Por qué Mauro Colagreco, chef del mejor restaurante del mundo, cocina según las fases de la Luna

Fuente: Clarín ~ Las cuatro fases de la Luna guían la nueva cocina del chef argentino Mauro Colagreco, dueño de Mirazur -mejor restaurante del mundosegún el ranking The World’s 50 Best Restaurants 2019- y ganador de tres estrellas Michelin.  

El chef habló de esta nueva búsqueda en su gastronomía en una charla con periodistas argentinos vía streaming desde la ciudad de Menton, en la Costa Azul francesa, donde está ubicado su famoso restaurante y reside junto a su familia. Mirazur, que había tenido que cerrar en marzo por la pandemia de coronavirus, reabrió a fines de junio con una propuesta distinta.

«El menú de Mirazur tuvo un cambio drástico. En las cuatro propuestas de nueve pasos cada uno, no tenemos ningún plato con los cuales llegamos a tener las tres estrellas Michelin. Obviamente está el mismo ADN, pero esto es una forma de buscar nueva energía y reabrir post cuarentena«, expresó, en el contexto del ciclo de entrevistas Cuisine D’Excellence, organizado por Baron B.

-¿Cómo se arma un menú según las fases de la Luna?

-Durante los tres meses de cuarentena, entre marzo y junio, estuve mucho en el jardín, conectándome con la tierra, siguiendo algunos ejes de la biodinámica que desarrolló (el filósofo) Rudolf Steiner. Es una opción a la agricultura industrial que está centrada en el petróleo, en los agroquímicos y en los pesticidas. Todas las culturas de la antigüedad se han basado en el ciclo lunar y su influencia en las plantas.

-Las cuatro formas de la luna son: nueva, llena, cuarto menguante y cuarto creciente. ¿En qué varían sus platos?

-Así como la Luna tiene efecto sobre las mareas, también la tiene sobre las plantas, que están compuestas en un 90 % por agua. Lo que buscábamos antes en el jardín de manera tímida, hoy lo llevamos de manera íntegra a los platos. Las fases, ascendentes y descendentes tienen influencias, como el mar en las mareas. Ciertos días la energía de los platos se va a concentrar más en la raíz, otros en las hojas, o en las frutas.

En nuestro menú cosechamos cuando la energía de la remolacha está en la raíz. Otro producto -como la lechuga- puede ser cuando es el momento de la hoja, o la fruta en otras plantas. También influye el momento de la semilla o de la poda. Cambiar el menú cada uno, dos o tres días, en base a estas fases, es mucho trabajo. Pero permite cerrar el círculo en la experiencia íntegra de nuestros platos.

-¿Todos los productos con los que cocinan llevan el mismo procedimiento?

-En Mirazur tenemos huerta propia. El 60 % de los vegetales que usamos es de nuestra huerta y el 40 % es de agricultores pequeños de la región. A ellos también les hemos pedido seguir el ciclo del calendario lunar, como cortar la lechuga el día justo de la hoja. Es un trabajo super radical que me cambió mucho y me dio la energía de lanzar este barco después de la cuarentena.

-¿Qué otros aspectos contempla la cocina agroecológica?

-Conseguimos certificar Plastic Free, o sea libres de plástico. En un viaje por China tomé conciencia sobre la cantidad de plástico que estaba generando la gastronomía y quise dejar de contribuir con eso. Solamente en un año llegamos a usar 10 mil kilómetros de papel film en un restaurante como Mirazur.

Lo que más nos costó fue cambiar la mentalidad de la gente, los hábitos. Lo último por resolver fueron las bolsas de cocción al vacío. Lo logramos, cambiando este producto por un bioplástico hecho con fibra vegetal. Lo interesante es que después de la certificación nos contactaron más de 200 restaurantes del mundo para obtenerla.

-¿Cómo ha sido la apertura pospandemia?

-En Mirazur servimos 45 cubiertos y tenemos 68 empleados, un empleado y medio por comensal. Teníamos la necesidad de abrir con un mensaje fuerte. Pensábamos en cómo hacer para que la gente disfrute de la experiencia, a pesar del miedo, y llevar de nuevo a la gente a la naturaleza, en medio del gel, los barbijos, el distanciamiento de la mesa… El primer momento, ha sido descontracturar a la gente y que se sienta bien.

Los recibimos con un picnic en nuestro jardín: canasta, mantel de cuadritos, canapés y los dejamos un rato solos para que conecten con la naturaleza. Ha sido un acierto. Tenemos clientes que desde junio han venido varias veces para probar los cuatro menús.

-Propone una vuelta a comer sano, lento y sencillo.

-En el ritmo y la sociedad que hemos construido hemos ido perdiendo una conexión más cercana de la naturaleza. Tenemos que ver que no todo lo que existe es sensible a nuestros ojos. Es un buen momento para generar cambios. La gastronomía debe volver a ser una cocina que alimente y haga bien. En Argentina se está yendo por este camino.

Adriana Martínez: «Hay que disfrutar de los restaurantes en bodegas»

Fuente: MDZ ~ Adriana Martínez es Lic. en Enología. Es la propietaria de Mythos Wines Argentina, y representante de Famille Sylvain Groupe y de Molinas Argentina SRL. Está casada con Roberto y tiene dos hijos, Federico y Gianfranco. Es una viajera nata, por placer y por trabajo; y fanática de la cocina. Sabe disfrutar de la vida, la gastronomía, y por supuesto de los vinos. Fue una de las fundadoras de AMUVA (Asociación Mujeres del Vino de Argentina), presidente por 7 años, actualmente ocupa la vicepresidencia. 

Hoy la entrevistamos en la sección «Soy un food lover» y nos respondió cada pregunta con una excelente predisposición y amabilidad. ¡Ahí va!

Food Lovers: ¿Te definís como un food lover?

Adriana Martínez: -Sí absolutamente!. La buena gastronomía también es emoción y placer.

FL: -¿Cómo surgió tu pasión por la gastronomía? 

AM: -Desde que era chica recuerdo haber coleccionado recetas de cocineros y comprado libros de diferentes estilos. Ahora continúo con esa costumbre ¡pero las guardo en archivos digitales!. En mi casa paterna se hacía todo casero, desde salsas de tomates, dulces y mermeladas de frutas, escabeches, pastas, embutidos. Creo que eso influyó y desarrolló en mí una permanente curiosidad por la gastronomía, que después se transformó en una forma más de expresarme.

FL: -¿Qué te gusta más, comer o cocinar?

AM: -Las dos!. Comer rico es muy importante para mí, soy exigente con la calidad del producto final y sus ingredientes. Me encanta cocinar, soy creativa, probar nuevas formas de hacer una receta clásica, incorporar siempre las especias, jugar con lo dulce, salado y picante. También soy ahorrativa, no desperdicio nada porque creo que siempre se puede transformar lo que sobró del medio día o lo que hay en la heladera. A mi familia la he acostumbrado a valorar el alimento saludable y a probar todo tipo de sabores. 

FL: -En tu tiempo libre ¿preferís salir a comer o quedarte en casa? 

AM: -Ambas, en esta cuarentena he cocinado platos que llevan mucho tiempo y dedicación pero que son puro placer a la hora de sentarse a la mesa. ¡Salir a comer con la familia o con amigos es un excelente plan! Me gusta ir a lugares nuevos y conocer en lo posible al responsable de la cocina, algunas veces he pedido que se acerque a la mesa para felicitarlo y tomar la foto infaltable del plato porque algunos son obras de arte! 

FL: -¿Con qué frecuencia cocinas en casa? 

AM: -Casi siempre, dependiendo de la intensidad laboral que tenga, si no, los que cocinan son mis hijos o mi esposo. Nadie queda excluido y hacen lo que pueden, todos han tenido que  aprender! MI hijo Giani, heredó mi veta culinaria pero con otro estilo y muy bueno también.

FL: -¿Especialidad?

AM: -Las pastas, pescados, arroces, empanadas de distintos sabores ¡y la tortilla de papas!.

FL: -¿Qué te pide tu familia o amigos que cocines?

 AM: -Lasagna casi siempre, si estamos de vacaciones en el mar, mariscos y pescados.

FL: -¿Qué plato te sale mejor? 

AM: -Hay un plato que aprendí hace más de 20 años y que además te pide mucho vino tinto, los espaguetis al aglio, olio y peperoncino.

FL: -¿Cuál es tu plato favorito? 

AM: -Dos: el sushi y la tortilla de papas.

FL: -¿Tu vino favorito? 

AM: -Elijo el vino de acuerdo al momento así que todos pueden ser!, pero tengo cierta debilidad por el Pinot Noir.  En casa tengo una cava con muchos vinos tintos, blancos, rosados, espumosos, de diversos orígenes. Compro y me regalan. Por supuesto mi vino Mythos nunca falta!

FL: -¿Tu producto gourmet favorito? 

AM: -Varios: especias todas las que puedo tener, aceto, salsa de soja y aceites de oliva varietales.

FL: -¿Tu comida chatarra  o golosina favorita?

AM: -Excepto las papas fritas y de vez en cuando, no consumo comida chatarra.  ¡Muero por el helado y el chocolate!

FL: -¿Qué accesorio o utensilio no puede faltar en tu cocina?

AM: -Buenas cacerolas, buenos cuchillos y electrodomésticos que faciliten procesos de elaboración. 

FL: -¿Qué ingrediente no puede faltar en tu cocina? 

AM: -No concibo cocinar sin aceite de oliva virgen extra!. Y obviamente las especias!!

FL: -¿Lugar preferido para comer afuera en Mendoza? 

AM: -Hace muchos años que Mendoza viene destacándose en la gastronomía gracias al enoturismo. Esta actividad le ha dado un impulso muy importante y la ha llevado a perfeccionarse y lograr cierta identidad. Conozco casi todos los restaurantes de las bodegas y cada uno tiene su atractivo y especialidad. 

FL: -¿Qué tipo de comida es la que más te gusta al momento de elegir a dónde salir a comer?

AM: -¡Sin dudas el sushi!

 FL: -¿Cuál es tu destino gastronómico favorito en el mundo?

AM: -Francia es uno de ellos pero no el único, conozco mucho su gastronomía y admiro la inmensidad de sabores que van desde los oceánicos hasta los del continente. Sus quesos que son una gloria, sus carnes de corral, sus pescados y mariscos, y por supuesto sus macarons!

FL: -¿Y tu restaurante favorito en el mundo?

AM: -Difícil, hay tantos!, pero uno que me emocionó y jamás olvidaré se llama Le Caveau des Arches y está en Beaune, en la Borgoña. El dueño nos eligió su mejor mesa: «la de la cocina del restaurante». Pasamos largas horas viendo a los cocineros desplegar su arte, probando casi todo el menú, con los mejores vinos de la cava y en su compañía. ¡Un lujo!! El año pasado volví a ir, es el mejor lugar para comer los escargots o caracoles de la Borgoña con salsa de manteca saborizada, el foi gras de canard y los quesos!

FL: -¿Un plato inolvidable en alguno de esos viajes?

AM: -Hay un pez de mar llamado «vieja» de Santa Cruz de Tenerife, islas Canarias, se prepara entero frito o a la parrilla acompañado de papas arrugadas que son como las rústicas y mojo de cilantro (salsa verde) un plato sencillo y muy sabroso que se come a la orilla del mar en cualquiera de los restaurantes de la isla. Y sin dejar de mencionar a Italia: los espaguetis a la vóngole!

FL: -¿Qué productos gastronómicos comprás en tus viajes para llevarte a casa? (utensilios, especias, libros, etc).

AM: -De todo!! platos, fuentes, moldes de silicona, manteles, libros, más de vinos, muchas especias hasta para regalar, delantales de cocina, destapadores de vino, tengo una colección. ¡Me fascinan las tiendas para el hogar!

FL: -¿Un consejo para nuestros lectores «food lovers”? 

AM: -Que cocinen con los productos que tienen en cada época del año, que traten de comprar en la feria las verduras y frutas por la variedad, frescura y precio. Si les gusta cocinar que lo hagan con los mejores ingredientes que puedan adquirir y prueben siempre sabores nuevos, y si no les gusta, que piensen en platos sencillos pero nutritivos porque la comida es la mejor medicina para nuestro cuerpo. Otra sugerencia es que preparen un menú semanal para organizarse con los tiempos y las compras y sobre todo ayuda a no pensar en qué cocinar diariamente. Si les gusta salir a comer lo hagan en lugares que tengan buen servicio, higiene y buena comida, los hay para todos los bolsillos. En esta época de pandemia, ser exigentes con el cumplimiento del  protocolo y disfrutar de los restaurantes de las bodegas, vivir esa experiencia es de las mejores propuestas que tenemos en Mendoza. Y cuando se pueda volver a viajar que no se pierdan los mercados domingueros de los pueblitos, tienen de todo y además son vistosos!

Fernando Goijman: “Por la pandemia, implementamos acciones que teníamos planeadas para más adelante”

Fuente: FEHGRA ~ El porteño Fernando Goijman fundó Tostado Café Club en 2015. La cadena de cafeterías tiene más de 10 locales que rescatan y agregan valor a un clásico de la cafetería porteña. Ya inauguró un local en Brasil y tiene proyectos de expansión nacional e internacional. Participó del Instagram Live de FEHGRA, Ciclo “Entre Colegas”, espacio donde charló con Daniel Prieto.

El lunes 10 de agosto, en el vivo de Instagram de FEHGRA, se llevó a cabo una charla amena, que tuvo como protagonista al joven empresario gastronómico, fundador de la cadena “Tostado”, que logró posicionarse en los últimos años como un producto con valor agregado y de calidad. Fernando Goijman supo reconvertir y reposicionar a un clásico de la cafetería porteña, un producto ya probado, en una propuesta innovadora, que incorpora ingredientes gourmet y bebidas naturales, y que se monta sobre un escario moderno y que cuida el diseño.

¿Cómo fue el proceso?, consultó Daniel Prieto, empresario gastronómico y coordinador de la Región CABA de FEHGRA, quien llevó a cabo el rol de entrevistador: “Me tomó un par de años. Comenzó con algunos viajes, que me dieron muchas ideas y surgió el concepto completo, y la meta de generar algo propio, con un diferencial importante”, dijo Fernando Goijman, quien inició su experiencia en el sector a los 20 años, cuando inauguró su primer restaurante. Agregó: “El tostado era muy consumido, pero nadie se había adueñado del producto, como sí había sucedido con la pizza, el café, la empanada o el sushi”. Describió a su emprendimiento como una cadena con dinámica de fast food, con diferencial en el tipo de propuesta y de servicio: “que está en sintonía por dónde va el mundo”.

El concepto

El primer local que inauguró ocupa una esquina porteña típica sobre la avenida Córdoba y Paraná. Dijo: “Antes de identificar el local, contraté a un chef, un arquitecto, diseñadores y pensé en un sistema que me permita crecer”. ¿No fue la ubicación?, preguntó Daniel Prieto, asombrado, refiriéndose a la regla clave, hasta ahora, para cualquier emprendedor que busque inaugurar un negocio de este tipo. Fernando Goijman confirmó: “La elección del primer local fue fortuita. En realidad, busqué que haya tránsito peatonal y de autos, y que sea una esquina. Pero para nuestro esquema lo importante es el diferencial en el producto, que incluye, la calidad, el concepto de frescura con la producción a la vista, la política de tiempo de exhibición, el packaging, el diseño, la ambientación, la tecnología… la locación era una anécdota porque el objetivo estaba en la escala”. Y la escala se dio con la inauguración de otros locales, todos ubicados en esquinas destacadas, como Santa Fe y Suipacha o Juramente y Arcos, entre otros.

Daniel Prieto destacó: “Los gastronómicos nos podemos reconvertir, pero rescato el concepto y el trabajo previo para crear Tostado. Es el primer caso que conozco que no comenzó con la elección del local”.

La propuesta

Fernando Goijman dedicó algunos minutos a hablar de la calidad: “Es innegociable. Utilizamos verdes sanitizados, prelavados para evitar cualquier riesgo, pan de masa madre, elegimos muy bien los quesos. Ponemos siempre el producto por delante, más allá del precio, la carta es muy trabajada, muy pensada”. Cuenta que el café está preparado por baristas, que buscan un sabor y una texturas únicas, que ofrecen aguas naturales hechas en el día con frutas frescas, y que su equipo está muy capacitado y entrenado. Su carta está integrada por tostados clásicos y por versiones más innovadoras, como Tostado de Lomito ahumado en juliana, mix de quesos en hebras, compota de cebolla y puerro, pan de masa madre; provoleta orgánica, jamón cocido natural, tomate, orégano y pan de masa madre; o salmón ahumado, crema de mascarpone y huevos revueltos, ciboulette, cebolla morada, pepinos agridulces, rúcula, mostaza y miel, con pan de ciabatta de leche. También ofrecen ensaladas, bowls de la casa, huevos revueltos, brunchs, snacks, menú para celíacos.

En Tostado, hay barras, livings, espacios de coworking para estudiar o trabajar, sillones, con la utilización de sótanos, entrepisos y primeros pisos, y una oferta de una experiencia más allá de la comida. Agrega que el horario es amplio, impulsado por el mismo conceto que impone el producto, y que por eso mismo aumenta la operación.

La pandemia y después…

Al principio de la pandemia, inauguró una nueva modalidad que denominaron “Mercado”: “Tuvimos que implementar el take away, pero costaba mucho que la gente entre al local, entonces decidimos mostrar otra faceta, preparar nuestros productos al vacío para que la gente haga la experiencia en su casa. La gente acompañó, está funcionando muy bien. Estamos estudiando mientras lo vamos haciendo, porque hoy por hoy es prueba error. Por la pandemia, implementamos acciones que teníamos planeadas para más adelante, en 2025, no en 2020, como el delivery, una web para el delivery, el mercado. Empezamos a jugar este juego, que tuvimos que acelerar, por el tema de la pandemia”.

Con respecto al establecimiento que tienen en San Pablo, Brasil, dice: “La experiencia es corta, porque arrancamos a mediados de noviembre pasado, funcionó muy bien durante algunos meses, pero está cerrado por la pandemia. Está ubicado en un shopping, el lugar quedó increíble, los meses que estuvo abierto funcionó muy bien porque el brasileño lo adoptó inmediatamente. Tenemos un socio local, hicimos el desarrollo conjunto, y siempre la idea es la escala y crecer, Tostado no nace como un local individual sino como proceso de desarrollo”.

Proyectan inaugurar un local en Montevideo el próximo octubre, y estar en la temporada estival en Pinamar. Consultado si estudian desembarcar en otras ciudades argentinas, dice que el producto puede funcionar en cualquier ciudad grande, como Mar del plata, Ushuaia, Mendoza, Córdoba, Rosario, Salta, San Juan, Tucumán, San Luis o Bariloche.

Emprendedores

Hace pocos meses, la Universidad de Palermo lo reconoció en la “XI Edición del Premio Estilo Emprendedor 2019”, junto a Juan Minujín (actor), Juan Carr (Red Solidaria), Claudio Cosano (diseñador de moda), Héctor Larrea (periodista y conductor radial), entre otros. ¿Cómo vivió la experiencia? “Siempre es lindo recibir premios, no recibimos muchos. Si el cliente se va satisfecho, en general, no te enteras…”, dice y sonríe.

No se olvida de mencionar a todos los referentes con los que compartió experiencias laborales y que le enseñaron la forma de trabajar: “No sería el mismo si no hubiese aprendido un montón de conceptos con ellos. Me rodeé de gente de la que pude aprender. Hoy mi socio es ingeniero en sistemas, y aporta otra visión de la empresa, que yo no tengo porque soy más soñador…”. Agrega que su virtud es siempre ir aprendiendo: “Soy inquieto, soy un generador permanente, así como yo voy acompañando, también me van acompañando a mí y así se crece”.

A pesar de ser el entrevistado, hinca de Independiente, y el entrevistador, hincha de Racing, la charla sobre fútbol fue solo una “amenaza” de los primeros minutos y que quedó relegada, seguramente, por la pasión que los dos empresarios gastronómicos porteños sienten por su propia actividad. 

De la parrilla a la cocina nikkei: Leandro Bouzada, un chef todoterreno

Fuente: Ambito ~ En el ambiente foodie, el nombre de Leandro Bouzada es más que conocido. Primero por su anterior trabajo como director de operaciones de La Cabrera -la reconocida parrilla de Gastón Rivera-, donde se encargó de mantener el ambiente, el servicio y la calidad para las aperturas en Aeroparque y Pilar, así como las franquicias en Chile, Paraguay y en Filipinas. Y hoy por ser el primer argentino en ocupar el cargo de chef ejecutivo en Osaka, el principal referente de la cocina nikkei en Américca Latina, Miami y Londres. Además por su originalidad a la hora de armar la carta de Shout, una parrilla asiática adaptada al paladar argentino.

Pero las redes podrían abrirle nuevas puertas, porque lejos de la solemnidad con la que se imagina a los chefs de los restaurantes más importantes del país, Bouzada realiza con su esposa Romina hilarantes videos en la que sale con su alter ego “Mini Leo”, un muñeco de tela que se acalora al lado de la parrilla, reposa en la mesada o huele una preparación recién hecha. Así, sin la chaqueta blanca almidonada, se muestra risueño en remera y, en algunas ocasiones con ojotas y medias.

“Creo que es importante ser divertido, tratar de no creérsela nunca y estar siempre en constante aprendizaje”, dijo Bouzada y sin duda lo puso en práctica, porque no sólo es profesional gastronómico, sino también sommelier, coqueteó con la administración hotelera y se forma constantemente en gestión.

Fanático de las pastas, dice que intenta transmitir alegría con la cocina. “Lo que generás en una persona cuando come algo rico es genuino y transparente. ¿Viste cuando te metés un bocado y decís, esto era lo que necesitaba?”, dice a Ámbito. Pero más allá de la pasión, opina que a la gastronomía también hay que ponerle cabeza, para sobrevivir en un oficio que, por lo demandante, solo es apto para quienes lo aman. Por todos estos motivos, vale la pena conocer la trayectoria de Bouzada un cocinero incansable que, por sus múltiples condimentos, podría comerse al mundo en un sándwich.

Periodista: ¿Cómo fue tu relación con la cocina y cuándo supiste que querías dedicarte a la gastronomía?

Leandro Bouzada: Tengo fotos de chiquito en que no llegaba ni a la sartén, pero ya estaba haciendo como omelette de queso. Siempre cocinaba en casa, cuando había reuniones, incluso cuando íbamos de vacaciones con amigos. Ni bien terminé la secundaria, yo tenía en la cabeza una especie de legado familiar que tenía que seguir una carrera universitaria, me metí en abogacía y me di cuenta a los 6 meses que no era para mí. En esa época hacía terapia y gran parte de mis sesiones eran sobre cómo le decía a mis padres que me iba a dedicar a la cocina. Cuando lo hice se lo tomaron excelente. Mi papá incluso me dijo como chiste “me hubieses avisado antes y pagaba menos facultad”.

P.: ¿Cómo fue tu trayectoria profesional antes de llegar a La Cabrera?

L.B: Paralelamente a mis estudios hice pasantías afuera y siempre que me picaba el bichito de algo lo estudiaba. Después empecé con emprendimientos personales con viandas frizadas y tuve un servicio de catering con dos amigos, donde nos fue bien pero administrábamos mal. Más tarde me fui a La Pampa a cocinar para extranjeros en un coto de caza y, ni bien volví, en 2013, tuve mi primer contacto con Osaka a través de un amigo que trabajaba en marketing. Ahí lo conozco a Eddie Ronald Castro, que ya era el chef ejecutivo. En mi primera etapa ahí hice limpieza de langostinos, chipirones, comida de personal y después como sabía un poquito de vinos, también estaba en el almacén. Después Osaka cambia de manos y a los dos meses, no sé qué ven en mí que me ofrecen ser el gerente de operaciones del local de Puerto Madero. Me mantuve en ese puesto entre 6 y 8 meses, pero yo entonces estaba muy verde. Renuncié y me fui al sur a trabajar, a la Península de Valdez, donde estuve a cargo de dos hoteles, porque en paralelo estaba estudiando online administración hotelera. Pasé ahí la temporada de ballenas. Cuando vuelvo acá, empiezo a trabajar con los mismos dueños de Osaka pero con otros emprendimientos, como la confitería del Güemes y concesiones de Country House. Si bien a nivel cocina el desafío era menor, ahí aprendí sobre gestión gastronómica, algo que está medio en desuso y se debería usar más.

P.: ¿Cómo llegaste a la parrilla de Gastón Rivera?

L.B.: El novio de la mamá de uno de mis mejores amigos del colegio trabaja en Vistage, una organización que nuclea a CEOs en las que arman reuniones por grupos. Allá estaba Gastón (Rivera) y me contactó con él, ya que La Cabrera estaba abriendo una franquicia en México y necesitaban un perfil como el mío. Un domingo, recién aterrizado de ese país, me llama Gastón a eso de las 12 y a las 15 ya me estaba reuniendo con él en su local. Dijo “me interaría que te incorpores”. Yo le contesté “pará, recién me conocés, veamos de trabajar un poquito”. Justo estaba a dos semanas de casarme entre noviembre y diciembre de 2016 e irme de luna de miel. A partir de ahí estuve por tres meses trabajando en mi desvinculación con Osaka y viendo los movimientos de La Cabrera, donde me quedé hasta diciembre de 2019. Esos dos años y monedas con Gastón fueron para mí como una universidad, un curso intensivo de carnes porque si bien sabés, cuando entrás a trabajar a una parrilla parecería que no conocés nada sobre ellas. Gastón tiene una particularidad interesante que antes de CEO es cocinero. En segundo lugar, a él le gusta que en los mandos medios haya cocineros. Y si bien eso es bueno en la parte de servicio, numéricamente somos bastante malos, porque pensamos el local desde la cocina para afuera. Un empresario gastronómico te lo piensa del salón para adentro y la cocina te queda de un metro cuadrado. Desde nuestra profesión, pensamos e invertimos en el equipamiento. Gastón me dio mucha participación en el negocio a nivel de decisiones y gastronómicas, porque él ya tenía las cazuelitas pero nosotros le dimos todo un marco. Aparte como él franquicia la marca a nivel internacional, yo tenía que capacitar sobre por qué poníamos esas cazuelas, que no era un rejunte de latas. También lo hacía con los platos, explicaba como cocinábamos el bife nosotros para construir la identidad en cada local.

P.: ¿Cómo fue tu regreso a Osaka, esta vez como chef ejecutivo?

L.B.: En diciembre ya estaba pensado en mi salida, porque con Gastón estábamos cansados, terminábamos siendo como una pareja, lo veía más que a mi esposa y el me veía a mí más que a sus hijas. A mediados de ese mes me llaman los chicos de Osaka, con los que había terminado en excelentes relaciones porque a Eddie, su chef ejecutivo, le habían ofrecido abrir dos locales en Arabia Saudita. Su puesto quedaba vacante y los chicos habían hablado con los dueños de la marca a ver si podían proponer poner a alguien no peruano, porque a cargo de la jefatura de cocina y la jefatura de sushi siempre había un chef peruano que mandaba la empresa. Les dieron el ok porque me conocían de la otra gestión. Les dije que sí, pero que podía tomarlo recién en febrero porque me iba de vacaciones. Ese mes viajé 15 días a Lima a capacitarme y después me mandaron al chef ejecutivo de Perú, que vino un mes conmigo para la transición. Cuando iba a empezar mi gestión oficial solo, vino la pandemia.

P.: ¿Cómo fue el pasaje de la parrilla a la cocina nikkei y qué significó ser el primer argentino en ser chef ejecutivo?

L.B.: Yo considero que cuanto más técnicas sume un cocinero, mejor cocinero es. Cuando trabajaba con Gastón, seguía tratando de estudiar otras cosas. Ahora también, me estoy tratando de pulir al máximo en cocina nikkei, pero sigo pensando en otras cosas. Estoy asesorando a Shout, una parrilla parrilla asiática de los mismos dueños que Osaka, en la que quiero darle un toque argentino, como crear un alfajor asiático o un locro o carbonada Thai para las fiestas patrias. Entonces, el traspaso no me afectó. Simplemente es volver a familiarizarte con un producto. Los cocineros tenemos esto, hoy estamos acá y mañana podemos estar en un local de pastas y ahí me capacitaré en harinas y en amasado. Ser el primer argentino a cargo me pone contento, me crié dentro de la marca y tengo la misma responsabilidad que cualquiera de mis pares en otros países.

P.: ¿Cómo y cuando nació Mini Leo?

L.B.: A Mini Leo lo conseguí en México, en uno de los viajes que hice con La Cabrera. Yo veía que el chef del restaurant Sud 777, Edgar Nuñez, regalaba mini muñequitos a cocineros. Gastón me pasó su contacto y le escribí, me dijo que lo hacía una chica de Puebla, me pasó su Instagram, ella me pidió fotos mías y le encargué tres. Y en otro viaje le pedí cinco más, con distintas chaquetitas. Los pedí sin afán de nada, para divertirme, incluso uno se lo regalé a mi sobrina. Pero durante la pandemia, mi esposa quedo afectada porque es vestuarista y se suspendieron las filmaciones. Como en ese entonces surgió el auge de que todos cocinaban pan de masamadre me dijo “¿por qué no hacemos algo? Y yo contesté “si hacemos algo, yo salgo con Mini Leo”. Arrancó como un juego y después era nuestra actividad en mi franco. Nos divertía hacerlo, sin ánimo de lucro. Recién ahora se acercan algunas marcas pero porque me asocian con La Cabrera y Osaka. Me parece divertido y lo hago para desmitificar ese fantasma o credo de que los cocineros que trabajan en restaurants muy importantes no sonríen, son apáticos, o están con la chaqueta blanca impecable. Me parecía que una cosa no tenía que ir atada de la otra. Que podemos trabajar en Osaka, y también ser divertidos. Y que eso no me va a hacer menos profesional. Hoy son 4 los Mini Leos que aparecen en pantalla, y tratamos de grabar con mi esposa dos programas por lunes, uno para el IGTV, y otro para las stories, con recetas más rápidas.

Hoy Milanesas de soja!!! Homemade #minileo #milanesadesoja #recetasminileo #hechoencasa #foodporn #ricoyfacil #lamesa #homestyle #moodcuarentena #cocinero

P.: ¿Te considerás un todoterreno en la cocina?

L.B.: Amo lo que hago. Llego a mi casa y sigo leyendo libros de cocina. Mi profesión y mi amor van por el mismo carril, la gastronomía. Y con todos sus condimentos, porque creo que mi generación de colegas, aparte de cocinar bien, le tienen que meter un poco más de cabeza a todo, a la gestión. Yo tengo un coach personal que me enseña cómo comunicarme con un dueño, un proveedor o a un ayudante de cocina, para que sepa que este oficio es demandante, que a veces te exige quedarte media hora más y nadie se está aprovechando. Hay una parte pasional, pero cuando llegás más alto en la pirámide es porque trabajaste mucho, con esfuerzo, ganas y amor. Eso hay que saber transmitirlo, por ese motivo sigo en Vistage. Pero además un cocinero tiene que aceptar que no sabe todo, dejar un poco los egos de lado, que en el mundillo de la cocina están muy arriba. Cuando uno reconoce lo que no sabe, ya tiene el gran partido ganado, al menos, desde mi punto de vista.

A los 73. El mozo de Tabac: «Me siento pausado; todos los días pienso en el bar»

Fuente: La Nación ~ «Decir que extraño es poco. Cuando entro al bar es como estar en casa: conozco las baldosas, el ruido, el movimiento, la música y las luces. Añoro el inconfundible aroma del café, el amor de los clientes y a los niños que me saludaban antes de ir el colegio», expresa Jorge Soirejman, mozo legendario del Caffé Tabac. Jorge a secas o «Jorgito», como lo llaman los más pequeños, tiene 73 años y hace casi 40 que atiende en el bar notable que se fundó en 1969 en la elegante esquina de Avenida del Libertador y Coronel Díaz. Desde el 10 de marzo, fecha en la que de casualidad comenzaba sus vacaciones, no pudo regresar a trabajar y sueña con volver a recorrer el salón, levantar la bandeja, marchar los cafés y hasta decir la clásica frase «cierra mesa.».

Gastronómico desde los 18

Soirejman nació en 1947 en Entre Ríos, más precisamente en Gualeguaychú, y cuando tenía tan solo dos años su familia decidió mudarse a Capital Federal. Recién cumplidos los 18 años comenzó sus andanzas en la gastronomía y jamás se alejó. Primero fue barman en un boliche bailable llamado «Chivas Bull»– donde se lo podía ver con un elegante traje negro con moño-, luego en uno por Vicente López y años más tarde en una pizzería en Ciudadela. Recién en 1982 entró a trabajar a Tabac. «Los primeros años estaba como encargado y cajero del turno noche. Una mañana llamó un mozo, que tenía que abrir el negocio, para avisar que no iba a poder venir por una urgencia familiar. Fue ahí cuando me consultaron si me animaba a salir al salón a reemplazarlo por el día. Por supuesto, no lo dudé. Agarré la bandeja y salí a la cancha. Y a partir de ese momento, hasta el día de hoy no renuncié a este trabajo», cuenta Jorge a LA NACIÓN, quien asegura que se encariñó del oficio al instante. «Continué atendiendo las mesas y cuándo me consultaron si quería volver a la caja inmediatamente dije que no», agrega.

Previo a la pandemia, se levantaba a las cinco de la mañana en su departamento en el barrio de Caballito, y se alistaba para su preciada jornada laboral de lunes a domingos de 7 a 16hs. Los miércoles era su día de franco. A veces iba en colectivo y otras en auto, pero siempre llegaba media hora antes para preparar el salón. A las 6.30hs ya estaba listo con su pantalón, camisa blanca, distintivo chaleco negro y el infaltable moño. En Tabac el vestuario del personal está en la planta baja y él tenía un ritual que mantiene inalterable con el paso de los años. «Después de cambiarme tenía la costumbre de pisar con el pie derecho el primer escalón y subía las escaleras imaginándome que era un jugador de fútbol antes de salir a la cancha. Se transformó en mi cábala», cuenta, quien prefiere el turno de la mañana antes que el de la noche y tiene una memoria increíble con los gustos de sus clientes. Por día se toma simplemente un café con leche (casi lágrima) y su plato favorito es el paliar de lomo (a punto) con puré de calabaza. De las ensaladas: la de tomate, palmito y salsa golf.

Un «hola» para saber el humor del cliente

Jorge es muy observador y aprendió con la experiencia. Con un simple «Hola» ya se da cuenta si su cliente tiene un buen día. «Este oficio no se enseña, se mira. Hay que ser educado y tener sobriedad. También es muy importante la sonrisa. Hay que ser atento y cuando un cliente te mira llevarle lo que necesita», aconseja. Dos pilares fundamentales que lo acompañan desde sus inicios son la cordialidad y el amor por la profesión. «Trato de atender como me gustaría que me atiendan a mí. La gastronomía siempre me gustó. Me encanta hablar con la gente y charlar», agrega. Y asegura que para él «un cliente cuando está en la puerta del bar es un cliente, pero ni bien ingresa al salón es un amigo. Siento la misma sensación de cuando recibo amigos en mi casa».

Los clientes famosos y la anécdota con Tinelli

Y recuerda las épocas en las que por sus mesas desfilaron distintas personalidades de la política, el deporte, la literatura y hasta del espectáculo. El piloto de automovilismo, Froilán González, pasaba todos los días a tomar un café. Juan Carlos Calabró y Antonio Carrizo, el dúo de «El Contra», iban a la barra a disfrutar de un cóctel. En ese entonces, tenían mucha salida los tragos largos y los clásicos como el Old fashioned o el Daiquiri.

En la década del 80 era muy solicitado un cóctel preparado con varios licores y presentado adentro de la cáscara del ananá. Otro habitué era Cacho Castaña, quien se tomaba más de tres cafés con crema en cada visita. Y a Carlos Saúl Menem, cuando era Gobernador de La Rioja, le gustaba sentarse en las mesas de afuera. «Un día lo escuché diciendo que quería ser Presidente de la República. Yo lo miré y le dije: «Está seguro de lo que dice doctor. Y él me contestó: «Hermano te juro» y me lo escribió en una servilleta: «Soy el próximo Presidente.», rememora. También atendió en varias oportunidades a Susana Giménez, Graciela Alfano, Moria Casán, Gerardo y Gustavo Sofovich, Palito Ortega, Sergio Denis, Graciela Borges junto a su hijo y nieta, Martín Palermo, Alfio «Coco» Basile, Mauricio Macri, Horario Rodríguez Larreta, embajadores, empresarios, chefs, entre muchos otros.

Con tantos años atesora varias anécdotas. «Un día Marcelo Tinelli me prometió una camiseta del Club Deportivo Badajoz de España y al tiempo me la trajo y me la firmó. Ahora la tengo de recuerdo», cuenta, quien es fanático de Boca Juniors. En sus mesas tuvo la suerte de recibir a sus ídolos del fútbol y en su casa conserva veinte camisetas firmadas por todos los jugadores (entre ellas de Boca, Argentinos Juniors y del Club Atlético Atlanta).

Si se le consulta que es lo que más disfruta del oficio él responde: «Sociabilizar con la gente y que ellos se sientan cómodos. No hay nada que me genere más placer que el cliente se vaya con una sonrisa. Que me digan «Chau Jorgito, gracias por tu atención». En el momento de atender aconseja: no apoyarse en la mesa, tener siempre una sonrisa y también sugerirle al cliente los platos y opciones del día. «Es sumamente importante estar atento, mirar al cliente para ver qué necesita y ser previsivo -que no tengan que levantar la mano y si terminó de comer llevarle el servicio- y nunca darle la espalda», enumera. En todos estos años nunca cambió su manera de atender. «Cuando me pongo el moño me olvido de todos los problemas. Siempre intento que el cliente esté contento y también deje de lado sus preocupaciones», afirma.

A Jorge todo el barrio lo conoce y los habitués – que ya los considera amigos- le tienen gran afecto. Siempre lo solían saludar con un beso y abrazo. Y aunque le cuesta admitirlo muchos piden que los atienda él. «Tengo clientes que venían cuando tenían 20 y ahora con casi 60 y vienen con sus hijos. Otros, traen a sus nietos y les dicen: «Jorgito atendió a los abuelos y ahora te va a atender a vos», expresa, orgulloso, quien tiene debilidad por los más pequeños a los que siempre les regala bombones de fruta.

A mediados de marzo comenzaban sus vacaciones y como todos los años se iba a ir a Villa Gesell, pero por la pandemia el viaje quedó suspendido. En todos estos años jamás paró, esta es la primera vez que se queda en su casa. Se jubiló en el 2013, pero optó por continuar haciendo lo que más le apasiona: estar en el bar con su gente. «Uno ahora está triste por todo esto que está pasando. Cuando empezó la cuarentena me iba de vacaciones y no me pude despedir. El otro día pasé por el bar, entré y me sorprendió la soledad y el silencio. Vi todas las sillas dadas vueltas, el salón vacío y casi se me caen las lágrimas», confiesa. Tabac está abierto con delivery y take away, pero los parroquianos extrañan sus mesas preferidas (algunos las de la vereda, otros las que están pegadas a la ventana).

Ahora, pasa sus días junto a su mujer María del Carmen, mira películas, lee el diario y también saca a pasear a sus perros. «Me siento pausado. Todos los días me acuerdo del bar. Quiero volver a ponerme la camiseta», concluye mientras recuerda su cábala antes de ingresar al salón: pisar el primer escalón con el pie derecho. De fondo, se escucha el canto de otra de sus mascotas: un canario llamado «Tabaquito», lo bautizó así en honor al bar.

Patricio Negro: En cuarentena, se reinventaron y presentaron un servicio de viandas

Fuente: Fehgra ~ El martes 7 de junio el protagonista del Ciclo de FEHGRA por Instagram Live “Entre Colegas” fue el reconocido chef de Mar del Plata, dueño del restaurante Sarasa Negro. En la amena charla con la dirigente Cynthia Berardi, explicó que la modalidad take away y delivery no le permite brindar el mismo servicio, y que por eso tuvieron que innovar.

Patricio Negro abrió su restaurante en Mar del Plata, Sarasa Negro, hace casi 20 años. Cocinando con creatividad los productos típicos de la zona, logró posicionarse como un chef destacado en el país, y además renovar la gastronomía local. Elige productos estacionales, de cercanía. Prioriza la calidad y el servicio. Marida con buenos vinos. El año pasado su proyecto fue finalista del Prix de Baron B Édition Cuisine, de Francia, iniciativa que busca destacar los mejores chefs, considerando la excelencia y la visión transformadora. Editó su propio libro, Cocina de Mar (Planeta, 2016). En el Ciclo de FEHGRA por Instagram Live “Entre Colegas”, charló con Cynthia Berardi, y relató con sencillez y generosidad su experiencia como cocinero y empresario.

El inicio

Los primeros pasos en la gastronomía los dio en 1998 cuando empezó a estudiar en el Instituto Argentino de Gastronomía, y a la par consiguió trabajo en Buenos Aires. Poco después se fue a hacer su experiencia profesional a España e Italia, para aprender técnicas, formas de trabajo, la profesión desde adentro. Pero el giro mágico en su carrera lo tuvo cuando conoció a su futura esposa y socia Fernanda Sarasa. Él lo contó de esta manera: “Ella es la que lleva el restaurante. Nos complementamos. Es la que desarrolló el servicio, la que guía, la que marca el camino. El equipo ejecuta las idea que ella genera y el rumbo que marca. Tiene una mirada mucho más amplia, comercial, visionaria, ejecuta mucho más rápido. Se adelanta a las tendencias, vamos tratando de seguirla y desarrollando las tareas que ella va teniendo”.

Se conocieron en España, pero, tiempo después, Fernanda lo convocó para trabajar en un restaurante tres estrellas Michelin de Italia: “Ahí nos pusimos de novios, y un año después volvimos a Argentina. Nos instalamos en un local de su familia, y fue el inicio de todo. Nuestra restaurante nació en 2003. Si nos iba mal, pensábamos volver a Europa”.

Fernanda tenía 23 años y Patricio, 25. La crisis que atravesaba Argentina en ese tiempo no estaba en sus cabezas: “A esa edad queríamos hacer lo que nos gustaba, poner en práctica lo que habíamos aprendido, vinimos para aprovechar el lugar, y cumplir el sueño de tener nuestro restaurante propio”.

Explicó que Mar del Plata, en ese momento, tenía una gastronomía tradicional, con una mirada hacia adentro, orientada al turismo, pero con un servicio bastante clásico: “Al principio nos adaptamos un poco, y nos costó bastante posicionarnos. Aplicamos lo que veníamos aprendiendo, con un producto distinto en cuanto al servicio. Ofrecimos un menú de 8 pasos, con porciones más reducidas, más integral y conceptual, siempre trabajamos con la materia prima de acá, porque eso era parte de lo que habíamos aprendido. Compramos pescado fresco, entero y lo que había en el momento, así lo hacíamos en Italia. Trabajamos la materia prima según lo que hay disponible, y eso tuvimos que explicarlo a la gente, que no estaba acostumbrada. Fue un aprendizaje”.

Confesó que se equivocaron bastante y aprendieron un montón: “Teníamos la edad para hacerlo, y en esa época la parte económica no era lo más importante”. Ahora la realidad es otra porque cambió la responsabilidad: su equipo está conformado por 18 personas, y varios empleados los acompañan desde hace quince años: “No nos podemos equivocar como antes, porque necesitamos sostener el negocio. Tuvimos que entender que acá hay un mercado, y que no sos el dueño de toda la verdad, este concepto es importantísimo. Está bueno mirar el contexto y ver qué de lo que aprendiste podés aplicar”. Dijo que su misión es que el cliente pase en su restaurante el mejor momento, un rato único.

Presente y futuro

Sobre la coyuntura impactada por la pandemia de COVID-19, expresó: “Cerramos el 17 de marzo durante un mes, y comenzamos a hacer take away y delivery. Decidimos ponernos a trabajar enseguida, pensamos que cada vez iba a ser más difícil entrar de nuevo en el mercado. Pero encontramos que nuestra forma de trabajo no era compatible con esa modalidad. Teníamos que buscar la manera de brindar el mismo servicio en este contexto. La experiencia del restaurante tiene que ver con mucho más que con la comida”. Explicó que todo el equipo se adaptó y que su objetivo prioritario era mantener los puestos de trabajo: “Hicimos un sistema de viandas, se pide hoy y entregamos mañana, dos platos por día, el cliente lo tienen que calentar en el horno, es muy simple”.

Se están preparando para la reapertura del salón: “La vida social acá es importante. Creo que el proceso va a ser largo, pero tenemos una esperanza enorme de volver a abrir. La idea es mantener la fuentes de trabajo, pagar sueldos y no endeudarnos. Ahora, la venta es muchísimo menor, pero por lo menos pudimos retomar. Nos adaptamos y pudimos hacerlo con el apoyo de todos. Eso ayudo muchísimo porque siempre hicimos hincapié en armar el equipo de trabajo. Se ve todo el esfuerzo”

Le gusta cocinar pescado, lo que el mar le va dando, por eso cambia la carta de acuerdo con las materias primas disponibles, que se complementa con la evolución que fueron experimentando como empresarios y cocineros. Destaca la gastronomía marplatense: “Mucha gente sigue viniendo para comer en los lugares que visitaba con su papá o su abuelo. El turismo gastronómico cumple un papel importante en Mar del Plata”.

Y cierra el Vivo de Instagram casi como empezó, destacando el trabajo de su compañera: “Fernanda comenzó en la cocina, pero después se especializó en el salón. Eso generó un cambio enorme, porque vende lo que hacemos, además incorporó el vino, y ahí completamos las tres pastas de nuestra propuesta: comida, vino y servicio”. Concluye: “Seguimos trabajando de lo que nos gusta, y queremos seguir haciéndolo, aún mejor, y en familia”. Fernanda y Patricio tienen dos hijas, Lola y Lupe. 

Innovación en un restaurante: «Tenemos el chip de la supervivencia»

Fuente: La Nación ~ Tecnología aplicada y mucha adaptación, las claves del éxito del restaurante Fayer, que ya tiene local en Madrid

Martín Loeb y Alejandro Pitashny son expertos en comienzos desastrosos. Esta es la conclusión inevitable cuando se repasa la breve pero intensa trayectoria de su proyecto gastronómico, Fayer . Es que, a menos de un año de su muy anticipado lanzamiento en Buenos Aires allá por mayo de 2017, el restaurante de cocina moderna israelí y parrilla argentina estaba al borde de la quiebra. Una vez recuperado y hasta posicionado como una de las propuestas culinarias más interesantes de la nueva escena porteña, a fines de 2019, los socios anunciaron el desembarco de Fayer en Europa. Su primera incursión del otro lado del Atlántico, un local sobre la elegante calle Orfila en el centro de Madrid, abrió las puertas el 9 de marzo pasado. y tuvo que cerrarlas cuatro días después, cuando se decretó la cuarentena obligatoria en España. (Esta última tragedia no estuvo exenta de poética: fue bautizado «el restaurante más efímero de todos los tiempos».)

Pero Loeb y Pitashny son también especialistas en lo que, en sus propias palabras, explican como «ir armando el paracaídas antes de llegar al piso»: «A partir del golpe y la frustración, podés decidir ir para un lado o para el otro, pero el único fracaso seguro es quedarte quieto. Nuestra historia es de pura resiliencia . Nos adaptamos a las circunstancias y nos movemos rápido», explican por videollamada, con una nueva prueba de su habilidad casi darwiniana para sobrevivir mediante la reinvención a plena vista. Hablan por Zoom desde su local en Palermo, A.P. (Antes de la Pandemia) copado por un público fervoroso de clientes recurrentes, un mix heterogéneo en el que sobresalen diplomáticos, políticos, empresarios, abogados y artistas. Hoy, ese espacio diseñado para brindar una experiencia tan sofisticada como descontracturada cambió la iluminación tenue, la musicalización trendy y la atmósfera cool por una nueva disposición nacida y perfeccionada en tiempos de Covid-19.

Con las sillas fuera del paso y las mesas agrupadas en islas de trabajo, y en medio de una profusión de laptops y vajilla descartable, Loeb describe el esquema de emergencia que él mismo ideó: «Volvimos a abrir ni bien nos lo permitieron, el primer lunes de abril. No perdimos tiempo en sufrir, nos pusimos en marcha de inmediato. Le dijimos al equipo: ‘No existen más los jefes de salón ni los camareros ni los bartenders. Los nuevos roles y responsabilidades son: ventas, picking, packing, delivery y logística’. La cocina es lo único que quedó en su lugar. En el salón, tenemos un centro de comunicaciones con cuatro computadoras que pueden responder al mismo número de WhatsApp, y también áreas de preparado de pedidos, de logística para la calle, de entrega a apps de delivery y a los clientes que se acercan hasta acá. Además, una mesa de control que opera como la torre que supervisa los aviones en un aeropuerto, chequeando cada salida, con matriz de horarios y zonas de entrega, y hasta un software de tracking de pedidos para avisarle al cliente unos minutos antes de que el suyo llegue a su puerta».

Pitashny completa: «La clave fue salir a buscar los pedidos en vez de esperar a que llegaran solos. Para eso, montamos un mini call center desde donde empezamos a llamar para contar acerca de esta nueva modalidad y compartir el menú para disfrutar en casa. La respuesta fue muy buena, porque identificamos un target preciso de clientes integrando todas nuestras bases de datos a un CRM. Todo funcionó tan bien que, cuando termine la cuarentena, vamos a seguir con esto como una nueva unidad de negocio, en un espacio diferente, con una cocina especialmente montada para el delivery».

En medio de la Coronacrisis que ya provocó caídas resonantes en la industria de la restauración local (desde los selectos Ravello en Palermo y el Sottovoce de Puerto Madero hasta el popular bar Chin Chin en San Telmo y Hong Kong Style, un emprendimiento familiar icónico del Barrio Chino), el caso de Fayer llama la atención y nos recuerda esa frase lapidaria que se le atribuye al gurú del management Peter Drucker: » Innovar o morir , esa es la cuestión». Porque la receta del éxito de su restaurante, claro está, reside en la calidad de su cocina, pero ese es tan solo el ingrediente de base en una cuidada, planificada y rigurosa estrategia de negocios, que apunta a la innovación y mejora constantes, que mezcla la ambición y obsesión de sus dueños pero, también, incluye una cuota significativa de humildad. Y es que ellos mismos lo admiten sin problema: ninguno de los dos es chef. De hecho, cuando arrancaron con Fayer, no sabían absolutamente nada de gastronomía.

Gastronómicos por accidente

En 2009, Dan Senor y Saul Singer publicaron un libro que rápidamente se volvió bestseller y que hoy todavía se considera de lectura obligada para emprendedores de todas las latitudes. En Start-Up Nation: La historia del milagro económico de Israel , los autores analizaron cómo fue que una nación de poco más de medio siglo de vida y apenas siete millones de habitantes había logrado, entre otras hazañas, que 63 empresas nacidas en su territorio ingresaran a la bolsa de NASDAQ -un número mayor al de cualquier otro país, excepto por Estados Unidos-. Además de explayarse sobre las atinadas políticas públicas para promover la innovación en el sector privado, la fuerte cultura de toma de riesgo para las inversiones y la natural disposición de los habitantes a adoptar y crear nuevas tecnologías, Senor y Singer se despacharon largo y tendido sobre la mentalidad de los israelíes con respecto al fracaso.

Un paso ineludible en el largo proceso de ejecución poblado de pruebas y errores propio de toda idea realmente novedosa, una instancia vital de aprendizaje, el motor natural de la innovación . Todo esto puede ser el fracaso bien entendido. En palabras de Tal Ben-Shahar, el profesor estadounidense-israelí de Harvard que se hizo famoso por dictar el curso más exitoso en la historia de la universidad, titulado Psicología Positiva 1504 : «Aprendé a fracasar o fracasá para aprender».

Cuando decidieron invertir en Fayer, ni Loeb ni Pitashny pensaron que la influencia e inspiración de Israel trascendería el ámbito de la cocina y se metería de lleno en lecciones de management y emprendedorismo. En 2016, cuando decidieron «poner unas fichas» y crear el fondo de inversión Food Macro para respaldar el proyecto liderado por entonces por Tomás Kalika, el cofundador y chef ejecutivo del premiado restó Mishiguene, Fayer parecía una apuesta casi segura. El timing también era perfecto, ya que la cocina judía estaba cobrando relevancia en nuestro país, replicando una tendencia ya en boga en las principales capitales del mundo.

Así lo explica Allie Lazar, periodista gastronómica y fundadora del blog Pick up the fork , quien además asesoró en sus experiencias foodies en Argentina a Barack Obama y a los productores de la serie de Netflix Somebody Feed Phil : «La gastronomía judía es una cocina de raíces y de diáspora. Durante miles de años, los judíos han vivido en muchas partes del mundo, desde Europa del Este hasta Medio Oriente, y hoy sus platos y recetas son un reflejo de esa historia con múltiples influencias. Durante la última década, chefs de fama internacional como Yotam Ottolenghi (dueño de seis restaurantes en Londres) y Eyal Shani (creador de la cadena Miznon, con locales en Nueva York, París, Viena y Melbourne) vienen impulsando la cocina israelí reversionada. Y también hay una cultura fuerte del formato Jewish Deli, bien tradicional y nostálgico, pero modernizado».

En este contexto con todo a favor, Fayer (que significa «fuego» en yiddish) se propuso combinar los sabores judíos por excelencia con la obsesión argentina por el fuego, presentado en cinco formatos: tannur (horno de piedra y barro), mangal (espadas sobre las brasas), ahumador, spiedo y, por supuesto, la infaltable parrilla. Pero hasta la más conservadora de sus proyecciones pecó de optimista. «Abrimos en mayo de 2017, después de una obra bastante grande. Al principio, el local funcionó con mucha dificultad, el concepto no logró plasmarse, el management falló grande. Por eso, al año, decidimos tomar control de nuestra inversión porque nos dimos cuenta de que, o la dejábamos ir y la perdíamos, o tratábamos de revertir la situación, aprendiendo el negocio de la restauración en el camino y a los golpes. Y así fue», recuerdan los socios.

Loeb, ingeniero en sistemas con experiencia en áreas comerciales y de IT en distintas multinacionales, había cofundado y liderado durante 13 años la empresa NatureCrops, que llegó a estar con sus alimentos a base de quinoa (orgánicos, kosher, halal y libres de gluten) en cuatro continentes y que lo llevó a vivir a Holanda por varios años. Pitashny, economista formado en la UBA y en la prestigiosa escuela de negocios de Wharton, de regreso después de trabajar en banca y finanzas en Londres, representaba en Argentina (todavía lo hace) al banco Rothschild en temas de financiamiento soberano. Amigos de la secundaria, se habían reencontrado tras muchos años de distancia en distintas reuniones sociales en las que la buena comida y las experiencias gourmet eran protagonistas. Pero, para decirlo lisa y llanamente, jamás se les habría cruzado por la cabeza ganarse la vida haciendo ni un huevo frito.

«Ambos, por separado, habíamos hecho distintos negocios a lo largo de nuestras vidas, por ende, teníamos la experiencia de aprender y meternos a fondo y rápido en negocios de los que no sabíamos demasiado. Pero nunca habíamos manejado una empresa juntos», señala Loeb, y Pitashny completa: «La gastronomía puede parecer sencilla desde afuera, y tanto Martín como yo seguimos involucrados en otros negocios que pueden parecer más complejos, pero no es así. Tener un solo restaurante es más desafiante que cualquier otra cosa que hayamos hecho antes. Encima, sabíamos que nos habíamos metido en una industria que nos apasionaba, pero también que en gastronomía en el 95% de los casos te va mal».

Por sobre todas las cosas, sabían que no sabían nada (de cocina). Su aprendizaje llegó desde las aulas (Loeb se inscribió en un posgrado de Restaurant Revenue Management de la Universidad de Cornell, Nueva York), pero fundamentalmente gracias a expertos que les compartieron su know how como Fernando Trocca, Pablo Rivero de Parrilla Don Julio, Pablo Orcorchuk de Dada Bistro y Tomás Perlberger de EAT Catering. Todo esto sumado al fogueo del día a día. «Ocuparnos implicó mucho tiempo físico y mental, hubo mucha prueba y error. Tener un restaurante es manejar la expectativa permanente de muchas personas, de tus empleados, de tus clientes. Es como una obra de teatro, siempre hay espectadores que te van a amar y otros que no. Uno se pregunta: ¿pero cómo puede ser? Bueno, es que hay muchos factores que pueden fallar. Lo importante es tener gran rigurosidad, sin descuidar el alma y mística del lugar», revelan.

Esa rigurosidad se tradujo en el reordenamiento de la administración, en una obsesión por implementar procesos de control y optimizar tiempos y roles, y en la elaboración manuales de procedimientos y entrenamientos para lograr el mejor uso de los recursos, entre otras medidas que parecerán obvias pero que, en el ámbito de la gastronomía, son más una excepción que la regla. «Quizá por deformación profesional, tenemos la imperiosa necesidad de entender cada número».

Así y todo, admiten que la elección del local español fue «cerrar los ojos y visualizar que iba a venir gente». Una visualización que, pandemia de por medio, tardó tres meses más de lo esperado en tener la chance de hacerse realidad. Pero, conociendo la trayectoria de sus dueños, todo lleva a pensar que Fayer Madrid será un éxito. En sus propias palabras: «Tenemos el chip de la supervivencia. Lamentablemente, pero afortunadamente también, al principio con Fayer nos fue mal, así que ahora tenemos marcado a fuego que nos tiene que ir bien, muy bien».

Llega una «tabla de salvación» digital para la gastronomía vapuleada por la pandemia

Fuente: Iprofesional ~ A través de ella, los locales pueden canalizar sus ventas a distancia y los prepara para la reapertura pos pandemia con la opción de «cartas digitales»

Una herramienta digital busca contribuir a la recuperación de una de las industrias más golpeadas por la pandemia: la gastronomía. Esta aplicación web permite a este sector eliminar el 40% de comisión que cobran las empresas de envíos a domicilio («delivery»). También anticipa la llegada del servicio de «carta digital» que se implementa en Europa y que será necesrio para la reapertura de los locales en la pos pandemia.

Uno de los rubros más golpeados por la Covid-19 son los comercios gastronómicos que tuvieron que cerrar sus locales y limitarse a ofrecer sus ventas por la modalidad de envío a domicilio o retiro en el local.

Para asistirlos en su recuperación económica y luego en su vuelta a una nueva normalidad, dos emprendedores argentinos diseñaron una aplicación web, denominada Loveat, para ofrecer herramientas inmediatas, accesibles e innovadoras que ayuden a hacer frente a la pandemia.

A través de ella, los locales pueden canalizar sus ventas a distancia y los prepara para la reapertura pos pandemia con la opción del servicio de «cartas digitales» que será uno de los requisitos del nuevo protocolo.

Detrás de Loveat está Agustín Perrotta (27 años, ingeniero en informática graduado en la Universidad de Buenos Aires), quien hace cuatro años ideó esta herramienta sin prever la utilidad que tendría este año frente a esta pandemia.

Luego, junto con un socio, realizó esta reconversión orientada a la recuperación de los comercios gastronómicos. Entre sus clientes actuales se encuentran la cadena Subway, Hard Rock Café, Tanta, Moby Dick, Oporto, Mudra, entre otros 200 en toda la Argentina.

Perrotta explica en la siguiente entrevista de iProfesional los planes de Loveat.

-¿Cómo funciona Loveat?

-Si bien Loveat es una aplicación web que ofrece un servicio de «carta digital», por esta intensiva experiencia que nos está dando la pandemia, nos dimos cuenta que nos convertimos en un partner para los gastronómicos, ya que la plataforma los ayuda a optimizar la comunicación con sus clientes, y de esta forma sus estrategias comerciales son más eficaces.

En las provincias donde ya están abriendo los locales de comida, siguiendo los protocolos, el funcionamiento es el siguiente: el cliente entra al restaurante o bar, escanea un código QR presente en cada mesa, inmediatamente y sin descarga, ni instalación, visualiza el menú interactivo a través de un navegador web, realiza el pedido y hasta puede pagar, ya que estamos integrados a billeteras virtuales como Mercado Pago.

Con la cuarentena obligatoria, enseguida notamos que los clientes que teníamos en un principio estaban operando con delivery y take away, y estaban usando canales informales para tomar pedidos y evitar el uso de aplicaciones de delivery, que les cobraban hasta un 40% del valor de la compra.

En este contexto y para cuidar a nuestros clientes, pensamos que teníamos que lograr el mismo beneficio de la carta digital en los locales, pero a la distancia, fue así que hicimos unos ajustes al desarrollo y facilitamos el intercambio que se estaba dando naturalmente por WhatsApp de una manera engorrosa, porque cada persona que escribía no tenía la carta ni los precios. Para tomar un pedido y resolverlo con sus propios delivery, el local tenía que responder muchos mensajes.

Esto nos permitió pasar de tener 15 clientes a más de 200, y si bien siguen utilizando otros canales de venta, calculamos que gestionan entre el 60% y el 80% de sus pedidos de delivery y take away a través de Loveat.

-¿Cómo fue el origen de Loveat?

-Empecé a trabajar en el desarrollo de Loveat en septiembre de 2016, lo hacia en mis tiempos libres ya que tenia otro trabajo y estaba estudiando ingeniería. La idea surgió por motivación personal, dado que siempre me apasionó la gastronomía y por supuesto la tecnología, que es mi profesión y en lo que estoy formado. Desde los inicios hasta hoy, el propósito siempre fue mejorar la comunicación entre los locales del sector gastronómico y sus clientes.

Todo este trabajo de desarrollo, y luego la implementación de la estrategia comercial para conseguir clientes tuvo una inversión exclusivamente de horas de trabajo. Es decir, el capital invertido fue el tiempo de horas hombre, realmente fue muy a pulmón, trabajando constantemente para optimizar día a día la aplicación.

-¿Qué beneficios genera a un comercio de gastronomía?

-Loveat mejora la comunicación de los comercios gastronomicos con sus clientes. Presenta toda la informacion que los usuarios deben tener al alcance de la mano para realizar un pedido correcto de manera ordenada, en una carta interactiva.

No solo se trata de una herramienta informativa, si no que operativa en su totalidad ya que brinda una experiencia completa desde la visualizacion del menu, el pedido y el pago.

-¿Qué ventajas tiene frente a las aplicaciones de envío a domicilio?

-A través de Loveat, el usuario arma su pedido y directamente le llega la petición al local con la orden exacta, la forma de pago y el nombre de quién lo realiza o la dirección. De esta manera, los locales evitan pagar las comisiónes exorbitantes de las aplicaciones de delivery que, en algunos casos, llega a ser de hasta un 40% de la compra y atenta contra la rentabilidad del negocio. De esta forma, el beneficio se traslada directamente tambien a los consumidores, que acceden a mejores precios por los mismos productos.

Cartas digitales para los restaurantes pos pandemia

-¿Cuáles son los requisitos que debe tener un comercio para utilizar Loveat?

-No hay requisitos, con contar con acceso a Internet para configurar la carta la primera vez es suficiente. Los comercios deben completar el formulario que se encuentra en nuestra pagina web, se le asigna un usuario y contraseña para acceder y ya puede comenzar a cargar su menú, que en promedio demora una hora o dos en tenerlo disponible para compartir con sus clientes. Si bien nosotros tenemos las oficinas en CABA, le damos servicio a cualquier local gastronómico del país.

-¿Cómo se adaptarán a la postpandemia, cuando se reduzca la cantidad de comensales que pueden recibir los comercios de gastronomía?

-El servicio que ofrecemos resulta ideal para ayudar a los locales luego de la cuarentena, ya que los protocolos de prevención incluyen el uso de cartas digitales o desechables, que esta última opción no es amigable con el medio ambiente y es más cara.

Es así que los comensales accederán a la «carta digital», generada por cada local en nuestra plataforma, a través de un código QR ubicado en cada mesa. De esta forma se evitará el contacto permanente con una carta física y los dueños evitaran tener que modificarla cada vez que quieran hacer un cambio sea de menú, precio, nuevos ingredientes, etc.

-¿Cuáles son los costos para un comercio?

-La alternativa que ofrece Loveat es altamente competitiva, ya que evita las exorbitantes comisiones de las plataformas de pedidos. Se trata de un fee mensual de muy bajo costo de $1000 + impuestos por sucursal, pensado en ayudar a los comercios que estan siendo afectados por la situacion que estamos viviendo.

-¿Cómo es el modelo de negocio de Loveat?

-El modelo de Loveat es BTB, pensado para ayudar exclusivamente al sector gastronómico y por el momento nos basamos en el pago de una tarifa mensual, que realmente es muy conveniente y de un costo muy bajo.

Hoy, además, somos conscientes de que este rubro está siendo muy golpeado por la crisis económica que apareja la pandemia, con lo cual realmente sentimos que estamos acompañando a esta industria para ayudarlos. El feedback que tenemos constantemente de nuestros clientes es muy bueno, y nos alienta a seguir por este camino.

-¿Qué clientes tienen?

-Tenemos clientes con gran renombre como la cadena Subway, Hard Rock Café, Tanta, Moby Dick, Oporto, Mudra, entre mucho más. Estamos muy contentos con el buen resultado que ha dado la plataforma y esperamos seguir creciendo mucho más.

Buscamos llegar a todo el país, ya que gracias a las características de Loveat, resulta muy fácil para un comercio empezar a utilizar el servicio. Ahora estamos presentes en provincias como Mendoza, Córdoba y Santa Fe, y llegamos a expandirnos a Uruguay.

-¿Cuánto creció la cantidad de clientes y de facturación desde que se inició el confinamiento social por la pandemia de coronavirus?

-La plataforma resultó muy útil en este nuevo contexto y nuestro número de clientes creció exponencialmente. Pasamos de tener 15 clientes, antes que se decrete la cuarentena obligatoria, a llegar a tener más de 200 en distintos puntos del país. Otro dato que marca este crecimiento es que pasamos de tener 3.000 visitas mensuales de usuarios a la plataforma pre-cuarentena a 4.000 por día.

Ana Gómez Leiras: “Los buffet libres darán paso al showcooking y a desayunos en las habitaciones”

Fuente: FEHGRA ~ La profesora del Centro Superior de Hostelería de Galicia formó parte del Ciclo de Encuentro, organizado por FEHGRA, para actualizar a los empresarios de todo el país. El tema de la charla fue “Innovación Post COVID en Establecimientos de Alojamiento”. Expresó: “Hasta que no haya vacuna habrá distancia social y mucho cuidado”.

En el marco de la charla, la especialista Ana Gómez Leiras se refirió a las medidas impulsoras del nuevo turismo y seguridad sanitaria; los protocolos anti-COVID de actuación en establecimientos; y la combinación de los protocolos con la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Animó: “Hay que dar confianza, mostrar que cumplimos los protocolos. Acá, la gente está empezando a viajar, quiere salir, ir a comer. Sean optimistas, creo que el sector se va a reactivar muy rápido. Se está viendo aquí en Europa. Los hosteleros están frenando a los clientes, están más reticentes porque el problema es no poder controlar la situación. Hasta que no haya vacuna va a ser así, distancia social y mucho cuidado”. También opinó sobre las certificaciones COVID-free en establecimientos de alojamiento: “Me parece que es peligroso. Podemos asegurar que cumplimos los protocolos, e incluso contratar a una empresa auditora para que lo certifique”.

El Ciclo es organizado por el Departamento de Capacitación y Formación Profesional, a cargo de la doctora Ana María Miñones, prosecretaria de la Federación.

Crisis mundial

Al comienzo de la charla relató la magnitud del impacto del COVID-19 en la actividad turística, que tiene un gran peso en la economía mundial, ya que representa más del 10% del PBI: “El brote mundial de COVID-19 ha llevado al mundo a su paralización, y el turismo ha sido el más afectado de todos los grandes sectores económicos”. Indicó que, antes de la pandemia, la OMT había previsto un crecimiento positivo de entre el 3 y el 4% para este año; mientras que ahora estima una pérdida de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares en ingresos procedentes del turismo internacional, y convocó a un Comité Mundial de Crisis. Se refirió a las campañas de la OMT, #ViajaMañana, desarrolladas para darle esperanza al sector y compartir la responsabilidad. La estrategia se basa en “viajar mañana por las siguientes razones”: por la solidaridad con los destinos del mundo; para aprender de las diferentes culturas y volver enriquecidos; para apoyar el empleo vinculado a un sector que llega a todos los niveles de la sociedad; para impulsar el desarrollo y promover la sostenibilidad.

Asimismo destacó las recomendaciones respaldadas por el Comité Mundial de Crisis, que destaca la necesidad de apoyo financiero y político a medidas de recuperación dirigidas al sector turístico; la necesidad de mitigar el impacto en el empleo, proteger a los más vulnerables y acelerar la recuperación; y asegurar que las políticas y acciones aseguren el impulso del desarrollo sostenible, que es uno de los objetivos prioritarios de la OMT.

Recomendaciones

Ana Gómez Leiras habló de los principios que debe llevar el turismo adelante, que son los viajes seguros; protocolos claros; intercambio de datos sobre la base del consentimiento y conforme a las normativas vigentes y pleno respeto de las políticas de privacidad de datos; la no discriminación de los viajes; la transformación digital. También recordó que los protocolos van a ser sustituidos por mejores alternativas o abandonados cuando la situación lo permita. En este proceso, indicó que se aconseja utilizar pago sin contado y uso de apps para reservas, cancelaciones o acceder a información. 

Dijo: “El COVID-19 ha acelerado la transmisión tecnológica. Usuarios que nunca se habían planteado a hacer una videollamada tuvieron que aprender a hacerlo. El teletrabajo, la banca comercial, entre otras, aportaron soluciones al confinamiento y a la distancia social”. Señaló que más de mil empresas de 110 países presentaron startups inéditas y soluciones disruptivas en tres áreas: salud, economía y gestión de destinos. Y destacó algunas como: MyStay, Control H&S, Homevip, Hotel Data Cloud, Staymyway, que ofrecen desde bienvenidas por SMS a los clientes, check in digital, chats entre clientes y dirección hotelera, mapas interactivos, cerraduras electrónicas, control energético, soluciones de cobros.

A su vez, desarrolló las consideraciones operativas para la gestión del COVID-19 en los sectores de alojamiento y gastronómico, con un plan de acción para el equipo de dirección, que deberá asignar recursos económicos y humanos para garantizar la implementación del plan, supervisión, y óptima comunicación y formación. También especificó consideraciones para tener en cuenta en todas las áreas de los establecimientos, protocolos innovadores de desinfección y recomendaciones para el manejo de casos de COVID-19.

Dijo: “Los buffet libres darán paso al showcooking y a desayunos y comidas dentro de las habitaciones, que tendrán que adecuar espacios. Habrá opción de servicio de contacto cero a elección del cliente dentro del cuarto. Hasta se incorporarán a los amenities el gel hidroalcohólico, guantes y mascarillas. Los spas serán más restrictivos y se potenciarán los tratamientos personalizados y en cabinas. Se volverá a las líneas simples de diseño y a espacios más diáfanos. Se buscará inspirar frescura y relajación con elementos en tonalidades claras y colores naturales. La tecnología dará acceso a las habitaciones sin tocar un botón”.

Desafíos del mundo

Por último, desarrolló los graves problemas socioeconómicos que esta crisis inédita ocasionarán, como aumento en las tasas anuales de pobrezas y del desempleo; problemas en los sistemas sanitarios, con la manifestación de sus deficiencias; y repercusión en la educación, ya que 1.500 millones de niños están desconectados de las escuelas. Expresó que en el mundo 1 de cada 3 personas viven sin agua potable, recurso clave para frenar la expansión de la COVID-19. Y agregó que el medioambiente ha sido el gran ganador de esta crisis: “La reducción de desplazamientos, el descenso de la producción, la suspensión de las grandes concentraciones de personas, han dado un respiro a nuestro planeta. Sin embargo, no podemos bajar la guardia que podría haber un efecto rebote al relajarse las medidas de confinamiento”. 

Entrevista con el chef Fernando Trocca: “Muchos descubrieron un pequeño cocinero adentro”

Fuente: La Voz ~ Prácticamente desde el primer día de aislamiento obligatorio el chef comenzó a subir en Instagram y Facebook una receta diaria elaborada desde su cocina personal, en su propia casa y con su familia como testigo.

“Hasta hace una semana subía recetas todos los días. Ahora desde que abrí el restaurant no tengo tiempo para hacerlo. Surgió de una manera muy natural y ante la sorpresa de cómo lo recibió la gente, lo bien que lo tomaron y lo mucho que me lo agradecieron, me generó una suerte de compromiso para seguir haciéndolo y darles una receta diaria. Me hacía bien a mí y le hacía bien a la gente: un ida y vuelta”, admite Trocca.

 “Lo que cocino en las recetas es lo que inmediatamente después nos sentamos a comer”, precisa, aunque no hace falta aclararlo. Basta ver alguno de los videos del chef en acción para entender que su aproximación al público virtual fue también una forma de usar la gastronomía como lenguaje.

Lejos de la sofisticación de otros ambientes, el cocinero desplegó menús de todo tipo pensando en el día a día y en las posibilidades de su audiencia media. Todo en videos amigables de entre 5 y 15 minutos de duración.

“Dentro de esta cuarentena es inevitable cocinar al menos como mínimo dos veces al día”, analiza el respetado chef que estuvo al frente del ciclo ¿Qué comen los que saben?, en Telefe.

“La gente tiene que cocinar en la casa, inclusive aquellos que nunca cocinaban. Siento que muchos que creían que no eran aptos para eso empezaron a descubrir que todos podemos cocinar. Es una práctica que se da a diario en todas las casas, entonces definitivamente creo que la gente está cocinando mucho más”, explica en relación al boom de comida casera que se advierte en internet.

Clases

Ese vínculo de cocinero-enseñando-a-gente-en-su-casa desarrollado a lo largo de tres meses derivó en un proyecto más que particular. Trocca se asoció con la ticketera Ticket Hoy, que viene transmitiendo espectáculos vía streaming, y le dio forma a un pequeño curso de tres clases que realizará desde su cocina en vivo y en directo entre los últimos días de junio y los primeros de julio.

“Surgió porque me puse a pensar que esto de las recetas estaba haciendo tenía mucho éxito y quise ver la manera de poder hacerlo y generar algo en estos momentos en los que muchos estamos sin ingresos”, admite el chef, que con su restaurante Orilla pudo empezar a trabajar en la modalidad delivery sólo hace tres semanas.

“Quería que siguiera siendo muy accesible, no armar algo para poca gente. Pensé en hacer clases por Zoom pero estaba buscando algo de mejor calidad de imagen. Me junté con la gente de Ticket Hoy y surgió esta idea, es la primera vez que ellos van a hacer algo así”.

“La idea es dar un pequeño curso de arroces. Voy a preparar tres recetas diferentes, de Italia, de España y de Asia, con tres tipos de arroz distintos, cada uno con su técnica. Se va a transmitir en vivo desde mi casa, desde donde yo hago mis recetas solo que de una manera más profesional. Con más cámaras, con iluminación, con sonido. Lo pueden ver en simultáneo hasta 20 mil personas”, describe Trocca.

“Cuando alguien compra el ticket nosotros le mandamos la lista de ingredientes para las recetas, pero no es obligación cocinar en simultáneo. Las clases son a las 20, la gente se conecta y la ve en vivo. Aquel que no puede en ese momento, la va a tener disponible durante 72 horas. Si la quieren volver a ver, la clase va a quedar colgada” aclara.

-¿Cómo te llevás con el hecho de abrir tu cocina y tu casa al público?

-Al principio tuve un poco la sensación de estar abriendo mi intimidad, mi espacio. Pero después me relajé con eso. Entendí que quizás también eso es lo que hace que la gente se sume y sienta más cercana la clase, o que me sientan más cercano a mí. Es muy real. Literalmente estoy cocinando en mi casa, con lo que tengo a mano. Incluso productores, proveedores y amigos me empezaron a mandar cosas de regalo. Se armó una cadena muy linda.

-La gastronomía está cada vez más alineada con lo saludable y lo sustentable. ¿Cómo estás parado en este nuevo contexto?

-Me parece que está buenísimo y es muy importante que pase eso, desde muchos ángulos. Por un lado la promoción y la difusión de eso, o sea que la gente tome conciencia de lo que come, cómo lo come, de dónde viene, cómo fue producido, con qué cuidados, tomando qué recaudos. Es importante que eso pase. Para la gente, para nosotros los cocineros y difusores de esto, para los productores, para poder ayudarlos a que sigan. Es muy difícil para los productores pequeños sobrevivir y llegar a todo el mundo, con cantidad de intermediarios en el medio. Creo que es un muy buen momento. Esto vino para quedarse e instalarse, y hay que seguir trabajando mucho más.

-¿Creés que esta vuelta a la cocina casera puede instalarse como un nuevo hábito?

-Uno quisiera pensar y creer que esto puede cambiar el futuro. Ojalá que sí. Estaría buenísimo que así sea: volver un poco a las generaciones de nuestros abuelos, que cocinaban todos los días. Eso ya dejó de pasar. Por momentos pienso que puede ser y por momentos pienso que todo volverá a la normalidad. Que la gente volverá a su ritmo, que ya no van a estar en sus casas. Creo que muchos descubrieron una pequeña vocación, un pequeño cocinero adentro, y lo seguirán haciendo en forma de hobbie, los fines de semana y en los momentos que se pueda.