Desde que bares y restaurantes cierran a las 19, la merienda es la hora pico y se sirve más alcohol a la tarde

Fuente: Clarín ~ La humanidad era animal de costumbres… hasta la pandemia. Más de un año de readaptación constante y todavía siguen naciendo hábitos. Con los locales gastronómicos cerrados desde las 19, ahora la merienda cobró un protagonismo inédito en las veredas porteñas y, en los bares, el consumo de cócteles y cerveza arranca a las 16.

Un cambio inevitable el de beber temprano, pero que al principio era resistido por el grueso de los clientes. El vuelco a los cafés, en cambio, era un desenlace anunciado, aunque sus dueños no esperaran que se diera tanto y tan rápido.

Nos quedamos sin pastelería ni panadería a las seis de la tarde, un domingo. Es la primera vez que nos pasa desde que abrimos hace cuatro años”, cuenta Federico Bobrovsky, socio de Café Cigaló, con locales en Villa Urquiza y Colegiales.

Los cafés reciben más clientes y la pastelería y las facturas se agotan más temprano. Foto Juano Tesone

Los cafés reciben más clientes y la pastelería y las facturas se agotan más temprano. Foto Juano Tesone

A pasos de San Telmo, punto. café vivió una escena similar los últimos dos fines de semana: se les acabó la comida y tuvieron que salir a buscar personal de urgencia para atender tanta demanda.

“Siempre calculamos de más cuando hacemos stock, pero igual voló todo: de repente empezamos a tener la vitrina vacía -resalta Javier Schulze, socio de punto. café-. Algunos proveedores nos hicieron entrega doble. Esta semana vino un conocido a darnos una mano porque no estábamos pudiendo atajar la cantidad de trabajo. Necesitamos contratar a alguien más”.

En Juani Café, en Palermo, las vitrinas también terminan vacías. Lo primero que vuela son las carrot cakes y las tortas húmedas de doble chocolate. “La mayoría de los días parecen sábados. Hicimos refuerzo de personal y estamos en la búsqueda de un pastelero”, admite uno de los socios.

En Juani Café aseguran que casi todos los días tienen el movimiento de un sábado. Foto Juano Tesone

En Juani Café aseguran que casi todos los días tienen el movimiento de un sábado. Foto Juano Tesone

Con el cierre de bares y restaurantes a las 19, la merienda se erigió como único momento gastronómico de relax para quienes terminan de trabajar temprano. Durante los fines de semana, reemplaza la clásica cena, aunque estén lejos de ser lo mismo.

“Hay una demanda reprimida enorme. En la semana, el grueso de la gente termina de trabajar a las 17 o 18 y ya no tiene tiempo de salir. Entonces, el fin de semana tiene más libertad y sale mucho”, destaca Felipe Vessena. Su cafetería Surry Hills, en Palermo, se llena siempre pero más aún en las últimas semanas.

En Surry Hills también reciben más clientes que los habituales en las tardes anteriores a las restricciones. Foto Juano Tesone

En Surry Hills también reciben más clientes que los habituales en las tardes anteriores a las restricciones. Foto Juano Tesone

“Como hay muy poco trabajo presencial, el tipo de consumo que más creció es el de ocio, de tarde. Eso se empalmó con una disparada en la venta de aperitivos. En punto, además de café, hacemos gin tonic con doble espresso”, cuenta Schulze.

Justamente la coctelería es la otra protagonista lógica de la tarde local, aunque al principio costara que se instalara. Ocurrió después de una semana, sobre todo de la mano de habitués que buscan dar apoyo a los gastronómicos en este difícil momento.

La coctelería es otra de las protagonistas de la tarde local. Foto Juano Tesone

La coctelería es otra de las protagonistas de la tarde local. Foto Juano Tesone

La hora de beber se adelantó a las 17. Se ve sobre todo entre el público más joven, que está más al tanto de las novedades por redes”, reconoce Julián Díaz, del bar de cócteles de 878, en Villa Crespo.

Lo mismo advierte la bartender Florencia Nahir (@witchtender), de Verne Club, en Palermo: “La gente arranca a tomar a las 16, algo impensado hasta hace poco. Así pueden quedarse un buen rato, charlar y seguir pidiendo hasta el cierre”.

Barra de tragos por la tarde, en el bar Tomate. Foto Juano Tesone

Barra de tragos por la tarde, en el bar Tomate. Foto Juano Tesone

En Tres Monos, en Palermo, hay cócteles pero también café de especialidad. A las cinco de la tarde, cada vez se ven más copas y menos tazas. “Las restricciones nos liquidan en la semana. Hacemos happy hour de 9 a 15, pero no es fácil cambiar la costumbre argentina de salir tarde. Por suerte nuestros clientes regulares vienen más temprano y nos apoyan”, cuenta el bartender Esteban Varela.

En el bar Tres Monos, en Palermo, la cerveza va desplazando al café. Foto Juano Tesone

En el bar Tres Monos, en Palermo, la cerveza va desplazando al café. Foto Juano Tesone

La cerveza también se ve cada vez más temprano, en parte ayudada por promociones que se anuncian en pizarras. Pero el fenómeno se observa menos en los bares de vinos, con poco público a las cinco de la tarde, como pudo comprobar esta cronista en una recorrida.

“El argentino es muy de ‘es muy temprano para beber’ pero por suerte tenemos de los excepcionales. Otros caen a las seis y media de la tarde, pero a la media hora tenés que cerrar”, lamenta la sommelier Eleonora Jezzi, de la vinoteca Pain et Vin, en Gorriti al 5100.

En Vico Wine Bar sumaron almuerzos y “todos los días hubo algo de movimiento, pero habría que cambiar nuestra idiosincrasia para que se vea un cambio. Para nosotros, que somos un wine bar de noche, esto recién comienza a instalarse”, dice una de las dueñas, Gabriela Vinocur.

La gente empieza a beber a las 16 o 17, sobre todo cócteles y cerveza. El fenómeno aún no se trasladó al vino. Foto Juano Tesone

La gente empieza a beber a las 16 o 17, sobre todo cócteles y cerveza. El fenómeno aún no se trasladó al vino. Foto Juano Tesone

Es viernes a las 17.15 y Marianela y Carolina toman cerveza en un bar de San Telmo. “La charla para ver si hacemos algo empieza más temprano, ya no es tan espontánea. Antes era más: ‘Che, ¿qué hacés? ¿Comemos, tomamos algo? Y quizás eso pintaba a las 19 o a las 22”, explica la primera.

Se suman dos amigos, que vienen de jugar al fútbol: arrancaron una hora antes su jornada laboral y después la deportiva. Todo sea por poder adelantar el tercer tiempo, cerveza en mano.

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