Fuente: iProfesional – Se trata de un barrio conocido por sus invenciones gastronómicas. «La masa tiene carbón activado», dijo una influencer. ¿Cuánto sale?
Sin duda que Argentina es conocida por su amplia variedad de estilos en su gastronomía. Cada región -y cada provincia- cuenta con una tradición distinta, que se traduce en sus más diversos platos, desde lo más gourmet hasta lo más popular.
Mientras tanto, tendencias como el veganismo siguen ganando terreno en los bares y restaurantes, que se apuran en adaptarse a las demandas de sus clientes para no perder más comensales.
En este contexto, Cynthia Martínez Wagner, la joven encargada de la cuenta @turistafoodie en Instagram, reveló un plato desconocido hasta el momento. Se trata de un mix entre lo tradicional, gourmet y se sirve en un restaurante 100% vegano.
«La empanada negra, furor en BA. La encontrás en Sacro, un restaurante vegetariano que fusiona la cocina asiática y latinoamericana. Su menú está diseñado a base de Vegetales y hongos», explica en un breve reel.
La influencer, que se dedica a dar «tips para comer en Buenos Aires», detalló: «La masa tiene carbón activado, para darle ese color y está rellena de hongos, harissa y olivas disecadas».
Pese a que causó intriga y curiosidad en las redes sociales, muchos usuarios se quejaron por su precio: $2.240.
Romina Yanarello y Nicolás Peranic, de 25 y 28 años, dejaron Argentina hace aproximadamente tres años. Y si bien ambos trabajaban en el Hotel Faena, no habían tenido contacto. Fue recién en Dinamarca, primer destino elegido por ambos, donde se conocieron.
«Nos fuimos por la gastronomía. Queríamos viajar, aprender de otras culturas, de nuevas recetas, proyectos, y conocer Europa, que era nuestro sueño», cuenta a iProfesional la joven proveniente de Zona Sur de Buenos Aires.
«Teníamos una pareja amiga que había viajado a Dinamarca un año antes que nosotros y nos convencieron», agrega.
«Ella era mi amiga y él amigo de Nico, y terminamos tomando la decisión, pero por separado. Nos dijeron que estaba buenísimo Dinamarca, que la experiencia laboral ahí era increíble y era algo que nunca en nuestra vida habíamos visto, y efectivamente fue así. Todo lo que te pueden enseñar y el acceso que tienen a distintas materias primas y tecnologías, es algo totalmente diferente a lo que habíamos vivido en Argentina», completa.
«Los primeros pasos en el exterior siempre son un poco confusos porque uno nunca sabe a dónde tiene que ir o qué tiene que hacer, pero por suerte nosotros nos adaptamos rápido», expresa Romina.
A Nicolás le costó un poco más porque llegó sin hablar inglés. «Fui a trabajar al restaurante de un amigo, que es un restaurante argentino. Todos hablaban español y eso me ayudó mucho. Empecé a estudiar con una chica argentina cordobesa que trabajaba de camarera, pero también profesora de inglés, y me empezó a dar clases una vez por semana», explica.