿Cómo fuiste evolucionando en lo personal y en el oficio en la medida que ibas avanzando en lo laboral?
El avance en lo personal una vez que iba trabajando, está muy ligado. Es una carrera, que a diferencia de otras, tiene una carga horaria muy grande y horarios muy particulares. Y eso hace que tus amigos, tu pareja estén relacionados con tu trabajo, con lo que estás haciendo, las temporadas, los veranos. La gente que trabaja en esto tiene su vida personal muy mezclada con lo profesional. Lo personal empezó a mandar cuando nacieron mis hijos, primero Mercedes, luego Catalina y finalmente Bernardo. Decidí ser un poco más selectivo en lo profesional y dedicar más tiempo a la familia. Antes de los hijos mandó en mi caso, lo profesional.

¿Cuáles fueron los principales desafíos con los que te topaste?
Tuve dos grandes desafíos y muy claros. El primero fue terminar de estudiar e instalarme en Estados Unidos, poder desarrollarme profesionalmente allá, en otro idioma, vivir solo en un lugar con otra idiosincrasia. Poder destacarme allá, cumplir y aprender lo que quería aprender.

A la hora de volver a la Argentina y no encontrar un trabajo, generé mi propia fuente laboral. Ser emprendedor fue mi segundo gran desafío y todavía estoy inmerso ahí. Es muy difícil llevar una pequeña o mediana empresa con los vaivenes económicos junto con las tendencias de cocina a nivel internacional que nos mueven el tablero y la inserción a nivel mundial que tuvo nuestra cocina.

¿Qué define hoy tu propuesta gastronómica?
Mi propuesta gastronómica la define el vino como producto tangible pero la geografía, el clima, las costumbres, la historia las contamos a través de platos y los vinos. Pero si tengo que elegir un solo elemento, el vino define la cocina que hago.

Hacen mucho hincapié en el cuidado de los recursos, quieren llegar a reducir la basura a cero, ¿Cómo se trabaja para lograr eso? ¿Cómo se concientiza al equipo al respecto?
Trabajar con mi equipo en bajar el impacto ambiental, reducir la basura, me parece que es algo que todos los restaurantes lo hacen. Algunos por conciencia del medio ambiente y otros para subir los índices de aprovechamiento de productos y cuidar la economía. Pero al estar en sitios rurales, donde se encuentran los restaurantes de bodegas, con un sistema agropecuario, tenemos una relación con las plantas y el medio ambiente que hace que sea muy claro el que uno vea la cantidad de basura y el impacto que eso produce.

Si vivís en una gran ciudad, no ves a donde va eso. Cuando estás en un lugar como el nuestro, donde no viene un basurero y se la lleva, guardamos en contenedores el cartón, el vidrio y los residuos orgánicos los llevamos al compostaje; ves la basura que se junta y es mucha. Vienen a buscar para reciclar cada quince días y es una montaña gigante. Todo esto hace que la gente que está en el campo tenga una conciencia muy clara de lo que pasa con la basura.

¿Cómo ves a la gastronomía local? ¿Cómo es vista desde afuera?
La gastronomía en Mendoza está muy bien, como plaza gastronómica se fue desarrollando en los últimos años de una manera maravillosa gracias al vino principalmente, que nos hizo cambiar el consumidor. Y eso hizo que la gastronomía tuviera un espacio. Y al estar en una suerte de oasis maravilloso tenemos productos espectaculares para trabajar en nuestra cocina con esos estándares de calidad.

Mendoza ha crecido y ha logrado una diversidad de productos muy buena donde antes por ahí era muy simple el consumo local y al tener ahora muchos turistas extranjeros hay un montón de productos de huerta y granja que encontraron lugar en Mendoza.

¿Qué cocineros locales te inspiraron para llegar a ser lo que sos hoy? ¿Quiénes te gustan de los nuevos cocineros?
De los cocineros argentinos, sin dudas Francis Mallmann fue el gran inspirador. De lo nuevo, la cocina que más me gusta por concepto es la de Pablo Del Río. A nivel nacional admiro por diferentes razones por ejemplo a Pedro Bargero, de Chila, me parece tremendo por el potencial, lo joven que es y la manera en la que plantea los platos. Antonio Soriano es un gran comunicador, tiene una enorme capacidad para contar su cocina. Las técnicas de Gonzalo Aramburu son geniales y la simpleza de Juan Pedro Rastellino en sus embutidos y de todo lo que él hace desde las costumbres y su historia, es maravilloso.

¿Qué importancia tienen los premios, las estrellas? ¿Se cocina para llegar a eso?
Los premios, las menciones en guías o los rankings los podés ver de dos maneras. Hacia adentro es una gran motivación para el equipo, ayuda un montón a mantener a los integrantes del mismo entusiasmados y comprometidos. Hacia afuera bien utilizados son una muy buena herramienta de marketing y pilar en la comunicación que nos ayuda a lograr unos segunditos más de atención en nuestro comensal para poder contar lo que hacemos. Y que ojalá su elección sea venir a nuestros restaurantes. Pero no trabajamos para eso, lo hacemos mucho más allá de eso y si los premios llegan, buenísimo y si no llegan, ya llegarán y la vida sigue. Tengo restaurantes que admiro muchísimo y no tienen estrellas ni están en rankings, pero siempre están completos de comensales, tienen la elección del cliente.

Valeria Mortara: «Cada vez se respeta más la figura del sommelier»

Fuente: IProfesional ~ La vicepresidenta de la Asociación Argentina de Sommeliers habla del presente de la actividad y de los proyectos que tiene la entidad de cara a 2020

Egresada del Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE), Valeria Mortara es una de las referentes indiscutidas de la sommellerie argentina.

Mortara, que cuenta con más de 15 años en la industria, se desempeña actualmente como Directora & Head Sommelier de Anchoita. Y, además, es vicepresidenta de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS), entidad conducida actualmente por Matías Prezioso.

En este contexto, la coautora de La Guía del Vino Argentino, editada todos los años por Editorial Planeta, dialogó con Vinos & Bodegas sobre el presente de la profesión y los proyectos en los que están trabajando en la AAS.

«La profesión está en crecimiento constante. Así lo acreditan varios aspectos, como la mayor cantidad de socios que tenemos en la Asociación o el gran colectivo de personas que todos los años egresan de las escuelas. Es importante, porque hemos encontrado diferentes vetas y caminos para desarrollar la profesión. El sommelier no solo está destinado a trabajar en un restaurante. También hoy tiene lugar en bodegas, en docencia, en comunicación… Cada vez se respeta más la profesión del sommelier y eso es motivante. Sabemos que queda mucho camino por recorrer, porque es una profesión joven, pero día a día estamos mostrando qué tan importante somos como nexo en la industria», explica Mortara.

-¿Y en qué aspectos clave trabajó la AAS en los últimos años para ayudar a profesionalizar la sommellerie?

Trabajó mucho en educación, en formación, en capacitación. Acercando muchísimas más actividades que en otras gestiones. El crecimiento ha sido exponencial. Los socios, en estos últimos años, han tenido la posibilidad de acercarse de manera directa a los productores, a través de charlas o degustaciones. Hemos tenido la posibilidad de traer representantes internacionales, desde sommeliers, hasta expertos en otras bebidas. Lo interesante es que no son actividades que fueron dadas únicamente por las bodegas; muchas salieron del núcleo mismo de la Asociación, como fue el caso del encuentro SommLab. Y en este aspecto destacaría el trabajo institucional que se hizo. La AAS se plantó como una asociación seria. Y en eso fue clave haber trabajado en muchos procesos internos, como tener oficina y contar con personal de administración, para que la entidad no dependa de los tiempos individuales de cada uno. Y también, en este camino de profesionalización, es clave el lugar que ocupa la comunicación. Como cuando hicimos SommLab, que se acercaron cocineros, enólogos, agrónomos, empresarios, periodistas… fue una forma de mostrarnos ante el mundo.

-Recientemente, la ASI destacó a la AAS por su liderazgo en las tres redes sociales más importantes, como Instagram, Facebook y Twitter. ¿Qué valor le das a este tipo de reconocimientos?

-Para nosotros, no es un dato de color: plasma el fortalecimiento de la sommellerie en la Argentina que hemos logrado, aportando nuestro granito de arena a toda esta maquinaria de la industria en general, de la que participan bodegas que brillan a nivel internacional y también sommeliers, que se destacan en concursos y elevan la vara. En este contexto, creo que la AAS logró ser una referencia mundial. Y es muy interesante el trabajo que se hizo en las redes. No nos dedicamos a replicar material de terceros o a repetir mil veces lo mismo: siempre estamos buscando contenido propio y original para difundir. Y el reconocimiento que logramos tiene que ver con la generación de contenido constante y un trabajo muy fuerte a nivel imagen. Cuando tenés esas dos variables, lográs un impacto muy fuerte en las redes.

-También lanzaron ASOMMA, la primera revista del sommelier. ¿Qué nos podés contar de este proyecto?

-La verdad que fue todo un desafío. Hacía un tiempo que veníamos trabajando en el tema, porque no es fácil lanzar algo impreso en un mundo dominado por lo digital. Pero no queríamos perder esa parte romántica de la comunicación. Sentíamos que era importante para profundizar en los contenidos, para contar nuevas historias y ahondar en conceptos. Y nos dio orgullo lo que logramos. Buscamos que tuviera un lindo diseño, que sea elegante, trabajado y para ello nos rodeamos de gente profesional, que nos ayudó muchísimo. Y, lo más importante, es que desde que arrancamos sabíamos que fundamentalmente debía ser un producto hecho por sommeliers para sommeliers.

-¿Cuántos socios tiene hoy en día la Asociación y cómo creció la entidad en los últimos años?

-Nosotros arrancamos la gestión en 2017, van tres años. Y en 2016, antes de asumir, había 222 socios. Para 2017 pasamos a 316; en 2018 llegamos a 433 y ahora estamos arriba de los 600. Hay socios nuevos pero también muchos que habían dejado la AAS y que se vieron identificados con nuestra forma de trabajar y se volvieron a reincorporar. También crecimos en cantidad de actividades: en 2016 se hicieron ocho y en lo que va del 2019 llegamos a las 64. Además, hemos incorporado a nuevas escuelas y hoy son seis. También es importante mencionar que es récord la cantidad de bodegas auspiciantes, con más de 90. Otro dato que sirve para mostrar cómo crecimos es que LetrAAS, el newsletter que hacemos en la AAS cuenta con 5.400 suscriptores en español y con 18.000 en inglés. A esto podemos sumar lo que se hizo con SommLab, con Somm 2025. Hubo mucho trabajo en estos tres años.

-¿Cuáles son los planes para la entidad de cara a los próximos años?

La verdad es que son muchos los planes. La idea es continuar por el camino que venimos recorriendo. Sumar más escuelas que sean reconocidas por el Ministerio de Educación y seguir generando actividades de formación y capacitación permanente. El 2 de diciembre serán las elecciones y esto marcará el destino de la AAS en los próximos años. Las propuestas que tenemos para continuar creciendo son muchas, pero lo que más rescato es el colectivo de voces diversas que tenemos, en Buenos Aires, el interior del país y a nivel internacional.

Mostaza: Las ventas mejoran cuando la economía aprieta

Fuente: Ambito ~ “El contexto nos obliga a ser creativos”, confiesa Pablo De Marco, director de Expansión de Desarrollo de Mostaza, una empresa de bandera nacional que actualmente es el segundo jugador en un mercado durante años dominado por McDonalds y Burguer King. “No podemos relajarnos. Hay que ser estrategas, hay que trabajar el doble”, afirma el ejecutivo que desembarcó hace 8 años en una empresa que nació con un local en un shopping en el año ‘98 y hoy tiene 134 establecimientos distribuidos en casi todo el territorio argentino. “La hamburguesa es un producto amigable en contextos recesivos. Cuando la economía aprieta, a nosotros nos mejoran las ventas”, confiesa en una charla con Ámbito Financiero.

Periodista: ¿Por qué lo convocó Mostaza?

Pablo de Marco: Para expandirse. Yo tenía mucha experiencia en abrir locales en vía pública, fui encargado de la expansión del negocio de los supermercados Equi y Día. Mostaza tenía 50 locales, la gran mayoría adentro de los shopping. La empresa entendió que ese formato estaba saturado y decidió salir a la calle. Allí empezó otra etapa. La experiencia es muy positiva. El potencial que tiene la marca es enorme. No hay un techo cercano, eso es lo que más me atrae.

P.: ¿Cuál es el diferencial de trabajar para una empresa nacional?

  • D. M..: Yo trabajé en corporaciones extranjeras y me siento mucho más a gusto trabajando para una empresa local. Es todo más ágil, más dinámico, no dependés de aprobaciones del exterior.

P.: Cuando ingresó al mercado, el negocio estaba monopolizado por dos empresas. ¿Cuál es la estrategia para competir con dos gigantes multinacionales?

  • D. M.: En lo que refiere la expansión, es la agilidad con la que tomamos decisiones. Nosotros vamos, estudiamos el lugar y si nos interesa cerramos el negocio en tiempo récord. Eso hace que de cara a la competencia nos vayamos quedando con las primeras locaciones de los diferentes centros comerciales. McDonalds está prácticamente a tope con la cantidad de locales. Burguer corre de atrás. Hoy somos los segundos jugadores en el mercado.

P.: ¿Cuán importante es la ubicación en un negocio por impulso?

  • D. M.: Más allá del concepto, el producto y la marca, la clave es la ubicación. Hay que estar en el mejor lugar del centro comercial y en ubicaciones clave a la calle. Como usted dice, es un producto que se vende por impulso. La compra programada es un porcentaje muy bajo de toda la venta. Y para poder vender por impulso hay que estar bien ubicado.

P.: ¿Comparten clientes con la competencia o tienen una clientela cautiva?

  • D. M.: Hay un cliente que sigue el producto en general. Le gusta la hamburguesa y compra el modelo de negocio. Después hay fanáticos de Mostaza que no negocian otra marca.

P.: Pareciera que productos como la hamburguesa o la pizza son inmunes a la crisis. ¿Hay algo de cierto?

  • D. M.: Puede ser. En nuestro caso, de cara al consumidor o a niveles de venta, la crisis no nos afectó, sino todo lo contrario. Año a año fuimos creciendo en ventas, en facturación y en cantidad de tickets. Donde nos complica un poco el día a día es renegociar los precios con los proveedores. Hay que trabajar un poco más y apelar al ingenio. El contexto nos obliga a ser más estrategas y creativos. Y estar todos los días encima del negocio. Ahí es donde nosotros, como empresa nacional, entendemos mejor las reglas del juego. Ahí es donde hacemos la gran diferencia.

P.: ¿El boom de las hamburgueserías les quitó mercado?

  • D. M.: Para nada, al contrario. Ellos agrandaron el mercado. Acostumbraron al consumidor a incorporar el producto. Antes un grupo de amigos se juntaba en una casa a comer y pedía una pizza o empanadas. Era impensado que alguien pudiera pedir hamburguesas. Hoy la hamburguesa la saca mercado a la pizza.

P.: ¿Cuánto tracciona el delivery?

  • D. M.: Entre un 15% y un 20%, un buen número

P.: ¿A la hora de abastecerse, importan o compran producción nacional?

  • D. M.: A la hora de buscar proveedores apostamos siempre primero al mercado local. Somos defensores de la producción nacional. Sin embargo, hay productos que tiene que ver con el equipamiento del negocio que hay que importar sí o sí porque no hay un sustituto nacional.

P.: ¿A cuánta gente emplean?

  • D. M.: Hoy empleamos a casi 4 mil personas. Indirectamente, el alcance es enorme.

P.: ¿El foco del negocio está puesto en el mercado doméstico o miran también afuera?

  • D. M.: Tenemos master franquicias en Uruguay, Paraguay y Bolivia, pero nuestra prioridad es la Argentina. Somos federales. Hoy estamos en 19 provincias y queremos abrir en destinos en donde no estamos, caso La Rioja o Catamarca.

P.: ¿Cuánto influye el modelo de la franquicia en la expansión del negocio?

  • D. M.: Parte de nuestro crecimiento se debe a las franquicias. No cotizamos en Bolsa, no tomamos crédito, es todo capital genuino de la empresa y tenemos un socio estratégico que es el franquiciado, que nos permite poder acelerar los planes de inversión. El formato de franquicias fue evolucionando mucho en los últimos años. En momentos de crisis, es bueno estar bajo el paraguas de una marca reconocida que tiene aceitados todos los procesos. Si tenés una buena red, podés crecer y expandirte.

P.: ¿Cuánto cuesta una franquicia de Mostaza?

  • D. M.: Desde los 250 mil dólares. Nosotros damos seguridad. Vendemos la certeza de que la marca es conocida, rentable y tiene una economía de escala gigante que permite competir con precios bajos.

P.: ¿Cuánto factura un local en promedio?

  • D. M.: En un local facturamos en promedio 60 millones de pesos por año. Hoy tenemos 134 locales y de acá a diciembre queremos abrir 6 locales más. El gran objetivo es abrir 20 locales por año para llegar a los 200 en los próximos 3 años.

P.: ¿Recuerda grandes errores durante su gestión?

  • D. M.: No hemos cometido grandes errores, no porque no nos equivoquemos, sino porque no tomamos decisiones por impulso y eso achica mucho el margen de pifiar feo. Si tuvimos desaciertos con algunas ubicaciones, pero fue culpa compartida.

P.: ¿A qué se refiere?

  • D. M.: Cuando entrás en un shopping nuevo que está inaugurando, el resultado depende de la gente que convoque el centro comercial. Hemos confiado en algunos en el interior del país que no les fue del todo bien y tuvimos que cerrar.

P.: ¿Y recuerda grandes aciertos?

  • D. M.: Creo que el gran acierto fue empezar a hacer publicidad masiva. Roberto Petinatto, primero, Marcelo Tinelli y Santiago del Moro después, nos dieron un gran salto de calidad. Antes de Petinatto no hacíamos publicidad. El que no estaba en el circuito de los shopping no nos conocía.

P.: ¿Van a renovar con la Selección de Argentina de cara a la próxima Copa América y Eliminatorias?

  • D. M.: Lo estamos evaluando. El contrato vence a fin de año.

P.: La frase “no te comas el verso”: ¿mito o verdad?

  • D. M.: Verdad. Las porciones nuestras son mucho más generosas, son las más grandes del mercado.

Verónica Sánchez: “Aparecen nuevos desafíos, sobre todo para la gastronomía tradicional”

Fuente: DBA ~ Verónica Sánchez lleva ya siete años como titular de la Cámara de Restaurantes de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC). En breve dejará este cargo, pero antes se anima a un contrapunto sobre lo realizado, lo aprendido y los desafíos a futuro. 

DBA: Está por dejar la presidencia de la Cámara ¿Qué balance hace de estos años?

VS: Es momento para reflexionar. Me voy con la tranquilidad de saber que dejé todo en la cancha. Que, como dicen los hombres, transpiré la camiseta. Y cuando uno juega y deja todo el balance siempre es positivo. Por supuesto que siempre quedan pendientes, cosas por hacer, cosas que hubiera hecho seguramente de otro modo, visto a la distancia. Me tocó presidir esta cámara durante un ciclo de años donde lo que predominó fue la crisis. Tuve la triste experiencia  de convivir con el cierre de muchos establecimientos que fueron en algún momento un ícono de la gastronomía. La situación económica general, los altos costos, la presión impositiva, la burocracia, la indiferencia política y la caída de la rentabilidad fueron los principales temas que debimos abordar durante estos años.

Me llevo el honor de haber sido la primera mujer elegida para presidir la cámara durante tres mandatos, de haber encarado proyectos institucionales que trascendieron a la cámara de restaurantes y que representan verdaderos beneficios para los asociados. También, el orgullo de haber presidido una cámara que siempre  levantó las banderas de los problemas de los gastronómicos y de haber dado batalla en primera fila, siempre. Puerto Madero y la Costanera Norte tal vez sean los íconos más emblemáticos de estas luchas. Me llevo el reconocimiento de haber logrado la distinción de la legislatura porteña a un  trabajo que compendia el mundo normativo que rige nuestros negocios. Y también me llevo el apoyo y el cariño de gente entrañable que me acompañó durante todo este camino. Seguramente también perdí el cariño de otros y me llevo algún que otro contrincante o rival, pero con el tiempo entendí y aprendí que son las reglas del  juego.

DBA: ¿Qué aprendió en este proceso como dirigente empresarial?

VS: ¡En estos años aprendí de todo! Pero, por sobre todas las cosas, aprendí lo difícil que es ser mujer en un mundo de hombres y que en estos ámbitos siempre se hace política aun sin querer hacerlo. Aprendí el concepto del poder y todo lo que eso implica y genera. Qué es lo políticamente correcto y qué no, y cómo todo lo que alguna vez era de una manera, tiempo después -aun visto por el mismo ojo- puede ser exactamente de otra. Aprendí a representar un interés colectivo y a anteponer ese interés a los intereses o egos personales. Me llevo una experiencia única –y también contradictoria- con la que fundamentalmente crecí mucho en lo personal y en lo profesional y por lo que estaré eternamente agradecida.

DBA: ¿Cuáles son, en su opinión, los principales desafíos que enfrenta hoy el sector gastronómico en la ciudad de Buenos Aires? Los que tienen que ver con la ciudad en particular y con el contexto nacional en general.

VS: Los desafíos que enfrenta hoy el sector no son distintos a los que venimos enfrentando en los últimos años. La suerte de nuestros negocios en gran medida va de la mano de la suerte de los bolsillos de quienes nos consumen. En épocas de crisis o de incertidumbre, nuestra oferta se ve claramente afectada ya que nuestra propuesta es absolutamente prescindible. Son los primeros gastos que uno recorta. Salidas, esparcimiento, diversión, son las primeras víctimas de los bolsillos apretados. Por tanto el círculo es claro: cae el consumo, aumentan los costos, se hace imposible trasladar los costos a los precios ya que esto resiente aun más el consumo, la rentabilidad cae estrepitosamente. A esto debemos sumarle que la gastronomía es un negocio de bajas barreras de entrada, lo que sin lugar a dudas contribuye a generar una oferta que, a veces, pareciera superar a la demanda. Por otro lado, la proliferación de algunas modas que se imponen y la competencia desleal que enerva el mercado. Sin embargo no está todo dicho. Creo que también aparecen nuevos desafíos, sobre todo para la gastronomía tradicional. Los nuevos gustos de los consumidores, las nuevas generaciones que plantean una lógica de consumo distinta, nuevos conceptos, nuevos valores, en definitiva un gran cambio cultural. Si no logramos comprender esa lógica y aggiornarnos a los cambios, por más que los obstáculos que vienen concentrando nuestra atención hace casi una década desaparezcan o se remuevan, estaremos condenados al fracaso.

DBA: Según los datos oficiales, este año será récord en cuanto a la llegada de turistas a Buenos Aires ¿Se nota esto en la afluencia a restaurantes? ¿Compensa el descenso de clientes locales?

VS: Que lleguen más turistas al país no debe confundirse con que haya más turistas en la ciudad. Buenos Aires es fundamentalmente un lugar de tránsito. Por ello es sumamente importante lograr posicionar a Buenos Aires como una capital gastronómica.  No tenemos mar, playas, ni  montañas… pero tenemos una ciudad maravillosa absolutamente cosmopolita que tiene para ofrecer a quienes la visitan una amplia propuesta gastronómica a la altura de las mejores ofertas del mundo. En eso,  el trabajo público-privado debe avanzar para hacer de ese proyecto una realidad.

Finalmente  quiero agradecer a todos los colegas que confiaron en mí tamaña responsabilidad y solo espero haber estado a la altura de las circunstancias.

Massey: «Entre los argentinos ha aumentado mucho el saber sobre la gastronomía»

Fuente: Hiper Critico ~ Es un popular cocinero argentino que ha sido figura central de numerosos programas de TV sobre la materia, y que acaba de lanzar un nuevo libro: «Pablo Massey cocina». Éste reconocido chef además tiene dos restaurantes, uno en Olivos y otro en Palermo, y en uno de ellos plantea una propuesta de alta calidad de comida italiana. En diálogo con «La tarde de CNN», Massey habló de su nueva propuesta editorial y de la gastronomía en los tiempos que corren.

Cabe recordar que Pablo Massey será uno de los participantes de la próxima Feria Leer y Comer (éste fin de semana: 5 y 6 de octubre), y allí presentará su nuevo libro el sábado a las 18 horas.

En el inicio del intercambio, el cocinero explicó por qué uno de sus restaurantes se llama «Massey familia». Según señaló, desde ese nombre buscó darle relevancia a esa gran familia que no conoce, pero que lo sigue desde hace años en los programas de TV y en las propuestas gastronómicas que desarrolla:

«Mi restaurante está dedicado a toda esa gente que me acompaña desde hace mucho tiempo», detalló.

El popular chef, que tuvo muchos restaurantes y que también trabajó en plazas muy competitivas como París, sobre la actualidad de la gastronomía en Argentina, dijo: «Entre los argentinos ha aumentado mucho el saber sobre la gastronomía, porque hay cada vez mejores restaurantes y la gente elige con más cuidado»

De manera puntual sobre su nuevo libro, dijo que no es autobiográfico, que no aborda la comida de restaurante, y sí aquella que podemos hacer en nuestra casa: «ofrece propuestas para cocinar rico y simple en la casa. Presenta una gran cantidad de propuestas para cocinar vegetales, pescados y carnes».

Y agregó que puso el foco en los vegetales por la búsqueda actual de los jóvenes: «en ese sentido, tiene un enfoque fuerte sobre la comida vegetariana», detalló.

escuchá la entrevista de Majul a Massey: ( https://radiocut.fm/audiocut/pablo-massey-sobre-su-nuevo-libro-cocina-y-su-participacion-en-leer-y-comer/)

Alejandro Clausen: «Hay que respetar la historia que tienen los platos «

Fuente: Bariloche Opina ~Alejandro Clausen, chef Ejecutivo de Villa Huinid Resort & Spa, vuelve a Bariloche a la Carta en su sexta edición. Habló sobre su pasión por encontrar en la gastronomía «las raíces que se fueron perdiendo», y de «ahondar más en la regionalidad».

Alejandro Clausen, chef Ejecutivo de Villa Huinid Resort & Spa, vuelve a Bariloche a la Carta en su sexta edición. En esta nota Habla sobre su pasión por encontrar en la gastronomía «las raíces que se fueron perdiendo», y de «ahondar más en la regionalidad».

En diálogo con Bariloche Opina, Clausen resumió su trayectoria en Europa y China, antes de desembarcar en la ciudad. «Estuve casi diez años formándome afuera. Comencé mi carrera en la cadena de hoteles Four Seasons y tuve la oportunidad de hacer la apertura del Four Seasons de Florencia, donde estuve cerca de siete años».

Luego de permanecer casi cuatro años en China, volvió al país, y «por planes personales y familiares, decidimos llegar a Bariloche”. Actualmente está frente al equipo del Restaurante Batistín, dentro del complejo hotelero de los kilómetros.

«En Villa Huinid, además de los dos hoteles, están las cabañas, con todo el servicio abarcativo de un hotel 5 estrellas. Es un complejo con distintas dinámicas. Allí estamos con varios proyectos, manejando un equipo con el cual buscamos dinamismo en los cambios de carta y en la forma de ver cómo encaramos cada idea», remarcó.

Consultado sobre los rasgos distintivos de su cocina, Clausen afirmó que «es muy personal. Me gusta reflejar mis vivencias de vida y la cocina tiene que ver mucho con esto. Es una expresión de lo que uno vivió siempre con un toque personal».

«En mi cocina van a encontrar raíces europeas, un poco por parte de mi familia, y también por mi experiencia, mayormente en Italia. También es influenciada por la comida asiática», aseveró. «Es algo que trato siempre de respetar. No me gusta mucho la palabra fusión ni me gusta aplicarla».

Para el chef se debe respetar la historia que tienen los platos y las recetas originales. “Con la fusión esto se desvirtúa. No estoy diciendo que eso sea incorrecto, hay quien lo aplica muy bien».

De todas maneras, reconoció que «me gusta hacer alguna adaptación buscando una cocina patagónica con todo lo que ello implica: la utilización de productos de la zona, y el concepto de no buscar afuera lo que uno tiene adentro».

En este sentido, consideró «un desafío para los cocineros encontrar nuevos proveedores y productos que estén relacionados con el medio ambiente en que vivimos. Sin un excelente producto es imposible hacer un excelente plato», sentenció.

«Creo que las cadenas de distribución muchas veces están erradas. Hay que ahondar un poco más en la regionalidad», agregó.

También opinó sobre la cocina a nivel local. «Humildemente creo que es necesario encontrar esas raíces que se fueron perdiendo. Hay que crecer conociendo las bases y después ir a una cocina más elaborada. Inculcar tradiciones y conocer el producto».

Bariloche a la Carta

Para Alejandro Clausen, BALC «es un evento que crece año a año porque genera frutos, es una vidriera muy importante. El destino se está volviendo un polo gastronómico muy interesante y Bariloche a la Carta ayuda mucho en esto».

Destacó la importancia del evento «para redescubrir chefs y traer otros de afuera, buscar la interlocución e intercambiar nuevas ideas».

Pero ademas, «una oportunidad de manejar mejor el producto. Si bien es difícil darle recursos a los productores para lograrlo desde la recolección y distribución, es la base para iniciar una revolución gastronómica en la Patagonia».

Su participación

«Con el Restaurante Batistín vamos a estar proponiendo un menú que tiene una entrada tipo Amuse Bouche, una entrada principal, un plato principal y un postre», indicó. «El hilo conductor del menú es utilizar el mismo producto en distintas facetas».

La propuesta es una entrada y principal a base de langostinos y cordero. «Vamos a jugar un poco con estos sabores y métodos de cocción.

«También vamos a tener dos participaciones en «Pop Ups», donde el martes 8 de octubre nos estará visitando Ezequiel González de Bodega Saurus, y el jueves 10, Matías Gil de Bodegas Chandon».

Finalmente será parte del Cordero Solidario «donde utilizaremos unos camados, que son un tipo de horno a brasas japonés, un mix entre una parrilla y un horno, está hecho de cerámica y ladrillos refractarios»

Volf, o la historia detrás de los platos que usan los grandes chefs

Fuente: La Nación ~ Hace 100 años, en un pueblo polaco, el señor Moisés Perel tenía uno de los únicos talleres de fabricación de cubiertos de plata. Todas las grandes familias de Europa compraban sus piezas para engalanar las lujosas mesas de comedor. Hacia 1920, escapando del antisemitismo reinante en el Viejo Continente, llegó a Buenos Aires y quedó a la espera de las máquinas de su taller, que llegarían en un siguiente barco. Durante dos años mandó a su familia a vivir a Once, mientras él se instaló en el puerto a la espera de cada navío europeo.

Este relato surge del recuerdo de Leandro Vainberg, actual director de Volf, quien se remonta a los inicios de la empresa familiar de la mano de su bisabuelo Perel, el primer fabricante de cubiertos de plata en el país.

Una vez puesta en funcionamiento la fábrica en Buenos Aires, Perel, fiel a su espíritu empresarial, tocó la puerta de la Casa Rosada y le entregó la primera valija de cubiertos al presidente en funciones, Agustín Pedro Justo.

Los Perel continuaron vistiendo los hogares porteños hasta que Volf Vainberg, casado con la hija de Perel y abuelo de Leandro, propuso modernizarse y creó una línea de productos con aleaciones de metales, más simples de limpiar y con costos más acomodados.

Así fue como comenzaron a separarse las empresas y hoy Volf no solo mantiene el legado familiar, sino que viste con su vajilla las preparaciones de grandes cocineros. Y, con el mismo espíritu, continuó vistiendo las comidas presidenciales.

Con la visión empresarial y la cintura para poder adaptarse a los cambios, en los años 70, Fernando Freddy Vainberg, actual presidente y padre de Leandro, viajó a China. A la vuelta comprendió que podrían competir con ese mercado, por lo que decidió mezclar la producción local con la importación de novedosos platos y cristalería para las casas de regalería de entonces. Pero un nuevo revés lo encontró en 2001 y junto con sus hijos -Leandro y Karen- tomó la decisión de desempolvar las máquinas y volver a producir localmente.

Cuando la gastronomía mundial entró en auge, en 2008, llegó el turno de Leandro, que entendió que había que enfocarse en restaurantes y hoteles: «Lo primero que hicimos fue dejar de lado a los distribuidores y comenzar a conocer a los clientes para poder ofrecerles todo nuestro portfolio y darles lo que ellos necesitaban».

-Y continuaron abasteciendo a los presidentes.

-Por un lado, tenemos lo que se llaman muestras oficiales en Casa de Gobierno, ministerios o en la Armada. Hay una ley que indica que deben ser siempre los mismos modelos y se los reponemos, aunque sea un tenedor que mi abuelo fabricó en su momento. Por otro lado, por ejemplo, Menem compró vajilla que trajimos de Japón para el Tango 01, cubiertos ultraelegantes. De la Rúa no compró nada. Durante el gobierno de Cristina hubo cambio de modelos. Y con Macri, Juliana Awada estuvo personalmente eligiendo platos y diseños para la llegada de los presidentes en las cenas de gala. Una de las cosas en las que nos diferenciamos es en la posibilidad de tener stock; no vendemos nada que no tengamos, no ofrecemos lo que no podemos abastecer en el momento. Hay que entender que cuando nos llaman y piden algo es porque el cliente lo necesita, no porque quiere tener más. Hoy el gastronómico compra lo justo que necesita.

Más allá de una transacción de compra y venta, lo que Leandro logró fue estar presente con su aporte de vajilla en los eventos más importantes de la gastronomía de la región. Vistió las mesas de los livings de la feria Masticar, donó sus productos para el emplatado del Torneo Federal de Chefs y su última aparición entre las estrellas fue en Lima, en el reciente festejo de los 25 años del reconocido restaurante peruano Astrid y Gastón. Gastón Acurio, el anfitrión, invitó a grandes cocineros del mundo y cada uno eligió qué vajilla usar para presentar sus platos: Massimo Bottura, Alain Ducasse, David Muñoz, Mauro Colagreco, Virgilio Martínez, Micha Tsumura… Cada uno eligió una vajilla distinta de Volf para sus creaciones.

-¿El diseño elegido tenía que ver con la preparación o con la impronta de cada uno?

-Elegían según su estilo. Mauro Colagreco sacó una tartaleta de humita con distintos matices en un plato plano sin bordes, Ducasse trajo quesos de Francia y los presentó en un plato de postre dibujado. Uno de los que más me atrajeron fue la lasaña de Bottura con los colores de Italia sobre una fuente blanca grande de 28 cm. Micha utilizó platos de color coral y laguna para los tiraditos de pescado. Para el postre, Astrid usó un recipiente negro de porcelana que parece hierro diseñado como si fuera una margarita.

-¿Por qué apoyar la gastronomía con una visión más integradora de la vajilla?

-Primero, porque cambiaron las tendencias. Antes, la gente invitaba a sus casas y agasajaba a los amigos; hoy es muy común salir a comer afuera. Parte de la tendencia mundial es que no solo las regalerías y las listas de casamiento fueron desapareciendo, sino que también la gente dejó de darles tanta importancia en el hogar a las presentaciones. Ya no quieren tener todo un juego de platos porque saben que quizás lo terminan utilizando dos o tres veces al año. Por eso que siempre les digo que nuestros cubiertos los pueden usar todos los días, no se les van a rayar, ni oxidar ni van a perder el brillo; insisto mucho en que los usen, sobre todo cuando vienen al local de Vuelta de Obligado y Echeverría y me dicen: «¿Tenés juegos de diario?». Depende de uno el uso que le quiera dar. Se puede usar solo para Navidad o para todos los días. Se trata de darse el gusto. Si no, pasaron cinco años y te das cuenta de que ese juego lo usaste tres veces.

-Los platos se rompen y se reemplazan. Pero la gente, ¿compra cubiertos?

-Sí. La gente sale más a comer y lo que ve afuera quiere tenerlo en su casa. Antes lo que veías afuera no era lo que querías tener en tu casa, porque no era lo elegante. Hoy el gastronómico se perfeccionó y está a la vanguardia de lo que se utiliza mundialmente, busca qué productos visten la mesa y trata de tener lo mismo. El consumidor es un reflejo de ese cambio permanente: hoy un plato blanco y mañana uno de color rojo o negro, va variando. Antes te decían «mandame 200 platos blancos» y hoy dicen «mandame 66 redondos rojo profundo». Al viajar y ver que las grandes casas de regalos iban cerrando, intuimos que esa tendencia iba a llegar. Pero en las exposiciones internacionales también vimos que detrás de las grandes empresas de porcelana estaba la cara de un chef. Vimos que esa cocina que ya existía se estaba yendo para la alta gastronomía. Hoy la gente reconoce las caras de los cocineros y les saca fotos en las redes sociales, de diez personas que están comiendo, ocho le sacan foto al plato. Y ahí es donde nos hacen publicidad sin saberlo, ahí es donde tenemos nuestros productos. Muchos amigos clientes me mandan las fotos de sus preparaciones para ver cómo les quedó en el plato. O me muestran cómo sacan la carne con nuestros cubiertos. Con las redes sociales y las fotos las tendencias también se agotan rápido y el gastronómico tiene mucha competencia, por eso nos llaman muy seguido para buscar cosas que puedan tener ellos solos.

Como explica Leandro , la tendencia comenzó a cambiar cuando se modificaron los menús y los tipos de preparaciones. «La milanesa con papas fritas podés presentarla en un plato blanco común y corriente o en una fuente sin ala donde el cocinero puede jugar con una salsa. Por supuesto que en el bodegón se sigue usando la fuente de inoxidable para las papas fritas, pero hoy muchos prefieren presentarlas en una cacerolita roja con un papel manteca. Lo que se busca es que puedas atrapar al cliente por los ojos más allá del gusto, y eso les funciona. Si ves un plato cachado en un buen lugar, te están diciendo que les falta seriedad respecto de la presentación, porque al final no me cobran menos por el plato roto. Y parece que los gastronómicos lo están entendiendo, porque la tendencia muestra que en un mismo restaurante pueden traerte la carne en una fuente rectangular y las pastas en un pasta bowl, cuando antes traían todo en el mismo plato blanco.

-En la parrilla, ¿qué innovaciones se dieron?

-Ya no es tabla, plato y cubiertos de madera. Hay cubiertos para el asado con filo laser, muy resistentes, que no necesitan afilarse y no desgarran la carne. Los cubiertos se pueden marcar o rayar, pero no se rompen.

-¿Qué porcentaje tiene la vajilla en el costo del plato que paga el comensal?

-En dos menús el restaurante ya lo amortizó. Antes no pasaba que un tenedor mío de postre saliera igual que un sandwichito de miga. Hoy pasa eso, y ni hablar del precio de un plato en los restaurantes.

-¿Tres cocineros locales que usen tus productos?

-La cristalería en Tegui es un recurso superimportante, porque ellos tienen un menú de pasos con maridaje de bebidas. Donato tiene cubiertos, platos y copas nuestros; Pablo Massey, lo mismo. Narda Lepes elige cristalería y cubiertos. Lo interesante es que cada vez que viajo, a todos les cuento las novedades y lo que está pasando. Les muestro lo que voy viendo. Me dicen jugátela, pero a veces no me animo, como con los platos rotos que se ven últimamente. Sí, pedazos de platos o un plato partido a la mitad. Diseños de copas muy raras, que no solo son difíciles para tomar sino complicadas para almacenar en un restaurante. Lo importante más allá del diseño es que los productos sean de alta durabilidad, porque no me sirve vender algo que a la semana me digan que se les rompió.