La historia de La Birra Bar: nació con la crisis de 2001, vende más de 2 millones de hamburguesas por año y llegó a Miami

Fuente: A24 ~ Arrancaron con un local en Boedo, anexo a una rotisería de la familia. Daniel Cocchia habla del desembarco en EE.UU. ¿Cómo fue la expansión? ¿Qué precio tiene el ticket promedio?

Padres e hijo. Dani, Roxana y Renzo son emprendedores argentinos exitosos, que día a día rompen barreras y buscan nuevos desafíos. «La historia de la Birra Bar nace en el año 2001, en el barrio de Boedo, en el local anexo a una rotisería que tenían mis padres desde 1992″, cuenta Dani Cocchia a A24.com, quien inició aquel sueño un par de meses antes de la caída del gobierno de De la Rúa y hoy tiene un restaurante con 14 sucursales, la última inaugurada en Miami este año. Y hasta lanzó su propio token de criptomonedas.

-¿Quiénes comenzaron con la Birra Bar?

-Es un proyecto familiar, dónde estábamos mis padres, Roxana, mi mujer y yo, El primer local quedaba en Av San Juan y Av La Plata. No había empleados, imagínate el timing. Abrimos en octubre de 2001, unas semanas después se descontroló el país.

Tener empleados era un lujo. Nos repartíamos entre mi esposa y yo en larguísimos turnos. Había que remar en dulce de leche y, de a poquito, salimos adelante. Hoy la Birra Bar sufrió un proceso de expansión. Ya tenemos 14 locales y alguna apertura próxima también.

Hace unos pocos meses abrimos nuestra primera sucursal en el exterior, en Miami, y el proceso de expansión va a seguir en la Florida. Para el año que viene desembarcaremos en Madrid con nuestro primer local en Europa y la idea es continuar por diferentes ciudades de España y Portugal.

-¿Cuántos empleados tienen?

-Tenemos 250 personas empleadas de manera directa. Hay muchas familias que también viven de la Birra Bar, de manera indirecta.

-¿Cómo fue el proceso para llegar a Estados Unidos?

-Surgió de un viaje que hicimos junto a mi mujer y mi hijo a Estados Unidos. Viajamos a la meca de las hamburguesas. Testeamos donde estábamos parados en ese mundo. Conocíamos la escena local que se estaba poblando de imitaciones a nuestro producto y no teníamos una idea clara de lo que pasaba en el mundo.

En ese viaje, entre Nueva York y Miami probamos arriba de 40 hamburgueserías de las más icónicas de Estados Unidos y nos dimos cuenta que estábamos en un gran nivel y, hasta incluso, podíamos hacer la diferencia.

La hamburguesa de ellos es un muy industrial y la nuestra artesanal, todo hecho por nosotros, no tercerizamos nada.

Así es el local de La Birra Bar en Miami.
Así es el local de La Birra Bar en Miami.

-Se convencieron que la calidad estaba, ¿cómo avanzó el negocio?

-En ese viaje quedó flotando la idea. Con el tiempo apareció un inversor, empezamos a trabajar con un desarrollador local en Miami, que nos buscó locaciones. Justo cayó la pandemia. Eso nos congeló durante un año. Nunca dejamos morir el proyecto.

En mayo de este año nos fuimos para allá, con un local alquilado y con la decisión firme de abrir lo antes posible. Hoy en día estamos abiertos y empezamos a cosechar las buenas vibraciones del público local, influencers, la prensa del lugar, la cámara de Comercio de North Miami Beach, nos dieron la bienvenida. Va todo muy bien y hoy es soñar, soñar y soñar, hasta ver donde podemos llegar.

-¿Qué cantidades de hamburguesas venden por año?

-En la Argentina, durante el año 2020, que es último que tenemos cerrado, estuvimos arriba de las 2.250.000 hamburguesas durante el año. En Miami hace menos de dos meses que abrimos y no tenemos métricas reales, pero estamos vendiendo más de lo esperado. La gente encontró un producto diferente, vuelve y recomienda. De esa manera empieza la cadena de consumo

-¿Cómo influyó la pandemia en la Birra Bar?

-Al comienzo, nos paralizamos, como todos. Tuvimos un mes de mucha introspección. Aprovechamos para abrir nuestro propio centro de producción de pan y también otras dos locaciones, de las más grandes que tenemos y salir al mercado con nuestra propia marca de helados artesanales, que son impresionantes, compiten con los mejores de la Argentina.

En 2020 hubo un cambio de hábito en el consumo. Pasamos de vender 90 por ciento en el mostrador y 10 por ciento delivery, a un 100 por 100 delivery, pero mantuvimos la venta y hasta crecimos, te diría. Hoy estamos en los porcentajes de pre pandemia en cuanto a presencia en el local y delivery.

En el comienzo de la pandemia, decreció la rentabilidad, por el costo logístico, básicamente. Para este año, esperamos obtener mejores números de rentabilidad.

-¿Cómo vendés el producto para alguien que no lo conoce?

-Nació siendo distinto. No buscamos proveedores para ensamblar y armar el producto. Es todo artesanal, por eso hoy producimos más de 7000 panes por día, elaboramos nuestra propia salsa, recibimos la carne seleccionada, armamos el blend que nosotros queremos, lo procesamos y hacemos nuestros propios patis. No confiamos ninguno de los bastiones del producto a un tercero, por eso es diferencial en el mercado.

-¿Cuánto cuesta comer en la Birra Bar?

-Hoy el ticket promedio debe estar en los 800 pesos, hay gente que termina la experiencia con un postre o toma más y sube ese valor. Los helados cuestan 350 pesos, son unos potes de 250 mililitros. Tenemos 6 gustos realizados por Matías Dragún, que fue tercero en el concurso mundial de helados y es campeón nacional.

Es un amigo personal, hicimos nuestras carreras gastronómicas paralelas. Siempre soñamos con hacer algo juntos. El destino quiso que hace un año y pico dejó su puesto en una escuela que dirigía. Allí nos reunimos, él tenía tiempo y le dimos forma a la idea.

Armamos un laboratorio en nuestra planta y diseñamos un postre para que esté a la altura de las hamburguesas que servimos y lo logramos.

Daniel Cocchia con Matías Dragun hace varios años compartiendo equipo. Hace varios años querían hacer algo juntos: hoy es su socio en el helado. (Foto: familia Cocchia)
Daniel Cocchia con Matías Dragun hace varios años compartiendo equipo. Hace varios años querían hacer algo juntos: hoy es su socio en el helado. (Foto: familia Cocchia)

-¿Cómo están distribuidos los locales?

-Tenemos dos locales en Boedo. El templo (San Juan 4359) y la Birra Night (Carlos Calvo 4317) y otros repartidos en CABA y alrededores: San Telmo, Villa Crespo, Mataderos, Colegiales, Recoleta, Ramos Mejía, Banfield, Avellaneda, Olivos y Martínez. Se está agregando Devoto, un par de proyectos en el interior y buscando nuestra segunda locación en Miami.

Daniel (46), Roxana (“a las damas no se les pregunta la edad…”, aporta Dani) y Renzo (25) tienen estudio secundario. “Ninguno es profesional, Renzo empezó con estudios terciarios, pero los tiene en stand by, porque está dedicado 100 x 100 al desarrollo de la marca y, a su vez, también tenemos una obsesión con el café, somos baristas y hemos hecho muchos cursos al respecto.

-Ya contaste lo del socio estadounidense, ¿cómo llegan a Europa?

-Se nos acercó una compañía europea que desarrolla modelos gastronómicos, en un plan de largo plazo. Allí somos auditores, para que el desarrollo del producto sea lo más sano posible.

-¿Dónde se imaginan dentro de 5 o 10 años?

-Que pregunta difícil. Nunca planeamos estar donde estamos hoy. No mi imagino que puede pasar de acá a 5 o 10 años. Si me apurás un poco, me vas a encontrar en la cocina de algún local, porque para nosotros es algo lúdico, porque nos permite disfrutar y estar conectados.

Nunca nos sentimos empresarios, somos una empresa familiar, más allá que técnicamente somos empresarios. Siempre pusimos delante de todo la calidad del producto

-¿Tenés hobbies?

-Pese a que nací en Boedo, un barrio que marcó el ADN de la Birra Bar, mis hobbies, que son dos, no van mucho con la zona. Uno es el hockey sobre hielo o sobre rollers. Empecé en los 80 y sólo paré hace un par de años, por una lesión. Paralelamente, juego a diario y participo en torneo de ajedrez. En los dos deportes me he destacado en su momento en los equipos que jugué.

Daniel Cocchia junto a su hijo Renzo, su actual socio. Ganaron juntos un campeonato metropolitano de hockey sobre hielo. La dedicación al hacer las hamburguesas en uno de los locales. (Foto: Familia Cocchia)
Daniel Cocchia junto a su hijo Renzo, su actual socio. Ganaron juntos un campeonato metropolitano de hockey sobre hielo. La dedicación al hacer las hamburguesas en uno de los locales. (Foto: Familia Cocchia)

-¿Hay un punto de inflexión en el que el emprendimiento familiar pasó a ser una Pyme importante?

-En 2015 explotó. Llegaron los influencers, los periodistas, los medios y terminamos con dos horas y media de cola en nuestro primer local. Nos fuimos a un local de 500 metros cuadrados y tuvimos una fila de una hora durante un año y medio, por lo menos. Después hubo reconocimientos que destacan a la empresa.

Por ejemplo, en 2020, fue la primera hamburguesería en el mundo en tener su propio club de fan, creado y desarrollado por un cliente. Manejaba una cuenta de Instagram (@delabirravengo). Nosotros no sabíamos quiénes eran, pero nos gustaba lo que hacían. Más adelante los aceptamos como oficiales. Hoy el club tiene más de 1000 afiliados con sus carnets y más de 10.000 seguidores en Instagram.

Obtuvimos el premio Tripadvisor de People’s Choice and World en los años 2016, 17, 18 y 19. En 2020 nos dieron el Best of the Best, que nos pone en el 10 por ciento de los mejores restaurantes del mundo.

-¿Cuál fue el último logro?

-Hace muy poquitos días, lanzamos nuestra propia colección de NFT y entramos al mundo de las criptomonedas. Lo hicimos en Miami, es decir, ingresamos por la puerta grande. Somos la primera hamburguesería del mundo en hacerlo. La subimos el 1 de octubre. Se vendió casi de inmediato. Los compradores son anónimos. El mercado acomodó el precio. Se vendió el primero en 400 dólares.

Los Cocchia, de Boedo, al mundo. Su recorrido demuestra que soñar, trabajar y emprender es el camino.

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