La receta de los negocios: los 10 mandamientos de Narda Lepes

Fuente: La Nación ~ No repetir fórmulas, evitar las reuniones constantes y empoderar a los cocineros son algunas de las claves a las que apela la empresaria gastronómica, que continúa sumando nuevas propuestas de restaurantes y bares.

La gastronomía fue sin duda una de las principales víctimas de la pandemia. De acuerdo a los datos que manejan en el sector, el covid se llevó puesto a uno de cada cinco de los restaurantes que funcionaban en Buenos Aires y más allá de una marcada recuperación que se dió en la última temporada, en la ciudad todavía es fácil cruzarse con locales donde hasta hace poco funcionaba un bar o un local gastronómico y hoy muestra las persianas bajas. En este contexto, el caso de Narda Lepes representa a todas luces una excepción. Sin descuidar su perfil más mediático, la popular cocinera nunca detuvo su planes de crecimiento y demostró una capacidad todo terreno para encarar negocios gastronómicos exitosos en una variedad de ofertas que van desde Lokanta -el restaurante de comida al paso que inauguró en la zona de La Imprenta- o el café de Jazmín Chebar que abrió en Palermo, pasando por el complejo de 15 restaurante al aire libre que ideó en el Campo Argentino de Polo o la nueva propuesta de cocina japonesa que está por lanzar en el Bajo Belgrano.

A continuación los diez mandamientos de Narda Lepes para encarar un negocio gastronómico exitoso.

1. Sabrás leer la época

En la Argentina siempre existe la tentación de pensar que lo ocurre en el país es único y repetible, pero Narda explica que muchos de los problemas que enfrenta la gastronomía trascienden la coyuntura local. “Siempre me interesa mirar con un poco de distancia lo que está pasando y en un punto saber leer la época. En el caso de la falta de personal uno puede pensar que se trata de un problema argentino y que la gente no quiere trabajar por la competencia que significan los planes sociales, pero cuando se indaga un poco más sobre el tema se descubre que las dificultades para conseguir personal también las tiene un restaurante de Copenhague y que no se trata por los planes Trabajar que haya en Dinamarca, sino algo más de época”. Saber leer la época también implica tener una visión más global sobre el negocio, que trascienda la coyuntura argentina. “Hace veinte años, tener el dato de lo que estaba pasando afuera era un valor, pero hoy la información está disponible para todos y lo que uno puede aportar es una mirada más estratégica”, agrega.

2. No repetirás las recetas

Cuando una propuesta funciona, siempre aparece la tentación de replicar el negocio en otra ubicación. Sin embargo, Narda sostiene que repetir la receta no siempre es sinónimo de éxito en la gastronomía y que una de las premisas con las que trabaja en el momento de encarar un nuevo proyecto es ofrecer algún diferencial. “El público no siempre es el mismo y para definir una carta es clave ver el lugar donde vas a trabajar, adaptando la propuesta y diferenciándote de la oferta que ya existe en el mercado. Además, la estandarización de los proyectos nunca termina en buen puerto y al final cuando se trabaja así se termina bajando la calidad o resintiendo la parte humana”

3. Empoderarás a los cocineros

Mucho antes de convertirse en empresaria gastronómica, Narda Lepes dio sus primeros pasos en el negocio trabajando en la cocina de Morizono -uno de los restaurantes emblemáticos de los ‘90- y treinta años después asegura que una de las claves del éxito en esta industria pasa por conocer cómo funciona la cocina (tanto en sentido literal como figurado) de un restaurante. “Me gusta trabajar con cocineros y siempre que puedo, prefiero que un cocinero tome las decisiones y el manejo del negocio porque me parece que da mejores resultados. Además al poner a un cocinero como cabeza de un equipo sé que la visión más integral del proyecto va a estar protegida. Alguien que viene del mundo de los números, eventualmente puede sacrificar algo de la cocina para bajar los costos pero es algo que nunca haría un cocinero”.

Narda Lepes: “Hace veinte años, tener el dato de lo que estaba pasando afuera era un valor, pero hoy la información está disponible para todos y lo que uno puede aportar es una mirada más estratégica”
Narda Lepes: “Hace veinte años, tener el dato de lo que estaba pasando afuera era un valor, pero hoy la información está disponible para todos y lo que uno puede aportar es una mirada más estratégica”Ignacio Sanchez

4. Aprenderás a decir que no

Como celebrity de la cocina, a Narda Lepes le llueven las propuestas de marcas y empresas para asociar su imagen a la de un producto nuevo. Sin embargo, la cocinera asegura que es muy estricta a la hora de elegir con quién trabajar prestando su nombre. “Me costó un montón aprender a elegir en qué proyecto quiero participar y en cuál no. Y si bien en pandemia al final le terminé diciendo que sí a todo lo que me proponían. estoy convencida de la importancia de saber en lo que sos bueno y en lo que no te interesa participar. Mi primer límite es que si se trata de un producto que no consumo, no le hago publicidad. Incluso hay alimentos o bebidas que puedo consumir muy cada tanto pero que tampoco recomendaría. Dicho esto, no tengo problemas en trabajar con empresas, pero lo que más me gusta es el asesoramiento estratégico. Más que sentarme con el gerente de Marketing para ver cómo se puede promocionar un lanzamiento, me gusta trabajar con el equipo de Planeamiento para analizar juntos hacia dónde marcha el negocio o las tendencias gastronómicas que se vienen”

5. Esperarás hasta estar listos

Una tentación muy grande en la gastronomía es acelerar los plazos, aún a riesgo de resignar calidad. Narda explica que a lo largo de tantos años trabajando con todo tipo de socios ya aprendió a convivir con las presiones para apurar la apertura de un local o la presentación de una nueva carta, pero igualmente no minimiza los riesgos que implica apurar los tiempos. “Cuando me contactaron de la marca Jazmín Chebar para hacer su café (ya inauguró la primera sucursal en Palermo) tuvimos que trabajar mucho en la idea y la concepción de su propuesta hasta ver que el producto estaba maduro para salir y uno de los mayores desafíos fue saber manejar la ansiedad y no inaugurar hasta tener bien definida la propuesta. Siempre uno es consciente de la diferencia entre lo que uno se imagina y lo que termina pasando en la realidad. Y a la hora de pensar un proyecto, buscar los 10 puntos muchas veces termina siendo un poco irrisorio. Yo prefiero apuntar de entrada a un 7 sólido y de ahí empezar a subir”.

6. Evitarás la reuniones constantes

Generalmente los proyectos de gastronomía trabajan con el sistema de puntos en el que varios inversores se suman como accionistas, en una tradición que viene de décadas y que tuvo como punto de partida los bares porteños manejados por inmigrantes gallegos. Este modelo societario permite diversificar riesgos pero tiene como correlato que muchas veces las reuniones de los dueños se multipliquen porque a todos los accionistas les gusta dar a conocer su opinión sobre cómo se define la carta o cuál es el uniforme ideal para los mozos. Narda está acostumbrada a avanzar con varios proyectos en paralelo y por esta razón siente una aversión especial al peligro de la reunionitis. “No me gusta vivir de reunión en reunión y solo me gusta participar de la que son realmente necesarias. Si bien estoy convencida que el 70% de los problemas en una sociedad son de comunicación, tampoco me gusta estar todo el día hablando con todo el mundo y no poder avanzar con proyectos más concretos”.

Narda Lepes: "No me gusta vivir de reunión en reunión y solo me gusta participar de la que son realmente necesarias. Si bien estoy convencida que el 70% de los problemas en una sociedad son de comunicación, tampoco me gusta estar todo el día hablando con todo el mundo y no poder avanzar con proyectos más concretos”
Narda Lepes: «No me gusta vivir de reunión en reunión y solo me gusta participar de la que son realmente necesarias. Si bien estoy convencida que el 70% de los problemas en una sociedad son de comunicación, tampoco me gusta estar todo el día hablando con todo el mundo y no poder avanzar con proyectos más concretos”Ignacio Sanchez

7. Apostarás a la gente

La idea de que la gente es lo más importante es un lugar común en el mundo de los negocios pero en el caso puntual de la gastronomía es un poco más que una frase. Narda está convencida que la suerte de un restaurante se juega en gran parte en las personas que están al frente (y atrás) del proyecto. “En este negocio no te queda otra opción que apostar a la gente y ayudarlos para que crezcan. Siempre que aparece una vacante la intento cubrir con alguien que ya está trabajando adentro. Y si se van, me gusta que abran su propio restaurante. Nada me pone más contenta que alguien que trabajó conmigo después emprenda su propio proyecto como pasó con Proper o Labán”

8. No detendrás nunca las búsquedas

A la hora de abrir un restaurante o un café, en la industria aseguran que uno de los mayores desafíos pasa por la elección del personal. “Nosotros tenemos un chat entre cocineros y empresarios gastronómicos entre los que nos recomendamos gente para trabajar. Hoy ese chat está explotado de pedidos de gente para cubrir puesto de bachero o mozo y si alguien pregunta al grupo si otro tiene un buen camarero, la respuesta es una línea muy larga de ‘jajajaja’. Eso hace que estemos buscando personal en forma constante, es una búsqueda que nunca se detiene”. Algo parecido ocurre en materia de locales. Narda explica que a pesar de la ola masiva de cierres de restaurantes, bares y todo tipo de negocios que se vivió en pandemia, no resulta fácil encontrar buenas ubicaciones en Buenos Aires. “Si bien el mercado se depuró bastante con la pandemia, hay que seguir peleándose por las buenas ubicaciones”, explica.

9. Trabajarás mucho (pero respetando los descansos)

Cuando inauguró Narda Comedor en el polo gastronómico del Bajo Belgrano, el lugar abrió como un restaurante tradicional, orientado básicamente al público que iba a cenar. Cuando empezaron a hacer números, Narda y sus socios descubrieron que si querían ganar plata tenían que hacer algunos ajustes -lease recortes de gastos- o sumar más ingresos. “Nunca me gustó ajustar, así que preferí estudiar la posibilidad de bajar costos fijos trabajando más fuerte los desayunos y los almuerzos. Vale la pena usar todo el día para que la gente pueda venir a la mañana o a la tarde, pero sin sacrificar los descansos de la gente que trabaja. En mis locales no hay nadie que haga dos turnos cortados, es decir, que trabaje un poco a la mañana y otras horas a la noche”.

Narda Lepes: "En este negocio no te queda otra opción que apostar a la gente y ayudarlos para que crezcan. Siempre que aparece una vacante la intento cubrir con alguien que ya está trabajando adentro. Y si se van, me gusta que abran su propio restaurante. Nada me pone más contenta que alguien que trabajó conmigo después emprenda su propio proyecto"
Narda Lepes: «En este negocio no te queda otra opción que apostar a la gente y ayudarlos para que crezcan. Siempre que aparece una vacante la intento cubrir con alguien que ya está trabajando adentro. Y si se van, me gusta que abran su propio restaurante. Nada me pone más contenta que alguien que trabajó conmigo después emprenda su propio proyecto»Ignacio Sanchez

10. Te rodearás bien

Narda Lepes explica que uno de los mayores desafíos cuando se está al frente de un restaurante (y más aún cuando se manejan varios negocios a la vez) es no quedar envuelto en el día a día y mantener siempre un espacio para tener una mirada más estratégica. “Si hay algo que no hago es seguir el día a día de los números. No me gusta engancharme para ver porque un día puntual cayó la facturación porque eso me hace perder el foco de la mirada más estratégica del negocio. De última, lo importante es rodearme con un equipo que sepa reconocer rápido cuando aparece una red flag. Siempre necesitas a tu equipo, no podés estar arriba de todo. Cuando un cocinero intenta estar en todo es cuando se termina equivocando; entonces, armar un buen equipo es tu primera responsabilidad”, remarca.

Javier Rodríguez. El chef de El Papagayo, el mejor restaurante de Córdoba, ahora va por el café de especialidad

Fuente: La Nación ~ Cosmopolita y militante del mejor servicio posible, el cocinero que revolucionó la gastronomía cordobesa con El Papagayo y Standard 69, lanzó Shiok, su propio café.

“Por favor, poné que nos gusta trabajar acá en Argentina, que siempre nos ha ido bien. Que podría ir a hacer esto fuera del país, pero nos gusta acá y estamos orgullosos de que nos elijan. Con crisis, con inflación, con pandemia, si pensás en hacer lo mejor que podés, el negocio funciona”, dice Javier Rodríguez, casi como un brindis, antes del primer sorbo del trago con el que comienza la charla en el Papagayo Petit Cafe & Vermouth. Abrió a fines de 2020 en un sector de la casa de dos plantas, reconvertida en agradable café al paso que ofrece pastelería propia, picaditas, vermú (compartimos el rosado de Lunfa, tipo Torino) y, por sobre todo, un momento para la pausa a metros del Paseo Sobremonte, en la zona de Tribunales.

Javier Rodríguez, empresario audaz y chef propietario incansable.
Javier Rodríguez, empresario audaz y chef propietario incansable.

Está ubicado justo enfrente de El Papagayonave insignia de todos sus proyectos que en 2015 revolucionó la gastronomía cordobesa con su menú de pasos (nuevamente elegido como el mejor restaurante de autor por el sitio Circuito Gastronómico) y su particular diseño. Es el más angosto del país, un pasillo de 2,40m de ancho por 32 m de largo, de doble altura y techo traslúcido, del que penden las 1.500 piezas de gres esmaltadas que componen La Bandada, obra del ceramista Santiago Lena, autor también de la vajilla.

El Papagayo tiene capacidad para sólo 34 cubiertos.
El Papagayo tiene capacidad para sólo 34 cubiertos.DIEGO SPIVACOW

El “hueco”, como le llamó el arquitecto Ernesto Bedmar, autor del proyecto y antiguo dueño del local, había sido una antigua servidumbre de paso para las casas de la manzana (mantiene original una pared de ladrillo visto, de 1871) que compró mientras vivía en Hong Kong para convertirlo en un loft, tras visitar varias veces Japón y descubrir el valor que los asiáticos le daban al “pequeño espacio”. Tiempo después, conoció a Javier en Singapur, donde el chef trabajó y vivió varios años, y allí se gestó la idea de El Papagayo.

Bedmar me decía: vos no pienses en la plata, vos intentá que todo lo que hagas sea excelente, y el negocio va a funcionar. Parece una frase, pero es así. Sea un sándwich, un pollo rico o un plato con trufas, intento hacerlo siempre muy bien, mejor que ayer”, afirma.

Sopa fría de espárragos y almendras, con zuchini amarillo, peperina, flores de ciboulette, almendras y aceite de perejil.
Sopa fría de espárragos y almendras, con zuchini amarillo, peperina, flores de ciboulette, almendras y aceite de perejil.DIEGO SPIVACOW

Las 34 plazas, con reservas al mediodía y a la noche, tienen el ticket más caro de Córdoba ($6.900 el menú de 11 pasos, sin bebida). Algunas etiquetas de la cava cuestan seis cifras, y nunca le faltó público.

Adicto al desafío

De jean, camisa blanca y zapatillas, nadie diría en la calle que ese hombre de 39 años creó cinco exitosos locales gastronómicos y los gestiona personalmente todos los días. Javier entra en el café y saluda por el nombre a la barista, y la joven le devuelve el gesto sin ningún protocolo mientras verifican que en el estante estén las últimas variedades de Shiok (expresión que en Singapur significa riquísimo), su propio café de especialidad, para el que importó una máquina tostadora. “Es mi nuevo juguete, soy un adicto a los desafíos”, se ríe.

Javier Rodríguez emplea a 130 personas en sus cinco emprendimientos. Duplicó el plantel en los últimos dos años.
Javier Rodríguez emplea a 130 personas en sus cinco emprendimientos. Duplicó el plantel en los últimos dos años.Gentileza Emanuel Castro

La misma escena cotidiana ocurrió antes con los empleados y cocineros del Standard 69 de Güemes, el barrio “hipster” de la ciudad, donde la propuesta es más dinámica, “comida rica, de acá y de allá”, al mediodía o la noche, con opciones de tapeo para degustar y compartir. Y se repetirá también más tarde en el Standard 69 de Punto W de Villa Warcalde, en la zona noroeste de la ciudad, construido desde cero en plena pandemia, para 130 personas, abierto desde las 8 hasta la una de la madrugada.

En cualquiera de los dos Standard 69, el almuerzo ejecutivo de dos pasos ronda los $1.600, y $1.900 el de tres pasos. “Es otra propuesta, pero el estándar de calidad y la atención y el servicio, es el mismo que el de El Papagayo”, afirma. Simple y elegante, el de barrio Güemes –para 100 personas– fue el primero de Argentina en recibir en 2018 el Prix Versailles al mejor diseño de interiores de Latinoamérica, galardón que otorga la institución entendida en ambientación de tiendas, hoteles y restaurantes del mundo. El proyecto es de Lucía Roland, arquitecta, su mujer, y madre de Mateo. Ella también firmó los planos de Bakery 69, la panadería propia ubicada enfrente que abastece a los locales y vende delicias para llevar.

El Papagayo Petit Cafe
El Papagayo Petit CafeDIEGO SPIVACOW

Tal vez alguna de las 30.000 personas que entran y salen cada día del nuevo Sanatorio Allende, en el Cerro, se enteren por esta nota de que el bar del hospital, Doc Café Restó, lleva el sello de Javier: “Doc es interesante por la escala que propone, en la otra punta de los 34 cubiertos de El Papagayo, y ahí también vale la misma frase. Quien llega con su angustia, preocupación o alegría, que se sienta bien tratado, pueda tomar un café bien servido y coma rico”.

La charla deriva en otro proyecto (más), ya que a fin de mes entran obreros a la casona de Petit Papagayo para tirar abajo paredes del sector aún sin refaccionar y hacer un bar de espumosos, un privado para 20 personas y, en la planta alta, cinco habitaciones: “Necesitamos ampliar la capacidad y la rotación de El Papagayo, y hacer más dinámica y agradable la experiencia”. El plan, con proyecto de Lucía, es ofrecer una opción de 15 pasos, que la gente disfrute los primeros en un living cómodo, se cruce al frente para los fuertes de la cena y pueda luego extender la velada en el bar.

Javier Rodríguez es santiagueño, pero está radicado en Córdoba, donde comanda exitosos locales gastronómicos.
Javier Rodríguez es santiagueño, pero está radicado en Córdoba, donde comanda exitosos locales gastronómicos.DIEGO SPIVACOW

“A la vez, a veces nos piden reservas para 20 personas y no nos gusta armar esa mesa grande en El Papagayo, porque la pareja que esa noche se cruzó la ciudad para venir a celebrar algo en intimidad, llega y se encuentra con una reunión; y no es la idea. Vamos a tener otra cocina en el Petit para poder atender esa demanda en un privado, con el servicio de siempre”, completa. En las habitaciones podrán alojarse quienes vengan desde otras ciudades o quieran pernoctar, y también los chefs que frecuentemente invitan a cocinar. La nueva refacción prevé un acceso independiente para que el Petit Papagayo, que anda muy bien, continúe funcionando como café al paso. Está todo pensado.

Señor café

“Hace 12 años, cuando no se hablaba del café de especialidad, yo planeaba mis viajes en función de las mejores cafeterías de cada ciudad que visitaba”, cuenta Javier. Y en la búsqueda de procurar un café distinto para servir en Córdoba se embarcó en la compra de la tostadora.

La máquina terminó de calibrarse en noviembre y ya está al límite de la producción –1.500 kilos–, con granos provenientes de Kenia, Guatemala, Colombia, Perú o Brasil. Los vende al público y a locales gastronómicos y se sirven en sus locales en la versión expresso, filtrado y también con leche. “Yo siempre me pido uno corto, porque se expresan bien los sabores primarios, a fruta, o el dejo del tostado, y luego uno con leche. Me encanta el café con leche”, dice.

Shiok, el café de especialidad de Javier Rodríguez. Los pocillos, al igual que la vajilla de El Papagayo, son de Santiago Lena.
Shiok, el café de especialidad de Javier Rodríguez. Los pocillos, al igual que la vajilla de El Papagayo, son de Santiago Lena.

Por ahora, Shiokroasters funciona a la vista del público en Villa Warcalde, en el sector de la Tienda 69, donde se venden cositas lindas, como la cerámica de Lena, panes especiados o la remera del local en puro algodón peruano. Pero es posible que pronto el tostadero boutique y todo su proceso sea la atracción de un nuevo local sobre la costanera del río Suquía. Como marca en el orillo, seguramente llevará el 69 como parte de su nombre, que refiere a la numeración de la calle donde está El Papagayo.

Cosmopolita santiagueño

Javier no perdió la calma ni la tonada santiagueña mientras matizó la carrera de gastronomía en Azafrán y la de abogacía con los viajes a Lima, Singapur, Londres, Dinamarca o Australia, para trabajar en los mejores restaurantes como Noma o Tetsuya´s. Ni tampoco cuando se asentó en Córdoba, aunque esto último sea una manera de decir, ya que siempre tiene un viaje pendiente como consultor gastronómico y por gusto. El último fue a Barcelona, donde piensa desembarcar con algún proyecto.

Cocinó para artistas, personalidades y presidentes del G20, pero en el antebrazo se tatuó una empanada (tiene varias “tintas”) en homenaje a su tierra y en agradecimiento a la nobleza de este producto que le permitió transitar la época más brava de la cuarentena, cuando estaban cerrados los restaurantes y vendían empanadas para llevar. Las mejores, claro.

La Bandada, obra del ceramista Santiago Lena
La Bandada, obra del ceramista Santiago LenaDIEGO SPIVACOW

En las distintas empresas, gestiona 130 empleados (duplicó el plantel en los últimos dos años) que van formándose, especializándose y haciendo carrera, y se alegra cuando alguno cuelga el delantal para abrirse su propio camino. En 2020 fue elegido Empresario del año, aunque él prefiere decir que es un cocinero muy observador que devino en empresario para poder hacerlo a su modo y nunca hizo un estudio de mercado: “Yo cocino en El Papagayo, pero también tomo Standard cuando ha sido necesario y me encanta. Es muy difícil y muy divertido sacar muchos pollos ricos todos los días” grafica. “Mi cocina es una extensión de mí en el sentido de que soy una persona flexible y me gusta hacer de todo. Disfruto de hacer bien la gran escala y la especialidad”.

Vive con su familia en un departamento alquilado (”muy bonito, pero no es mío’’) porque antes que una casa propia, habrá otro desafío. Hace dos meses, aunque no parecía necesario, cambió los pisos, el techo y todo el mobiliario de El Papagayo, que cumple 7 años el próximo 5 de mayo. “Para mí es un niño, una criatura que apenas está empezando. Tengo la patología del cocinero dueño del restaurante: no hay final”, asume Javier, que se sabe buen cocinero pero, sobre todo, apasionado del mejor servicio.

En El Papagayo, Javier Rodríguez renovó recientemente pisos, techo y mobiliario.
En El Papagayo, Javier Rodríguez renovó recientemente pisos, techo y mobiliario.Gentileza Belén Mora Leal

Como un sello o una firma, en sus locales siempre hay una manzana verde en el centro de la mesa en señal de bienvenida y hospitalidad. El resto, sorpresa.

Datos útiles. Standard 69, Villa Warcalde. José María Eguía Zanón 9107. Todos los días, de 8 a 01. T: (0351) 707-7780./ Standard 69, Güemes. Achával Rodríguez 244, Galería Barrio, locales 17 y 18. Todos los días de 12 a 16. Domingo a miércoles, de 20 a 24. Jueves, viernes y sábados, hasta la 01. T: (0351) 771-9507./ El Papagayo. Arturo M. Bas 69. Menú de pasos. T: (0351) 425-8689./ El Papagayo Petit Cafe & Vermouth. Arturo M. Bas 72. Lunes a viernes, de 8 a 18.

De Ramos Mejía a Hong Kong: el primer chef argentino en recibir una estrella Michelin

Fuente: Gente ~ El bonaerense Agustín Ferrando Balbi tiene un restaurante de cocina de autor en el continente asiático, a sus 34 años. La historia de su viaje como chef y persona. Por mayo 6, 2022

Agustín Ferrando Balbi es oriundo de Ramos Mejía, al oeste de la provincia de Buenos Aires, y se convirtió en el primer chef argentino en conseguir, en Asia, una estrella Michelin: el Oscar de la gastronomía. La prestigiosa guía creada en 1900 por André Michelin, premia a restaurantes y cocineros de todo el mundo. 

Refleja mi viaje como chef y como persona”, afirma el reconocido chef. Sus primeros sabores, esos que guiaron todos lo demás, provienen de la herencia que le dejara su abuela: “Me crié en Buenos Aires con una abuela de procedencia española (María Dolores “Lola”) que cocinaba como los dioses”.

El chef de bebé y su abuela, en Buenos Aires.

Recordando su sabrosa historia, cuenta: “Cada mediodía, después del colegio, me iba a su casa, que quedaba a dos cuadras de la mía, y me hacía el almuerzo antes de que pusiéramos el programa de Karlos Arguiñano. ¡Nos reíamos tanto viendo cómo cocinaba!”.

“Un gran chef puede salir de cualquier lado”.

Agustín Ferrando Balbi.

“Esa semillita que se plantó ahí, mezclada con los sabores del arroz con leche con canela y el arroz caldoso de pollo, rindió sus frutos. Incluso hay cosas que ella hacía y hoy llevo a mi restaurante. Por tirar un ejemplo, nosotros en Ando no tenemos un menú, es carta blanca. Vos te sentás y no sabés qué vas a comer”, afirma el chef.

Sobre el menú de su restaurante Ando, derivado de su apellido Ferrando y ubicado en Hong Kong, asevera: “Eso genera una relación de confianza porque, al fin y al cabo, comer es un acto súper íntimo. O sea, vos estás poniendo algo dentro de tu cuerpo que lo hizo una persona que no conocés. En la casa de mi abuela sucedía lo mismo, ¡yo no sabía qué iba a comer! Me acuerdo que iba caminando ya pensando en qué me tocaría, ¡y eso me generaba un misterio muy interesante!”.

“A mí no me importa la plata o cuánto voy a cobrar, me importa que el cliente esté feliz”. 

“Obviamente, en ese momento yo no sabía nada, pero después trabajé mucho tiempo en los mejores restaurantes de Japón, con tres estrellas Michelin y toda la pelota, y me dí cuenta de que en muchos el menú lo decidía el chef”, reconoce. Y añade: “Lo que tiene sentido, porque si yo me dedico a cocinar, quedate tranquilo que voy a darte de comer lo que crea que ese día es mejor”. 

Sobre su premiado restaurante, explica: “El enfoque también tiene que ver con mi abuela, ya que cuando yo iba a su casa, su único objetivo era que yo estuviera contento. Ahí no había una transacción, sólo importaba mi bienestar. Y eso lo llevo a mi restaurante. A mí no me importa la plata o cuánto voy a cobrar, me importa que el cliente esté feliz”. 

Su abuela inspiró el plato de la foto. “Se llama ‘Sin Lola’, porque ella falleció hace un par de años. Es el único que nunca sale del menú”, explica el chef.

“La palabra ‘restaurante’ viene de ‘restaurar’, y nuestro trabajo es restaurar estados de ánimo: que vos pongas un pie en el restaurante y esas dos o tres horas con nosotros la pasés tan bien que logres olvidarte de lo que pasó en tu día y salgas con una sonrisa. Ése es el trabajo de un restaurante, y en eso me enfoco, ¡en lo mismo que mi abuela!, y a través de la comida”, cuenta sobre su propósito, relacionado con su historia familiar.

Un talento argentino en Hong Kong

“En Ando somos 24 personas, con un mínimo de diez años de experiencia en el oficio, que atendemos 24 cubiertos por noche. Desde que ganamos la estrella Michelin tenemos dos meses de reservas tomadas por anticipado”, cuenta relajado, porque es algo que afirma que no lo presiona. 

Ferrando Balbi está casado con una mujer japonesa de 33 años, oriunda de Osaka. Tienen dos hijos: Lucas Ren (5) y Emika Sofía (2). “Los nombres combinan el español y el japonés porque ellos son mitad y mitad”.

Sin embargo, reconoce: “La única presión que tengo es la de sobrepasar la expectativa que tiene el cliente que paga por este servicio, que no es barato: sale 250 euros, sin bebida. Un número que puede sonar fuerte en Argentina, pero que es importante no descontextualizar, porque acá todo lo que yo pago –el alquiler, los sueldos y los productos– está en esa moneda”. 

Ferrando Balbi junto a su familia, en Hong Kong.

Ferrando Balbi hace entre cuatro y cinco años que no vuela a nuestro país, pero aún a la distancia conoce los nombres de cada integrante del jurado local de MasterChef Celebrity y además guarda muy buenos recuerdos de Damián Betular. “Con él nos conocimos en un evento cuando yo trabajaba en Estados Unidos, y me pareció un gran profesional y un ejemplo de persona. Y ahora los dos hablamos muy bien del otro”, comenta entre risas. 

– ¿Tuviste que derribar prejuicios por ser sudamericano o argentino?

“No. Para nada. Es que en este nivel un gran chef puede salir de cualquier lado. Todo se reduce a tu práctica, tu técnica y tu habilidad”, responde categóricamente. Y añade: “Igual, si soy sincero, nosotros creemos que somos el centro del mundo, pero de este lado no conocen ni en qué parte del mapa nos encontramos”. 

El premiado chef cuenta: “Saben que jugamos al fútbol, que comemos carne, Maradona, Messi, y dejemos de contar. Por eso acá, como un embajador cultural autoproclamado, estoy tratando de mostrar un poco de lo que hacemos. En el restaurante, por ejemplo, cocino carne importada de Buenos Aires, que sirvo bien rosadita con un poquito de vinagre de jerez, acompañada por un puré de humita con picante japonés y hongos maitake”.

22/12/21

“No sólo eso: estoy empezando a promover el vino nacional, y a veces, con el café, sirvo pequeños alfajores de maicena junto a otros dulcecitos. El toque argentino siempre está, por más que éste no sea un restaurante de allá: lo argentino siempre se encuentra en el medio porque es parte de quien soy. Algo que me parece lindo, casi romántico”, manifiesta desde el corazón.

Sobre su historia, sostiene que “fue un viaje el esfuerzo y el sacrificio que hice para estar acá. Pero hoy puedo decir que soy el primer argentino en recibir una estrella en Asia, que es el continente más poblado del mundo. Y ojalá esto le pueda abrir la puerta a otros y logren ver que Europa no es el único camino”.

De postre, un anuncio inesperado

A las 10:30 AM de Argentina o 21:30 de China, este chef considera que el arte en la cocina sólo se alcanza después de muchos años de práctica. Cuenta que, a futuro, se ve volviendo a su tierra. “No para abrir un restaurante de este tipo, porque en un país donde hay gente que no tiene para comer me da un poco de calor, pero sí me imagino a mis 50 años en un rol más educativo”, explica. 

Quisiera formar profesionales y enseñar la cocina de este nivel. También inspirar a las nuevas generaciones. Ser el profesor que dice: ‘Yo también fui como vos y estuve en un pupitre aprendiendo a cortar una cebolla’. ¡Se puede!”, afirma entusiasmado.

“Cuando salí de Ramos Mejía sabía que era casi imposible ganar una estrella Michelin. Un noventa y ocho por ciento digamos. Pero me jugué por ese dos por ciento y fui por todo”.

Sobre su camino y formación, sorprende con una anécdota: “En 2013, en Japón, trabajé seis meses gratis en Ryugin, el restaurante número diez del mundo, que tenía tres estrellas Michelin. En aquel momento, mucha gente me decía ‘¡¿Cómo vas a ser eso?!’, `¡Es explotación!’, y no sé cuántas cosas más. Pero hoy tengo mi restaurante sin haber puesto ni un peso para abrirlo”. 

“Mi habilidad, forjada a lo largo de los años a fuerza de trabajo, sacrificio y constancia, fue la que permitió que alguien me descubriera y dijera: ‘Este tipo es buenísimo, le voy a abrir un restaurante’. En el momento yo no lo veía, porque la pasé mal, pero hoy no tengo dudas de que todo lo que aprendí fue mi paga, y tuvo mucho más valor que un sueldo”, culmina.

Entrevista y nota print: Kari Araujo
Nota digital: Camila Ceratti
Fotos: Cortesía Ando e Instagram
Agradecemos a Diego Zuccari de Diez Comunicación

Dolli Irigoyen: “Lo único auténtico nuestro es el asado”

Fuente: Clarín Gourmet by Adriana Santagati ~ De Utilísima a MasterChef, se convirtió en favorita de la TV e influencer. A los 70 años, analiza la cocina argentina.

Dolli Irigoyen (70) baja del teleférico del cerro San Bernardo y, aunque lleva el barbijo puesto, las familias que están disfrutando del bellísimo paisaje salteño en esta tarde de otoño la reconocen. Y una nena que no tiene más de siete años la saluda efusiva: claro, es Dolli, la de la tele.

Antes de ser jurado de realities de cocina, Dolli fue una de las primeras rockstars de la cocina televisiva en la época en que el público eran sólo las mujeres que la miraban cocinar en Utilísima. “Con Masterchef  me conocieron también los más chicos”, dice mientras apura el paso enérgica hacia su destino: el restaurante El Baqueano, que en en abril se mudó desde Buenos Aires a la cima del cerro en Salta. 

El día de la inauguración, Dolli fue otra protagonista junto a los dueños del premiado restaurante de San Telmo que se mudó a Salta, el chef Fernando Rivarola y la sommelier Gabriela Lafuente. En la planta baja está la Biblioteca Dolli Irigoyen, la primera bibliotecta pública de gastronomía del país, que ya tiene 500 volúmenes y quiere llegar al objetivo de 5.000 ejemplares.

Dolli llevó varios de los suyos para sumarlos al catálogo. Ha escrito libros, coleccionables, condujo programas de cocina de todo tipo en Utilísima y en El Gourmet, es una referente indiscutida de la gastronomía argentina y una de las cocineras más amadas por el público y más respetada por sus colegas.Dolli Irigoyen con Fernando Rivarola y Gabriela Lafuente en El Baqueano.

Dolli Irigoyen con Fernando Rivarola y Gabriela Lafuente en El Baqueano.

Y también, en estos tiempos modernos, una cocinera influencer: en Instagram la siguen más de medio millón de personas y ella misma cuenta que cuando sube alguna de las recetas que crea y recrea, estallan las interacciones.

¿Sigue cocinando Dolli? Por supuesto. Cocina para ella sola en casa y cocina un montón para sus nietos, y todas las semanas postea alguna de esas recetas en su cuenta @dolliirigoyen. Como la bechamel con espinacas que hizo hace una semana y tuvo más de 250.000 reproducciones. “Recibí 500 mensajes, todo el mundo me decía hizo acordar a mi mamá, a mi abuela”, comenta.

Dolli Irigoyen explica el paso a paso de la receta para preparar espinacas con salsa blanca.

Dolli se toma un alto en la inaguración de El Baqueano para sentarse a conversar con los periodistas. Amable y precisa en buscar cada respuesta, hablará de cómo es ella en su casa, de sus viajes, del legado que ya dejó en la gastronomía y del futuro.

La biblioteca Dolli Irigoyen en El Baqueano 

“Me siento honrada de que me hayan llamado Gaby y Fer para ponerle mi nombre a una biblioteca que va a estar abierta para toda la gente del Norte. Creo que tiene que ver con que yo he hecho un largo camino tratando de poner en valor la cocina argentina, de reconocer los productos regionales y que la gastronomía del interior sea muy creativa pero autóctona”, dice sobre este reconocimiento.

Para la cocinera, cuando el turismo extranjero viene a la Argentina quiere comer una rica empanada, un buen tamal, una sabrosa humita… Pero durante años, los cocineros “no valoraron lo que tenían en la región y querían cosas de otro lugar o de otro país. Creo que Fernando ha hecho este recorrido que también hice yo”.

Pero en los últimos años varios cocineros empezaron a cambiar esa forma de pensar. Y hoy “por suerte vas al interior y descubrís joyitas. Vas a Córdoba y está El Papagayo, o Herencia en Alta Gracia, o vas a la Quebrada y si bien están los bolichitos o restaurantes locales de cocina tradicional andina hay nuevas propuestas que siguen en la búsqueda de poner en valor el producto de la región”.Dolli Irigoyen con Donato, Betular y Martitegui en MasterChef. Foto IG @dolliirigoyen

Dolli Irigoyen con Donato, Betular y Martitegui en MasterChef. Foto IG @dolliirigoyen

Para ella, esta “evolución y mirada mucho más profunda de lo que es la cocina argentina” tuvo un punto de inflexión en el vínculo entre el vino y la gastronomía que se hizo en la provincia de Mendoza.

“Hace 30 años iba a Mendoza y no había ni un solo restaurante que hiciera carne a la masa o empanadas. Ibas a comprar una empanada a lo de una doña en algún barrio. Creo que (Francis) Mallmann puso el puntapie inicial y luego las bodegas siguieron, cada vez más necesitando de la cocina un poco con la mirada en lo que pasa en Australia o en Francia donde cada bodega tiene su restaurante”.Jurado II. Dolli con Betular y Pamela Villar en el último Bake Off. Foto Prensa Telefe.

Jurado II. Dolli con Betular y Pamela Villar en el último Bake Off. Foto Prensa Telefe.

-¿Cómo imaginás que sigue ese camino?

-Esto no para. No hay que imaginarlo. Es un motor que arrancó y que no para porque los resultados son buenísimos. Va a seguir creciendo y cada vez más va a haber más cocineros interesados no sé si tanto en la cocina argentina sino en el producto. La cocina argentina es una cocina de inmigrantes. La Argentina tiene una cocina tan regional de acuerdo a quienes llegaron: si los judios, los arabes, los españoles, los italianos…

Todos vinieron y recrearon una cocina diferente que es la nuestra ahora usando productos locales. Hoy la cocina italiana en Argentina es diferente a la cocina autentica italiana pero le han puesto un sello. O la cocina española… una tortilla es tan argentina como española. Las empanadas vinieron con los árabes. Lo único auténtico nuestro es el asado. Después, todo, todo tiene una vueltita de lo que fue la influencia de las distintas migraciones.

-¿Y a estas nuevas generaciones las ves más creativas en el sentido de tomar el producto?

Hay que centrarse en lo que hay en el lugar. En el 97, 98 asesoré un restaurante que se llamaba La Perdiz. Le pusimos ese nombre porque había un criadero de perdices, cerca de Luján, y mi desafío fue hacer un menú con todos los productos que se conseguían a 30 kilometros de distancia. Y fue absolutamente exitoso: estaba la fábrica de ricota, la huerta, había perdices, conejos. Lo puse en marcha y dejé discipulos.

Dolli habla de sus discípulos. De esas “semillitas que uno fue sembrando”. Cuenta que viaja todo el tiempo cocinando por el país y que hace pocas semanas estuvo en Cariló cocinando por primera vez con uno de esos primeros discípulos, el chef Juan Pedro Demuru. Y habla de cuando ella empezó.

“Todos los jóvenes cometimos el mismo pecado: mirar afuera porque era mejor una trufa o un aceite que venía de Italia que lo que se producía acá. Argentina fue creciendo, o los productores de Argentina fueron creciendo: hoy tenemos aceites de oliva que les ponés la etiqueta y pueden ser italianos o españoles», ejemplifica.

El camino que abrió Dolli Irigoyen la cocina argentina

Dolli tenía un restaurante en Recoleta, cocinaba en la TV y en un momento “no sé qué me pasó, pero dije: ‘Acá hay que aprovechar lo estacional, no es necesario estar cocinando con frutillas fuera de estación cuando tenés peras y manzanas. Y empecé a hablar de estaciones hace 30 años, e hice programas que eran todo un día hongos, el otro peras para enseñarle a la gente que había cinco variedades en Argentina”.Con Osvaldo Gross, en el set de El Gourmet. Foto IG @dolliirigoyen

Con Osvaldo Gross, en el set de El Gourmet. Foto IG @dolliirigoyen

Agradece haberse encontrado con la productora de El Gourmet Karina Castellano, que entendió lo que quería hacer y mostrar. Y ahí empezaron los viajes, esa parte de Dolli que admite, la mayoría de la gente no conoce.

“Hice un programa que se llamaba Cocina regional argentina y recorrí todo el país. En el Sur vimos cómo se capturaba y se procesaba la centolla. Después hicimos otro programa que fue un viaje de investigación en todo el Norte… Llegué a las Salinas, estuve en Iruya… Ahora va todo el mundo, pero había que llegar a Iruya”, apunta.En El Gourmet, con Martiniano Molina, el Gato Dumas y Donato de Santis, en 2002. Foto Archivo

En El Gourmet, con Martiniano Molina, el Gato Dumas y Donato de Santis, en 2002. Foto Archivo

De esos viajes tiene miles de anécdotas que todavía guarda para sí (¿vendrá alguna vez un libro de memorias?) y que “me fueron enriqueciendo y dando fuerza de que el camino era ése”. Elige contar una. Una de las tantas veces que paraba el auto en la ruta y se bajaba para ir a conocer e investigar.

“Estuve en un lugar donde había cinco familias que cosechaban papas. La abuela estaba con los chiquitos cuidándolos, y las mujeres y los hombres estaban cosechando. Tenían diez variedades andinas y eran solo para ellos o el mercado local. Investigué tanto que cuando nos subímos al alto y ya nos íbamos, tuve la gran emoción de que la abuela le dice al hijo que nos llame que ella quería compartir el guiso de papas que había hecho con nosotros. Y nos dio de comer lo que tenían para la noche”.

-Como tuvo esa visión hace 30 años, ¿qué es lo que está mirando hoy Dolli de la cocina argentina?Dolli cocinando en su pueblo, Las Heras, en la Fiesta Nacional de la Pasta Casera en 2011. Foto Archivo

Dolli cocinando en su pueblo, Las Heras, en la Fiesta Nacional de la Pasta Casera en 2011. Foto Archivo

-«Siempre falta. Pero yo cada vez me enorgullezco más de que un cocinero como Gaby (Gabriel Oggero) de Crizia que va y captura las ostras y trae pescado fresco, dice que es uno de los que más jugo le ha sacado a mi libro de cocina argentina. La cocina lo apasionante que tiene es que nunca se termina. Nunca terminas de aprender«, afirma.

«A mí me va a faltar vida para seguir conociendo, investigando, viendo. Yo en mi casa cocino todo el tiempo pero además soy una gran consumidora de ir y ver un producto nuevo, una sal, un condimento. Después se me ponen viejas porque no las termino usando todas, pero por lo menos una vez», se ríe.

La TV, por supuesto, puede contribuir a ampliar el conocimiento del público. Hace unos días, Dolli estuvo como jurado en MasterChef y los participantes tenían que cocinar con productos negros de la naturaleza. En San Francisco, con el chef Gabriel Oggero, el enólogo Matías Michelini y  su hijo Ernesto.  Foto IG @dolliirigoyen

En San Francisco, con el chef Gabriel Oggero, el enólogo Matías Michelini y su hijo Ernesto. Foto IG @dolliirigoyen

«Y alguien se atrevió a hacer algo con api. Le pregunté: ¿sabés qué es el api? No. El api en el Norte es un tremendo alimento, un tipo de maíz que muelen finito y la gente solamente con agua o con leche se lo da a los chicos con la merienda de la tarde. Alguien cocinó con api una receta, pero no tenía ni la más remota idea… a mí me va a faltar tiempo para enseñar y para transmitir«, se lamenta Dolli.

Y recuerda que hace 40 o 30 años se traía del Norte la harina de algarroba para probar cómo funcionaba «porque te hacía recordar el sabor del chocolate y hoy muchísimas chicas pasteleras hacen cosas con algarroba. Es la evolución que yo he visto en los cocineros».

Otra evolución es la de la información. Dolli cree que hay consumidores más informados, porque han viajado y también por el acceso que se tiene a través de Internet. Y, en este sentido, se expresa a favor de la nueva ley de etiquetado frontal pero pide también que haya más información sobre las carnes, la leche y los lácteos. 

“Me parece que es muy importante difundir para que puedas elegir. Lo mismo con la carne. Debería haber en la carnicería o donde vas a comprar algo que te indique esto es feed lot, esto es pastura. Para que vos puedas elegir, así como cuando ves un pollo normal de criadero o un pollo agroecológico», plantea.

Recuerda cuando ella se crió en el General Las Heras y su papá, tambero, todos los días ponía “la cacerola con la tapa y un ladrillo para que los gatos no se tomaran la leche y pasaba el lechero que había ordeñado la vaca con el tarro la jarra medidora y te dejaba la leche a las 6 de la mañana. Yo me crié así”.En el restaurante Relae de Copenhague, Dinamarca. Foto IG @dolliirigoyen

En el restaurante Relae de Copenhague, Dinamarca. Foto IG @dolliirigoyen

Cuando tuvo a sus hijos mellizos, volvió a Las Heras y su papá se fue al tambo cercano de un primo, eligió una vaca saludable y todos los días un familiar o amigo de la familia traía los cinco litros de leche de esa vaca para darles la mamadera a sus hijos. Ese mismo espíritu busca trasnmitir con sus nietos, a quienes les cocina las galletitas, los muffins, “donde yo puedo medir qué le pongo, los huevos son sanos, tiene una buena manteca».

«Es simple, no es que no puedan comer una galletita de paquete, que hay algunas de calidad pero otras tienen ingredientes o excesiva cantidad de grasas insaturadas. La cuestión es saber qué estás comiendo”, insiste.

Cómo es Dolli en el supermercado

Ella se define una consumidora curiosa (dice que lee todas las etiquetas) y observadora.

Me gusta ir al supermercado. Me dicen ‘¿Por qué no comprás por Internet? Yo voy al supermercado, no compro vegetales ni frutas pero hay que ir a comprar el jabón en polvo y el papel higiénico. Y observo qué compra la gente«, sigue.Con Donato y Pedro Picciau de Italpast, en la Feria Masticar 2014. Foto Archivo

Con Donato y Pedro Picciau de Italpast, en la Feria Masticar 2014. Foto Archivo

«Cuando llenan los changos a veces me horrorizo porque llevan diez prepizzas, paquetes de salchichas, hamburguesas, gaseosas, panes recontra elaborados con tanto conservante que te duran 6 meses afuera de la heladera… Y de repente veo gente que elige una burrata, que elige un vegetal, que lleva un pedacito de pescado. Hay gente joven: los jóvenes están desarrollando una cultura de comer más saludable, salir a entrenar, cuidarse y cocinar en casa”.

Cuando viaja se mete en los grandes restaurantes, los bolichitos nuevos, los mercados y (también) el supermercado, decodifica etiquetas y prueba todo.

De los lugares que conoció, no elige una comida porque “la comida de cada lugar es increíble. Si yo me voy a la Quebrada de Humahuaca y me como una empanada de quinoa mirando el Cerro de los Siete Colores, esa empanada va a ser unica e irrepetible: puedo tener la receta y volver a hacerla en Buenos Aires pero no va a ser lo mismo”.

Recuerda “el viaje de investigación de los productos que hice en Italia y entraba a ver cómo se elabora el queso Grana Padano o el aceto balsámico de Modena, y cada producto es un mundo”.En  San Martín de los Andes, con el chef Pablo Buzzo. Foto IG @dolliirigoyen

En San Martín de los Andes, con el chef Pablo Buzzo. Foto IG @dolliirigoyen

Y también la India: «Es increíble, tiene una sabiduría y la belleza, no hay pobreza de espíritu, la gente es feliz. Vive esta vida pensando en que va a tener una vida mejor. Entonces ves a las mujeres con sus saris transportando los ladrillos en la construcción y son reinas caminando con la cabeza alta».

–¿Qué te queda por conocer?

–Uy… ¡Japón no conozco! Conozco Australia, pero no Japón. Y los países nórdicos… Los conozco pero volvería poruqe me parecen extraordinarios. Los lugares, la limpieza, la educación. Están a 50 años luz en ese sentido. Y tienen una gastronomía extraordinaria.

Y, para cerrar, la última pregunta. Ella, intérprete cómo nadie de la foto y la película de nuestra cocina, ¿a qué cocinero o cocinera cree que hay que prestarle atención hoy?

«No te voy a nombrar a nadie. Pero veo cada vez más pasteleras brillantes, haciendo laminados… Hoy entrás en el Instagram de los cuatro o cinco lugares que tienen pastelería y realmente me impresionan: están a la altura de cualquier pastelería de Francia.

Francis Mallmann. “Rey del fuego” y maestro de asadores: “Quiero que mi próximo restaurante sea vegano”

Fuente: La Nación ~ El chef mundialmente reconocido por su cocina de fuego acaba de sacar su primer libro de recetas vegetarianas y cuenta que su próximo restaurante será vegano.

Francis Mallmann habla la lengua del fuego. La que aprendió en la casa de su infancia, en Bariloche, y que, tras un periplo de décadas en las que su nombre y sus restaurantes estuvieron asociados a la gastronomía francesa, recuperó como elemento central y estructural de su cocina. Ese primer golpe de timón, afirma, fue a los 40 años de edad. Entonces comenzó a gestarse esa cocina de fuegos que hoy es su sello y que se resume en sus domos: estructuras de hierro levantadas sobre un círculo de brasas en las que se asan lentamente distintas carnes y vegetales.

Hoy, a los 66, está a punto de dar un nuevo golpe de timón: la tapa de su nuevo libro –Fuego Verde (Ed. Sudamericana)– lo muestra de pie junto a un domo del que solo cuelgan vegetales.

Un domo repleto de verduras y frutas de todo tipo, en la portada de su nuevo libro Fuego Verde
Un domo repleto de verduras y frutas de todo tipo, en la portada de su nuevo libro Fuego Verde

–¿Qué te llevó a escribir Fuego Verde?

–La idea nació hace 4 o 5 años, a raíz de centenares de mensajes en redes sociales de gente muy, muy joven que me decía: “Maestro, nos encanta su trabajo, aunque no comemos carne”. Después de recibir muchísimos mensajes de esos, yo dije: “A este grupo humano le debo algo, les tengo que hacer un libro que sea de fuegos, pero que sea vegetariano y vegano”. Así fue que empezó.

–¿Estás de acuerdo con la idea de que tenemos que dejar de comer tanta carne?

–Yo creo que sí. Además todo el proceso de hacer este libro fue como mirarme en un espejo, mirar todo lo que está pasando alrededor nuestro con más profundidad que antes y ver que evidentemente el planeta necesita un cambio. Yo creo que lo que va a pasar en el mediano plazo es que vamos a comer mucha menos carne y que va a ser requerida una trazabilidad muy seria. De dónde viene [la carne], como lo alimentaron, tomó antibióticos, etcétera. Creo que ese es el camino, y con los pescados va a ser más difícil todavía, porque los océanos están destruidos. No podemos seguir pescando así.

«Si estoy solo generalmente como arroz basmati y ensalada de repollo, que es mi plato preferido»

Francis Mallmann

–¿Vos en lo personal estás en camino de alejarte de la carne?

–¿Vos decís ir a la iglesia a rezar? [se ríe] Estoy comiendo menos carne, también por un tema de salud. Pero todavía no tengo esa ideología activista. Soy una persona grande, he sido criado con carne, me gusta la carne, pero sí siento una necesidad de empezar a hacer cosas para cambiar y que el planeta esté mejor. Todos lo tenemos que hacer.

–¿Abrirías un restaurante vegano?

–Tengo muchas ganas de que mi próximo restaurante sea vegano vegetariano. Que tenga queso, que tenga lácteos, huevos, pero que no tenga animales.

Los espacios abiertos, generalmente patagónicos, suelen ser los escenario de los programas y documentales que relatan la cocina de Francis Mallmann
Los espacios abiertos, generalmente patagónicos, suelen ser los escenario de los programas y documentales que relatan la cocina de Francis Mallmann

–Tus comienzos en la gastronomía estuvieron más asociados a la nouvelle cuisine, y con el tiempo fuiste virando hacia una cocina con menos ornamento…

–Sí, hubo un quiebre en mi carrera cuando decidí dejar esa cocina francesa. Me di cuenta de que tenía 40 años y no podía seguir emulando mis recuerdos del pasado de Francia, y que tenía que encontrar un lenguaje propio. Y ahí fue cuando dije: “Bueno, ¿qué es mi niñez?”. Mi niñez ha estado tan relacionada con los fuegos, con haberme criado en Bariloche, en una casa que era regida por los fuegos. Ahí hice un cambio lento, a los 40. Hoy tengo 66 y han sido 26 años de cambios. ¡Y si miro lo que voy hacer ahora! Porque bueno, yo tampoco puedo pasar de un día para el otro a vegetariano diez restaurantes. Tengo muchos empleados y tengo que cuidar eso. Por eso me gusta la idea de que las cosas nuevas sean veganas.

«Cuando yo tenía 20 años me paraba frente al Río de la Plata y veía si podía llegar a París»

Francis Mallmann

–Siempre hablás de dos características tuyas: la irreverencia y la desobediencia. ¿Son esos tus motores de cambio?

–Y sí, porque si vos mirás en la historia humana, esa cosa de pararte frente a algo que crees que ya no funciona más y decirlo, hacer el cambio, sacarlo así afuera es lo que hace que no seamos fósiles. Si estamos todo el día sentados en un sillón y somos exactamente iguales desde los 20 hasta que nos morimos es una vida muy triste. Creo que tenemos que aprender a evolucionar, a hacer cambios.

–¿Tu irreverencia y tu desobediencia te han generado más enemigos o más amigos?

–Han generado dudas, sobre todo cuando era más chico y dejé la escuela. Desde chico fui muy de enfrentar cosas que no me gustaban, y eso fue duro a lo largo del camino. Perder a mis amigos del colegio porque no me dejaban entrar a la casa porque yo no iba a la escuela, por ejemplo. Pero bueno, es lo que elegí y estoy absolutamente feliz de haber hecho el camino que hice.

Mendoza es actualmente uno de los hogares del célebre cocinero
Mendoza es actualmente uno de los hogares del célebre cocineroMarcelo Aguilar – LA NACION

–¿Ves en las generaciones más jóvenes de cocineros argentinos alguna cuota de irreverencia y desobediencia?

–Sí, sobre todo creo que se ha abrazado nuestras raíces, lo que es muy bello. Cuando yo tenía 20 años me paraba frente al Río de la Plata y veía si podía llegar a París. Eso es lo que quería. Hoy en día los jóvenes quieren viajar, quieren informarse, quieren aprender cosas distintas, pero siento que hay una cosa muy atada a nuestras cocinas regionales, a lo que somos. Eso es un cambio muy importante.

–Los argentinos creemos que sabemos domar el fuego, que todos somos grandes parrilleros. ¿Cuáles son los consejos para cocinar bien con fuego?

–El primer y más importante ingrediente es la paciencia. Es la observación, es el tiempo. Vos no podés jugar con los tiempos de cocción. Podés saber mucho de fuego, estar apurado y decir “corto un churrasquito de cuadril de un centímetro y lo hago vuelta y vuelta a la plancha”. Y va a estar delicioso. Ahora, cuando vos empezás a hablar de piezas más grandes, de pescado, de verduras… la paciencia y la observación son muy importantes. Y lo más lindo es que la cocina del fuego es un lenguaje silencioso, inexplicable. Puedo escribir un libro como el que estoy sacando ahora, donde explico las recetas, pero llega un momento en que vos como lector tenés que pararte frente al fuego, prenderlo, mirar la sartén, la plancha, la parrilla… Tenés que equivocarte, tenés que aprender, porque es un lenguaje que entra a nuestra memoria y a nuestro conocimiento a través de nuestros sentidos: mirar, oler, escuchar, tocar, probar. Cuando ponés sal con la mano llega un momento que de tanta repetición sabés qué gusto da si es un puñado de sal, si son dos o tres. Ese es el lenguaje silencioso que no se puede escribir, y que es bellísimo: el de los oficios.

Y después hay una cosa medio machista con el fuego, que es el hombre el gran asador… ¡un carajo! Se necesitan una intuición y un conocimiento de la fragilidad muy femenino para cocinar bien con fuego. Y eso hay que cambiarlo. Es bueno que los argentinos empiecen a pensar un poco en que hay una femineidad hermosa en el uso del fuego.

–¿Y vos qué encontrás en el fuego?

–El fuego es una cosa innata al ser humano. Creo que está adentro nuestro antes de nacer. Puedo sentar 20 personas delante de un fuego: un cura, un presidente, un escritor, niños… y produce en todos los mismo. Es un silencio ancestral, y eso tiene que ver con nuestra historia: el fuego ha sido muy importante en el hombre, para comer, como seguridad, como cariño, como calor. Ha sido la base del crecimiento del ser humano. Creo que eso es algo que está en nuestra esencia. Y está en todos. No es que tengas que aprender. Vos ves un fuego y reconocés algo sin saberlo, que tiene que ver con miles de años de historia.

–¿Te sigue divirtiendo hacer eventos?

–Sí, me sigue gustando. Me gustan los eventos chicos, los grandes… Es lindo hacer eventos: es una fiesta, un festejo. A pesar de que da mucho trabajo para nosotros, un evento grande es todo logística, todo estrategia. Se me ocurre que debe ser parecido a la guerra, que tenés que planificar todo muy bien, minuto a minuto lo que va a pasar.

Francis Mallmann preparó un asado para 3000 personas en Madrid
Francis Mallmann preparó un asado para 3000 personas en MadridInstagram

–En tus grandes puestas en escena es notable la cantidad de fuego. ¿Cuánta leña llevás a un evento?

–Pienso por ejemplo cuando hicimos el evento de los domos en la Plaza Mayor de Madrid… habremos usado una tonelada y media ó dos toneladas de leña. ¡Pero cocinamos para 3000 personas! Y como la carne y los pescados, hay que tener la conciencia de tener certificación de procedencia la leña que se compra.

–Francis, ¿te cocinás diariamente?

–Sí, si estoy solo generalmente como arroz basmati y ensalada de repollo, que es mi plato preferido. Después de tantas carnes… También me encanta comer pasta con aceite de oliva y limón. Esas son las dos cosas que me cocino. No me pongo a hacerme una comida complicada.

–Los programas y realities de cocina convirtieron a muchos chefs en rockstars. ¿Crees que eso le hizo bien a la gastronomía?

–Creo que le hizo bien y le hizo mal. Sobre todo en la primera década de este siglo, esa enorme competitividad y esa enorme necesidad de innovación que hubo llevó a que una o dos generaciones de cocineros que se criaron sin conocer la historia y las bases de la cocina pegaran un salto y se despertaran en lo molecular. Creo que eso no es bueno para la gastronomía. Conocer y respetar la historia de la gastronomía es lo que te lleva a tener bases para, a partir de los 30 o 40 años, empezar a innovar. Debe haber un respeto hacia las fronteras geográficas y culturales de la cocina. Hoy en día un chico se pone en internet, baja 15 recetas y abre un restaurante tailandés. ¿Qué es eso?

Esos son los puentes que se están cortando, con esta enorme información mediática que hay se sienten capaces de crecer en el camino de la comodidad. Y la cocina no es comodidad. La cocina es que de repente te encontrás frente al wok o a la parrilla y tenés que aprender: te vas a quemar los dedos, te va a salir mal, tenés que estudiar…

Una de las imágenes que ilustran su nuevo libro lo muestran cocinando en un domo veggie
Una de las imágenes que ilustran su nuevo libro lo muestran cocinando en un domo veggie

–¿Los rankings de cocina también alentaron esto?

–Yo denuncié los rankings con una carta en 2011. Creo que son un negocio monstruoso, muy buen negocio, pero me parece que es vergonzoso. En el 2005 o 2006, cuando empezaron, provocaron una vorágine de llevar a todos hacia un acantilado: si no innovabas y no tenías unas frutillas quemadas con un pasto del planeta Marte, ya dejabas de ser lo que eras.

–¿Cuál creés que es tu legado?

–Creo que mi legado está en los probablemente 1000 cocineros que han trabajado conmigo en estos últimos 50 años. Cruzármelos por la vida, uno trabajando con su restaurante en Nueva York, y me siento a comer y le digo: “pero che, esto no tiene nada que ver conmigo”. Y que me responda: “No te preocupes que está, mirá debajo de la lechuga que hay un rasgo tuyo”. Para mí eso es lo lindo, poder juntarme con toda la gente que trabajó conmigo y sentir que hubo una plataforma y que despeguen. Y que muchos de ellos sean hoy mejores que yo. Hay gente que ha trabajado conmigo, y yo he aprendido de ellos más que ellos de mi. Y eso es bellísimo. Ese es mi legado.

Gastón Riveira, de La Cabrera: «No estamos al 100%, pero empezamos a recuperarnos»

Fuente: Perfil ~ El creador de una de las parrillas más exitosas de Buenos Aires y autor de “Recetas argentinas de mi cocina” fue entrevistado por Jorge Fontevecchia, en Radio Perfil (FM 101.9). Habló sobre el panorama gastronómico del país y la recuperación y los desafíos que este lleva a adelante. Mirá la entrevista completa.

Gastón Riveira, dueño y cocinero de la exitosa parrilla La Cabrera, habló en Modo Fontevecchia por Radio Perfil (FM 101.9) y contó el impacto que tuvo la pandemia para su restaurante. “La pasamos bastante difícil”, explicó, y dijo que para recuperarse plenamente será necesario también la recuperación del turismo internacional.

Parece que los restaurantes están experimentando un boom. ¿Esto es así? ¿Están todos llenos?

Todavía no estamos al ciento por ciento, pero empezamos a recuperarnos. No estamos al nivel prepandémico. La pasamos bastante difícil durante toda la pandemia. Por lo menos ese es nuestro caso. No sé lo que la competencia dirá. Escuchaba a un periodista conocido que hablaba también de otro restaurante y que estaban en un récord histórico. En mi caso, todavía no estamos viviendo esa situación.

¿Y a qué lo puede atribuir? ¿A lo mejor su clientela tiene una relación mayor con el turismo y el turismo internacional todavía no se ha recuperado totalmente?

Exactamente. El turismo todavía no está del todo recuperado. La gente todavía para subir al avión tiene algún temor.  Hemos tenido algún mediodía en el que venía algún crucero que nos movía mucho en el restaurante. Eso hoy todavía falta. Imagino que vendrá, pero aún estamos en proceso de recuperación.

¿Y en cuanto a los precios? Hay una sensación de que han subido mucho en el último semestre. ¿Siente que estaban retrasados y recuperaron el valor de antes? ¿Hay una relación entre consumo y precio?

El precio influye en el consumo. Aun así, el restaurante siempre la corre desde atrás y si aumenta,no traslada inmediatamente el precio. Con la diferencia de lo que es la acreditación de la tarjeta ya uno también pierde fácil 28 días. Pero yo soy siempre optimista y tengo fe en que todo cambiará.

Hace poco, funcionarios del gobierno de la Ciudad me decían que dentro de Buenos Aires no se consiguen empleados para los restaurantes. ¿Escucha de sus colegas algo similar?

Sí, es muy difícil conseguir gente y bajar la rotación del personal. La contingencia laboral también es compleja.

Cuando en la contingencia laboral los empleados están en negro, ¿esto se multiplica?

Sí, yo los tengo a todos en regla. Pero por más que uno los tenga así, la contingencia está presente.

Matthew Kenney: “Buenos Aires es ideal para abrir un restaurante vegano”

Fuente: La Nación ~Matthew Kenney es el creador de más de 50 restaurantes plant based en todo el mundo.

Referente de la gastronomía 100% vegetal, no cree que el mundo deje nunca de comer carne, pero apuesta a que haya opciones veggies.

Para ser uno de los más destacados referentes mundiales de la gastronomía vegana, el discurso del chef norteamericano Matthew Kenney es bastante conciliador con quienes disfrutamos de un buen asado o una trucha a la plancha. Al referirse a las bondades de la gastronomía plant based –como la llama– echa mano a términos como “arte”, “placer” o “disfrute”, y lejos de buscar adoctrinar o criticar a quienes no se enrolan en el mundo veggie, los invita a considerar un plato 100% vegetal como opción en la dieta diaria: “No quiero empujar a nadie a que haga nada –dice este chef de 57 años, creador de más de 50 restaurantes, entre ellos Mudrá y Oleada en Buenos Aires–. Para mí como consumidor, de lo que se trata es de disfrutar de una comida rica con la que me sienta bien. Es cuestión de probarla, quizás una vez a la semana, y prestarle atención a cómo uno se siente. Se trata de experimentar y escuchar a nuestro cuerpo”.

Color y estética en los platos de Mudrá
Color y estética en los platos de Mudrágentileza

–¿Cómo te acercaste a la gastronomía plant based?

–Fue un proceso muy gradual que partió de tener un entrenamiento muy tradicional como chef de cocina francesa. Yo tengo dos pasiones: el arte culinario (la comida y el vino), y la salud y el bienestar. Y ya hace unos años me di cuenta de que podía hacer que estas dos pasiones coexistan. Primero me acerqué desde la perspectiva de ser un chef, y encontré algo muy creativo, artístico y versátil, en donde la comida era mucho más excitante y vibrante que la que había estado haciendo. Desde el nivel profesional fue todo un desafío, pero que partió de pensar que esta gastronomía va a ser la que en el futuro domine los platos. Y desde lo personal fue tremendo, ya que desde el comienzo noté el cambio, en términos de tener más energía, mayor claridad, sentirme más liviano, dormir mejor. Toda mi salud general mejoró significativamente.

–Tu cambio en la cocina se reflejó a nivel personal…

–Fue realmente lograr juntar mis dos pasiones. Mi pasión por el bienestar y la longevidad, y el sentirme mucho más entusiasmado de cocinar con vegetales y plantas, lo que me inspiró como chef. Se trató de una suerte de alineamiento para mí.https://7f91889afa610ed4a00eb585b1269a98.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

–¿Cuánto tiempo llevás sin comer proteína de origen animal?

–No he comido carne ni pollo en unos 20 años. Ocasionalmente he comido algo de pescado, pero en mayor medida he sido un consumidor plant based en los últimos 20 años.

Matthew Kenney lleva 20 años sin comer carne ni pollo
Matthew Kenney lleva 20 años sin comer carne ni pollogentileza

–¿Existe alguna diferencia entre gastronomía vegana y gastronomía plant based?

–Bueno, no hay realmente una diferencia. Nosotros comenzamos a utilizar el término plant based porque queríamos destacar el hecho de que estamos cocinando con alimentos completos, con plantas. Y vegano a veces simplemente significa que no incluye productos animales, pero puede tener un montón de ingredientes procesados y químicos. Entonces para mi plant based significa una dieta más limpia y basada en productos vegetales íntegros.

–¿Qué del plant based atrae a la gente? ¿Lo filosófico, la ecología?

–En el pasado se trataba de cosas relacionadas con la salud o con la filosofía, como la sustentabilidad o el proteccionismo de animales, pero en estos días la cocina plant based es la cocina más excitante, y muchos de los mejores restaurantes del mundo están haciendo foco en los menús degustación plant based. Hoy creo que es moda y es arte, pero que también sirve a un propósito de conservacionismo y sustentabilidad.

–¿Los rankings y los certámenes de cocina toman en cuenta a la gastronomía plant based?

– Sí, de hecho, Eleven Madison Park, en Nueva York, que llegó a ser número uno en la lista de los World’s 50 Best Restaurants, hoy es completamente plant based; Geranium y Noma, en Copenhague, que también están entre los top, ahora están convirtiéndose en plant based. Muchos de los mejores restaurantes del mundo están haciendo opciones plant based. Hoy esta gastronomía representa una parte mayoritaria de la escena culinaria.

Oleada, el restaurante de cocina mexicana reversionada como veggie por Matthew Kenney
Oleada, el restaurante de cocina mexicana reversionada como veggie por Matthew Kenneygentileza

–Hay muchas celebridades que colaboraron con eso, ¿no?

–Sí, es una lista muy grande. Desde actores como Woody Harrelson o Alicia Silverstone hasta deportistas como Lewis Hamilton o Serena Williams; e incluso en la moda, son muchos los que han dejado de emplear productos de origen animal. Hoy el plant based atraviesa todas las industrias y todos los mercados.

–¿Tiene algo de generacional esta forma de alimentación?

–Eso es muy interesante, porque en un principio era un público de 25 a 34 años el que era dominante, y un 80% eran mujeres. Ahora, está cambiando: la franja etaria más dominante es 35 a 44, que son los que antes eran más jóvenes, pero al mismo tiempo se suman franjas etarias cada vez más jóvenes, hay nuevas generaciones que están abrazando esta alimentación. Desde que yo estoy involucrado en esto veo que cada año se expande.

–Abriste muchos restaurantes en América Latina, e incluso en la Argentina. ¿Fue difícil ingresar con tu propuesta en una región con una cultura tan afín al consumo de carne?

–No, para nada. Cuando abrimos en Brasil, en los primeros dos días esperábamos no más de 300 comensales y vinieron más que 1000. Y Brasil es el mayor exportador de carne en el mundo. Veo que América Latina está muy receptiva a la gastronomía plant based, y por eso hoy tenemos más restaurantes en esta región que en Europa. Lo que sucede es que en la mayoría de sus grandes ciudades, aun cuando su cultura gastronómica sea conocida por la carne, hay una enorme audiencia para la comida plant based. En toda ciudad con millones de habitantes hay cientos de miles de personas interesadas en comer plant based, del mismo modo en que están interesadas en hacer foco en el bienestar y la salud. De alguna forma, ciudades como Buenos Aires constituyen el medio ambiente perfecto para abrir un restaurante plant based, porque hay una audiencia importante y no hay muchas opciones para ella.

–¿Crees que la caída actual en el consumo de carne es un fenómeno que lejos de revertirse va a seguir profundizándose?

–Sí, pero quiero aclarar que la mayoría de nuestros huéspedes en nuestros restaurantes no son veganos. Simplemente se acercan al plant based como una opción, como podrían hacer lo mismo con la comida japonesa o la comida italiana. Pero que el plant based se esté convirtiendo en una opción mainstream contribuye a reducir el consumo global de productos de origen animal. Ahora, al mismo tiempo pienso que nuestro planeta siempre consumirá productos animales, y lo entiendo, pero en función del crecimiento de la población y la escasez de agua y alimentos, el plant based da respuesta a la necesidad de que todo el mundo tenga comida saludable y fresca disponible. Además, es una comida disfrutable y placentera.

–¿Es una forma de cocina fácil de trasladar al día a día de los hogares?

–Es muy fácil, porque hoy hay tantas opciones de legumbres, frutas y vegetales estacionales. Yo estoy muy ocupado y no tengo tiempo para cocinar en casa, pero en 10 minutos puedo hacer algo que sea fácil de cocinar, sea rico y confortable.

Quién es el chef del restaurante del momento: tiene todas las mesas reservadas por dos meses

Fuente: Clarín Gourmet by Adriana Santagati ~ Julio Báez es el creador de Julia, el local de Villa Crespo que todos quieren conocer. Cómo son sus platos y su historia.

A Julio Báez (36) le gusta contar una anécdota. Cuando tenía un año y medio, se paró arriba de la puerta del horno de su abuela y se tiró la cocina encima. Se quemó con aceite, estuvo seis meses internado, con riesgo de vida. “Como una suerte de destino”, dice. El destino que hoy lo tiene como uno de los cocineros del momento, celebrado por la crítica, sus colegas y clientes.

Julio abrió su restaurante hace dos años y medio. Y Julia, su restaurante, ya es uno de “los” lugares de Buenos Aires. Este pequeño espacio en Loyola 807, Villa Crespo, ofrece cocina de autor y estacional, a la carta y con menú degustación. Abre de lunes a viernes y sólo por la noche. Y con apenas 22 cubiertos disponibles, tiene todo reservado hasta mediados de junio.

Tres datos reflejan el lugar que Julio Báez ocupa en la escena gastronómica local hoy:

  1. En octubre, fue uno de los cocineros elegidos en el ciclo de nuevos talentos argentinos del restaurante Lord Stanley de San Francisco.
  2. Acaba de volver de Noruega donde participó de Comilona, el festival itinerante de cocina argentina que organiza el cocinero Diego Jacquet.
  3. Lo seleccionaron como uno de los 100 candidatos al premio Best Chef Awards, que distingue al mejor cocinero del mundo.

Julio Báez es elogiado por críticos, colegas y clientes. Foto: Fernando de la Orden

Julio Báez es elogiado por críticos, colegas y clientes. Foto: Fernando de la Orden

Cuando esta cronista le pregunta cómo se siente llevando el cartel de uno-de-los-mejores-cocineros-de-su-generación, Julio se ríe, sale de la pregunta difícil y explica por qué Julia es el éxito que es.

La sinceridad. A la hora de trabajar, con el equipo. En cuanto al producto, porque podés comprar berreta y vender caro, pero eso se nota. La honestidad. Si la carne es buenísima y me sale cara la voy a cobrar a un precio justo, no la voy a regalar. Si sos sincero con la propuesta gastronómica y no vendés gato por liebre, no puede fallar«.En Noruega. Julio con el equipo de chefs y sommeliers argentinos que fueron parte del festival Comilona. Foto Instagram Julio Báez

En Noruega. Julio con el equipo de chefs y sommeliers argentinos que fueron parte del festival Comilona. Foto Instagram Julio Báez

De Chacabuco a Mirazur

De su Chacabuco natal, Báez se fue a estudiar Bioquímica a La Plata y terminó cambiando por Gastronomía. Pero su formación clave la hizo en el viejo hotel Sofitel Recoleta de la calle Arroyo.

Allí, trabajó con su gran influencia, el francés Olivier Falchi. “Fue el que más me enseñó. Pero no solo a cocinar sino a ser perseverante. Me transmitió el sacrificio, el valor, la paciencia. Un señor”, dice del chef que ahora está a cargo de un hotel en Aruba.En el Sofitel con el chef francés Olivier Falchi, su gran mentor. Foto Gentileza Julio Báez

En el Sofitel con el chef francés Olivier Falchi, su gran mentor. Foto Gentileza Julio Báez

Falchi le dio una mano enorme: lo ayudó a poder llegar a una pasantía en Mirazur, cuando el restaurante de Mauro Colagreco tenía aún solo dos estrellas Michelin. 

Mirazur me enseñó un montón y me dio una sensibilidad que no tenía. Me hizo saber lo que soy capaz de trabajar. Si puedo hacer esto por un dos estrellas Michelin, lo puedo hacer para mí”, dice sobre lo que, de alguna manera, fue el germen de lo que vendría con Julia. De Colagreco, cuenta que “me trató muy bien. Impone respeto pero fue muy abierto a enseñarme. Así que chapeau”.
Con Mauro Colagreco, durante su pasantía en Mirazur. Foto Gentileza Julio Báez

Con Mauro Colagreco, durante su pasantía en Mirazur. Foto Gentileza Julio Báez

A los dos años de su regreso, el hotel cerró y Julio se incorporó como jefe de cocina en Aramburu Bis, de Gonzalo Aramburu, con las reglas claras de que era algo temporal porque ya tenía en la mira su propio restaurante. Y Aramburu, otro de los grandes cocineros argentinos, “me abrió una puerta enorme. Me dio toda la prensa de la reapertura, en la carta hacía y deshacía lo que quería”, le agradece.
La cocina de Julia. En sus comienzos, eran solo cuatro personas y el chef hacía todo en la cocina. Foto Fernando de la Orden

La cocina de Julia. En sus comienzos, eran solo cuatro personas y el chef hacía todo en la cocina. Foto Fernando de la Orden

Entonces, ya el nombre de Báez empezaba a sonar cada vez más. Y el 10 de julio de 2019 abrió su restaurante: seis meses después del nacimiento de Julia, su primera y única hija, nacía el otro Julia. “Mi abuelo y mi papá se llaman Julio. Abrir en julio fue una casualidad del destino”, dice, la segunda vez que el destino se mete en esta nota.

Qué se come en el restaurante Julia

“El gran salto de un cocinero”, tituló Pietro Sorba su crítica en la revista Viva. En los primeros meses, Julia era, literal, cuatro personas: un bachero, un camarero, una cajera y el cocinero haciendo todo en la cocina. Desde cortar hasta el toque final de las espectaculares presentaciones de Julia.
El crudo de pez limón, uno de los platos que muestra la precisión de la cocina de Báez. Foto Instagram Julia

El crudo de pez limón, uno de los platos que muestra la precisión de la cocina de Báez. Foto Instagram Julia

Pueden ser las flores que componen un cuadro sobre el crudo de pez limón o las láminas de palta que cubren, en una prolijidad obsesiva, la ensalada de pesto blanco y calamar(“La gente viene y dice ‘Quiero ese de la paltita toda cortada’«). En estos casi tres años, también se convirtieron en clásicos el paté con chips de papines fermentados y chutney o el tartar de lomo con nduja, almendras y provolone.
"El de la paltita cortada". La ensalada que es uno de los platos sensación de Julia. Foto: Fernando de la Orden

«El de la paltita cortada». La ensalada que es uno de los platos sensación de Julia. Foto: Fernando de la Orden

El cocinero indie

Pero la verdadera revolución que está haciendo Báez no pasa tanto por lo que sirve en el plato, sino por su visión de la gastronomía.

“Soy un cocinero indie”, se definirá varias veces a lo largo de la charla. En su playlist suenan Aristimuño, Drexler, Conociendo Rusia y las canciones de su hermano, pero el concepto de indie pasa por otro lado. Báez es disruptivo, un rara avis en el mundillo gastronómico.

Por empezar, su restaurante cierra sábado y domingo, los dos días en que la gente más va a comer. “El público que sale en la semana disfruta más de la experiencia”, asegura. Y abre solo por las noches.

Lo que lo determinó estos horarios es la Julia más importante en la vida de Báez: su hija de tres años. No quiere resignar cenar dos noches en casa, ni los fines de semana en familia, ni ir a buscar a Julita al jardín.El restaurante Julia tiene sólo 22 cubiertos. Foto Fernando de la Orden

El restaurante Julia tiene sólo 22 cubiertos. Foto Fernando de la Orden

“Si abriera el mediodía, estaría en el restaurante de las 10 a la 1. Quiero tener una vida. Trabajé mucho en hotelería, muchas horas: fines de semana, cumpleaños, fiestas… Una vez que sos papá se te abre un poco la cabeza. Es tan lindo disfrutarlos y crecen tan rápido”, afirma.

Cierro 15 días en verano para que todos tengamos vacaciones. Trabajamos nueve horas, a lo sumo el viernes que hacemos limpieza en total hacemos 10 horas y media. Eso es ser revolucionario», señala.

Y sigue: «Julia nunca fue color de rosas, al principio éramos cuatro que nos cargamos el proyecto al hombro, el equipo me acompañó un montón. Pero predico con el ejemplo. Siempre tuve claro lo que quería, llegar a esto. ¿Y como llegás a lo que querés? Tachando todas las cosas que no querés volver a hacer”.Julio con su staff: Ramiro López, Sol Peretti, Sabrina Basso, Leandro Agüero y, abajo, Moo Cirlis Belloso y Mercedes Ferraro. Foto: F. de la Orden

Julio con su staff: Ramiro López, Sol Peretti, Sabrina Basso, Leandro Agüero y, abajo, Moo Cirlis Belloso y Mercedes Ferraro. Foto: F. de la Orden

Tachó un solo franco, tachó los fines de semana, tachó trabajar 15 horas. Y, muy importante, marcó con resaltador “brindar mejores condiciones laborales dentro de las posibilidades que uno tiene”.

“Más allá de lo tributario, que sabemos que no ayuda demasiado, ser lo más justo y sincero con el equipo. Es re difícil pero de mínima estar en blanco, que si te enfermás tengas una obra social. Cobrar un sueldo acorde, no le podés pagar a alguien lo mismo todo el año con 50% de inflación. Si al restaurante le va bien, nos tiene que ir bien a todos; si le va mal, nos ajustaremos. Lo principal es ser justo y sincero”, repite.

Julio dice que cuando alguien se mete en gastronomía tiene que pensar que «podés vivir bien, nada más. Te vas de vacaciones 15 días, te querés comprar una pilcha y te la comprás”. Asegura que sabe bien hasta dónde da el restaurante y que su meta es comprarse su casa, no hacerse millonario.

“¿Millonario a costa de qué? –se pregunta–. Todos sabemos en qué termina el estrés. Si abro siete días tengo que contratar más gente, más sueldo, la ecuación es ¿por cuánto? No, me quedo el sábado y domingo en casa y prendo el kamado en el balcón, o me voy a ver a mis viejos”.Báez dice que no quiere ser millonario. Y propone rediscutir los valores en la gastronomía. Foto Fernando de la Orden

Báez dice que no quiere ser millonario. Y propone rediscutir los valores en la gastronomía. Foto Fernando de la Orden

Por todo esto, Julia es un great place to work para los más jóvenes: “Sol Peretti, mi jefa de cocina con la que ya nos entendemos sin mirarnos, dice que sólo se irá abriendo algo propio. Cuando entrevisto a alguien me importa que haya química. Si no sos sincero y buena persona, no me importa si sos un crack con los vinos”.

De su generación, define como sus amigos a Peretti y a Pedro Bargero, el chef de Chila, y a Francisco Seubert, el panadero de Atelier Fuerza, “tiene una sensibilidad increíble y estamos tres meses sin vernos y cuando charlamos coincidimos un montón”.

Toda la filosofía de Báez sobre este negocio quedó expuesta en un comentado posteo que hizo en Instagram hace un par de semanas y que generó que otros cocineros, como Martín Pons, también denunciaran las malas condiciones laborales en el rubro. https://www.instagram.com/p/CapOMXqr1o9/embed/captioned/?cr=1&v=14&wp=471&rd=https%3A%2F%2Fwww.clarin.com&rp=%2Fsociedad%2Fchef-restaurante-momento-todas-mesas-reservadas-meses_0_c9GunRiDtS.html#%7B%22ci%22%3A0%2C%22os%22%3A11151%2C%22ls%22%3A10773%2C%22le%22%3A11145%7D

“No hago nada que no podría hacer otro cocinero sensible –sostiene–. Pensar en la gastronomía como algo más integral, todos lo estamos haciendo: trabajar con buenos productos, agroecológicos, pescado de anzuelo… Pero nos tenemos que centrar también en la parte humana«.

«Entiendo que en emprendimientos más grandes es mucho más difícil, nosotros somos siete y me centro mucho en eso: en la gente, en el servicio, que quien viene a Julia sienta que está en su casa. Y eso se logra con un equipo que crea calidez”, cierra. Quizás esto sea también parte del destino para Julio Báez: empezar una revolución indie y silenciosa que transforme las reglas de la gastronomía.

Dolli Irigoyen y el potencial de la gastronomía cordobesa: “Tiene una riqueza inigualable”

Fuente: La Voz ~ La madrina del Festival Gastronómico Peperina habla sobre los productos típicos de la provincia. Además, revela qué tiene que saber de antemano aquel que quiera dedicarse a la gastronomía.

Alta Gracia. Son las 13.30 del miércoles 13 en el restorán Herencia, casa de cocineros en Alta Gracia. Por la noche se realizará un evento que cuenta con la presencia de la reconocida cocinera Dolli Irigoyen. Los ayudantes van y vienen de la huerta al espacio de comidas y aunque Dolli está por brindar una nota televisiva, está atenta a todo y a todos.

“Sé que revisaste bien, pero allá arriba hay unas más”, le habla a una joven colaboradora que prepara la mise en place para la cena. A su lado, Roal e Ignacio Zuzulich a cargo del restaurante altagraciense, la acompañan y la reciben como parte de la “cofradía” que forman los cocineros en Argentina.

Bake Off, MasterChef, El Gourmet, Utilísima, son sólo algunos espacios que tuvieron como protagonista a una de las chefs más importantes de este país: Dolli Irigoyen.

Con más de 40 años de experiencia, maestra de reconocidos cocineros nacionales, y con un recorrido por los distintos sabores del país, la cocinera se presentará para realizar una clase magistral en el festival Peperina de Alta Gracia el próximo sábado 16 de abril con entrada libre y gratuita.

Dolli Irigoyen es la madrina del evento gastronómico en Alta Gracia (junto con Soledad Nardelli que se encuentra en Europa). “Siento una gran alegría de que se haya vuelto a poner la rueda en movimiento y de que Peperina se haga por sexta vez. Me da mucha alegría venir al interior del país, ver el entusiasmo de la gente, ver la participación de los cocineros, de los restoranes, como todos le ponen el hombro, como todos vienen a estar, a mostrar sus pequeñas reliquias. Venir, aprender, mirar, oler, todo eso a mí me da mucha felicidad””, destacó.

Dolli Irigoyen y la familia Zuzulich, en el restaurante Herencia.
Dolli Irigoyen y la familia Zuzulich, en el restaurante Herencia.

Con su libro Cocina Argentina (que está agotado en este momento), recorrió el país para “recuperar los mejores sabores”, conocer los microemprendimientos y la gente que trabaja en ellos. Para Dolli, a veces en Latinoamérica, no solo en Argentina, las políticas de Estado apuntan a las grandes producciones, y no al microemprendimiento, a defenderlo.

-En ese recorrido por el país, en el caso de Córdoba, ¿qué elegiste y viste como más autóctono?

-Córdoba tiene muchísimo. El maní es uno de los productos más importantes, los aceites, todo eso se exporta al mundo. Hay un maní en especial que es la pasta de maní que recién ahora en Argentina se la empieza a disfrutar a comer con los vegetarianos, los veganos. Antes todo eso se exportaba a Estados Unidos. Traslasierras es un lugar extraordinario de quesos de cabra, tienen un aceite de oliva que salió premiado en el mundo. Ahora, tiene viñedos. El maíz blanco para hacer la polenta. Hace años lo descubrimos y recién ahora se pone en valor este producto. Córdoba tiene además una cuenca lechera súper importante, donde se hacen muchísimos quesos y muchísimo de lo que va a Buenos Aires. Así que, Córdoba tiene una riqueza inigualable.

-En los últimos tiempos estuviste presente como jurado de Bake Off e invitada en MasterChef, ¿cómo vivís esa exposición?

-Desde siempre la gente me reconoce en la calle, te pide una foto. A mí lo que me interesa a través de la televisión es ser absolutamente honesta, tratar de enseñar, que es lo que he hecho en todos los programas anteriores. Ir con el participante y ayudarlo, corregirlo. Siempre me toca hacer un poco el personaje de la estricta, si bien soy estricta en la cocina también nos divertimos. ¿Cómo recibo? Con mucho agradecimiento al que se quiere sacar una foto, al que te quiere hacer una pregunta. La verdad es que hay que agradecer en la vida lo que te devuelve la gente, mucho cariño, gratitud.

-Para aquellos que quieran incursionar en la cocina de nivel profesional, ¿cuáles podrían ser tus consejos?

-Primero es entrar en la cocina y darse cuenta si realmente su pasión es la cocina, porque hay que poner mucho esfuerzo, muchas horas de trabajo, muchos días feriados. Hay que aprender a lavar platos, a pelar papas, cebollas. Si todo eso te sigue gustando, ponerse a estudiar, está bueno hacer una carrera, está bueno practicar en una cocina, practicar en una casa. Ponerse bajo las órdenes de algún buen cocinero. No, uno dos meses y ya se van porque creen que se las saben todas. Si no es ponerle garra, ponerle pasión, agradecer si alguien de una cocina como esta, la de Roal (Zuzulich), te permite entrar. A veces los sueldos son muy bajos porque la gastronomía está mal. No permite pagar mejores sueldos. Es crecimiento y es aprender. Primero darse cuenta, saber que hay que poner muchas horas de trabajo, mucha garra, mucha pasión. Si todo eso existe, estás en una cocina que te va a dar mucha felicidad.

El chef que mudó su premiado y exclusivo restaurante porteño a la cima de un cerro en el norte

Fuente: La Nación ~ El Baqueano, de Fernando Rivarola, que fue elegido el año pasado como el 21° mejor restaurante de América Latina, abrió sus puertas en el cerro San Bernardo, en Salta.

“Los cocineros tenemos que dejar nuestros egos y dejarles el espacio a los productores y a los productos, ellos son las estrellas de nuestro trabajo”, afirma Fernando Rivarola, que protagonizó una movida gastronómica celebrada y arriesgada. Mudó su multipremiado restaurante El Baqueano (número 21 en la lista de los 50 mejores restaurantes de América Latina en 2021) del porteño barrio de San Telmo hacia la cima del cerro San Bernardo en Salta.

El viernes pasado fue la inauguración, que convocó a chefs locales y de todo el país, políticos y productores de tierra adentro. “Es imposible ser sustentables en la ciudad de Buenos Aires; separar residuos no te hace sustentable. Tuvimos que ser obsecuentes con nuestra manera de trabajar: elegimos Salta porque queremos estar cerca de los productores”, reafirma Rivarola. Transgresor y experimentador de los sabores más puros de nuestro mapa, su cocina se hizo conocida en todo el mundo por revalorizar los productos de las ecorregiones de nuestro país.

Fernando Rivarola y Gabriela Lafuente
Fernando Rivarola y Gabriela LafuenteJavier Corbalán – LA NACION

“El Noa es la región más productiva del país, y Salta es una de las provincias más biodiversas”, manifiesta Gabriela Lafuente, socia de Rivarola e ideóloga del desembarco de El Baqueano en Salta. Durante cuatro años viajó dos veces por mes para ponerse al hombro la obra y estar en todos los detalles, mientras Rivarola continuaba al frente de las ollas de El Baqueano porteño, que luego en cuarentena se reinventó como Trashumante, en la esquina de Chile y Bolívar.

“No vine a Salta solo a cocinar, vine a hacer un trabajo de gastronomía como herramienta social”, asegura Rivarola, nacido en San Cayetano y criado en Necochea. Fiel a sus convicciones, en 2007 abrió su local en San Telmo y en 2013 creó Cocineros Sin Fronteras, para afianzar la gastronomía regional argentina, invitando a los chefs más importantes de América Latina para cocinar en su restaurante. Fue un pionero.

Las claves para comprender el camino de Rivarola se reflejan en un menú donde los protagonistas son los productos, quienes los hacen y por último el chef. “El cocinero es un comunicador, un nexo”, sentencia.

Crítico de la realidad gastronómica de la ciudad de Buenos Aires, la mudanza de su restaurante icónico es un hecho pocas veces visto. “Los cocineros no podemos ser estrellas, nunca me gustó el circo alrededor de la cocina; tenemos otra visión”, afirma.

Fernando Rivarola en el flamante restaurante
Fernando Rivarola en el flamante restauranteJavier Corbalán

“Sabíamos que teníamos que mudar El Baqueano hace tres años”, asegura. En la última década, su agenda se completó buscando los mejores productos, lo que lo llevó a recorrer rincones inhóspitos del mapa. “Salta es una provincia muy rica. Usamos mucho sus sabores, así que era lógico que tuviéramos que movernos nosotros hacia ellos”. Así argumenta la decisión de trasladar su restaurante a la cima del emblemático cerro.

Identidad salteña

El cerro San Bernardo forma parte de la identidad salteña. Se accede a su cima por teleférico o por automóvil. El viaje en el teleférico dura diez minutos, y desde ahí se aprecia el porqué a esta ciudad le dicen “la linda”: la arquitectura colonial, el valle en el que se encuentra, los cerros que la rodean. El Baqueano está en la cima. Con paredes vidriadas, sus mesas tienen una vista panorámica de la ciudad.https://www.google.com/maps/embed?pb=!1m18!1m12!1m3!1d28977.323018982046!2d-65.39593035840471!3d-24.789790034754013!2m3!1f0!2f0!3f0!3m2!1i1024!2i768!4f13.1!3m3!1m2!1s0x941bc3872150d647%3A0x20527e4797f2b19d!2sCerro%20San%20Bernardo!5e0!3m2!1ses!2sar!4v1649166098225!5m2!1ses!2sar

“Es más que un restaurante”, reafirma Rivarola. La estructura es inmensa y muy estética. Lafuente cuidó cada detalle. “Me inspiré en todos los restaurantes que más me han gustado en mis viajes”, explica.

Dominan el Vidrio y la madera. En la planta alta está el salón, con solo 40 cubiertos, donde se podrán degustar platos del NOA que costarán entre los 2000 y 3000 pesos. Las dos cocinas y sus brigadas están a la vista. No hay secretos.

La vista de la ciudad de Salta desde el restaurante
La vista de la ciudad de Salta desde el restaurantesantiago Lofeudo

Desde su apertura en San Telmo, Rivarola fue en busca de los productores que trabajan con métodos ancestrales, y en su lugar de origen. Nunca hubo intermediarios. Es lo que hace diferente a El Baqueano. “Es la gastronomía más honesta: pagar a los productores el precio que ellos fijan, ayudarlos a darles visibilidad”, puntualiza.

“Lo que siempre sucede es que algunos cocineros se aprovechan de su fama y no les pagan un precio justo —dice—. A veces por ser honesto en el mundo gastronómico, tenés que pagar un precio muy alto.

“Siempre creíamos que la filosofía de El Baqueano tenía que terminar en otro destino que no sea Buenos Aires. Todo el trabajo social que hacemos, no se podía hacer desde ahí”, resume Lafuente.

Papines andinos, quinoa, porotos pallares, legumbres, especias, cordero, pescados son algunos de los productos con los que Rivarola diseña su menú para esta versión norteña de El Baqueano. Tendrá los clásicos que lo hicieron famoso: crudo de llama, carpaccio de llama, trufa andina, el milpa y un plato legendario que produjo devotos: su choripán de pacú. En su indagación salteña halló charcuteros experimentados, como el jamón crudo que produce Cerdo Negro. “No tiene nada que envidiarle al de bellota español”, afirma. Cada pieza llega a cotizar más de 2000 dólares.

Un capítulo aparte, los vinos salteños. “Salta es más que la empanada, que es riquísima, por otra parte”, afirma Lafuente, sommelier. “El futuro del vino argentino está en Salta”, afirma.

Las preparaciones son a la vista de los comensales
Las preparaciones son a la vista de los comensalessantiago Lofeudo

Dos proyectos completan El Baqueano Salta. En su planta baja se inauguró la Biblioteca Gastronómica “Dolli Irigoyen”, la primera de esta temática pública y gratuita del país. “Los estudiantes de cocina, pero también los de las escuelas podrán venir a consultarla”, dice Lafuente. A un costado, hay una sala de conferencias y al lado de los libros, la oficina del Proyecto Milpa. “Es nuestra interpretación de la gastronomía social que queremos para hacer en Salta”, agrega.

“Milpa es una forma de cultivo ancestral donde conviven una biodiversidad de cultivos que enriquece el suelo. Y cada día la tierra es más rica”, sostiene Lafuente. En la práctica, profundizarán el mapeo de productos en las quebradas, los valles y los cerros, pero también en la selva. “La idea es mostrar la riqueza de Salta. Milpa es la herramienta social para que los jóvenes se quedan acá y puedan cultivar y vivir de sus producciones”, dice Lafuente.

El Baqueano se ve desde la base del cerro. En el año 2019 ganaron una licitación con un proyecto que enamoró a los salteños. Tardaron cuatro años en hacerlo realidad. La inauguración fue un evento esperado, donde también recibieron de mano de Yanina Martínez, secretaria de promoción turística de la Nación, el diploma que certifica a El Baqueano como Marca País.

La biblioteca gastronómica
La biblioteca gastronómica

“Vivimos a 4000 metros de altura, y para nosotros es importante que El Baqueano esté cerca”, cuenta con voz pausada Mariano Tolava. Vive en La Quebrada del Toro, y para llegar a su rancho y bajar su producción de papines andinos usa un camino legendario: el del inca. Aquella huella histórica, el Chapaq Ñan, es aún usada por las comunidades de los cerros. “Es el único camino que tenemos”, confiesa. Hay paz en su mirada, acostumbrada a la soledad y al trabajo paciente. Rivarola los fue a buscar, los apoya y no solo les compra su producción, sino que siente entre ellos un lazo de amistad.

A un costado del restaurante está Trashumante Noa, donde todos los productores podrán vender todo aquello que producen. El Proyecto Milpa se encargará de articular esto.

“Celebramos la llegada del El Baqueano”, expresa Betina Romero, intendenta de Salta. “Significa apostar a comunicar un nuevo camino”, agrega. “Gabriela y Fernando vienen a revalorizar Salta y a todo el norte, lo más importante es la transferencia de conocimiento que harán”, afirma refiriéndose al Proyecto Milpa y a la Biblioteca.

“Tendrá un efecto derrame en todos los restaurantes salteños. Nos ayuda a mostrar nuestra riqueza e identidad. Potenciar lo local y hacerlo contemporáneo”, resume la joven mandataría, la primera intendenta en toda la historia de la capital provincial.

La noche de la inauguración del restaurante
La noche de la inauguración del restaurantesantiago Lofeudo

“Me siento reconocida que la biblioteca gastronómica lleve mi nombre”, confiesa Dolli Irigoyen, referente en la cocina de las regiones. “He hecho un largo camino tratando de poner en valor la cocina argentina, de reconocer los productos regionales, que la gastronomía en el interior del país sea muy fuerte. Creativa y autóctona”, agrega.

Pionera, en 1997 fue la responsable de montar La Perdiz, en Open Door, Luján, con un menú con productos que no estuvieran a más de 30 kilómetros.

“Rivarola ha hecho el mismo recorrido que hice hace más de 30 años: cocinar con el producto local y con la estacionalidad”, afirma Dolli.

El Baqueano Salta ya es un hecho. En San Telmo queda ahora Trashumante, con todas las señales gastronómicas de Rivarola. “Soy un antihéroe en el mundo de la cocina”, concluye desde lo alto del cerro.