“Los bares y restaurantes no contagian”: el reclamo de los gastronómicos en Plaza Serrano para que los dejen trabajar

Fuente: Clarín ~ Con pasacalles y mesas al aire libre, buscaron visibilizar la grave crisis que atraviesa el sector. Entre otras cosas, pidieron que los dejen abrir hasta las 24 y los fines de semana.

En medio de la crisis que golpea al rubro gastronómico, empresarios del sector se concentraron este sábado en Plaza Serrano para pedir cambios en las restricciones. Sobre el final de la protesta llegó la promesa: una reunión con el ministro de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad, José Luis Giusti.

«Hasta ahora no habíamos tenido mucha respuesta. Se había hablado de la creación de un ATP municipal para el rubro, pero todavía no tuvimos confirmación», explicó a este diario Yamila Guzmán, dueña de la heladería Alchemy en Palermo y miembro del movimiento Sillas al Revés, que desde hace meses reclama medidas para el sector.​

«Ley de emergencia gastronómica ya» y «Los restaurantes/bares no contagian», rezaban algunos de los pasacalles colgados en Plaza Serrano durante la manifestación, que había arrancado a las 11 y terminó cerca de las 13, en el inicio de un nuevo fin de semana de restricciones estrictas.

La protesta de los gastronómicos se hizo este sábado de 11 a 13 en la Plaza Serrano, en Palermo. Foto Fernando de la Orden
La protesta de los gastronómicos se hizo este sábado de 11 a 13 en la Plaza Serrano, en Palermo. Foto Fernando de la Orden

Hay tres pedidos principales: que los clientes puedan sentarse en mesas de locales hasta las 24 (hoy sólo se puede hasta las 19), que se abra al público los fines de semana y que se habiliten los salones internos con un aforo del 30%.

Sobre la plaza se instalaron unas 15 mesas ubicadas con la debida distancia social. A ellas se sentaron empresarios y personal gastronómicos. Cada una representaba a un restaurante o un bar y tenía carteles con la cantidad de familias que dependían de ese negocio.

Mientras tanto, los empresarios que organizaron la protesta mantuvieron sus locales cerrados y los abrieron para delivery y take-away recién cuando terminó la acción.

Instalaron unas 15 mesas sobre Plaza Serrano, cada una en representación de un local gastronómico. Foto Fernando de la Orden
Instalaron unas 15 mesas sobre Plaza Serrano, cada una en representación de un local gastronómico. Foto Fernando de la Orden

«Estas mesas no son una infracción a la ley: no estamos sirviendo nada. Son un simulacro para demostrar que la gastronomía no contagia y que la gente que se junta en las plazas está mucho más cuidada si se reúne en un restaurante o un bar», resaltó Guzmán. 

A su lado, el empresario Santiago Olivera aclaró: «No sólo necesitamos pagar sueldos, también saldar deudas». Y advirtió: «Si el próximo fin de semana siguen las restricciones, vamos a abrir igual».

Empresarios gastronómicos buscan visibilizar la grave crisis que atraviesa el sector. Foto: Fernando de la Orden
Empresarios gastronómicos buscan visibilizar la grave crisis que atraviesa el sector. Foto: Fernando de la Orden

La protesta se dio en un fin de semana de confinamiento estricto: aunque de lunes a viernes se volvió a las restricciones anteriores, este sábado y el domingo los restaurantes no pueden abrir al público y funcionan sólo con delivery o retiro en el local.

En la manifestación no sólo estuvo representada la Ciudad: también la Provincia. Llegaron gastronómicos de Avellaneda, San Martín, La Matanza y otros partidos.

«Entendemos la situación que está atravesando el AMBA, que es muy complicada, pero también que no somos los responsables ni causantes de la disparada de casos (de Covid-19)», destacó Salvador Avanzato, presidente de la Cámara de Propietarios Gastronómicos de La Matanza.

Los gastronómicos piden "trabajar todos los días hasta las 24 y con un aforo interno del 30%". Foto: Fernando de la Orden.
Los gastronómicos piden «trabajar todos los días hasta las 24 y con un aforo interno del 30%». Foto: Fernando de la Orden.

La protesta no se agotó en las demandas de cambios en las restricciones: también se pidieron medidas para paliar la crisis del sector. Uno que arrastra deudas de todo tipo: las de servicios y salarios del año pasado, las de créditos que nunca se terminan de pagar, las de la adaptación de los locales al invierno al aire libre.

Es que la necesidad de que el consumo sea externo demandó inversiones de entre $ 50.000 y $ 700.000 por local, entre calefactores, mantas y otros elementos. Cada «hongo» —el calefactor a gas— cuesta entre $ 42.500 y $ 50.000. Y los equipos de calefacción eléctrica no bajan de los $ 30.000. Todo sea por atraer clientes en un contexto cada vez más complicado.

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