Fuente: Rio Negro ~ Anoche explotó el cierre del evento gastronómico por excelencia de la región. El sector del balneario Sandra Canale donde se desarrolló la movida de «Río Negro» desbordó de gente ávida por degustar comidas y bailar con «Mi amigo invencible».
Mejor broche de oro no podía tener esta quinta edición del Festival Yo Como, organizado por editorial “Río Negro” este fin de semana en el balneario Sandra Canale, en la capital neuquina.
Carismática como pocas, Jimena conquistó al público de este Festival Yo Como edición río Limay. «¡Vamos Neuquén!» arengaba, bailando mientras cocinaba. ünica, con guiños de complicidad con la gente que fue a verla y ver cómo cocinaba. Al promediar la clase colaboró Marcos Koopman.
Ayer la cantidad de público superó la de la primera jornada; lo cierto es que ambos días sumaron unas 8.000 personas que vivieron este evento gastronómico lleno de sorpresas, novedades y tendencias del sector, protagonizados por los actores más relevantes de la cocina neuquina.
El cierre fue a puro baile con una escena copada por los fans de la banda “Mi amigo invencible”, que llegaron a Neuquén a estrenar su flamante producción. Con copas en la mano la danza de los jóvenes despedía el festival. Cerca de la medianoche el DJ Fuzzy Riot se sumó a la fiesta. Una locura de entusiasmo en una multitud muy del «indie pop».
Antes, Jimena Monteverde fue la protagonista del cierre de la serie de clases magistrales. “Es hermoso este escenario frente al río. Cocinar frente a este paisaje es único y un privilegio. Tengo muchas expectativas de compartir con ustedes lo que sé. Vamos a cocinar una tarta campesina de peras, manzanas y almendras para homenajear a esta región y su producción”, dijo.
La gente la aplaudió a rabiar. Es mediática, carismática, histriónica y muy buena onda.
Con este comienzo puso manos a la obra. Luego invitó a Marcos Koopman que visitaba en ese momento el predio a que colaborara con su cocina. Así sumaron informalidad y espontaneidad a la clase.
También cocinó una torta alfajor de chocolate y frambuesas, algo así como una torta con capas de masa de alfajor de chocolate, rellena de dulce de leche y corazón de mermelada de frambuesas, bañada en chocolate. Tre-men-do.
Matías Tesoreiro y Jorgelina Esper, durante la clase. Foto: Florencia Salto
Una hora antes, los cocineros Matías Tesoriero y Jorgelina Esper, representando la ruta del pehuen, además de cocinar potenciaron un valor que la marca Yo Como practica desde su identidad: la hermandad entre los festivales que se organizan en la Patagonia.
Hermandad entre festivales
En este sentido, Matías, tomando la voz de su tierra anunció que el 5, 6 y 7 de mayo “nos volveremos a encontrar para celebrar lo mejor de la cocina patagónica. En otoño, en casa, Villa Pehuenia Moquehue los espera a vivir la decimoséptima edición del Festival del Chef Patagónico en un escenario inigualable y su primera edición como Fiesta Nacional. Serán tres días inolvidables donde van a protagonizar el encuentro con los sabores y aromas de esta tierra, donde vamos a celebrar el amor por la cocina y uds podrán ser parte de ella”.
“Agradezco a este festival la oportunidad de anunciar otro festival que se viene”, acotó.
Coordinar fechas, crear alianzas, potenciar sinergias, no pisarse y caminar juntos, ese fue el compromiso que quedó flotando tras las palabras de Tesoriero entre la constelación de cocineros y cocineras presentes en este evento organizado por editorial «Río Negro».
Victoria Saldubehere recibe el diploma de «embajadora de la gastronomía neuquina» de parte de la funcionaria Andrea Salvatori.
En esta segunda jornada, funcionarios de la dirección de Eventos Gastronómicos de la Subsecretaría de Turismo de Neuquén, Hernán Santarelli y Andrea Salvatori galardonaron a dos cocineras como embajadoras de la cocina neuquina. Ellas fueron Victoria Saldubehere y Sol Althabegoiti. Emoción pura fueron esos dos momentos.
En cuanto a las bebidas, las cervezas artesanales generan colas para acceder a ese elixir con las características del Limay, el agua como ingrediente principal. También el gin y el vermuth marcan tendencia e incrementan adeptos en estas tardes de otoño.
Melisa Randazzo explica cómo hacer kombucha en casa. Un éxito de público. Foto: Florencia Salto
En el activo escenario central se sucedieron una muestra de los chefs más representativos de la Patagonia norte, que hoy marcan tendencia por sus elecciones en las técnicas de elaboración, recuperación de productos genuinos y nuevas propuestas gastronómicas. Ellos supieron compartir sus recorridos, sus búsquedas personales y logros alcanzados. En una interacción constante con el público, despejaron inquietudes, dieron a degustar comidas y celebraron poder encontrarnos desde el placer de comer.
De cara al Limay estuvieron las familias disfrutando de ragú de chivo, sándwiches de bondiola, ceviche vegano, brusquetas de pera y gírgolas, churrasco de queso halloumi, croquetas de chorizo ahumado, pastel de maíz, calamares rellenos, sushi, takoyaki y tonkatsu. De esta manera las comidas fueron armando y generando nuevos recorridos posibles y tramas únicas y deliciosas.
Desde la cordillera, atravesando la estepa, cruzando el Alto Valle, para nuevamente recorrer la estepa, en esta quinta edición del Festival Yo Como se logró disfrutar de esta foto panorámica a través de sus alimentos.
Glorioso todo.
La municipalidad de Neuquén, los gobiernos de la Provincia de Neuquén y de Río Negro, la Legislatura de Neuquén, cerveza Salta Cautiva, Casinos del Río y las empresas “Carlos Isla”, SAPAC, “Armorique” y Davitel posibilitan la realización de esta movida en sus roles de sponsors.
Fuente: La Nación – El cocinero y pensador catalán, embajador de Telefónica, llega esta semana al país para dictar un ciclo de seminarios en Buenos Aires y Mendoza. En esta entrevista exclusiva explica las claves para triunfar en el negocio de la cocina
El chef español Ferran Adrià, que revolucionó la cocina de occidente, es considerado uno de los más innovadores pensadores de los últimos años. En su icónico restaurante El Bulli desarrolló novedosas técnicas, como la deconstrucción, que consiste en aislar los ingredientes de un plato tradicional para convertirlo en algo inusual, o los menús largos de degustación.
Su figura trascendió los fuegos de su cocina, que cerró sus puertas en 2011, para convertirse en el BulliFoundation, un centro de investigación, experimentación y próximo museo del restaurante. Desde entonces, el elegido mejor chef del mundo en numerosas oportunidades dictó cientos de conferencias con el eje en la innovación como elemento transformador en el mundo empresario y educativo del mundo.
Esta vez, el incansable creador. embajador de Telefónica, fue convocado por la bodega argentina Zuccardi para dictar desde mañana un ciclo de seminarios en Buenos Aires y Mendoza. En esta entrevista exclusiva con LA NACION revista explica la problemática actual de los restaurantes, los modelos del mercado y la importancia de la gestión para el crecimiento.
En esta imponente locación, en Cala Montjoi, Girona, se levanta el museo sobre lo que fue El Bulli, que estuvo abierto entre 1962 y 2011
-¿Cuál es el punto de inflexión de los seminarios que dictarás en el país?
-Lo que hablaremos básicamente, como embajador de Telefónica, en estos seinarios, será sobre poder bajar a la tierra todo lo que tiene que ver con innovación. Entender que para pequeñas empresas no se puede usar el mismo lenguaje ni el mismo contexto que para las grandes. Y que en restauración una de las cosas más importantes es el tema de la gestión. Un estudiante que va a una escuela de cocina lo primero que tiene que saber es de números y gestión. A esos grandes ejes, sumarle el conocimiento, es decir, comprender lo que se hace. Hay que parar un poco, pensar, y tener en claro por qué se hacen las cosas. Es la única manera de ir para adelante. Si las hacés por hacer, habrá un momento en que te pararás.
-En Buenos Aires abrieron más de una decena de restaurantes en los últimos dos meses. En tu experiencia, ¿cuántos de cada diez funcionan?
-Hay un estudio en España que dice que el 50% de los restaurantes no duran más de cinco años, teniendo en cuenta a todos los tipos, no sólo a los de alta cocina. Porque mucha gente que abre un restaurante no sabe lo que hace. Los que ofrecen calidad, tienen buena gestión, y actitud innovadora, cuentan con un 90% de posibilidades de triunfar. Calidad, buena gestión y estar abierto a los cambios.
-¿Es posible contextualizar la creatividad de la cocina y el vino argentino?
-El vino argentino tiene mucha fuerza y es anterior a la creatividad de la cocina de la Argentina. Del vino se escucha hablar desde hace 20 o 30 años. Respecto de la cocina, he estado varias veces, con tres o cuatro años de diferencia, y he visto una evolución importante. La cocina argentina va a ser muy importante a nivel creativo, porque los argentinos son muy creativos. Es algo que ya empezó y donde están pasando cosas.
-¿Qué tipo de innovación es necesaria para el avance de la gastronomía local? ¿Es desde el restaurante o una estrategia a nivel país?
-Cuando se habla de restauración, restaurantes y bares es muy amplio. Globalizar una situación no es muy bueno. Hay muchos target y hay que ir por ese lado. Un asador en la Argentina es la biblia. El asado tiene que ser un signo de identidad, y son ustedes quienes tienen que ver la influencia y de dónde ha venido. Estudiar cómo era la cocina autóctona hace 400 años, hacer un inventario de las influencias española, italiana, francesa. Me acuerdo que el primer año que viajé a la Argentina, en 1996, no había ningún restaurante japonés, el pescado crudo era algo tabú. Pero la última vez que estuve cambió de manera radical. Tanto la Argentina como España, países que no estamos arriba del mundo, aceleraron su oferta de manera increíble. Pero lo importante es conocer los orígenes, contextualizarlos e inventariarlos.
Diagramas de platos realizados por Ferran Adrià para el restaurante El Bulli, antes de que cerrar, en 2011 NICOLE BENGIVENO – NYTNS
-¿Dónde está puesta hoy la creatividad en la cocina? ¿Hay un origen que la detenta actualmente?
-A nivel de gastronomía, hay que contextualizar occidente de oriente. La cocina de Francia fue la que durante 400 años tiró del carro de la creatividad. A mediados de los 90 en España, cuando nos juntamos dos o tres generaciones, fuimos capaces de hacer una revolución que influenció a todo el mundo. Pero. hoy en día, la creatividad en la cocina está universalizada. No tiene sentido hablar de países. Igual que sucede en la arquitectura, que se habla de arquitectos con nombre y apellido. Hay países que tienen una cocina tradicional muy importante, y ellos aún tienen cierto poder. Esto pasa cuando la cocina tradicional y la creativa son muy buenas y hay un diálogo entre ellas. Pero, mayormente, la creatividad es mundial: ni nórdico, ni latinoamericano, ni español o francés, es de todo el mundo.
-¿Cómo se llega de inventariar a innovar?
-La innovación va ligada a una actitud. En mi caso, que estaba en la parte de arriba de la pirámide, quería ver los límites que había en una experiencia gastronómica. Y para eso me pregunté el porqué de las cosas. Qué era la cocina, cómo empezó, el diálogo que se armaba entre la sala con la cocina, qué era un restaurante. Mi posicionamiento fue cuestionarme y cuestionar todo. Por qué se pasó de hacer cocina de recetario o seguir recetas, donde no se piensa. Entonces, lo que queda en la sociedad es el nivel medio alto, que son quienes proponen una “creatividad amable”, y es lo que a la mayoría de las personas le gusta de la gastronomía. No te digo a la gente de la calle. Hay cuatro locos o locas que se dedican a explorar estos límites para que los demás puedan avanzar.
-¿La innovación es paso a paso o es radical?
.Hay pequeñas empresas, como fue El Bulli, que son capaces de hacer una innovación muy radical y que hasta cambian el paradigma de un sector. Pero esas personas no pueden ser todas, estoy hablando de 7 u 8 personas a nivel mundial que buscan llegar a esos límites. Y que, en realidad, más que restaurantes o lugares donde uno va a comer, son establecimientos experimentales.
«La cocina argentina va a ser muy importante a nivel creativo, porque los argentinos son muy creativos», dice Ferran Adrià Estudio Outumuro
-¿Un lugar de cocina creativa puede ofrecer cosas que no sean sabrosas?
-En la cocina creativa hay lugares buenos, regulares y malos. Y cuando hablamos de cocina creativa es como si llegaras por primera vez a Japón. Te parece que es de otro planeta, a muchos occidentales les choca esa cocina. No el sushi ni el sashimi, sino la cocina japonesa, que se elabora de una forma distinta y que plantea otra manera de comer. Entonces, igual que en la cocina creativa, hasta qué punto la culpa es del cliente o de la cocina. En cualquier lugar creativo estás sujeto a que te guste o no. No es lo mismo comer unos espaguetis a la carbonara, un plato en el que vas a tener referencias anteriores que te ayuden a definir si te gusta o no. En la cocina creativa dependerá de tu bagaje y tu experiencia, y de ahí hay que juzgar primero por el nivel creativo y luego por si te gusta. El tema del gusto es más personal. Yo voy con mi mujer a comer y hay cosas que a mí me gustan y a ella no. Pero eso no es un problema de la cocina creativa, eso es un problema de la cocina en general.
-¿Cuáles son los cambios más importantes a nivel restauración en la actualidad?
-Hay algo que pasa en España y Europa, no sé cómo está en América latina, pero es el tema de los modelos de negocio de los restaurantes en general. Hay varios factores; uno es el precio de los productos que suben con la inflación, y otro es la fuerte presión fiscal que hace que los modelos de negocio se estén repensando. Ya no hay una sola fórmula, sino que cada lugar se tendrá que cuestionar cómo avanzar. No es lo mismo estar en Barcelona que en un pueblo de Girona. Y esto va a cambiar de manera brutal el futuro de lo que será la restauración en general, tanto en grandes restaurantes como en los chicos y o en los bares. Otra de las cosas más importantes es la conciliación. Es decir, la gente joven que busca trabajar en buenos sitios en restauración pero que quieren hacer ocho horas y tener una vida lo más parecida a la gente normal. El tema de las ocho horas se está tomando muy seriamente, cosa que me parece bien. Si estás en Barcelona te costaría conseguir abierto un restaurante de cocina creativa un sábado o un domingo.
Caviar esférico de melón, uno de los casi dos mil platos creados por Adrià en el restaurante El Bulli elBulliFoundation
-¿Afectaría el nivel creativo de los restaurantes?
-No lo sé, no soy capaz de visualizar qué pueda pasar, porque todo lo que se ha hecho a nivel creativo en generaciones anteriores se basó mucho en el esfuerzo. Un restaurante es una pequeñísima empresa y, sin esfuerzo, no veo el énfasis de ser creativo. Esto que se oye ahora de hacer un I+D (departamento de investigación y desarrollo) es muy costoso. Pero lo que está pasando nunca había pasado en la historia. A mí me parece bien que la gente luche por lo que es normal: en España, el 98% de las profesiones trabaja ocho horas.
-Aprovechar la tecnología para crear soluciones es una de tus propuestas. ¿Cómo ves la injerencia de la Inteligencia Artificial?
-Es algo muy interesante. Seguramente en la creatividad amable la inteligencia artificial hará cosas increíbles. Lo que no tengo tan claro es si será capaz de hacerlo al máximo nivel, y eso signifique crear cosas que no existen. Al final, la creación es algo que no existe, y me parece que se banaliza la capacidad de crear que en verdad tiene la inteligencia artificial, ya que lo que hace es una creatividad combinatoria. Veremos cosas increíbles, pero cosas que ya existen. Como la gastronomía es tan amplia, los miles y miles de platos que están hoy en internet ofrecen una información muy extensa para la inteligencia artificial. No creo que aún sea capaz de hacer una revolución. Hablando a corto plazo, 10, 15 años, las revoluciones aún las haremos los seres humanos
-El concepto de experiencia en gastronomía sigue siendo uno de los más usados.
-En marketing es muy utilizada la palabra y en gastronomía ya lleva muchos años. Y cuando vas a un restaurante es una experiencia, hasta en un fast food. Pasan cosas, participan todos los sentidos. La experiencia más compleja del ser humano, a nivel sensorial, es la de degustar. Cuando lo llevas a la alta cocina es una experiencia global. Un restaurante es un teatro, donde los tiempos tienen que ser perfectos. Es importante saber a dónde ir. Si no te gusta el pescado crudo, no vayas a un restaurante japonés. Con la cocina creativa igual, si no te gusta vas una vez y listo.
En el Museo El Bulli 1846 se mantiene todo, salón y cocina, para revivir la experiencia de aquellos que pasaron por el restaurante ELBULLI1846 MENJADOR ®PS_1M3A0792 Copyright y fotógrafo: elBulliFoundation autor Pepo Segura
-¿Cuál es la clave de una cocina para ser creativa?
-Ser creativa de verdad. El problema está en quién es el que tiene la capacidad de análisis para decir “este restaurante hace cosas que ya se hicieron hace 5, 10, 20 años”. Es el problema que hay, porque para definirlo hay que haber conocido y tener una cronología. Por ejemplo, al menú largo degustación lo contextualizó fue El Bulli. Siempre que haya un menú largo vas a ver El Bulli y nadie puede decir “soy creativo porque hago un menú degustación largo”. Esto está muy claro desde el año 2000. Lo importante es entender que los lugares sencillos, amables, no deben entrar en esta guerra de la creatividad. Hagan lo que quieran, disfruten y ganen dinero. Pero cuando tu reto es ser uno de los restaurantes más importantes a nivel creativo, en tu país o en el mundo, los retos son cada vez más altos. Fíjate en el cliente o la clienta que vino a El Bulli desde 1987, todo el bagaje que tiene, se probaron 1700 recetas. Es lo que pasa con la nouvelle cuisine, quien no la vivió en los 70 no sabe lo que significó. Yo la conocí en los 80, y el decenio que me quedó me dediqué a estudiarla intensamente y me convertí en experto en todo lo relacionado a la creatividad de ese modelo de cocina.
-Hoy hablar de lo saludable es políticamente correcto, ¿cómo crees que debe ser el concepto de salud asociado a la gastronomía?
-Una cosa es la salud referida a la alimentación diaria y otra cuando vas a un restaurante a vivir una experiencia. Sobre el tema de la salud y la gastronomía habló mucho el chef Michel Guérard, uno de los fundadores de la nouvelle cuisine, que escribió el libro sobre la cocina de la esbeltez en los 70 y fundó la escuela de cocina de salud. No es nuevo, pero es verdad que la gente asocia un poco la experiencia gastronómica a los excesos. En España uno va a un restaurante de mucho nivel una vez al mes, o menos, entonces para los días cotidianos es fácil, hay que comer poco, y variado. Me lo enseñó hace 15 años uno de los cardiólogos más importantes del mundo. Ahora, en un restaurante de 10 euros en Europa, bastante tienes si te dan de comer. A veces nos faltan noticias nuevas y se fuerza mucho la máquina. Habría que realmente hacer la cuenta de cuántas personas van a comer fuera, qué tipo de cocina eligen y tener una estadística para hacer una valoración importante en relación a la salud.
-El movimiento vegano parece tener cada vez más relevancia en el mundo.
-Pero cuál es el porcentaje real de los veganos, es muy poco. Hay un dos por ciento y se calcula que en cinco años habrá entre un cinco y un siete por ciento de vegetarianos. Hay un 95 por ciento que va a comer asado. Pero me parece muy bien si quieres comer sólo vegetales, pues los comes. Ahora el prohibir a otro que coma lo que quiera no es lógico. Hay días que en casa como vegetariano, no hay ningún problema. No soy la persona para opinar sobre la macroeconomía y la alimentación mundial, sólo con pensar que en 2023 hay una guerra en Europa, todo se cae. Mi opinión es el equilibrio. Hay que cuidar la alimentación siendo pragmático. Yo compro producto ecológico, pero quien gana 1000 euros en España no puede comprarlo y es casi la mitad de la población.Hay que ser cuidadoso y decir “yo estoy a favor de los productos ecológicos, pero reconozco que aún tienen un precio no asequible a todos”, entonces no hay que presionar. Lo criticable sería que quien pueda comprar el pollo ecológico por 30 euros no lo haga. Quien puede pagarlo lo tiene que hacer porque esto ayuda, sobre todo, a crear conciencia.
Ferran Adria revolucionó la gastronomía mundial con la creación y el desarrollo de nuevas técnicas y procesos elBullifoundation archive
-Finalmente abre El Bulli 1846 en el mismo lugar donde estaba el icónico restaurante.
-Abre en junio y es un museo que guarda el legado de El Bulli. Lo primero es guardar el espacio, porque si no la gente lo olvida y, sobre todo, poder explicar a varias generaciones que no estuvieron, ni estarán, que fue lo que pasó. Albergará una exposición que ocupará el total de sus 4000 m². No es un restaurante, no es un centro educativo, ni es el I+D de una empresa. La exposición que se podrá ver en Cala Montjoi es un proyecto que permitirá a los visitantes reflexionar sobre el conocimiento conectado, la gestión, la innovación y la educación.
-¿Qué fue lo más innovador que viste en el último tiempo?
-A nivel de productos o herramientas no he visto ninguna gran revolución, ni tampoco en el concepto de sentarte en un restaurante creativo. Lo más innovador en los últimos 15 años fue la introducción de cocinas tradicionales que no estaban en el escenario de la gastronomía europea. Cocinas como la mexicana, la peruana, la japonesa, la coreana, cocinas que vienen de lugares en donde ha habido civilizaciones muy importantes que supieron desarrollar la gastronomía. Nunca hubo tanta calidad creativa en los restaurantes del mundo. Hay muchos sitios que lo están haciendo muy bien.
-¿Eso lo asociás a los viajes, a los estudios, a la formación?
-Al conocimiento, los chicos y las chicas están mucho más formados que en mi generación. Hablan idiomas, dominan internet y hay algo muy importante: si tienes una ilusión por tu trabajo, tienes el 99 % de la información en internet. Lo que hace diferente a una persona de otra es cómo convierte la información en conocimiento. No se puede saber todo, pero todo el que cocina en un restaurante debería saber cómo empezó la cocina, y eso en dos horas lo contextualizas en la web.
Fuente: Gourmet by Gimena Pepe Arias – Con la plaza Los Andes como eje, este circuito barrial tiene algunas propuestas al mejor estilo Palermo y Puerto Madero.
Desde hace más de media década, Villa Luro, barrio del oeste de la Ciudad, escala posiciones como circuito gastronómico: año tras año suma restaurantes y bares con las más diversas propuestas. El suyo es un target bien amplio, que va desde los innovadores foodies hasta los jóvenes exclusivamente cerveceros y los vecinos que buscan “comer afuera” a la vieja usanza.
El gran cambio de este barrio vecino de Liniers, Velez Sarsfield, Versalles, Monte Castro, Parque Avellaneda y Mataderos empezó hace más de veinte años: junto con el crecimiento de torres de 10 y más pisos llegaron parejas jóvenes, con hijos chicos, que renovaron el paisaje y los hábitos del barrio.
Así fue como las gomerías y comercios de repuestos de autos fueron desapareciendo y surgieron bares, cafeterías, heladerías, cervecerías y restaurantes. Como rastro de los años pasados, también se ven algunas casas bajas, tipo chalet, que aún sobreviven y mantienen el encanto barrial de sus calles.
Dónde es el polo gastronómico de Villa Luro
Los primeros comercios en llegar se ubicaron alrededor de la plaza Ejército de los Andes (Rivadavia altura 10.300, entre Corvalán y Albariños). Tímidamente comenzaron a expandirse por el boulevard Ramón L. Falcón, la calle García de Cossio, la avenida Larrazábal y luego, avanzaron por calles internas donde conviven en armonía con almacenes barriales y ferreterías que resisten a la modernidad.
Cafecitos y heladerías son los más concurridos durante el día, con su oferta atractiva y variada. Ya al caer el sol, las birrerías transforman la zona con sus guirnaldas de luces, música y público joven que se acerca a disfrutar de la noche en el oeste porteño. Sin embargo, no sólo los vecinos y gente de la cercanía prueban las novedades. Cada vez llegan más autos con visitantes que quieren conocer esas calles renovadas.
Crocca, el primer local en llegar al polo de Villa Luro. Foto: Emmanuel Fernández.
Como valor agregado, el circuito cuenta con excelentes accesos como las avenidas Rivadavia y Juan B, Justo, la Autopista 25 de Mayo y la estación del tren Sarmiento, que lleva el nombre del barrio. Como en toda la Ciudad, estacionar es una misión complicada, pero no imposible (al menos por ahora).
Los más de 30 locales que conforman este polo no son la única atracción culinaria de la zona: la avenida Emilio Castro (desde General Paz hasta Basualdo) también ofrece una variada gastronomía.
5 nuevos bares y restaurantes del polo gastronómico de la plaza Los Andes de Villa Luro
1. Brest Patisserie
Brest, la cafetería más nueva de la zona. Fotos: Emmanuel Fernández
Abrió sus puertas hace cinco meses. En el verano incorporaron mesas en la vereda y próximamente sumarán un deck en la calle. La decoración es minimalista y sobresale la heladera mostrador llena de budines, mini gateau (tortas pequeñas), cuadrados dulces, macarrones y tortas.
Con la premisa de fusionar lo clásico con lo moderno ofrecen pasteles novedosos como el tazón de cheesecake, compuesto por un espumón de chocolate blanco, cheesecake y gelée de frutos rojos ($ 1.290).
En la oferta de porciones de torta no falta la red velvet($ 1.000), la carrot cake ($ 1.000), la pastafrola (batata o membrillo, $ 500 cada una), alfajores (desde $ 190), dúo de scones (dulces o salados, $ 400) y cookies ($ 490). De la carta se destaca “la hora del té”, una propuesta para merendar de a 4 (o picotean 6) con bebidas y opciones saladas y dulces ($ 4.900).
Para acompañar a todas las opciones dulces, cafetería de especialidad, blends de té, smoothies, licuados y limonadas. Todos los días hay una promoción nueva con bebida y algo dulce. Ofrecen almuerzos con ensaladas, rolls, tartas, tortillas y sándwiches.
Acassuso 5183. Abre todos los días, de 9 a 21. Instagram: @brest_patisserie 2
2. Estación de milanesas
Estación de milanesas, en Villa Luro: Foto: Instagram.
En la esquina de Acassuso y Guardia Nacional, se destaca por sus tres plantas con murales y butacas luminosas que llaman la atención de los transeúntes. Llevan apenas dos meses en el barrio y ya es un punto de encuentro para las juntadas barriales.
La terraza es la zona más buscada. Permite una amplia vista, tiene aire libre y mucha onda. En el primer piso entran aproximadamente 25 mesas y en la planta baja las mesas se ubican en la vereda.
Como la marquesina lo indica, el plato estrella son las milanesas. De pollo o de carne, se sirven en dos tamaños: individual (sola, $ 1.990, con toppings, $ 2.390) y para compartir donde comen 3, pican 4 (sola, $ 4.600, con toppings, $ 4.880). Milanesa para compartir en Estación de milanesas. Foto: Instagram
Hay veinte opciones de cubiertas bien potentes. Las más pedidas son la Chicago (bacon crocante, cheddar, barbacoa, huevo y cebolla caramelizada) y la Madero (cheddar, huevo y verdeo). Otras llevan albahaca, espinaca, queso azul, jamón cocido, champiñones, y más.
También se puede optar por hamburguesas simples ($ 1.900) o dobles (desde $ 2.100) con papas, sándwiches de milanesa con papas y toppings varios ($ 2.180), y las infaltables papas fritas con muchas presentaciones: solas, con cheddar, con carne, con verdeo…
La barra en la planta baja ofrece gin tirado; cerveza en lata, tirada y en botella; cócteles varios; jugos exprimidos; gaseosas, limonadas y pomeladas.
Acassuso 5202. Abren todos los días. La cocina, de 11.30 a medianoche y la barra hasta la 1 am aproximadamente. IG: @estacion_de_milanesas
3. Casa Tónica
Casa tónica, el bar de moda en Villa Luro. Fotos: Emmanuel Fernández
Con un estilo art decó que se mezcla con la mitología griega, Casa Tónica bautiza a la mayoría de sus cócteles con nombres de las más importantes deidades mitológicas. Desembarcaron en Villa Luro hace dos meses y se imponen en la movida nocturna del polo gastronómico.
Quienes gusten más tranquilidad pueden optar por la parte “restó” y quienes busquen más movida, pueden acceder al sector bar y barra donde se puede comer “al paso”.
La gintonería ofrece más de 15 variedades de gin que se pueden acompañar con entradas (desde $ 550 a $ 1.890), pinchos (desde $ 1.500) y platillos como tortilla rellena ($ 1,650), chipirones con alioli ($ 2.400) o papas fritas con huevo revuelto y panceta crocante ($ 1.750).
Entre las opciones principales (2 carnes, 2 pastas y un arroz) se destaca la bondiola braseada con boniatos ($ 3.400). También, hay opciones de ensaladas (desde $ 2.050).
Cócteles novedosos en Villa Luro. fotos: Emmanuel Fernández
La barra se luce con cócteles con llamativas presentaciones como una paleta helada, una moneda de chocolate e incluso, un reloj. Ciertos días de la semana la casa espera a los visitantes con diversas propuestas: los domingos funciona “Jazz & Tonic”, con catas de gin y jazz en vivo. Los martes, catas de vino. De jueves a sábados cuentan con la presencia de artistas que cantan en vivo durante la cena y Dj hasta el cierre.
Av. Rivadavia 10.101. Abre de martes a jueves de 19.30 a 1am, viernes y sábado de 19,30 a 3 am y domingos de 19.30 a 1 am. Instagram: @casatonicagintoneria
4. García Restaurante
García Restaurante. Foto: Emmanuel Fernández
El local que abrió sus puertas en el mes de enero tiene el encanto de ser una casa antigua reformada. Tiene patio interno con dos salones, y, al frente, una barra con la cocina a la vista. También, mesas en la vereda.
El menú es bien casero. Cuenta con seis entradas, como burrata con tomates asados ($ 1.600) o rabas ($ 2.500) que son las más pedidas. Dentro de los principales se destacan las ribs laqueadas con puré de batata ($ 2.500) y la milanesa García con cheddar, panceta, huevo frito, almendras y papas fritas ($ 2.900).
El horno de barro está comandado por la chef salteña que hornea empanadas de su tierra. También ofrecen ensaladas (desde $1.200), pescados (desde $ 2.500) y pastas amasadas in situ (desde $ 1.300). En los postres se luce el flan y el budín de pan, mega caseros ($1.500 cada uno)
García de Cossio 5727. Abre de lunes a sábados, por la noche. Instagram: @garciaengarcia
5. Mich Bar
Bar Mich, desde octubre en Villa Luro. Foto: Instagram
Frente al boulevard Ramón L. Falcón y a una cuadra de Av. Rivadavia se encuentra Mich bar. Si bien no tiene patio, se puede disfrutar del espacio al aire libre climatizado ya que tiene muchas mesas en la vereda y deck. Es el lugar ideal para tomar un cóctel o una cerveza con amigos y acompañarlo con algunas tapas.
La picada Mich arrasa los pedidos. Se trata de una tabla con frituras varias como rabas, aros de cebolla, chicken tenders, y mozzarellas acompañadas con varias salsas. También ofrecen hamburguesas, pizzas y hot dogs.
La especialidad de la casa es la barra que prepara tragos clásicos y de autor.
Basualdo 103. Abre todos los días, de 18 a 2 am y los viernes y sábado hasta las 4 am. Instagram: @oficialmichbar
Bonus track: próxima apertura
Alma y Fuego
Alma y fuego, inaugurará en pocos días.
En los próximos días, inaugurará Alma y fuego, un restaurante que contará con un horno Josper (trabaja a temperatura alta, funciona a las brasas y deja las carnes crocantes y con un leve sabor ahumado), parrilla a la vista y cocina semi a la vista.
El salón ubicado frente a la plaza, en la esquina de Anselmo Sáenz Valiente y Rivadavia, contará con capacidad para 43 personas. También habrá un deck exterior para otros 40 comensales. Pero, el corazón del local será el subsuelo.
Se trata de una cava subterránea con capacidad para 20 personas. Será un espacio íntimo que contará con su propia propuesta. Habrá catas de vino, ciclos de degustaciones, charlas de charcutería, etc. Además es apto para todo tipo de reuniones personales y/o empresariales
Así será la cava de Alma y fuego.
La carta será a base de cortes de carne seleccionados y verduras de estación.También habrá platos de cocina como pastas, arroces, así como también pescados y verduras. charcutería artesanal exclusiva del sector cava.
Av. Rivadavia 10.399. Abrirá de martes a domingos, mediodía (menú ejecutivo) y noche.
@rational-ag @reational_ag – KTCHNrebel quería reunirse con Osvaldo Gross, un pastelero argentino, para hablar sobre sus secretos de repostería y de su trabajo como profesor. Las cosas resultaron un poco diferentes al principio, porque resulta que el simpático y casi tímido hombre de pelo gris, sacude el mundo de las redes sociales.
Casi 2 millones de seguidores en Instagram y más de 1 millón de seguidores en Facebook hablan por sí solos. KTCHNrebel primero tuvo que llegar al fondo del asunto, y luego la conversación giró en torno a las tendencias, la precisión y los equipos de cocina modernos.
Si se pregunta a un pastelero sobre cuál es el secreto de su éxito, la respuesta es rápida: “Autenticidad.” Y esto es exactamente lo que llama la atención cuando se mira su cuenta de Instagram: Los vídeos están grabados de forma espontánea, a veces un poco movidos e incluso quieres mirar un poco más a la derecha o a la izquierda, quieres saber lo que está pasando ahí. Y, sin embargo, las imágenes y, sobre todo, los vídeos que se entregan gratis a domicilio, son cautivadores. Precisamente porque son tan vivos, tan auténticos y vienen acompañados de un estilo asombroso. También se podría decir que: Nunca hemos visto pasteles así. Esta es la autenticidad que conlleva al número de clics, a la interacción con la publicación y al alcance.
Antes en el laboratorio, ahora en el horno: el amor por la precisión
Qué más nos aporta Osvaldo Gross: No es ningún desconocido en su país de origen, Argentina. Desde 1992, participa regularmente en programas de televisión y ganó puntos desde su primera presentación, porque explicaba muy bien y con precisión. Cuando aparecieron las primeras redes sociales, la televisión se volvió aburrida para él. El nuevo medio le resultó más interesante porque es más rápido y más auténtico. Sin embargo, sea cual sea la red en la que se encuentre, algo siempre está presente: el amor por la precisión. Y eso es justo lo que se extiende en su vida como un lema y que se puede apreciar en los pasteles y tartas que publica en distintos canales. Porque su amor por la precisión fue lo que le hizo convertirse en pastelero en primer lugar. Gross le da mucha importancia a la «precisión». Al fin y al cabo, Osvaldo Gross era geoquímico en su primera profesión y ya daba conferencias durante sus estudios. Antes se trataba de la precisión en el laboratorio, ahora en el horno. “La receta es la ley», afirma su credo.
Osvaldo Gross: profesor por pasión
Además de los grandes hoteles de Buenos Aires, donde participó en la elaboración de recetas de pasteles desde el principio, Gross llevó sus conocimientos al Instituto Argentino de Gastronomía hace más de 20 años. Más de 3,000 alumnos toman clases aquí seis días a la semana. En la jornada de tres turnos, Gross siempre está presente. Además, es director del área especializada “Patisserie”. Con ello, cuenta con más de diez cocinas de prueba y 16 profesores de repostería.
Ya durante sus estudios de química, se dio cuenta de que le parecía divertido enseñar, descubrir y fomentar continuamente nuevos talentos. Sin embargo, actualmente considera que la evolución es lamentable: Sus alumnos se quieren especializar cada vez más. La tradición ya no es prioritaria, sino los conocimientos especiales. Así, algunos de sus alumnos quieren producir desde el inicio mini pastelería y tortas de boutique, olvidando que primero hay que conocer a fondo la pastelería clásica y tradicional, y se perderán los conocimientos básicos.
Compromiso con la tradición
Gross, en cambio, se considera un repostero general que adapta recetas de otros países al mercado nacional. A la Sachertorte austriaca, por ejemplo, le añade un poco más de azúcar porque a los argentinos les gusta más. Sin embargo, cuando se trata de tendencias en la panadería, es algo más cauteloso. La repostería vegana es una cuestión de lujo para él, y le da prioridad a otras cosas. Pero, como profesional, sabe que la crema de coco es un sustituto probado de la crema y que el agua de los garbanzos es excelente para aflojar el pastel en lugar del huevo.
Sin embargo, el influyente panadero se ve a sí mismo en la tradición de los panaderos italianos y españoles que llegaron a Argentina en el siglo XIX porque eran perseguidos como anarquistas en sus países de origen. A la fecha, los nombres de los pasteles son muestra de estas raíces anarquistas. Tan es así, que Gross simplemente no los nombra. Esto sí que podemos revelar: La iglesia y la política no se llevan bien.
El beneficio de la tecnología en la cocina moderna
Lo que él no ve tan tradicional es la tecnología de cocina. Por ejemplo, sin un equipo moderno, el pastelero no podría elaborar productos de repostería como el Pan Dulce, una mezcla entre el Stollen alemán y el Panettone italiano. Porque tarda en fermentar 24 horas. Con la tecnología moderna, como un vaporizador combinado, Gross no sólo puede reducir a la mitad el tiempo, sino que también tiene un mejor control sobre la masa.
Strudel y bizcocho con un mismo equipo
Ya no puede imaginar su repostería sin su iCombi Pro. Su mejor ejemplo: el strudel. Lo hornea para reservar, lo congela y lo vuelve a hornear. “Sabe tan bien como el de la abuela”, es una conclusión escueta, no hay que decir nada más. Como Gross lo cocina todo en su Combi, afirma que puede hacer más en el mismo tiempo. Aquí vemos de nuevo un ejemplo en la práctica diaria: Cuando sus alumnos tienen que hornear bizcochos, en realidad necesitarían 24 hornos, uno para cada uno. Todos tendrían que estar esperando en la cocina o los alumnos hornearían un pastel tras el otro. Lo primero es caro y lo segundo requiere mucho tiempo y energía. Su solución: En el horno profesional se colocan las 24 masas al mismo tiempo.
Por supuesto, un pastelero experimentado como Gross sabe que cocinar un strudel es diferente que cocinar diez. El iCombi también lo sabe y ajusta la humedad y la temperatura para que siempre obtenga el mismo buen resultado. Y sus alumnos también se acostumbran al equipo luego de una semana. Las próximas fotos y reels ya se pueden publicar en Instagram y similares.
Fuente: La Nación – Tienen restaurantes propios o están al mando de cocinas de prestigio. Los cocineros que se expanden con propuestas exitosas y cruzan fronteras hasta destinos exóticos
Desde tiempos ancestrales, la cocina forma parte de la identidad de los pueblos, y la gastronomía siempre estuvo implícita en la cultura de cada sociedad. Hasta fines de los 90, la gente viajaba por el mundo con su guía de papel, para hacer turismo y conocer lugares, y cada vez que se cruzaban con un argentino, instantáneamente decían: “eh, Maradona”, “no llores por mí Argentina”, o el imbatible grito: “¡Messi!”. Con este trío nos identificaban, y algún viajero más avezado hablaba del asado. A la asociación se sumaban algunos productos: la parrilla, la yerba mate, el dulce de leche y los alfajores, que ostentaban firmes la bandera blanca y celeste.
La parrilla es uno de los íconos gastronómicos argentinos más conocidos en el mundo, y es habitual encontrar este tipo de cocina en la mayoría de las ciudades. Sin embargo, hace una década nació en el mundo otro tipo de turismo, el gastronómico, y con él la región latinoamericana pudo hacerse un lugar. Hoy, la cocina argentina toma protagonismo fuera de las fronteras, gracias al trabajo de los chef que en los últimos años lograron posicionar a la región en el calendario gastronómico mundial y llevar la marca país al exterior.
En ese contexto surge la cocina de identidad argentina, menos asociada a las típicas parrillitas, y más a la carne y al producto de calidad. Es lo que lograron quienes apostaron a la técnica, al conocimiento culinario y a la calidad del producto en los últimos años.
Comenzaron a aparecer propuestas de alta cocina que, mucho más allá del asado, incluyen ingredientes de todo nuestro territorio en sus preparaciones. Por supuesto que las carnes siguen presentes, pero no necesariamente a las brasas. Especias, chimichurris resignificados, frutos rojos, alfajores de estilos modernos y hasta empanadas de alta gama hacen gala de la tradición local, pero con los productos de estación que la zona les ofrece.
Chef dueño de Zoilo (Londres), Diego Jaquet y su propuesta con chorizos en Singapur
Con gorro y delantal blanco, muchos se hicieron un lugar y ganaron reconocimiento. El más nombrado esMauro Colagreco, el platense que nos dio la copa, la estrella Michelin por sus creaciones en Mirasur Francia, y que luego Víctor Trochi ganó por su trabajo en un restaurante, y más adelante obtuvo la suya propia en España. Si nos atenemos a la cronología, la primera fue para el neurólogo-chef argentino Miguel Sánchez Romera, que estudió Medicina y pasó su vida entre quirófanos y cocinas de Europa.
Con las estrellas en mano, la Argentina logró su cuarto de hora, un tiempo acompañado por el talento local, que seguía cruzando fronteras para mostrar su empuje y técnica. Ellos fueron parte de los cocineros que emigraron en los años 2000, época que coincide con el nacimiento del Instituto Argentino de Gastronomía como respuesta a la falta de capacitación en el país, ya que la mayoría de los reconocidos chef de entonces se habían formado en el exterior.
Gran parte de las primeras camadas de egresados de los institutos de cocina profesional decidió, con poco recurso tecnológico para informarse sobre lo que pasaba afuera, salir a probar suerte. Fue la época en que todos los veinteañeros emigrados pasaban una temporada por El Bulli, el icónico y novedoso restaurante de Ferrán Adrià.
Martín Baquero, chef y asesor internacional
Los primeros años, la movida se centraban en Francia, Italia y España (también algo en los Estados Unidos), ya que las escuelas de gastronomía se basaban en técnicas europeas e inculcaban la curiosidad por la señora cocina del Viejo Continente. Todos querían –y siguen queriendo– conocer restaurantes con estrellas y hacer en ellos sus primeras experiencias. Otros decidieron hacer su propio camino y en vez de viajar 12 horas, se sentaron 30 y llegaron hasta Oriente, donde tuvieron que aprender idiomas y tradiciones milenarias.
La mayoría de los que fueron no volvieron. Algunos tienen sus espacios, son protagonistas de importantes cocinas o asesoran proyectos gastronómicos por todo el mundo. Y a este grupo se le fueron anexando las nuevas camadas de egresados. Según datos del IAG, más de 200 de sus graduados trabajan por el mundo.
Los representantes del producto local no sólo están en los fuegos: hay pasteleros, panaderos, investigadores, capacitadores, productores y, por supuesto, parrilleros.
Marcos Scorza se luce en Noruega
En la misma línea, también existen numerosas propuestas lideradas por empresarios gastronómicos argentinos que encontraron un espacio para revelar nuestra identidad, y en ellos también está presente el talento argentino dentro de la cocina.
La tendencia actual va mucho más allá de las icónicas ciudades de la alta cocina. Hay argentinos con interesantes y exitosos proyectos en más de 40 países de los cinco continentes, en ciudades y pueblos. Al clásico trío europeo, Francia, España, Italia, se le suman: Portugal; Suiza; Países Bajos; Reino Unido; Alemania; Bélgica; Irlanda; Noruega; Eslovenia; Nueva Zelanda; Australia; Israel; Turquía; Grecia; Dubái; Emiratos Árabes; Bahrein; Qatar; Omán; Hong Kong; Indonesia; Filipinas; Singapur; Tailandia; China; Corea del Sur, y prácticamente todos los países de América.
Como relata el chef y asesor gastronómico internacional Martín Baquero, “en el 2000, cada 10 chicos de 20 años que se iban, volvían uno o dos; el resto se quedaba en Europa. La mayoría nos habíamos recibido en los institutos de gastronomía y salíamos con una base de técnica europea muy buena, como el IAG, o The Bue Trainers. Hoy mismo, si sos un poco pillo, te metés enseguida en la cola y empezás a tomar protagonismo. Eso se fue multiplicando hasta que 10 años después había unos cuantos cocineros con 28, 30 años que encabezaban distintos proyectos, con mucha seriedad. Como Victor Trochi en España, que ganó sus estrellas Michelin igual que Mauro Colagreco en Francia, y así un montón de cocineros. Ibas a un restaurante bueno y había pastelero, jefe de partida, sous chef o chef argentino”. Eso fue clave para la cocina y los cocineros, ya que hoy son ellos los que reciben y acogen a las nuevas camadas que emigran, cada vez más.
Víctor Trochi (en Girona) es uno de los máximos referentes y ganador argentino de las primeras estrellas Michelin
Sin embargo, para Baquero el panorama mutó bastante: “Es otra la cocina que se está comunicando o viendo, sobre todo menos española, en comparación a la de antaño. Hay, por ejemplo, una corriente de argentinos haciendo cocina nórdica con una vuelta local. Hay un éxodo de gente con más capacidad para irse, porque cuentan con más información que antes no había”.
Baquero cuenta que cuando él mandó su currículum a El Bulli, donde estuvo una temporada, nadie tenía forma de conocerlo. “No había foto ni Instagram ni nada. Hoy la comunicación es otra. Además, si no sos ciudadano europeo, hoy es más fácil conseguir un trabajo, tener información y contactarte con buenos lugares. Buscando la manera de conseguir papeles empiezan a hacerse una red de cocineros, en donde se van pasando contactos. Yo mando muchos chicos a Italia, España, Francia, Londres, Nueva York… Tratamos de darles una mano y meter cocineros argentinos”, dice Baquero, y tira un dato: “Como Londres cerró la entrada de inmigrantes, muchas empresas gastronómicas se quedaron sin gente y cerraron; hoy se puede rendir un examen de inglés y si te toma la empresa, podés trabajar por dos años”. También, asegura: “En cada cocina de un buen lugar siempre pasó un argentino, hay un argentino o está por llegar un argentino”.
En esa movida está Marcos Scorza, en Noruega. “Lo más emocionante que me sucedió fue haber sido el primer extranjero en ser Executive Chef del Grand Hotel en Oslo, el hotel más prestigioso de Noruega, donde se cocina para el Premio Nobel de la Paz; me tocó hacer el servicio para tres Premios Nobel. Hoy estoy en Tønsberg, 90 kilómetros al sur de Oslo”, cuenta el santafecino desde la ciudad más antigua de Noruega, quien además es allí embajador Marca País de la Argentina.
“En el restaurante no uso productos argentinos, pero hago preparaciones argentinas en algunos platos, como por ejemplo el chimichurri de grosellas verdes. También servimos alfajores o membrillo en el petit four”, detalla, y agrega que actualmente hay muchísimos más argentinos, “chicos con ganas de crecer y de explorar el mundo escandinavo”, como la pareja de Romina Yannarello (nacida en Banfield) y Nicolás Peranic (Moreno), que ofrece empanadas argentinas y son un éxito total.
Germán Carrizo y Carito Lourenço, en Valencia, donde su restaurante Fierro ya cuenta con una estrella Michelin
“Mi ilusión era muy simple: quería trabajar en un restaurante que tuviera estrella Michelin”, declara Víctor Trochi, quien luego de pasar por grandes restaurantes y sumarles una estrella, consiguió su sueño y abrió su restaurante en Mallorca, donde ganó su propia Michelin. “Viajo bastante y me doy cuenta de que hay cada vez más restaurantes argentinos o regentados por argentinos. Cada vez son más los que quieren salir del país, sólo en Barcelona somos 15 mil, y estos últimos meses emergieron decenas de locales que venden empanadas, así como en Miami están aflorando parrillas a lo loco”.
Trochi vive en Cataluña y asesora restaurantes. Su concepto es la cocina de mestizaje, pero asegura que cada vez que presenta una carne en la mesa dice: “como soy argentino, no podía faltar en el menú”. También usa bastante el dulce de leche, el obligado chimichurri y la salsa criolla, entre los más habituales.
Florencia Abella llegó desde Campana hasta Suecia y hoy dirige Ekstedt, un restaurante con 2 estrellas Michelin. Ella acaba de editar un libro sobre el asado para una editorial sueca.
El matrimonio de la cordobesa Carito Lourenço y el mendocino Germán Carrizo tiene sus proyectos en Valencia.Fierro ya cuenta con una estrella Michelin y está situado entre los mejores restaurantes de España. Tienen la única empanada con estrella, y Carito es la primera mujer argentina en ganarla.
«Ofrezco maíz, mandioca, cinco tipos de carnes argentinas, dulce de leche, alfajores de varios tipos, pastafrolas y empanadas», dice Mauricio Ghiglione desde Portugal
“Fierro propone un recorrido que comienza en la tradición familiar argentina junto con lo mediterráneo, trabajamos el producto con respeto y desde diferentes perspectivas”, dice Germán y cuenta que Doña Petrona, el otro espacio, es un restaurante de cocina casera, con platos de allá y de acá donde puede haber milanesa, empanada mendocina y una sopa valenciana. Carito se enorgullece de que La Central de Postres, su otro local, ganó el premio al Mejor Roscón de la Comunidad Valenciana.
Si de empanadas se trata, lo que buscan los comensales son opciones muy creativas y es por eso que muchos recomiendan las de Macanudo, en Calella, Barcelona; allí ofrecen por docena a domicilio y en el local, así como tres tipos de milanesas. De postre, claro, tienen el “macanudito de dulce de leche”.
Federico Guajardo llegó a Europa y se quedó. Ganó una docena de premios en Alicante y para los alicantinos ya es “el argentino adoptado por adopción”. Hoy está en el tradicional restaurante Venta de Posa, donde empezó a cambiar las cosas apenas llegó. “Comencé a pulir todo, y de 200 cubiertos a 20 euros, hoy ofrecemos 80 por 45. Es una cocina mediterránea, pero como hay un horno de barro, mantengo mi tradición argentina del fuego y hago pasar todo a las brasas”. Acaba de abrir un lugar más pequeño, Carreter, delante del restaurante que ya cuenta con una mención en la guía Michelin. “Cuando servimos carne, damos una empanada antes; y no falta el alfajor de dulce de leche para el final”.
En Madrid, Alejandro Pitashny y Martín Loeb abrieron Fayer en 2020; ahora ya tienen cuatro restaurantes distintosOlea
Desde Misiones, Mauricio Ghiglione plantó bandera en Portugal y desde que cruzó el océano, su objetivo principal es demostrar de dónde es y que la Argentina no es solamente asado y buenas carnes. “Vengo de una provincia con una cultura gastronómica ancestral muy amplia y fuerte. Ofrezco maíz, mandioca, cinco tipos de carnes argentinas, dulce de leche, alfajores de varios tipos, pastafrolas y empanadas. Además, tenemos propuestas de catering: ahí sí llevamos las estacas y hacemos todo tipo de fuegos. Sin duda ser argentino me abrió las puertas de un mercado muy grande” asegura.
En Madrid, Alejandro Pitashny y Martín Loeb, socios de Fayer, abrieron la sede madrileña en 2020, y allí suman tres aperturas. “Tenemos cuatro marcas: Fayer, Golda 1 y en breve la segunda, y Golfa, que es un bistró”, explica Pitashny. Fayer lo abrieron unas semanas antes de la pandemia; los otros, en estos tres años. Hasta hace cinco años, a los socios y administradores de Fayer sólo los unía el placer de ir a comer: Loeb es Licenciado en Sistemas y Pitashny, economista. “Invertimos en Fayer Buenos Aires hace 5 años y al año siguiente nos convertimos en los gestores. Ahora estoy abriendo el café de Fayer en la esquina del restaurante porteño”.
Si de vender argentinidad se trata, Pitashny explica: “Para muchas bodegas, Fayer Madrid es el punto de venta on sale más grande que tienen; somos grandes promotores de productos como las carnes argentinas. Pero no lo hacemos de la manera obvia, con la guitarrita y el gaucho, sino que la propuesta es refinada y elegante”.
El sueño de Gastón Riveira es llevar la cocina rioplatense a todas partes; hoy, La Cabrera cuenta con sedes en más de 20 paísesLouis Ospina
Él comenta que los últimos tres años, Fayer fue votado como uno de los 10 mejores restaurantes de Madrid. “Aunque las listas son arbitrarias: el cliente es el que lo valida. Tenemos una clientela de gente muy reconocida y es un lugar de mucha relevancia en la ciudad”.
El concepto es cocina israelí y parrilla argentina, pero van por separado: “No hago un falafel con chimichurri, tenemos una identidad marcada de dos tendencias gastronómicas que están presentes en la mesa”. La decisión de abrir en el exterior fue porque vieron una oportunidad para llevar la marca a nivel internacional y les fue muy bien.
“Uno se mueve según su contexto y nosotros vivimos de viaje. Exploramos invertir en España para desarrollar nuestros negocios, tanto gastronómicos como inmobiliarios”, explica el economista, y analiza: “No puedo decir si es más negocio invertir en la Argentina o afuera, eso depende mucho de los equipos de la gente, del contexto, del momento. La Argentina es un lugar extraordinario para hacer negocios y España también”.
En Londres también hay varias opciones, como la de Martín Milessi, donde cocina para una sola mesa en una torre de la ciudad; el nuevo Sucre, que armó Fernando Trocca (también en Dubái) con coctelería de Tato Giovannoni, y Zoilo, el proyecto de Diego Jacquet, que ya cumplió 10 años. “Zoilo es un restaurante argentino, pero lo diferencio de las parrillas. La carne tiene un lugar preferencial, porque no podemos despegarnos de un producto emblemático, pero siempre digo que es nuestro mayor producto y nuestro mayor castigo. Queremos mostrar la variedad que se puede comer en cada región de Argentina”, explica el chef propietario de Zoilo y uno de los gestores de Comilona, movimiento nómada que busca promocionar la cocina, el vino y nuestra cultura por el mundo.
Un guiso de abuela presente en el fine dining de Agustín Balbi en Hong King, restaurante con una estrella Michelin
“Cuando empezamos con la propuesta, fue muy difícil. Ahora se viaja mucho, hay difusión, y la gente busca probar sabores de otras partes, no sólo de Buenos Aires”. A ese deseo de mostrar la diversidad e identidad argentina en Comilona también se sumaron Martín Baquero y Soledad Nardelli, quienes hace ocho años emprenden anualmente un viaje a un nuevo destino para llevar los productos, de la mano de Valeria Mortara, con propuestas de argentinos que se suman en todo el mundo.
“Ver productores y producto argentino, reconocidos y valorados, es una satisfacción y un crédito a quienes tuvieron la visión de cambiar y acercarlo al mundo. Como hay grandes restaurantes peruanos o mexicanos, también los hay argentinos, ese es el mayor logro. Para nosotros, para las bodegas argentinas, para el producto, para los cocineros, para los chicos jóvenes que se están abriendo camino”, enfatiza Jacquet, quien también asesoró restaurantes en Singapur y está abriendo otro londinense de pizza.
Soledad Nardelli es una de las que se fue en 2000, pero volvió. Entre sus hitos está la creación de Chila, y hace unos años se mudó a un costero pueblito catalán. Ella hoy viaja por el mundo realizando consultorías; las últimas fueron en España, Francia y Singapur. “En los últimos tiempos hay más cocineros argentinos y más proyectos gastronómicos de argentinos en el mundo. El boom de las empanadas es un hecho, el de las casas de carnes, las carnicerías y las parrillas, también. Además, la llegada de jóvenes cocineros, que vienen a hacer experiencias, es algo que lo veo bastante”, enfatiza.
En una esquina del Lower East Side de Manhattan, Fernando Navas creó Balvanera
Cada vez más lejos
Si hay una propuesta argentina que está en todos lados es La Cabrera. Como dijo muchas veces su mentor, el cocinero y visionario Gastón Riveira, su sueño es abrir una Cabrera en cada ciudad del mundo para poder llevar la cocina rioplatense a todos lados. “La primera que abrí afuera fue en Paraguay, en 2006″, recuerda Gastón. Según él, la recepción a la cocina argentina era muy compleja, y pone como ejemplo a Mauro Colagreco. “Cuando llegó a Francia tuvo que hacer muchísimas cosas, desde ganar la estrella Michelín hasta miles de malabares como emprendedor para ser reconocido. Con nuestra propuesta de cocina rioplatense, lo que siempre hicimos y hacemos es trabajar mucho sobre el concepto y la calidad”, dice, y asegura que el trabajo de Gastón Acurio –referente de la gastronomía peruana– fue lo que puso la mirada de Latinoamérica en el mapa mundial.
La icónica parrilla de Palermo cumplió dos décadas y ya cuenta con sedes en más de 20 países. “En cada La Cabrera no falta el chorizo ni el bife de chorizo, pero llegan con platos autóctonos de cada país”, asegura. Para su creador, una de las cosas “más complicadas con otros fuegos del mundo es el tipo de madera: debe ser espinillo”. Y también, los hierros: “Que no deben ser redondos, sino en ve”.
Lo cierto es que no todos pensaron que Europa era el epicentro. Federico Heinzmann llegó a ser reconocido como chef de uno de los mejores restaurantes de Asia. Del Park Hyatt Seúl, al de Tokio, pasó por China y ahora volvió a Corea, donde está a cargo del Grupo Hyundai Resorts. “Cuando saben que soy argentino, ya sea en coreano, chino, tailandés, inglés o japonés, instantáneamente dicen Messi y Maradona, o alguien canta No llores por mí Argentina. Pero quien más me sorprendió una vez fue un coreano que me agarró de los hombros y me dijo: Jorge Luis Borges”.
En Madrid, Golfa rompe los moldes con gastronomía “atrevida”
Si bien en el mundo las parrillas se multiplican, cuenta que en Asia no sucede. “La carne es extremadamente cara y un restaurante de carnes sería inaccesible. Además, los cortes argentinos no se consiguen en general, por lo que necesitás despostar todo en tu propia cocina”.“Es importante que sepan que existe un camino alternativo a Europa –aclara Agustín Balbi desde Hong Kong–. No sólo en Asia, sino también en la Argentina, donde hay gente maravillosa haciendo un gran trabajo. Todos aportamos para que la gastronomía de nuestro país crezca en el mapa mundial”. Entre sus reconocimientos, fue el único argentino en lograr una estrella Michelin en Asia con Andō.
Pero Balbi les aclara a los nuevos egresados en Gastronomía que no hay que tener como objetivo al premio: “El cliente tiene que irse feliz de tu restaurante, después de todo de ahí viene la palabra restaurar. Ese es nuestro trabajo, restaurar los estados de ánimo de las personas. Si lo hacemos con pasión, habilidad y dedicación, los premios vienen solos”, asegura. Para él, la humildad es algo que hay que aprender en su profesión. “Nosotros venimos de un país que tiene 200 años, y en Japón un restaurante puede llegar a tener más de 400. Mirá si no tenemos cosas que aprender”.
La vuelta al mundo argentina aterriza en Nueva York, donde Fernando Navas tiene Balvanera, anclado en una esquina del Lower East Side de Manhattan. Al menú de carnes y más de 120 etiquetas de vinos argentinos, se suman platos que cuentan su paso por distintas cocinas y gustos personales. “Al principio fue durísimo, pero hoy somos reconocidos como la mejor propuesta argentina en Nueva York”, asevera.
Y respecto de la argentinidad, agrega: “Si hay una cualidad argentino, es la resiliencia, sumada a la capacidad de trabajo y la voracidad por aprender que me han puesto donde estoy. Tenemos un hermoso país y de una u otra manera las personas nos reconocen y valoran”, asegura el chef y empresario gastronómico que está abriendo otro Balvanera en Pittsburgh, Pensilvania, y el año que viene saldrá al ruedo su tercer local en Upper West Side de la Gran Manzana.
Federico Guajardo, una referencia en Alicante
En Miami, las propuestas abundan y van desde la más simple a la más sofisticado. Una de las pioneras fue Prima Pasta, en Collins y la 71, liderada por la familia Cea. Con calidad, servicio y amor por su oficio, convocan (hace más de 27 años) tanto a familias como a las personalidades más importantes en su reducto. Más cerca del turismo, en Miami Beach, está Orilla, abierto por Trocca, quien también viaja por las cocinas de sus restaurantes en Londres y Dubái.
En el Miami Arts District, Paula Costa es la chef y sommelier de Bunbury, una cocina de abuela bien argentina que fue seleccionada entre las 100 mejores propuestas de los Estados Unidos por la guía Yelp. “Buscamos un estándar de mucha calidad y el menú está desarrollarlo para acompañar las 150 etiquetas de vinos. Siempre tratamos de usar todo lo argentino que se encuentra en el mercado y nos ayudamos mucho entre restaurantes y proveedores. Especialmente, llevamos la bandera del vino argentino a donde vamos y a cada mesa que servimos”, propone.
Y antes de poner los puntos suspensivos de los cientos de proyectos argentinos que siguen por el mundo, la vuelta se detiene en Toronto, donde Antonio Soriano dirige la cocina del Hyatt. La primera que lo llevó a pensar en Europa fue Beatriz Chomnalez, cuando estudiaba en la escuela de gastronomía y ella les hablaba de Alain Ducasse o Alain Passard; les nombraba gente y un mundo que para los estudiantes eran desconocidos, porque internet era algo que recién empezaba.
Platos primaverales de Federico Heinzmann en Asia
La única información que les llegaba era por la televisión, con el Gato Dumas y Francis Mallmann a la cabeza. Ese es el relato de Antonio Soriano, uno de los que se fue y volvió, pero hace tres años decidió salir nuevamente. “Empujados por la crisis y nuestra curiosidad fuimos muchos los que atravesamos el océano en busca de conocimiento: Gonzalo Aramburu, Rodrigo Castilla, Matías Kyriazis, Dante Liporace, Fernando Rivarola, Soledad Nardelli, Juan Pedro Rastellino y Hernán Gipponi, entre muchos otros.
Yo tenía 24 años, quería saber cómo era un restaurante con estrella Michelin y me fui a estudiar a París. En Francia nadie sabía qué era la Argentina, y había bastante racismo, porque ser sudaca siempre existió. Sin embargo hoy, ya sea por mérito, trabajo, experiencia o gente que se movió, hay otro respeto. Porque en la cocina a la que vayas en el mundo te encontrás con argentinos en puestos de liderazgo, en todos lados hay argentinos a los que les va bien. Más allá de Mauro (Colagreco) como primer referente, somos muchos los que lideramos cocinas importantes, porque fuimos dejando una buena imagen y eso abrió las puertas a los llegan hoy”.
Soriano agrega que otra de las virtudes es la de resolver problemas de manera rápida y creativa. “La incertidumbre o el cambio de plan sobre la marcha es algo natural para nosotros y lo manejamos con mucha facilidad, sin embargo, en otros lugares se sienten bloqueados y les genera mucho estrés. Eso tan nuestro de lo atamos con alambre, que es un bajón, a la vez representa la capacidad de poder solucionar cosas”, asegura.
Para Soriano, la cocina es un oficio y el plato tiene que ser rico, y eso se resume en la dedicación al trabajo, y al talento de probar y aprender. “Ese conocimiento te permite jugar de una manera diferente. Los argentinos tenemos una cultura intrínseca bastante más elevada que en muchos otros lugares, y en las cocinas eso se destaca. Por curiosos, por lejanía, todo hace que quieras conocer lo que te pasa a vos, alrededor tuyo y lo que pasa afuera. En Canadá o los Estados Unidos es muy difícil que la gente mire más allá de lo suyo”, concluye Soriano, y compara al cocinero argentino con la música: “Como Piazzolla, que tocaba tango, pero lo que él creó fue distinto y fue porque escuchaba jazz y componía música clásica, porque estudió con los mejores en París, porque lo conoció a Gardel de chico y tocó con los grandes. Todo ese repertorio de cosas diferentes fueron las que le dieron su propia voz”.
Fuente: Ámbito by @laferneteriabar – El reconocido empresario continúa sumando éxitos gracias a sus ingeniosas propuestas gastronómicas.
El empresario Diego Díaz Varela es otra vez noticia, logrando nuevamente ser reconocido por sus establecimientos y como figura de los negocios. En 2021, fue homenajeado por la revista Bar And Drinks por “Mejor apertura de Bar” (por su segundo local La Ferneteria Bellas Artes). Para el 2022, se superó nuevamente al conseguir ser homenajeado por la revista en las ternas como “Mejor Apertura” por La Calle 2 en el barrio de Villa Crespo, ser consagrado como “Mejor Gerente de Bar/Resto” y La Ferneteria como “Mejor Bar/Resto”.
“En La Fernetería los aromas se sienten, el olor a madera se puede apreciar junto con la pasta, es un ambiente único que se va transformando en un lugar animado donde además se puede disfrutar de grandes charlas”, cuenta Diego Díaz Varela
Este concurrido establecimiento, el cual está ubicado en el corazón de Buenos Aires, en el predio del Museo Nacional de Bellas Artes, se caracteriza por su excelencia al conectar el espacio público con el complejo gastronómico “Bellas Artes Bar”, con mesas y sillas distintivas para disfrutar de la inmejorable vista a la facultad de derecho. Informate más
Díaz Varela, exitoso empresario, promotor y artífice de este concepto, ha llevado sobre sus hombros la gran responsabilidad de cumplir con cada tarea en todas las áreas para la puesta en marcha de este distinguido establecimiento que lleva a cuestas las mejores críticas en cuanto a gastronomía y coctelería se refiere. También por contar con los mejores bartenders, quienes han recibido, además, reconocimientos en su área.
“En La Fernetería los aromas se sienten, el olor a madera se puede apreciar junto con la pasta, es un ambiente único que se va transformando en un lugar animado donde además se puede disfrutar de grandes charlas”, cuenta Díaz Varela y sigue: “El éxito también se ha debido a que una de mis estrategias aplicadas, ha sido crear grandes alianzas con chefs reconocidos a nivel internacional, y con bartenders destacados en su área, también toda la parte de jefatura de sala, recursos humanos. Y lo concerniente a la operatividad del local, la realizo directamente para velar por cada detalle y ofrecer excelencia a todos los visitantes”, explica el empresario, quien, además, realizó estudios de diseño y business.
Su destacada experticia en la gerencia de este tipo de locales lo han catapultado como un empresario de amplia trayectoria quien no para de crecer, teniendo ya en su haber 4 establecimientos con conceptos diferentes y ambiciosos que buscan ofrecer a sus comensales y visitantes un abanico de atracciones para la diversidad de público que quiere vivir una experiencia diferente.
“Busco entender a la perfección lo que se quiere según el mercado en el que estamos incursionando, ya que mi labor, más que sólo gerenciar un concepto, es entender la sociedad actual para lograr el éxito de los proyectos, siempre paseándome en los diversos elementos diferenciadores que nunca han sido abordados en otros locales”, concluye Diego Díaz Varela.
Fuente: La Nación @patiofunes – En una extensa charla con LA NACION, Adriana y Natalio Bonavena recordaron a su padre; la aprobación de la serie sobre su vida que estrenará Star+ y las recetas imperdibles de la madre del ídolo del box
Sobre la calle Dean Funes, un local no ostentoso esconde una bella vinoteca y, más atrás, lo que fuera una vivienda, típica casa chorizo levantada en 1910, fue convertida en un precioso restó que esconde una historia, más o menos, secreta.
La cosa es así, uno de los socios y la maître de Patio Funes, tal el nombre del lugar, son los hijos de Oscar Natalio Bonavena, el ídolo del box, asesinado el 22 de mayo de 1976 en Estados Unidos, y cuya vida inspiró la realización de la serie Ringo, gloria y muerte, que este viernes se estrena por la plataforma de Star+.
Patio Funes es acogedor, tanto como una casa de familia de 1910Hernán Zenteno – LA NACION
“No queremos convertir este lugar en un museo, porque tengo dos socios que no son hijos de Bonavena. Tampoco queremos que, por estar en Parque Patricios, sea el lugar exclusivo de los hinchas de Huracán, ni de los de San Lorenzo, por la cercanía con Boedo. Este es un lugar abierto a todo el mundo”, explica Natalio Oscar Bonavena, que no sólo lleva el mismo nombre -aunque en orden invertido- de su padre, sino que también lo une un sorprendente parecido físico. Por momentos, pareciera estar hablando con el mismísimo Ringo, aquel ídolo querido e histriónico que también se dedicó a la música. Acaso un mediático llamativo, cuando tal cosa no estaba instaurada.
Natalio Bonavena en la vinoteca que antecede al restaurante, muy cerca de la plaza Parque PatriciosHernán Zenteno – LA NACION
En sintonía con su hermano, Adriana Nancy Bonavena reconoce que “no queremos que esto sea un museo, el ídolo era él, nosotros somos solamente los hijos del ídolo”. Mujer de voz ronca, su enorme simpatía la llevó a ocupar ese lugar de la bienvenida, una tarea no menor para quienes se aprestan a almorzar o cenar. “Acá suelen venir artistas como Virginia Lago y Héctor Gióvine, o Marcelo Iripino, y jugadores de fútbol…”.
“La experiencia es un peine que te regalan cuando te quedás pelado”, se lee en una chapa que se remata con el nombre de la leyenda deportiva, una de las pocas referencias a su figura que se pueden apreciar en el lugar.
Objetos de época le dan una atmósfera especial al lugar que se convierte en una suerte de viaje en el tiempoHernán Zenteno – LA NACION
Dos espacios íntimos para diez o catorce personas, otro más amplio, y una galería semicubierta albergan las mesas de este lugar que tiene atmósfera de barrio y aromas de familia.
Uno de los espacios más íntimos permite recrear un almuerzo o cena familiarHernán Zenteno – LA NACION
Coronando el espacio, en la mitad de la manzana, un amplio salón, con vip y cabina de luz y sonido incluida, puede convertirse en lugar para celebraciones y en el espacio ideal para realizar cenas acompañadas por funciones de teatro, como sucederá en pocos días con la presentación de Una, pieza protagonizada por la reconocida actriz Miriam Odorico y dirigida por el director y dramaturgo Giampaolo Samá, quienes son habitués del restaurante.
Un amplio espacio también puede ser acondicionado para realizar celebraciones o funciones de teatro. Una gran barra enmarca el lugarHernán Zenteno – LA NACION
El lugar se inauguró el 4 de marzo del 2021, en plena pandemia. Sin embargo, a pesar de la hostilidad de aquellos tiempos, rápidamente el sitio se ganó un muy buen nombre. A los platos abundantes y sabrosos se les suma una ambientación sumamente cálida. Y, desde ya, el imaginario sobre la figura de Ringo.
“Cuando llegamos al lugar, estaba en ruinas”, sostiene Natalio Bonavena, quien fue invitado por sus dos socios a sumarse al proyecto. “Este lugar no sólo fue vivienda, sino también encuadernadora de libros, sociedad de fomento y club social. Con los años, se cerró y quedó convertido en un galpón. Hubo que trabajar mucho sobre el edificio, muy a pulmón. Se restauraron puertas y ventanas y se arreglaron techos que tienen una altura de cuatro metros”.
Cuesta imaginar aquellas ruinas, hoy convertidas en un sitio muy bello y amoroso, que mantiene la identidad de lo barrial, sin sofisticaciones innecesarias: “Amo este lugar, recibir a la gente y atenderla. Me gusta que todos se vayan contentos, esa es mi satisfacción”, reconoce la maître de apellido célebre.
Algunas paredes permiten observar los ladrillos originales de principios del siglo pasadoHernán Zenteno – LA NACION
Los sabores de la abuela
La carta de Patio Funes contempla opciones para todos los paladares e incluye platos aptos para celíacos o personas con diabetes. De todo como en botica, de pastas a carnes y pescados. Aunque, sin dudas, aquellos platos que preparaba la abuela Domingo, madre de Ringo Bonavena, son el fuerte del lugar.
Los ravioles de Doña Dominga parecen ser irresistibles: “Salen con estofado, pero no te puedo decir la receta, es un secreto familiar”, sostiene Natalio. Adriana, a su vez, redobla la apuesta: “También incorporamos las empanadas de Doña Dominga, que están hechas con masa casera, el relleno de los ravioles y se cocinan fritas”. Aquellos ravioles famosos, en realidad son unos raviolones contundentes.
Dos chefs, que forman parte de un staff de más de veinte personas, se encargan de comandar la cocina, donde también las carnes con hongos son una suerte de opípara perdición. “Con hambre nadie se queda”, se ufana la hija de Ringo, quien reconoce que “mi papá fue mi ídolo, por eso, hablo de él y lloro”.
A Patio Funes se puede ingresar por el palier de la otrora casa chorizo, donde un piano de época recibe coqueto. O bien a través de la puerta que da a la vinoteca. “Tratamos de no ofrecer vinos que se pueden conseguir en el supermercado, sino que buscamos tener marcas de autor, bebidas más originales”, sostiene el hijo que se dedicó a ser contador y administrar campos, aunque, alguna vez, como hobbie, hizo algo de boxeo como su padre. Con todo, Ringo le aclaró que no debía cumplir con ningún mandato al respecto.
Para formar parte del club de vino, hay que abonar una cuota mensual, hoy a un valor de $5500, y que permite que el socio pueda llevarse tres botellas de regalo.
Una refrigeradora de época para conservar cepas exclusivasHernán Zenteno – LA NACION
Remembranzas
La vida de Ringo Bonavena fue atípica. A sus lauros como boxeador, se le suma su histrionismo y esa devoción por estar cerca de la gente, condimentos valiosos que inspiraron la serie que este viernes estrena Star+ y que contó con la aprobación familiar.
“Era un tipo muy intenso, cada vez que salía a la calle o iba a la cancha, lo rodeaba la gente para saludarlo, era una locura. Cuando íbamos al Luna Park a ver una pelea, no podía avanzar, pero no renegaba, sino todo lo contrario, por eso, le gustaba mucho ir al café Tabac y ver cómo los autos frenaban en la Avenida del Libertador para verlo. Sabía manejar muy bien su marketing”, sostiene Natalio.
Adriana Bonavena reconoce que “te acostumbrás a vivir rodeada de gente. Nací con ese apellido, es natural para mí, aunque mi papá no era común”. Sin renegar de aquella infancia, los hijos añoran un domingo almorzando con papá y mamá a solas o tomar una merienda sin periodistas, deportistas o hasta fanáticos dando vueltas por la casa.
La serie Ringo, gloria y muerte hará foco en la historia del boxeador, tomando como punto de partido los tres meses previos a su fallecimiento y apelando al flashback narrativo para regresar la historia al pasado. La ficción lo mostrará como una celebridad deportiva y como una figura pop que se animó a todo, de grabar un hit popular como “Pio, pio, pa”, a registrar algunos episodios del programa de Pepe Biondi o protagonizar un espectáculo teatral junto a Zulma Faiad.
Buena caracterización de Bonavena en la serie Ringo, gloria y muerteGEMELOS
Tristezas
Oscar Natalio Bonavena murió asesinado en 1976 en Reno Nevada, Estados Unidos, cuando sólo contaba con 33 años y anhelaba una revancha en el box con Muhammad Alí. “Papá dijo que se iba a morir a la edad de Cristo. Una vez, se disfrazó de viejo y me dijo: ´Adrianita, nunca vas a ver a papá así´. Eso está en la serie, cuando vi esa escena, pensé que me moría”, reconoce la hija.
La forma en la que Natalio y Adriana recibieron la noticia de la muerte de su padre fue, en ambos casos, muy llamativa. Ella tenía 12 años, estaba en la peluquería con su madre, y la radio encendida propagó la noticia que Adriana no llegó a escuchar, pero su madre sí, con el consecuente desmayo: “Cuando corrí a socorrer a mi mamá, me dijeron que se había desmayado al escuchar que papá había muerto. En ese momento, me lo estaban informando a mí”.
Natalio, algunos años menor que su hermana, tenía siete años cuando jugando a la pelota en la calle, como aún se acostumbraba en los barrios en la década del setenta, se enteró de la muerte de su padre ilustre. “Vino el padre de un amigo a buscarlo y dijo en voz alta ´lo mataron a Ringo´”. Crueldades de las formas, tan crueles como aquel crimen por el que el asesino no pagó demasiado: “Ross Brymer cayó preso, pero sólo le dieron dos años. Luego volvió a la cárcel por temas de drogas y robos. También por la droga fallecieron sus dos hijos. Mi abuelo Antonio me decía ´quédate en la puerta que verás pasar el cadáver de tu enemigo´, pero eso es simbólico, no se puede vivir con rencor, por suerte no viví una vida de resentimiento, a pesar de la mochila que uno carga. Costó mucho el luto, mi viejo se fue de Argentina y cuando lo volví a ver, estaba sin vida, por eso sostengo que, la verdad sobre su muerte se la llevó él”.
Ringo Bonavena sonreía al subirse a un cuadrilátero de boxeo
Natalio y Adriana recuerdan los funerales de su padre en el Luna Park, pero ambos coinciden que “no podíamos ver más allá, estábamos destrozados por la muerte de papá”. Aunque reconocen que el amor de la gente fue, de alguna manera, un consuelo.
Los hermanos conocieron a los protagonistas de la serie. Incluso Delfina Chaves pudo conversar con la mamá de los Bonavena, rol que le tocó interpretar en la serie. “El actor es un fenómeno”, reconocen al pensar el parecido físico y la profundidad de la interpretación de Jerónimo Giocondo Bosia.
Ubicado en el corazón de Parque Patricios, Patio Funes sólo cierra los domingos Hernán Zenteno – LA NACION
Lejos de sacar rédito, Patio Funes, el coqueto refugio de Parque Patricios, homenajea al ídolo sin alardes. El foco está puesto en los manjares de la cocina, en la atención de los Bonavena y de su gente, y el clima familiar. Acaso Ringo bendice desde algún lugar. Seguramente, así sucede.
Patio Funes.
Dean Funes 2045, CABA. / Abierto de lunes a sábados, mediodía y noche / @patiofunes
Fuente: Infobae – Había salido segunda en el ranking World’s 101 Best Steak Restaurants por dos años consecutivos. En la edición 2023 Don Julio terminó en la cima. La palabra de su fundador en exclusiva con Infobae
En algún lugar se juntaron una tradición bien argentina y lo mejor de la alta cocina, y entonces, se creó Don Julio. Somos campeones otra vez. Y no, no hablamos de la hazaña mundialista de la Selección Argentina. El multipremiado restaurante de Palermo que esta semana estuvo en boca de todos por el furor que produjo la visita de Lionel Messi, vuelve a ser noticia: por primera vez una parrilla argentina se consagra como la mejor en el ranking World’s 101 Best Steak Restaurants. El año pasado había quedado en el segundo lugar de esta lista.
Se trata de la cuarta edición de un ranking elaborado por la firma británica Upper Cut Media House para cuya producción cuenta con un grupo de editores y especialistas independientes que evalúan entre 700 y 800 restaurantes de carne de todo el mundo por año.
El objetivo de este ranking es “ofrecer un escenario adecuado para el producto honesto y de alta calidad de la carne”. Uno de sus cofundadores es el crítico gastronómico inglés James Byron quien también publica un ranking mundial de carnes premium.
Aún tratándose de un local de alto nivel en calidad y precios, siempre está completo. El lugar trabaja con reservas y ofrece, además de una comida de la mejor factura un ambiente alejado (Franco Fafasuli)
“Nos hace muy felices que el mundo valore la identidad de la cocina argentina: no solo una cocina que genera restaurantes exitosos, sino una que se celebra y disfruta en las casas de los argentinos”, dijo emocionado por el reconocimiento Pablo Rivero, su fundador, en diálogo con Infobae.
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En segundo puesto quedó el ganador del año pasado, el restaurante Hawksmoor de Londres. Mientras que American Cut Tribeca de Nueva York quedóposicionado en el tercer lugar.
Los organizadores argumentaron las razones del triunfo del restaurante Don Julio de Buenos Aires, dirigido por Rivero y el chef ejecutivo Guido Tassi: “Trabaja exclusivamente con carne de origen argentino de las razas Aberdeen Angus y Hereford procedentes de su propio programa de cría sostenible”, indicaron.
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Y afirmaron queel de Don Julio es “uno de los mejores productos disponibles en la actualidad por las cortas rutas de transporte de la mercadería, la crianza respetuosa de los animales en ganadería extensiva y la alimentación a base de pasto natural, entre otros factores”.
Don Julio lleva abierta más de dos décadas (Franco Fafasuli)
El top 10 lo completan Carcasse -Bélgica- en el puesto 4-; Bodega El Capricho -España- en el puesto 5; FX Buckley -Irlanda- en el puesto 6; I due Cippi -Italia- en el puesto 7; Rockpool Bar & Grill -Sidney- en el puesto 8; Lana -Madrid– en el puesto 9- y Bazaar Meat -Las Vegas- en el puesto 10.
Solo otro restaurante argentino entró en el ranking: se trata de La Cabrera que quedó posicionado en el puesto 48. Y hay dos sudamericanos más: A Figureira Rubaiyat de San Pablo en el puesto 50 y Tributo de Quito en la posición 79.
La historia del mejor restaurante de carnes del mundo según World’s 101 Best Steak Restaurants
Un edificio de finales del siglo XIX y emblema del barrio de Palermo es el escenario de esta inmersión en la cultura argentina. En Don Julio, la parrilla cobra protagonismo y todo combina a la perfección para que los comensales descubran la cocina que representa a nuestro país (Franco Fafasuli)
El local ubicado en Guatemala 4699 goza de mucho reconocimiento internacional. Según The World’s 50 Best Restaurants, el ranking internacional más prestigioso en materia gastronómica, esta parrilla ocupa el puesto 14 entre los mejores restaurantes del mundo (de todas las especialidades). El éxito internacional que recibió la cocina a cargo Tassi hizo que, para varias celebridades que visitaron la Argentina, se convirtiera en una parada obligatoria
Se trata de un proyecto familiar que data del año 1999, cuando la familia Rivero abrió está parrilla con un mandato al que no renunciaron nunca: la calidad del producto. A 50 metros del restaurante, sobre la calle Gurruchaga, se ubica la carnicería de Don Julio. Aunque no está abierta al público, el oasis donde se estaciona la carne que luego terminará sobre las brasas nos recibe a temperaturas bajo cero.
El éxito internacional que recibió la cocina a cargo de Guido Tassi hizo que, para varias celebridades que visitaron la Argentina, se convirtiera en una parada obligatoria (Franco Fafasuli)
La reseña del ranking World’s 101 Best Steak Restaurants dice que “el restaurante ha ganado reconocimiento mundial por sus excelentes carnes a la parrilla, excelente servicio y ambiente cálido y acogedor”. También destaca la calidad de cortes como el bife de chorizo y el lomo y afirma que la parrilla a leña de Don Julio logra “un sabor ahumado y un exterior carbonizado, mientras mantiene la carne jugosa y tierna de una manera distintiva”.
Sin embargo, resalta que además de los platos de carne, el restaurante ofrece una variedad de guarniciones orgánicas, “como verduras de temporada a la parrilla, tomates reliquia con un sabor irresistiblemente bueno y ensaladas”. Y continúa: “La lista de vinos también es impresionante, con una amplia selección de vinos argentinos, que incluyen posiciones inigualables de Malbec orgánico, Cabernet Sauvignon y Torrontés que Argentina tiene para ofrecer”.
Además subraya queDon Julio es “un destino de visita obligada para todos los amantes de la carne y los amantes de la comida que visitan Buenos Aires”.
Fuente: La Nación – Estudió Medicina y fue jugador de fútbol profesional hasta que descubrió su vocación y se transformó en maestro pizzero del legendario restaurante nacido en La Boca en 1932
Ni masa madre, ni neoyorquina, ni ninguna otra moda. Para Orlando González, la pizza es al molde o a la piedra, y no hay más que hablar. Lo dice con autoridad. Si bien estudió Medicina y jugó al fútbol de forma profesional, su lugar en el mundo lo encontró delante del horno. Con 32 años de experiencia en el rubro, es el maestro pizzero de Banchero. Es, también, el guardián de los secretos de este legendario establecimiento abierto en 1932 en La Boca; secretos que aprendió trabajando junto a su antecesor, don Hilario Gómez, y que hoy enseña a quienes se suman al equipo.
“El sabor de la pizza de Banchero es el mismo ahora que cuando yo entré, porque está la familia atrás. Ellos vienen y prueban la pizza”, cuenta Orlando, platense de 54 años, que “jugó” en todos los puestos del restaurante: en la bacha, en la barra, en el salón, en la caja y, por supuesto, en la cocina. Y que llegó a uno de los indiscutibles templos de la pizza, de forma casual, a través del fútbol.
Con la camiseta de Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde jugó de jovengentileza
–¿Cómo te acercaste a la cocina?
–Fue sin querer. Yo jugaba al fútbol. Primero en Gimnasia y Esgrima de La Plata, y después jugué en Paraguay. Cuando nació mi hijo y me instalé en Capital Federal, empecé a trabajar en el Ministerio de Educación. Mi cuñado era mozo. “Llevame a trabajar”, le decía yo y él me respondía: “No, esto no es para vos”. Hasta que un día me llevó y entré a trabajar en una pizzería que estaba en Ecuador y Paraguay, Angie, que hacía pizza libre. Entré a laburar y pregunté: “¿Quién es el que más gana acá?”. Era el maestro pizzero, así que dije: “Quiero ser pizzero”, y ahí descubrí que me gustaba la cocina. Hasta ese momento, no sabía nada de nada; sólo jugaba al fútbol y estudiaba.
–¿Qué estudiabas?
–Medicina. Pero dejé en segundo año, cuando debuté en primera. Un gran error. En Gimnasia jugué 10 años, de los 10 a los 20, y llegué a jugar tres partidos en primera en el torneo 86/87; después quedé libre y me fui a jugar a Paraguay, a Sol de América.
–¿Cómo llegaste a Banchero?
–En Angie trabajé un tiempo, y después pasé a otra pizzería, ya dentro de la cocina. Y al mes ya estaba sacando pizzas. Después me fui a Palermo, a Gipsy, en Charcas y Serrano, que vendía muchísimas empanadas. Ese año fui a jugar un picado y uno de los chicos, que jugaba para el equipo de Radio Continental, me conectó con el equipo de Víctor Hugo Morales. Empecé a jugar con ellos y en el 91 jugamos contra el equipo campeón del sindicato de pizzeros y pasteleros. Le clavé dos goles. Me le acerqué al técnico después del partido y le dije: “¿No necesitás jugadores?”. “¿Me estás cargando?”, me preguntó. “No, para nada, ¡yo soy pizzero!”. Y ahí empecé a jugar para el equipo de una pizzería que se llama Muraroa. Ese año, el dueño de Muraroa agarró la gerencia de Banchero y me llevó a laburar con él.
En la cocina de Banchero, en avenida CorrientesManuel Cascallar
–¿En qué local empezaste?
–En el de Once. Pero un día faltó uno de los pizzeros en el de Corrientes y me trajeron acá por una semana. Y ahí me quedé. En 2005 salí campeón en el campeonato que hace Apyce (Asociación de Pizzerías y Casas de Empanadas de la República Argentina). Pero en 2006 me cansé de cocinar para gente que no conocía, y charlé con Diego Banchero. “Vos estás loco, sos el mejor pizzero”, me dijo. Pero igual me terminé yendo por un tiempo. Después volví, pero ya haciendo otras cosas, enseñándoles a los chicos que querían ser pizzeros y trabajando en las aperturas de los nuevos Banchero, como el de Pilar o el de Miami. Hoy en día soy el gerente.
–¿Cómo fue la experiencia de abrir un Banchero en Miami?
–Fue duro porque los chicos de allá no trabajaron en cocina desde chicos, y cuando entré, no sabían nada. Tuve que empezar de cero. Por suerte Germán, que hoy está a cargo de la cocina en Miami, aprendió muy bien. Pero él antes laburaba en Johnson & Johnson, en ventas, y sabía hacer hamburguesas nada más, porque había trabajado en un local de hamburguesas. De pizza y empanadas, no sabía nada.
–¿Por qué creés que se destaca la pizza argentina en Miami?
–Es muy distinta a la de Estados Unidos. Tuve que hacer un trabajo con la muzzarella de allá, porque es más consistente: se te enfría la pizza y queda dura. Gracias al asesoramiento y las charlas con maestros muzzarelleros argentinos hice un trabajito con la muzarellla y hoy sale igual que la de acá. Con lo que me comí un garrón fue con los condimentos, porque acá el ají molido no es muy picante, y allá sí. ¡Te mata, no sabés lo que es el pimentón! El primer picadillo para empanadas que hice allá era incomible. Después conseguimos un lugar que importaba condimentos de la Argentina.
Campeón en 2005, del campeonato argentino de la pizza y la empanada gentileza
–¿Qué fue lo primero que aprendiste de cómo hacer pizza?
–Lo primero que aprendés es a amasar. Pero después me perfeccioné. Yo me recibí de maestro pizzero en el sindicato y ahí empecé a sacar mejor las cosas. Además, curso de cocina que había, yo lo hacía. Me capacité bastante.
–¿Cuando entraste a Banchero qué te contaron de su historia y de sus secretos para hacer la pizza?
–Me contaron que eran los creadores de la fugazza. Cuando entré yo estaba estudiando pastelería, ya era pizzero, no maestro pizzero, que es distinto –hoy en día cualquiera hace una pizza y dice que es maestro pizzero–. Entraba a las 3 de la mañana para trabajar como ayudante de pastelero, y después, a las 9, me pasaba a la pizzería. Ahí estaba con el maestro pizzero don Hilario Gómez, que se jubiló en Banchero. Al lado de él fui aprendiendo cosas, porque era él el que tenía la técnica.
–¿Qué te enseñó?
–El método que le damos a la cebolla, por ejemplo. Y la salsa: la mayoría de las pizzerías no la cocinan, pero acá sí. También me explicó cómo apurar una pizza… Era un capo don Hilario.
Pizzería Banchero de La Boca, en el año de su apertura: 1932
–¿Y qué es lo primero que enseñás vos cuando llega alguien nuevo a la cocina?
–La limpieza. Y a ser ordenado para trabajar. Siendo ordenado y limpio, te sale solo.
–¿Del amasado qué cosas son importantes?
–La humedad. Es algo primordial en la pizza. A mayor humedad, la levadura trabaja más rápido.
–¿Qué tiene de particular la pizza de Banchero?
–El sabor. Es igual desde que yo entré. Don Hilario me lo pasó a mí y yo se lo pasé a los chicos. Además siempre se usa buena mercadería. Y acá siempre está la familia Banchero.
–¿Vienen a la pizzería?
–Vienen y prueban la pizza. Tanto Diego como el padre. Que el sabor sea siempre el mismo tiene mucho que ver con que esté la familia presente. Ellos conocen todos los sabores, desde chicos comieron pizza de Banchero… ¿qué les podés discutir del sabor?
Pizza en la barra de BancheroManuel Cascallar
–En todos estos años en Banchero, ¿metiste cambios?
–Yo metí la pizza de jamón y ananá, que cuando entré no se vendía.
–Jamón y ananá, polémico, ¿no?
–La fui poniendo de a poquito. También la de rúcula y una caprese.
–Y cuando hacés esos cambios ¿el habitué se queja?
–El tradicional no reacciona bien. Acá viene a comer gente grande y me dice: “A mí traeme una muzzarella, una fugazzeta y un moscato. Nada más”. Es gente tozuda a veces. Pero también, ¿viste la pizza de ahora? La de masa madre… A mí sinceramente no me gusta. Aparte tiene mala apariencia: toda deformada. En mi época de pizzero, la pizza era bien redondita, correcta, con presencia. Por la vista entra la comida.
–Las pizzas hoy de moda, como la neoyorquina, por ejemplo, ¿te gustan?
–¿Vos la comiste? Es malísima. Es como la de Ugi’s. Lo digo con todo el respeto, porque laburó y labura mucha gente en Ugi’s. ¿Y te acordás cuando llegó Pizza Hut a la Argentina? La gente la compraba hasta que se dio cuenta de que le estaban vendiendo cualquier cosa. Y se fue. La pizza tradicional es la de molde, y después, a la piedra. La pizza argentina es buena.
–¿Por qué es tan buena nuestra pizza?
–El secreto está en la masa. Tenemos muy buena harina y muy buena muzzarella. Tenemos materia prima buenísima. Hace unos años, en el noventa y pico, había venido el campeón mundial de la pizza, un tano, no me acuerdo el nombre. Vino a dar una charla a todos los pizzeros que estábamos afiliados en el sindicato, y pensaba que nosotros éramos indios. Pero cuando nos vio trabajar se quería morir, se resorprendió. Hoy los pizzeros argentinos somos muy requeridos fuera del país.
–¿A vos te tentaron para irte?
–Me tentaron de España y de México. Fueron a comer a Banchero y pidieron hablar conmigo. Pero yo me quedé por mis hijos, que eran chicos.
–¿Qué pizzas te gustan a vos?
–Me gusta la pizza a la piedra, por lo general la de muzzarella. Y la fugazzeta también. Soy clásico.
–Se dice que cuando uno va a una pizzería que no conoce tiene que pedir de muzzarella, ¿estás de acuerdo con esa idea?
–¡Claro! No hay otra, ahí podés ver realmente qué calidad de queso usan. En otras te lo disfrazan, y eso cambia el sabor.
Fuente: La Nación – Cómo fue que este plato, rey de la improvisación, llegó a sofisticarse y estar entre los más elegidos de las mesas gourmet.
Aunque suele ser muy celebrada, el rejunte de milanesa con algún tipo de pasta en general es producto de esas instancias en que se rescatan los restos de la heladera, a fin de no desaprovechar nada. Pero este plato típico de cualquier cocina argentina ahora empezó a jugar en las grandes ligas. Así lo demuestra su inclusión en el menú de restaurantes a la moda como Mad Pasta, Arriba y Argot, con una vuelta de tuerca muy personal y sofisticada.
Las novedades
Una de las aperturas más nuevas de Zona Norte, Mad Pasta, se caracteriza por su vanguardia fresca y descontracturada. Por eso decanta como lógico que hayan decidido incluir el plato del momento. “Era un clásico que comíamos después de largas horas de producción de pasta en nuestro taller cuando aún no teníamos el restaurante y vendíamos mediante Instagram y por delivery. Era la ‘felicidad’ del fin del horario laboral y un momento favorito nuestro”, ilustra Clara Corso, una de las creadoras junto a Félix Babini y Lucas Canga. Cuando pensaron en su primera carta no lo dudaron, aunque hicieron una leve reversión en pos de buscar un clásico innovador: la milanesa es de 180 gramos de ojo de bife, lo cual permite que el cliente pueda elegir su punto, y se sirven los linguini con mantecatura cacio e pepe, que le da gran sabor y untuosidad.
En Argot, este combo se sirve con fideos moñito con salsa de champignones.
Similar desenfado puede encontrarse en la cocina de Argot, una grata novedad en Villa Santa Rita. “Somos un café que ofrece pastelería artesanal de elaboración propia, y también un restorán para venir en familia un domingo al mediodía y tomar vino, así como un espacio íntimo para cenas en pareja por la noche”, describen la propuesta Kenya y Alejo, sus artífices. En este contexto se inserta la milanesa de bife de chorizo con fideos moño y crema de hongos. “Desde el año pasado estamos trabajando en un concepto de platos tradicionales o nostálgicos, haciendo hincapié en la comida casera y con sensación de hogar y familia”, relatan. Aunque en esta línea fue el único que se mantuvo: si bien la carta se cambia regularmente, desde que incluyeron este plato se convirtió en un hit imposible de sacar.
Cuestión de familia
Hacia Belgrano, Watson’s, el restaurante que fue a dar nueva vida al emblemático Hotel Watson de la zona, también ofrece este combo. En este caso, lo hace con una milanesa de lomo con fideos Watson’s, que llevan oliva, diente de ajo, parmesano y mix de hierbas. Es una combinación que piden grandes y chicos y que se convirtió en uno de los fuertes del menú. “Pensamos que la carta tenía que tener variedad de opciones para poder cubrir todos los paladares. Una milanesa de carne con fideos es un clásico popular que gusta muchísimo, pero que por alguna razón solo suele comerse en casa. Y si bien Watson’s está remodelado y hoy tiene una impronta más gourmet, platos como este hacen pie en el espíritu de barrio, porque es una comida bien casera y tradicional”, relatan desde el local.
En Mecha consideran que la memoria emotiva de este plato es uno de sus grandes fuertes.
También en esta línea familiar, Mecha, una parrilla de arquitectura disruptiva en Devoto, presenta su propia versión con una milanesa de bife angosto + fetuccini al burro + parmesano. “Somos una empresa familiar y este es un plato emblema que siempre estuvo presente en nuestros hogares y creemos que también en la casa de muchos argentinos. ¿A quién no le pasó de volver de la escuela y que su madre lo esté esperando con unas milanesas y fideos moñito con manteca?”, evocan desde el emprendimiento. Por lo pronto, consideran que esa memoria emotiva es parte fundamental de la tarea de dar de comer. “Cada vez más la gente está buscando recordar sabores de su infancia, sabores genuinos que nos llevan a lugares de placer y felicidad. Y nosotros, como parte de la escena gourmet, tenemos que ser el vehículo para que esa cultura no se pierda”, destacan.
Fuera de la zona de confort
Una variante con guiños a Perú seduce en Tigre Morado.
Y la explosión de este plato es tal que no solo se sirve en lugares de cocina familiar o de pastas, sino que también empieza a aparecer en cartas donde no se lo esperaría jamás. Por ejemplo, en Tigre Morado, el restaurante palermitano que le rinde homenaje a la gastronomía peruana y que se presenta como una cebichería hecha y derecha. Sin embargo, aquí hay lugar para un plato como el “Bife Apanao”: bife estilo lombatta rebozado en panko con yema curada, lluvia de ajíes y cilantro acompañado de spaghetti huancaína. “Un italiano perdido en Lima”, lo describen desde el lugar. Y un hilo rojo entre Perú y Argentina también.
En el ambiente sofisticado de Arriba también hay espacio para un plato bien casero y clásico.
Finalmente, en el chic Arriba, el rooftop ubicado en Paseo Alcorta, también hay lugar para una gran milanesa de bife de chorizo con spaghetti con manteca y parmesano. “Este plato es del menú del mediodía, y no tiene secretos, solo gran ejecución. Lo vemos como un homenaje. Es un plato muy vendido tanto para adultos como para niños. ¿A quién no le gusta? Creo que los clásicos nunca mueren”, ilustra Camote Langer, chef ejecutivo de Bla Food Group, dueño de Arriba. En un espacio de 800 m2, con parte cubierta, semicubierta y terraza propiamente dicha, se presenta como un restaurante de cocina internacional y coctelería de autor. El plato más casero, sin embargo, se planta como un acierto en un tiempo en el que los sabores con memoria emotiva pisan fuerte y conmueven a toda edad.
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