Villa Luro: el nuevo polo gastronómico de la Ciudad

Fuente: Clarín ~ Se consolida como un nuevo circuito. El barrio mantiene la mística vecinal de siempre, pero se fue aggiornando a la hora de planear salidas.

Villa Luro, en el oeste de la Ciudad, con excelentes accesos como las avenidas Rivadavia y Juan B, Justo, la Autopista 25 de Mayo y la estación del tren Sarmiento que lleva el nombre del barrio, es una zona que sin renunciar a su encanto muestra un glamour en ascenso, con una vasta oferta gastronómica.

Parecía un barrio más, con sus 108 años de historia a cuestas, pero el milagro comercial y edilicio sucedió. Tímidamente al principio, fueron abriendo algunos locales para comer y beber cercanos a Rivadavia. Mezclados entre gomerías, almacenes y comercios que no duraban mucho más que una temporada, los restaurantes y bares se fueron haciendo de clientela firme. Hoy es un polo en ascenso y para todos los paladares: pizza, hamburguesa, pastelería, heladería, parrilla, comida de bodegón, cervecería, entre otros rubros.

Desayunos y meriendas

Este es uno de los focos más importantes en la zona, con cuatro bares que se especializan en delicias dulces. En Bonafide  no sólo se puede pedir un café (o comprar granos), también ofrecen tortas especiales, muffins, y cookies. Como bonus track se puede pedir el café más que personalizado: es uno de los pocos locales en el país que imprime la foto del cliente en la espuma de la leche. Le Blé  se impone con un local a doble altura donde ofrecen combos que incluyen infusión, tortas, tostadas, croissants y mucho más. Para tentarse, cerca de la salida, están exhibidos panes en todas sus variantes y dulzuras individuales. Imposible salir con las manos vacías.

Medio escondido está Nuestras Cosas, una esquina que invita al relax, con pastelería casera y un ambiente muy familiar. Cafetería y licuados por la tarde y tartas y sándwiches para el almuerzo. También se pueden adquirir los productos y disfrutarlos en casa. Kek termina el recorrido dulce. Una encantadora pastelería que en sus escasos metros cuadrados muestra hospitalidad y amor a través de sus productos. Se destacan los alfajores enormes, los cheesecakes, milkshakes, waffles, bruschettas y baguels. Los días de sol, las mesitas en la vereda son las más cotizadas.

Restaurantes en Villa Luro

La llegada de Crocca, frente a la plaza Ejército de los Andes, le dio el sello de un renovado impulso al circuito. Su extenso horario de apertura hace que el local sea el punto de encuentro de público de todas las edades, desde los tempraneros que gustan del cafecito leyendo el diario, pasando por almuerzos abundantes, meriendas contundentes y cenas donde las rabas con cerveza y la pizzanesa para cuatro o cinco personas marcan el punto más alto de las demanda de los consumidores. En la unión de cinco esquinas se encuentra BouleBar, la opción más “paqueta” del barrio. Con amoblamiento minimalista y moderno, madera clara y mármol predominantes, el local ofrece comida casera donde no faltan las pastas ni la sandwichería. El tapeo es la estrella de la carta, que se puede maridar con cervezas o vinos de selectas etiquetas.

Bodegones

Un clásico del barrio es El bodegón de Villa Luro, que desde hace más de 40 años prepara todo tipo de guisos al mediodía y platos de cocina, parrilla y minutas a la noche. Cada día elaboran un plato especial que varía entre guiso de lentejas o zapallitos rellenos, pastel de papa, pan de carne o mondongo, buseca y locro. En las mesas, sin mantel y con sifón, se pueden ver desfilar tentadoras milanesas, carnes al horno, arroz con pollo, bocadillos de acelga… Una fiesta gastronómica que recuerda la comida que preparaban las abuelas, con platos generosos que se comparten y a un precio al alcance de todos los bolsillos. Vaya temprano, por lo común no aceptan reservas y pese a que el local es amplísimo, suele llenarse pronto. Los domingos está cerrado

Otro lugar de comida casera que hace 65 años llegó a la zona, cambios de firma mediante, es Asturias que ofrece en su amplio salón con los clásicos manteles cuadrillé rojo y blanco, platos abundantes y caseros. Minutas, pizzas y empanadas, platos del día, guisos y pastas. Abre todos los días de la semana.

Los fanáticos de las milanesas deben pasar por El Roble, donde ofrecen gigantes ejemplares (con diversos toppings) con papas fritas libres a un valor realmente conveniente. También hay pastas caseras, carnes al horno y otras minutas.

La Cocinera es un bodegón moderno, con las esencias de los antiguos, pero presenta un look más contemporáneo, un estilo más propio para los jóvenes. La carta es amplia y abarca desde lomitos, hamburguesas, carnes, varias, platos clásicos que incluyen las pastas caseras, para una persona o la opción “como en casa” donde se sirve una olla en el medio de la mesa, para cuatro comensales. El salón es amplio y el horario, extendido. La única que se presenta como “parrilla al carbón” es Lo de Osvaldo. Tablas de achuras, parrilladas completas, minutas y pastas caseras servidas en porciones abundante y a buen precio.

Sándwiches

En Parador 40 Lomitos, las porciones son muy generosas. Ideales para compartir. Se puede pedir desde un emparedado con pan casero relleno de lomo, pollo, hamburguesa o milanesa, acompañados con papas o batatas asadas. Ofrecen más de treinta posibilidades de diversos ingredientes para sumar a los mega sándwiches. También elaboran pizzas artesanales, platos de cocina y meriendas poderosas. La otra opción es Safari hamburguesas, un local pequeño pero acogedor, ideal para los jóvenes. El menú se basa en hamburguesas completísimas, papas fritas con cheddar, nachos y cervezas artesanales tiradas.

Pizzerías

Con más de 50 años de trayectoria en la zona, a principios de este año llegó al polo El Hombre de Oro, cuyas pizzas son tradicionales. Media masa al molde, pero también apuestan a la innovación, como la pizza que lleva el nombre del comercio: contiene lechuga, pickles, mayonesa, morrones y más ingredientes aún. Más de veinte cubiertas diferentes y empanadas artesanales, como las de carne, con la misma receta de hace cinco décadas.

Avellino  cuenta con una gran variedad de pizzas, elaboradas en horno de barro alimentado a leña para darles un gusto particular y un sabor estilo italiano. Un lugar ideal para ir en familia y disfrutar la vereda en verano, pero si no se consigue mesa, se puede pedir el servicio de delivery.

Con aire surfista Kuaua´i bar de pizzas es un local que puso esmero en la cálida decoración. No importa que afuera sea invierno, adentro se respira verano y se come pizza cuadrada, papas con cheddar y cervezas artesanales tiradas.

Cervecerías

La guirnalda de luces indica la entrada de Felucho  donde de miércoles a domingos, desde las 18.30, se convierte en el punto de encuentro de amigos. Cervezas tiradas artesanales y papas súper completas, pizzas y cumplidas hamburguesas. Muy cerquita se encuentra 7 Vidas Beer and drinks es un local con mucha onda. Abre a las 18 y cuenta con veinte canillas de cerveza artesanal de grandes marcas del país (con medallas en campeonatos internacionales y nacionales). Los que no gusten de la birra pueden optar por los tragos de autor. La oferta gastronómica es variada pero la hamburguesa es el plato estrella junto con la propuesta de pinchos y tapeo. Los lunes permanece cerrado.

Heladerías

El Ciervo, la heladería que nació hace 54 años en el barrio de Liniers, vecino, casi pariente, del de Vlla Luro, tiene una sucursal en esta zona. Inicialmente estaban en la esquina de Rivadavia y Corvalán, pero desde hace unos meses se mudaron a un local más pequeño y mucho más cálido, con una estética muy cuidada. Aparte de los cincuenta sabores de cremas heladas artesanales, se puede tomar café con cosas dulces y hasta pedir un almuerzo rapidito, sin desentonar. Tiene un jardín de invierno y uno al aire libre.

En el boulevard de Ramón Falcón, lo más coqueto de esta rincón porteño en ascenso, Chungo se presenta con un salón muy luminoso y una prolija terraza rodeada por las copas de los árboles. No sólo venden helado, también hay postres, tortas, cafetería y almuerzos. Un poco más alejados, se encuentran Terzo, que también suma oferta gastronómica a las cremas heladas, Glacé  que se luce con paletas con formas divertidas y llamativas y Nicolo, que ofrece cremas heladas a buenos precios.

Varias décadas atrás, el barrio era algo así como el far west (Lejano Oeste) porteño, y supo ser hogar primero del club Vélez, de allí el apodo de El Fortín de Villa Luro, donde se levantaba la cancha, entonces de madera. Hoy es un barrio que no para de crecer, con una notable expansión edilicia y una oferta gastronómica que se consolida. Dése una vuelta por la zona. Si no se enamora, andará cerca. Y comerá bárbaro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *