El restaurante que está en unbosque y reversiona platos de inmigrantes

Fuente: La Nación – Henky Zwaal y Leo Bulla son pareja hace 17 años. Desde julio del 2023 manejan su restaurante a pocas cuadras del mar.

El salón es amplio y está bien iluminado.
El salón es amplio y está bien iluminado.Paula Teller

“Me cansé de hacer 40 kilómetros por día, en hora pico, para ir y volver de Maschwitz a Capital Federal”, resume Leo Bulla, chef y dueño de La Cocinería de Dunamar, en Claromecó. “Se nos empezó a hacer muy cuesta arriba la vida allá”, agrega Henky –Enrique– Zwaal, su pareja, y socio en el restaurante. Lo cuentan mientras abren un vino para compartir en la galería de este reducto súper exclusivo –y superior a todo lo que hay en la zona– del sur de La Costa de la provincia de Buenos Aires.

La propuesta es sofisticada en La Cocinería.
La propuesta es sofisticada en La Cocinería. Paula Teller
El restaurant está en el bosque, en Dunamar.
El restaurant está en el bosque, en Dunamar.Paula Teller

Padre de dos hijos, Leo es arquitecto, artista y además está a cargo de la cocina de La Cocinería. Henky, en tanto, es economista y está al frente del salón. “Nuestro lugar compartido es la barra. Cada uno está de un lado”, señala Henky mientras nos sirven unos deliciosos bitterballen, que son croquetas de ternera desmenuzada con mostaza, clásico de la comida holandesa, el país de origen de los padres del dueño del restaurante.

La vajilla está a tono con el estilo del restaurant.
La vajilla está a tono con el estilo del restaurant.Paula Teller

“Soy de Tres Arroyos, donde está la comunidad de inmigrantes de los Países Bajos más grande del país. Mi viejo vino después de la Primera Guerra Mundial y mi mamá vino después de la Segunda. Me criaron en la ciudad, que queda a una hora de acá. Fui pupilo a un colegio holandés y veía a mis viejos solamente los fines de semana, a pesar de que vivíamos a quince cuadras. Cuando tenía 19 me fui a vivir a Buenos Aires, para estudiar Ciencias Económicas”, relata Henky, que está en pareja con Leo hace 17 años, pero además se casaron el año pasado. “Hicimos una fiesta en la playa que empezó a las 12 del mediodía y terminó a las 2 de la mañana. Invitamos 250 personas. Fue un éxito y muy emocionante”, agrega Leo.

Entonces relatan cómo fue que decidieron mudarse y emprender en Claromecó. “Primero vivíamos en pleno centro, frente a la Plaza Vicente López. Después nos fuimos a vivir a una casa muy linda y con un parque generoso en Maschwitz. Yo me dedicaba a la administración de consorcios y Leo trabajaba en la Municipalidad de San Isidro, en urbanizaciones. Tenía un laburo muy demandante y llegó un momento en el que se cansó de todo. Entonces empezamos a pensar en un cambio de vida y nos vinimos a buscar casa en Tres Arroyos, donde mi mamá tenía un campo que yo administraba”, relata Henky.

Algo desilusionados porque en Tres Arroyos no encontraban nada que los convenciera del todo, llegaron a Claromecó. Y acá sí se convencieron que estaban para hacer el gran salto, sin saber que sería algo permanente. “Justo antes de la pandemia, en 2019, nos construimos nuestra casa, que está a unas cuadras de acá, en el medio del bosque, en Dunamar. Cuando nos tuvimos que encerrar por el Covid, estábamos acá. Y eso nos ayudó a quedarnos a vivir”, señala Henky. “Tenemos otro ritmo y cambiamos la cabeza”, apunta Leo.

Amantes de la comida, pero acostumbrados a cocinar solo para grupos de amigos, se animaron a tomar la concesión de un parador en la playa. Durante dos veranos sirvieron minutas. Y pronto notaron que la gente celebraba la vuelta de rosca que le daban a algunas comidas. Pasaron meses probando técnicas y recetas que habían descubierto como autodidactas o viajando. Las servían en el turno noche, que era un poco más formal que la propuesta diurna.

“¿Cuándo van a poner su propio restaurant?”, les preguntaban los clientes que ya eran amigos, mientras ellos ya le habían echado el ojo al terreno donde hoy está La Cocinería. “Estaba a la venta y tenía una casa sin terminar, que después supimos, llevaba 50 años abandonada”, relata Henky y cuenta que compraron y lo único que mantuvieron fue una parte de la cocina y el depósito.

En La Cocinería hay un salón para recibir grupos de comensales.
En La Cocinería hay un salón para recibir grupos de comensales.Paula Teller
Henky y Leo disfrutan muchísimo de su vida en Dunamar.
Henky y Leo disfrutan muchísimo de su vida en Dunamar.Paula Teller

La Cocinería abrió el 20 de julio del año pasado y sirve cocina de autor. Son platos bien diseñados, con impronta centroeuropea –por los orígenes de Henky– y productos elegidos a conciencia y siempre frescos. La carta cambia cada seis meses, en invierno y verano. Tienen espacio para alrededor de 70 personas –entre el salón, un living íntimo y la galería–, repartidos en dos turnos completos, con reserva. La ambientación es muy linda, con muebles de anticuario, vajilla bien puesta y cuadros de Leo.

En la cocina trabajan cuatro personas, con Leo a la cabeza, y con uno de sus hijos como parte del equipo. Entre las delicias que ofrecen se destacan por los langostinos grillados sobre focaccia de cebolla morada y arándano; el mero en tempura; las costillitas de cerdo con barbacoa, coleslaw y papas especiadas; y los agnolotti de langostinos con manteca negra y salvia. Así, La Cocinería se posiciona como una opción sofisticada en un ambiente amigable.

Datos útiles

La Cocinería. En temporada, abre todos los días a partir de las 20:30 horas. San Martín y Corrientes, Claromecó. T: (011) 5888-0068. IG: @lacocineria_dunamar

Cómo es la barra nueva cebichera que conquista a turistas y vecinos en Belgrano

Fuente: TN – La cocina peruana gana territorio en la Ciudad de Buenos Aires y los platos típicos se imponen con sabores frescos y explosivos.

Los sabores más distintivos de la cocina peruana, pero en un formato descontracturado y a precios amigables, coparon Belgrano. Se trata de una propuesta inspirada en las típicas barras cebicheras y los platos más tradicionales y abundantes, que ya enamoró a los vecinos y turistas del lugar. Se llama Barra Chalaca, del chef Gastón Acurio, Marcos Meincke y Marcelo Böer.

Este segundo local de la firma mantiene la misma esencia del primero, en Palermo. Se encuentra en la planta baja de un hotel, con el que comparte entrada, y es totalmente vidriado: desde la calle se puede observar cómo preparan las más ricas comidas a base de pescados y mariscos. Quienes entran vuelven, y eso es garantía de calidad, responsabilidad y amor a la hora de cumplir con lo que propone la carta.

Desde la calle se puede observar cómo preparan las más ricas comidas a base de pescados y mariscos. (Foto: Gastronomique)
Desde la calle se puede observar cómo preparan las más ricas comidas a base de pescados y mariscos. (Foto: Gastronomique)

“La idea es que constantemente haya platos nuevos, para que el comensal conozca un poco más de nuestro Perú. Mantuvimos el cebiche chalaco, el arroz con mariscos y las causas. En Barra Chalaca Argentina no sacamos el wantaco, porque es algo que el público viene a buscar. La carta se creó en Perú con Álvaro Amado y Gastón Acurio, y nosotros acá lo replicamos”, le contó a TN el chef Daniel Llasaca, quien también aseguró que en el local gastronómico también se puede disfrutar de una espectacular coctelería clásica, y muy sabrosa.

Barra Chalaca ofrece constantemente platos nuevos a sus visitantes. (Fotos: Gastronomique)
Barra Chalaca ofrece constantemente platos nuevos a sus visitantes. (Fotos: Gastronomique)

A la hora de recomendar un plato para este verano, el cocinero fue contundente: “Siempre los cebiches, tiraditos y causas. De cócteles, Mata Pena (versión con pisco o gin del Cura Todo)”. La esquina de Montañeses y Roosevelt es una parada obligatoria para los amantes de una experiencia culinaria especial, con diversidad de sabores, creatividad y ambiente amigable y festivo. Los postres también se llevan los aplausos: se imponen la torta de chocolate con bizcochuelo húmedo y con bastante dulce de leche, cubierta de una ganache de chocolate, y el clásico y tentador “Suspiro limeño”.

Barra Chalaca es una parada obligatoria para los amantes de una experiencia culinaria especial. (Foto: Gastronomique)
Barra Chalaca es una parada obligatoria para los amantes de una experiencia culinaria especial. (Foto: Gastronomique)

La aventura con espíritu peruano se completa con los detalles mágicos del espacio. Hay dos salones. El principal, a lo largo, desemboca en la barra desde la que salen los platos calientes. Cuenta con dos hileras de mesas de madera, bien separadas. Hacia el costado, se abre otro ámbito, que forma parte del espacio en el que se ubica la barra para platos fríos. Ambas barras tienen líneas de colores blanco, azul, rojo y amarillo, que son los característicos de los barcos del Puerto del Callao. En las paredes se observan dibujos, frases y objetos, como discos de vinilos de grupos de antaño y banderines que rinden homenaje al fútbol peruano. En Barra Chalaca se respira una atmósfera alegre y festiva, con canciones de salsa como cortina musical.

En las paredes se observan dibujos, frases y objetos que completan el estilo característico del lugar. (Foto: Gastronomique)
En las paredes se observan dibujos, frases y objetos que completan el estilo característico del lugar. (Foto: Gastronomique)

En Devoto, un nuevo restaurante y charcutería con los mejores fiambres y quesos de Argentina

Fuente: Clarín Gourmet by Daniela Gutierrez Se puede decir que la charcutería vive su mejor momento. Porque sí, la artesanalidad está en auge, los jóvenes charcuteros sorprenden con piezas dignas de vitrina y los quesos argentinos conquistan premios internacionales. En pleno Devoto, nació hace solo unas semanas un nuevo espacio que reúne lo mejor de los fiambres y quesos del país, seleccionados con precisión casi quirúrgica. Se llama Buche y es la casa donde todo eso se encuentra.

Detrás de la propuesta está Julio Figueroa, chef cordobés que ya dejó su huella en el barrio con Ávito, el restaurante que abrió en un antiguo convento. Ahora, con Buche, da un paso más: un local de tres pisos donde no solo se pueden comprar embutidos y quesos de excelencia, sino también probarlos en una carta que los convierte en protagonistas.

Aquí no hay apuro ni atajos: las tablas son generosas, los sándwiches, memorables y los platos, una invitación a descubrir productos nacionales de primera línea. Porque en Buche no se trata solo de comer bien, sino de darle al fiambre y al queso el lugar que se merecen: el centro de la mesa y el aplauso final.

Cómo es Buche y qué se come

Sobre la calle Asunción, a metros del local de Damián Betular, un nuevo espacio gastronómico capta la atención de los vecinos de Devoto: Buche. Ubicado en un edificio con historia, donde antaño funcionó un restaurante de jazz, este emprendimiento renueva la escena con una propuesta que combina salumería, restaurante y una terraza con barra.

Desde la vereda, la vidriera exhibe una selección de fiambres y quesos que adelantan lo que se puede disfrutar puertas adentro. Unas mesitas de estilo bistró invitan a hacer una pausa, mientras que en el interior, el mostrador take away está repleto de embutidos, quesos, conservas y delicatessen seleccionadas de pequeños productores.La vereda de Buche, sobre la calle Asunción en Villa Devoto. Foto: Martín Bonetto. La vereda de Buche, sobre la calle Asunción en Villa Devoto. Foto: Martín Bonetto.

La planta baja también cuenta con un pequeño patio trasero, ideal para un tapeo informal. Al subir, el segundo nivel despliega un elegante salón con cocina a la vista, mesas pequeñas y cómodos boxes. Finalmente, la terraza semi-abierta en el tercer piso se luce con una gran barra, livings y mesitas altas, el lugar ideal para disfrutar un vermú al atardecer.

“Quisimos enfocarnos en este concepto de salumería para traer algo especial al barrio. Cerca de Devoto no hay ninguna propuesta del estilo, con una oferta tan completa y cuidada”, cuenta Julio Figueroa, chef y socio de Buche. La selección de productos es el sello distintivo del lugar:Además de los mejores fiambres, en Buche se pueden pedir platitos. Foto: Martín Bonetto. Además de los mejores fiambres, en Buche se pueden pedir platitos. Foto: Martín Bonetto.

«Tenemos un sector especial de chacinados y charcutería más una cava de quesos madurados que no se consigue en otro lado en los alrededores«, agrega Figueroa.

Los protagonistas son los embutidos, fiambres y quesos de proyectos artesanales como Quesería Ventimiglia de Río Negro, Alquería Santa Olalla y Quesos Escalugiu de Córdoba, La Suerte de Lincoln y Las Dinas Salumería de Tandil, combinados con etiquetas importadas de Italia, Francia y España.

El restaurante ofrece un servicio atento y detallista. La panera es una declaración de intenciones: una selección generosa de panes acompañada de focaccia, manteca especiada y oliva con gotas de aceto.

La carta propone distintos caminos: picadas o tablas, platitos para compartir o la combinación de ambas opciones.La picada Buche reune una variedad de fiambres y quesos especialmente seleccionados. Foto: Martín Bonetto. La picada Buche reune una variedad de fiambres y quesos especialmente seleccionados. Foto: Martín Bonetto.

Para una primera visita, Figueroa recomienda comenzar con una degustación de la salumería: «Arrancaria probando algo de nuestra salumería, como el platito de bresaola, zucchinis encurtidos, queso pecorino, berro y vinagreta. Luego, algún queso intervenido, como el morbier con miel de panal».

Después, propone un recorrido por el Mediterráneo, con opciones como cholgas a la marinera con aceite picantón, tatín de tomate relleno de burrata con chutney de tomates y pistachos tostados, o alguno de los pinchos: de gambas a la parrilla con mayonesa de azafrán y jengibre, de lomo con reducción de Oporto o de pollo con adobo andaluz.Los buñuelos de Buche. Foto: Martín Bonetto. Los buñuelos de Buche. Foto: Martín Bonetto.

Entre los platos destacados está la tabla Buche, con pategrás, meissonier ahumado, queso pepato, fetas de asadito, bresaola, salame con avellanas, olivas marinadas, tomates en oliva y salsa romesco. Para los que prefieren platos más elaborados, hay opciones como camembert brûlée con chutney de cerezas y almendras, salame de Tandil a la puttanesca o gruyerito con higos en almíbar.

Para el cierre dulce, el postre estrella es el flan de coco, untuoso y acompañado de tejas de coco, dulce de leche de cabra y sambayón de uvas pasas.Los pinchos son parte de la carta de Buche. Foto: Martín Bonetto. Los pinchos son parte de la carta de Buche. Foto: Martín Bonetto.

En la barra, la oferta se centra en vermouths y amaros artesanales con recomendaciones de maridaje. Los clásicos italianos también tienen su lugar, con opciones como Negroni Sbagliato, Amaretto Sour y Ve.n.to.

La carta se completa con destilados exclusivos, cervezas y una selección de más de 80 etiquetas de vinos, incluyendo espumosos, blancos, naranjos, rosados y tintos de diversas regiones.

Buche no es solo un restaurante nuevo de Devoto, donde parece que los nuevos locales brotan por doquier, es un homenaje al picoteo serio, ese que no se conforma con unas rodajas de salame y unos cubitos de queso. Acá, los quesos y fiambres no juegan de relleno, son los titulares indiscutidos. En un barrio donde la comida es religión, esta propuesta no viene a improvisar, sino a reafirmar que una buena tabla es un plan en sí mismo.

Buche Salumería, Asunción 4085, Devoto. Instagram: @buche.salumeria.

San Valentín: las mejores propuestas gastronómicas para celebrar el amor en Buenos Aires

Fuente: Ámbito – Este San Valentín, Buenos Aires ofrece experiencias gastronómicas únicas, con sabores excepcionales, ambientes encantadores y detalles especiales para celebrar el amor.

El Día de los Enamorados o San Valentín, es una fecha especial para romantizar la vida y organizar un plan único para salir a disfrutar con tu pareja, la persona que amas o con la que te gustaría estar. Dentro de la amplia oferta de actividades y experiencias, salir a comer es una de las más favoritas para realizar.

El 14 de febrero, los restaurantes más destacados de Buenos Aires se preparan para ofrecer experiencias únicas para celebrar el amor. Desde cenas íntimas con maridajes especiales hasta menús exclusivos de tres pasos, cada propuesta está diseñada para que las parejas disfruten de una velada inolvidable.

Salir a comer y disfrutar de un buen plato de comida es una de las experiencias más elegidas para hacer en pareja.

Salir a comer y disfrutar de un buen plato de comida es una de las experiencias más elegidas para hacer en pareja.

Las mejores propuestas para comer el Día de los Enamorados:

NEGRONI PILAR

Noche romántica con coctelería de autor y Dj guest

La propuesta incluye un menú especial de tres pasos y un 2x1 en Special Cocktails.

La propuesta incluye un menú especial de tres pasos y un 2×1 en Special Cocktails.

Para este San Valentín, Negroni Bistro & Bar se convierte en el escenario perfecto para una noche especial. Con su ambiente vibrante y su reconocida coctelería, invita a las parejas a disfrutar de una velada única, entre buena comida, cócteles exclusivos, música en vivo y momentos inolvidables. El lugar se encuentra en: Los Manzanos 1000, complejo Bureau, pilar.

La propuesta incluye un menú especial de tres pasos y un 2×1 en Special Cocktails a partir de las 20:00, con la invitación especial de un Dj que asegura una velada única. El menú incluye:

  • Appetizers para compartir: croquetas de espinaca con parmesano o cripsy rice con tartar de trucha.
  • Plato principal (uno por persona): Bife Negroni con mil hojas de papa, risotto de remolacha con queso azul o combo de sushi (12 piezas).
  • Postre para compartir: volcán de chocolate con crumble de cacao y helado de vainilla.
  • Bebida: incluye una sin alcohol por persona.

LO DE JESÚS

Romance y pasión por la carne de Palermo

Obsequiarán un espumante rosé extra brut.

Obsequiarán un espumante rosé extra brut.

Ubicado en el corazón de Palermo, Lo de Jesús se destaca por su pasión por la carne y el vino. Para esta fecha especial, ofrecen un regalo exclusivo: tomando una etiqueta de espumante, te regalan como obsequio un espumante rosé extra brut de obsequio.

Su carta, diseñada por el chef Darío Gualtieri, incluye cortes premium madurados con el sistema wet aged, cocidos con quebracho blanco y espinillo para resaltar sus sabores. Con un ambiente cálido y rincones encantadores como su jardín de invierno, este bodegón con historia es el escenario perfecto para una noche romántica. La dirección es: Gurruchaga 1406, Palermo.

LA MALBEQUERÍA

El templo del vino en Palermo

Su amplia carta de vinos es el complemento perfecto para los distintos platos.

Su amplia carta de vinos es el complemento perfecto para los distintos platos.

Desde 2016, La Malbequería es el destino ideal en Palermo para los amantes del vino y la carne. Con más de 350 etiquetas de los mejores vinos, seleccionados por el sommelier Fabricio Portelli, invita a descubrir la diversidad del vino argentino y las mejores regiones vitivinícolas del país en un entorno único, donde la arquitectura andaluza y un encantador patio adoquinado crean el escenario perfecto para maridarlos con las mejores carnes de Buenos Aires.

Para esta fecha especial, al pedir cualquier etiqueta de espumante, los comensales recibirán un espumante Rosé Extra Brut de obsequio, el complemento perfecto para un brindis inolvidable. La dirección es: Gurruchaga 1406, Palermo.

REPÚBLICA DEL FUEGO

Galardonado por la Guía Michelin con la distinción Bib Gourmand

Este espacio ofrece una oferta gastronómica única y amplia.

Este espacio ofrece una oferta gastronómica única y amplia.

En el corazón de Recoleta, República del Fuego propone una experiencia gastronómica que fusiona elegancia y transgresión. Con un concepto que gira en torno al fuego – símbolo de la parrilla y lo prohibido -, su cocina sorprende con platos intensos. Su diseño, refuerza esta identidad con espacios íntimos y un bar que invita a quedarse hasta tarde. Ganador del premio Bib Gourmand de la Guía Michelin, se destaca por su excelente relación entre precio y calidad, ofreciendo una propuesta audaz y sofisticada en la escena porteña. Para San Valentín, el menú especial incluye:

  • Entrada: provoleta de búfala con mermelada de tomates cherry y tentáculo de pulpo a las brasas con ceviche de mango y escamas de katsuobushi.
  • Postre: cremoso de chocolate con frutos rojos y tuile de jengibre.

Con un ambiente sofisticado donde el fuego es protagonista, es el lugar ideal para sorprender a tu pareja con una experiencia gastronómica única. La dirección del lugar es: Juncal 2682/4, Palermo.

REVIRE BRASAS BRAVAS

Parrilla de a las brasas en la Avenida Corrientes

Para San Valentín ofrecen un brindis exclusivo.

Para San Valentín ofrecen un brindis exclusivo.

A pasos del Obelisco, Revire Brasas Bravas se ha convertido en un ícono de la gastronomía porteña. Su especialidad son los cortes de carne premium, preparados con técnicas que resaltan su sabor y jugosidad. Para esta noche especial, ofrecen un brindis exclusivo: al consumir un vino, los comensales recibirán un espumante de regalo. La dirección es: Avenida Corrientes 1124.

ANDER LOCAL FOOD

Sabores de autor en Recoleta

Como entrada ofrecen langostinos al verdeo o tartar de quinoa con crocante de batata.

Como entrada ofrecen langostinos al verdeo o tartar de quinoa con crocante de batata.

Ubicado dentro del sofisticado Casa Sur Hotel, Ander Local Food fusiona lo mejor de la cocina argentina e internacional en un ambiente íntimo y elegante. El local se encuentra en Avenida Callao 1823, y su menú especial para San Valentín incluye:

  • Entradas: langostinos al verdeo o tartar de quinoa con crocante de batata.
  • Principales: pollo en salsa de puerro, risotto de berenjenas asadas o bife de chorizo con queso gouda especiado.
  • Postres: crème brûlée o tiramisú.
  • Bebidas: espumante o bebidas sin alcohol y café incluído.

Es el restaurante más antiguo de la Ciudad y recibió a Yrigoyen y Alfonsín: se encuentra en la misma esquina hace casi 300 años

Fuente: Clarín – En un rincón de Barracas, donde la historia de Buenos Aires se confunde con el presente, una esquina resiste al paso del tiempo. Sobre Vieytes y Luján, a pasos del Riachuelo y del Viejo Puente Pueyrredón, se encuentra El Puentecito, un restaurante con casi 300 años de tradición y sabor.

Allí, donde en el siglo XVIII una pulpería congregaba a gauchos y viajantes, hoy se sirven paellas, rabas y la emblemática tira de asado de más de un metro. Este icónico establecimiento, que desde 1873 funciona como restaurante, fue testigo de los cambios de la ciudad y de la historia política del país.

En 1912, Hipólito Yrigoyen eligió uno de sus balcones para lanzar su candidatura presidencial con un discurso memorable. Años después, Raúl Alfonsín también pasó por este lugar que sigue convocando a porteños y turistas por igual.

Con una clientela variada que incluye hinchas de Independiente y Racing, vecinos del barrio y curiosos que buscan un pedazo de historia viva, El Puentecito mantiene su espíritu intacto.

Además de su cocina, es un pequeño museo viviente: sifones antiguos, aljibes, balanzas de otra época y una curiosa representación de gauchos junto a un fogón decoran sus instalaciones.

Si hay una ley no escrita en Buenos Aires, es que nadie debería pasar por El Puentecito sin probar sus paellas o rabas con una cerveza bien fría. Paella de El Puentecito, uno de los platos típicos del lugar. Foto: Rolando Andrade Stracuzzi.Paella de El Puentecito, uno de los platos típicos del lugar. Foto: Rolando Andrade Stracuzzi.

El Puentecito, «Sitio de Interés Cultural de la Ciudad»

El emblemático bodegón no es solo un restaurante; es un ícono porteño que celebra su aniversario cada 20 de noviembre con la misma esencia que lo mantuvo en pie por siglos. De hecho, la Legislatura porteña lo declaró «Sitio de Interés Cultural de la Ciudad» en 2019.

El paso por este lugar de grandes personajes de la historia argentina le dieron ese título. Pero, además, hubo un tiempo en el que El Puentecito permanecía abierto las 24 horas. Cuenta la leyenda que en ese momento el lugar fue testigo de cómo se rompió un récord Guinness: un cliente habría pasado más de 30 horas desayunando, almorzando y cenando sin irse a su casa.El icónico bodegón fue testigo de hechos históricos argentinos. Foto: Rolando Andrade Stracuzzi.El icónico bodegón fue testigo de hechos históricos argentinos. Foto: Rolando Andrade Stracuzzi.

Este icónico bodegón transporta a sus comensales a otra época con una ambientación que evoca la esencia más pura de la gastronomía porteña. Cada detalle está meticulosamente cuidado para brindar una experiencia única: las mesas, vestidas con impecables manteles blancos y elegantes cobertores de cuero, se combinan con vajilla de otro siglo y sillas estilo Thonet, un clásico del diseño que refuerza el aire nostálgico del lugar.

Cuánto cuesta y cómo es la experiencia gastronómica que recorre Argentina

Fuente: IProfesional – En febrero, restaurantes de distintas regiones ofrecerán menús especiales dentro de la Ruta del Agua de Alta Montaña. Así es la iniciativa.

Este verano, los viajeros que recorren Argentina tienen una nueva propuesta para hacer turismo enológico y gastronómico. La Ruta de Agua de Alta Montaña, una iniciativa que combina gastronomía regional, maridajes con vinos seleccionados y agua de alta montaña. A lo largo de febrero y hasta principios de marzo, el evento tendrá escalas en la Costa Atlántica, la Patagonia, Buenos Aires y Mendoza, con restaurantes que diseñaron platos específicos para la ocasión.

«Buscamos propuestas que ofrecieran una experiencia completa y variada para los asistentes», explica a iProfesional Carolina Santillán, gerente de Marketing & Innovación de Eco Aguas y Bebidas Saludables. «También consideramos la tendencia y el trabajo con productos de cada zona, así como la presencia de un cocinero o empresario gastronómico al frente, que fuera un gran comunicador de su producto», agrega.

Un recorrido por los sabores argentinos

La iniciativa comenzó el 3 de febrero en la Costa Atlántica, con la participación de restaurantes Socarrat Miramar, Olivo en Pinamar y Albufera en Mar Chiquita, donde se ofrecieron preparaciones basadas en arroz, pescados y mariscos. En Mar del Plata, Corte y Confección presentó un lenguado con alcaparras y polvo de aceitunas. En Chapadmalal se sirvió una paella de mar y montaña con alioli de ajos ahumados y curry salvaje. Hasta el 9 de febrero, la ruta continuará en la costa con más experiencias gastronómicas que combinan el agua de alta montaña con la cocina local.

A partir del 10 de febrero, la Ruta del Agua se trasladará a la Patagonia. Allí, la trucha y el cordero, dos productos emblemáticos de la región, estarán en el centro de la propuesta.»Buscamos opciones que reflejaran la identidad de cada restaurante y que incorporaran ingredientes típicos de cada región», comenta Santillán. En Bariloche, el restaurante Brazarte presentará una trucha con pesto de tomates secos y espuma de yemas ahumadas. En Neuquén, Saurus (de la Bodega Schroeder) y La Toscana ofrecerán platos que van desde una ensalada reliquia con mozzarella fresca hasta una raclette con papa aplastada, huevo a la chapa y panceta crocante. En el Hotel Traful, en Villa Traful, la propuesta incluirá empanadas de trucha en masa de harina ñaco y un goulash de ciervo, un plato que fusiona tradición europea con ingredientes locales.

En la tercera semana de febrero, Buenos Aires se convertirá en el epicentro de esta travesía culinaria. Ajo Negro se sumará con navajas patagónicas preparadas sobre su balba y gremolata de almendras, en un guiño a la soberanía del Mar Argentino. Raix incluirá un gazpacho de tomates reliquia y empanadas de cordero braseado. En tanto, Fico presentará mollejas a las brasas con crema de verdeo, mientras que Carmen Pasta deleitará con tortelli de hongos ahumados y beurre blanc de Chenin. Treintasillas y Farid también participarán con platos que exploran la riqueza del agua y la gastronomía argentina.

El recorrido finalizará entre el 24 de febrero y el 2 de marzo en Mendoza, en coincidencia con la Fiesta de la Vendimia. En la región cuyana, los restaurantes participantes ofrecerán menús por pasos que resaltan la identidad de la Cordillera de los Andes. Entre las propuestas se destacan Dante, de la Bodega Dante Robino, Chirivía en Potrerillos, Centauro y Flor del Desierto, en Ciudad de Mendoza. Centauro presentará su menú «Puente del Inca», con gyozas rellenas de choclo, ajíes lactofermentados y pochoclo agridulce, mientras que Flor del Desierto apostará por un chorizo artesanal de trucha con fermento de vísceras, inspirado en el garum romano.

Más allá de la variedad de platos y maridajes, la Ruta del Agua busca destacar el rol del agua pura de montaña en la gastronomía de alta gama. «Queremos que los consumidores conozcan la importancia y el impacto que tiene la calidad y las características técnicas del agua en una experiencia gastronómica», señala Santillán.

La propuesta cuenta con el respaldo de la Escuela Argentina de Sommeliers y los menús tendrán un costo aproximado de $45.000 por persona, según la experiencia y el maridaje ofrecido en cada destino.

Con foco en el turismo enológico y gastronómico,la Ruta de Agua de Alta Montaña busca consolidarse como un evento anual para los amantes de la gastronomía argentina.»Creemos que esta iniciativa llegó para quedarse. Nos encantaría llegar a todas las regiones para poder seguir celebrando la conexión entre la alta gastronomía y la pureza del agua de alta montaña», concluye Santillán. 

Cocina de mar: Las novedades de esta temporada en Mar del Plata

Fuente: La Nación – “La Feliz” suma atractivos espacios para comer ricos mariscos y pescados: tres de las aperturas más recientes que vale la pena descubrir.

Más allá de las playas y la vibrante movida que genera cada verano, Mar del Plata es el símbolo de la cocina argentina que rescata la cultura de mar. Gracias a la nueva generación de cocineros que apostó a la calidad y a poner en valor los recursos pesqueros, la gastronomía marplatense vive una etapa de plenitud.

En Mar de Fondo trabajan las piezas capturadas en el día. Besugo, palometa, corvina, pejerrey, pescadilla, palometa, son algunas de las variedades que el mar ofrece en esta época del año cerca de la costa.
En Mar de Fondo trabajan las piezas capturadas en el día. Besugo, palometa, corvina, pejerrey, pescadilla, palometa, son algunas de las variedades que el mar ofrece en esta época del año cerca de la costa.Florencia Dipardo

La pesca artesanal abre camino en la cocina, con un concepto que va más allá de una manera de producir alimentos con técnicas de bajo impacto. Es realzar la cultura local, con sus sabores y acciones que se enlazan con un ciclo productivo y la recuperación de la tradición pesquera. En este contexto encontramos cocineros que se embarcan y trabajan la pesca: limpian y filetean cada una de sus piezas capturadas al tiempo que deciden qué preparaciones le van mejor para sus trofeos obtenidos en el agua. Una trazabilidad que se exhibe con orgullo. Del mar al plato.

Faro Norte

Giorgio Benedetti es un periodista de vino y desarrollador de marcas de bodegas que se asoció a los creadores de Proyecto Pescado para desarrollar este nuevo proyecto.
Giorgio Benedetti es un periodista de vino y desarrollador de marcas de bodegas que se asoció a los creadores de Proyecto Pescado para desarrollar este nuevo proyecto.Gentileza Faro Norte

Es la apuesta fuerte de la temporada. Lo que comenzó con una ampliación de una casa se transformó en un restaurante con pesca artesanal, huerta orgánica propia, vinos de colección y cristalería de lujo. “Yo vivo aquí hace 10 años y compré el lote de atrás de casa para hacer un quincho porque soñaba con un espíritu festivo, verlo lleno de gente comiendo y chupando vino” cuenta Giorgio Benedetti, periodista de vino y desarrollador de marcas de bodegas. Unos años después, Giorgio conoce a los chicos de Proyecto Pescado y generan una conexión. “Descubrí que teníamos muchas coincidencias, especialmente en el tema de la pureza, el respeto y el cuidado del mar”. Así fue como comenzaron en esta aventura.

El nombre del restaurante remite a su ubicación, en un barrio tranquilo fuera del circuito turístico de Mar del Plata. Quien acompaña a Giorgio en este proyecto es Facundo “Rolo” Maroñas, integrante de Proyecto Pescado, un grupo de cocineros que comparten la cultura de abastecerse con pesca de anzuelo. Ellos se embarcan en las costas cercanas (kayak o bote), capturan con anzuelo, limpian con agua de mar y cocinan la pesca.

Siempre hay pescado a la parrilla, sashimi o tiraditos. Anchoa de banco, besugo, pez limón, chernia, mero y otros son protagonistas en el menú por pasos.
Siempre hay pescado a la parrilla, sashimi o tiraditos. Anchoa de banco, besugo, pez limón, chernia, mero y otros son protagonistas en el menú por pasos.Gentileza Faro Norte

La carta de Faro Norte es dinámica, se va adaptando a la pesca y a lo que provee la huerta orgánica que armaron en el jardín del restaurante. “Tenemos kale, zapallitos, zanahorias, tomates, verdes, morrones… lo único que compramos es ajo y papa”, dice Giorgio. Hay algunos platos fijos como la manteca de garum para la recepción, el caldo con miso; y siempre hay pescado a la parrilla, sashimi o tiradito. Anchoa de banco, besugo, pez limón, chernia, mero y otros son protagonistas en el menú por pasos.

“Cuando no hay pesca no se abre, eso quedó claro desde el principio”, dice Rolo y asegura que el gran desafío como cocinero es utilizar absolutamente todo lo que el pescado brinda: “usamos desde las cabezas a la parrilla, aletas al horno de barro, fermentamos las vísceras, hacemos paté de hígados, las ventrescas las utilizamos para los rellenos de las pastas; de esa manera logramos que el público pruebe las mil facetas y sabores del pescado”.

El moderno salón de Faro Norte. Cuando no hay pesca, no abre.
El moderno salón de Faro Norte. Cuando no hay pesca, no abre.

Al panorama tentador se suma la figura de Giorgio con su cava donde habitan más de 7 mil botellas, muchas joyitas de su colección privada con etiquetas nacionales e importadas. Para potenciar el disfrute del vino, cristalería de máxima calidad.

Sánchez de Bustamante 3548, Mar del Plata. Abre todos los días a las 20.30.

IG: @faronortemdq

Se embarcan en las costas cercanas, en kayak o bote, capturan con anzuelo, limpian con agua de mar y cocinan la pesca.
Se embarcan en las costas cercanas, en kayak o bote, capturan con anzuelo, limpian con agua de mar y cocinan la pesca.Gentileza Faro Norte

Mar de Fondo

Volver de la playa y disfrutar del final de la tarde con platos elaborados con la pesca del día es un programón para los amantes de la cocina de mar. Federico Muro es chef y un entusiasta de la pesca desde que era niño. Vive a pocos metros de la playa y todas las mañanas sale en kayak con su caña en busca de producto para su cocina. Besugo, palometa, corvina, pejerrey, pescadilla, palometa, son algunas de las variedades que el mar ofrece en esta época del año cerca de la costa.

Federico Muro es chef y un entusiasta de la pesca desde que era niño. Vive a pocos metros de la playa y todas las mañanas sale en kayak con su caña en busca de producto para su cocina.
Federico Muro es chef y un entusiasta de la pesca desde que era niño. Vive a pocos metros de la playa y todas las mañanas sale en kayak con su caña en busca de producto para su cocina. Florencia Dipardo

Con la pesca limpia, llega al chiringuito que montó este verano en el patio del restaurante Melchora, frente a la rotonda del Faro, y se alista para preparar crudos: tiraditos, curado (que sale con taco de arepa), tartar (con tomate concasse, mostaza antigua, palta, verdeo, cebolla morada, yema de huevo y alcaparras), ceviche y un grenobloise (con oliva, jugo de limón, alcaparras y crotones tostados en oliva y nuez moscada, manteca clarificada, perejil picado, cristales de sal y brotes). Fuera de carta suele elaborar sashimi o nigiri. “Estar comiendo el pescado que estaba nadando a la mañana es un flash y la gente flashea”, dice el cocinero marplatense quien lamenta los días en que las condiciones climáticas no están aptas y tiene que cerrar.

En Mar de Fondo las preparaciones salen en platos ecológicos, 100% germen de trigo que se pueden comer, se degradan, se puede reutilizar en compost, etc. La porción es abundante y los precios varían entre 15 y 17 mil pesos. Para acompañar, el chef sugiere cerveza bien fría o un vino blanco.

Ofrece tiraditos, curado, ceviche y un grenobloise (con oliva, jugo de limón, alcaparras y crotones tostados en oliva y nuez moscada, manteca clarificada, perejil picado, cristales de sal y brotes). Fuera de carta suele elaborar sashimi o nigiri.
Ofrece tiraditos, curado, ceviche y un grenobloise (con oliva, jugo de limón, alcaparras y crotones tostados en oliva y nuez moscada, manteca clarificada, perejil picado, cristales de sal y brotes). Fuera de carta suele elaborar sashimi o nigiri. Florencia Dipardo

Desde hace años Fede Muro lleva una cocina comprometida con los recursos que ofrece el mar y ha logrado fusionar sus pasiones: la cocina y la pesca. Después de haber pasado por diferentes restaurantes en Catalunia y en Mar del Plata, el presente del cocinero es desarrollar Mar de Fondo, una marca que tiene de logo un besugo, pez que lo representa. “Este es el principio de algo quiero que tenga una continuidad, porque además de estar presente en eventos o hacer catering, , estoy en la búsqueda de una locación para tener un restaurante con mi marca y poder ampliar la carta”.

Diagonal Estados Unidos Norte 1 y la costa (Barrio El Alfar), Mar del Plata. Abre todos los días a las 18.

IG: @mardefondo.fedemuro

“Estar comiendo el pescado que estaba nadando a la mañana es un flash y la gente flashea”, dice el cocinero marplatense quien lamenta los días en que las condiciones climáticas no están aptas y tiene que cerrar.
“Estar comiendo el pescado que estaba nadando a la mañana es un flash y la gente flashea”, dice el cocinero marplatense quien lamenta los días en que las condiciones climáticas no están aptas y tiene que cerrar.Florencia Dipardo

Pescadito

Para quienes ir a la zona del puerto a comer pescado es un ritual, abrió Pescadito, un restaurante con platos de la cocina clásica marplatense pero con el diferencial de que la pesca se cocina a las brasas. “Rendimos homenaje a la riqueza del mar argentino y a la tradición de la cocina al fuego”, dicen los creadores de este restaurante que abrió hace apenas 2 meses.

Fusionar los sabores auténticos de la pesca artesanal con la tradición argentina de las brasas es el concepto de Pescadito.
Fusionar los sabores auténticos de la pesca artesanal con la tradición argentina de las brasas es el concepto de Pescadito.

La esquina de Gaboto y Bermejo del barrio del Puerto fue el escenario para Pescadito, un proyecto de Hugo Chiari y Martín Grisetti; junto a sus hijos Marcos y Cristian desarrollan una propuesta culinaria donde el sabor del mar se fusiona con el fuego.

Pescadito nació como un sueño de fusionar los sabores auténticos de la pesca artesanal de nuestras costas con la tradición argentina de las brasas”, cuentan sus dueños. “Desde sus inicios, la idea fue ofrecer una experiencia gastronómica que honrara la frescura del mar y el calor de la cocina a leña, brindando a los comensales platos sencillos pero llenos de sabor y alma”.

El salón de Pescadito, en la esquina de Gaboto y Bermejo del barrio del Puerto.
El salón de Pescadito, en la esquina de Gaboto y Bermejo del barrio del Puerto.

Para el fuego utilizan quebracho. “La elección de las brasas no fue casualidad. Este método de cocción no solo resalta los sabores naturales del pescado, sino que también conecta con nuestras raíces culinarias”, dice Hugo. “El fuego otorga un toque ahumado único y realza la textura y el aroma de cada pieza, convirtiendo cada plato en una celebración del mar y la tierra”.

El lugar combina tradición y modernidad en un ambiente moderno, con detalles de la Mardel vintage. La carta cuenta con variedad de platos que van desde mariscos, hasta pescados como lenguado, chernia, merluzón, abadejo, salmón blanco, entre otros; con o sin salsa. Entre las especialidades está el besugo con salsa vasca, que resalta la simplicidad y los sabores del Atlántico. La chernia a la manteca negra con papa natural es otro imperdible, al igual que el lenguado con crema verde, que combina suavidad y frescura en cada bocado. La paella valenciana es otro de los platos fuertes del lugar. La carta también incluye arroces, carnes y pastas.

Langostinos frescos, una de las opciones de la carta. “Nuestro compromiso es garantizar que el pescado que llega a la mesa sea fresco, generalmente capturado el mismo día, lo que asegura no sólo la calidad del producto, sino también el respeto por el entorno marino”.
Langostinos frescos, una de las opciones de la carta. “Nuestro compromiso es garantizar que el pescado que llega a la mesa sea fresco, generalmente capturado el mismo día, lo que asegura no sólo la calidad del producto, sino también el respeto por el entorno marino”.

“En Pescadito trabajamos principalmente con pesca artesanal y con anzuelo, priorizando especies locales capturadas de manera sostenible” dice el propietario, y asegura: “Nuestro compromiso es garantizar que el pescado que llega a la mesa sea fresco, generalmente capturado el mismo día, lo que asegura no sólo la calidad del producto, sino también el respeto por el entorno marino”.

Abre todos los días mediodía y noche. Dónde: Bermejo 199, MDP. IG: @pescadito.resto

Desde 1750: cuál es el restaurante más antiguo de la ciudad

Fuente: La Nación – Nació en una esquina, a metros del Riachuelo; por sus mesas pasaron desde Yrigoyen hasta Alfonsín.

Fue en 1750 que este local de Luján y Vieytes abrió sus puertas por primera vez. Cerca del puerto –que en aquella época se encontraba en una boca del Riachuelo–, cuando la zona era un bañado, allí donde Barracas se juntaba con un arroyito, los gauchos se detenían a cargar sus carretas y a tomar unos mates, antes de encarar hacia el sur de la provincia de Buenos Aires.

Dicen que por entonces se tardaba dos días en llegar a Chascomús. Tardes de guitarra y noches de ginebra servían entonces para aminorar las travesías y fueron, justamente, el origen de esta esquina que sigue vigente desde hace tantos años. Fue pulpería, posada, taberna y, desde 1873, se mantuvo como una fonda que sirve clásicos de bodegón porteño. En su carta figuran los platos de siempre y también los que han desaparecido (como caracoles a la bordelesa y tarantela), más algunas incorporaciones que actualizan la propuesta.

Hoy, El Puentecito está en manos de Fernando Hermida, hijo de un gallego que lo adquirió en 1958, exactamente 30 años después de emigrar de la portuaria La Coruña y trabajar en casas gastronómicas icónicas de Buenos Aires. Por supuesto, sumó al menú pulpo a la gallega y otras especialidades de mariscos, como la cazuela y la paella. Se hizo fuerte en los pescados, con su mero a la crema de azafrán. Así, la tradicional cocina de olla de El Puentecito se aggiornó conforme cambió la demanda y la dinámica de la zona: primero fue bien calórica y dedicada a los trabajadores portuarios que le ponían el cuerpo a las tareas cotidianas; luego sació a los empleados de los frigoríficos que llegaron al área, con porciones grandes a precios pequeños. Y hasta llegó a abrir 24 horas para no dejar a nadie sin comer. Finalmente, su público esencialmente masculino y trabajador se hizo familiar y la cocina también se agrandó en este espacio que desde afuera es una casita colonial, y desde adentro es un comedor tan histórico como impecable, con prolijas mesas de mantel enmarcadas por reliquias que hablan de su larga edad.

Fernando Hermida, uno de los dueños, heredó el bodegón de su padre
Fernando Hermida, uno de los dueños, heredó el bodegón de su padreValeria Rotman

–Fernando, ¿este es el restaurante más antiguo de la ciudad?

–Sí, es el que lleva más años en el mismo sitio, desde 1750. Que yo sepa, es el único. Siempre estuvo en la misma esquina: acá es donde nació y acá es donde sigue. Abrió como posta de carretas, con pulpería. Fue posada, fonda, y se fue transformando, creciendo de atrás para adelante. Porque todo lo que hoy vemos restaurado es donde estacionaban las carretas. Hay una matera donde los gauchos descansaban y un patio con 60 metros de fondo, donde encontramos un pozo de agua que usaban para enfriar las bebidas. Esta era una zona de depósitos, el local llegaba hasta 200 metros de acá. En estos galpones se dejaba la mercadería y desde acá también salía, hacia el lado de La Plata, por ejemplo. Acuérdense que acá estaba el puerto de Buenos Aires, que era el del Riachuelo, en La Boca y Barracas, que luego se traslada a Puerto Madero.

Los carteles originales se actualizaron con un letrista
Los carteles originales se actualizaron con un letrista

–Desde el exterior parece una casita colonial…

–Es que lo es. La construcción es original. Con lo que es gauchesco armé un museo que desmonté con la pandemia, ahora las piezas históricas están distribuidas por los salones. Fuimos actualizando los carteles con un letrista, el que dice “El Puentecito”, por ejemplo, es el más antiguo.

En el exterior, la "casita colonial" mantuvo su estructura
En el exterior, la «casita colonial» mantuvo su estructuraValeria Rotman

–Muchos creen que su nombre se debe al puente de madera que quedaba por acá.

–Sí, pero esa no es la razón. En realidad el nombre proviene de la calle, que antes se llamaba Puentecito, lo podés ver en los mapas de la época; luego fue Pedro de Luján. Le habían puesto así porque por acá pasaba un curso de agua que buscaba el Riachuelo, esto era un bañado, no era tan hondo, así que levantaron un puente de madera para que fuera más simple pasar hacia Avellaneda con las carretas y los caballos, para que no se quedaran en el fango. Hubo varios por acá, a algunos se los llevó la Sudestada. Estamos frente al Puente Gálvez, que cobraba peaje por cruzar según la carga y la cantidad de animales; se arruinó con una crecida y se hizo conocido más tarde como el Viejo Puente Pueyrredón.

–El que en 1806 fue incendiado para evitar el paso de los ingleses desembarcados en Quilmes. Años más tarde, Avellaneda se convirtió en un imán de inmigrantes gallegos, entre ellos tu papá…

–Sí, mi viejo vino a los veintipico. Llegó de La Coruña en 1928, allá era marino, el mejor de la flota. Acá trabajó en Harrods e hizo su experiencia gastronómica en la confitería La Giralda y la pizzería Roma de la calle Lavalle. Servía cerveza tirada. También hizo unas changas en el buffet del Parque Retiro, que estaba donde hoy está el Sheraton. Tenía tres trabajos a la vez. En 1958 pasó por esta esquina y vio que una parte del restaurante estaba en venta, quiso formar parte de la sociedad, eran un italiano y una decena de españoles. Dos años más tarde todos quisieron vender en bloque. Pero él decidió quedarse porque acababa de entrar. No tenía la plata para adquirirlo, a pesar de que entonces eran otros valores que hoy nos darían risa: cuando ves La familia Ingalls te das cuenta… hablan de centavos de dólar. Así que salió a buscar parientes y amigos para que fueran inversores. A él nunca le interesó estar en la caja, en El Puentecito fue mozo y fiambrero, era el responsable de que todo saliera bien de la cocina y de preparar los postres.

El salón del bodegón, un día de semana al mediodía
El salón del bodegón, un día de semana al mediodíaValeria Rotman

–¿Qué le aportó Fernando Hermida padre a El Puentecito?

–Fue modificando de a poco la carta, introdujo la crema, como la de verdeo o roquefort. Y un montón de platos, como conejo y ranas. O sea, fue haciendo aportes según fue cambiando la vida del argentino. En un comienzo, este restaurante era mucha comida de olla. Cuando mi papá vino, ese tipo de cocina se servía constantemente, no solo en invierno. En ese momento se hacía puchero todo el año, hoy con este calor, ¿quién te lo come? Antes lo consumían a diario, porque acordate que la mayor parte de la gente de acá era del puerto y trabajaba en los depósitos de Barracas cuando no había maquinaria, era todo a hombro. Se cargaban y descargaban los barcos a pulmón. Necesitaban calorías. Incluso, esto estuvo las 24 horas funcionando. Luego llegaron los frigoríficos. Alguien que trabajara en La Negra [el tradicional frigorífico], por ejemplo, ¿qué iba a venir a comer? ¿Una ensaladita? ¿Un omelette? [risas].

– Bueno, el que hacen de alcauciles es muy celebrado.

–Pero comían puchero, comían un montón.

–Clientes famosos también tuvieron.

–Justo hoy estuvo almorzando Norman Briski. Pasaron jugadores de fútbol, muchos. Alfonsín venía seguido, antes, durante y después de su presidencia. Ahí lo ves en las fotos, lo atendía mi viejo.

Paella, rabas y tiras de asado, entre los platos más pedidos
Paella, rabas y tiras de asado, entre los platos más pedidosValeria Rotman

–Dicen que también vino Yrigoyen.

–Estaba hospedado acá, en el piso de arriba, y desde el balcón dio un discurso el día antes de asumir; cenó en el bodegón.

–¿Qué dirías que hay que probar en El Puentecito?

–A mí lo que me fascina es el marisco y los langostinos, que pueden ser al ajillo o rebozados. La estrella sigue siendo el pulpo, lo vendemos más barato que nadie. Honestamente, no quiero culpar a los demás, pero no sé por qué roban tanto con el pulpo. Acá una porción es un cuarto kilo, o más, a veces solo una pata pesa 300 gramos. Sale con un pimentón bueno, aceite de oliva y la papa al natural. Se cocina durante dos horas: yo no lo hago en la plancha, personalmente no me va ese invento gastronómico nuevo, es como hacer un asado en la cacerola [risas]. Por cierto, la parrilla es otra de nuestras especialidades. Y los pescados también son muy buenos, hay abadejo a la gallega, lisa según la época, también pacú, que lo incorporé yo en la carta.

Los pescados son uno de los fuertes del lugar
Los pescados son uno de los fuertes del lugarValeria Rotman

–Vos, ¿desde qué año venís?

–Yo nací en el 63, tengo 61 años, estoy a cargo del restaurante desde que murió mi viejo, en el año 2006. Claro que vine de chico a ayudar, me encantaba, estaban mis tíos también, que eran de Lugo, había algunos primos. En las vacaciones venía a lavar las copas, a limpiar mejillones. En aquel tiempo era así, algo muy común: te hacían laburar para que vieras lo que era la vida. Muchos de los cocineros que tenemos hoy, de hecho, venían de pequeños a acompañar a trabajar a sus padres. Ese que me saludó, ¿ves?, tiene 55 años y viene desde los 15. Lleva 40 años con nosotros.

La confitería porteña que abrió hace 94 años y compite por tener los mejores sándwiches de miga de CABA

Fuente: Cronista – Un clásico porteño que, a pesar de los años, continúa destacándose por sus irresistibles sándwiches de miga.

 Si sos amante de los sándwiches de miga, no podés dejar de conocer esta confitería porteña que, desde hace 94 años, se ha consolidado como un verdadero emblema de la gastronomía en la ciudad.

Famosa por ofrecer uno de los mejores sándwiches de miga de CABA, es el lugar ideal para disfrutar de este clásico con ingredientes frescos y de calidad, en un espacio que respira historia y tradición.  

La confitería Bristol: 94 años haciendo los mejores sándwiches de miga en CABA

 La confitería Bristol, fundada en 1931 por una pareja de españoles, se ha convertido en un emblema de CABA. Con 94 años de historia en la gastronomía porteña, este local sigue siendo uno de los más populares para disfrutar de sándwiches de miga, elaborados artesanalmente todos los días con ingredientes de primera calidad. 

La confitería Bristol lleva 94 años, siendo un ícono porteño en CABA y sus sandwiches de miga son uno de los mejores de la ciudad. (Foto: Freepik)

Su receta, que incluye un buen pan, jamón natural y queso, es un secreto bien guardado. Además, ofrece la opción de elegir entre dos grosores de pan, lo que permite personalizar la experiencia según el gusto de cada cliente. 

Algunos de los sándwiches más destacados son: 

  • Queso azul con apio, jamón crudo y queso 
  • Queso con palta o remolacha (versión veggie) 
  • Salame de Milán con queso 
  • Queso y huevo

 En sus vitrinas también se pueden encontrar deliciosas medialunas, facturas de manteca y otras exquisiteces, pero sin duda, los sándwiches de miga siguen siendo la estrella del local. 

Los sándwiches de miga siguen siendo la estrella del local, atrayendo a clientes generación tras generación. (Foto: Instagram)

La Bristol: ¿dónde queda la confitería porteña que compite por tener los mejores sándwiches de miga?

 La confitería Bristol se encuentra en Esmeralda 1259, en pleno barrio de Retiro, un punto estratégico de la ciudad.

 Abierta todos los días desde las 8 de la mañana hasta las 20, es el lugar ideal para disfrutar de sus deliciosos sándwiches de miga en cualquier momento del día.

Morozovsky: “Ya no basta con un local lindo y comida rica; la sustentabilidad no es opcional”

Fuente: ON24 – Así lo sostuvo el empresario cordobés, socio de varias marcas gastronómicas con fuerte presencia en Rosario.

La gastronomía tradicional está experimentando cambios en su oferta comercial desde hace unos años, pero, de acuerdo con Freddy Morozovsky, empresario cordobés con larga trayectoria en el sector, muchos de ellos ya se están consolidando.

“La tendencia apunta a superar las vivencias que le ofrecemos al cliente”, afirmó en una entrevista que realizó La Voz del Interior. “Ya no basta con un local lindo y comida rica; las marcas deben tener un propósito claro y llevarlo a fondo”, amplió. En ese sentido, aseveró que “la sustentabilidad ya no es opcional” y consideró que “triunfarán quienes inspiren valores, creencias y emociones que trasciendan la simple venta”

Morozovsky comenzó su vida de emprendedor en el rubro textil y desde allí viró al gastronómico, adquiriendo parte de Rock & Feller´s en el 2001, informó el medio citado. Luego, a partir de su vocación por el desarrollo y posicionamiento de nuevas marcas, creó Johnny B. Good, cuyo local en Rosario logró un fuerte posicionamiento en la esquina de Oroño y Güemes desde mediados de 2012 hasta su cierre, en el año 2020, con la pandemia. De hecho, el empresario indicó que vendieron la marca “hace unos meses” y que los nuevos titulares analizan un relanzamiento.

Además de gestionar otras firmas y cadenas gastronómicas como IDA, La Mona Museo Bar, Matorral Parrilla, Puente, De a Deveras, Black Pan, Juan Bautista y la ya tradicional cervecería Peñón del Águila, que en la ciudad abrió las puertas en 2018 en la esquina de Alvear y Jujuy, Morozovsky se sumó recientemente, según dijo, al Grupo Popular (Pizzería Popular, Lomitería Popular y Milanesería), que actualmente con más de 100 locales de Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil y España, y prevé 50 aperturas más para 2025.

“Siempre me gustó el proyecto (Grupo Popular). Ellos han hecho una expansión muy importante y creo que puedo sumar y aportar en la gestión de las franquicias para consolidar la marca y hacerla global”, adelantó.

Así, consultado por La Voz por el modelo de restaurante que funcionaría mejor en 2025, desde su punto de vista, sostuvo: “Hoy veo dos caminos claros: restaurantes de autor, donde te diferenciás con algo único y atractivo, y conceptos o marcas potentes, masivos y capaces de enamorar a un público amplio, valorando atributos que no necesariamente buscan exclusividad. Y marcas poderosas y cadenas”.