Falleció la periodista gastronómica Raquel Rosemberg

Fuente: Clarín ~ Fue una de las grandes difusoras de la cocina y los chefs argentinos en el mundo. Trabajó durante 25 años en Clarín.

Fue una de las grandes difusoras de la gastronomía argentina en el mundo, y del reconocimiento que hoy nuestra cocina tiene más allá de nuestras fronteras. Y, por esa misma razón, las palabras de despedida tras su muerte llegaron incluso desde el otro lado del océano. Raquel Rosemberg fue periodista gastronómica pero, especialmente, una gestora. Falleció este lunes, luego de una larga pelea contra el cáncer.

Rosemberg, una de las periodistas gastronómicas más importantes de la Argentina, trabajó durante 25 años en Clarín, donde integró los suplementos Viajes y Ollas & Sartenes. Se graduó como licenciada en Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, y durante toda su carrera escribió y editó en distintas publicaciones, como la revista El Conocedor, la mítica Guía de Restaurantes de Buenos Aires de Fernando Vidal Buzzi, y el sitio web español 7 Caníbales, del que era corresponsal en Sudamérica y donde la llamaban cariñosamente “la caníbal sudaca”.

Además, escribió “Sabores que matan: comidas y bebidas en el género negro-criminal”, que fue editado primero por Paidós y luego por Catapulta, y también realizaba tareas de coordinación de proyectos editoriales en el Grupo Planeta.

“Creadora, editora y generadora de contenidos y contactos internacionales”, se presentaba en su perfil de LinkedIn. Y una de las maneras en que mejor tradujo eso resultó su labor como chair para Sudamérica Sur de los influyentes premios The World’s 50 Best, el ranking internacional que premia a los mejores restaurantes del mundo, y que actualmente tiene a dos argentinos en el top 100.

“Me gusta cocinar, comer, leer, viajar. Soy muy curiosa. Los que me conocen saben que pruebo todo lo que se me cruce por delante, sin distinción, desde una trufa a una hormiga, comenzando por un buen chocolate, mi pasión. Todo aquello que me parezca comestible tiene como destino mis papilas (así me llevé unos cuantos chascos). Pero lo aprobado después es agendado con sus coordenadas en algún lugar de la memoria o un papel”, contaba sobre ella misma en Sabores que matan, el sitio web en el que, con idéntico nombre que su libro, compartía esos hallazgos. Y, también, hacía: sólo un año atrás, y mientras peleaba contra su enfermedad, se puso al hombro la gestión del asado con el que un grupo de parrilleros argentinos presentó nuestra insignia gastronómica en la casa de Gastón Acurio en Lima, Perú.

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«Amiga, seguí comiendo, probando, peleando por lo que te importa, escribiendo y leyendo, pateando culos y hablando desde el corazón siempre. Tu viaje continúa. Te despedimos de pie, brindando y comiendo chocolate. Hoy despedimos a Raquel. La gastronomía argentina y latinoamericana pierde a una gran defensora, promotora y vocera», escribió en Facebook la cocinera Narda Lepes.  “Una de las personas que más supo e hizo por la difusión nacional e internacional de la gastronomía argentina”, la calificó el sommelier y periodista Fabrizio Portelli. “Cuidaba de su familia con amor incondicional. La defendía con uñas y dientes. Mimaba a su pareja. Respetaba a sus amigos. Era muy generosa en privado y en el trabajo. En lo profesional fue determinante. Lo que construyó fue extremadamente valioso. Valor agregado en serio para la gastronomía del país”, sumo en Facebook Pietro Sorba, periodista enogastronómico y crítico de la revista Viva. “Fue una gran amiga, una profesional respetada por todos nosotros, los cocineros. Alguien que con su compromiso y trabajo hizo muchísimo por la gastronomía argentina y latinoamericana”, dijo el chef Fernando Trocca.

Y el diario español La Vanguardia, que en su necrológica la destacó como una periodista “que tanto defendió los sabores de su tierra”, reprodujo un texto en el que Rosemberg analizaba cómo veía el momento gastronómico actual del país: “Este país, la Argentina, es joven, con algo más de 200 años de historia independiente. La diversidad es el ingrediente común que une al territorio y a su gente: aquí no hay una única comida. Las explicaciones pueden encontrarse en su vasta extensión, que abarca desde el Trópico de Capricornio, hasta el Polo Sur, y en su entramado humano, que se construyó con la herencia americana y con la que bajó de los barcos, desde la colonización original, a la que fue llegando a lo largo de los años, desde finales del siglo XIX a mediados del XX”. Un país con una identidad gastronómica en permanente construcción, que ella ayudó a difundir.

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