Cómo anduvo el primer «finde» de restaurantes y bares reabiertos en el interior

La primera impresión es que el público volvió, en menor medida que en los tiempos previos a la pandemia, y hay razones para eso: el protocolo sanitario limita a la mitad la capacidad a utilizar. Pero, a vez, otros creen que la situación económica impacta más que antes y que el temor al contagio aún pega.

De todos modos, y aunque con matices, se respiró aire a conformidad entre los que reabrieron. 

En general se reconoció un alto cumplimiento a los protocolos en restaurantes. En bares –sobre todo en pubs nocturnos– fue más complejo: en varias ciudades admitieron que hará falta acentuar los controles.

Otro dato: no todos reabrieron, aunque sí la mayoría. En cada ciudad hay casos de locales que cerraron definitivamente. Y otros que resolvieron esperar para recalcular si los costos de explotación soportan el límite de trabajar a la mitad.

La pandemia deja también una herencia: casi todos anticipan que seguirán con el delivery como opción

En la ciudad de Córdoba el rubro gastronómico aún deberá esperar: no hay fecha de reapertura, al menos hasta ahora.  

Testimonios y primeras impresiones

Villa Carlos Paz. El reinicio fue a cuentagotas. Las imágenes de las noches del viernes y el sábado no parecían las de un fin de semana largo normal en la mayor ciudad turística de Córdoba. Pero igual fue bien diferente a la del “todo cerrado” de los dos últimos meses. 

“En Carlos Paz abrió un 50 por ciento de los comercios gastronómicos”, marcó Marcos Bertorello, de la cadena de restaurantes Junior B. “Y la venta no supera el 30 por ciento de lo que era normal”, citó. 

“Salieron jóvenes y gente mayor, y todos hablaron de la alegría que genera poder volver a tomar un café o comer afuera. Creo que va a ir mejorando con los días. Más si en algunas semanas se pudiera reactivar el turismo regional”, expresó Bertorello. En el centro de Carlos Paz, comedores reabiertos (La Voz)

Emanuel Demaría, dueño de la parrilla La Churrasquita, manifestó que su local trabajó sobre una tercera parte de su capacidad. “Fue flojo. Si los comercios cierran a las 18, no queda nadie a la noche en el centro. No dejaron ingresar a la gente de Córdoba y eso limita mucho la actividad en Carlos Paz”, planteó. 

Sierras Chicas. En la región de Sierras Chicas, los gastronómicos dicen estar más aliviados. Hubo movimiento en bares y en restaurantes funcionó el modelo de las reservas previas. Sobre todo, se vio más gente en Mendiolaza y en Villa Allende.

Rodrigo Aroza, del restaurante Los Aroza, en Mendiolaza, resumió: “Comenzamos a trabajar el jueves y explotó. Con la ocupación a la mitad, hubo gente que quedó afuera. Y ya tenemos reservas para el miércoles próximo. Para cómo veníamos, es bueno”.

Sebastián Medina, encargado de Guanajuato en Río Ceballos, fue como una apertura nueva: “Estamos contentos de tener las puertas abiertas, aunque trabajamos con el 10 por ciento menos de ocupación con respecto al año pasado. Somos sobrevivientes de la pandemia. Para nosotros fue una guerra”, asegura.

Otro color pintan en los locales gastronómicos ubicados entre Salsipuedes y La Granja, cuya mayoría de clientes es de Córdoba capital, sin autorización para salir hacia otras localidades. 

En esa zona, varios aún no reabrieron. Los que lo hicieron no llegan al 60 por ciento del 50 por ciento que podían atender. “Nuestro público más fuerte es de Córdoba. Por eso abrimos con pocos recursos. Si vamos a trabajar así va a estar duro”, afirmó Nancy Osella, de Ursula Restaurant, ubicado en El Manzano.

A la altura de Salsipuedes, en un puesto de control con Policía, Gendarmería y Seguridad Ciudadana municipal, entre sábado y domingo se hizo retornar a más de 200 vehículos provenientes de Córdoba capital que se dirigían a localidades de esa región, sin justificación.  Control de ruta en Salsipuedes. A muchos de Córdoba Capital no se les permitió seguir (La Voz)

Alta Gracia. En un relevamiento realizado sobre 25 bares y restaurantes se pudo observar que un 80 por ciento reabrió sus puertas este fin de semana. La ocupación mostró matices: algunos con todas las mesas habilitadas (a dos metros de distancia) ocupadas y otros por debajo de la mitad. 

La presidenta del Centro de Comercio y Turismo, Mariela Auer, señaló que no tienen aún un balance fino en números, pero consideró que “la mayoría apostó a abrir y hubo un par que cerró sus puertas antes de la cuarentena”. 

Río Cuarto. Aunque con impresiones dispares, se vio movimiento durante el «finde» en bares y comedores. Guillermo Marrero, del restaurante Doña Pancha, consideró que fue «aceptable y dentro de lo que se podía esperar» en el actual contexto.

La capacidad de su local se debió reducir de 160 a 80 personas. «Hubo gente, pero la recaudación quedó muy lejos de lo que antes de la pandemia era habitual para un fin de semana», señaló. Interpretó además que «la gente aún tiene temor» y que «todos tomaron recaudos y aceptaron bien los protocolos». 

Villa María. No todos los restaurantes abrieron el fin de semana largo. Los que no, dijeron que lo harían el próximo. En los que trabajaron, la ocupación fue parcial.

En Centro Vasco, uno de los más tradicionales, sintetizaron que estuvo «bastante tranquilo», aunque percibieron que «la gente tiene mucha ganas de salir». Los entusiasmó, hacia adelante, “la cantidad de llamados para reservar mesas”.

También destacaron que los clientes aceptan y cumplen las medidas de bioseguridad para el ingreso, permanencia y circulación dentro del local.

En la parrilla La Rosita dijeron que todavía ven «muy flojo» el movimiento. “No se alcanzan a cubrir las mesas disponibles, que son menos del 50 por ciento de las habituales», contó Luis, encargado del lugar.

Kay Robles, del restó mexicano Santo, planteó que observaron que “mucha gente siguió optando por el delivery”, más que por la concurrencia al reabierto local. “Por lo grande de los pedidos, se ve que hubo juntadas en grupos”, apuntó. Un bar de Villa María en actividad (La Voz)

Villa Dolores. Los locales gastronómicos trabajaron con buena cantidad de público entre el viernes y ayer. 

“La gente tenía ganas de salir, vestirse, perfumarse, encontrarse; se ocuparon todas las mesas posibles y se aprovechó el tiempo, hubo alegría”, contó Ezequiel Agüero, de una confitería bailable en la principal ciudad de Traslasierra. “No se podía bailar ni sentarse a la barra; debemos cumplir los protocolos, ir de a poco, para no tener que retroceder”, opinó.

Nancy Oliva, de un conocido restaurante, apuntó: “Hubo buena cantidad de gente, sobre todo por la noche. Se notaban las ganas de salir. Lamento que en muchos lugares no se haya cuidado el protocolo establecido, tenemos que tener más conciencia”.

Ayer, en medios locales vecinos denunciaban que en algunos pubs no se respetaron los protocolos, a pesar de los controles municipales. 

Río Tercero. La mayoría de bares y comedores volvieron a la actividad, con un rendimiento con matices, según el local y el rubro. En general, la impresión dominante es que no se aproximó a los tiempos previos a la pandemia.

Una situación especial se dio en algunos bares nocturnos: dos fueron sancionados por el municipio por incumplir con las medidas de distanciamiento social. Aunque las mesas estaban limitadas en el interior, el público no respetaba los criterios básicos. Desde el municipio advirtieron que podrían dar marcha atrás con las autorizaciones en ese rubro puntual y marcaron que en restaurantes el acatamiento al protocolo fue evidente. 

Pilar – Río Segundo. Miguel Monso, del restaurante El Puente, un clásico en Pilar, estimó que durante el fin de semana trabajaron a un 40 por ciento. «Tengo capacidad para 170 personas y solo habilité para 90», señaló. Para Monso, el temor a salir y la crisis económica explican la moderada concurrencia. 

Su restaurante trabaja también durante la semana, con gente de paso por la ciudad. «Eso se verá muy afectado por el bajo movimiento. Pero esto es mejor que nada. A mí me sirve, porque no pago alquiler», respondió.

Daniel y Beatriz son viejos clientes. El último viernes reservaron una mesa, temiendo que pudieran quedarse sin lugar. «Las mesas estaban dispuestas de manera que entre un cliente y otro hubiera mucha distancia. Fue raro ver el local para poca gente, pero brindamos por la satisfacción de volver», relató Daniel.

En Río Segundo el resto-bar Quita Penas tuvo alta asistencia durante el fin de semana. Varias personas que fueron sin reserva se quedaron sin lugar. Danilo, uno de sus dueños, se mostró satisfecho. «Con esto no nos alcanza, por lo que vamos a seguir con el delivery», anticipó. 

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