Categoría: Establecimientos Mencionados

Fuente: La Nación ~ “Siempre recuerdo el sabor indescriptible de un guiso con fideos, caldo, carne y verduras. Cuando pienso en aquel plato, se me viene a la memoria mi abuela. Nunca más lo volví a probar. Traté de hacer algo parecido, pero el de ella era único. Todos los domingos nos juntábamos en familia y Rogelia era la encargada de cocinarnos a todos. La excusa del encuentro siempre era la comida”, confiesa María Alba Judez Rivas, desde su rústico restaurante en Cañuelas. Llamó a su emprendimiento “Rogelia” en honor a su queridísima abuela, quien le inculcó desde muy pequeña su amor por la cocina, a respetar los productos de estación y el valor de la mesa compartida en familia.

Rogelia Feito, la abuela materna de Alba, era española y emigró de un pueblo asturiano junto a su familia rumbo a Argentina. Al poco tiempo se instalaron en Cañuelas, partido de la provincia de Buenos Aires, y “La Roge”, como le decían los conocidos del pueblo, se convirtió en una gran cocinera. Ella aprovechaba todos los recursos del campo: en su hogar amasaba el pan, elaboraba pastas, carnes, guisos y hasta sus propias manteca y ricota. Tiempo después, tuvo la oportunidad de abrir su propio restaurante y aún hoy, muchos alumnos de la escuela local Estrada, la recuerdan atendiendo el kiosco y almacén donde vendía galleta de campo fresca, sándwiches con fiambre y variedad de golosinas. “Era todo un personaje, muy amorosa y humilde. Todos los fines de semanas nos íbamos a Cañuelas y ella nos esperaba con sus manjares. Nos dividíamos las tareas: a mí me tocaba rallar el queso para las pastas”, rememora Alba y admite que desde aquella época le picó el bichito de la cocina.

Cuando terminó la escuela secundaria la nieta de Rogelia estudió publicidad, pero su pasión por la gastronomía seguía latiendo más fuerte que nunca. Así fue como en el 2002 se anotó en el Instituto Argentino de Gastronomía y comenzó a dar sus primeros pasos en un restaurante de Palermo.

En el 2006, en Ramos Mejía y por amigos en común, conoció al chef Ezequiel Fusalba y se enamoraron. Luego llegaron los hijos: Benito (10) y Elena (3).

Durante algunos años, ella se alejó de la cocina para dedicarse de lleno al negocio familiar en el rubro inmobiliario, pero en el 2013 arrancó a fantasear con el proyecto de abrir su propio restaurante en la tierra de su infancia. “Mi corazón está en Cañuelas, acá tenemos muy lindos recuerdos en familia. Nunca pensé en ponerle otro nombre, Rogelia encajaba perfectamente con el concepto que quería transmitir: revalorizar la comida casera (los platos de las abuelas) y los productos locales de estación”, admite Alba.

Productos locales

En septiembre de 2014 abrió las puertas de Rogelia sobre la Ruta Nacional 205. Para la construcción del amplio galpón del restaurante utilizaron madera y materiales de demolición que le aportan un toque cálido, rústico y bien de campo. Durante los primeros años, los acompañó con el diseño de la carta y en la cocina la reconocida chef Patricia Courtois. Desde siempre tuvieron una premisa bien firme: trabajar con productores locales. Como el dulce de leche y los quesos Mayol, quesos de cabra del Valle de Goñi, embutidos y fiambres de la Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco, carnes, cervezas y hasta fruta y verdura de las huertas de cercanía. A partir del 2016 Ezequiel, el marido de Alba, le puso su impronta a cada uno de los platos y actualmente está al frente de la cocina. “Él siempre me acompañó y me apoyó con esta idea loca del restaurante. Ahora estamos los dos embarcados en este lindo proyecto, la verdad que hacemos un lindo equipo. Él está más centrado en la cocina y yo en la parte de organización y salón”, ejemplifica Alba.

Secretos del oficio

Es un sábado de abril a las 20.30hs (el único día que están abiertos por la noche, porque el resto de la semana abren de miércoles a domingos a partir del mediodía), y poco a poco las reservas del día van llegando. En el salón hay habitués de la zona y otros que se han hecho varios kilómetros para conocerlos. Muchos llegan especialmente para probar los buñuelos de acelga con una mayonesa de ajos asados que se volvieron famosos en Cañuelas y alrededores. “Están desde los inicios. Es nuestro clásico y no podemos sacarlos de la carta. Algunos clientes, emocionados, nos dicen que les hacen acordar a su abuela”, describe Judez Rivas. En cuanto a los secretos asegura, entre risas, que “están hechos con mucho amor”. Y admite que para la elaboración es fundamental que los productos sean frescos y que la masa tenga la consistencia adecuada.

El buñuelo también tiene su técnica: con unos precisos movimientos de cuchara logran que les queden perfectamente redondos. Los preparan en una sartén con aceite limpio (que cambian todos los días) y no utilizan freidora. “Es importante la temperatura del aceite. Si está muy caliente se van a dorar en exceso y quedan crudos por dentro y si está muy bajo, chupan demasiado aceite”, dice.

Una carta bien nutrida

La empanada frita de carne (bien jugosa) despierta más de un suspiro. Para acompañarlas, nada mejor que el “Tapeo de la huerta” que incluye hummus casero de remolacha, vegetales en escabeche y porotos pallares a la provenzal.

Otro imperdible es la provoleta (bien crocante) acompañada con chutney de cebollas. De principal, uno de los que tiene más adeptos son las costillas Rogelia acompañadas con papas al horno y mix de verdes. “Las braseamos al horno con vino y vegetales y tienen una cocción larga. Así, la carne queda tan tierna que se despega del hueso”, describe Alba, quien recomienda también probar los malfattis (de espinaca o calabaza) con salsa fileto. De postre, sin dudas, la estrella es el flan que sale mixto.

Todos los fines de semana van rotando los platos para sorprender con algo nuevo a los parroquianos: como las cintas con estofado, pechito de cerdo, chupín de salmón blanco y los sorrentinos de jamón y queso, entre otros. Próximamente queda oficialmente inaugurada una de sus temporadas favoritas: los guisos. Con el frío vuelve el locro, lentejas y mondongo. En el puestito, pegado al restaurante, llamado “La Estrada” (en conmemoración al almacén que tenía su abuela en la escuela) ofrece ocho tipos de cerveza artesanal tirada de productores artesanales de la zona.

Con la pandemia supieron adaptar su formato rápidamente. “Como el delivery de comida caliente era inviable por las distancias, se nos ocurrió armar nuestros platos más emblemáticos congelados. Pusimos un día de entrega por zonas y la verdad que la gente se copó. Con la cuarentena los clientes nos demostraron que nos bancan fuerte”, expresa Alba, orgullosa. Y agrega que durante los últimos meses, cuando se habilitaron las mesas al aire libre y luego el salón, llegaron varios comensales nuevos a visitarlos: “Nos sorprendió gratamente. Creció el turismo a pueblos cercanos y vino mucha gente a pasar un día diferente. Tuvimos una muy buena aceptación”.

En una de las paredes del salón hay un pintoresco homenaje a Rogelia con fotos de otras épocas: junto a su madre Joaquina al poco tiempo de llegar de España, otra de Cañuelas con sus calles de tierra, de pequeña andando en bicicleta y hasta una con varios costillares asándose a fuego lento.

Los platos de las abuelas jamás se olvidan. Alba aún siente el aroma y sabor de aquel guiso de “La Roge”. En su restaurante le rinde tributo con comida casera.

Fuente: Clarín Gourmet by Gimena Pepe Arias ~ El barrio de Olivos, en el partido de Vicente López, tiene de todo. Zonas residenciales con mansiones cinematográficas, lindas casas con jardín, torres modernas, centros comerciales y hasta un puerto rodeado de una gran oferta culinaria. 

La intersección de la calle Corrientes y la avenida del Libertador, a dos cuadras del puerto, es el corazón de este polo gastronómico. En 2017, abrieron los primeros locales en la planta baja del entonces nuevo complejo inmobiliario La Palmera que se llama así en honor a una tradicional pizzería que se encontraba en esa esquina.

La hambuguesería Carne y la heladería Lucciano’s, estuvieron entre los primeros en desembarcar. Pero nobleza obliga: el verdadero pionero fue la parrilla La Nelly, en Vito Dumas y Juan Bautista Alberdi. Con vista al río, inauguró la gastronomía local hace 58 años. Es un local clásico, sin pretensiones. Si bien el fuerte son las brasas, el estar sobre el puerto, las rabas son uno de los hits. 

Hoy hay propuestas gastronómicas de todos los estilos, todos los días y a toda hora. Así que ya saben, con campera y gorro, después de comer en alguno de los restaurantes, el paseo por el puerto es obligado. Aire puro, veleros y una caminata digestiva los esperan.

10 opciones para comer y beber en Olivos

1- Malagrino

Luminoso y con mucha pastelería a la vista, hace que los transeúntes se detengan a pispear las delicias. Es el lugar indicado para desayunos y meriendas con productos como cinnamon roll, banana bread y el hit del local, la cookie con chips de chocolate. Los amantes de lo salado podrán optar por chipá o sándwich en pan de molde. Recientemente, incorporaron opciones veganas y tablas de salmón.

Pero Malagrino no es sólo una cafetería, también ofrece almuerzos tentadores. Todos los días hay platos fuera de carta, bien caseros, como por ejemplo goulash o pastel de cabutia. El plato recomendado es la hamburguesa de queso halloumi y la avocado toast, con pan de masa madre de Gluten Morgen. Además, sándwich de pastrón, ensaladas, tartas, hamburguesa de carne con papas y pesca del día.

El café que sirven es colombiano de especialidad, Puerto Blest. Y producen leches vegetales de almendra y de coco y venden jugos combinados prensados en frío. Todo lo que venden, panes enteros, granola, café en granos, tortas en porción (o enteras por encargo) se puede pedir para llevar.

Abierto de lunes a domingos, de 9 a 19. Corrientes 321. IG:@malagrino.ba

2- 1636 Restaurante

Es el más nuevo de la zona. Funciona donde durante diez años estuvo La Panadería. El Grupo Mezcla decidió cambiar la propuesta para ofrecer una nueva experiencia. Con nombre inspirado en el código postal del barrio, como símbolo de pertenencia, ofrece una cocina de alta calidad. Se destaca la pastelería. El salón es amplio y cuentan con un espacio al aire libre calefaccionado en invierno.

La carta está compuesta por carnes de pastura, aves de campo, pastas artesanales, sandwichería gourmet y cafetería de especialidad. La milanesa de bife de chorizo, la pesca del día con vegetales de la huerta y la panceta laqueada son algunos de los platos destacados. En cuanto a los dulces, se lucen la tarta de queso y confitura de mora y las bombas diplomata. 

Enorme barra con coctelería clásica y moderna con doce opciones que incluyen café de especialidad, whisky, Aperol, espumantes y frutas. A un costado del restaurante se encuentra “La Pastelería”, una despensa para llevarse las delicias a casa.

Abierto de martes a sábados de 9 a 23 y domingos de 9 a 19. Corrientes 421. IG: @1636_restaurant

3- Orno

Clima descontracturado, largas mesas con bancos y un enorme horno italiano de barro alimentado a leña, que cocina las pizzas napolitanas a 400°. Son finitas, con borde inflado y crujiente y se puede elegir once opciones de cubiertas diferentes.

A las clásicas se le suman la “pumpkin” con calabaza ahumada, ricota, hinojo, eneldo y mozzarella ahumada; la “desayunera” con pasta de ajo asado, mozzarella fior di late, espinaca, panceta y carbonara y la de “pepperoni”, con dos tipos de mozzarella, tomates mendocinos, pepperoni y oliva, entre otras.

Las empanadas son fritas, con rellenos gourmet que incluyen bondiola y jugo de naranja, berenjena y mozzarella, tomates secos y pesto. Para picar, ofrecen los fainá sticks (fainá con peperoncino frita servida con dip de pesto) y pan de pizza. ¿Para el postre? helados en pote.

Tanto las bebidas sin alcohol, como las cervezas o los cócteles están envasados, ideales para comprar la caja de pizza e ir al comer al río con el menú completo.

Abierto de lunes a jueves, de 19 a 23. Viernes a domingos, de 12 a 16 y de 19 a 23. Corrientes 402. IG: @Ornopizzeria

4- Lucciano´s  

La heladería es reconocida por ser la pionera en popularizar las paletas clásicas y con imágenes y formas de animalitos. Los ice pop vienen en diferentes rellenos, simples o bañados en chocolate.

El formato del local replica al de las heladerías italianas, con las bateas a la vista del cliente. Nada de mesadas con tachos cubiertos por tapas de acero inoxidable. Aquí todas las tentaciones están al alcance del ojo del cliente.  

Se puede pedir gustos como alfajor havanna, chocotorta, cookies & cream, tiramisú, frambuesas a la crema, flan casero o lemon pie. Hay mesas en el deck y sillones largos en el interior.

Abierto de lunes a jueves de 12 a 23:45. Los viernes cierra 0.15. Sábado de 11 a 0.15 y domingo de 11 a 23:45. Corrientes 461. IG: @luccianos_

5- Carne

La hamburguesería del reconocido y multipremiado chef Mauro Colagreco se especializa en medallones de carne 100% de pastura. Proponen 10 ingredientes, para que el cliente arme su hamburguesa a su gusto. En total, 64 combinaciones posibles.

La especial de hongos lleva pan, carne, hongos, cebolla asada, tomate y queso cuartirolo. También, se puede optar por la veggie, con portobello a la plancha, tapenade de tomates, lechuga morada, queso halloumi y pan de cúrcuma. Las ensaladas están hechas con vegetales 100% orgánicos y huevos de granja. No hay hamburguesa sin papas fritas. Por eso, aparte de las clásicas, se puede pedir las especiales con queso, crema, ciboulette y panceta.

El salón es muy amplio, ya que el local abarca toda la esquina. Mesas con sillones, como las clásicas hamburgueserías, pero con un estilo elegante. También, taburetes para un comida rápida en la barra, mirando a la calle.

De lunes a domingo, de 11 a 23. Av. del Libertador 2417. IG: @carnehamburguesas

6- Le Pain Quotidien

Los panes son los reyes del lugar. Totalmente artesanales y elaborados con ingredientes orgánicos. Con impronta belga y toques franceses, los productos de bakery atrapan la atención y es difícil tomar un café, siempre servido en los grandes tazones típicos de la firma, sin probarlos.

Viennoisierie con pain au chocolat (pan de chocolate), croissants y roll de canela. Para almuerzos, proponen ensaladas, sopas, tartas, sándwiches y platos especiales.

Todos los días hasta las 15 ofrecen brunch y, de 16 a 20, afternoon tea, con variedades de panes, mermeladas, scones, budines, porción de torta, brioche de jamón y queso y dos bebidas calientes y 2 frías. 

El salón es encantador, rodeado de madera y, por supuesto, olorcito a pan. También hay mesas en la amplia vereda, separadas de la calle con una  estantería llena de vegetación, que aportan verde y oxígeno, alejándonos del asfalto. Todos los panes y productos de pastelería se pueden comprar para llevar.

Abierto de lunes a viernes, de 8 a 21. Los sábados, domingos y feriados. Sábados, domingos y feriados, de 9 a 21. IG: @lepainquotidienar

7- El Club de la Milanesa

Su nombre lo dice todo. Milanesas en todos sus formatos con múltiples opciones de coberturas como cheddar, huevos fritos, fondue de queso, con provolone, patagónica, fugazzet, tex mex, y más. Un lugar para ir sin preocuparse por las calorías.

Ofrecen milanesas rellenas, hamburguesas y prometen tener las papas fritas más crocantes de la zona. Para picar, aros de cebolla, mozzarella frita, nachos con cheddar, bocaditos de pollo… y para los indecisos, una tabla que incluye un poco de todo.

El local con mobiliario de madera es muy cálido. Tiene un patio con encanto y también mesitas en la vereda.

Abierto de domingo a jueves de 9 a 0. Viernes y sábado, de 9 a 01. Av. del Libertador 2459. IG:@elclubdelamilanesa

8- Forest Dan

Es el templo de la cocina americana en zona norte. El local de dos pisos es enorme por dentro y, aparte, también tienen mesas en la vereda, con calefacción. De la carta se destacan las ribs, las hamburguesas, las alitas de pollo fritas, la carne braseada y los tacos. Para los mediodías, ofrecen un menú ejecutivo que incluye bebida.

Desayunos y meriendas no se quedan fuera de la propuesta y sirven huevos revueltos, medialunas, tostadas y tostados acompañados con café de especialidad, seleccionado especialmente por el local. Es un blend Colombia/Brasil de café El Fundador preparado por baristas especializados.

La coctelería es el alma mater del lugar. Gran variedad de cócteles novedosos para probar. Una vez por mes, funciona el club social, donde realizan cata de vinos en su propio wine bar.

Abierto de lunes a domingos, de 10 a 23. Av. del Libertador 2.363. IG: @forestdanpoint

9- Asato Sushi & Asian Food

Cocina japonesa nikkei argentina. Asato la denomina “cocina japonesa con una fusión local”. Pequeño y cálido, brindan un servicio amable. Solían trabajar sin carta, lo que en Japón, se denomina Omakase. Esto significa confiar en la decisión del chef y que sea él quien elija el menú.

Debido a las restricciones a los restaurantes y su derivación en delivery, han decidido volver al sistema a la carta, pero siempre se puede solicitar la opinión de los expertos. 

Dentro de la gran variedad de rolls, se destaca el de atún fresco, echalotte frito y emulsión de ostras. También los langostinos empanizados y el pulpo gratinado con queso parmesano. Como innovación, ofrecen raciones de cocina que son una especie tapeo llamadas “platitos”.

Los más pedidos son las empanaditas de curry y lomo y el “porteño” que es una morcilla crocante a la plancha con arroz blanco, salsa otras y cilantro. Según su creador, “es lo que un japonés come en un asado”.

La propuesta de postres es corta: uno solo que combina con todos los platos del lugar. Es un flan de miso (pasta fermentada de semillas de soja) de dulce de leche y jengibre con crema de lima. Para la copa, vinos, cócteles clásicos, cervezas japonesas y sake.

Abierto de lunes a sábado de 13 a 15.30 y martes a domingo de 7 a 23. .Corrientes 584. IG: @asatosushi

10- Páru Deli Café

Páru Inkas Sushi & Grill estrenó hace unos meses su versión Deli café con un clima moderno y descontracturado. Ofrecen desayunos, pastelería, cafetería y platos cargados con los sabores auténticos de la cocina fusión peruano japonesa. Está ubicado a pasitos de la estación Olivos (del tren Mitre destino Tigre) y a una cuadra de la Avenida del Libertador.

Rodeado de arboledas, el ambiente invita al relax. El local es pequeño pero hay mesas de madera al aire libre, con calefacción para que la visita en invierno sea igual de agradable. 

La carta ofrece combos especiales para desayunos y meriendas completas con huevos revueltos, salmón, tostadas de pan casero con queso blanco, yogurt con frutas y granola, avocado toast (tostada de palta) en pan negro de molde con huevo poché y mucho más.

Además, complementan el menú con los sándwiches. La propuesta de pastelería casera se centra en los sabores auténticos del Perú. Se destacan el Suspiro pie y la torta Tres Leches. También elaboran de manera artesanal scons de queso, muffins, budines, alfajores y medialunas.

Por supuesto, el sushi está presente, como en todos los locales de la firma. Nigiri de pulpo, rolls especiales, tiraditos, cebiches y, el plato estrella, langostino y pulpo a la Páru con manteca compuesta con salsa inglesa, jugo de lima y gratinado con queso parmesano. Para acompañar todas estas preparaciones, cócteles clásicos, novedosos y frozen.

Abierto de lunes a domingos, de 9 a 24. Comandante Rosales 2419. IG: paru_sushi

​Las próximas inauguraciones en el polo gastronómico de Olivos

A pesar de la pandemia, la oferta culinaria sigue creciendo. En unos meses, están previstas dos importantes aperturas. Por un lado, de la mano del cocinero Fernando Trocca, llegará Santa Teresita. El concepto es el de la casa madre, en José Ignacio (Uruguay): productos frescos, locales y buena panadería. También pesca del día, pollos de campo y productos orgánicos. ¿La novedad? Van a abrir de noche.

​El otro local próximo a inaugurar es la parrilla Asadero, el nuevo proyecto del Grupo Mezcla. Julieta Caruso, cocinera de Casa Cavia, pondrá en valor el trabajo de una huerta agroecológica para lograr la trazabilidad absoluta de lo que van a servir. Ofrecerán parrilladas para compartir, vegetales de estación, conservas, embutidos y quesos artesanales de pequeños productores de Córdoba y Tandil.