Cuánto sale comer en el bodegón porteño que tiene milanesas y papas fritas libres

Fuente: iProfesional – Este menú solo está disponible dos días a la semana. Qué gustos hay para elegir y cuánto gastaría una pareja, con las bebidas inlcuidas

Los bodegones son un clásico de la gastronomía porteña. Atraen a los comensales con sus platos abundantes, ricos y -sobre todo- accesibles. Muchos de ellos suelen ser visitados por influencers especializados que los convierten en «virales», por lo que hay que hacer cola para poder comer.

En los bodegones es posible encontrar distintos platos, ya sea carnes o pastas, pero con la impronta de la cocina casera. Algunos de ellos, sin embargo, ofrecen experiencias distintas: es el caso de El Bodegón de Madero, que los viernes y sábado cuenta con la posibilidad de comer milanesas libres.

Cuánto sale comer en el bodegón porteño que tiene milanesas libres

Ubicado en Alicia Moreau de Justo al 1.700, en Puerto Madero, este restaurante cuenta con una modalidad especial estos dos días de la semana. Es decir que se paga un precio fijo y se pueden comer todas las milanesas que se quiera.

Tal como comprobó iProfesional, la opción «milanesas libres» disponible los sábados cuesta $20.000 por persona e incluye la posibilidad de comer milanesas de ternera, pollo o berenjena.

Las variedades son las siguientes:

  • Napolitana
  • Cuatro quesos
  • Fugazzeta
  • Huevo frito, cheddar y bacon
  • Huevo frito y morrón

El precio por persona incluye, además, papas fritas y ensalada. Pero no bebidas.

En tanto, para sumarle una gaseosa, hay que contemplar otros $3.500. Y una cerveza, parte de los $4.800.

Es decir que una pareja que vaya a comer a El Bodegón de Madero milanesas libres, gastará unos $47.000 si toma una gaseosa cada uno.

Este bodegón porteño ofrece también pastas y otros platos con carne argentina, sus horarios de funcionamiento son para el almuerzo todos los días de 12:00 horas a 16:00 horas, para las cenas de lunes a jueves de 19:30 horas a 00:30 horas y de viernes a domingo de 19:30 horas a 01:00 horas.

La parrilla de Puerto Madero recomendada por la Guía Michelin

Si bien a la hora de hablar de parrillas porteñas, los flashes se los suele llevar Don Julio, hay otro restaurante especializado en carnes a las brasas que fue recomendado por la Guía Michelin en su primera edición para Argentina.

Se trata de Cauce de los fuegos (o simplemente Cauce). Ubicada en pleno Puerto Madero, esta parrilla fue uno de los recomendados por la Guía Michelin en 2024 y también fue elogiada por otras publicaciones internacionales.

Y, a diferencia de otros lugares mencionados en la prestigiosa Guía, sus precios son más accesibles pese a estar ubicado en uno de los lugares más top de la Ciudad de Buenos Aires.

«Hemos sido elegidos como uno de los recomendados por Michelin 2024 para la primera edición de la guía en Argentina«, se puede leer en las redes sociales de la parrilla ubicada en Puerto Madero. Si bien no recibió estrella, esta mención no deja de ser destacable.

Además, claro, hay fotos de platos de lo más tentadoras: cortes de carne y sus guarniciones, acompañados generalmente de copas de vino. Y, también, la vista: es posible comer afuera y observar los modernos edificios y los diques de Puerto Madero.

Disfrutar de esta experiencia, comer en un restaurante reconocido por la Guía Michelin, no es tan caro como podría parecer. A continuación, un ejemplo del menú por pasos que ofrece esta parrilla y algunos precios de sus principales platos:

Menú para los «Domingos de asado en Cauce».

  • Recepción: empanaditas de humita del norte
  • Entrada fría: degustación de salames artesanales
  • Entrada caliente: matrimonio (chorizo y morcilla)
  • Principal: asado argentino y vacío Angus
  • Guarniciones: papas fritas, batatas fritas y ensalada mixta
  • Postre: degustación de quesos y dulces caseros
  • Bebidas: café o té; agua con o sin gas; media botella de vino por persona Nicasia Vineyards Grand Blend
  • Todo este menú, por $52.000 por persona.

Lo cierto es que ya sea en una reconocida parrilla, recomendada por la Guía Michelin, o en un bodegón con milanesas libres, la gastronomía porteña ofrece una infinita variedad de restaurantes para disfrutar de una rica comida. La elección dependerá, seguramente, tanto del gusto de cada persona como de su bolsillo.

Llegó a Buenos Aires con $300 en el bolsillo y creó la mayor cadena de hamburguesas artesanales del país


Fuente: TN – Unas 200.000 hamburguesas por mes, casi cinco por minuto. 48 locales abiertos, 10 en obra. Julio Gauna tiene todos los números en la cabeza y no es para menos: en apenas 8 años, levantó la mayor cadena de hamburguesas artesanales del país. Además, ya metió los pies en el exterior, con tres sucursales en Miami, Estados Unidos.

De Mar del Plata a Buenos Aires

Gauna tenía apenas $300 en el bolsillo cuando un día de junio de 2007 se subió a un micro en Mar del Plata para pelearla en Buenos Aires.

 “Trabajaba en un locutorio, estudiaba tercer año de contador público y ya me habían robado 30 veces. En una de esas me dejaron en calzoncillos, literal. Llegué llorando a mi casa y le dije a mi papá ‘no quiero más’”, recordó. Entonces, su papá le dio $50 para el pasaje de micro y Gauna soltó las amarras.

En CABA, trabajó de camarero en un hotel, luego en un restaurante, hasta que entró a trabajar relación de dependencia, donde se quedó 10 años. Un divorcio y la imposibilidad de ascender por no tener un título universitario lo llevaron a renunciar.

La hamburguesa de doble cheddar. (Foto: gentileza El Desembarco).
La hamburguesa de doble cheddar. (Foto: gentileza El Desembarco).

Del primer local en Boedo a la conquista del mundo

Con $500.000 que obtuvo de un acuerdo con la empresa y la ayuda de tres excompañeros -ahora socios-, decidió reinventarse y poner una hamburguesería. “‘¿Qué sabes vos de gastronomía?“, le preguntaron Fernando Rodríguez, Daniel Ogando y Lucas Viera. ”Trabajé de bachero en Mar de Plata”, les contestó Gauna. Aun así le dieron plata y entre los cuatro logró juntar un millón de pesos.

Con la ayuda de su papá, un militar retirado, Julio armó el primer local en el barrio de Boedo, en Castro Barros e Independencia. “Estuvimos trabajando 16, 17 horas diarias durante 3 meses. Todo, menos las televisiones, está armado por mí”, sostuvo con orgullo.

El nombre de local -El desembarco- no fue elegido al azar. Todo alude a los barcos, el entorno en el que se crio Julio en la Base Naval de Punta Alta: “Toda mi vida estuve relacionada con la Armada. Nuestras hamburguesas se llaman San Antonio, General Belgrano, Santísima Trinidad… que son todos barcos de la Armada Argentina”.

Gracias a una convocatoria en Facebook, el día de la apertura, en junio de 2017, había dos cuadras de cola. “Un éxito rotundo”, pensó Gauna. Menos de un año después, “estaba fundido”, a punto de rematar el local.

“Eso fue el menospreciar la gastronomía, no saber lo que es la constancia. Trabajaba muchísimas horas, pero no sabía de procesos, procedimientos… la verdadera historia del argentino que trabaja, vende y piensa que la plata que está en la caja es de él”, sostuvo.

Julio gauna ofrece unas 20 variedades de hamburguesas. (Foto: gentileza El Desembarco).
Julio gauna ofrece unas 20 variedades de hamburguesas. (Foto: gentileza El Desembarco).

Con la ayuda de Tomás Calvagna, creador del “Club del Bajón”, Gauna se sumergió en el mundo de Instagram y comenzó a “darle importancia al marketing de redes”.

Una chef que conocía, Mariela, le ayudó a mejorar la recetas y poner orden en su cocina: le habló de inventarios, costos, rendimientos. Gauna también le apostó fuerte al delivery a través de la empresa Glovo. La comisión era alta, pero le sirvió. ”Para diciembre de 2019, éramos la segunda hamburguesería con más ventas online de la Argentina“, dijo. Julio logró no solo salvar su local, sino que abrió un segundo. Y un tercero. Y así siguió creciendo hasta tener siete hamburgueserías antes de la pandemia.

El Desembarco fue alguna de las empresas que lograron crecer mientras la gente estaba en casa, gracias a las apps y el delivery.Con tantos locales, llegó el momento de estandarizar la producción para poder mantener la calidad del producto. “Yo no uso conservantes, no uso aditivos, no congelo. Porque si vos congelás la carne se cristaliza y se pierden los jugos, se deshidrata. Todo lo hacemos a diario”, explicó Gauna.

La cadena ya tiene cerca de 50 locales. (Foto: Instagram/@eldesembarcook).
La cadena ya tiene cerca de 50 locales. (Foto: Instagram/@eldesembarcook).

El menú ofrece unas 20 variedades de hamburguesas, además de milanesas, sándwiches, hot dogs, propuestas veganas y gluten free y una selección de cervezas artesanales.

Al contar ya con un centro de producción y camiones propios, Gauna pensó en abrir franquicias, primero con conocidos, luego con inversores que ponen entre US$60.000 y US$80.000 para tener un local.

De la noche a la mañana tenía 18 locales, pero no sabíamos cómo manejarlos”, reconoció. Entonces sumaron a un gerente reclutado en una de las mayores cadenas mundiales de hamburguesas. “Hicimos manuales, mejoramos procesos…”, y siguió creciendo.

Gracias a las franquicias, El Desembarco ya está presente en siete provincias, pero Gauna espera estar en 10 cuando termine el año. Entre sus próximos desembarcos, estarán Chubut, Jujuy y Chaco.

Queremos llevar nuestra experiencia a cada rincón de Argentina”, afirmó Gauna, que también logró el desafío de poner pie en Estados Unidos, con tres locales en Miami, donde marcó la diferencia con su “producto artesanal y con carne 100% argentina”.

¿La diferencia fundamental entre los locales pensados para los estadounidenses y los argentinos? “16 televisores”, respondió entre risas el extrabajador de la empresa de cable.

“Vimos que lo que al americano le gusta es estar sentado en la barra con un deporte de pesca o de fútbol, de hockey, de básquet y funciona así. Entonces, música americana, buena atención y ya está, porque el producto es muy bueno. Ya vendemos 5000 hamburguesas por local por mes, es un muy buen número”, dijo, aunque está consciente de que “allá la competencia va a ser agresiva, porque es Estados Unidos”.

Los locales ofrecen una variedad de platos, desde hamburguesas hasta milanesas. (Foto: Instagram/@eldesembarcook).
Los locales ofrecen una variedad de platos, desde hamburguesas hasta milanesas. (Foto: Instagram/@eldesembarcook).

El secreto del crecimiento

Gauna no está sorprendido por el rápido crecimiento de la empresa. “Esto es un sueño no soñado”, dijo, pero también el fruto de muchos esfuerzos para un hombre que se define como “muy familiar” y sostiene que “casi se fundó 20 veces”.

“Implica muchas veces llegar a las 2 de la mañana a mi casa, bañarme, acostarme, despertarme a las 5 para inaugurar un local. El año pasado viaje 70 veces en avión. Hasta el 30 de diciembre me fui a Tucumán para charlar una propuesta”, contó.

El secreto del éxito radica así en mucho trabajo. “Vender una franquicia es fácil. Lo difícil es mantenerla. Lo difícil es no cerrar locales. Para eso hay que estar muy detrás. Vendemos una experiencia, que haya mozos para que la gente se sienta y esté atendida”, afirmó.

Para seguir creciendo en un contexto económico adverso, la clave es la atención, sostuvo: “Hoy más que nunca en Argentina, donde el que salía tres o cuatro veces por mes ahora sale una sola, para que nos elija a nosotros tiene que ser una experiencia espectacular”.

Gauna sueña a lo grande, quiere ensanchar el mapa. Ya se puso una meta: 200 locales para 2027. “Mi objetivo es seguir creciendo, quiero tener la mejor hamburguesería, quiero llegar a todos lados, quiero desarrollarme en Estados Unidos, llegar a Europa”.

En Paternal, el restaurante con mejor relación precio calidad de los premiados por Michelín: abundante, sabroso y con mucha personalidad

Fuente: Clarín Gourmet by Daniela Gutierrez / @mnsantainesEn La Paternal todavía se puede andar sin apuro. Y en este sector, al que llaman La Isla, el sol entra sin pedir permiso por entre los árboles y pinta de dorado los frentes de las casas bajas. Hay persianas de madera, veredas con sillas plegables, y un ritmo que no se dejó seducir por la histeria del delivery. Ahí, en esa postal que resiste, hay un restaurante que también se anima a ser otra cosa: MN Santa Inés. Una especie de portal gastronómico que, como todo buen secreto, hay que saber encontrar.

El local, que alguna vez fue una panadería industrial, sigue oliendo a hogar, aunque el perfume del pan recién horneado ahora fue reemplazado por el de currys intensos, salsas especiadas y caldos con memoria de viaje. Donde antes se amasaban trenzas y figacitas, hoy se sirve cocina contemporánea con ADN propio. La chef Jazmín Marturet es la arquitecta de esa transformación: una cocinera viajera que mezcla técnicas, ingredientes y recuerdos como quien arma un mapa con la intuición de una brújula descompuesta (pero certera).

Las balanzas antiguas, los televisores de tubo y la vajilla despareja no están de adorno: son parte del relato. MN Santa Inés tiene algo de club social, algo de casa de artista y algo de escenario en pausa. Y también tiene, desde hace poco, un Bib Gourmand otorgado por la guía MICHELIN. Este restaurante se destaca como el más accesible dentro de la categoría de premios que reconoce la buena cocina a precios razonables. Un mimo formal a una propuesta informal, que seduce sin prometer y enamora sin esfuerzo.

Cómo es MN Santa Inés

Un toldo de chapa, que en otra vida fue celeste pero hoy carga con la dignidad del paso del tiempo, da la bienvenida a MN Santa Inés. La fachada es modesta, sin pretensiones, como quien no tiene nada que demostrar.

La puerta, intervenida a mano, conduce a un pasillo que podría ser el de cualquier casa de Paternal, hasta que el primer salón irrumpe con su atmósfera de universo paralelo: paredes descascaradas, mesas de madera que vieron varias vidas, una cocina a la vista y, al fondo, un horno monumental que ya no funciona pero conserva la mística. “Mirá por ahí, es un monoambiente”, dice Jazmín Marturet, chef y anfitriona, señalando la boca del horno como quien muestra una reliquia familiar.El frente de MN Santa Inés en Paternal. Foto Victoria Gesualdi.El frente de MN Santa Inés en Paternal. Foto Victoria Gesualdi.

El salón principal es una postal emocional. Las palas de pan suspendidas del techo, los canastos reconvertidos en lámparas, las balanzas viejas, los platos desparejados, los muebles de otra época. No es decoración, es memoria. Comer ahí, entre esos objetos que parecen haber sido encontrados en casas de tías y abuelas, es una experiencia sensorial y emocional. Hay algo profundamente argentino en ese caos con sentido: la casa chorizo, el patio con macetas, la sobremesa infinita. No es solo una comida, es una regresión.

Pero MN Santa Inés no se agota ahí. Un pasillo al costado insinúa que la historia sigue. Y sigue. Al fondo, donde alguna vez hubo una parra, ahora hay un jardín con galería, varillas de madera que filtran la luz y una colección de plantas que parecen haber sido rescatadas de balcones vecinos. Este rincón fue pensado para el después, ese momento donde el postre y el vino bajan la revolución. La idea era crear otro clima para cerrar la experiencia, y funciona: nadie quiere irse de ahí.Los comensales comen frente a lo que fueron las estanterias y escapartes de la antigua panadería. Foto Victoria Gesualdi Los comensales comen frente a lo que fueron las estanterias y escapartes de la antigua panadería. Foto Victoria Gesualdi

La cocina de Jazmín es tan ecléctica como su espacio. No hay menú fijo, pero sí una línea clara: platos con personalidad, picantes sin miedo, especias que cuentan viajes. Pastas italianas conviven con tempuras, hay tacos con ingredientes inesperados, fondos sabrosos, salsas que abrigan. Cada plato parece tener pasaporte. Es una cocina sin etiquetas, o con muchas a la vez, que no le teme al mestizaje y que celebra lo que aparece fresco en el mercado.

Y así es MN Santa Inés: un restaurante que no busca encajar, sino contar su propio cuento. Un refugio bohemio donde la nostalgia se mezcla con la creatividad, donde comer es también recordar, y donde cada rincón invita a quedarse un rato más. Un lugar que, como Paternal, resiste al vértigo moderno con alma de barrio y corazón casero.

Qué comer en MN Santa Inés

La moqueca de MN Santa Inés. Foto Victoria Gesualdi.La moqueca de MN Santa Inés. Foto Victoria Gesualdi.

La carta de MN Santa Inés no tiene forma fija, pero sí una lógica sensible: la de la cocina que escucha las estaciones, los antojos, el mercado y el instinto. Hay una sopa, una pasta, una carne, un plato vegano. A veces, una ensalada. Siempre, algo dulce para terminar. “No hay patrón”, dice Jazmín Marturet, la chef detrás de esta alquimia, y eso es justamente lo que define su propuesta: un menú en constante movimiento, que combina lo criollo con los viajes, la memoria con el presente, lo elegante con lo entrañable.

La shakshuka Harvey Dent es una buena manera de arrancar, mitad roja, mitad verde, como el famoso villano de los cómics. De un lado, tomates y garbanzos, del otro, espinaca y zapallitos. Dos huevos y pan tibio para mojar sin pudor en la cazuela ($ 8.500). O una sopa con fondo de pollo y cerdo, hongos shiitake y gírgolas, y un repollo encurtido que pica lo justo y necesario, como un buen final de frase ($ 9.500). Son platos con alma y con capas, que calientan más que el sol de patio al mediodía.Los ravioles de MN Santa INés. Foto Victoria Gesualdi.Los ravioles de MN Santa INés. Foto Victoria Gesualdi.

Las pastas también tienen su vuelta. Jazmín arma unos raviolones de verdura, panceta, manzana y seso, sí, seso, con una trilogía de salsas: tuco, crema y pesto. Se acompañan con berenjenas en escabeche que, lejos de las clásicas hervidas, se hacen desde crudo con sal. Una decisión que cambia todo. Y el plato vegano, lejos de ser “el obligado” de la carta, es una de las estrellas: milanesa de berenjena ahumada con un puré turco suave y dulce de calabaza, zapallo y boniato, más zanahorias en kimchi y cebolla con granada. Tiene carácter y perfume ($ 17.000).

Los platos más sabrosos y especiados son puro viaje. El curry de búfalo, que pica un poco, viene con pan de ajo, chutney de guayaba y cereales ($ 18.000). Y el curry tailandés de pollo con fideos, que sí pica en serio, “Este sí que pica”, advierte Jazmín con tono de madre permisiva pero firme, cuesta $ 19.500. También hay una moqueca, versión brasileña de estofado marino, con pesca del día, langostinos apanados, arroz y una salsa de coco que es un mimo caliente a la cara ($ 19.500).Los principales de MN Santa Inés. Foto Victoria Gesualdi - Los principales de MN Santa Inés. Foto Victoria Gesualdi –

Y si hay que elegir solo un postre, que sea la pavlova. Frutas de todos los colores, crema semibatida sin azúcar, “tratamos de no usarla”, cuenta la cocinera, y esa textura mágica que combina crocante, humedad y aire. El secreto está en un viejo horno Ariston que no se toca, porque ya se convirtió en el custodio oficial de la pavlova. Como todo en MN Santa Inés, los sabores no vienen solos, llegan con historia, con intención, con un poco de poesía.

Jazmín dejó el nido a los 17 años, y a los 21 ya era madre. “Mi abuela me cuidaba a mi hija para que yo cocinara en mi empresa de catering”, recuerda, mientras se mueve entre los fuegos con la soltura de quien ya lo vivió todo. Su zona era San Isidro, pero cuando tuvo que rearmarse, la búsqueda de un local con espacio para seguir cocinando la trajo hasta La Paternal. Ahí, entre techos altos, veredas anchas y casas con historia, encontró lo que llama “un local con magia”.Jazmín Marturet emplata el plato vegano. Foto Victoria Gesualdi Jazmín Marturet emplata el plato vegano. Foto Victoria Gesualdi

Marturet siempre supo dos cosas: que iba a cocinar y que no iba a tener jefes. Lo primero fue un deseo, lo segundo, una certeza. Se formó en el IAG, cocinó en Pinamar, en México, en Estados Unidos, en festivales internacionales y para celebrities. Trabajó mucho, desde muy chica, y durante años se dedicó al catering con una intensidad que la dejó exhausta. Hasta que un día se cansó y se dijo “voy a abrir un restaurante”. Así, sin más, nació MN Santa Inés.

En este restaurante sin cartel, con toldo desteñido y horno jubilado, con sopa que pica y pavlova que flota, con curry bravo y milanesa vegana, con parra y jardín para el postre, cada plato que llega a la mesa sorprende, primero por el color, después por el equilibrio justo entre acidez, picantes y texturas.

https://4b5add6f319556b0473fa5bea5ae8936.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-44/html/container.htmlLa pavlova es el postre hit del restaurante. Foto Victoria Gesualdi.La pavlova es el postre hit del restaurante. Foto Victoria Gesualdi.

Todo parece diseñado para ser comido con los cinco sentidos, como si el disfrute fuera una premisa irrenunciable. Pero lo que de verdad desconcierta, en el mejor de los sentidos, es mirar la carta y comprobar que semejante experiencia no cuesta una fortuna.

Que un restaurante distinguido por la Guía Michelin por su excelente relación precio-calidad no sólo sea real, sino que esté escondido en una antigua panadería de La Paternal, es casi un acto de justicia poética.

MN Santa Inés. Ávalos 360, La Paternal. Solo almuerzos de martes a domingos a partir de las 12.30h. Findes y feriados con reserva. Instagram: @mnsantaines

La inédita medida que empezaron a aplicar algunos restaurantes y genera polémica

Fuente: Clarín – Hay casos en los que están cobrando el packaging en los que entregan la comida que le sobró al cliente. Cómo se impuso la costumbre de la doggy bag y los costos de los descartables, la clave.

Hace no mucho tiempo, parecía de mal gusto o de rata que un cliente de un restaurante se llevara a su casa la comida que le había sobrado en la mesa. Pero por la crisis económica y la moda de lo circular, la doggy bag (tal el nombre con el que se conoce a la bolsita) se popularizó. Tanto, que ahora hay restaurantes que están cobrando por llevársela.

Corría el año 2017 cuando el Gobierno de la Ciudad lanzó una prueba piloto con los restaurantes para que entregaran en cajas de cartón lo que sobraba de sus platos, con el objetivo de reducir el descarte de comida. «Muchas veces, por vergüenza o falta de hábito, los alimentos sobrantes terminan como desperdicio», decían entonces desde el Gobierno porteño en la nota de este diario en la que se anunciaba el plan.

No pasaron ni diez años y ya a nadie se le cae la cara por pedir las sobras: el hábito cambió.

Y si bien no es algo que todo el mundo haga y ni en todos los platos sobran comida, porque los comensales han aprendido es a ser lo más eficientes posible a la hora de pedir, la doggy bag (ganó su nombre en Estados Unidos con una costumbre que nació en la década del 40 para llevarse los restos del restaurante para las mascotas) se impuso.

Ahora, aunque pocos, hay restaurantes que están cobrando un adicional a los clientes que opten por la bolsita. Hay que hacer una aclaración: no es que vuelven a cobrar la comida que ya pagó, sino que le suman a la cuenta el valor del packaging en el que se la llevan.

La novedad la expuso en su cuenta de Instagram Rocío Strat: en un posteo en el que recomendó lugares económicos para comer por $ 10.000, La chica del brunch mencionó que en uno de ellos –muy conocido en el Abasto y famoso por sus porciones abundantes– “si ponés para llevar te lo cobran”. Y además hizo una historia en la que pidió opinión a sus seguidores.

El tema fue levantado por otras cuentas en esta red social y en X. Y, de pronto, la polémica estaba servida: ¿está bien que los restaurantes cobren extra por la doggy bag?

El debate puede tener puntos en común con el del plato compartido (muchos lugares cobran un recargo si dos comen del mismo), el del servicio de mesa (que se zanjó con una normativa que, al menos en la Ciudad, obliga a brindar algo a quien lo cobre) o el menos cuestionado descorche (si llevo mi vino, tengo que pagar un extra).

Ante la consulta de Clarín, La chica del brunch comenta que “hasta ahora me pasó solo en dos lugares. Y después del posteo, hubo varios seguidores que me contaron que les pasó lo mismo. Fue para invitar a la gente al debate. Lo que dije es que me parecía mejor para el cliente que lo sumen a la estructura de costos porque es menos chocante a la hora de pagar la cuenta”.

“Fuimos a comer con mi mamá y nos sobró parte de la milanesa. Me cobraron $ 200 para llevármela en la bandeja de plástico más chiquita”, cuenta a este diario una clienta de un conocido bodegón de la localidad de San Martín.

Entre los gastronómicos, el tema es espinoso. Por eso varios empresarios del sector responden bajo el anonimato. Admiten que en los últimos tiempos el doggy bag viene en alza, y tipifican incluso una categoría de cliente al que llaman «comprimido«: la gente que, por la falta de tiempo para cocinarse, compra comida para take away en los restaurantes (en especial por las noches) o pide una porción más grande a la mesa para que le quede para la cena o el almuerzo del día siguiente.

Hay que hacer, también, otra aclaración: esta práctica del cobro por lo que sobra no es extendida. Son muy pocos los restaurantes que lo hacen, pero no deja de llamar la atención (así, también, de a poco, empezó la doggy bag hace casi una década). Y el porqué lo hacen pone el foco en otro tema más macro: los costos y el escenario actual del rubro gastronómico, muy golpeado por la retracción del consumo y la caída del turismo receptivo.

“Los productos de plástico son muy caros», enfatiza un empresario, quien apunta que al manejar márgenes tan cortos para no aumentar los precios, algunos locales deciden cargar a la cuenta el paquete para llevar. Y relaciona esto que está pasando con las aerolíneas low cost, que cobran por la comida, o con los supermercados que cuando dejaron de entregar bolsa, comenzaron a facturarlas. «Es como el cubierto, algunos lo cobran y otros no», agrega.

En Mercado Libre, una bandeja rectangular de polipropileno de una medida mediana cuesta unos $ 200 la unidad, un poco menos que las similares de aluminio. Pero las más grandes ovaladas de plástico, con tapa bisagra y capacidad de un litro, suben a $ 460, siempre comprando por cien unidades.

“De ahí, hay que sumar para arriba. El papel film, un sticker o la cinta para sellarlo, la bolsa, que en algunos casos es impresa o de papel reciclado… Según el caso, el packaging puede llegar a ser entre el 5% y el 10% de un plato”, calcula otro gastronómico. Y pone un ejemplo: si al cliente le sobra media trucha de $ 20.000 o medio sándwich de jamón y queso de $ 10.000, el local se lo tiene que envolver igual.

En este escenario, quizás haya una estrategia de marketing posible para el sector, como la que había implementado hace un tiempo una cadena de locales con comida a base de palta: le hacían un descuento al cliente de take away que llevaba su propio tupper.

Día de Whisky: 10 bares para brindar con las mejores etiquetas de la ciudad

Fuente: ámbito – Scotch, bourbon o irlandés: estos bares y restaurantes ofrecen cartas destacadas, cócteles creativos y ambientes ideales para celebrar el Día Mundial del Whisky.

El 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Whisky y en Buenos Aires abundan las propuestas para homenajearlo. Desde rooftops hasta speakeasies, acá va una guía con opciones para cada estilo.

BAGA

Ubicado dentro del Hipódromo Argentino de Palermo, BAGA es un espacio de estilo francés que combina arte, gastronomía y música. La imponente barra de mármol blanco que preside el salón ofrece una amplia oferta de destilados, espirituosas premium y una cuidada selección de whiskies escoceses, irlandeses y estadounidenses. Informate más

Entre los single malts de Escocia, valorados por sus notas especiadas y su crianza en barricas de roble, se destacan el Chivas Regal Royal Salute, Glenlivet 12 años, y Johnnie Walker Blue Label. También se encuentran whiskies irlandeses de triple destilación, más suaves y ligeros, como el Jameson Black Barrel.

La imponente barra de mármol blanco en BAGA es el corazón del salón.

La imponente barra de mármol blanco en BAGA es el corazón del salón.

La oferta se completa con los bourbons, con exponentes como Evan Williams, Jack Daniels en sus versiones Honey y Apple, además de Wild Turkey y Jim Beam. Una variedad de etiquetas para disfrutar en un ambiente donde el espíritu bon vivant del sur de Francia se replica de manera única.

GRANERO

Ubicado en Tigre, Granero amalgama sabores honestos en un entorno sustentable. Tanto su gran y cálido salón como los espacios exteriores cómodamente equipados, ofrecen el escenario ideal para disfrutar tanto en familia como con amigos. Una vistosa barra, ubicada en el centro del salón, propone una cuidada selección de whiskies clasificados por estilo y origen.

Granero, ubicado en Olivares 170, Rincón de Milberg, Tigre.

Granero, ubicado en Olivares 170, Rincón de Milberg, Tigre.

Etiquetas provenientes de Escocia, Irlanda y Estados Unidos proponen sus mejores exponentes. Los scotchs incluyen The Macallan Fine Oak, Glenlivet, Chivas Regal 12 años y Glenfiddich, entre otras. En la categoría de bourbons se encuentran las versiones clásicas, Honey y Apple de Jack Daniel’s, elaboradas en Tennessee.

El salón de Granero en Tigre invita a descubrir aromas tostados y notas frutales.

El salón de Granero en Tigre invita a descubrir aromas tostados y notas frutales.

En el apartado irlandés, destaca Jameson; y en la categoría de Rye, Rittenhouse y Jim Beam, con notas especiadas y de grano tostado. Granero invita a explorar perfiles aromáticos que combinan miel, frutas, vainilla y ahumados en cada una de sus propuestas.

THE BOOK SPEAKEASY BAR

La experiencia en The Book Speakeasy Bar comienza incluso antes de cruzar la puerta: para acceder a este santuario de la coctelería temática se requiere una clave secreta que se obtiene al realizar la reserva a través de su sitio web (https://thebook.com.ar).

The Book Speakeasy Bar, encontralo en Villa Luro.

The Book Speakeasy Bar, encontralo en Villa Luro.

Este detalle aporta un aura de misterio y exclusividad, haciendo de la visita una aventura memorable. Para quienes disfrutan del whisky en su forma más pura, se ofrece una selección de etiquetas escocesas de renombre como Johnnie Walker Black Label, The Macallan 15 y Talisker Ten.

Si la preferencia se inclina hacia los cócteles, la carta está diseñada por la head bartender Caro Fortuna, cuyas creaciones evocan grandes figuras históricas a través de cócteles con personalidad, que son ejecutados en la barra por Thomas Devich.

Para ingresar a The Book, se necesita una clave secreta: parte del encanto.

Para ingresar a The Book, se necesita una clave secreta: parte del encanto.

El whisky es protagonista en tragos como Julio Cortázar, una audaz mezcla de bourbon, café y bitter. También se reversionan clásicos como el Old Fashioned, con banana y nueces, y el Manhattan, con ron y Cassis.

La coctelería temática y la atmósfera misteriosa hacen de este bar una experiencia única.

La coctelería temática y la atmósfera misteriosa hacen de este bar una experiencia única.

BULEBAR

En Saavedra, Bulebar despliega una propuesta donde el whisky tiene un lugar destacado tanto en medidas como en cócteles de autor.

Bulebarm ubicado en Avenida García del Río 2969, Saavedra.

Bulebarm ubicado en Avenida García del Río 2969, Saavedra.

En la barra se distinguen etiquetas como Jack Daniel’s, Jameson, Jim Beam, Maker’s Mark, Chivas 12 y 18, Glenlivet 12 o The Singleton 15. La coctelería incluye clásicos como el Old Fashioned y el Manhattan (ambos con Jack), y el Penicillin con scotch, jengibre, miel y limón. También preparan un Whisky Sour equilibrado y un Boulevardier con Campari y vermut.

En Saavedra, Bulebar combina estética industrial con tragos de autor a base de whisky.

En Saavedra, Bulebar combina estética industrial con tragos de autor a base de whisky.

Entre sus creaciones propias sobresalen el Jagger’s Fire(con Jägermeister, cítricos y canela) y Dracarys, con whisky irlandés, vermut bianco y frutos rojos. Con una estética fabril, espíritu lúdico y buena música, Bulebar es ideal para entregarse a la noche.

Ideal para quienes buscan una noche con personalidad, música y buenos destilados.

Ideal para quienes buscan una noche con personalidad, música y buenos destilados.

L’ATELIER BISTRÓ

Con una cuidada selección de whiskies provenientes de diversas partes del mundo, L’Atelier Bistró, dirigido por la pareja de chefs Verónica Morello y Charly Forbes, ofrece más de 20 etiquetas especialmente elegidas para realzar los sabores de su cocina de inspiración francesa.

L’Atelier Bistró, ubicado en Av. del Libertador 14520, Martínez.

L’Atelier Bistró, ubicado en Av. del Libertador 14520, Martínez.

La oferta del restaurante boutique de Martínez incluye una amplia gama de etiquetas internacionales: desde Escocia, destacan Chivas Regal 12 años, The Famous Grouse y varias ediciones de Johnnie Walker (Black Label, Double Black, Swing y Gold Label), junto con Dalwhinnie, Jura 12 años, Lagavulin 10 años, Macallan Quest, Ardbeg 10 años, Glenkinchie 12 años y Cardhu 12 años.

En Martínez, L’Atelier ofrece más de 20 etiquetas de whisky para maridar con su cocina.

En Martínez, L’Atelier ofrece más de 20 etiquetas de whisky para maridar con su cocina.

El whisky estadounidense está representado por Jack Daniel’s; el irlandés, por Shackleton; y desde Reino Unido, Dalmore The Trio. También incluyen japoneses como Akashi Single Malt, Yamazakura Blend y Togouchi Blend 9 años, este último ideal para acompañar una crème brûlée de queso morbier por sus notas de miel, frutas secas y especias.

Un restaurante boutique donde la experiencia sensorial comienza por la copa.

Un restaurante boutique donde la experiencia sensorial comienza por la copa.

HIERRO

Hierro, ubicado en Boulevard del Mirador 220, Nordelta; Costa Rica 5602, Palermo.

Hierro, ubicado en Boulevard del Mirador 220, Nordelta; Costa Rica 5602, Palermo.

Con locales en Palermo y Nordelta, Hierro ofrece una experiencia doble para los aficionados al whisky: una selección de más de 20 etiquetas internacionales para degustar en su estado puro (medidas de 6 cl), y una carta de coctelería de autor creada por el bartender Santiago Lambardi.

La carta de cócteles incluye combinaciones audaces como jalapeño con Black Label.

La carta de cócteles incluye combinaciones audaces como jalapeño con Black Label.

Las opciones escocesas incluyen Buchanan’s Deluxe, Monkey Shoulder y Talisker; las americanas, Jim Beam White, Benchmark N8 y Bulleit; y las irlandesas, Jameson y Tullamore Dew. En cócteles, resaltan combinaciones audaces como Chanta(Johnnie Walker Black con jalapeño) y Guapo(whisky irlandés con banana y café).

Ideal para una velada intensa, con sabores profundos y entorno sofisticado.

Ideal para una velada intensa, con sabores profundos y entorno sofisticado.

Todo acompañado por carnes Angus Black maduradas al vacío, como bife de chorizo, entraña y T-Bone.

TERO

Cerca de Nordelta, Tero es un restaurante y salón de eventos que combina cocina de autor con un entorno natural y sofisticado.

Tero está ubicado en Av. Agustín M. García 9501, Tigre.

Tero está ubicado en Av. Agustín M. García 9501, Tigre.

Con un diseño moderno y vistas al agua, su propuesta incluye una interesante selección de whiskies por medida. Destacan etiquetas como Johnnie Walker (Gold Label, Black Label y Red Label), Chivas Regal 12 años, Jameson y Jim Beam.

Un espacio moderno, con vistas al agua y atención personalizada.

Un espacio moderno, con vistas al agua y atención personalizada.

Estas opciones pueden disfrutarse solas o con hielo, como cierre ideal para una velada memorable.

FELINO RESTAURANTE

Felino, ubicado en Avenida Fondo de la Legua 280, San Isidro.

Felino, ubicado en Avenida Fondo de la Legua 280, San Isidro.

Ubicado en zona norte, Felino Restaurante es ideal para desconectarse del trajín semanal gracias a su coctelería creativa y cocina de autor.

En San Isidro, Felino invita a disfrutar de whisky en una barra 360°.

En San Isidro, Felino invita a disfrutar de whisky en una barra 360°.

La recorrida comienza en su barra 360°, con una oferta de whiskies escoceses, irlandeses y bourbon. En coctelería, se destaca el Penicillin con Johnnie Walker Red Label, limón, miel pura, jengibre y humo líquido.

Clásicos como el Penicillin conviven con propuestas creativas y aromáticas.

Clásicos como el Penicillin conviven con propuestas creativas y aromáticas.

Para quienes buscan sabores originales, el cóctel otoñal Isla Moluca (con whisky Jim Beam, Cointreau, clarificado de ananá, nuez moscada y curry) es una opción imperdible. Una experiencia de alto nivel con atención personalizada y ambiente cálido.

CIMA

CIMA es la terraza de ORNO, ubicada en una de las esquinas más icónicas de Palermo.

Cima, ubicado en Guatemala 4701, Palermo.

Cima, ubicado en Guatemala 4701, Palermo.

Este rooftop bar se distingue por su cúpula y su atmósfera descontracturada e innovadora. El apartado “Un whisky por favor” enumera etiquetas y tipos disponibles: Ardbeg An Oa, Caol Ila, Macallan 12 años Sherry Oak, Glenmorangie 10 y Lasanta, y The Singleton 12 entre los single malts; y Johnnie Walker Red, Black y Double Black, Old Parr y The Famous Grouse Smoky Black entre los blends.

Un rooftop vibrante donde el whisky tiene un lugar central en la experiencia.

Un rooftop vibrante donde el whisky tiene un lugar central en la experiencia.

También hay irlandeses como Tullamore Dew, y bourbons como Jack Daniel’s, Jim Beam White y Wild Turkey. Además, la carta de bebidas, diseñada por la bartender Flavia Arroyo, tiene al whisky como uno de sus protagonistas. El plan perfecto para un atardecer o una noche bajo las estrellas.

La carta “Un whisky por favor” despliega etiquetas escocesas, irlandesas y bourbon.

La carta “Un whisky por favor” despliega etiquetas escocesas, irlandesas y bourbon.

IDILIO

Ubicado en Saavedra, Idilio es un restaurante cuyo diseño se inspira en La Divina Comedia de Dante Alighieri.

Idilio, ubicado en Av. García del Río 2957, Saavedra.

Idilio, ubicado en Av. García del Río 2957, Saavedra.

Su carta combina platos de autor con coctelería temática, creada por el bartender Ariel de la Cruz. También ofrece una destacada selección de whiskies: Ballantine’s, Jack Daniel’s, Johnnie Walker (Red, Black, Gold Reserve y Blue Label), Chivas Regal 12 y 18 años, y Glenlivet 12 años. Se sirven a temperatura ambiente para preservar al máximo sus aromas y sabores.

Cada trago se sirve a temperatura ambiente para preservar aromas y sabores.

Cada trago se sirve a temperatura ambiente para preservar aromas y sabores.

Ya sea en un cóctel ahumado, en su forma más pura o como maridaje de una cena especial, el whisky se convierte en protagonista. Este 17 de mayo, el brindis está servido.

Es de las mejores pizzerías de Córdoba y pisa fuerte en Buenos Aires

Fuente: El Destape – Pizzería Popular es de las mejores pizzerías de Córdoba y trajo frescura a la gastronomía en Capital Federal. La amplia carta del local.

La pizza es de los alimentos clásicos en cada mesa y en la Ciudad de Buenos Aires hay muchas pizzerías en sus distintos estilos. Una de ellas es de las mejores de Córdoba: se trata de Pizzería Popular, que viene pisando fuerte en territorio porteño y posee una amplia carta para disfrutar de su sabor y calidez.

Con 89 hornos encendidos en 6 países y nuevos ya en vista, Pizzería Popular está consolidándose como la cadena de pizzas más grande de Argentina y una de las más queridas de Latinoamérica. Los cimientos fueron en Córdoba, pero empezó a pisar fuerte en Capital Federal, que ya cuenta con una serie de pizzerías históricas.Pizzería Popular en CABA

El horno a leña es uno de los protagonistas de Pizzería Popular.

Inspirada en las cantinas napolitanas populares del 1800, Pizzería Popular se fundó en Córdoba en 2014 con un horno de leña como protagonista. Cada horno encendido es una historia: hay 78 en Argentina, 2 en Uruguay, 1 en Paraguay, 2 en Brasil, 5 en España, 1 en Chile. Además, en el mes de mayo, se sumará el horno número 90 en Chile, con capacidad para 120 comensales.

Más allá de su expansión, el comercio gastronómico mantiene una filosofía simple y poderosa: ofrecer productos elaborados con ingredientes frescos, cocidos al horno de leña y con recetas que respetan la tradición sin dejar de innovar. Las pizzas son las grandes protagonistas y hay una importante variedad de combinaciones que van desde los clásicos hasta sabores distintivos que reflejan la identidad de cada barrio donde se enciende un horno. Además, la propuesta se completa con pastas artesanales, sándwiches con pan de pizza horneado, ensaladas frescas y postres caseros como parte llamativa de la carta. 

Son argentinos y crearon en Buenos Aires un modelo de tour gastronómico que replicaron hasta en Londres

Fuente: iProfesional – Nació en Buenos Aires y ya llegó a Londres, Ciudad de México y Ámsterdam. Sherpa propone caminar, probar y conectar con la ciudad desde sus sabores

La cita es a las siete de la tarde en Palermo. Llueve. Pero nadie cancela. Al contrario: paraguas en mano, un grupo de turistas sigue a un guía entusiasta que, entre relatos de anécdotas del barrio, los conduce hacia la primera experiencia gastronómica. En tres horas y media probarán empanadas, milanesa, helado y chocolates. Se irán con historias que no figuran en ningún folleto turístico y, quizás, con un nuevo grupo de WhatsApp llamado «Palermo Foodies». Así funciona Sherpa Food Tours, un emprendimiento fundado en 2019 por Guillermo Borthwick y Alex Pels que arrancó en Buenos Aires y ya funciona en Londres, Ámsterdam y Ciudad de México.

El proyecto surgió del deseo de crear experiencias reales, sensoriales y humanas, basadas en la autenticidad y la pasión por la comida. Desde el principio, nos propusimos alejarnos de los clichés turísticos para ofrecer algo genuino, enfocado en lo local, en lo cercano, y con una mirada fresca y sensible», explica Borthwick en diálogo con iProfesional.

En Sherpa no hay micrófono ni sombrilla con logo. Cada tour incluye entre cuatro y cinco paradas gastronómicas. «La selección de restaurantes se realiza con una cuidadosa curaduría. Elegimos lugares auténticos: desde clásicos que mantuvieron la calidad a lo largo del tiempo hasta espacios reconocidos por la Guía Michelin o propuestas que reversionan la cocina tradicional con un enfoque moderno», detalla.

Después de consolidarse en Buenos Aires, Sherpa comenzó su expansión internacional eligiendo ciudades con fuerte identidad gastronómica y trabajando con talento local. Así llegaron a Londres, Ciudad de México y Ámsterdam, y planean seguir creciendo en destinos como Oaxaca, Cancún, Lima, París, Barcelona, Madrid, Roma, Lisboa, Atenas, Estambul, Seúl, Ciudad del Cabo y Tokio.

«La expansión fue orgánica, basada en el potencial gastronómico de cada ciudad. Se buscó siempre trabajar con talento local y aliados estratégicos, priorizando destinos con fuerte identidad culinaria. Cada ciudad se opera con anfitriones que conocen la cultura desde adentro y no abrimos hasta dar con la persona adecuada», señala.

El equipo de anfitriones es una pieza clave de Sherpa. «Para nosotros es de suma importancia que quienes guían nuestros tours lo hagan con la convicción y la pasión con la que lo hace la Tour Leader, Katherine Martínez, en los tours de Buenos Aires, Lucas Rey en Ciudad de México, Sevina en Londres y David en Ámsterdam. Quienes tienen la oportunidad de asistir a alguno de nuestros recorridos entienden esto mejor que nadie», destaca orgulloso.

Uno de los grandes hitos llegó en 2024, cuando TripAdvisor los distinguió como el Mejor Food Tour del mundo. «Nos premiaron por algo que nos apasiona y todavía no lo podemos creer. Sabemos que trabajamos como una de las principales operaciones del mundo, pero llegar a ser el número 1 nos tomó por sorpresa», confiesa. «Es un reconocimiento al equipo que trabaja todos los días con los clientes y que hacen que Sherpa sea una fábrica de felicidad«.

Comer, caminar, conectar: así funciona Sherpa

Los recorridos se realizan caminando, tienen una duración aproximada de tres horas y media y no se cancelan por lluvia. Cada tour combina paradas gastronómicas con puntos emblemáticos elegidos por su valor cultural, histórico o artístico.

Desde Buenos Aires hasta Londres, los anfitriones comparten cultura, comida y anécdotas

Desde Buenos Aires hasta Londres, los anfitriones comparten cultura, comida y anécdotas

«La experiencia se potencia gracias a los anfitriones (nativos o inmigrantes que hicieron propia la ciudad), y al uso de mesas compartidas que generan un ambiente comunitario. El resultado: un espacio de conexión cultural y emocional«.

En Buenos Aires, uno de los tours más populares es el premium en Palermo. Incluye cinco paradas: arranca con empanadas y fugazzeta en Picsa, sigue con una milanesa de pollo y fainá en El Preferido, continúa con parrilla en Lo de Jesús, chocolate de postres en Pinocha y finaliza con helado en Antiche. Cada plato se marida con vinos seleccionados, y hay opciones para personas con restricciones alimenticias. «Solo pedimos que se notifique con anticipación para poder ajustar el recorrido», aclara Borthwick.

La tarifa es de u$s115 e incluye todas las comidas, bebidas, la guía local y la organización integral. El tour tradicional cuesta u$s90 y el de San Telmo, u$s55, solo por nombrar algunas de las opciones que se ofrecen la ciudad de Buenos Aires. «Cada experiencia está diseñada para ser vivida sin preocuparse por gastos extra: todo está contemplado en la tarifa para que el foco esté puesto en disfrutar, aprender y conectar», remarca.

Para que la experiencia sea íntima, los grupos son de hasta diez personas. Sherpa también ofrece experiencias personalizadas: tours privados, temáticos o centrados en platos específicos.

La mejor forma de conocer una ciudad es caminando… y comiendo

La mejor forma de conocer una ciudad es caminando… y comiendo

El perfil del público que los contrata son mayormente turistas extranjeros de entre 20 y 80 años, provenientes principalmente de Estados Unidos y Brasil. «Todos están buscando algo que sea diferente al típico recorrido turístico y los lleve a unir dos intereses como el de la gastronomía y conocer a otros viajeros», concluye Borthwick.

Ese parece ser el verdadero secreto de Sherpa Food Tours: este emprendimiento no solo ofrece una experiencia gastronómica, sino también un puente para conectar turistas con culturas, locales e historias. No es solo un paseo con buena comida, es una invitación a mirar la ciudad con otros ojos, entre bocados, charlas y pasos compartidos. Porque, finalmente, conocer una ciudad también es sentarse a su mesa.

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El debate sobre cómo dividir la cuenta en restaurantes: este es el veredicto de un matemático

Fuente: iProfesional – Las quedadas en grandes grupos siempre enfrentan el mismo problema: el pago de la cuenta. ¿Qué conviene hacer? Esto revela un matemático

En reuniones grupales en restaurantes, el momento de pagar la cuenta suele generar debate sobre cuál es la estrategia más conveniente. La aparición de aplicaciones como Bizum ha facilitado los pagos, pero no ha resuelto la cuestión de si es mejor dividir el importe a partes iguales o que cada persona pague únicamente lo que ha consumido.

El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón sostiene que la opción más económica es que cada comensal pague lo que ha consumido. Esta afirmación fue desarrollada durante su participación en el podcast «The Wild Project», conducido por Jordi Wild, uno de los programas más populares en España. En la conversación, Sáenz de Cabezón expuso los resultados de un estudio sobre los costos asociados a distintas formas de dividir la cuenta.

El estudio al que hace referencia fue realizado en 2004 por los especialistas en teoría de juegos Uri Gneezy, Ernan Haruvy y Hadas Yaf. Los investigadores llevaron a cabo un experimento en Estados Unidos que involucró a tres grupos de seis personas sentados en mesas diferentes. A cada grupo se le asignó una forma distinta de afrontar el pago de la cuenta: pago individual, división equitativa del importe y cuenta cubierta por la organización.

En el grupo que pagaba individualmente, cada persona abonó un promedio de 37 dólares, equivalente a unos 33 euros. En el grupo que dividió el importe de forma equitativa, el gasto medio por comensal ascendió a 51 dólares (45,90 euros), es decir, un 30% más. En el tercer grupo, cuyo consumo fue cubierto por la organización, el gasto promedio se disparó a 80 euros por persona.

¿Por qué el monto a pagar de la cuenta es diferente?

La diferencia de costos entre los métodos de pago, según Sáenz de Cabezón, se explica por un fenómeno que ocurre cuando los gastos se comparten. «Si el costo de un plato más caro se reparte entre todos los comensales, el incentivo para elegirlo es mayor, ya que el incremento en el precio individual es menor», señaló el matemático. «Esto genera un comportamiento que tiende a elevar el gasto colectivo, beneficiando al comensal que elige platos más caros y perjudicando al resto».

Sáenz de Cabezón ejemplificó este efecto con un menú que incluye entrecot y chuletón, con precios de 10 y 20 euros, respectivamente. «Si un comensal elige el chuletón y el coste se reparte entre ocho personas, el incremento para cada uno es mínimo, lo que incentiva a pedir platos más caros sin asumir el costo completo», explicó. Esta tendencia, conocida en teoría de juegos como «dilema de la cena», ilustra cómo las decisiones individuales pueden afectar al grupo cuando los costos se comparten.

En el ámbito académico, este tipo de estudios se enmarca en el análisis de estrategias óptimas de consumo y distribución de recursos. Para los economistas, el comportamiento observado en el experimento es un ejemplo práctico de cómo las decisiones individuales pueden modificar los incentivos en contextos grupales, un fenómeno que se explora en la teoría de juegos y en la economía conductual.

El debate sobre cómo dividir la cuenta en restaurantes no solo tiene implicaciones prácticas para los consumidores, sino que también ofrece un campo de estudio para el análisis económico del comportamiento humano en contextos cotidianos. En este sentido, la postura de Sáenz de Cabezón refleja una perspectiva basada en datos empíricos que cuestiona prácticas habituales en reuniones grupales y aporta una visión fundamentada sobre la forma más económica de afrontar el pago de la cuenta.

Recuperaron una casona de 1907 para abrir un restaurante que desafía a los bodegones: “Llamé antes de que terminaran de colgar el cartel de venta”

Fuente: La Nación – En 2002, Lenny, el dueño de este nuevo emprendimiento, se enamoró de la Argentina y regresó a Londres para juntar dinero y volver al país: esta es parte de su historia


Lenny Lennon llegó por primera vez a Buenos Aires en 2002, durante un viaje como mochilero. Pensaba quedarse una semana antes de seguir rumbo a Chile y Perú, pero la semana se estiró a tres meses, tiempo suficiente para comprobar que se había enamorado de la Argentina. Regresó a Londres, donde había vivido desde los dos hasta los dieciocho años, y trabajó en distintos lugares para juntar dinero con una idea bastante clara: instalarse en Buenos Aires. No solo volvió, sino que consiguió un puesto en la cocina de un restaurante, aprendió español casi a la perfección y armó una red de amigos con los que más tarde abrió un bar (Puerta Roja) y un pequeño local de comida al paso (Banco Rojo) que fueron un éxito. Aunque nació en Nueva Zelanda —y quizá allá las personas tengan otra clase de ambiciones— fue acá donde finalmente alcanzó el “sueño del pibe”: tener un restaurante propio en San Telmo, su lugar en el mundo.

Lenny, el dueño, un día pasó por la puerta mientras colgaban el cartel de venta y llamó antes de que terminaran de colgarlo.
Lenny, el dueño, un día pasó por la puerta mientras colgaban el cartel de venta y llamó antes de que terminaran de colgarlo. Gentileza Grapín

Desafiando a la parrilla y el bodegón

Grapín abrió en octubre de 2024, y más que una novedad gastronómica, es una declaración de principios: se puede comer sin carne y llevar la cocina vegetariana a otro nivel, además de apostar al futuro en el barrio más viejo de la ciudad. Desafiando un entorno turístico dominado por la parrilla y el bodegón, no solo ofrece una carta elaborada y de estación basada solo en vegetales, sino que el proyecto puso en valor una casona de 1907 ubicada en pleno Casco Histórico, sobre calle Bolívar, restaurada por un equipo de expertos en patrimonio. Después de décadas de deterioro e intervenciones erráticas que estropearon parte de la construcción original, la propiedad volvió a brillar para asombro de los vecinos, que tantas veces pasaron por la vereda sin imaginar sus interiores

“Grapín surge un día que pasé de casualidad mientras colgaban el cartel de venta. Llamé antes de que terminaran de colgarlo. La fui a ver enseguida. Apenas entré a la casa sentí que tenía una energía muy especial. Estaba bastante abandonada, llena de plantas salvajes, el patio estaba muy verde y en ese momento pude verlo en mi cabeza” recuerda Lenny. El primer intento de compra se frustró por tema de papeleo, pero se quedó con las ganas. La casa está cerca de la suya y el espacio parecía ideal para un nuevo emprendimiento, pese a que la pandemia había dejado medio desierta la zona.

Un año después, el cartel apareció colgado de nuevo. “De vuelta llamé y esa vez salió. Tuve que convencer a mi familia para que me prestaran el dinero, porque la casa era mucho más grande de lo que estaba buscando. No encontramos información sobre su historia. En un momento fue sede del club formado por un grupo de trabajadores del Ministerio de Agricultura, acá en Paseo Colón. También pasó por ahí Hugo, de la Brigada, con un restaurante de pastas y mariscos. A lo largo del tiempo supe que la mayoría de mis amigos de San Telmo tiene alguna historia en el lugar porque también fue salón de eventos familiares” recuerda.

Hugo, de la Brigada, supo tener aquí un restaurante de pastas y mariscos.
Hugo, de la Brigada, supo tener aquí un restaurante de pastas y mariscos.Gentileza Grapín

La casa: un tesoro de 1907

Lo que quizá fue un romántico zaguán nos devuelve del caos de la calle al remanso apenas iluminado de un salón de techos altos, en bovedilla, y un patio principal cerrado por una magnífica claraboya que ya estaba ahí. Una barra en mármol de carrara y forma de herradura enmarcada por una obra del artista Martín Kazanietz, recibe y ordena el espacio donde destacan muros de ladrillo a la vista, ladrillos gruesos, los de verdad. El edificio forma parte del Área de Protección Histórica 1 (APH 1) y cuenta con un grado de protección “Cautelar”, lo que obliga -entre otros elementos- a conservar el frente.

Según la inscripción que reza en la fachada, Turone y Sozzani fueron los constructores de la casa, pero eso es todo lo que se sabe de su pasado más remoto. La puesta en valor tomó más de dos años, cuenta Lenny, atravesados por una fuerte devaluación. Pero ese impasse forzoso le permitió descubrir la nobleza de la arquitectura y entender que la propiedad merecía una intervención mayor. Para eso convocó al estudio de Marcelo Magadán, máster en restauración de monumentos, que tuvo a cargo la restauración de la fachada y de los componentes originales que se preservaban en el interior, incluyendo las carpinterías de madera y la herrería, los mármoles, el revestimiento, las molduras de yeso del hall de acceso y los muros de ladrillo.

“Por los materiales y sistemas utilizados estimamos que data del último cuarto del siglo XIX y el estilo es ‘italianizante’, típico de aquella época, dice su dueño.
“Por los materiales y sistemas utilizados estimamos que data del último cuarto del siglo XIX y el estilo es ‘italianizante’, típico de aquella época, dice su dueño. Gentileza Grapín

“Por los materiales y sistemas utilizados estimamos que data del último cuarto del siglo XIX. El estilo es ‘italianizante’, típico de aquella época, y del que todavía pueden encontrarse ejemplos en San Telmo y otros barrios de la ciudad, aunque cada vez menos, dada las persistentes demoliciones a las que se encuentra sometida —desde hace años— la arquitectura patrimonial de Buenos Aires. Es probable que en su origen haya sido una vivienda familiar que se fue transformando con el paso del tiempo” explica el arquitecto, autor de grandes proyectos en la ciudad como el Mercado de los Carruajes y las Galerías Pacífico. “Yo prefiero hablar de rehabilitación, ya que se hizo una recuperación respetuosa de lo que quedaba, a la par de una serie de adaptaciones para darle un nuevo uso, incluyendo la incorporación de la cocina y los sanitarios. Cuando nos sumamos al proyecto el primer patio estaba techado -esto al menos desde que había funcionado allí el primer restaurante-, los muros interiores tenían las bovedillas, los ladrillos de la mampostería y la estructura a la vista. Estamos hablando de un espacio que es esencial en tanto articula el funcionamiento del restaurante, más allá de tener un particular atractivo dado por la configuración de la barra de mármol y madera que -siendo un elemento contemporáneo- dialoga muy bien con los materiales históricos de la casona” agrega.

La barra de mármol y madera dialoga muy bien con los materiales históricos de la casona
La barra de mármol y madera dialoga muy bien con los materiales históricos de la casonaGentileza Grapín
Todos los ambientes, incluso el baño, mantienen la misma lógica de restauración.
Todos los ambientes, incluso el baño, mantienen la misma lógica de restauración.Gentileza Grapín

La casa ahora tiene una cava, un living privado y un patio pensado desde la sostenibilidad ambiental por el paisajista Fabio Márquez, que implementó un jardín de flora nativa -una gran Dama de Noche- que atrae mariposas y viste de verde el ambiente.

Sin proponérselo, Grapín – bautizado así en homenaje a los buenos vinos que incluyen en la carta – quedó en una ubicación ahora inmejorable. Está junto al Mercado de San Telmo, en una micro área donde en los últimos dos años surgieron bares y comercios en edificios icónicos como la Casa de las Cariátides, también restaurada y pronta a convertir su planta alta en restaurante. “Muy pocos vecinos conocían por dentro la casa, así que fue una gran sorpresa. Cuando atravesás esa puerta pensás: ¿cómo puede ser que este lugar siempre estuvo acá y no lo mirábamos?” dice Lenny.

La casa ahora tiene una cava, un living privado y un patio pensado desde la sostenibilidad ambiental.
La casa ahora tiene una cava, un living privado y un patio pensado desde la sostenibilidad ambiental.Gentileza Grapín
El paisajista Fabio Márquez implementó un jardín de flora nativa que atrae mariposas.
El paisajista Fabio Márquez implementó un jardín de flora nativa que atrae mariposas.Gentileza Grapín
Renovaron una casona de 1907 para abrir un restaurante en San Telmo
Renovaron una casona de 1907 para abrir un restaurante en San TelmoGentileza Grapín

Vegetarianos bienvenidos

La cocina de Verónica Gorgal tienta a todo tipo de comensales, incluso a los fanáticos de la carne.
La cocina de Verónica Gorgal tienta a todo tipo de comensales, incluso a los fanáticos de la carne.Gentileza Grapín

Vinos naturales, buenos tragos y la cocina de Verónica Gorgal convencen hasta al carnívoro más recalcitrante: agnolottis de zanahoria emulsionados con manteca cítrica y avellanas, tremenda lasaña de hongos, tablas de quesos, vegetales con alioli de kimchi entre opciones gluten free destacan en una carta que se organiza en platitos y platos. Hacen catas en la terraza (hay 85 etiquetas de bodegas poco convencionales), hay noches con Dj, y para rescatar vale un gesto que define el espíritu del anfitrión: además de agua con y sin gas gratuita y sin límite para los comensales, los vecinos de San Telmo son especialmente bienvenidos, un detalle que da cuenta de una verdadera conexión con la comunidad que lo recibió.