09 May, 2024
 

«La cocina argentina está en un muy buen momento», aseguró Colagreco, el mejor chef del mundo

Fuente: Telam ~ El cocinero argentino elegido como el mejor del mundo recientemente participó este jueves como jurado de la 2da edición del concurso «Prix de Baron B – Édition Cuisine». El ganador fue el cordobés Santiago Blondel, dueño de Gapasai Restó, en La Cumbre.

Colagreco junto a los otros integrantes del jurado: el peruano Mitsuharu «Micha» Tsumura, la sommelier Marina Beltrame y Martín Molteni

La gastronomía argentina «está pasando por un muy buen momento» aseguró hoy el cocinero argentino Mauro Colagreco, elegido como el mejor del mundo recientemente, al participar como jurado de la 2da edición del concurso «Prix de Baron B – Édition Cuisine» que premió a un chef argentino por su «excelencia y su visión transformadora».

«Hoy, la alta gastronomía ha cambiado mucho y se trata de poner en valor un territorio, una cultura y eso es lo que estamos viendo. Argentina está pasando por un muy buen momento. Tenemos un gran potencial de productos», dijo a Télam Colagreco, y agregó que «siempre hemos tenido una mirada hacia afuera y no hacia adentro. Cuando uno se conoce a sí mismo puede mostrarse al mundo y estamos en ese momento», agregó.

El dueño del restaurante Mirazur en Menton, Francia, que fue elegido hace unas semanas como número uno en el ranking The World’s Best 50 Restaurants 2019 y ganador de tres estrellas Michelin, compartió el jurado con los cocineros Mitsuharu «Micha» Tsumura y Martín Molteni y con la sommelier Marina Beltrame para elegir en el hotel Four Season al mejor cocinero entre los representantes de Córdoba, Javier Rodríguez y Santiago Blondel, y Gustavo Rapretti, de Chubut.

«Mi premio pone a la luz no solamente mi restaurante, sino también la capacidad que tenemos como argentinos de trabajar bien y destacarnos en el mundo», aseguró Colagreco. Y agregó que «si yo, argentino, lo logré en Francia todo es posible».

El cocinero argentino dijo que en esta edición, del Prix de Baron B, los concursantes mostraron «un concepto fuerte, un proyecto de vida y no solamente un plato».

El cordobés Santiago Blondel, ganador del Prix de Baron B

El cordobés Santiago Blondel, ganador del Prix de Baron B

FInalmente el vencedor fue el cordobés Santiago Blondel.Dueño del Gapasai Restó en La Cumbre, Córdoba, Blondel, exhibió un crudo de tararira marinado en suico, camarones de río, quitucho y palta.

«Cuando el mundo no te cierra, tenés que crear algo nuevo», afirmó Blondel sobre su plato, y comentó que fue «descubriendo la cocina autóctona, es un mundo, hay muchos productos escondidos que no conocía».

El ganador del «Prix de Baron B – Édition Cuisine 2019» se llevó un corcho bañado en oro, viajará a Francia para participar en un curso de alta gastronomía y obtuvo una distinción económica de $200.000, mientras que los dos semifinalistas recibieron $120.000.

Santiago Blondel, en la cumbre de la gastronomía

Fuente: La Voz ~ Nacido en Bariloche y radicado en La Cumbre, su proyecto ganó el Prix Baron B Edition Cuisine con su plato especial y por la propuesta de su restaurante Gapasai.

Dos de los tres finalistas del gran certamen Prix de Baron B Edition Cuisine representaban a la provincia de Córdoba. En una reñida final, disputada el jueves en el Hotel Four Seasons de Buenos Aires, Gapasai, un proyecto de La Cumbre, se consagró ganador.

La clave del éxito, en palabras de su chef Santiago Blondel, fue repetir el concepto que tiene Baron B basado en la excelencia. “Creo que el jurado está premiando pequeños proyectos con mucho potencial, y que para eso estén haciendo cambios profundos”, dijo a VOS tras conocerse el resultado.

La historia de este cocinero se remonta a su Patagonia natal, a su paso por Europa y Oceanía. “En un momento dije que quería conocer el mundo y así elegir dónde vivir”, asegura contento por su decisión de quedarse en Córdoba.

Finalmente, un proyecto familiar lo trajo a La Cumbre, donde hoy su vida y su cocina se funden con la naturaleza.

Blondel nunca olvida el momento en el que Dolli Irigoyen le aconsejó trabajar gratis para aprender cuando él apenas era un joven que buscaba un rumbo.

Santiago siguió su consejo: fue camarero, viajó y estudió cocina en Barcelona, luego pasó por Australia y regresó a su Bariloche natal. El proyecto de La Cumbre nació como una posada hace menos de 10 años, mientras en paralelo Blondel seguía siendo un “eterno inconformista”, como él mismo se denomina, que buscaba su rumbo.

Sustentable

Al igual que los otros proyectos finalistas, Gapasai pone en foco en la sustentabilidad del medioambiente y del trabajo humano. “En La Cumbre, el 90 por ciento son turistas. Al principio noté que había pocos productores, y los fui sumando al proyecto. El que vendía quesos entonces compró dos ovejas más, y así sucesivamente”, dice Blondel.

Mientras tanto, en su proceso interior por encontrar un hogar, el cocinero comenzó a experimentar en las construcciones de barro y a adentrarse en las yerbas medicinales. “Salí de mi zona de confort y renuncié a todos los productos que venían de afuera”, dice para ejemplificar su vínculo cercano con las sierras.

El plato estrella

El menú ganador fue un crudo de tararira marinado en suico con camarones del Río Quilpo condimentado con quitucho y servido con palta y berro. Fue maridado con Baron B Brut Rosé.

“Es un plato muy sencillo que forma parte de nuestro menú llamado ‘Ciclos’, y este se corresponde con el río, por eso tiene tararira y camarones de río”, explica.

“Yo había renunciado a los crustáceos y de repente me encuentro con que hay camarones de río a 15 kilómetros de mi casa. Y está también la tararira, un pescado que no se come porque está lleno de espinas… había que buscarle la vuelta”, dice y agrega que su plato representa “la punta del iceberg de la cantidad de productos escondidos que hay no sólo en Córdoba sino en muchas zonas escondidas.

El chef valora este pescado local porque en el caso de la tararira “tiene una carne muy suave, magra y elegante. Como no lo podemos servir en lomo a la plancha hacemos un crudo y lo cortamos en pequeños trozos”.

“Para hacer el plato, marinamos sólo 30 segundos con un toque de limón, le agregamos suico cuyas hojas secamos e hicimos polvo. Lo condimentamos con quitucho, un pimiento chiquitito local de las sierras que es un poco picante. Le agregué palta para que le dé untuosidad. La guarnición tiene cebolla y terminamos el plato con hojas de berro y los camarones de río fritos”.

Desafíos

Blondel asegura que este reconocimiento es un gran abrazo a este y otros proyectos que están en la misma situación intentando generar cambios profundos en la gastronomía. Un ejemplo de eso es la cumbre gastronómica realizada por Blondel en las sierras.

En sus palabras, el evento tiene una proyección enorme y sirve para que los cocineros del país se miren a los ojos y puedan charlar sobre los nuevos desafíos. “La cumbre gastronómica fue un puntapié inicial de algo tremendo y la idea es poder repetirlo todos los años. No es sólo una feria para divertirse”, dice.

Ahora que fue premiado por la marca Baron B en la segunda edición de este prestigioso certamen de cocina, Blondel usará el dinero para refaccionar el restorán que se encontrará cerrado hasta la primavera y aprovechará el viaje a la Costa Azul para tomar los consejos del argentino Mauro Colagreco, cuyo restaurante Mirazur (en Menton, un pueblo francés de la Costa Azul) salió elegido el mejor del mundo hace pocas semanas.

Pese a todo el reconocimiento recibido, Blondel no quiere dejar de mencionar la importancia de cuidar el bosque nativo, a sus recolectores y a los productores serrados.

En su discurso ganador dio un fuerte mensaje político, aunque no partidario, para que entre todos frenemos el desmonte y la migración de las familias que se fueron quedando de a poco sin nada.

Un rosarino fue el ganador del Primer Torneo Nacional de Gastronomía Saludable

Fuente: Caminos y Sabores ~ Desde el sábado 6 y hasta hoy, la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina FEHGRA, organizó el Primer Torneo Nacional de Gastronomía Saludable en el marco de la 15° edición de Caminos y Sabores. El certamen tuvo como premisa colaborar con la difusión de los alimentos saludables, y puso el acento en la creatividad de las producciones de los cocineros argentinos.

Este martes, pasadas las 16:30 hs. en la Plaza del Encuentro de “el gran mercado argentino” el jurado reveló los tres ganadores del Primer Torneo Nacional de Gastronomía Saludable.

El primer puesto, fue para el rosarino Lucas Manuel De Franco, de Aires Eventos, que participó el día lunes; el segundo puesto, fue para Guillermo Vergara, de Xelena Hotel & Suite de la Filial El Calafate que participó hoy, y el tercer puesto, para Elian Ayala, del Hotel Pullman de la filial Rosario, quien concursó el día sábado.

Técnica y creatividad saludable

De Franco preparó un Roll de pescado blanco relleno de tomates hidratados envuelto en hojas de espinaca sabre masa ahumada crocante de harina integral, y utilizó ingredientes tales como: Pescado blanco, Espinaca, Crocante de pecán y ajo, Sabléé, Harina integral, Sal, Manteca, huevos, agua, duxelle de hongo, espuma de papa, papas, aceite, sal, pimentón, lactonesa procesada, leche, aceite y juego de zanahoria.

Acerca de la premiación, muy emocionado y agradecido, destacó: “Estar tantos años en el mundo gastronómico y recibir este premio, me pone muy feliz. Fue una experiencia muy linda y diferente”. Al ser consultado, sobre cuáles son las preparaciones que más disfruta, señaló: “Me apasiona mucho la pastelería y la panadería”.

En tanto, Vergara resaltó: “Hace 18 años que me preparo para esto porque al ser un torneo en el que descubrís los ingredientes en el momento, hay que poner todo lo que uno sabe ahí. Detrás hay mucho trabajo y estudio para poder resolverlo rápido. Mientras cocinaba pensaba en mi familia y se me venían sabores a la mente sensaciones, experiencias”. Al referirse a la feria, señaló: “Me voy de Caminos y Sabores con muchos contactos de proveedores de productos sin gluten y sin azúcar que es lo que me interesa ahora. También me llevo amigos, amigos de una camaradería que se genera entre colegas en estos torneos que es muy gratificante y perdura con los años”.

Por último, Ayala comentó que “elaboró un roll de abadejo con miel y semilla, un flan de espinaca, una ensalada de quinoa, y una salsa de cerveza negra con miel, en base de productos que encontré en el mercado”. En cuanto al torneo, resaltó: “Es otra dinámica, dado no te podías preparar mucho, venías en el día, y preparabas todo en determinado tiempo”.

En la misma línea, resaltó: “La experiencia fue espectacular. En mi trabajo diario trato de elaborar comida saludable porque actualmente evita muchas enfermedades”.

Como entidad que representa a la hotelería y la gastronomía argentina, la Federación implementa nuevas y atractivas estrategia para impulsar el desarrollo sustentable del sector. En esta oportunidad, además, busca promover los buenos hábitos de alimentación, las técnicas de cocción que conserven propiedades nutritivas y sabores; y aprovechar la estacionalidad y la regionalización de los alimentos.

Por su parte, Diego Abdo, gerente de Producto de Camino y Sabores, destacó: “Fue una gran experiencia que brindó más posibilidades para que el público pudiera sumar tips acerca de cómo cocinar de una manera cada vez más saludable. Que haya estado organizado por FEHGRA lo prestigia, y que hayan participado en la competencia 16 chefs de todo el país le da el carácter federal que es la esencia de Caminos y Sabores”.

Ganadores y premios

1er Puesto: Lucas Manuel De Franco. Aires Eventos, de Rosario. Trofeo realizado por el orfebre Juan Carlos Pallarols. $30.000 para el Chef. Además, pasa sin escalas al Torneo Federal de Chefs 2019, certamen que FEHGRA lleva a cabo desde hace varios años en el marco de HOTELGA, Encuentro Anual de la Hotelería & Gastronomía -del 3 al 5 de septiembre, en La Rural-.

2do Puesto: Guillermo Vergara. Xelena Hotel & Suite, de El Calafate. Trofeo realizado por el orfebre Juan Carlos Pallarols. $20.000 para el Chef.

3er Puesto: Elian Ayala. Hotel Pullman Rosario, Rosario. Trofeo realizado por el orfebre Juan Carlos Pallarols. $10.000 para el Chef.

Jurado

Patricia Gabriel, Silvia Di Ciancio y Florencia Fernández, con la colaboración de Diego Gera y Luciano Nanni, quienes señalaron que la labor de los chefs fue muy profesional. Durante los cuatro días realizaron preparaciones interesantes y diferentes. “Presentaron obras de artes, muy contentos de poder degustarlos, y se notaba la experiencia. Los tiempos se cumplieron se cumplieron perfectamente”, destacaron.

Modalidad del Torneo

La metodología del Torneo es muy innovadora. Cada participante tuvo 45 minutos para elegir y comprar los productos que se encuentren dentro de la feria para preparar su plato. También recibió una caja sorpresa con tomillo, eneldo, romero, abadejo, arroz yamani, harina integral, espinaca, zanahoria, puerro, champiñón, portobellos, huevos, microgreens, remolacha baby. Luego, contó con 15 minutos para escribir la receta, y 90 minutos para la elaboración de cuatro platos iguales. El Jurado siguió la técnica y procedimiento por medio de pantallas conectadas en tiempo real, desde el stand de FEHGRA. Las presentaciones finales fueron conducidas y custodiadas al stand de FEHGRA donde el Jurado degustó y calificó.

Revolución en nuestros fogones: la gastronomía argentina se reinventa

Fuente: Rumbos ~ Motorizada por una generación de jóvenes chefs, la cocina argentina vive una transformación en la que el producto local y la búsqueda de identidad están en el centro de la escena.

Sopa de topinambur con vizcacha y quinoa roja. Polenta blanca con oveja tierna y queso de cabra. Crema helada de mistol, budín de algarroba y mandarinas. Cada preparación, delicadamente dispuesta y decorada, tiene más pinta de ser una pequeña obra de arte que un plato de comida. Se trata del menú de pasos que Santiago Blondel sirvió el mes pasado en Buenos Aires a los comensales de Piso Nueve, un ciclo gastronómico del Centro Cultural Kirchner (CCK) que busca visibilizar las propuestas culinarias de las diversas regiones del país..

Dueño del restaurante Gapasai, en La Cumbre, Córdoba, el chef cordobés forma parte de la vanguardia de la cocina argentina: una nueva generación de chefs que –haciendo eco de la tendencia global– apunta a una cocina que destaque las cualidades de los productos locales, manipulándolos lo menos posible y explorando combinaciones cien por ciento creativas. El objetivo: construir identidad culinaria en la Argentina. El resultado: una cocina “de producto”, simple, pura y muy expresiva.

Sin salsas extravagantes, sobrecocciones o técnicas complicadas, los insumos se convierten en las estrellas de cada plato. Así, el contacto estrecho con la naturaleza, la estacionalidad y, sobre todo, con los productores, es clave en este nuevo paradigma gastronómico que pretende ser ecológico y sustentable. “Estamos rodeados de una enorme riqueza natural, que la gente ignora porque hoy es mucho más cómodo comprar en el supermercado que ir a cosechar hierbas al bosque nativo cordobés”, comenta Blondel. “Pero cuando te das cuenta de que la industrialización nos está matando, todos los que estamos interesados en la excelencia optamos por volver a los alimentos genuinos”.

Para entender qué pasó en la gastronomía argentina desde que Doña Petrona dominaba la escena con sus sencillas recetas caseras hasta que empezamos a escuchar hablar de productos como el topinambur con la soltura de quien dice “tomate”, rebobinemos un poco.

De la fusión a la pureza

El chef porteño Martín Molteni, uno de los pioneros de la revalorización de la cocina autóctona, recuerda que, en los ochenta, salir a comer era decidir entre bodegón o parrilla, parrilla o bodegón: “En Buenos Aires había algún que otro restaurante que hacía algo distinto a eso; generalmente cocina francesa o europea. Francis Mallmann y el Gato Dumas tenían restaurantes en el barrio de Recoleta, pero no había mucho más que eso”.

La primera escuela de cocina del país, el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), abrió a mediados de los noventa. Los cocineros argentinos empezaron a profesionalizarse y la influencia de la cocina francesa, que entonces era el canon mundial, fue calando cada vez más.

Ximena Sáenz: “Sueño con ver a la cocina argentina orgullosa de sí misma”

Antes de que la llamaran para participar en el casting de Cocineros Argentinos, el programa de cocina de la TV Pública que co-conduce desde hace diez años, cuenta Ximena que nunca había pensado en trabajar delante de cámara. “Querían hacer un programa distinto, con cocineros jóvenes que viajaran por todo el país buscando el origen de los productos”, explica la carismática chef. “Me entusiasmó mucho la idea de poder conocer, por ejemplo, un campo de quinua, y cocinar ahí mismo”.

¿Qué fue lo que te llamó la atención cuando empezaste a hacer esos viajes?

Lo que veo en el interior es que la cocina casera, deliciosa, todavía tiene mucha importancia, pero es considerada como algo íntimo del mundo de la familia. Quisiera que eso cambiara. Por ejemplo, fui a Catamarca y quería comer algo típico –un locro, unas empanadas– y no había casi ningún restaurant que los tuviera. De hecho hay pocos restaurantes de comida típica en la Argentina. Las mejores cosas las comés porque quizás alguien te invita a la casa de su familia y te reciben con un locro o unas empanadas espectaculares.

¿Hay una especie de baja autoestima gastronómica?

Mi teoría es que para la gente mostrar la comida argentina es como mostrarse en pijama, como si la cocina de la casa no fuera digna de ser mostrada, y para salir hubiera que ponerse ropa de salir, es decir, hacer cocina de otros países. En el interior siente orgullo por nuestra cocina pero dentro de la casa. En los restaurantes se ve mucha paella, rabas, cocina italiana… Yo quisiera ver a la cocina argentina orgullosa de sí misma.

¿De qué región proviene lo que se conoce como “cocina argentina”?

La de tradición más fuerte y que más comúnmente identificamos como “nuestra cocina” es la del noroeste, que comparte productos con la cocina de los incas. Pero ahí se abre el debate de qué es la cocina argentina. ¿Solamente la humita, los tamales y el locro? No. Hay un montón de otras recetas. En la cocina guaraní tenemos el chipá, el mbeyú, el reviro, que es el desayuno de Misiones, o el yopará, un guiso con porotos, mandioca y carne. Cuando empezamos a viajar por el país conocí un montón de recetas que nunca había escuchado siquiera nombrar.

¿La idea del programa era entonces difundir los platos típicos argentinos?

No siempre. Lo primero que hicimos sí fue aprender recetas típicas para poder divulgarlas, que nos parecía algo muy importante. Pero la identidad de la cocina argentina siempre está en debate. Nuestro país recibió, y sigue recibiendo, inmigración de todos lados y eso va modelando nuestra cultura gastronómica, muy diversa y móvil. Por ejemplo, ahora que hay tanta inmigración venezolana, uno ve arepas y tequeños por todos lados. Es lo que debe haber pasado hace cien años con la inmigración europea: de golpe empezaron a aparecer fábricas de pastas que abrían los italianos, o restaurantes españoles. Con cada inmigración se enriquece la gastronomía, y ese movimiento se ve reflejado en nuestro programa, además de las recetas típicas.

“Nuestro país recibió, y sigue recibiendo, inmigración de todos lados y eso va modelando nuestra cultura gastronómica, que es siempre móvil ”

¿Lo gourmet está haciendo que se pierda un poco la cocina autóctona?

Creo que tiene más que ver con el contexto social. La gente cocina menos, pero no porque haya más cocina gourmet, sino porque tiene menos tiempo y porque es más fácil ahora no cocinar: hay un montón de opciones de comida preparada. Nosotros trabajamos para que no se pierda la tradición de cocinar en casa porque creemos que es parte de nuestra cultura y porque ayuda a cuidar la salud. Durante años pensamos que nuestra cultura gastronómica no tenía vuelo, pero por suerte ahora se empieza a creer todo lo contrario.

Un cordobés se consagró ganador del concurso Pasión por la Carne Vacuna

Fuente: Clarín ~ Lisandro Rodríguez Aráoz resultó ganador del certamen y tuvo la oportunidad de cocinar en vivo junto al chef Oscar Coto Fernández.

La receta ganadora fue “Otoño en el valle”, creada por el cordobés Lisandro Rodríguez Aráoz.

Por segundo año consecutivo, se realizó el certamen “Pasión por la Carne Vacuna”, organizado por Caminos y Sabores con el auspicio del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). El concurso propuso a los apasionados por la cocina y fanáticos de la carne vacuna que demuestren dicha pasión creando una receta innovadora a partir de cortes como colita de cuadril, vacío y osobuco. La receta ganadora fue “Otoño en el valle”, creada por el cordobés Lisandro Rodríguez Aráoz.

La vía de participación del concurso fue a través del sitio web de Caminos y Sabores. Allí los participantes debían completar un formulario, enviar una receta de su propia autoría que incluyera alguno de los cortes detallados, combinados con ingredientes de fuerte identidad territorial (indicando los pasos y el proceso de elaboración) y una imagen del plato.

El ganador, que fue elegido por la coordinación de las cocinas de Caminos y Sabores, tuvo el honor de cocinar su receta en vivo junto al chef Oscar Coto Fernández en la cocina Sabores Gourmet. También recibió una caja con productos preseleccionados de emprendedores de “el gran mercado argentino” y un kit completo de asador, gentileza del IPCVA.

Motivación culinaria

Sobre la inspiración para crear la receta ganadora, Rodríguez Aráoz detalló: “Durante mucho tiempo estuve viviendo en Londres y de hecho estuve muy alejado de Córdoba, entonces este plato surgió como un regalo a Walter (mi papá) para el día del padre, ya que él se crió en el Valle de Traslasierra al que se accede cruzando las Altas Cumbres de Córdoba”.

Luego, con tonada cordobesa agregó: “Quise usar ingredientes que reflejen el otoño y los sabores de montaña a los que estaba acostumbrado mi papá en su niñez: el clima en las altas sierras que es crudo y en el cual solía encontrar calidez en la mesa de la cocina, con su pequeña familia, y en esos sabores”.

Antes de subirse al escenario, Coto expresó: “Mi meta fue que él (Lisandro) se sienta como yo, cuando participé por primera vez en el escenario de Caminos y Sabores, que pueda sentir que lo logró y que pueda transmitir la historia de su familia que está volcada en el plato que hoy lo trae acá, al gran mercado argentino”, y agregó: “Es un plato que compitió desde Tierra del Fuego hasta Jujuy por lo que tenía que disfrutarlo y sentirse bien”.

Luego de cocinar en vivo ante un gran cantidad de público expectante, Rodríguez Aráoz comentó: “Cocinar con Coto y haber llegado hasta acá es un gran honor”, y confesó: “Antes de subir a la Cocina Sabores Gourmet tenía una mezcla de emociones, un poco de nervios, ansiedad, pero sobre todo, emoción ya que mi viejo estaba presente para verme y hacía mucho tiempo no nos veíamos, y eso le pone un plus al momento”.

Mirazur, del chef argentino Mauro Colagreco, fue elegido como el mejor restaurante del mundo

Mirazur, del chef argentino Mauro Colagreco, fue elegido como el mejor restaurante del mundo (@mirazur.fr)

Mirazur, del chef argentino Mauro Colagreco, fue elegido como el mejor restaurante del mundo (@mirazur.fr)

El chef argentino Mauro Colagreco abrió las puertas de Mirazur en abril de 2006 y tras gran éxito internacional obtuvo tres estrellas Michelin, y hoy fue destacado en el primer puesto de la prestigiosa lista de los The World’s Best 50 Restaurants. Así, Mirazur fue declarado oficialmente como el mejor restaurante del mundo.

«Vistas inigualables de la Riviera francesa, tres niveles de huertos en cascada que producen los productos más dulces y un equipo de cocineros escandalosamente talentosos y personal del frente de la casa se combinan para hacer de Mirazur la mejor experiencia de restaurante. La cocina única de Mauro Colagreco está inspirada en el mar, las montañas y los propios jardines del restaurante, incluidos los emblemáticos cítricos de Menton», explicaron los realizadores del ranking.

«Llegué a Menton donde está el restaurante en marzo, sin conocer a nadie, me instalé y abrí en abril. Nunca había estado en la Costa Azul, no conocía a sus productores, no había comido su cocina, y si vos me preguntás qué tipo de cocina es, te diría que una cocina mediterránea, pero todo eso que no sabía me permitió tener una mirada muy libre en la creación de los platos que después se presentaron en Mirazur», comentó durante una entrevista a con Infobae el prestigioso chef.

(Photo by VALERY HACHE / AFP)

(Photo by VALERY HACHE / AFP)

«Si buscás lo autóctono de cada lugar, Mirazur es imposible de reproducir en otro lugar del mundo. Mirazur es ese lugar, esa gente, es el pescador que lleva cinco generaciones haciéndolo. Es imposible de mudar y que no sufra cambios», enfatizó en un reportaje con este medio

Lo cierto es que el argentino Mauro Colagreco es uno de los chefs de mayor prestigio en el mundo. Su cocina de mercado y de temporada en la Costa Azul le ha llevado a obtener los mejores reconocimientos como las tres estrellas Michelin y lograr el tercer puesto en The World’s 50 Best Restaurants desde junio 2018, siendo el restaurante francés mejor posicionado en la prestigiosa lista durante cinco años consecutivos.

El restaurante Mirazur (@mirazur.fr)

El restaurante Mirazur (@mirazur.fr)

Tras formarse en el Instituto Gato Dumas de Buenos Aires y trabajar en los mejores restaurantes de la capital argentina, Mauro Colagreco se trasladó en el año 2000 a Francia donde colaboró hasta 2005 con grandes chefs franceses, como Bernard Loiseau, Alain Passard, Alain Ducasse o Guy Martin en París.

Mirazur obtuvo en 2011 su primera estrella Michelin y en el 2012 la segunda, el mismo año en el que el chef fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras por el gobierno francés, título que fue seguido del nombramiento como «Grand Chef» Relais & Châteaux en 2013. En 2017, Mirazur se convirtió en miembro de las Grandes Mesas del Mundo (Les Grandes Tables du Monde) y Colagreco fue nombrado Caballero de la Orden Nacional del Mérito francés. En enero del 2019 se alzó con su tercera estrella Michelin.

(@mirazur.fr)

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«La cocina de Mauro Colagreco es autosuficiente, un himno único y cotidiano para las plantas aromáticas, las flores, las verduras de su huerto y los cítricos. Su inspiración hace el resto, y le permite trascender las estaciones y la región. La garantía de una experiencia incomparable», destacó la guía que otorgó el mayor premio que puede obtener un chef.

Casi de ensueño, el prestigioso restaurante se encuentra aferrado a la montaña y dominando el mar. El local gastronómico tiene un distintivo: no posee un menú fijo. La carta del día varía y se inspira en las hortalizas raras provenientes de la huerta que el mismo chef cosecha, además de basarse en los pescados y los mercados del pueblo.

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«En Mirazur no tenemos menú, hay uno nuevo todos los días, los platos se hacen con los productos de nuestra huerta y con lo que haya traído el pescador ese día. Nos dimos la libertad de no tener menú y trabajar con el mejor producto que tengamos. El 95% es de la zona, salvo algún producto puntual como yerba mate, salsa de soja, que lo traemos de afuera», destacó.

Además de su siempre popular restaurante Grand Coeur en París y de las sucursales de Carne en Argentina, Colagreco ha abierto recientemente Grill 58 en Macao y Florie’s en Palm Beach, EE. UU., con más restaurantes en Bangkok y Pekín.

Los otros restós argentinos rankeados 

1- Don Julio, en el puesto 34

En la calle Guatemala al 4600 del barrio de Palermo se encuentra la emblemática parrilla porteña que obtuvo dos reconocimientos: estar entre los diez mejores y el premio a la hospitalidad.

En la calle Guatemala al 4600 del barrio de Palermo se encuentra la emblemática parrilla porteña que obtuvo dos reconocimientos: estar entre los diez mejores y el premio a la hospitalidad.

Ubicados unos puestos más abajo, más precisamente en el 34, la parrilla Don Julio, es un clásico de Palermo, donde reinan los cortes de carne y su excelente carta de vinos.

«Este es un premio para la Argentina. Es una demostración de que el trabajo en equipo nos saca adelante. Con amor y esfuerzo se logran grandes cosas. Estamos orgullosos de mostrar al mundo la gastronomía argentina», dijeron en diálogo con Infobae desde la parrilla.

(Guille Llamos)

(Guille Llamos)

Tras casi 20 años en el rubro gastronómico, es una de las parrillas en las que la excelencia se ve reflejada en cada corte de las carnes, que provienen de pastura Aberdeen Angus y Hereford. Con diferentes recomendaciones, el equipo destaca la entraña, el bife de cuadril y las tradicionales mollejas crocantes.

“El asado y el vacío son los dos cortes más importantes. Ambos se hacen a cocción lenta, a la cruz es su mejor versión, a fuego lento, con leña y flama. El vacío a la parrilla en una cocción lenta a la brasa. El secreto es siempre buscar un buen producto, comentó Pablo Rivera”, fundador de la parrilla palermitana, amante de los productos de calidad, sommelier y experto catador a ciegas en una nota con Infobae.  

La lista completa de los 50 mejores restaurantes del mundo 

1. Mirazur (Menton, Francia)

2. Noma (Copenhague, Dinamarca)

3. Asador Etxebarri (Atxondo, España)

4. Gaggan (Bangkok, Tailandia)

5. Geranium (Copenhague, Dinamarca)

6. Central (Lima, Perú)

7. Mugaritz (San Sebastián, España)

8. Disfrutar (Barcelona, España)

9. Arpège (París, Francia)

10. Maido (Lima, Perú)

11. Den (Tokio, Japón)

12. Pujol (Ciudad de México)

13. White Rabbit (Moscú, Rusia)

14. Azurmendi (Larrabetzu, España)

15. Septime (París, Francia)

16. Alain Ducasse au Plaza Athénée (París, Francia)

17. Steirereck (Viena, Austria)

18. Odette (Singapur)

19. Twins Garden (Moscú, Rusia)

20. Tickets (Barcelona, España)

21. Frantzén (Estocolmo, Suecia)

22. Narisawa (Tokio, Japón)

23. Cosme (Nueva York, Estados Unidos)

24. Quintonil (Ciudad de México)

25. Alléno Paris au Pavillon Ledoyen (París, Francia)

26. Boragó (Santiago, Chile)

27. The Clove Club (Londres, Reino Unido)

28. Blue Hill at Stone Barns (Nueva York, Estados Unidos)

29. Piazza Duomo (Alba, Italia)

30. Elkano (Getaria, España)

31. Le Calandre (Rubano, Italia)

32. Nerua (Bilbao, España)

33. Lyle’s (Londres, Reino Unido)

34. Don Julio (Buenos Aires, Argentina)

35. Atelier Crenn (San Francisco, Estados Unidos)

36. Le Bernardin (Nueva York, Estados Unidos)

37. Alinea (Chicago, Estados Unidos)

38. Hiša Franko (Kobarid, Eslovenia)

39. A Casa do Porco (San Pablo, Brasil)

40. Tim Raue (Berlín, Alemania)

41. The Chairman (Hong Kong)

42. Belcanto (Lisboa, Portugal)

43. Hof Van Cleve (Kruishoutem, Bélgica)

44. The Test Kitchen (Ciudad del Cabo, Sudáfrica)

45. Sühring (Bangkok, Tailandia)

46. De Librije (Zwolle, Holanda)

47. Benu (San Francisco, Estados Unidos)

49. Leo (Bogotá, Colombia)

50. Schloss Schauenstein (Fürstenau, Suiza)

Un mendocino, finalista del certamen San Pellegrino Young chef

Fuente: MAssnegocios ~ San Pellegrino Young chef es una de los certámenes internacionales de gastronomía más prestigiosos en el mundo. Actualmente se está realizando su cuarta edición, en búsqueda de mejor cocinero joven del mundo. Más de 2.400 aspirantes de distintos países presentaron su candidatura para formar parte del concurso.

Esta semana se dio a conocer a los finalistas regionales. De los aspirantes fueron seleccionados en esta instancia, 135 jóvenes chefs de 12 regiones diferentes, en representación de 50 países.

En la región de América Latina, donde participan chefs de Perú, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, fueron seleccionados quince finalistas. Dentro de esta lista, hubo un único chef argentino. Nos referimos a Jonathan Argañaraz, quien trabaja en Nipoti Ristorante en Mendoza.

Jonathan, es un joven chef de 28 años y una gran promesa de la gastronomía local. Se formó en el Instituto Gastronómico de las América en Mendoza, y su pasión lo llevo a trabajar en prestigiosos restaurants en Lima (Perú), Marbella (España) y Santiago de Chile. Actualmente es el sour chef de Nipoti Ristorante, donde junto con todo el equipo hace brillar la cocina italiana.

De los quince finalistas, habrá un seleccionado quien representará a la región en la gran final. Allí se conocerá quién es el San Pellegrino Young Chef 2020. Esta final se realizará  en junio del próximo año en Milán.

Jonathan Argañaraz, buscará ser uno de los diez chefs de Latinoamérica que buscarán llegar a la denominada Grand Finale.

Mil nuevos chefs celebraron con sus diplomas en el Obelisco

Fuente: Popular ~ Egresados de diversas carreras de cocina recibieron sus certificados de aprobación y lo festejaron de una manera muy emotiva.

Mil estudiantes de las carreras de Gastronomía y Pastelería de escuelas de gastronomía de Capital Federal y Gran Buenos Aires se sacaron una foto en el Obelisco luego de recibir sus certificados de aprobación en el Gran Rex.

Tras iniciar sus actividades en el año 2001 en la Ciudad de Buenos Aires, la Cadena IGI, hoy Internacional de escuelas de cocina, cuenta con 104 filiales distribuidas en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay y más de 3000 Egresados cada año.

Maximiliano Ferrari, Gerente General para Latinoamérica, cuenta que el IGI Instituto Gastronómico Internacional «es mas que una escuela de cocina».

«Es una verdadera ‘Fabrica de Chefs’, ya que hasta el momento contabilizamos mas de 40.000 profesionales gastronómicos que han pasado por nuestras aulas en las diferentes filiales de Latinoamérica»

Si bien la orientación de las carreras se basa en la gastronomía internacional, los chefs egresados se caracterizan por desarrollar su diferenciación poniendo en valor, mediante la reinterpretación de platos tradicionales, la gastronomía argentina.

«Recuerdo las discusiones con ellos cuando decidí estudiar cocina y no una carrera de grado», cuenta Mariela López, egresada de la carrera de gastronomía, acerca de sus padres que hoy, orgullosos, le sacan fotos.

Dante Liporace: «Hoy se habla de la gastronomía de ‘La Rosada’ y muchos ministerios la quieren imitar»

Fuente: Ambito ~ Ganó popularidad masiva por ser el chef de Casa Rosada. Hoy dirige el equipo de Trade Sky Bar, un nuevo restaurante en las alturas que funciona desde junio y para octubre planea abrir su propio local, que promete innovar como lo hizo su mítico Tarquino, pero con precios más accesibles.

“No cargamos sube” es uno de los carteles que se ven por fuera de la pequeña oficina vidriada que ocupa Dante Liporace en Casa Rosada. Es que en ese lugar tan cercano al comedor, en donde idea los menús para funcionarios y el personal, suelen acercársele para hacerle todo tipo de preguntas y responde así, con ironía y con una aceleración típica de quien se ocupa de múltiples proyectos. Hoy, el principal de ellos es estar a cargo de Trade Sky Bar, un nuevo restaurante en los tres últimos pisos del edificio Comega. Sus dueños son Andrés Rolando y Pablo Fernández, los mismos del bar Uptown y Bourbon Brunch & Beer, cuyas cocinas funcionan con el asesoramiento de Liporace.

Pero como si estas tareas fueran pocas, el chef trabaja además para una de las bodegas más importantes del país y en octubre abrirá su nuevo restaurante, un proyecto propio aún sin nombre que promete innovar aún más que sus anteriores restós Moreno y Tarquino, este último famoso a nivel internacional por su pizza de provolone servida en una copa y por su “Secuencia de vaca”, un menú que le valió una página central en The New York Times.

En un diálogo a fondo, Liporace recordó que en su casa no se hacía un culto a la mesa, pero que adquirió la pasión por la cocina de sus abuelas, relató que el plato favorito del presidente Mauricio Macri es el risotto con hongos, reconoció que su rol en Casa Rosada tiene “fecha de vencimiento” debido a sus múltiples tareas pero está feliz de haber creado una suerte de gastronomía gubernamental y compartió con entusiasmo como en su nuevo emprendimiento propio buscará bajar los precios para llegar un público mayor.

Trade llegó para afianzar aún más el polo gastronómico en pisos altos. ¿Qué viene a aportar de novedoso?

D.L.: Son tres pisos con propuestas completamente distintas. En el piso 19 se sirve alta cocina con impronta de la ciudad, como si fuese un bodegón porteño muy refinado. Mientras que en el 20 se da la apuesta más fuerte, ya que se ofrecen crudos marinados con distintos aceites y picantes, algo novedoso si se toma en cuenta que hasta ahora sólo había sushi acá. En este nivel habrá 14 pasos de crudos, uno de ellos hongos con distintas salsas y el último un tartar de carne. Todos los demás son láminas de pescados, como una de atún pintada con panceta y una ensalada líquida de berberechos, que sorprende y que quizá tiene la misma impronta de la pizza de provolone servida en copa de Tarquino. Por último, en el piso 21 estará la terraza, en la que sí se servirán tragos, tablitas de sushi y hamburguesas.

También planeas innovar con tu restaurante próximo. Ya lo hiciste -y mucho- con Moreno y Tarquino. ¿Qué te queda para este?

D.L.: Va a cerrar un círculo. Moreno era el restaurante que traía las técnicas de El Bulli al país. Tarquino bajó esas técnicas a tierra e hizo cocina argentina desde mucho antes de que la nueva cocina argentina estuviese en boga. Éramos los únicos que tomábamos nuestros productos para hacer alta cocina. Tarquino fue fantástico, pero habíamos cumplido un ciclo con los socios y también en ese formato, no podía darme más de lo que ya me había dado. Para mí, la alta gastronomía va para otro lado. Cuando cerró, me dije ‘voy a hacer lo que quiero, voy a tener lo que siempre busqué, porque cuando tenés socios tenés que negociar y éramos cuatro. Ahora voy a levantar este proyecto con amigos íntimos y va a ser 100% mi visión. Estoy muy ansioso esperando esto porque los otros dos restaurantes revolucionaron todo y este lo va a hacer aún más.

¿Cómo definirías el concepto de este nuevo restaurante?

D.L.: El concepto sería “La reinversión de la nueva cocina argentina”, porque entre 2007 y 2014 hubo muchísimos restaurantes que innovaron como Tarquino, Moreno, Chila, Aramburu…. Todos los que quedan son excelentes, pero veo una llanura, nadie dio un paso más. Eso es lo que vengo a hacer con este restaurante, en el que la estructura no va a ser tan protagonista como la cocina, que sí estará a la vista y estará ubicada en el centro del local, como el viejo escenario de Metallica de 1991, en el medio del estadio. También va a tener un sector con mesas arriba con vista a la cocina. Y nosotros vamos a interactuar y servir los platos. Además no va a ser caro, porque quiero popularizar la alta cocina. Va a tener muy buen gusto sin que el comensal tenga que pagar una fortuna para amortizar una silla carísima o un cubierto de plata. Si hoy el menú en un restó de este tipo cuesta $ 5000, al precio de hoy este costaría $1300.

¿Qué platos y propuestas podrías adelantar?

D.L.: Estamos trabajando en un plato equivalente al omakase de la cocina nikkei, en el que el sushiman te manda la selección de pescados que quiere mostrarte. El nuestro se va a llamar “omacarne” y tendrá distintas preparaciones de cualquier tipo y cualquier corte de animal. Además, planeamos que la cocina que no esté dividida en entradas y platos sino que van a estar todos juntos. Y después de las 12 de la noche se va a convertir en un restaurant solo de postres por dos horas más, y vamos a tener maridajes para ellos, desde tragos cafés y bebidas. Pero el vino dulce no va a existir porque empalaga.

¿Cuándo supiste que querías ser cocinero?

D.L.: De muy chico, a los 5 años. Yo tenía dos abuelas que le hacían culto a la cocina, una italiana y la otra sueca. A la sueca le traían especias de afuera como jengibre en polvo o clavo de olor, que en los 80 eran difíciles de conseguir. Yo le pedía si podía mezclarlas y ella me dejaba. A un chico siempre le dicen ‘no juegues con la comida’ y yo jugaba con la comida. Incluso, cuando quiero innovar con un proyecto, la comida sigue siendo un juego.

¿Cómo fueron tus comienzos hasta el momento en que te capacitaste con Ferran Adrià?

D.L. Cuando retomé mis ganas de cocinar, a los 18 años, vine a Buenos Aires desde Bahía Blanca y estudié con el Gato Dumas. Después de pasar por un par de restaurantes, pegué un trabajo buenísimo en Europa, en un restaurante de Barcelona con fusiones peruanas, argentinas, colombianas. Ya en Barcelona venía la impronta de Adrià y todo el mundo quería ser él. Yo mandaba currículums a El Bulli todos los días y como me decían que no tenía los requisitos para ingresar, pregunté qué era lo que necesitaban. Me dijeron ‘mucho restaurant alta cocina’. Entonces, mientras laburaba empecé con prácticas e incluso hice un curso con Adrià de helados solo para ponerlo en el currículum. Así estuve tres años mandando currículums, volví por un tiempo a Argentina para hacer una asesoría y cuando regreso a España, me llamaron en 2006 con un año de anticipación para decirme que había una vacante en 2007. Te daban tiempo para prepararte porque en esos seis meses no te pagaban, tenías que alquilarte un departamento en la Costa Brava en verano, algo que no es barato. Y vivimos junto con seis flacos, uno de ellos argentino que hoy está en Nueva York con proyectos gastronómicos muy exitosos.

¿Cómo surgió la secuencia de vaca y cómo ese plato llegó al New York Times?

D.L.: Cuando una vez fui a El Bulli como invitado a cerrar una temporada en 2009, tenían un menú de 42 platos y en el medio, una especie de paréntesis con otro menú que se llamaba ´Secuencia de liebre´, con diez platos. Y me dije ´mirá todo lo que podríamos hacer con la vaca, que es nuestro animal emblema’. La ´Secuencia de vaca´ salió recién después de un año de abrir Tarquino. Pero antes, de casualidad, había venido una periodista del New York Times, que sacó una notita muy chiquita en la que dijo “en Buenos Aires caminás y por ahí te encontrás con un lugar que te dan una pizza en una copa”. Ese recuadro nos trajo gente a lo loco, ente ellos otro periodista gastronómico del mismo medio. Le conté lo de la ‘Secuencia de vaca’, que estaba por salir y el pibe se recontracopó. Me dijo: ‘Si vas a Nueva York, avísame y charlamos’. Voy para allá de vacaciones ni bien salió la secuencia. Lo llamo para ir a comer y el tipo me dice: “Te quiero hacer una nota, pero tenés que cocinar la secuencia para 30 personas del New York Times”. Y yo que pensaba descansar. Me dediqué a laburar a pleno, me dieron una cocina muy buena, y como invitados estaban periodistas y chefs. Me sacaron en página central un miércoles, que es el día gourmet del Times. Y después de que nos dieron bola los medios de afuera me empezaron a llamar los de acá, para hablar de la nueva cocina argentina. Todo al revés.

¿Cómo llegaste a Casa Rosada y con qué te encontraste?

D.L.: Recibí un llamado de Secretaría de Presidencia. Yo no entendía nada, pero mucha gente de este Gobierno y del anterior iban a Tarquino, me conocían de ahí. Me preguntaron si podía ir a ver la cocina, porque estaban comiendo mal. Cuando llegué, me encontré con que había mucho para hacer. No sólo porque había equipos rotos y mugre por todos lados, sino porque también faltaba mejorar el servicio, ya que en 40 años el personal no había sido incentivado. Fue entonces que lo traje a Ramiro Hernández, que es sommelier y fue jefe de sala de Tarquino para que me ayudara. La puesta a punto nos llevó tres meses y recién después de trabajar ahí por un mes pude lanzar un menú, que era mucho más interesante del que venían haciendo. Al principio yo dije: “Hago un asesoramiento y me voy”. Estábamos aún a prueba con esas intenciones cuando vino Barack Obama a Argentina. En un principio, me dijeron que él no iba a comer en Casa Rosada, pero a las 8 de la noche nos dijeron que al día siguiente sí venía a comer con una delegación de 50 personas. Nos vinimos todos a la noche a laburar en el menú, quedó zarpado, a Obama le encantó. A raíz de eso, la gente de acá hizo cuentas y dijo: “¿Para qué vamos a contratar un catering, que nos sale mucho más caro, si ya tenemos la gente y podemos hacerlo acá?”. Además, no es lo mismo traer la comida que cocinarle vos en tu casa al mandatario. Fue entonces que también nos empezamos a hacer cargo de los eventos. Cuando decidimos quedarnos, reformamos todo. Hoy la cocina está perfecta, instalamos una huerta, al punto de que ya se habla de la “gastronomía de La Rosada” y muchos ministerios quieren copiar ese modelo. Yo sé que esto tiene fecha de vencimiento, que en algún momento voy a dejar Casa Rosada y no creo que falte mucho porque tengo laburo afuera. Lo que no me gustaría es que se caiga todo lo que hice, porque levantamos la Casa de Gobierno de un país.

¿El público general te percibe de manera diferente a raíz de estar en Casa Rosada?

D.L.: Sí, se puede decir que ahora soy más popular por ser el chef de Casa Rosada, porque siempre estuve en restaurantes muy top y ese es un nicho muy chico. Pero eso también es un tema porque tampoco la gente puede probar lo que hago. Entonces esa popularidad es también un poco ficticia. Pero sí me hice más conocido por fuera del segmento de la alta cocina. Aunque estoy seguro de que si hoy estoy en Uptwon, en una bodega y en Trade, todo se lo debo a Tarquino, que fue el corazón de todo esto. Y espero generar más cosas con mi nuevo proyecto.

Por tus múltiples ocupaciones, recién dijiste que tu tiempo en Casa Rosa tiene fecha de vencimiento. ¿Te quedarías ante una eventual victoria de la fórmula Fernández-Fernández?

D.L.: No, no me quedaría. Porque no lo necesito y no me siento identificado. Es como laburar para un restaurante en el que no te sentís identificado con el dueño, lo que no quiere decir nada malo. Si no me identifico, no estoy. De Tarquino me fui porque no me sentía identificado con la nueva socia. Es lo que hice siempre. Lo mismo pasó con Moreno, no podía seguir con esos socios, hoy sigo siendo amigo de ellos, pero laburar es otra cosa.

¿Atendiste a muchos famosos, ente ellos a Vladímir Putin. ¿A quiénes recordás más por amabilidad y a quienes por exigencia?

D.L.: Al que más recuerdo por lo amable fue a Jimmy Carter. Lo atendí en otro contexto, estuve toda una semana con él en un lodge de pesca. Él me decía: “Comamos lo que vos quieras, no me hagas elegir”. Carter en ese momento era uno de los mayores productores de maní del mundo y yo le hice un postre de maní. Estuvo tan agradecido que nos fuimos a los abrazos con un expresidente yanqui, una locura. Y por la exigencia recuerdo a unos ministros de Putin, a los que también atendí en un lodge de pesca. Ellos querían comer surubí, pero en esos complejos la pesca es deportiva, y devolvés lo que pescás al agua. Ellos decían: “Queremos esto”. Les contestábamos: “No se puede” y ellos volvían a decir: “ Queremos esto”. Eran intimidantes, sabían lo que querían y no parecían dispuestos a conformarse con un ‘no’. Entonces nos trasladamos a un lugar en el que sí se podía pescar. Como estuvieron muy contentos, vino el traductor a agradecerme y ellos me dieron un regalo: la lata de caviar más grande que vi en mi vida. Por supuesto, me la comí yo solo en mi habitación, con una botella de vino blanco.

¿Por último, hoy es difícil ganar dinero con la gastronomía?

D.L.: Dificilísimo. Por eso hoy está en boga el ‘concepto bar restaurant’ donde tenés más margen con las bebidas. Los proveedores son carísimos, te cambian los precios todos los días. Está difícil hacer gastronomía argentina, pero bueno, uno apuesta. Yo no puedo vivir sin esto. Y creo que Argentina tiene que pegar un salto en gastronomía. Creo que nuestro país tiene más para dar que Perú, que ya tuvo su revolución gastronómica y que para mi gusto fue exageradísima. Argentina tiene calidad en todas las variedades, restós asiáticos, parrillas, alta cocina… Obviamente que si la economía y el país acompañan de una vez por todas sería fantástico.

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