Los nuevos genios de la cocina argentina celebrada en el mundo hablan de gastronomía política y creación

Fuente: TN – “Necesitamos que la gastronomía se siente a la mesa política y se hable de alimentación”, dice Pablo Bargero, chef estrella, que aboga por nuevos debates tras el fracaso de la Mesa del Hambre. “Somos actores sociales en serio”, dice el nuevo jurado de uno de los premios más prestigiosos de la cocina argentina. Hablamos también con los creadores de Ánima, una pareja que sale al mundo desde su cabaña-laboratorio, en Bariloche.

Viajaron, se metieron en las cocinas estresantes de la alta gastronomía, como la de The Bear, serie que les encanta. Aprendieron, absorbieron todo como esponjas y volvieron con otra cabeza. Si la gastronomía argentina es un fenómeno nuevo, con veinte o treinta años de historia, una generación de cocineros ya dio cátedra a otra más joven todavía y sigue consolidando, en un país en crisis, un proyecto capaz de cambiar las cosas.

La primera visita de los expertos de la prestigiosa Michelin repartió estrellas a lo largo del país, dejando tres en el porteño restó de Gonzalo Aramburu. En los 50 Best y demás listados globales de lo mejor del mundo, siempre un poco caprichosos, la mano de chefs argentinos se luce entre los primeros puestos, incluyendo por supuesto a la excelencia de la carne a la parrilla, Don Julio de Pablo Rivero. ¿De qué se trata esa revolución? A grandes rasgos, de cocina de producto, integrada a su territorio y su comunidad. Del revincularse con los productos de temporada, en sintonía con el medio ambiente, que suma valor a una gastronomía regional, y recupera el trabajo de pequeños productores con sabiduría ancestral, del norte al sur del mapa argentino.

Pedro Bargero y la gastronomía política. Fue plomero, trabajó en una estación de servicio, arrancó Agronomía y decidió empezar a viajar. Le pareció que la cocina era lo más fácil. Hoy, con once años de experiencia y 33 cumplidos, es uno de los chefs estrella de esta nueva gastronomía argentina que brilla en el mundo. El alma multipremiada de Chila, que ahora devino en Amarra, un proyecto muy particular. Más que un restaurante: un espacio abierto para mostrar la diversidad de la nuestra gastronomía.

Junto a Marsia Taha y Pablo Rivero, Bargero es ahora jurado del concurso que tiene estimulando la visibilidad de esta movida gastronómica, el “Prix Cuisine Baron B”, presidido por Mauro Colagreco. En su sexta edición, lanzan convocatoria y esperan un sinfín de historias increíbles, de emprendedurismo y trabajo duro en rincones del país donde los cocineros protagonizan verdaderas transformaciones.

Emanuel y Florencia, almas de Ánima, un proyecto familiar en el bosque de Bariloche.
Emanuel y Florencia, almas de Ánima, un proyecto familiar en el bosque de Bariloche.Por: zafony

– Después de más de diez años, ¿te sigue pareciendo lo más fácil la cocina?

– En ese momento me parecía, con el diario del luneste digo que no fue nada fácil, pero es espectacularmente motivadora y un actor social muy importante. Eso para mí es lo más importante que me ha dado la gastronomía y la motivación general para hacer. Para mí, elegir un producto es un acto político al cien. Si yo uso ají molido de Cachi o pimentón (español) de La Vera, ya estoy poniendo sobre la mesa una decisión política total. Si consumo pescado de anzuelo o pescado que viene de piscifactorías, es una acción política. Y la decisión que tiene un restaurant es la búsqueda hace que un proyecto que pueda calar en la comunidad, su objetivo para dar.

– ¿Antes que el de ofrecer una comida rica?

– El comensal es una persona que viene a disfrutar y a su vez a aprender. El cocinero tiene el rol de enseñar. Diciéndote que esta pesca es de anzuelo y que está buenísima y que esta otra no está buena. Es un rol fundamental de la gastronomía, el de poder comunicar. Que por ejemplo hay temporadas de los productos, y que te lleves esa información para cuando vayas a la feria y algo en tu cerebro te diga que tomate, en invierno, no. Es el ejemplo más fácil, pero de eso baja todo. Los pescados, por ejemplo, tienen temporadas. No podés comer durante todo el año el mismo.

– Me sorprende que no digas sustentable, sino político.

– Es que para mí lo sustentable tiene que ser político. Desde ese lado se puede bajar y que sea sustentable, pero en una buena gastronomía hay cosas que a esta altura son un poco la base: que algo sea sustentable, productos de temporada que sea muy sabroso y rico. Hoy hablar de temporadas es vintage, ya fue; hoy los cocineros ya tienen que salir sabiendo eso. La gastronomía argentina es muy joven, desde que los cocineros empezamos a entender lo que es la gastronomía argentina no pasaron ni treinta años. Si querés, la generación del 2006, que volvió y empezó a darle visibilidad a los productos nacionales, y hoy está la generación más joven, que tiene 20 o 25, que parte de esa base para ver hasta dónde más podemos romper ese techo.

Pedro Bargero, ex Chila y actual cabeza pensante de Amarra, un proyecto que da visibilidad a la diversidad gastronómica del país.
Pedro Bargero, ex Chila y actual cabeza pensante de Amarra, un proyecto que da visibilidad a la diversidad gastronómica del país.Por: Gabriel_Larraburu

– Esta sofisticación de la gastronomía argentina parece paralela a una realidad difícil. En un país agroganadero donde hay hambre y donde la materia prima, para el que puede comer todos los días, aparece deteriorada: un buen pan, un tomate con sabor a tomate. Casi dos realidades contradictorias.

-Sí. Por eso es importante poner en valor los lugares que realmente se esfuerzan para que las cosas no sean iguales. Cuando la economía va mal y vos querés sostener cierta calidad hay que ponerle mucho el hombro, el lomo, y ver cómo hacer para sustentar eso, que sea viable y que proyecte. Los proyectos que logran eso marcan la diferencia. Quizá no se ve en el momento, pero con los años, un restorán modifica una comunidad. El cliente es un alumno y después vos tenés una escuela puertas adentro, con un montón de pibas y pibes que vienen a laburar y vos tenés que mostrarles el camino para entender que no da todo igual.

Es muy fácil hoy perder el ánimo, estamos en un país complicadísimo. Falta mucha más gastronomía política, porque es un país muy politizado y necesitamos que la gastronomía se siente en esa mesa y que se hable de alimentación. Cuando los restaurantes se agrupan y cuando entendemos que un producto vale la pena, eso mueve la economía. Sucede acá, sucedió en Perú: se generan cambios. Si todos los restaurantes empiezan a servir pescado, por ejemplo, la industria del pescado va a explotar por los aires. Somos actores sociales importantes en serio.

– Se podría decir que la gastronomía ya se sentó en esa mesa política, la Mesa del Hambre. ¿Qué pensás de esa experiencia?, ¿estarías dispuesto a participar en algún espacio de debate de ese tipo?

– Sí, entiendo que ya se hizo, y también que no pasó mucho. Se desarmó porque, como todo en la Argentina, cuesta mucho que las cosas sean consistentes a lo largo del tiempo. Pero más allá de esa idea, y de lo que se haya o no hecho, tendríamos que sentarnos a dialogar y a entender la alimentación y cómo mueve economías y cómo los restoranes y todo lo ligado a la gastronomía (la hotelería, el turismo) pueden generar un negocio para el país y aportar a esa mejora. Con los años cada vez tiene más importancia, al menos apuesto a que se siga hablando del tema, sumando a la idea de que desde la cocina se puede aportar, de forma muy significativa: somos espacios que dan de comer a mucha gente todos los días y movemos micro economías. Cuando nos damos vuelta, vemos que logramos educar a cocineros y cocineras, que empiezan a entender la importancia de la materia prima, el lugar en la cadena en el que nos ubicamos y cómo podemos generar valor para adelante. Suena quizá idealista, pero creo que aporta y tendría que generar desarrollo para que la gastronomía cada vez sea mejor en este país. Para ser una potencia real, dentro de la gastronomía y la alimentación mundial: tenemos un montón de territorio, de mar, de ríos. Podemos aprovecharlo y potenciarlo mucho más. A la vez, somos un país que necesita mucha inserción laboral. Y la gastronomía te da eso: alguien puede hacer un curso de un año y meterse en una cocina, con un trabajo en blanco que le permita entrar al sistema. Hay muchas vetas que se pueden tocar desde la gastronomía para generar desarrollos. Me encantaría participar de todo tipo de debates vinculados a la gastronomía social.

Pesca. Una imagen del lugar de trabajo de los creadores de Ánima, en Bariloche
Pesca. Una imagen del lugar de trabajo de los creadores de Ánima, en Bariloche

– ¿Cuánto importan los estímulos como este premio del que ahora sos jurado?

– Muchísimo. Solo el hecho de participar es como ir a terapia, porque pone a tu proyecto y te pone a vos en un lugar de reflexión sobre lo que hacés, para qué lo hacés, por qué lo hacés. Son cosas muy básicas pero importantes. Hay proyectos, como Ánima, que se presentaron una vez y no quedaron, segunda vez y no quedaron, tercera vez y ganaron. Y cuando hablás con ellos te dicen que la primera vez no tenían claro qué hacían. En la diaria, es difícil levantar la mirada de la cocina para pensar, para ponerte a filosofar sobre lo que hacés. Y menos en estos tiempos en que todo va rápido y tenés que estar como en la moda y todo eso. Sin embargo, tomarte el tiempo para inscribirte te va a generar un cambio en tu negocio. Porque cuando uno piensa y analiza lo que está haciendo, ya la perspectiva cambia. Espero, en un año tan difícil, encontrar proyectos que están generando un cambio desde lo cultural. Eso es lo más importante.

Emanuel Yáñez, Pedro Bargero y Florencia Lafalla en el lanzamiento de la sexta edición del Premio Cuisine cuyo jurado preside Mauro Colagreco.
Emanuel Yáñez, Pedro Bargero y Florencia Lafalla en el lanzamiento de la sexta edición del Premio Cuisine cuyo jurado preside Mauro Colagreco.

Ánima: todo en familia

El sanjuanino Emanuel Yañez García y su pareja, la mendocina Florencia Lafalla, son los creadores de Ánima. Un restó muy pequeño ubicado en la reserva El Trébol, en el Circuito Chico de Bariloche, con una propuesta pensada para el público local basada en el abastecimiento a través de pequeños productores comprometidos con el medio natural y su preservación en el tiempo. Eligieron Bariloche para vivir con sus hijos, de 4 y 8 años y abren de lunes a viernes por la noche, en su cabaña inmersa en el bosque con capacidad para sólo 20 comensales. Su trucha curada, velouté de trucha ahumada, huevas y pera es un must.

Para ellos, la visibilidad es una invitación a seguir siendo fieles a lo que hacen, con los pies en la tierra. “Nuestra realidad es lo que hacemos día a día”, dicen a TN. “Sentimos que el premio fue para Bariloche, por cómo esa sociedad lo vive con orgullo, con sentido de comunidad. Eso es lo más bonito. Que Bariloche sea un lugar turístico, muy visitado por extranjeros, amplía nuestro público, pero siempre nos hemos enfocado en la gente de Bariloche. Tenemos un restaurante muy pequeño, no es un lugar masivo, necesitamos que trabaje todo el año así que hay una apuesta a la gente local, que vive todo el año o va seguido, que es la gente que te mantiene alerta, con la guardia en alto”, explican.

Trucha curada, plato icónico de los la pareja de sanjuanino y mendocina que adoptaron Bariloche como lugar para crear su proyecto familiar y gastronómico.
Trucha curada, plato icónico de los la pareja de sanjuanino y mendocina que adoptaron Bariloche como lugar para crear su proyecto familiar y gastronómico.Por: Gabriel_Larraburu

“Además -dice Florencia- al ser un lugar turístico se empieza a subir la vara con las propuestas de servicios que ofrece, en este caso gastronómicas, para crear un buen polo. Y está creciendo a ese nivel, lo que está buenísimo para todos los que estamos en el sector. Al turismo lo retroalimenta y aporta más valor, no queda sólo en los lagos los pinos y la nieve sino que también hay una propuesta gastronómica”.

Los nuevos genios de la cocina argentina celebrada en el mundo hablan de gastronomía política y creación
Por: Gabriel_Larraburu

Una de las cosas particulares de su proyecto es que Ánima no es sólo un restaurante, sino que hay una familia detrás. “Nosotros no somos oriundos de Bariloche, no tenemos una familia de contención. Nuestra familia chiquitita, nosotros con los dos niños (de 4 y 8 años), es parte del restaurante. Nuestra niñera es parte del restaurante. Son piezas clave que deben funcionar para que el restaurante también funcione y nos de tranquilidad a todos. En esa dinámica, hay mucha cintura y cambio de roles; hoy te toca esto a vos, mañana a mí. Luego en el restaurante sí hay roles más marcados de cada uno y otros que compartimos y hacemos en comunión. Con todo el equipo: ahora somos nueve personas”.

Los chicos, si quieren, participan de alguna tarea. “Se inculca el esfuerzo, nos ven trabajar, quizá aprendan el oficio por estar ahí adentro, y quizá les pueda servir de herramienta para el futuro. Pero no hay presión de que continúen con eso; este es un oficio que te tiene que gustar”, aseguran. Hace más de dos años decidieron no trabajar los fines de semana, para que esa vida familiar sea posible: “El restaurant necesita que la armonía en la familia esté bien para que vaya bien”.

Cabaña en el bosque. La casa de Ánima, con capacidad para veinte personas, en Bariloche.
Cabaña en el bosque. La casa de Ánima, con capacidad para veinte personas, en Bariloche.

El legado del Gato Dumas, anécdotas y reflexiones de los chefs que formó un “distinto” de la cocina argentina: “Era muy divertido verlo”

Fuente: La Nación – Creativo e histriónico, pero por sobre todas las cosas rupturista, marcó un antes y un después en la cocina argentina.

A 20 años de su muerte, casi no hace falta explicar quién fue el Gato Dumas. El rostro habitualmente sonriente y provocador de Carlos Alberto Dumas Lagos –ese era su nombre– es aún hoy uno de los más reconocibles de la gastronomía argentina. A través de sus programas de televisión o de sus libros, de su escuela de cocineros o, simplemente, en los numerosos restaurantes que abrió en sus más de 40 años como cocinero y empresario, se hizo un lugar en el imaginario popular. Pero el Gato Dumas fue más que la suma de todas esas facetas: muchos coinciden en que a partir de él hubo un antes y un después en la gastronomía argentina.

“¿El Gato Dumas? Un genio total. Fue quien jerarquizó la profesión de cocinero, vistiéndose de blanco, saliendo al salón. De ahí en más, en cada restaurante, ya no era más el maitre o el dueño a quien se reconocía, sino al cocinero, a quien te hacía la comida”, opina Dolli Irigoyen, maestra de cocineros distinguida con el Icon Award 2023 de los premios Latin America’s 50 Best Restaurants.

"Hasta el Gato, uno iba a un restaurante y no sabía quién cocinaba”, afirma el chef Mauro Colagreco
«Hasta el Gato, uno iba a un restaurante y no sabía quién cocinaba”, afirma el chef Mauro Colagreco

“En la Argentina y en Sudamérica, el Gato fue el primero que sacó al cocinero de la cocina. Que lo sacó como un personaje público, que le dio importancia y un rol fuera de la cocina. Hasta el Gato, uno iba a un restaurante y no sabía quién cocinaba”, coincide Mauro Colagreco, chef platense creador del restaurante con 3 estrellas Michelin Mirazur, en Francia, que fue alumno del Colegio de Cocineros Gato Dumas.

“Papá le enseño a su país que la cocina necesitaba excelencia”, coincide Siobhan Dumas, cocinera e hija del Gato, que recientemente publicó su libro homenaje Sabores heredados (@saboresheredadosoficial). Fue, además, el primero en hablar de la necesidad de una cocina nuestra, una cocina nacional, que no imitara y que buscase un camino propio a partir de nuestros productos y nuestras tradiciones culinarias”, agrega.

El "Gato Dumas" junto a Guillermo Calabrese en los años 90
El «Gato Dumas» junto a Guillermo Calabrese en los años 90Facebook

Cristina Goto, editora gastronómica y fundadora de la revista Cuisine & Vins, comparte una anécdota que da cuenta del reconocimiento que el Gato tenía por parte del mundo gastronómico: “En 1990 la revista organizó su Primer Concurso de Jóvenes Chefs, donde él presidió el jurado. Le pregunté entonces a Miguel Brascó por qué lo habían elegido y me respondió: ‘La llegada del Gato cambió la gastronomía de Buenos Aires’. Con el tiempo entendí que efectivamente él fue quien cambió todo lo que tenía de antigua, empujando a los otros cocineros hacia lo nuevo”.

¿Ejemplos? “Fue el primer cocinero en tener una cocina abierta que se vea desde el salón; también el primero en tener una huerta propia para abastecer a su restaurante”, responde Siobhan. “Él empezó a usar hierbas en la cocina, las que tenía en el mismo restaurante, dándole un gran valor a cocinar con productos frescos –agrega Dolli–. Además, mediatizó al cocinero a través de sus programas. Era muy divertido verlo”.

Gato Dumas en su casa de Pilar. 1993.
Gato Dumas en su casa de Pilar. 1993.Archivo

“Con su personalidad y su temperamento –histriónico, divertido, de una persona de muchísima cultura general–, el Gato trascendió en los medios y le dio un empuje gigante a la gastronomía”, destaca Martiniano Molina, uno de los cocineros con los que el Gato Dumas armó su escuela.

Cuna gourmet

Nacido en Buenos Aires el 20 de julio de 1938, desde muy chico tomó contacto con la cocina. “Papá venía de una casa gourmet, donde se comía muy bien –cuenta Siobhan–. Su abuelo, Alberto Lagos, fue el primer sibarita de la Argentina; era un escultor que cocinaba y relataba por radio Splendid desde París sus crónicas de las ferias de gastronomía francesa”.

El Gato Dumas con tres años, junto a su abuelo, el escultor y cocinero aficionado Alberto Lagos
El Gato Dumas con tres años, junto a su abuelo, el escultor y cocinero aficionado Alberto LagosArchivo

Las fotos familiares lo retratan ya a los 3 años, vestido de cocinero con chaqueta y gorro, asistiendo a su abuelo. Sin embargo, en un principio, estudió Arquitectura. Poco después, en un viaje a Inglaterra, dio rienda suelta a su vocación: “En Londres empezó a aprender sobre el oficio de restauranteur y cuando volvió a la Argentina volcó todo lo que aprendió –cuenta Siobhan–. Ya con su primer restaurante, La Chimère, papá transformó los restaurantes aburridos de Buenos Aires con una cocina excéntrica y novedosa”.

En La Chimère se mezclaban el arte y la gastronomía, con obras de Botero y Nicolás García Uriburu, performances culinarias y un salón intervenido: desde los platos pintados por distintos artistas, hasta la carta enorme, recortada a mano y con una lista de platos muy reducida (algo también innovador para la época). “Incluso fue el primero en tener un vino propio del restaurante: se llamaba Vieja Lápida, y en su etiqueta aparecía él con el pelo largo”, agrega Siobhan.

Un joven Gato Dumas en la cocina de uno de sus restaurantes
Un joven Gato Dumas en la cocina de uno de sus restaurantes

A La Chimère le siguieron otros restaurantes, como La Termita, Hereford, La Jamonería de Vieytes, Drugstore, Clark´s, La Terraza del Gato Dumas, La Rotisería de Pilar y Carpaccio. En 1973 viajó a Brasil; primero a San Pablo, donde abrió Clark’s São Paulo, y en 1975 se radicó en Buzios, donde creó un lugar de leyenda: La Posada La Chimère.

Quien recuerda su excéntrica propuesta es Cristina Goto: “A Buenos Aires llegaban las noticias de que si ibas a Buzios y salías a bucear para capturar langostas, a la noche te las cocinaba el Gato. Yo no estaba hospedada en la posada, que era muy chica, pero fui a comer y tuve la oportunidad de verlo en acción. Era todo absolutamente delicioso y el lugar era más bien íntimo. El Gato llenaba el espacio con su presencia”.

Sesión de fotos para una entrevista de 1984
Sesión de fotos para una entrevista de 1984

De regreso a Buenos Aires, el cocinero fundó nuevos restaurantes: Gato Dumas, La Bianca y El Nuevo Gato. En paralelo a su faceta de restauranteur, se suceden las publicaciones de sus libros: Las Recetas del Gato Dumas, 140 Recetas Inéditas (con Ramiro Rodríguez Pardo), Gato Dumas Cocinero. Secreto y Especialidades; Mis Historias y mis recetas. Y llegó la televisión, que terminó de consolidarlo. “La tele combina esa imagen popular que tenía, por su manera de ser disruptivo e histriónico, con la impronta europea de su cocina. A partir de su aparición en pantalla, todos supimos quién era el Gato Dumas”, afirma Martiniano.

En las aulas

Su legado se completa desde el lado formativo, con la apertura del Colegio de Cocineros Gato Dumas (hoy Instituto Gato Dumas). “Ahí los alumnos aprenden a cocinar, que es lo que hacía papá, con la idea de que un cocinero debe poder hacer algo con lo mucho o poco que tenga enfrente –reflexiona Siobhan–. Del colegio se salía cocinando, sabiendo el oficio y teniendo presente que tenés que trabajar 24 horas por día”.

En un aula cocina, del Colegio de Cocineros Gato Dumas
En un aula cocina, del Colegio de Cocineros Gato Dumas

En las aulas también afloraba el sentido del humor del Gato, y su sinceridad: “Me acuerdo del discurso que nos dio el primer día de clases, en el que nos preguntó si creíamos que íbamos a ser chefs. Todos dijimos que sí, ilusionados, pero él nos respondió que la mayoría no iba a ser chef nunca; que deberíamos estar contentos si terminábamos la carrera y lográbamos ser buenos cocineros”, cuenta el chef Dante Liporace, alumno del colegio.

Mauro Colagreco, por su parte, rememora una charla “vocacional” previa a ingresar al colegio: “Al escucharlo, no daban ganas de inscribirse. Pero a mí la charla me quedó grabada porque nos habló con mucha sinceridad, diciéndonos que era un oficio muy sacrificado, y no lo que veíamos en la televisión. Nos decía: ‘Van a trabajar los días de fiesta, cuando sus amigos y familia estén festejando’. Y a mí eso me cautivó y por eso me inscribí igual. Tuve la suerte de estar en muchas clases que daba él, de escuchar esa visión tan clara que tenía de lo que significa ser cocinero”.

Recetas manuscritas por el Gato Dumas.
Recetas manuscritas por el Gato Dumas.Archivo

En primera persona

Quienes conocieron al Gato Dumas destacan, también, su costado humano. “El Gato fue mi padre gastronómico argentino”, asegura el chef Iwao Komiyama, y comparte una anécdota: “No le gustaba el sushi y como todo cocinero era muy orgulloso de lo que hacía y de lo que pensaba. Un día me invitó a la tele a hacer un plato. Hice sushi, un roll, algo que en ese momento no era tan conocido. Pero lo lindo fue un comentario que me hizo después del programa. Se acercó y me dijo: ‘Tengo que reconocer que el sushi preparado en manos expertas es un plato delicioso’. Me emocionó mucho porque sabía que el sushi no le gustaba. Después de eso me invitó a dar clases en su escuela de cocina”.

El Gato junto a su hija Siobhan
El Gato junto a su hija SiobhanAlexia Delfino

En su rol de empresario gastronómico, recuerda Cristina Goto, fue ejemplar: “Muchas veces lo estafaron, en otras no le fue bien económicamente, pero siempre pagó sus deudas y generó otros proyectos para poder sostener los restaurantes”.

Quien lo evoca desde un lugar más íntimo es su hija, Siobhan: “A pesar de ese carácter con el que se lo veía en público, papá era muy tranquilo y familiero. En la semana se iba a dormir temprano y los fines de semana, sí, hacía comidas para los amigos y la familia. Le encantaba cocinar con sus hijos y nietos”.

Postal familiar
Postal familiar

De su infancia como hija del Gato, Siobhan destaca algunos escenas: “Era una vida muy creativa la que viví de chica con él: me acuerdo cuando me pintó en el techo del cuarto una flor enorme, para que al despertarme la viera. O cuando pintamos un auto con nubes y salíamos a andar por la ciudad. Todos le gritaban: ‘¡Gato!’. Y él, con ese auto, me iba a buscar al colegio”.

Por Sebastián A. Ríos

Cómo los chefs combinan lo tradicional con la innovación para crear menús patrios

Fuente: Infobae – La gastronomía tiene un lugar primordial en la celebración del 25 de mayo. Sin dejar de lado la esencia y las raíces, los cocineros reversionan platos y sabores con nuevas técnicas y recursos. Un repaso por sus secretos.

El 25 de mayo es una fecha emblemática en Argentina, ya que se conmemora la Revolución de Mayo de 1810. Este evento marcó el inicio de un proceso que culminó con la independencia del país, cuando se formó el Gobierno Patrio y se destituyó al virrey Cisneros.

La gastronomía tiene su lugar en la celebración, pues los argentinos rinden homenaje a su historia con platos que son parte constitutiva de la identidad nacional. El locro, las empanadas y los pastelitos son protagonistas indiscutibles de esta festividad, llenando las calles y hogares de aromas que evocan tradición y comunidad.

En la actualidad, los chefs han encontrado formas creativas de honrar estas recetas tradicionales con la incorporación de ingredientes que robustecen la experiencia culinaria. Así, logran un delicado equilibrio entre el respeto por lo clásico y la influencia de nuevas técnicas y recursos. Veamos algunos secretos.

Los chefs argentinos honran las recetas tradicionales del 25 de mayo con innovaciones culinarias, mezclando técnicas clásicas con nuevos ingredientes, sin perder la esencia de platos emblemáticos como el locro y las empanadas (Imagen ilustrativa Infobae)Los chefs argentinos honran las recetas tradicionales del 25 de mayo con innovaciones culinarias, mezclando técnicas clásicas con nuevos ingredientes, sin perder la esencia de platos emblemáticos como el locro y las empanadas (Imagen ilustrativa Infobae)

En Narda Comedor, la chef Narda Lepes y su equipo preparan un festín para el 25 de Mayo, con las empanadas y las humitas como epicentros. “Las empanadas van variando y uno no deja de sorprenderse. Estoy viajando mucho por el interior y viendo cómo van cambiando las recetas no solo de provincia a provincia, sino de pueblo a pueblo, de cocinera a cocinera, entonces siempre va a ser interesante y delicioso”, le dijo Narda a Infobae.

Y sobre la creación de estos platos y el respeto a la tradición, siguió: “El resultado final tiene que tener sabor a lo que vos buscás como chef. Es clave probar, preguntar y ver cómo las cocinan otros, ya que esto te permite mezclar, por ejemplo, la técnica de una humita de Salta con una que probaste en otro lugar. Una le pone albahaca, otra no le pone tomate, y así sucesivamente. Eso te va abriendo más puertas para poder jugar un poco. Sin embargo, para mí, aunque puede tener detalles que varíen, la esencia tiene que estar”.

Junto a Narda, destacadas empanaderas de diferentes regiones del país, como María del Carmen Vicario, de Mendoza, Valeria Velázquez, de Tucumán, y Gisella Medina, de Corrientes, deleitarán a los asistentes con sus creaciones. Además de las empanadas y la humita, el menú incluirá pastelitos, quesos y conservas, acompañados por vinos.

Según Narda Lepes, una de las claves para mantener la esencia de los platos tradicionales del 25 de mayo es mezclar técnicas de distintas regionesSegún Narda Lepes, una de las claves para mantener la esencia de los platos tradicionales del 25 de mayo es mezclar técnicas de distintas regiones

“Queremos traer el ambiente relajado de una peña con guitarreada. Un lugar donde te sentás en una mesa y al rato te cambias de lugar y la comida va saliendo; no es un menú que esperás sentado. La idea es que la gente, obviamente, no tenga una silla fija para sentarse, sino que circule, que sea como una gran fiesta. Esa es la idea: poder ver a las empanaderas, charlar con ellas, asistirlas para que ellas también puedan disfrutar, salir y conversar con la gente. Estuve viajando mucho y creo que la forma de comer también hace que uno se sienta más cercano o identificado, no solo con la receta o el plato, sino con la forma de compartirlo”, valoró Lepes.

Para quienes frecuentan la zona norte de la ciudad, en el Club de Belgrano, el restaurante La Casona de Belgrano es una opción ideal a la hora de buscar sabores patrios y de bodegón. Infobae conversó con el chef a cargo de la propuesta, Miguel Sosa, sobre su creatividad en torno a las recetas patrias, especialmente la del locro.

“El locro es muy importante porque realmente es el plato más patrio y el más federal que hay. ¿Por qué? Primero, lo que tiene este plato es que nace como un guiso de maíz. Luego, con la llegada de los inmigrantes de España e Italia, se le agrega toda la carne, por decirlo de alguna forma, toda la parte de proteínas. Es una fusión perfecta entre lo tradicional y autóctono del norte argentino con los inmigrantes españoles e italianos que llegaron”, contó Sosa.

Narda convocó a destacadas empanaderas de diferentes regiones argentinas que deleitarán a los asistentes con sus empanadas y otros platos típicos (Imagen ilustrativa Infobae)Narda convocó a destacadas empanaderas de diferentes regiones argentinas que deleitarán a los asistentes con sus empanadas y otros platos típicos (Imagen ilustrativa Infobae)

Y siguió: “Después del 25 de mayo, en la Casona de Belgrano, vamos a tenerlo durante todo el invierno. En este caso, tenemos un guiso de lentejas con cordero y el tradicional locro. Como te decía antes, es un guiso de maíz. Esa es la base y la esencia del locro. Pero, por la mezcla cultural, se le fueron agregando las patitas de chancho, el cuerito, y todo lo que son proteínas. Hay tantas recetas de locro como gente que lo hace. A mí, al servirlo en un restaurante, me gusta hacerlo con proteínas que no sean tan grasas. Uso chorizo colorado, un poquito de panceta, y en la parte de carnes uso cerdo, ternera y novillo”.

“Uso la bondiola de cerdo y el roast beef para que en el momento de comerlo no tenga huesos y no sea tan pesado. Así que, aparte del maíz, que es lo principal que lleva el locro, me gusta reversionarlo un poco con proteínas de buena calidad. Me parece fundamental el proceso: hacer un buen sofrito primero con todos los vegetales y después ir agregando, a medida que amerite, el resto de los ingredientes como el maíz, la papa y las carnes, para que quede un locro bien cremoso. Es importante para mí usar cabutia. Y después el toque final, que yo denomino ‘venenito’: un aceite picante con verdeo y ají ‘putaparió’, que es el toque para quienes les gusta un punto picante y realzar el sabor”, reveló Sosa.

A su turno, el chef Juan Braceli, uno de los referentes en la difusión de la gastronomía criolla, remarcó en diálogo con Infobae: “Las recetas patrias son parte fundamental de nuestra identidad gastronómica. Las empanadas están presentes no solo en celebraciones sino también en la cocina de todos los días. El locro en nuestras provincias del norte también está presente y, cuando llegan fechas patrias, es un emblema nacional”.

Sonia Romero, creadora de Amitié, enfatiza la importancia de adaptar recetas tradicionales sin gluten para las festividades patrias (Imagen Ilustrativa Infobae)Sonia Romero, creadora de Amitié, enfatiza la importancia de adaptar recetas tradicionales sin gluten para las festividades patrias (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Todo evoluciona, inclusive la tradición. Por eso podés encontrar locros bien clásicos, contundentes y pulsudos en los que no pueden faltar las carnes, las patitas de cerdo con su aporte de colágeno clave para lograr suculencia y textura. También hay locros vegetarianos, bien sabrosos y cremosos. Hay para todos los gustos”, planteó Braceli.

Sonia Romero, creadora de las recetas sin gluten de Amitié, una cafetería de especialidad ubicada en el corazón de Palermo y con menú apto para celíacos, afirmó a Infobae: “La clave para reversionar recetas patrias, y en nuestro caso que sean sin gluten, es imitar el sabor y la textura. Para lograrlo, es fundamental conocer el rol de la harina de trigo en cada receta y reemplazarla de la mejor manera, como en el caso de los pastelitos y alfajores”.

“Son productos que a lo largo de nuestra vida nos atraviesan e identifican como argentinos -completó Romero-. Mi toque de autor en estas fiestas puntuales es hacer estas preparaciones con los mejores secretos que me dieron mis abuelos y mi madre para reflejar ese sabor familiar. Me gustaría muchísimo que nuestra cultura gastronómica sea conocida en todo el mundo porque de esa manera compartiríamos una porción de nuestra historia”.

Romero y su equipo, que incluye a su compañera de aventuras Myriam Ferrari, harán guiso de lentejas, chocolate y churros.

Federico Frutos, chef de Cafe.te, compara el locro con las reuniones familiares de domingo. Destacó la importancia de cocinarlo lentamente para concentrar los sabores y crear una experiencia culinaria memorableFederico Frutos, chef de Cafe.te, compara el locro con las reuniones familiares de domingo. Destacó la importancia de cocinarlo lentamente para concentrar los sabores y crear una experiencia culinaria memorable

Por su parte, Federico Frutos, chef y uno de los creadores de Cafe.te, ubicado en Palermo, reflexionó en conversación con Infobae: “El locro es como los domingos de asado en familia, las largas mesas de charlas, chismes y chistes. Son de esos platos que mientras más tiempo pasa, más sabores concentra. Es por esto que, de acuerdo a nuestra opinión, siempre es mejor hacerlo despacio tomando un aperitivo con aceitunas verdes de Mendoza o de la Patagonia”

“Nuestra cocina se destaca por trabajar con productos de estacionalidad, ya sea frutas o verduras. A partir de identificar cuáles son las materias primas a usar, empezamos a armar el plato. Luego de esta selección, buscamos lograr un equilibrio entre todos los elementos para así conseguir platos originales que mantengan la esencia. Cuando sabemos que debemos trabajar con un plato con mucho tenor graso (chorizo, en esta oportunidad), nos encanta usar yogurt de búfala para así poder bajar esa intensidad y lograr un equilibrio”, señaló Frutos.

Al tiempo que remarcó: “Algo que nos gusta mucho para este tipo de platos es presentarlo con una reversión de la salsa criolla clásica, que siempre la hacemos con fruta y en vez de ponerle cebolla común, la hacemos con verdeo y puerro, ralladura de limón y muchas aromáticas. De esta forma, buscamos hacer honor a nuestra identidad”.

Con sólo 31 años, el chef Nacho Bravo abrió su propia parrilla de carne de pastura en Palermo

Fuente: Ámbito – Casa Pasto ofrece excelentes cortes a argentinos y extranjeros. Reservar con anticipación es clave, ya que abre únicamente sábados y domingos.

El joven chef Nacho Bravo no sólo tiene un catering de asado desde hace casi diez años, sino que también lleva a cabo experiencias premium para clientes de Airbnb donde les enseña a hacer su propia parrillada. Con 31 años, tiene su propio canal de entrevistas en YouTube donde intercambia opiniones con diferentes gastronómicos y, como si fuera poco, está al frente de dos restaurantes: uno de sushi con carne y su propia parrilla, Casa Pasto.

Casa Pasto se inauguró a principios de este año en pleno Palermo Soho, frente a la Plaza Armenia; un verdadero polo foodie. Lo primero que hizo Nacho fue convocar a su frigorífico de confianza, el cual le provee cortes de raza Angus y Hereford de excelente calidad, y así fue que se animó a emprender su propia parrilla exclusiva a puertas abiertas.

Allí se pueden probar carnes de novillos pesados, criados 100 % a pastura y seleccionados especialmente para el lugar, acompañadas por vegetales orgánicos de estación provenientes de Finca Tres Raíces, un pequeño productor orgánico certificado de la localidad de Rawson (Provincia de Buenos Aires), lo que hace que la carta varíe en cada temporada. Todos los productos van, literalmente, de la granja a la mesa.

Asesorado por un estudio de arquitectura, Nacho remodeló una casona antigua donde predominan los grises y negros —tanto en sus paredes como en su piso de cemento alisado— combinados con la madera Guayubira de sus mesas y sillas, el hierro de las barandas y escaleras y la luz natural que reciben todas las mesas gracias al enorme tragaluz del pasillo principal, que genera una sensación muy cálida. Además, el lugar dispone de un deck techado sobre la vereda con capacidad para diez cubiertos.

Para empezar la experiencia, en la panera viene un pan de campo elaborado con masa madre y, a modo de copetín, llegan a la mesa unas pequeñas empanaditas de asado, fritas y con masa casera. Luego, como entrada, la carta ofrece achuras y embutidos, como un chorizo 100 % de cerdo, morcilla o mollejas (estas últimas se hacen confitadas y se sirven con limón caramelizado y crema de choclo).

Como plato principal, se proponen distintos cortes que se pueden pedir con el punto que el comensal desee, entre los que nunca faltan bife de chorizo, ojo de bife, entraña, matambrito de cerdo y asado banderita, todos sumamente recomendados.

Para acompañar, cuentan con ensaladas o platos de vegetales, de los que se sugiere probar el platón de tomates, crema de zapallo con cebollas fritas y morrones asados, o tartar de remolachas. Además, se pueden pedir las papas fritas, que son con triple cocción y se sirven muy crocantes.

En cuanto al postre, el menú incluye dos bien argentinos: el flan casero (que pasó por varias pruebas hasta lograr la receta definitiva) y los infaltables panqueques con dulce de leche.

En la barra se luce la bartender Ailén Álvarez, quien para maridar con las carnes creó algunos cócteles, como el Amor Francés (Chardonnay, dry gin, syrup floral y cherry brandy), el Encanto Ámbar (Aperol, licor triple sec, cordial de calabaza y manzanilla) y El Viejo (bourbon, ron dorado, canela, vainilla y perfume de nuez), entre otros.

Como solo abre los sábados y domingos de 12 a 00 h, es necesario reservar con anticipación.

Una parada obligada para extranjeros y, por qué no, para argentinos con ganas de reivindicar el asado nacional de calidad. Ideal para festejar en grupo, visitar en familia o brindar en pareja.

CASA PASTO

Horario: sábados y domingos de 12 a 00 h.

Dirección: Nicaragua 4557, Palermo.

Instagram: @casapastobsas

FEHGRA: Chefs de Río Cuarto se suman a la Gran Final del Torneo Federal de Chefs 2024

Fuente: FEHGRA – El equipo del establecimiento Marrero Catering conquistó el Primer Puesto en la Ronda Clasificatoria Río Cuarto. Estuvo presente en la jornada el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas. La Final del certamen se llevará a cabo en el marco de HOTELGA.

En 2024, la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA) desarrolla la 8° Edición del Torneo Federal de Chefs, que acaba de sumar al equipo representante de Río Cuarto, Córdoba.

En la Ronda Clasificatoria, que se llevó a cabo ayer organizada por la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Río Cuarto, entidad asociada a FEHGRA, el Jurado seleccionó como ganador al equipo de Marrero Catering.

Elaboraron:

Plato de bocado. Pejerrey en escabeche y mollejas crocantes sobre arroz inflado.

Plato principal. Bife ancho asado, tierra de hongos, criolla y cherrys salteados sobre crema de papas.

El encuentro, que se llevó a cabo en el marco de la 2° Expo Regional Hotelera Gastronómica de Río Cuarto, fue encabezado por el vicepresidente y el secretario de FEHGRA, Carlos Mellano y José Luis Recchia; la presidente de la Asociación anfitriona, Laura Rivera; y el coordinador de la Región Centro de FEHGRA, Pablo Ortíz.

A lo largo de la jornada, acompañaron importantes referentes del sector público, como el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas; el secretario de Gobierno municipal, Guillermo de Rivas; el diputado nacional Carlos Gutiérrez; integrantes del Directorio de la Agencia Córdoba turismo, entre otros.

Integraron el jurado Luciano Nanni, asesor de FEHGRA; Joaquín Asen, representante de la Agencia Córdoba Turismo; y los chefs locales Juan Cruz Galetto y Chango Zabala, quienes evaluaron criterios como sabor, armonía, textura, consistencia de platos, presentación, métodos de elaboración, tiempos, higiene y limpieza, entre otros.

Los equipos que clasificaron para la Ronda, que fue organizada en las instalaciones del Espacio Muñiz, fueron:

• El Galpón. Fuego & Vanguardia. Chef Martín Tomaselli. Ayudante Debora Restelli

• Espacio Muñiz Event. Chef Gustavo Leiva. Ayudante Yanet Brito Vera

• Marrero Catering. Chef Diego Muñoz. Ayudante Tomas Zavattieri

• Portaluppi Eventos. Chef Yanina Moreno. Ayudante Graciela Picco

La Gran Final del Torneo Federal de Chefs FEHGRA 2024, creado para impulsar la promoción y difusión de la Gastronomía argentina, se llevará a cabo en HOTELGA, del 28 al 30 de agosto, en La Rural, CABA.

En la foto, el intendente Juan Manuel Llamosas, Carlos Marrero, Laura Rivera y el equipo ganador.

De San Antonio de Areco a Francia: la chef argentina elegida para cocinar con flores en un castillo del siglo XVI

Fuente: Clarín Gourmet by María Laura Avignolo¿Cómo se une el maravilloso Castillo de Vauchelles en Francia, la chef argentina Paula Méndez Carreras, San Antonio de Areco y las flores?

Una conjunción de coincidencias. Horacio, un padre abogado y defensor de los derechos humanos que la mandó al Liceo Francés y jamás la imaginó cocinera, su amor por las flores y una pareja de barones franco argentinos, que visitó en Antonio de Areco su restaurante Corazonada y descubrió su menú de flores, consiguieron este milagro franco argentino.

La chef Paula llegó al Chateau cerca de Amiens, donde nació el presidente Emmanuel Macron, a presentar su libro La Cocina de las Flores, en una comida para especialistas. Al mismo tiempo para preparar un menú, que será el mismo que se practicará el tercer sábado de octubre, cuando los más grandes chateaux de Francia abren sus puertas en “la noche de los Chateau”, una visita de ensueño en todo el país.

La historia del castillo donde cocinará la chef argentina Paula Méndez Carreras

El chateau de Vauchelles está situado en la comuna de Vauchelles-les-Domart, en el departamento de Somme, al noroeste de Amiens. Este castillo de ladrillo y piedra está clasificado como Monumento Histórico. Antoine de Blottefière, gobernador de la fortaleza de Doullens, construyó esta residencia a partir de 1595, en lugar de un castillo en ruinas.

Su hijo, François de Blottefière, lugarteniente del rey, completó el castillo en 1640. Nunca comprado ni vendido, el Château de Vauchelles ha pertenecido a la misma familia desde el principio.Paula Méndez Carreras en el interior de Castillo de Vauchelles. Foto: Noel Smart. Paula Méndez Carreras en el interior de Castillo de Vauchelles. Foto: Noel Smart.

Hoy los barones Valerie y Ghislain de Lassus Saint Geniès están a cargo del chateau, al que han convertido en un lugar para eventos, seminarios y con 44 habitaciones. La mejor forma de preservarlo para que esta arquitectura heredada del renacimiento italiano, que recuerda a la place de Vosges en París, sobreviva a más generaciones. Pero Valerie es argentina: la decoración lo refleja en cada habitación.

Quién es Paula Méndez Carreras, la chef argentina que cocinará en un castillo en Francia

La chef argentina Paula Méndez Carreras descubrió los sabores y aromas en la casa de sus abuelos correntinos, con un abuelo libanés y grandes cocineros.Las frutas y las flores fueron su segundo paso, cuando terminaba el Liceo Francés en Buenos Aires y se escapó al Hotel Plaza a aprender a cocinar. Su padre se imaginaba una hija universitaria. Pero terminó en la Escuela Cordon Bleu de París gracias a su perfecta bilingüidad y la generosidad de Federico, otro conde, amigo de su mamá, que le regaló el curso de chef. Desde entonces ella, la cocina y las flores son una unidad estética y culinaria.

A 1 hora y media de París, Paula prepara el menú para su gran noche y la presentación de su libro La Cocina de las Flores en Francia. “Estamos acá para presentar mi libro de cocina con flores y cumplir el sueño de conocer este chateau de Vauchelles. Conozco a Valérie y a Guilin hace cuatro años pero por teléfono, soñando. Por casualidad nos conocimos, por una amiga en común. Y soñando en algún día cocinar acá y presentar este libro de cocina con flores. Hoy llegó ese día”, contó Paula a Clarín en la cocina del chateau.

Hoy va a celebrar la primavera europea en sus platos. “Nos está dando un rayito de sol pero, principalmente, consigo conectar. Desde que tengo mi restaurante en Areco, desde que cocino, siempre busco conectar, mi vida, mi cocina, mi profesión y también mi familia con Francia. De alguna u otra forma es como que necesito ese vínculo. Esto me lo dio mi padre, Horacio Méndez Carreras. Me lo dio él, absolutamente. Pero siempre estoy buscando o imaginando. También desde Corazonada, mi restaurante en San Antonio de Areco, me pregunto: ¿qué puedo hacer con Francia? Siempre. Es una cosa constante en mis pensamientos”, contó Paula con su uniforme de chef chic.Así cocina Paula Méndez Carreras: tulipanes rellenos. Foto: Eduardo Torres. Así cocina Paula Méndez Carreras: tulipanes rellenos. Foto: Eduardo Torres.

Como lo soñaba es primavera y está en Francia. “El libro, las flores de primavera, por supuesto, comestibles, Francia, el chateau, mi papá”, dice Paula, triste, melancólica. Horacio Méndez Carreras, su padre, murió el 30 de abril, dos días después de que ella llegó a París y la alentó a irse.

Paula recorrió el bosque del chateau para encontrar el menú de la noche junto a Valerie, su dueña, una contadora argentina de la familia Colombie, que conoció a su barón en una mudanza parisina y siguen juntos, hasta ahora.

-¿También va a haber una Noche de los chateau en los que vas a participar, ¿no?

-Exacto. Y, por eso, poco a poco, a medida que fuimos organizando esto y pensando y nos fuimos conociendo también. Fueron naciendo nuevos proyectos y se fue sumando gente. Entonces, lo que se nos ocurrió, junto a Fabricio Portelli, el gran periodista y sommelier, fue hacer una presentación de mi cocina con flores.

A Fabricio le encantó la propuesta que hice en el libro, mi propuesta de la cocina con flores. ”Vamos a maridarlos con vinos”, me propuso. Hoy nos acompañan los vinos de la bodega Rolland. Michel Rolland nos apoya con sus vinos, Mariflor. Y lo que queremos hacer es un acuerdo: vinos y flores. Y este petit comité es para mostrar lo que vamos a hacer en la noche de los chateau.El Castillo de Vauchelles por dentro. Foto: Noel Smart.El Castillo de Vauchelles por dentro. Foto: Noel Smart.

-¿Cómo es el menú?

Vamos a preparar un “flortail”, que es algo que inventé yo. Es un cóctel, a base de un néctar de flores. En este caso elegí la flor del sauco negro, que es comestible y que justamente lo encontré acá, dentro del chateau. Encontré el arbusto. Hice una investigación previa, a ver qué flores había acá, naturales. Después voy a cocinar una entrada, que es con una flor de un vegetal, el alcaucil. Lo voy a combinar con flores de lilas, que también están en el chateau y han florecido. Es muy corta la floración. La semana que viene termina. Justo van a disfrutar de las lilas, que son todas comestibles, todas las variedades.

Después voy a cocinar algo que me conecta con Francia, que es el magret de pato. Me encanta. Es un clásico. Generalmente se sirve con cassis, pero yo lo voy a servir con un jugo de remolachas e hibiscus. Y, por último, va a ser un postre que, hago siempre en el restaurante, que es un hit, que se llama cheesecake levantino. Es un cheesecake invertido, un poco libanés árabe, con pétalos de rosas y kadaif crocante, con azafrán.

-¿Cómo llegaste a ser una chef Cordon Bleu?

-Esas cosas de la vida. Como mi papá me mandó al Liceo Francés, es como que siempre estuve rodeada por París y Francia. Yo me siento como en casa cuando vengo acá. Trabajé mucho en Buenos Aires durante dos años y no había una escuela de cocina muy fuerte en ese momento. Hace treinta y pico de años. Una persona que me quería mucho y yo también, Federico, un amigo de mi mamá, me dijo: “Paula, vos tenés que ir a estudiar a Francia”. Y fue así, como muy duro.

Yo me quedé helada. A las dos semanas, yo ya estaba en el Cordon Bleu de París. Me dijo: “te voy a mandar a la mejor escuela del mundo”. Porque él me veía trabajar mucho y no me pagaban porque, obviamente, yo hacía pasantías y quería aprender. Fue así que me mandaron.Paula Méndez Carreras siempre estuvo influenciada por Francia. Foto: Noel Smart. Paula Méndez Carreras siempre estuvo influenciada por Francia. Foto: Noel Smart.

-¿Y cómo fue tu experiencia acá?

-En Francia en esa época fue maravillosa. Fue como estar en mi casa.Y yo, aparte, por ir al Liceo francés, necesitaba estudiar la cocina. Más allá de que estaba influenciada por mis tías, mis abuelas correntinas, mi abuela, mis parientes de toda la cocina de la infancia que uno le inspira. Yo necesitaba estudiarla como ese mandato francés.

-Intelectualizar la cocina.

-Necesitaba intelectualizar la cocina. Sí, exactamente.

-Tu mamá tiene campos en Corrientes, tus abuelos estaban allá. ¿Cómo fue esa influencia correntina en tu cocina y en tus hábitos de cocinar?

-Eso fue mágico, porque tuve una infancia muy feliz en Corrientes. Y Corrientes es una ciudad calurosa y familiar. Hasta la fruta está escrachada. Como había muchos frutales diferentes en la casa de mi abuela, que todavía vive, siempre decía: ”Levanten las naranjas podridas”. Mucho olor a azahar, a jazmines. Muchos olores a perfumes de flores. Más allá de que todos cocinaban y mi abuelo era libanés. También estoy muy conectada con el Líbano. Soy una chica muy conectada con la familia.La mesa en el Castillo de Vauchelles. Foto: Noel Smart.La mesa en el Castillo de Vauchelles. Foto: Noel Smart.

-También te enseñó Beatriz Chomnalez, ¿no?

Beatriz Chomnalez fue mi primera maestra de cocina. También ella estaba muy vinculada con Francia. Beatriz fue también un puente. Ella me mandó a cocinar a lo de un chef pastelero francés en París. Y su cocina en Buenos Aires, sus clases, eran como estar en Francia. Para mí, una de las mejores, la mejor chef argentina.

– ¿Cómo son las flores comestibles? ¿Cómo descubriste las flores?

-Las flores se fueron colando en mi cocina. Fueron apareciendo de a poco y siempre conectadas con mujeres. Mujeres que me acercaban a mí las flores. Mi mamá es paisajista. Estoy rodeada de muchas paisajistas que se ocupan de las flores.

En el año 97, María Magdalena, que era una señora libanesa, vino a la Argentina y me trajo polvo de orquídeas. Cuando me dijo ese nombre, para mí se me abrió como un portal de imaginación en mi cocina. Me dijo: “con esto hacemos postres”. Con ese solo nombre y postre dije: ”voy a ver qué hago”.

En esa época yo tenía un restaurante, Splendid, y hacía un helado de polvo de orquídeas salvajes. Y traía el hibiscus de París y traía las esencias de rosas o de violetas. Te estoy hablando del año 97, 98, 99, que siempre viajaba y me traía flores. No me di cuenta hasta muchos años después. Como que lo hacía inconsciente y siempre eran para decorar las flores. Pero siempre le buscaba el sabor y la diferencia. Fue hasta hace unos pocos años que dije: “Las tengo que poner en su lugar estas flores, tengo que hacer un libro”.Carpaccio, tomates y flores farolito japonés. Foto: Eduardo Torres. Carpaccio, tomates y flores farolito japonés. Foto: Eduardo Torres.

-¿Cómo fue?

-Cristina Martín fue la pionera en la producción de flores de cocina, flores comestibles en Argentina. Ella me dijo: ”tenés que hacer un libro de cocina. Si vos no sos, ¿quién lo va a hacer?” De flores de comestible. Al día siguiente, a las 4 de la mañana, me levanté e hice el índice del libro. Yo sabía que para hacer un libro, tenés que hacer un índice. Y me armé el libro. Guardé el rollito de papel durante dos meses. No le dije nada a nadie. Dejé trabajando eso en el inconsciente. Y a los dos meses agarró mi pancarta y cuando lo miro, digo: “ Sí, quiero hacer este libro de flores comestibles”.

-¿Todo eso lo inventabas vos?

-Sí.

-Eras como una química de las flores.

-En el 2004, quise hacer este libro de cocina con flores con Cristina y dije, ¿y quién lo va a comprar ? Desistimos. La periodista era la fotógrafa Virginia Giudice. Hicimos unas pruebas y yo dije: “¿pero quién va a leer esto? Nadie lo va a comprar”. Pero hicimos tres fotos muy lindas que fue un día que nos juntamos para ver qué salía. Hicimos esta receta: el risotto con mimosas.

– ¿Qué es primordial para cocinar las flores comestibles?

-Muchas cosas a tener en cuenta porque es un producto de la naturaleza, que se encuentra a veces en estado silvestre. Hay que tener en cuenta de dónde provienen, si se usaron agroquímicos, si somos alérgicos a ciertas flores o ciertos productos, que tienen las flores. Entonces hay que tener mucho cuidado. Si hay embarazadas o los niños no hay que permitirles que coman. Paula Méndez Carreras se prepara para cocinar en octubre en Francia. Foto: Noel Smart. Paula Méndez Carreras se prepara para cocinar en octubre en Francia. Foto: Noel Smart.

-¿Hay flores tóxicas?

-Sí, por supuesto.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, la flor del laurel; la flor del ángel, que es la Philadelphus. Hay un montón de flores tóxicas.

-O sea que tenés que saber biología para ser cocinera de las flores.

-Sí. Por eso también yo quería, si hacía un libro, que realmente estuviera curado por alguna persona que sepa mucho de flores. Y tengo un vecino, que es Cristian López. Tiene una huerta muy linda, pero no tenía flores comestibles. Tenía flores venenosas, muchas flores venenosas. Tenía la espuela de caballeros. Pero quedaban divinas, claro. La huerta quedaba maravillosa.

Yo decía: ”No, esta flor es venenosa, esta flor es venenosa”. Me decía: “¿por qué sabés?”. Porque estoy haciendo un libro con flores. Y él se copó tanto, tanto, que hoy en su huerta tiene todas flores comestibles.Ya no tiene flores venenosas. Y sobre todo le dije: “quiero que participes en mi libro, que me ayudes”. Porque él es profesor en la Universidad de Lomas de Zamora de Floricultura y Horticultura. Es un estudioso de las flores, de la química de las flores.

Y me acuerdo que un día me preguntó: ”¿vos sabés qué es una flor?” “Y…no. No sé qué es una flor”, le dije. Digo, bioquímicamente hablando, no sé qué es una flor. Así que dije: ”Vos vas a hacer ese capítulo en mi libro”. Entonces todo el libro está curado, el nombre es de las flores, está todo bien cuidado. Y también yo agregué ciertas cosas de cuidados que hay que tener o cómo lavarlas, cómo cultivarlas, cómo consumirlas.

-¿Y cómo se cocinan?

-Es un arte. Primero, elegir la flor. ¿Qué flor vamos a elegir para qué plato? ¿Cómo elegís una flor? El libro está dividido en cuatro estaciones. Cada estación está presentada por una flor, que me conecta con alguna mujer que conocí en mi vida. Alguna señora que yo admiro y que son guardianas o que cultivan tales flores como la camelia, Graciela Morgan o las rosas, Beatriz de Santa Coloma, Silvia Pulenta, que cultiva azafrán. Y la puse a mi abuela, que tenía girasoles en su campo."Cocina con flores" se llama el libro de Paula Méndez Carreras. Foto: Eduardo Torres «Cocina con flores» se llama el libro de Paula Méndez Carreras. Foto: Eduardo Torres

-¿Cómo las cocinas?

Cada flor se cocina diferente. Algunas son para decorar. Las podemos usar solo para decorar, pero sí para cocinar. Por ejemplo, la magnolia grandiflora es muy particular. La podés comer cruda, porque yo la presento cruda con chocolate. Pero es algo muy increíble el sabor porque es amarga, porque la flor fresca es amarga. A veces se usa para disecar y se puede hacer un polvo de magnolias. Lo podés usar como una especie o para condimentar algún risotto o una pasta.

Las flores tienen sabores muy particulares, muy distintos, pero muchas, como mucha dimensión y mucha profundidad en el sabor. El amargo o alguna acidez o el dulzor, por supuesto. También tienen crocancia, sentís las texturas. Y, por supuesto, hay que ver que la flor tenga palatabilidad.

-¿Qué quiere decir?

-Que una flor puede no ser tóxica, pero puede ser no palatable, agradable al paladar. Por ahí es áspera. Hay que ir buscando qué flor es rica, palatable.

-Son nutritivas también. ¿Qué vitaminas tienen?

-Se encuentran vitaminas A, D, E, C. Muchas, muchos antioxidantes. Se dice que las flores son nutracéuticas. Quiere decir que pueden prevenir enfermedades y son buenas para la salud porque tienen muchos aportes de vitaminas. Por ejemplo, la flor del hibiscus. Es que es muy sana, muy antioxidante. Yo soy hipertensa. Hace bien a la hipertensión.

-¿De estas recetas que inventás, ¿cuáles son tus favoritas? ¿Las flores de verano, de invierno, de primavera?

-En cada estación tengo mis favoritas. Yo aprendí mucho haciendo el libro, tardamos dos años. Nos llevó dos años porque esperábamos la flor. Esa conexión con la flor: esperarla, descubrir una flor linda, probarla, decir, ¿es comestible o no es comestible? Buscar toda esa información.Tengo mis preferidas. En otoño, el azafrán, claramente.

-¿Y tenés tu propia huerta?

-Sí, por supuesto. Y yo pataleo, porque obviamente lleva mucho trabajo. Tengo a Gustavo, que me ayuda. Queda en un campo de unos amigos en San Antonio de Areco. Se llama el barrio Las Juntas de Areco. Es muy linda. La otra vez estaba enojada. Me enojé solita, conmigo. Dije: ”no voy a la huerta, no estoy yendo”. Pasaron dos o tres semanas que llovió . Cuando fui, casi me emocionó, llena de flores.Yo no sabía. Digo, ”Gustavo, ¿cómo no me dice usted que está llena de flores? Gustavo, si yo lo que quiero es las flores”. Entonces estaban los cosmos sulphureus, naranjas, divinos. Había flores de girasol.La majestuosidad del castillo donde cocinará Paula Méndez Carreras. Foto Noel Smart.La majestuosidad del castillo donde cocinará Paula Méndez Carreras. Foto Noel Smart.

-¿Y las flores de invierno te gustan?

-Sí. En las flores de invierno tenemos camelias, mimosa, violetas, que es mi preferida. La violeta es mi flor preferida de invierno. Hoy van a comer algo con flor de violeta, pero porque es una esencia. Voy a usar la esencia de flores.

Cómo es Corazonada, el restaurante de San Antonio de Areco de Paula Méndez Carreras

– Corazonada es más que tu restaurante, es una experiencia de vida. Irte a San Antonio de Areco, un pueblo chiquitito, turístico.

-Sí, es una aventura porque hace 14 años fuimos con mi marido, Santiago para hacer un proyecto de flores comestibles. Hace 14 años. Fijate como que las flores daban vueltas.

Cuando llegamos y teníamos el colegio, el restaurante, ese proyecto no se pudo realizar. Al año y medio encontramos una casa. Una señora nos dijo: ”Esta casa es para ustedes. No tiene cartel de venta, pero se va a vender”. Y cuando entramos a Corazonada vimos la cúpula de la iglesia San Patricio y una magnolia de invierno florecida, dijimos: “Sí, esta casa va a ser nuestra”. Lo que no sabíamos era que tenía 84 herederos. Estuvo muchos años cerrada. Eso fue lo que hizo concentrar toda mi pasión, mis ganas de hacer, mi frustración. Y entonces salió Corazonada.

-¿Y cómo fue la aceptación en Areco, del restaurante de las flores, de ustedes llegando a un pueblo chiquito?

-Yo me siento muy bien siempre con mis vecinas. Tengo amigas grandes, señoras que me inspiran, que me enseñan. Por ejemplo, Gabriela Buresta. Yo le contaba a una amiga que tenía un pato en el freezer, porque amo el pato. La quería invitar a comer. Me dijo: “Yo no como pato. Pero si vos tenés un pato en el freezer, tenés que conocerla a Gabriela Buresta, que tiene un pato en el freezer y que es italiana”.El risotto de hongos y flores zucchini de Paula Méndez Carreras. Foto: Eduardo Torres. El risotto de hongos y flores zucchini de Paula Méndez Carreras. Foto: Eduardo Torres.

Nadie tiene en Areco un pato en el freezer, la tengo que ir a conocer. Y me dice: “sí, además escribió un libro de cocina”. Gabriela tiene 92 años, es una señora italiana, el hijo vive en Areco. Ella se mudó ahí hace muchos años. Nos hicimos amigas a través de la cocina, a través de la historia, a través de los cuentos, a través de su nostalgia de Italia y cocinamos juntas. Nos aceptan muy bien.

-Vamos a hablar de tu papá. Horacio Méndez Carreras fue un gran abogado de derechos humanos en Argentina. Un liberal que los defendía con una pasión nunca vista, en plena dictadura, con gran valentía. ¿Cómo influyó él en tu cocina, en tu formación, en tu amor por Francia?

-Realmente, mi papá pasó desapercibido en lo que fue mi elección para la cocina. De hecho, cuando yo decidí estudiar cocina.. Es decir, cuando decidí no estudiar y dedicarme a la cocina al principio, no le dije nada. Yo trabajé un mes “sottovoce”, sin decir dónde iba. Yo estaba yendo al hotel Plaza a aprender. Mi papá no sabía qué hacía yo. Si le digo, me mata. Entonces pasó un mes y cuando estuve segura que quería ser cocinera, ahí le dije. El me dijo: “Paula, no te mandé al Liceo Francés para que seas cocinera”. Y muchos años después y más tarde, entendí que, gracias a que él me mandó al Liceo Francés, yo soy cocinera.

Una receta de Paula Méndez Carrera

El cochinillo y las llamas que nunca se apagan

Fuente: Clarín – La traba de la corbata del hombre que sirve un plato de cochinillo en la mesa de al lado brilla como si fuera de oro. Hay que esperar que el caballero se incline por fin sobre nuestra mesa y sirva el vino de la casa para corroborar que la traba no brilla como si fuera de oro. Es oro. Y tiene grabado el nombre del restaurante donde trabaja desde hace casi 50 años: Botín.

“Es que para mí es un orgullo servir en el restaurante más antiguo del mundo”, se presenta Javier Sánchez Alvarez, mientras estira su corbata y recomienda probar el jamón ibérico de bellota y el queso puro de oveja.

Efectivamente, según el libro Guinnes de los Records, este restaurante ubicado en el número 17 de la calle Cuchilleros de Madrid es el más antiguo del mundo. Su fachada se deja ver desde una de las escalinatas de la Plaza Mayor. Para poder sentarse a comer en esta taberna de piedra y madera de 1725 hay que reservar con dos meses de anticipación. Excepto que uno pase por ahí a la hora de las brujas, en el preciso momento en que se acaba de caer una reserva.

“Pasen por acá”, invita el señor de la corbata, que nos llevará al subsuelo por una escalerita estrecha en forma de túnel. La mesa está ubicada delante de otra escalera, más angosta aún, que desemboca en una cava del año 1590, con cientos de botellas enmohecidas.De 1590. La cava, en el subsuelo.De 1590. La cava, en el subsuelo.

“No se equivoquen, muchas de esos vinos aún se pueden beber”, asegura el caballero que pronto nos servirá un cochinillo asado, como el que cruje en la mesa contigua. Entre bocado y bocado, irá contando que está planeando hacer una gran fiesta para celebrar sus bodas de oro: “Con mi mujer me separé hace un tiempo, pero por suerte me queda este otro gran amor, que es mi trabajo”.

¿Cómo no enamorarse de este rincón del mundo que mantiene la llama de su horno encendida desde hace 300 años? Nunca nadie jamás la pudo apagar. Ni las dos guerras mundiales, ni la larga guerra civil, ni la pandemia.Cochinillo segoviano. Tras casi tres horas de horno, se corta con cuchara.Cochinillo segoviano. Tras casi tres horas de horno, se corta con cuchara.

“Durante la cuarentena nos ingeniábamos para mantenerla encendida, porque el horno es de barro y no puede perder calor”, explica el señor de la corbata, quien nos invitará a conocerlo al terminar la cena. Habrá que pasar entonces por mil y un recovecos de techos bajos para llegar hasta la “joya de la corona”, como dice Vicente, quien pala en mano está al frente del fogón decorado con azulejos del siglo XVIII. De impecable “toque” blanco (el icónico gorro alto de chef), posará para la foto con un cochinillo asado en la bandeja. “Saco 70 por día”, se agranda. Cada plato cuesta 29.80 euros. ¿Es mucho? Depende.Desde la Plaza Mayor. Allá abajo, en número 17 de Chuchilleros, está Botín.Desde la Plaza Mayor. Allá abajo, en número 17 de Chuchilleros, está Botín.

Si uno cierra los ojos y escucha el crujir de la leña de encina e imagina al gran Goya de adolescente fregando platos en la cocina antes de pintar sus Majas, todo parece poco. Como pocos, poquísimos, eran los años que tenía el caballero de la traba de oro cuando empezó a trabajar de mozo en Botín. “Arranqué con 13 años y mi única preocupación era que me creciera la barba para parecer de 14, la edad mínima permitida para trabajar”, confiará al servir las natillas con la pasión de aquel niño encerrado en un cuerpo con seis decenios encima.

Juan Gaffuri: “Mi pasión es la cocina”

Fuente: Perfil – Es el chef ejecutivo del Four Seasons Buenos Aires. Liderazgo, libro, gastronomía en la tevé y proyectos.

Juan Gaffuri es inquieto y soñador. Lo define la paciencia, el liderazgo, la perseverancia y la pasión por cada proyecto que encara. Es director de Alimentos y Bebidas y chef ejecutivo del Four Seasons Hotel Buenos Aires, cuyo propietario es el empresario dubaití Ali Alwardy. 

Hace veinticuatro años que el cocinero pertenece a la cadena internacional que regentea hoteles de lujo alrededor del mundo. Trabajó en los Four Seasons de San Diego, Washington, México y Egipto.

Su historia con la cocina comenzó en su Rosario natal con su abuela Dolores, la chef de la familia, y con su padre que organizaba las comilonas familiares. “Yo acompañaba a mi abuela y, a veces, cocinaba también. Me acuerdo que para la Navidad ella empezaba a cocinar unos días antes. Se hacían pollos, cochinillos, caldos, ensaladas, ensaladas de frutas. Éramos más de treinta para comer y gran parte de la comida era hecha por mi abuela”, recuerda durante su charla con NOTICIAS.

De chico también tenía mucha facilidad para lo manual, hacía aeromodelismo, coleccionaba soldaditos que armaba y pintaba a mano, y le gustaba la tecnología. Por eso cursó dos años de Ingeniería en Sistemas, pero no funcionó, sintió que allí no estaba su futuro. Finalmente, decidió estudiar gastronomía, estimulado por su mamá. Estudió en The BUE Trainers e hizo varias pasantías. Recién entonces conectó con el que sería su verdadero destino.

A su mujer, Guadalupe, la conoció en el hotel hace dos décadas. Juntos formaron familia y son padres de Amalia (10) y Nacho (12). 

Noticias: ¿Cómo es su vínculo con la cocina?

Juan Gaffuri: Es un mix de cosas. Estoy todo el tiempo pensando en la cocina, en la comida, en proyectos, en nuevas cosas. Me llena tanto que es una necesidad de seguir evolucionando y haciendo lo que me gusta hacer

Noticias: Usted reconoce que es un soñador y que su cabeza no para nunca.

Gaffuri: Es así, tal cual. Además, me cuesta fijarme en una cosa, salto de una en otra, y mezclo temáticas, que al final las termino llevando a mi pasión, que es la cocina. 

Noticias: En este momento está a cargo de un equipo de 160 personas. ¿Cómo se hace para ser un buen líder?

Gaffuri: Tengo que ser coherente entre lo que digo y lo que hago. Yo soy uno más, pero a la vez soy el referente del equipo. Por otro lado, hay que saber escuchar, ser accesible y generar puertas abiertas para que la gente pueda confiar en mí y hablar temas personales y profesionales. Eso me permite poder guiarlos y acompañarlos de alguna manera. El crecimiento del equipo y de cada persona suma. Yo me fui formando como líder gracias a los viajes también. 

Noticias: ¿Qué aprendió de sus experiencias laborales en el exterior?

Gaffuri: Aprendí sabores típicos de cada lugar. Tuve la suerte de que fueron destinos muy diferentes y eso me dio la posibilidad de saber adaptarme a distintas culturas. Un buen líder es el que sabe también generar el mejor approach para cada persona. Estos viajes al ser tan diferentes culturalmente me enseñaron a tener más flexibilidad, apertura, entendimiento del próximo y eso naturalmente me fue formando como líder. 

Noticias: El Four Seasons debe ser como su  casa. De hecho, en 2020 estuvo viviendo seis meses allí.

Gaffuri: Sí, fue durante la pandemia. Armamos un equipo de trabajo con doce gerentes y decidimos vivir en el hotel para poder hacer un mantenimiento diario y para que estuviera en óptimas condiciones cuando hubiera que reabrir. Además, justo en ese momento mi departamento era un caos porque se había roto un caño de calefacción. Entonces, el gerente general me dijo que fuera con mi familia y así nos mudamos con mi mujer Lupe y mis hijos, y estuvimos seis meses viviendo en La Mansión. Le festejamos el cumpleaños a mi hijo y mi hija perdió su primer diente y aprendió a andar en bici sin rueditas allí. Mi tarea principal era cocinar para todo el grupo. Me acuerdo que hacíamos vivos semanales con clases de cocina y coctelería para el resto de los empleados. Fue una experiencia increíble. 

Noticias: Con su mujer se habían conocido en el hotel. 

Gaffuri: Sí, ella era subgerente del restaurante que estaba donde hoy está Pony Line. Estábamos en el mismo turno a la mañana, al principio sólo teníamos una conexión laboral y de golpe empezamos a descubrirnos y nos enamoramos y nos enganchamos muchísimo. Esto fue hace ya veintidós años y llevamos diecinueve de casados, y nuestra boda la hicimos en la Mansión del hotel. Cuando podemos nos escapamos de viaje los cuatro, nos encanta viajar. 

Noticias: ¿Cuáles son las exigencias gastronómicas en un hotel de lujo?

Gaffuri: Usar siempre el producto de mejor calidad. Después tenemos una secuencia de trabajo, un entrenamiento del staff y demás para ser lo más consistentes posible. Por otro lado, tener flexibilidad para poder resolver cualquier pedido de los huéspedes. 

Noticias: ¿Cuál es la impronta de la cocina del Four Seasons actualmente?

Gaffuri: Pony Line es un bar de alta coctelería con sándwiches, bocados y sabores internacionales y hacemos una hamburguesa que es ya muy conocida. Nuestro Secreto, donde está Patricia Ramos como chef, es un restaurante enfocado en los fuegos. Tenemos parrilla, hornos y asador para hacer asados a la cruz o distintas elaboraciones sobre la llama directa. En Elena, donde el chef es Nicolás Diaz Rosaenz, hacemos una cocina porteña enfocada en lo italiano y lo español junto con las carnes maduradas o dry aged. Hoy vendemos 300 kilos por semana de dry aged. Trabajamos con los productores directamente para poder tener un producto diferencial. 

Noticias: De hecho, Elena ha tenido varias distinciones.

Gaffuri: Sí, fue elegida nueve veces entre los 50 mejores restaurantes y único restaurante de hotel dentro de la lista Latin American’s 50 Best Restaurants. Y este año fuimos seleccionados también por la Guía Michelin.

Noticias: ¿Cómo se hace para mantener la excelencia a lo largo del tiempo?

Gaffuri: La mejor manera es replantarse todos los días lo que estás haciendo. Eso te ayuda a evolucionar constantemente y a mejorar el servicio que das y el producto que ofrecés. Por otro lado, estar encima de cada cosa y tener un gran equipo que pueda acompañar. Para eso se requiere muchísimo entrenamiento en gastronomía, servicio, resolución de problemas, higiene y sanidad. Después, hacer parte al equipo genuinamente. Los empleados del Four Seasons son ellos mismos y eso permite dar un servicio más personalizado, más intuitivo y más humano, que es exactamente lo que busca el cliente de la alta hotelería.

Noticias: ¿Desacralizar el lujo sigue siendo el lema del hotel?

Gaffuri: Sí, sigue siendo. Y con el trabajo que venimos haciendo desde hace once años con los restaurantes, el bar y con los eventos, convertimos al hotel en un destino gastronómico muy fuerte. Entre todo hacemos un promedio de mil cubiertos por día.

Noticias: Y en un momento se le ocurrió escribir un libro: “Pensar restaurantes y cocinar”.

Gaffuri: Sí, la idea fue contar estos once años de evolución gastronómica personal que tiene que ver con todo lo que logramos en el hotel. Tuve la suerte de estar desde el inicio de los proyectos, entonces para mí fue como hacer mis propios restaurantes y bar, acompañado de los directivos del hotel y del equipo. En el libro también están algunas de las recetas de los restaurantes y de las cosas que hacemos en los eventos. También cuento mi conexión con Buenos Aires siendo rosarino y la conexión del hotel con la ciudad y cómo generar proyectos gastronómicos.

Noticias: El año pasado estuvo en “Pasaplatos”. ¿Cómo fue la experiencia frente a cámaras?

Gaffuri: Yo ya había tenido varias experiencias en televisión. La primera fue con Dolli Irigoyen y Osvaldo Gross en su programa “Entre amigos”, que hacían el ElGourmet. Creo ser bastante didáctico y bastante suelto y soy genuino en cámara, y eso me permite desenvolverme naturalmente. El año pasado me propusieron estar en “Pasaplatos” y me pareció divertido. Fue un desafío y una gran experiencia. Hoy me siento muy cómodo frente a las cámaras y no descarto volver a hacer algo que sea divertido e interesante.

Noticias: ¿Qué proyectos lo desvelan ahora?

Gaffuri: En los últimos años estuve involucrado en distintos proyectos de la compañía, en Tamarindo, México, en Nashville, en Minneapolis, en Cartagena, en Río de Janeiro. La compañía me alimenta de esa necesidad que tengo de hacer cosas diferentes. Ahora el propietario  está construyendo un hotel en Tanzania y quiere que yo me ocupe de armar la parte gastronómica. Todo el tiempo hay proyectos interesantes y obviamente estoy siempre en la búsqueda. Soy muy inquieto y tengo la necesidad de cambio constante. 

Tomás Treschanski y Javier Rodríguez de El papagayo, unidos por el placer de la alta gastronomía argentina

Fuente: Perfil – El restaurante ganador de una estrella Michelin, Trescha (de Tomás Treschanski) invitó a Javier Rodríguez de El papagayo (Córdoba) para preparar una propuesta especial.

Fue una noche especial, entre amigos. La excusa como siempre en Trescha (el restaurante galardonado con una estrella Michelin a cargo de Tomás Treschanski) fue comer y beber rico y vivir una experiencia única. Esta vez, desde Córdoba, llegó el chef Javier Rodríguez, dueño de El papagayo, el mejor restaurante de esa provincia que se encuentra en la lista Latin America’s 50 Best Restaurants 2023.

La fusión del expertise de ambos, los ingredientes de Córdoba y el caviar, que trajo exclusivamente Treschanki de su último viaje a Rusia, fueron protagonistas del menú de pasos. 

Trescha y el Papagayo

Quién es quién

Tomás tiene 26 años y el año pasado, tras ganar experiencia en el exterior, volvió a Buenos Aires y abrió la gran apuesta del fine dining porteño: Trescha. Un restaurante ubicado en Villa Crespo para 10 comensales, con una barra en su entrada, un espacio para disfrutar de cócteles y bocados, y un enorme salón con dos cavas a la vista y una barra con cocina abierta. Tomás tiene en el primer piso un laboratorio de investigación culinaria. El año pasado cuando llegó la Guía Michelin a Buenos Aires y Mendoza, Trescha se llevó su estrella por este increíble restaurante. 

Trescha y el Papagayo

Javier Rodríguez es dueño de El papagayo en la ciudad de Córdoba. El chef es santiagueñó, pero al terminar la escuela secundaria se mudó a Córdoba y allí comenzó con su carrera, que incluye trabajos en países como Singapur, Australia Inglaterra y Dinamarca. Además de El papagayo, abrió el restaurante Standard 69, la panadería Bakery 69 y El Papagayo Petit. 

Trescha y el Papagayo

Fusión perfecta

Para esta ocasión, Trescha x el Papagayo, decidieron unir fuerzas, combinar sabores y llevar a cabo un menú que tenga la impronta de ambos chefs. Entre los platos más destacados del menú de pasos sirvieron Sashimi de lisa, ponzu de limones y pino limón, mondongo, salsa verde y caviar, surubí, vanilla, calamar y caviar y pato Pekín y membrillo. ¿Los postres? Cada uno sirvió el propio: desde El papagayo llegó un waffle de aceituna negra y su huevo con haba tonka, mientras que Tomás propuso chocolate y topinambur. Todos los pasos fueron maridados con vinos de bodega Luigi Bosca. 

Trescha y el Papagayo

Pablo Quiven: el cocinero que representará a la Argentina en el concurso Bocuse d’Or Américas


Fuente: La Nación – La instancia decisiva del Bocuse d’Or Américas 2024 se llevará a cabo a mediados de junio en Nueva Orleans y puede colocar al chef en la gran final de Lyon.

“Este concurso significa todo para mí. Es parte de la madurez de mi carrera como cocinero. Me gusta la competencia. Creo en el crecimiento y no bajo los brazos. Amo lo que hago, así que es un regalo de la vida”, asegura Pablo Quiven, creador de QuivenPatagonia House Kitchen, un reducto de primer nivel en Bariloche. “Ojalá lleguemos a la final, que es mi sueño como jefe del equipo y candidato. Voy a dar todo lo que tengo –y lo que no– para llegar a Lyon”, agrega el cocinero que en junio viajará a Nueva Orleans para participar del certamen.

Quiven ofrece platos preparados con productos de la huerta.
Quiven ofrece platos preparados con productos de la huerta.Gentileza Quiven

“En 2022 gané el Torneo Federal del Chef y eso me dio la posibilidad de pasar a la competencia eliminatoria de Bocuse d’Or en Argentina. En marzo de este año llegué a la final con el Hotel Hilton Buenos Aires y, tras consagrarme, obtuve el pase para representar a Argentina (y a Bariloche, ciudad que amo) en los Bocuse d’Or Américas. Será el 12 y 13 de octubre en Nueva Orleans y habrá otros doce países compitiendo, y los primeros cinco clasificaremos para la final del 2025 que será mundial y en Lyon, Francia”, explica Quiven, que sabe de esfuerzo, competencia y premios. Como oponentes tendrá a Guatemala, Bolivia, Venezuela, República Dominicana, Ecuador, Colombia, Canadá, Chile, México, Estados Unidos y Uruguay.

Quiven tiene vista al lago Nahuel Huapi y ofrece un menú de 7 o de 4 pasos.
Quiven tiene vista al lago Nahuel Huapi y ofrece un menú de 7 o de 4 pasos.Gentileza Quiven

Entusiasta y aguerrido, comparte detalles de la competencia. “Es un certamen que tiene especificaciones para que, al ser evaluados, todos presentemos lo mismo. En este caso, las proteínas. Para la pieza principal, tendremos que usar jabalí, que presentaremos con diferentes guarniciones. Además, competiremos con diez platos más, que tienen que tener otra proteína: cangrejo real, langostinos y ostras. Y, por otro lado, tendremos que presentar un plato de la cocina cajún, tradicional de principios de siglo en Nueva Orleans, por su influencia afro, y caracterizada por la cocción prolognada y la variedad de especies. Para ese plato, la proteína será cocodrilo”, señala el cocinero.

Con vista al Nahuel Huapi, Pablo Quiven presenta su cocina en versión menú degustación.
Con vista al Nahuel Huapi, Pablo Quiven presenta su cocina en versión menú degustación.Diego Haspert / Ramiro Ojeda

Experiencia bien patagónica

Criado en el barrio de Caballito, en la Capital Federal, Pablo llegó Bariloche a hace más de veinte años y resume: “Bariloche no me dejó ir”. Nieto de una española y con ascendencia francesa por los Quiven, creció estimulado por los sabores de la inmigración. Su mamá murió cuando tenía solo trece años y como su papá trabajaba mucho, Pablo se metió con las cacerolas para seguirle los pasos a esa abuela que cocinaba muy bien. Por necesidad, pero también por gusto, empezó a preparar la comida en su casa. Impulsado por sus amigos, que ponderaban sus platos, cuando terminó la escuela estudió cocina e hizo varios cursos. Mientras tanto trabajaba en dos restaurantes de Capital Federal.

La propuesta de Quiven es por pasos.
La propuesta de Quiven es por pasos.Gentileza Quiven

Como a muchos, le gustaba el Sur y hasta allá se iba en verano, pero Bariloche no lo atraía particularmente. Hasta que, en un viaje con amigos en el verano del 2002, se le rompió la camioneta, fue a parar a un camping de la ciudad y descubrió un restaurante abandonando. “Era un galpón y me interesó. Gané la licitación y me vine. Estuve un tiempo hasta que se terminó la concesión, pasé por dos restaurantes. Y luego me contaron que había una búsqueda en el Hotel Llao Llao. Entré directamente como jefe de partida”, explica Pablo sobre el puesto que está sobre el cocinero y el ayudante de cocina. Ahí fue donde conoció a Darío Gualtieri, que activó en Pablo “lo creativo, lo estético y lo visual”. El paso siguiente fue estar a cargo de la cocina del Hotel Villa Huinid, un 5 estrellas a inaugurar, y después de dos años, pasar al Hotel Cacique Inacayal, donde estuvo seis.

Con vista al Nahuel Huapi, Pablo Quiven presenta su cocina en versión menú degustación.
Con vista al Nahuel Huapi, Pablo Quiven presenta su cocina en versión menú degustación.Diego Haspert / Ramiro Ojeda

Desde el 2016 tiene Quiven, que según cuenta “tuvo que madurar en el tiempo”. En lo que era una casa barilochense, está en un rincón privilegiado de la bahía San Pedro y es una propuesta intimista, para conocer en pareja o con amigos, pero sin niños. “Es toda una experiencia desde el minuto cero, por los sonidos, las velas y la decoración”, apunta el chef que tiene las puertas abiertas de noche. “Nos manejamos con productores locales, que conocemos. Si me traen un conejo, sé quién y cómo lo seleccionó, lo mató y lo faenó. Tengo un espiral de palta que no te imaginás lo que es”, señala Pablo.

“Acá servimos cocina evolutiva. No digo molecular, porque estoy lejos, pero estoy en un intermedio. Ofrezco algo palpable, pero con sabores y texturas muy particulares. Porque para que un plato sea complejo tiene que tener algo cremoso, crujiente, salado, dulce, frío y caliente, pero muy bien conjugado”, asegura el chef. Y aclara que para comer en Quiven hay estar dispuesto a una aventura gastronómica de siete pasos, con todo lo que implica la Patagonia: trucha, langostinos, hongo, jabalí, cordero, por ejemplo.

Datos útiles

Quiven. Sobre Bustillo, ofrece un menú sorpresa de siete pasos (con opción de cuatro).Es un restaurante de vanguardia, en un ambiente descontracturado, pero elegante. Abre de viernes a domingo, por la noche. Solo con reserva. No hay renovación de mesas y están hasta más allá de las doce. Av. Bustillo 19.688. T: (0294) 477-1067 / (0294) 590-2046.