La gastronomía al rescate de la vida puertas adentro

Algo es claro: el aislamiento hizo que el país encendiera los fuegos. El consumo de harina y huevos aumentó repentinamente, preparar esa receta gourmet o cocinar con chicos se convirtió en el plan del día. Y mientras algunos buscaban sobrellevar el menú diario sin mucha vuelta, otros se animaron a más y probaron suerte con la masa madre, con la pastelería o se atrevieron a algunas preparaciones que nunca antes habían intentado.

Consultorio de expertos

La respuesta más rápida a la incertidumbre del menú la dieron los chefs, que se organizaron para ofrecer su ayuda en videos en vivo a través de Instagram. Todos los días a las 18 horas, se conectaron para ofrecer soluciones a modo de consultorio gastronómico de emergencia.

Narda Lepes, a la cabeza de la movida, cuenta cómo surgió la propuesta. «Cuando arrancó el aislamiento social, la urgencia era reaccionar y quedarse adentro. Yo notaba que la gente buscaba recetas en internet, pero seguramente iba a tener que salir a comprar cosas. Siempre le iba a faltar algo. Entonces dije: ‘Decime qué tenés en tu casa, salí poco y te digo qué hacer con eso’, cuenta. Convocó a otros chefs amigos y pronto se armó una red.

«El objetivo era generar una comunidad para que mucha gente pudiera ayudar a otra. Es una forma de ser útil. Lo bueno es sentir que tenés algo para aportar en medio de este caos», resume la chef.

Donato De Santis también respondió las preguntas de su audiencia en vivo, y reveló todos los secretos de las pastas caseras. Cristophe Krywonis dio claves para hacer una buena ratatouille con lo que hay en el cajón de las verduras.

Cocineros de entrecasa

otros chefs eligieron la acción. Encendieron las hornallas mientras los chicos pasaban por atrás y la informalidad ganaba terreno. Fue un éxito inmediato. No solo preparaban recetas más simples, sino que mostraban la intimidad de su cocina. Los platos no estaban pensados por un productor de tv sino que era el menú real que estaban preparando para almorzar con familia e hijos inmediatamente después de que se apagara la cámara del celular. Por eso, se trataba de comidas cercanas, rápidas y con ingredientes posibles en épocas de desabastecimiento.

Así, generaron micros de IGTV (la plataforma de tv de Instagram) o videos en vivo, grabados con un celular por sus hijos o sus parejas, sin cortes, en los que la comida se preparaba en tiempo real. El programa empezaba cortando el tomate y terminaba con un plato humeante.

Fernando Trocca es uno de los que se mantienen estables y sin falta, todos los días ofrece una receta. La respuesta fue tan abrumadora que armó un canal de You Tube para ordenar ese contenido y que esté disponible desde cualquier soporte. Entre otras cosas, cocinó pollo marinado a las brasas con ensalada de chaucha y huevo y risotto con osobuco. Desde su cocina con vista al verde, Juliana López May hizo tarta de calabaza con masa integral casera y una sopa de verdura imperdible para los días otoñales. Fiel a su estilo informal, el creador de Café San Juan, Lelé Cristóbal, preparó guiso de garbanzos mientras su mujer, celular en mano, le reclamaba y bromeaba que estaba ensuciando demasiado. Pedro Lambertini sumó opciones saludables y lo mejor, se ocupó del postre con unos cinnamon rolls muy tentadores. Todas propuestas sencillas y deliciosas. Y en especial, posibles.

Traspasar la barrera de la pantalla

Christian Petersen acababa de abrir su restaurante Hermanos, en Martínez. Techos altos, muebles de madera, luz natural. En la calle había que esperar horas para entrar sin reserva, y todo marchaba de acuerdo a lo esperado. Pero de repente, el virus irrumpió para cambiarlo todo.

Christian quería mantener la fuente de trabajo de su equipo, pero la industria estaba paralizada. Y decidió seguir en movimiento. Desde la parrilla que apenas funcionó un mes, en colaboración con la Fundación Sí, cocinan para un comedor infantil de Tigre. Mientras que en la UADE, donde manejan la concesión del comedor de estudiantes, colaboran con la Fundación Manos Abiertas, que distribuye la comida a mujeres en situación de abandono, muchas de las que buscan refugio en el Convento Santo Domingo. Y desde el restaurante que maneja junto a su hermano Roberto en La Rural, trabaja en conjunto con Red Solidaria para colaborar con la CETEP, una organización que provee alimento a personas en situación de calle.

«Nosotros, como familia y como equipo de trabajo, siempre en algún momento del año hacíamos acciones para ayudar. En especial en el invierno. Es una tarea que desde chicos hacíamos con nuestra madre. Pensamos: aún somos afortunados, y debemos hacer algo. La idea fue ayudar a los que ayudan, poniendo en valor el altruismo», explica Petersen.

Afortunadamente, él no está solo. Salvaje Bakery, la panadería creada por Germán Torres, le aporta el pan. Y en colaboración con algunos productores que se sumaron a la movida solidaria, desarrollan un menú simple pero de alta calidad nutricional.

La liga de los Food Influencers

Con el objetivo de entretener y hacer que la gente se anime a amasar, la propuesta Pasta en Casa unió a los influencers gastronómicos con más seguidores. Unos días antes de la fecha elegida, cada uno anunciaba en su canal lo que iba a preparar y pasaba la lista de ingredientes. El objetivo: que su comunidad pudiera tener todo listo y, el domingo, cocinar juntos, pero cada uno en su casa.

Víctor Manuel García, de @elgordococina, sorprendió con unos ñoquis de batata, @paulinacocina (su apellido es secreto) preparó tallarines con tuco mientras que Maximiliano Van Oyen, de @cookvanoyen, se lució con sus sorrentinos de jamón y mozzarella. Ese domingo, ellos y muchos otros influencers que se sumaron a la consigna, generaron un aluvión de fotos de gente preparando y comiendo pastas caseras bajo el hashtag #PastaenCasa. Viralizar lo bueno, de eso se trata.

Desde la primera línea de batalla, desde la cocina de casa, para alimentar, enseñar, sugerir o entretener, cada uno hizo su parte. La gastronomía dio una respuesta ágil y rápida. Gracias por eso.

Colaborar desde casa

Por una iniciativa de un grupo de amigos, unas 20 familias se pusieron de acuerdo para cocinar guiso en sus casas y luego acercar las viandas al comedor de una villa de la Ciudad de Buenos Aires. «Pensamos en un montón de gente que tiene necesidades y que ante esta situación las iba a ver agravadas. Algunos colaboran económicamente con los insumos, otros cocinamos y algunos con permiso para circular también retiramos las viandas de las casas y las llevamos al comedor», explica Dalmiro Chaín, quien trabaja como coordinador de la Fundación San Carlos, que aprovechó esta acción solidaria para involucrar a las personas que están en tratamiento de rehabilitación por consumo de drogas.

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