Simplificaron el Sistema de Autoprotección para establecimientos de hasta 300 metros cuadrados

Fuente; AHRCC ~ Con el objetivo de continuar simplificando las normas y regulaciones que impactan en los sectores productivos de Buenos Aires, la subsecretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad, a través de la Unidad de Proyectos Especiales de Simplificación Productiva, implementó una serie de cambios en el Sistema de Autoprotección

A partir de ahora, aquellos establecimientos que posean un espacio de hasta 300 m2 de superficie cubierta total, ya no necesitan presentar un plan de autoprotección y realizar simulacros anuales, sino que solamente deberán presentar una declaración jurada informando que cumplen con los requisitos de seguridad y el plano firmado por un profesional. La medida se enfoca principalmente en los establecimientos gastronómicos y locales comerciales. Dentro de los primeros, aquellos que no superen los 300 m2 de superficie cubierta total, podrán incluir un entre piso habilitado para el uso principal que no exceda los 60 m2.

Creado por la Ley 5.920, el sistema es de aplicación obligatoria en el ámbito de la Ciudad y la medida alcanza a edificios, establecimientos y predios, tanto del ámbito público como del ámbito privado, con afluencia de público.

La clasificación de los establecimientos se construye según diferentes criterios de riesgo, en función de su uso, superficie, características edilicias y niveles de concurrencia, organizándose en tres grupos:

1- grupo de complejidad de evacuación baja,
2- grupo de complejidad de evacuación media,
3- grupo de complejidad de evacuación alta.

Estos cambios apuntan a simplificar la vida del comerciante y aumentar el nivel de cumplimiento de las normas.

Crece el uso de las app de delivery en seis municipios del Oeste

Fuente: Clarín ~ “Leandro te está llevando tu pedido”, dice una notificación de la aplicación móvil de Uber Eats a los pocos minutos de haber elegido la hamburguesa con papas fritas que estaba de promoción. Y así como él, cientos de motos y bicicletas con cajas de todos los colores recorren las calles del Oeste y son parte de esta nueva modalidad de delivery que poco a poco se está expandiendo por todo el país.

La primera en desembarcar en la zona para hacer de intermediaria entre el usuario y el restaurante fue Pedidos Ya, hace 5 años, y es la que cuenta con una mayor cobertura y una gran cantidad de comercios adheridos en Moreno, Merlo, Morón, Ituzaingó, Hurlingham y La Matanza que rondan entre los 60 y los casi 200, dependiendo del lugar específico en que esté el usuario.

“En la zona Oeste tenemos la base más grande de usuarios, pero por políticas de la empresa, debemos mantener estos números de manera confidencial”, explican desde la empresa.

Con el tiempo se fueron sumando Rappi, Glovo y Uber Eats, y se multiplicaron también los usuarios que comenzaron a descargar las aplicaciones para aprovechar las ofertas y cupones de descuento que éstas empezaron a ofrecer para ganar la fidelización de los nuevos clientes.

“Vivo sola y muchas veces me sale más barato comprar comida a través de la aplicación que ponerme a cocinar. Todo el tiempo hay promociones, por eso hay que tener todas descargadas y comparar”, cuenta Gema Gómez, vecina de Morón.

En el caso de Rappi y Glovo, además de dar la posibilidad de comprar en restaurantes, brindan la opción de hacer compras de supermercado, kioscos, o hasta buscar elementos personales.

Glovo llegó al Oeste hace pocos meses y aseguran que han crecido tanto en órdenes como en cantidad de repartidores. “Hasta la fecha tenemos más de 30 mil descargas en la zona y 179 repartidores”, detallan. Por el momento se puede usar en La Matanza, Ramos Mejía, Ituzaingó, Morón, Castelar y Haedo.

Uber Eats fue la última en desembarcar en el país y eligió el Oeste para comenzar con su plan de expansión por el Conurbano. Fue así que el 25 de abril llegó a Ramos Mejía y después se lanzó en los principales centros urbanos que, dentro del Oeste, incluyen San Justo, Lomas del Mirador, Haedo, Morón, Ituzaingó y la última incorporación de Castelar hace poco más de un mes.

“Veíamos una gran oportunidad en Castelar, donde hay una oferta muy interesante y variada. La cantidad de pedidos que se realizaron desde el primer día superó ampliamente nuestras expectativas”, aseguran desde la empresa.

Los comercios de la zona también se vieron beneficiados por el desarrollo de estas aplicaciones ya que les permiten ampliar el área de alcance y mejorar los tiempos de entrega. “Nos aumentó la venta y nos hizo llegar a personas que no nos conocían, pero la comisión por los servicios es alta”, asegura Lautaro Bonapelch, de La Ensaladería, que cuenta con sucursales en Castelar e Ituzaingó.

Uno de los aspectos que genera más discrepancias entre quienes están a favor y en contra del desarrollo de servicio es la precarización laboral porque quienes realizan el delivery son monotributistas y no empleados fijos. Sin embargo, desde las empresas explican que son fuente de trabajo para muchas personas.

“Somos una plataforma a través de la cual muchas personas tienen la posibilidad de generar ingresos rápidamente, sin barreras y con total libertad de horarios y lugar. Creemos que, en muchos casos, funciona como una herramienta de inclusión”, destacan desde Pedidos Ya.

Todas las empresas consideran que seguirán creciendo en los próximos tiempos. Es decir que los repartidores con sus cajas de colores llegaron para cambiar el paisaje urbano y serán cada vez más.

Un publicista se volvió a calzar la corona de «campeón del pesto»

Clarín ~ La comida es uno de los lenguajes por el cual se traslada la historia e identidad de un territorio. Los inmigrantes que llegaron al puerto de Buenos Aires desde una Italia cruzada por aromas y recetas instalaron su cultura gastronómica. La pizza, el fainá y el pesto son algunos de los platos preferidos por los argentinos.

Declarada de interés cultural por la Legislatura porteña, la séptima edición de la Semana de la Cocina italiana se celebró en la Usina del Arte, en el barrio de La Boca.

Allí se formaron largas filas de gente que esperaba recibir una porción de pizza al taglio, un vasito de helado o una copa de aperol spritz. Entre sfogliatelles (masa dulce hojaldrada), cannolis (masa enrollada con ricota), pasticciotti (postre de ricota o crema de huevo) y otras especialidades. Las familias degustaron distintas opciones.

El campeonato de pesto se llevó los aplausos de la fiesta. La salsa de larga tradición es muy utilizada en la gastronomía local. Presente en cantinas, bodegones y restaurantes, fue introducida por los inmigrantes genoveses.

“Este tipo de eventos permite dar a conocer la cultura del pesto, una salsa celebrada y querida por los argentinos. Es importante que se conozca la fórmula correcta para degustarlo”, explica Pietro Sorba, curador de la Semana de la Cocina Italiana, periodista y crítico enogastronómico.

Un jurado de nueve miembros, integrado por reconocidos profesionales de la gastronomía y expertos en cocina italiana, evaluó la técnica, organización y distribución, color, textura/machacado, aromas, consistencia, balance y sabor en el pesto de cada uno de los 15 participantes que fueron elegidos a través de las redes sociales. La mayoría era de Capital Federal, salvo dos que eran de Adrogué y La Matanza. Cada uno con su mortero de mármol y pilón de madera.

1, 2, 3… ya

Este año se redujo el número de concursantes para elevar la calidad del pesto. No es casual que gran parte del jurado esté integrado por mujeres. Según los expertos, perciben mejor los olores y tienen mayor sensibilidad. Tienen 45 minutos para recorrer las mesas de los participantes y aconsejarlos sobre el proceso de elaboración.

Los ingredientes son claves: albahaca de hoja chica, aceite de oliva extra virgen, piñones frescos, ajo, sal y quesos con distintos niveles de estacionamiento: grana padano, vacuno y pecorino, de oveja. “El buen pesto se logra con equilibrio. Ningún sabor debe sobresalir. Si tiene mucho perfume a ajo está mal hecho”, destaca Pietro.

Habemus resultado

El participante N° 6 se consagró como ganador de la competencia con un puntaje de 32,4. A sus 49 años, Lucio D’Imperio fue, por segunda vez consecutiva, elegido como el autor del mejor pesto genovés. Dejó nuevamente en el segundo puesto a Flavio Croce (28,75). El podio lo completó Nicolás Sánchez Segovia (24,6).

Hijo de inmigrantes europeos, madre genovesa y padre romano, D’Imperio creció en medio de una familia numerosa, entre sabores de la cultura italiana.

El pesto fue la primera receta que aprendió ¿Cómo se prepara? En el mortero se colocan gajos de ajo, piñones y granos de sal gruesa. Se machacan hasta lograr una pasta, se le agregan hojas de albahaca hasta que adquiera consistencia homogénea y luego, se tiran los quesos y de a poco el aceite de oliva.

“Se logra con buena textura. Tiene que ser cremoso, tener brillo y color verde vivo”, explica.

“La cocina es una pasión encontrada de grande”, subraya el publicista nacido en Núñez. Confiesa que este año se sintió más nervioso que el anterior por el compromiso que implicaba defender lo que mejor sabe hacer. Desde hace un año y medio comenzó su propio emprendimiento: fabricar pastas freezadas. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, parafrasea al célebre poeta español Antonio Machado.

Los mejores productos gourmet, elegidos en un concurso

Fuente: Clarín ~ La variedad de productos gourmet​ que existen hoy en el mercado argentino es amplia y está en constante expansión, más allá de los vaivenes económicos, al igual que el público foodie, que también cada vez es más.

Con la idea de jerarquizar esa oferta, se hicieron por primera vez los Premios Alacena Foodie, en los que un jurado de periodistas gastronómicos y cocineros eligió los mejores en diez categorías, en una cata a ciegas que se realizó en La Malbequería.

El concurso lo organizó Alacena Foodie, una cuenta de Instagram creada por Sandra Lion y Fernando Gambone, una pareja que hace poco más de un año empezó a mostrar en esa red social los productos de su alacena y a recomendar cómo usarlos. Hoy, la comunidad tiene más de 31.000 seguidores.

Gambone contó que el concurso surgió “ubicándonos nosotros en el lugar del consumidor, que es lo que somos. Si el presupuesto permite comprar un sólo producto por categoría, a partir de los Premios Alacena Foodie ya sabemos cuál debería ser”. Lion agregó que este espacio “incentiva al sector y da a conocer el esfuerzo de los productores”.

Alfajores, otros de los productos gourmet que compitieron. (Alacena Foodie)

Estos son los productos más votados en cada una de las categorías:

Queso brie: La Boheme Quesos Especiales

Aceite de oliva extra virgen: El Faro

Mostaza antigua: Arytza

Relish de pepino: Narda Lepes por Alcaraz Gourmet

Masala: Recetas Ancestrales

Salsa barbacoa: Pampa Gourmet

Chimichurri: Arytza

Vinagre: Müller&Wolf

Alfajor: Guolis

Grapa: Rutini

Además, los seguidores de la cuenta votaron online el Premio Alacena Foodie del Público. Los ganadores fueron Cabañas Piedras Blancas (Queso brie), Laur (Aceite de oliva), Pampa Gourmet (Chimichurri, Salsa barbacoa y Vinagre), Rutini (Grapa), Narda Lepes por Alcaraz Gourmet (Relish de pepino), La Casa Grande (Masala), Cauca (Alfajor) y Brennan (Mostaza antigua).

Germán Martitegui: «El futuro de la alimentación no incluye carne»

Fuente: La Nación ~ Luego de cocinar los espárragos para el menú, y mientras toma un mate sentado en las nuevísimas sillas que compró para Tegui, Germán Martitegui adelanta novedades acerca de su nuevo restaurante, propone una mirada sobre el futuro de una alimentación sin carne y se explaya sobre el crecimiento de Argentina como ciudad gastronómica. Sin embargo, antes de todo eso, pone énfasis en que su prioridad es la de ser padre, está dedicado en tiempo y alma a darles amor a sus dos hijos bebes.

-¿Qué pensás acerca de que Buenos Aires acaba de ser la sede de los premios a la gastronomía?

-Si bien siempre pensé que la lista de los 50 Best es una lista antipática, que pone a los cocineros en un número, y eso lo dije cuando salí primero, quinto o los que sea. De todas maneras, me parece súper importante para Argentina que se haya hecho acá la premiación, porque nos dio la oportunidad de estar en el centro de las miradas internacionales en donde chef y periodistas vinieron a comer a nuestro país y nos conocieron más. Creo que Buenos Aires está en uno de los mejores momentos en cuanto a infraestructura y hay una cantidad de restaurantes buenos que no existían hace 20 años. El trabajo que todos hicimos en estos años es increíble y eso sorprendió a todos. Me sentí muy orgulloso de los elogios de los extranjeros, algo que antes no pasaba. Muchos cambiaron el pasaje para poder quedarse más días y conocer otros restaurantes.

-¿El cocinero actual debe tener un compromiso con la alimentación?

-Un cocinero tiene que salir de su cocina, tiene que ver qué quiere hacer. Somos muy escuchados y tenemos el compromiso de dar el mensaje correcto. Cada uno puede ayudar de una manera distinta. El que tiene una cadena de restaurantes puede comprar muchísimo y pagar un precio justo a los productores. Yo con solo cuarenta sillas -pero siendo más conocido- puede visualizar un producto, contar que lo estoy usando y al mismo tiempo ser consciente de los productos que no tengo que usar. Si ves lo que está pasando con la pesca en los ríos de la Mesopotamia… El dorado, el surubí, el pacú son peces que estamos depredando y no debemos seguir consumiéndolos. Es una decisión muy importante decir lo que usás y lo que no usás. Al ser observado y copiado tenés una responsabilidad en la demanda que se genera sobre las cosas.

-¿Hacia dónde va la alimentación?

-Hay decisiones que uno va tomando cotidianamente y luego llega el día en que te das cuenta del camino que venías marcando. Tegui tiene un menú de 12 pasos y los cinco primeros son vegetales; eso pasa en un país en donde se comen kilos de carne por año. Nosotros tomamos la decisión consciente de tener poca carne roja en el menú. Casi no usamos carne de vaca. Los cocineros que tenemos este lugar debemos ponernos a pensar cuál es el futuro de la alimentación y ese futuro no incluye carne.

-¿Un futuro sin carne?

-Me parece que matar animales en algún momento va a ser algo obtuso. Como cuando la gente se batía a duelo por una discusión. Como los zoológicos, donde nadie quiere ver animales encerrados. Lo que hacemos con los animales es lo más parecido a la tortura que puede haber. El futuro no incluye animales muertos en nuestra comida. No sé hacia dónde va a ir, pero estoy seguro que no incluye matar para comer, por más que me digas que son gallinas felices.

-¿Estás acercándote al veganismo?

-No. Fui padre. Cuando sos padre empezás a pensar qué les vas a dar de comer a tus hijos y cómo es la comida del futuro. Tengo amigos cocineros que matan un pollo con el hijo y le explican que es para comer. Es correcto, somos animales, pero eso es si estás en medio del campo. Cuando estuvimos en Mendoza servimos una sopa de gallina, una cazuela que es una famosa receta. Las gallinas llegaban vivas y las matábamos, y llegó un momento en que matábamos 40 por día. El supermercado hizo que todo sea muy aséptico y que el animal muerto llegue en una bandeja con un código de barras. Eso hace que comprar un animal muerto sea lo mismo que comprarte un calzoncillo. Eso no puede funcionar más, es algo que estoy seguro de que el futuro no va a incluir. Ni hablar de la contaminación que genera el ganado vacuno con los gases y el efecto invernadero.

-¿La gastronomía sigue en auge o ya pasó el furor?

-Creo que la gastronomía no está más de moda. Las modas no son buenas para nada, porque lo que está de moda pasa de moda. Quiero que la gastronomía sea una pasión que se transmita y que la estudie y la siga la gente que quiere hacerla. Que no sea una camada que solo la estudia porque está de moda. También se desmitificó eso de que los cocineros somos modelos y tenemos unas vidas increíbles. Hoy se sabe que tenés horarios horribles, que trabajás mucho, que el mercado de pescado abre a las dos de la mañana y el central a las cuatro. Es casi como ser médico. A eso le tenés que sumar los miles de kilómetros de viajes para conseguir los productos que te interesan. Igualmente, no cambio por nada esta profesión.

-Luego de dos décadas de gastronomía gourmet, ¿sentís que el comensal ya aprendió?

-Hoy, hay mucha avidez por todo lo argentino, por saber de dónde vienen las cosas, y saber cómo se hacen. La gente está preparada para mucho más de lo que le estamos dando. La gente ya aprendió y lo que busca es comer rico y saber más. Probar cosas que no conocen les encanta. Eso también lo veo en mis hijos; ellos están todo el tiempo probando, sintiendo texturas, sabores; es una inquietud que tenemos todos desde que somos chicos hasta que nos morimos. El placer de la comida no se termina nunca.

-¿Tus hijos comen de todo?

-El de tres meses, no [risas]; y el de 10 meses, sí, ya come de todo. Aunque nunca le di carne ni harina blanca, y come con poca azúcar.

-¿Tuviste que hacer cambios en estos tiempos o la gente se adaptó siempre a tus propuestas?

-Siempre hice lo que tuve ganar de hacer, no hago concesiones. No puedo sentir que tengo un trabajo; vengo a Tegui porque quiero venir y los chicos saben que si no aparezco una semana es porque no tengo ganas, porque estoy dudando o pensando algo para cambiar. Estoy seguro de que va a haber un cambio en la manera de servir comida. No le veo mucho futuro ni a las listas de premios, ni a los menús degustación ni a nada de eso. Algo va a pasar, pero encontrar la inspiración siempre es difícil; hoy estoy orgulloso de todo lo que pasa en Tegui, desde el principio hasta el final.

-Se viene un nuevo lugar, Marti.

-Cada tanto he sentido la necesidad de cambiar de lugar, de estilo o de manera de conectarme con la comida y lo he hecho. Hice Mallmann, hice Agraz, Casa Cruz, Olsen y Tegui, y ahora vienen Marti. Estará en Recoleta, en Posadas y Rodríguez Peña, escondido dentro del local de Tramando. Un lugar en donde vamos a tener mucho más contacto con la gente con una comida más simple y accesible. Va a abrir todo el día y voy a volver a poner un brunch como en Olsen, algo que siempre extraño. También extraño que la gente pueda venir muchas veces en un mes o que pueda venir dos veces en una semana. Tegui es muy impactante, pero es difícil repetir, es una experiencia, no una comida. Y ahora tengo muchas ganas de hacer comida. Va a ser una carta con platos que van cambiar mucho todo el tiempo. Va a haber cócteles, sommelier, música y va a ser muy relajado.

-De estar sólo y con el capricho Tegui, ahora tenés dos bebes, una próxima apertura y continuas invitaciones por el mundo. ¿Cómo haces?

-Es la primera vez que tengo algo que es más importante que mi trabajo. Hasta ahora nunca nada había estado antes y para mí es un cambio enorme. Los chicos pasaron a ser la prioridad en mi vida. Puede venir a comer a mi restaurante el mejor crítico del New York Times o el mejor cocinero del mundo al que me gustaría impresionar, pero si mi hijo está resfriado digo: «No voy». Hay lugares a los que ya acepté ir y me cuesta un poco, porque no tengo ganas de salir de casa ni perderme un minuto de ellos. Por suerte estoy en una edad en la que puedo hacerlo. A la cocina argentina ya le he dado mi vida, y ahora hay dos cositas más importantes que me esperan en casa.

Rabieta abre su primera franquicia en San Isidro

La cervecería con sede en el bar La Paris, dentro del Hipódromo de Palermo, Rabieta abrió el viernes su primera franquicia ubicada en San Isidro, Av. Sucre 2102.

La apertura forma parte del plan de expansión de Rabieta, que los llevará a abrir otras dos franquicias en lo que queda de 2019, ubicadas en el corredor norte de la Provincia de Buenos Aires. Para 2020, el plan es inaugurar 10 plazas estratégicas en CABA, GBA y el interior del país.

“Nuestra idea es que la mayor cantidad de gente pueda disfrutar de la experiencia Rabieta en diferentes puntos del país. Por eso comenzamos con esta primera apertura en San Isidro, esperando abrir otras para fin de año y comienzo de 2020. Esto es posible gracias al lanzamiento de nuestra cervecería en Pilar que, equipada con tecnología de primer nivel, tiene capacidad para envasar 120.000 litros mensuales de cerveza de la más alta calidad, para desplegar, no sólo en las principales góndolas, sino también en las diversas canillas que tendrá Rabieta a lo largo y ancho de Argentina”, indicaron desde Rabieta en la apertura del bar de San Isidro.

Francisco Sade: ¿Quién es el hombre que le cocina a Mirtha Legrand?

Fuente: Clarín ~ De Francisco ‘Frankie’ Sade puede decirse que galopa sobre las hornallas y los fuegos desde muy chico. Además de la gastronomía, sus pasiones son la familia, las escapadas al campo familiar de Lobos, donde el placer por la buena mesa iluminó su infancia, los caballos y el polo, herencia de su padre, Roberto.

Pero desde hace casi tres años, todos lo conocen como “el cocinero de Mirtha”. Frankie es quien prepara actualmente los platos de las cenas sabatinas y los tradicionales almuerzos dominicales de Mirtha Legrand (por El Trece), que conduce dos programas semanales a los 92 años.

Sade, casado con Delfina y padre de Olivia (5 años) y Silvestre (casi 2), hizo su debut en las “mesazas” con un ojo de bife, con una emisión en directo desde la Quinta de Olivos, con el presidente, Mauricio Macri y Juliana Awada como comensales exclusivos. Hoy, apenas pasados los 40, dieciocho años después de recibirse, es el director de un instituto privado que enseña gastronomía y representa “las manos y la voz” de Mirtha en la cocina de su programa.

Estudió gastronomía en la Escuela Superior Instituto Moreno. Una vez recibido, fue formando su carrera asistiendo a los profesores en el instituto. “Se lo recomiendo a todos los estudiantes de cocina, porque eso te abre la cabeza, y te ayuda mucho”, dice. A los 23 años abrió Le Cole, un restó en recoleta, que duró once años. De esta manera tuvo la posibilidad de viajar mucho y conocer la gastronomía de casi toda Latinoamérica y de los Estados Unidos. Eso fue una buena herramienta que lo ayudó a cambiar su cabeza, los sabores, los ingredientes y su manera de ver el arte culinario. Lentamente, comenzó a dar clases y a organizarse como docente. 

Hace tres años la community manager del programa, Agustina Vivero (más conocida como Cumbio) lo fue a visitar a la escuela y le propuso hacer videos de los platos que luego se vería en la tele. Así nació @Recetazas, una red social que comparte las recetas de la mesa de Mirtha Legrand.

Eran tomas cenitales (desde arriba), sin una cara visible. Un día, en una clase en el campo, donde Frankie enseñaba a sus alumnos a hacer el desposte de la media res, se le ocurrió sugerirle a Nacho Viale, productor del programa y nieto de la diva, grabar allí material para @Recetazas. Viale aceptó gustoso, pero puso una condición: debía aparecer alguien en cámara. Como él era el profesor no le quedó más opción que grabar la clase tal y como la brindaba siempre. Viale quedó encantado con el producto final, tanto que le dijo: “Sos el nuevo cocinero de Mirtha”.

-¿Cómo fue la primera vez que cocinaste para Mirtha?

-El primer programa fue el de Macri, ése fue mi debut con la tele. ¡Ellos estaban más nerviosos que yo! A mí, a los únicos que me da nervios cocinarles es a los cocineros buenos. Después, me amoldo y puedo cocinarle a cualquiera. Cuando se te sienta a comer una persona como Macri, lo que te pasa es que es difícil impresionarlo. Es alguien que ha viajado y tiene acceso a todo tipo de gastronomía y ha probado platos de los mejores cocineros. Tenés que pensar qué hacerle para que sienta algo diferente.

-¿Interviene Mirtha en la elección de los platos o tenés la libertad de crearlos como te parezca?

-No, no. Libertad total. Moni (la moza histórica) sabe bien qué le gusta y qué no le gusta. Así fui sacando cosas del menú. No le voy a servir algo que no le agrada. Mirtha come lo mismo que todos los invitados. Salvo, claro, que alguno que tenga un impedimento especial.

-¿Hay alguna comida que no le guste a la anfitriona?

-Ella come bastante simple, no come carnes raras como conejo, ciervo, jabalí, pato, pulpo, molleja. Por eso no las hago nunca. Un poco de cordero, tal vez. Otro plato que no puedo hacer es obviamente pasta larga ni sopas, ya que es difícil para comer mientras te están filmando.

-¿Te pasó que vuelvan a la cocina los platos sin tocar?

-¡Sí, muchas veces! Al principio me hacía mala sangre, después me di cuenta, con el tiempo, de que no le dan mucha pelota a la comida. Que coman mucho o no los invitados depende de cuán político sea el programa. Cuando es más farandulero, generalmente los domingos, comen bien… ¡Algunos hasta piden dos platos. Los sábados depende: si los políticos comienzan a pelear, no comen nada. O, a lo sumo, comen un poquito en el corte. Entiendo que eso es por la tensión del momento y no por mi cocina. También están los que vienen con la ropa tan ajustada que no pueden comer nada. ¡Porque si llegan a comer algo les explotan los botones!

-Los tiempos de la tele son muy distintos a los de una cocina. ¿Te costó acostumbrarte al vivo?

-Con el tiempo me fui acostumbrado al timming. La tele es muy distinta a los restaurantes. Tenés los horarios en la cabeza y ya es automático. Ha pasado que los platos debían salir en cinco minutos y, de repente, te los piden ya. También puede pasar que un invitado se olvidó de avisarle a la producción que era alérgico o que no comía algo en especial…. y esto es tele en vivo. La cocina del programa está muy buena y siempre tengo cosas para salir del paso: para un vegano, un vegetariano, un celíaco… o una dieta especial. Tengo un ayudante que es Bori, que está siempre listo, al pie del cañón por si hay que salir a comprar algo.

-¿Cómo está formada la brigada de cocina?

-Yo estoy solo. No hay una brigada. A veces, me acompañan alumnos de la escuela. Pero si es un fin de semana largo, ¡se borran todos! Para un cocinero, preparar comida para siete personas es muy relajado. También están Moni y Mabel, que son las dos mozas del programa toda la vida, y Bori, que me ayuda con la limpieza y el orden de la cocina. A veces, con ‘recetazas’ hacemos acciones e invitamos a cocineros de todos lados y preparamos algo juntos.

-Mirtha es muy frontal, ¿alguna vez te dijo frente a las cámaras que no le gustó la comida?

-Alguna vez… no recuerdo si era quinoa o cous cous, pero me lo dijo fuera de cámara. No siempre sale todo perfecto y ella es re copada en disimularlo, y lo deja pasar. Siempre me bancó en cámara.

-¿Cuál es la debilidad gastronómica de la diva?

-Le gustan mucho las pastas y los risottos. Yo creo que, si fuera por ella, comería todos los programas alguna de esas preparaciones. Le encantan las entradas de langostinos y el salmón. Es muy clásica para comer.

-¿Te resulta sencillo pensar el menú?

-La verdad… a esta altura del partido ¡ya no sé qué hacer! Los menú los armo los lunes o martes y hay veces que no sé qué hacer, pero me las voy ingeniando.

-¿Mirtha te cuenta qué come en la semana, si hace algún permitido?

-Ella lo cuenta al aire, que come de todo poquito. Y de hecho come en todos los programas. Un poquito de la entrada, un poquito de risotto, un poquito del postre. En la semana sé lo que come más por Mónica que por ella. Sé que se cuida bastante, pero una vez por semana se come unas papas fritas a caballo.

-Hay una bodega auspiciante… ¿qué vino es el que más le gusta a ella?

-Toma muy poco, eso ella lo dice abiertamente. Creo que se vuelca más por el vino blanco. Ella tiene el control de todo. Siempre dice que lo peor que te puede pasar es que te olvides que está la cámara prendida.

-¿Cuál fue el menú más transgresor que ofreciste en la tele?

-¡Uy! Yo hice de todo. Menos hamburguesa, hice asado con salsa criolla y ensalada mixta, milanesas con papas fritas, pizzas varias veces. Todos platos que nunca antes se habían animado. Le copa la pizza a Mirtha. Los días festivos hemos hecho locro, guiso de lentejas. Los 29 es ley que haya ñoquis. No sé por qué los odio… nunca hice los clásicos. Hacemos soufflé o rellenos, una versión un poco más copada.

-El maestro de cocina de los presos

Desde hace un año y medio, Frankie, junto con la empresa Cook Master, creó una escuela de cocina en un penal de San Martín, proyecto sin fines de lucro, de fuerte contenido social. Comenzaron capacitando a los convictos que cocinaban en el penal, para que ellos mejoraran no sólo su cocina, sino que aprendieran a tratar los alimentos. Esto los ayuda a que, en vez de salir de la cárcel y volver a delinquir, salgan con un oficio, con ganas de hacer las cosas bien y de mejorar sus.

“Los educamos, los contenemos cuando salen, les conseguimos trabajo y por un año les hacemos un seguimiento para que cambien sus vidas… y las nuestras. La gastronomía es una buena herramienta para cambiar a cualquier edad tu presente y tu futuro”, entiende Sade.

Una firma de Tigre obtuvo la certificación como empresa B de triple impacto

Fuente: El Comercio On Line ~ El intendente Julio Zamora felicitó a CookMaster por su compromiso con la economía, la sociedad y el medio ambiente. La compañía inició su actividad en el distrito a fines del año pasado y brinda soluciones alimenticias a más de 60 mil personas por día.

La compañía de soluciones alimenticias Cook Master, con sede en el Municipio de Tigre, fue certificada como empresa B de triple impacto por la ONG B-Lab de Estados Unidos por su compromiso con los sectores económico, social y ambiental. El intendente Julio Zamora participó de la celebración de dicho acontecimiento y felicitó a los directivos de la firma.

“Felicitamos a Cook Master por esta certificación, porque implica un salto en la calidad del servicio que ofrecen. El Estado precisa del trabajo mancomunado con el sector privado y es muy importante la labor de las empresas. Esta compañía vio desde sus inicios en Tigre que estaban dadas las condiciones para su desarrollo y agradecemos que hoy nos sigan eligiendo para crecer juntos”, señaló el jefe comunal.

Por su parte, el secretario General y de Economía, Fernando Lauría, expresó: “Estamos orgullosos de este logro de Cookmaster, una empresa que empezó a trabajar en el Municipio hace un año, por eso festejamos este resultado. Queremos la instalación de muchas más empresas como esta en el distrito”.

Con dicha certificación entregada por la ONG B-Lab, la firma fue reconocida como parte primordial en la solución de problemáticas socio ambientales y la construcción de convergencia de intereses. Las empresas “B” integran a su modelo de negocio la solución de dichos problemas y alcanzan estándares altísimos de sustentabilidad.

Respecto del logro, Nicolás Lusardi, presidente de la empresa, manifestó: “La confianza que nos otorgaron con este sello es una alegría total; fundamentalmente porque es poder consolidar el trabajo que venimos haciendo hace varios años, de poder mejorar nuestro impacto social y económico. A nivel local, en Tigre, nuestro compromiso es ser un socio estratégico para dar solución y que la alimentación en el distrito sea de las mejores; en eso estamos trabajando”.

A su vez, Francisco Murray, director ejecutivo de la firma, explicó: “Para la sociedad es tan importante que exista una empresa B, pero también un sistema B. Por eso destacamos el acompañamiento del Municipio, ya que es el Estado quien tiene la posibilidad de potenciar todo esto. A partir de ahora las empresas B se ponen junto al Estado a resolver problemas, y para eso es fundamental trabajar en alianza”.

Cookmaster es una empresa líder en alimentación y servicios de consultoría alimentaria, que cuenta con más de 40 años de experiencia en el ámbito gastronómico. La firma inició sus actividades en el distrito a fines del año pasado, con su predio de Oficinas Centrales y Centro de Distribución. El mismo abarca 5500 m2, con 900 posiciones de racks, 6 cámaras frigoríficas y espacio operativo para 25 camiones de despacho de alimentos. Dicho centro brinda soluciones alimenticias a 60.000 personas, entre reclusos de unidades penitenciarias, pacientes y personal de hospitales públicos, miembros de escuelas y centros de entrenamiento de fuerzas de seguridad, jóvenes de centros de minoridad y alumnos de escuelas públicas.

B Lab es una organización sin fines de lucro con sede en Berwyn, Pennsylvania, que creó y otorga la certificación B Corporation para organizaciones con fines de lucro. A nivel global cuenta con más de 3.000 empresas en 60 países y 150 sectores con un único fin: que un día todas las compañías compitan por ser las mejores para el mundo, y, como resultado, la sociedad camine hacia estadios de bienestar compartido y durable superiores.

La reinvención de los mercados porteños

Fuente: La Nación ~ Los mercados de la ciudad parecen abrir el juego al encuentro, a la mezcla de sabores, colores y propuestas. Así, en el último tiempo, la reapertura y renovación de algunos de estos espacios se convierte en una oportunidad para perderse en paseos, degustar delicias variadas y redescubrir el espíritu de la comunidad en cada barrio. Desde BA Capital Gastronómica cuentan que el concepto es mezclar gastronomía y productos frescos, como sucede en los grandes mercados de Barcelona, Madrid y Nueva York, con opciones para diversos paladares. ¿Cuáles son los desafíos de trabajar en un espacio de estas características?

En Córdoba y Callao, el mercado de San Nicolás es una de las recientes reaperturas. Allí conviven los clásicos rubros -verdulerías y carnicerías- con locales gastronómicos que ofrecen pizza, hamburguesas y otros manjares gourmet. Hell’s Pizza -con locales en Palermo y Cañitas- es uno de los que participan de este espacio. Matías Cabrera, socio de Hell’s habla de una tendencia mundial de gente que se acerca a los mercados y destaca sus beneficios. «Creo que toda acción que se pueda generar en conjunto con otras marcas está buenísima. Está muy bueno que las distintas propuestas no se pisan entre sí, sino todo lo contrario», sostiene.

La línea estética del local dentro del mercado se trabajó en sintonía con la identidad de Hell’s Pizza, inspirada en las calles del Soho newyorkino, con un estilo urbano y street-art, murales coloridos y paredes con ladrillos expuestos. «En lugar de tener un local de 200 metros cuadrados tenemos un espacio de 15, pero tenemos nuestra clásica vitrina con pizzas a la vista, los hornos al frente, las canillas de cerveza tirada, pantallas donde se exhibe nuestro menú, la decoración con grafitis, murales y luces de neón», afirma Cabrera. La propuesta gastronómica también se modifica teniendo en cuenta el tamaño del espacio. Así, el socio de Hell’s cuenta que en principio comenzaron con una carta acotada que incluye una selección de las pizzas que más salida tienen y más gustan. A su vez, sumaron una variedad de pizza «fresh market» que va variando con los ingredientes más frescos del mercado.

La Dorita es otro de los locales que dicen presente en el mercado de San Nicólás. Cristina Pedreira, gerente general del local, cuenta que el local dentro del mercado se trabajó respetando el estilo de la marca, que basa su ambientación en las típicas cantinas porteñas con fotos de personajes ilustres, guirnaldas de colores y banderines colgando al frente de la barra de hierro y madera, y los característicos «pingüinos» de vino que sobrevuelan la mesada del local. También señala que hubo que adaptarse y acomodarse a una unidad de negocio diferente, y replantear cosas del menú: «No es lo mismo un local propio que un espacio compartido con otros rubros. Para atraer al público, podemos modificar libremente desde la marquesina hacia adentro y eso nos obliga a ser ingeniosos y originales. El público que entra a un mercado va en búsqueda de diversidad de productos, manteniendo el costo y calidad. Entendemos que eso no lo podemos dejar de lado al momento de diseñar la carta y la ambientación del local», sostiene. La mixtura también tiene sus desafíos: «Conviviendo con los feriantes de siempre, una de las contras que surge está en la diferencia de horarios, ya que los feriantes clásicos cierran sus locales alrededor de las 20, que es justo el horario más fuerte de la gastronomía. Al estar ellos cerrados, no ingresa la misma cantidad de público. Ahí es donde tenemos que salir a trabajar para acaparar un público específico que ingrese sólo para la gastronomía», dice Pedreira.

Martín Bouquet, socio de Joe’s Burgers cuenta que la firma venía trabajando con food trucks antes de tener su primer local, en el mercado de San Nicolás. Joe’s fue diseñado por sus dueños, una pareja de jóvenes emprendedores, que con la ayuda de una arquitecta armaron una propuesta exclusivamente para este espacio. Los dueños de Joe’s buscaron una estética inspirada en los dinners de los años veinte y cuarenta. Además, Bouquet señala que le dieron mucha importancia a transmitir la pulcritud con la que les gusta trabajar: todas las superficies son lavables, en blanco y negro con toques de rojo, jugando con luces cálidas y frías para resaltar los detalles. «Creo que los mercados son una buena posibilidad para tener un local a un costo accesible. Esto ayuda mucho a los emprendedores, a que se la jueguen e inviertan en la gastronomía local. El hecho de estar en un mercado con marcas reconocidas suma a las nuevas marcas y tracciona gente. Los desafíos son invertir en un local que no da a la calle, siendo una marca nueva», concluye.

Modernidad e historia en San Telmo

En el Mercado de San Telmo -situado en Estados Unidos y Bolívar-, el atractivo turístico de la zona invita a dejarse tentar. Fidel Pérez Ochoa, dueño de BierHof cuenta que la identidad de la marca -que tiene su primer local en Palermo- surgió a partir de la idea de implementar en Buenos Aires un biergarten o patio cervecero (terrazas al aire libre con mesas comunitarias muy típicas en Alemania). En este sentido, dice que encontró en el mercado un espacio relajado y distendido, con un patio interno, que encuentra puntos en común con el local original de la marca.

«El mercado tiene mística y BierHof también la tiene, cada uno en su estilo. La particularidad de BierHof Palermo es tener un espacio todo al aire libre. Aunque en días de lluvia o frío se cierre, la idea es que sigas sintiendo que estás al aire libre. El Mercado, al tener techos tan altos y mucha luz natural, da la sensación de que estás en un espacio abierto. Eso nos ayudó para crear un mini BierHof (cómo le llamamos cariñosamente) dentro del mercado», sostiene. Plantas, luces colgantes, mural, espacios comunitarios, metegol y puerta a la calle marcan la estética de BierHof, y Fidel Pérez Ochoa cuenta que Lorena Parra, arquitecta de ambos espacios, hizo un gran trabajo desde ese lugar. Estar en un punto turístico importante de la ciudad, lograr que la propuesta llegue a un público diferente y formar parte de un proyecto que está creciendo y tiene mucho potencial son algunas de las claves que marca el dueño de Bierhof. «El Mercado de San Telmo está logrando conservar lo pintoresco de tener locales de antigüedades, libros y artesanías y combinarlo con una propuesta gastronómica muy interesante para el público», dice.

Maikel & Billy Bagels es otro espacio que abre sus puertas en el mercado de San Telmo con una original opción para disfrutar de las diferentes combinaciones de este popular pan. Su dueño, Esteban Siderakis apuesta a fusionar modernidad y tradición en este espacio. Así, dice, usaron materiales de la época en la cual comenzó el mercado de San Telmo con el objetivo de integrar Maikel & Billy con la historia del mismo. Señala que un desafío importante fueron los colores y los materiales que se debía respetar para continuar con toda la estética general que reina, ya que se trata de edificios y fachadas históricas. «Hay que tener cierta coherencia a la hora de diseñar o decorar el local. Esto es lo que tratamos de hacer, pero dándole un toque propio ya que el producto es algo que está muy de moda por ser un producto rico, ligero y con buen precio. Como receta de años, que resurge, se busca ser consecuente con un edificio de 1890 -que siempre está vigente- y básicamente la idea de nuestro local en cuanto imagen y arquitectura tiene esta misma premisa, tomar lo antiguo y aprovecharlo, no taparlo. Que se cree el equilibrio y la comunicación que buscamos», afirma Siderakis.

Una impronta diferente

El ambiente que se respira en los mercados puede ser un incentivo para abrirse a una nueva manera de encarar las propuestas con un estilo que invite a otro tipo de consumo y degustación. Darío Muhafara, dueño del mítico restaurante de cocina asiática Green Bamboo, cuenta acerca de su experiencia en el Mercado de Belgrano -en Juramento y Ciudad de la Paz-, donde se instalaron con una propuesta distinta, en sintonía con la energía de Green Bamboo, pero con innovaciones acordes al espacio. «A partir del concepto de mercado comunitario nuestra idea fue revisar la propuesta de Green Bamboo y amplificarla para este tipo de espacios no convencionales desde la mirada del restaurante», dice. Así, la comida callejera, el puestito y el chiringo son las claves de Kho, la propuesta dentro del mercado que remite a un espacio callejero.

El dueño de Kho y Green Bamboo cuenta que en el caso de Kho, al ser un espacio pequeño y sin instalaciones de gas, la propuesta se adapta y surgen cambios en el menú, con platos que no necesiten llama. En un espacio lleno de color y con detalles únicos, el menú incluye platos de países asiáticos ideales para comer al paso o para llevar. La carta es corta y rotativa, ofreciendo entre ocho y diez platos diarios que varían semana a semana. Además, desde las estanterías de su almacén pueden adquirirse productos envasados como fideos de arroz, leche de coco o pastas de curry.

«Los mercados suelen tener una convivencia entre comerciantes que están desde hace una o dos generaciones y los nuevos que venimos a continuar o a refrescar la propuesta. Esto conlleva diferencias de criterios. El trabajo de integrar ambas partes es todo un desafío en sí mismo y si no se resuelve puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso. El gran desafío es cómo volver el mercado atractivo a la gente joven. El beneficio es que los mercados tienen un gran potencial, están insertos en el corazón de cada barrio y son accesibles a la compra diaria de la gente, con una escala humana que no posee el supermercado», concluye Darío Muhafara, quien sostiene que estos espacios pueden convertirse en excelentes paseos cuando la propuesta es sólida.

Lo que viene

Más allá de la oferta existente, la ciudad porteña tiene espacio para nuevas propuestas. De hecho avanza la construcción de Mercat Villa Crespo, un proyecto que busca convertirse en una parada obligatoria para todo aquel que viva o visite Buenos Aires. Es un mercado tradicional que se refuncionalizará para estar a la vanguardia comercial. «El proyecto plantea una dinámica de comercial mixta, esto quiere decir que el vecino pueda realizar sus compras habituales y también tenga la posibilidad de vivir una experiencia gastronómica. La carnicería además de vender sus cortes tendrá una parrilla, la verdulería en verano venderá jugos y en invierno sopas y la pescadería hará también sushi», comenta Marcelo Pirogovsky, creador de Mercat Villa Crespo. Y agrega: «Nuestra prioridad es que el mercado esté integrado por las propuestas más interesantes para los consumidores y visitantes en términos de calidad, precio y cercanía. Para ello, además de realizar un proceso de curaduría y selección no sólo de espacios y de alimentos tenemos contemplado acompañar a los productores en el desarrollo de su espacio con formatos ?exibles, no sólo para que puedan exhibir su mercadería y ofertas gastronómicas de la forma más conveniente, sino también con un modelo de contratación que mejor se adapte a las características de su negocio».

El proyecto que planea abrir sus puertas en enero próximo y que demandará una inversión de $40 millones tendrá una superficie estimada de 2700 m2 y estará dividido en tres plantas. «No se cobrará un alquiler mensual como en cualquier negocio de renta, los locatarios pagarán únicamente el 12% bruto de su facturación. El período del alquiler puede ser de un año o más, dependiendo de las necesidades de cada productor, que serán analizadas al momento de realizar la curaduría de cada productor», concluye.

Tras reunión con Alberto Fernández, Narda Lepes llamó a cambiar hábitos para atender la crisis alimentaria

Fuente: Ambito ~ La chef Narda Lepes, quien este viernes se sumó a la reunión del Plan Argentina contra el Hambre, que encabezó el presidente electo Alberto Fernández llamó a producir un «cambio de hábitos» para atender la «crisis alimentaria».

En diálogo con NA, la referente de la Asociación de Cocineros y Empresarios Argentinos Ligados a la Gastronomía Argentina (ACELGA) contó qué la llevó a involucrarse con la iniciativa del próximo jefe de Estado.

«Fui a escuchar y a informarme. Si alguien cree que tengo algo que aportar, estoy», subrayó Lepes, quien precisó que uno de los conceptos que vertió en la reunión fue la diferencia entre «alimento versus lo comestible».

En ese sentido, remarcó que «no hay nada que señale la diferencia al público» y destacó que «hay que lograr que de alguna manera verduras, frutas y legumbres lleguen a la mesa y se consuman».

Y añadió: «Los alimentos que tenemos que promover y los que tenemos que consumir más son los frescos elaborados por humanos. Los vegetales necesitan humanos y viceversa».

Respecto al panorama actual, Lepes advirtió que «la crisis alimentaria impacta más en los niños» y lamentó «el nivel de desinformación con respecto a la comida con el que crecen», así como también «el desperdicio de alimentos».

«Del hambre no me atrevo ni a hablar, ni a opinar. Pero sí de la poca esperanza en el cambio de hábitos si no se cambian las cosas. La palabra `saludable´ por sí sola no alcanza para nada», subrayó.

En ese sentido, agregó: «Si no pensamos al alimento como algo integral y descentralizado desde su producción en campo o valor agregado, no avanza ningún cambio. Hay que rever y pensar en cambios profundos en concepto, algunos drásticos y urgentes».

En medio de políticos, sindicalistas y empresarios, su presencia en la reunión del Plan Argentina contra el Hambre llamó la atención, lo que le permitió al presidente electo, Alberto Fernández, destacar que se trata de una iniciativa cuyo éxito depende del involucramiento de todos.

«Una amiga me escribió y me dijo: `Narda quiere colaborar en este tema´. La mandé a llamar en el acto. Acá no hay espacios estancos», manifestó el futuro mandatario durante el encuentro llevado a cabo el pasado viernes en sus oficinas del barrio porteño de Puerto Madero.

Acerca de la participación de Narda Lepes en el encuentro, Alberto Fernández reiteró este sábado la importancia de su aporte y señaló: «Nos explicó que el problema de la Argentina no es esencialmente el hambre, sino lo mal que se come. No todo lo comestible es alimento».

«Nos dijo que en el Plan tenemos que acostumbrar a los argentinos a comer bien, que se alimenten y no sólo puedan saciar el hambre», agregó el Presidente electo en declaraciones a AM 750.