Día Internacional del Chef: las mejores frases para homenajearlos en la fecha

Fuente: La Nación ~ Desde 2004, todos los 20 de octubre se celebra el Día Internacional del Chef. Impulsada por la Asociación Mundial Culinaria, la fecha busca homenajear el trabajo de cada uno de los jefes de cocina que se encargan de realizar sabrosos platos en todo el mundo.

La Asociación Mundial Culinaria (WACS, por su nombre en inglés, World Association of Chefs Societies) es una institución que se define como “una red global dinámica” compuesta por más de 100 asociaciones de chefs de todo el mundo.

En el 2004, y con la intención de poner en el centro de la escena el trabajo realizado por los profesionales de la cocina de todo el mundo, la WACS impulsó la celebración del Día Internacional del Chef, que se conmemora todos los años.

Desde entonces, cada jornada propone una temática específica. En este 2021, la consigna es “Comida sana para el futuro” y se centra en la idea de enseñar a los más pequeños que, a la hora de la alimentación, no solo hay que pensar en los sabores de un plato, sino también en sus ingredientes y efectos en el organismo.

Las mejores frases para celebrar el Día Internacional del Chef

Nadie duda de que la mejor manera de celebrar esta festividad consiste en cocinar y disfrutar de un buen plato de comida. De forma complementaria, se pueden destacar algunas de las mejores frases para tener presentes en el Día Internacional del Chef.

  • “Se cocina para el alma, no para el ego”. Donato De Santis.
  • “Es importante no confundir la cocina-fusión con la cocina-confusión, que es lo que han hecho muchos cocineros que se han limitado a mezclar sin sentido”. Alain Ducasse.
  • “Las recetas no funcionan a menos que utilices tu corazón”. Dylan Jones.
  • “La cocina es un lenguaje mediante el cual se puede expresar armonía, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación, cultura”. Ferran Adrià.
  • “La pasión es lo único que te hace sobrevivir en la cocina”. Christophe Krywonis.
  • “El chef que creció con una abuelita que cocina suele ganarle siempre al chef que solamente fue a un instituto culinario. Está en la sangre”. Gary Vaynerchuk.
  • “Dilema del cocinero: El poeta triste escribe poemas y te hace llorar. El pintor triste pinta cuadros y te logra emocionar. El músico triste compone canciones y te hace cantar. Al cocinero triste… le está prohibido cocinar”. Gastón Acurio.
  • “La comida es muy representativa de la cultura de una ciudad. Para poder conocer un lugar y a su gente, tienes que comer su comida”. Emeril Lagasse.
  • “El postre tiene que ser espectacular, porque llega cuando el gourmet ya no tiene hambre”. Grimod de La Reynière.
  • “Una receta no tiene alma. Es el cocinero quien debe darle alma a la receta”. Thomas Keller.
  • “Una comida bien preparada tiene sabores delicados que hay que retener en la boca para apreciarlos”. Tennessee Williams.
  • “No hay amor más sincero que el amor a la cocina”. George Bernard Shaw.

Conocer las raíces panaderas familiares terminó en un negocio exitoso: “Dicen que tenemos la mejor medialuna del país”

Fuente: La Nación ~ Son hermanos y decidieron crear las recetas de pan más ricas del mundo, su panadería es un éxito en la ciudad porteña.

Diego (40) y Leandro (36) Muscat son hermanos, hijos de padres emprendedores en la gastronomía. Inspirados por sus abuelos, familia de inmigrantes europeos, de chico Diego se dio cuenta de que le gustaba la cocina. Es que en su familia de tanos el almuerzo del domingo era el evento de la semana. “Disfrutaba un montón estar entre las patas de mis abuelos cuando ellos cocinaban y después la mesa larga, la ceremonia. Me divertía mucho empezar a meter mano en la cocina”, recuerda Diego de cuando tenía 9 años. Así fue como a los 16 años estudió gastronomía por primera vez en la escuela de Alicia Berger, al terminar el secundario lo hizo de nuevo en el IAG, “era una época donde no era fashion ser chef, en una reunión social eran contador, abogado y yo cocinero, se hablaba de cocinero no de chef”, aclara.

Pero su debut junto a un grande llegó a los 14 años que fue convocado para cocinar en el bloque de un programa del Gato Dumas que se llamaba “Pequeños Cocineros”: “estaba fascinado, era como estar en Disney y tenerlo a Mickey ahí al lado”, dice Diego entre risas.

La nonna llegó de Italia en 1933, de ahí el slogan que pondrían después en su panadería “horneando desde 1933″. Es que la abuela, al llegar, fue a parar a lo de unos amigos de sus padres que tenían una panadería, se crió ahí adentro. “Desde esa época está el hacer el pan en casa, las historias de mi abuela, como que el pan en mi familia tiene una impronta importante. Las cosas dulces, mi abuela cocinando tortas que hoy no encontrás en ningún lugar. Hay mucho de inspiración que se metió en la sangre desde la cuna”, explica Diego de dónde salió su pasión por las harinas en particular.

En el año 2000 Diego, el chef de la familia, se fue un verano a Génova, Italia, para aprender sobre la masa madre y las recetas antiguas. “Tuve un maestro hermoso ultra exigente que me enseñó, tuve una escuela muy valorable. Al terminar mi formación me dijo que no tenía a quién heredarle la receta de masa madre y me la dio a mí para que la continuara. Es una tradición del que te enseña, es una receta que se viene pasando hace 200 años y a su hijo no le gustaba la panadería”, cuenta emocionado. Para seguir perfeccionándose se fue unos años a Francia a estudiar panadería y pastelería en dos prestigiosas escuelas europeas.

Diego con su maestro que le enseñó las técnicas italianas
Diego con su maestro que le enseñó las técnicas italianas

Leandro es contador, Lic. en Administración, Máster en Finanzas, un apasionado de los números y del estudio. Amante de los negocios le insistió a Diego para hacer algo juntos. Sucedió que un día empezaron a sentir que con todo lo que sabía Diego del mundo del pan, lo que habían recorrido desde la niñez sumado a la impronta del proyecto que su papá había lanzado como emprendedor había que hacer algo. Empezaron a ver cómo poder traducir todo eso que tenían adentro en algo que se convirtiera en una experiencia, y ahí fue que se sembró la semillita de empezar desarrollar Boulan. “Mostremos que hay otra cosa, que hay algo distinto que podrá ser más rico o feo según el paladar de cada uno pero que se puede hacer algo de calidad, esa era la motivación y desde el lado de los números sentarse y ver si se podía. Es difícil emprender en Argentina, en el Excel siempre todo funciona y después pasa la vida”, se ríe Leandro y agrega “el que sabe y hace las maravillas es él, yo le doy el contexto para que eso prospere en el tiempo y no dure una semana”, es una buena combinación.

A los chicos les pasaba que entraban a las panaderías de acá y encontraban todo muy parecido: “sandwichitos de miga, torta, y de panes tenes seis opciones. Todo el mundo dice que el pan en Europa o Estados Unidos es riquísimo. Y entonces dijimos ¿por qué no lo podemos hacer acá?, si las materias primas son buenísimas. Diego conoce la técnica, la aprendió allá”, pensaba Leandro. Recuerdan una anécdota de cuando Diego vivía en Francia: entró a una panadería y una señora discutía con el panadero porque la baguette no era de calidad, “se la revoleó por el aire, le decía que no podía ser que le vendieran eso. Es que el cliente afuera sabe y es exigente, acá no porque no conoce, no es que entra y sabe que se puede hacer diferente porque no lo conoce”, agrega Leandro.

Entonces decidieron ir a conocer las panaderías del mundo. Durante dos años fueron y vinieron de una ciudad a otra: Zúrich, Londres, Madrid, Barcelona, Venecia, Roma, Malta, San Francisco, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, México, Colombia, San Pablo, Chile, Uruguay, y muchas más. “También en algunos lugares del Sudeste Asiático viendo que pasaba por ese lado del mundo, pero ya es una cultura muy distinta, muy lejos, hay productos interesantes y ricos pero es otra cultura”, coinciden los hermanos.

Vieron más de 100 panaderías, a la mañana empezaban yendo al gimnasio para contrarrestar tanto consumo de pan, y después era caminar todo el día, “entender las culturas de cada lugar, los hábitos de consumo, como exhibían el producto, la variedad. Nos encontramos con una panadería en París que vendía un solo pan y en Alemania una que parecía un supermercado de la cantidad de oferta y variedad de producto. Hicimos todo un trabajo de investigación previo para saber a qué panaderías ir, qué ciudades visitar, entrevistamos gente, trabajamos un montón esos días”, cuentan los chicos.

Se encontraron con que por ejemplo en las panaderías de París se vende también champagne, les pareció raro pero cuando les contaron la historia entendieron el por qué y les gustó la idea para traerla acá. “Dijimos: vayamos a ver qué hacen que sea distinto. Prestemos atención a que te pasa cuando entrás a esos lugares porque la gente que conocemos termina diciendo que le gusta más lo de allá que lo de acá, entonces prestemos atención a los detalles”. Leandro asegura que estos años fueron los mejores del proyecto.

El nombre surgió una noche entre Malbecs y Cabernets. Entre una lista de 80 nombres apareció la palabra boulangerie y boulanger. Pero ¿qué es boulan?, les gustó cómo sonaba y resultó fácil de pronunciar.

El primer local de la calle Ugarteche lo eligieron por intuición. Pasaron por la puerta, vieron la cortina cerrada, no había cartel de alquiler, “¿viste cuando lo sentís en el estómago que hay mariposas? Dimos dos vueltas a la manzana, paramos frente al local y dijimos ¿es o no es? Y bueno, vamos”. Abrieron un miércoles de septiembre del 2013. Al año abrieron el segundo local en Palermo para comprobar si habían tenido suerte con el barrio o de verdad había gustado su producto, ¿resultado? Mes a mes siguen en ascenso.

“Si bien Boulan tiene una connotación muy parisina es un resumen de Europa, por supuesto hay productos característicos de Argentina, tenemos tres o cuatro cosas muy de acá pero traspasando esos productos hay un poco de todo el mundo”, explican los chicos y admiten que las primeras veces pasaban 15 minutos explicando a los clientes sobre cada tipo de pan y aconsejando por ejemplo cuál era el mejor para la pasta del domingo.

Para Diego fue un gran desafío adaptar los productos a los gustos de los argentinos. “Me genera mucho desafío agarrar el origen del producto respetando la receta pero jugando con los procesos para lograr un producto que de aspecto sea muy parecido, de textura también pero en cuanto a los aromas y sabores sea más amigable a lo que nosotros estamos acostumbrados”, dice Diego, un apasionado de crear nuevas recetas. Para él la cocina es un arte, “para mí es un cuadro o una canción, trasmito cosas. El sacramento de crema pastelera me hace acordar a mi abuela, el pain au chocolat me hace acordar a mis desayunos en Francia cuando estaba estudiando, el pan del marinero me hace acordar a Italia con mi maestro. Detrás de cada producto hay mucha historia de emociones vividas, es mi manera de contar mi historia”, se sincera Diego. El pan 0000 es el favorito de su abuela y de ellos dos.

El producto más vendido es la clásica medialuna y toda la línea de sabores orgánicos: panes de centeno y cereales. Para fin de año el pan dulce es un éxito asegurado y que se reserva con anticipación. Tienen dos versiones: el que se amasa con Don Perignon Rose y el que es con Baron B Rose. Por dentro tienen frutas secas tostadas en horno de piedra como avellanas, almendras, nueces, castañas, pistachos, dátiles, higos, ciruelas, kinotos. Se reservan con anticipación, vienen en caja con candado porque son exclusivos, cada uno está hecho por Diego y todos tienen la misma cantidad de frutas.

Muchos clientes que iban todos los días dejaron de ir por la pandemia, entonces los chicos buscaron la forma de poder entrar a las casas. Decidieron armar una línea de boxes, empezaron a crecer tan rápido que tuvieron que abrir una dark bakery, un gran local a puertas cerradas donde hacen todas las cajas. “Son entregas programadas, hacemos todo fresco en el momento en que entra tu pedido se prepara para vos, por eso las entregas están programadas en bandas de horarios. Es un gran desafío garantizar la frescura y la experiencia de lo que te va a llegar”, explican los chicos. Desde la caja, a cómo está organizado cada producto, todo está pensado. “Mosotros trabajamos mucho cómo generarte la experiencia, pero en el local controlamos todo: manejo lo que olés, lo que escuchás, puedo manejar los sentidos para llegar a la experiencia que quiero dar. Pero en tu casa no controlo nada, entonces es buscar como puedo meter en un paquete todo lo que encontrás acá”, dice Leandro.

Diego con su abuela en Piamonte, Italia, hace unos 20 años.
Diego con su abuela en Piamonte, Italia, hace unos 20 años.

“Nos criamos en una familia de emprendedores, siempre miramos un poco más allá. Me dicen que Boulan tiene la mejor medialuna de argentina y no me conformo, yo estoy pensando qué viene después de la mejor medialuna de argentina”, dice Diego. Recuerda que una vez una experta en Marketing le dijo: “Yo no sé si lo que vos haces es bueno o es malo, pero es único”. Y esa es su habilidad, lograr hacer cosas únicas, que el cliente sienta que su producto tiene un no sé qué.

Diego tiene una filosofía que es la de no bajar la calidad para bajar el precio del producto. Prefiere hacerlo igual y lo dejan a elección del consumidor: lo ponen a la venta y, si no tiene éxito o parece muy caro, lo dejan de hacer. Otras veces les ha pasado que un producto que a ellos les encantaba a la gente no le gustó. “La diferencia entre un hobby y un negocio está en escuchar lo que funciona y lo que no”, asegura Leandro. Es tanta la importancia por mantener la frescura que lo que no se vende al final del día se dona al banco de alimentos. Todos los productos están hechos en el mismo día.

Un objetivo del local era que si vas a tomar un café mientras comés algo y miras por la ventana no sepas si estás en Buenos Aires, Madrid o París; que la música, el ambiente, la decoración y el producto te saquen por un rato de tus problemas y la realidad, que te conectes con el disfrute y tengas un viaje al lugar que te genere alegría. Para ellos la experiencia es lo más importante. Y lo logran.

El creador de los mejores quesos argentinos, que impresionan hasta a los suizos

Fuente: Clarín Gourmet by María Florencia Pérez ~ Mauricio Couly montó la Quesería Ventimiglia en Río Negro. Sus creaciones de autor las compran chefs top y recibe ofertas de Rusia y EEUU.

Sus quesos los elogian chefs como Narda Lepes, Dolli Irigoyen y Germán Martitegui. Los mejores restaurantes de Buenos Aires -Chila, Sucre y Elena, entre otros- son sus clientes habituales. Sin embargo, hace doce años, cuando este cocinero empezó a producir en su pequeña chacra de Cipoletti (Río Negro) solo contaba con una vaca llamada Lourdes y mucho ímpetu para aprender un oficio que desconocía. 

Ese modesto escenario inicial ahora es muy diferente. Hoy, la Quesería Ventimiglia cuenta con 50 vacas Jersey, 80 cabras y 50 ovejas frisonas que producen aproximadamente 5 mil litros de leche por semana para elaborar cinco familias diferentes de quesosque tienen cada vez mayor demanda, incluso más de la que este emprendimiento puede satisfacer.

Detrás de la hazaña rural no está sólo el chef Mauricio Couly. Sino también sus hermanos Darío y Edgard, quienes se ocupan de la parte administrativa y operativa. Los tres ya se habían probado como sociedad comercial con La Toscana, un prestigioso restaurante de Neuquén.

Mauricio Couly en la última edición de Bariloche a la carta. Foto: BALC
Mauricio Couly en la última edición de Bariloche a la carta. Foto: BALC

La última edición del evento gastronómico Bariloche a la carta fue una oportunidad para que más personas se acercaran a la feria del Centro Cívico a conocer algunos de los productos de los hermanos Couly: quesos frescos, con hongos en la superficie, azules, semiduros y de larga maduración.

En ese contexto,  Mauricio Couly habló con Clarín sobre sus creaciones que conquistan a los paladares más exigentes y que recibieron propuestas comerciales hasta de Rusia y los Estados Unidos.

-A más de una década de tus inicios como productor, ¿cuáles son los quesos que considerás como tus caballitos de batalla?

-Uno de ellos es elPatagonzola (“Pata” por Patagonia y “gonzola” por la terminación del queso italiano Gorgonzola). Lo hago con un 70 por ciento de leche de vacas Jersey de nuestro tambo y un 30 por ciento de leche de oveja. Es un queso azul que se madura 90 días antes de salir a la venta.

Mauricio Couly produce quesos frescos, azules y de larga maduración, entre otras variedades.
Mauricio Couly produce quesos frescos, azules y de larga maduración, entre otras variedades.

Otro de los más emblemáticos es el 4 esquinas, que está inspirado en los grandes quesos europeos de la familia del Gruyere, de la zona de los Alpes. Todos los años viajo a Europa a festivales especializados a cocinar y así aprendí a hacerlos pero siempre con una impronta patagónica.

-¿Es cierto que cuando viajaste a Suiza grandes maestros del sector quedaron impactados con tus quesos?

-(Risas). Sí, quisieron probarlos como una alternativa diferente. Les llamó la atención porque con los quesos es como con los vinos, cuando vienen de otro terroir son diferentes. Son quesos que no se pueden reproducir allá, así como yo tampoco puedo reproducir los de ellos.

Yo tengo un respeto bárbaro por lo que hacen los suizos al igual que por los de los holandeses y los franceses. Son los pioneros y la cuna de los grandes quesos del mundo.

En Europa cada quesería se especializa en una variedad. En cambio, como soy cocinero, a mí me encanta investigar y hago muchas variedades para aprender. Lleva mucho tiempo afinar bien una receta, hasta dos o tres años.

Mauricio Couly, entre sus socios y hermanos, Edgar y Darío.
Mauricio Couly, entre sus socios y hermanos, Edgar y Darío.

-¿De qué depende la calidad de un queso?

-Son muchas variables: el entorno, la variedad de la leche, cómo se comportan las bacterias, la temperatura, la humedad… Si los hacés con leche de oveja o de cabra, es más complejo que hacerlos con leche vacuna porque hay que cuidar mucho más al animal.Yo tuve que aprender mucho sobre animales, trabajar con su genética.

A los corderos y a los chivos nosotros no los destetamos hasta que crecen. Así se obtiene muy buena calidad de animales que son futuros vientres para seguir produciendo más leche. Y a su vez la leche es de mucha mejor calidad. También es importante no tener demasiados animales para que tengan buen confort. Para conseguir un buen queso hay que cuidar las pasturas y el suelo.

Mauricio Couly produce quesos de vaca, oveja y cabra.
Mauricio Couly produce quesos de vaca, oveja y cabra.

-¿Ese trabajo tan cuidadoso y artesanal ya existía en la Argentina?

-Yo creo que esto para mí es más apasionante porque soy cocinero y  mi profesión me hace darle otra vuelta de tuerca a todo. Las queserías y los tambos suelen estar manejados por veterinarios, ingenieros agrónomos y tienen otra impronta. Tienen animales increíbles con genética perfecta pero están desbalanceados en otros aspectos.

Acá la industria manda. A nivel ovejas y cabras, suelen ser familias con pocos animales. Pero la vaca arrasa todo porque es mucho más fácil la producción. Una vaca reemplaza a diez ovejas o diez cabras para obtener la misma cantidad de leche.

En Argentina tenemos grandes queseros pero creo que hace falta radicar un poco más el queso de autor, dejar de copiar y llamar a los quesos con el nombre que tienen en Europa.  Yo visito festivales nacionales y la típica es todos los quesos sean con hierbas. Lo ideal es hacer un buen queso que no precise ningún condimento.

El estacionamiento de los quesos es un proceso clave de la producción.
El estacionamiento de los quesos es un proceso clave de la producción.

-¿A los consumidores también nos falta aprender mucho sobre el tema?

-Sí, acá se consume mucho queso cremoso, el Parmesano, que le dicen “queso de rallar” y yo me quiero matar. Tenemos muy buenos quesos duros en la Argentina pero falta mucho trabajo. Hace diez años era peor. La gente que se comía un queso con hongos afuera pensaba que tenía clara de huevo o te pelaban un Camembert. Ya no lo hacen. Pero todavía nos falta educación.

A veces no se respeta la maduración del queso y tiene gusto amoniacal porque está pasado. Entonces te venden un Brie que está para tirar pero la gente lo come y piensa que es rico porque está intenso.

-¿Qué diferencia tiene un queso artesanal de uno industrial?

-En los quesos industriales, los volúmenes de leche son otros, y se maneja todo robotizado. Los quesos no maduran o se hace la misma masa para elaborar diferentes tipos de queso. Se pierde el sentido del buen queso. Lo artesanal no se puede comparar. La leche no se bombea tanto como en una industria, no se desnata la leche.

Según Mauricio Couly, a los argentinos todavía nos falta educarnos en el consumo de quesos.
Según Mauricio Couly, a los argentinos todavía nos falta educarnos en el consumo de quesos.

En otros países un queso artesanal es un super regalo, lo valoran porque saben todo lo que hay detrás. Un quesito de un euro lo comen día por medio sin darle importancia pero sí valoran el queso artesanal.

-¿El estacionamiento encarece mucho la producción?

-Claro, yo visito muchas queserías y la mayoría no tiene cámara, dejan orear los quesos y salen a la venta. Vos hacés un queso grande y lo tenés que madurar mínimo uno o dos meses y hasta dos años. Lo tenés que girar, lavar, cepillar: hay que cuidarlo como a un hijo. Todo ese trabajo artesanal encarece. Es muy diferente que un queso que hacés y lo vendés al otro día.

-¿Cuánto cuestan los quesos que producen en Quesería Ventimiglia?

-Los valores por kilo van desde los 1.800 pesos en quesos frescos a los $ 4.600 en los quesos de larga maduración que tienen aproximadamente un año de guarda. Hay partidas que están 24 meses.

Hormas de queso Toscano y 4 Esquinas de Quesería Ventimiglia.
Hormas de queso Toscano y 4 Esquinas de Quesería Ventimiglia.

Pero hay que tener en cuenta que los quesos artesanales son mucho más intensos que los industriales, se consume poca cantidad. Te invaden la boca en un buen sentido. Se recomienda 30 gramos por persona. Y si se va a hacer un plato exclusivamente de quesos, 150 gramos.

Los pedidos mínimos de nuestra quesería son de 8 kilos. Y los restaurantes pagan nuestros quesos porque saben lo que están comprando, entienden el valor, de la misma forma que no se cuestionan el valor de los buenos vinos.

La reivindicación de la pizza de molde argentina

Fuente: Clarín Gourmet by Pietro Sorba ~ Picsa reinterpreta los mejores atributos de un ícono nacional. Fugazza rellena y versiones dobladas, entre otras variedades.

Las historias de algunos emprendimientos gastronómicos son el reflejo concreto del temple, la determinación y la solidez profesional de sus creadores. En el año 1999, Pablo Giudice, Estanislao Carenzo y Leonardo (Leo) Azulay abrieron las puertas de un restaurante que hizo vibrar la incipiente movida palermitana de ese momento: Sudestada.

Una interpretación pionera y fidedigna de los sabores de esa parte de Asia. Muchos exploradores del gusto – que en esa época no tenían a disposición el escenario actual – tuvieron la posibilidad de acercarse por primera vez a esa vertiente culinaria. Fue un boom.

La "pizza de cancha" que hacen en Picsa. Foto: Fernando de la Orden.
La «pizza de cancha» que hacen en Picsa. Foto: Fernando de la Orden.

Seis años más tarde, el modelo -empujado por el entusiasmo y la osadía de sus creadores- desembarcó en Madrid. Funcionó. Se sumó otro integrante, Mariano Gargiulo. El apetito viene comiendo y en el año 2012 el grupo argentino se jugó (siempre en Madrid) con una propuesta diferente y muy latina, Chifa. Los madrileños apreciaron la solidez y la creatividad de la fórmula.

La historia de Picsa

Dos años más tarde, otra jugada en tierra española: Picsa. Un homenaje a la pizza porteña y argentina. La verdadera. La que surgió y se consolidó a partir de la herencia italiana. El objetivo fue redescubrir y reinterpretar con respeto algunos de sus grandes atributos que habían quedado en la niebla del olvido como la pizza invertida, la pizza rellena y las versiones dobladas.

El local de Picsa en Palermo. Foto: Fernando de la Orden.
El local de Picsa en Palermo. Foto: Fernando de la Orden.

Un aporte concreto y emotivo que quiso oponerse a las lecturas groseras que, lamentablemente, pululan y desvirtúan la nobleza de ese extraordinario ejemplo de fusión gastronómica.

Siete años más tarde esa última experiencia europea llegó a la Argentina. La vuelta a casa. Se sumaron dos socios experimentados como Aldo Graziani y Lucila Zeballos (Aldo’s, Birkin y Tora). El local, de estilo grunge urbano, es moderno y luminoso. El horno y la elaboración están a la vista.

Fainá finita, dorada y crocante en Picsa. Foto: Fernando de la Orden.
Fainá finita, dorada y crocante en Picsa. Foto: Fernando de la Orden.

La masa es el resultado de un trabajo minucioso. Harinas orgánicas blancas e integrales – molidas a la piedra -bien hidratadas, estimuladas con prefermento y masa madre por 24 horas-.

Qué comer en Picsa

El objetivo es obtener pizzas al molde suaves, aireadas y digeribles que interactúen con ingredientes de calidad. Los quesos utilizados son mezclas entre diferentes tipos de muzzarella, quesos semiduros y otros bien aromáticos. La búsqueda de la profundidad del sabor es evidente.

Las empanadas de pollo orgánico de Picsa. Foto: Fernando de la Orden.
Las empanadas de pollo orgánico de Picsa. Foto: Fernando de la Orden.

La empanada de pollo orgánico regala hebras de carne húmedas, cebolla y zanahoria tiernas, el carácter de la cebolla de verdeo, la presencia discreta de pimentón y comino y una masa sutilmente hojaldrada.

La pizza de anchoas reúne salsa de tomate sin asperezas, tomates cherry caramelizados, anchoas carnosas, aceitunas negras, orégano y el carisma del buen aceite de oliva virgen extra. La fugazza rellena se cocina invertida en homenaje a los dogmas de la vieja escuela. Gran despliegue de cebolla morada quemadita, cebolla de verdeo, masa liviana y un mar de queso que fluye como la lava de un volcán.

La pizza de anchoas de Picsa. Foto: Fernando de la Orden.
La pizza de anchoas de Picsa. Foto: Fernando de la Orden.

La libanesa es una opción vegana muy lograda. La masa sostiene una combinación de tomate asado, vegetales de estación cocinados en el horno a leña, tahina de cajú, los aromas exóticos del zaatar y perejil fresco. Fainá finita, dorada y crocante. Cocteles con personalidad argentina. Cervezas artesanales y selección de vinos cuidada y coherente con las especialidades de la casa.

Una parrillera argentina Chef del Año en Miami: “Las mujeres ya no somos las que nos encargamos de las ensaladas”

Fuente: Infobae ~ Entre 10.000 participantes Carla Di Lorenzo ganó el Certified Angus Beef. Nunca se sintió discriminada por ser mujer en una profesión de varones. Tiene un negocio donde hay empanadas, parrillada y mate

No para, es incansable. Termina de preparar un bandeja de empanadas y ya está rellenando con dulce de leche los churros recién hechos. Al rato se conecta a las redes y responde cientos de mensajes de felicitación:

-Estoy muy orgullosa de recibir este premio… Todo se lo debo a mi familia…

Carla acaba de ganar el Certified Angus Beef, un premio que algunos denominan “el Oscar de los chef”. Compitió entre 10.000 participantes y el próximo 11 de octubre recibirá la distinción en Ohio:

-Tengo preparada una sorpresa: voy a hacer un asado al estilo argentino… ¡Ya mandé la estaca! Además voy a preparar empanadas y por supuesto voy a invitar a los norteamericanos a tomar mate… Ja ja… Llevo un montón de mates y bombillas, para que prueben…Carla Di Lorenzo y Pedro Siciliano, de Los Tanitos (Luis Fernández)Carla Di Lorenzo y Pedro Siciliano, de Los Tanitos (Luis Fernández)

Junto con sus padres (Graciela y Emidio) y su hermano Sergio, Carla es propietaria de “Los Taniitos Meat Market”, en Kendall, a 20 kilómetros al sur de a ciudad de Miami. Es un restaurante donde se come el clásico menú argentino de carne a la parrilla, pero donde todo el ambiente es “argento”:

Tenemos la carnicería, que fue el principio de este sueño… Panadería, donde hay medialunas y todo tipo de facturas… Productos envasados típicamente argentinos, desde bizcochitos hasta yerba. ¡Y hasta un Mate Bar! Con el Mate Bar he querido expandir nuestra cultura, para que clientes de otras nacionalidades lo prueben…

Y se entusiasma cuando agrega:

-Cuando entrás a mi negocio es como si estuvieras entrando a Argentina… O sea, si sos argentino y extrañas a tu país entrás a mi negocio y te sentís en tu casa…

Es verdad, porque hasta el televisor encendido muestra en vivo un partido de fútbol o los noticieros de la Argentina. En el salón se mezclan carteles publicitarios de cerveza argentina, latas de dulce de membrillo, botellas de malbec de Mendoza, tapas para pío nono, termos y hasta camisetas de Boca y de River.Recorte El Nuevo Herald con el anuncio de su títuloRecorte El Nuevo Herald con el anuncio de su título

Sobre uno de los mostradores, a sus 83 años, Emidio corta prolijamente unas milanesas:

-Mi papá nació en Italia, en un pueblo que se llama San Benedetto del Tronto, sobre el Adriático. Cuando llegó a la Argentina conoció a mi mama y se casaron. Ella le decía “Che, Tano” y de ahí salió el nombre del negocio que pusieron cuando se vinieron a vivir a Miami.

Aquel primer “Che Tano” era solamente carnicería. Pero luego se transformó en un local múltiple, que también transformó su nombre:

-Ahora los dueños somos mi hermano y yo, los hijos del Che Tano… Por eso el negocio se llama Los Tanitos…

Carla recuerda que cuando su papá preparaba la comida, la sentaba al lado de él todas las noches. Hasta que un día faltó la cocinera, sin previo aviso:Con sus padres, Graciela y Emidio y su hermano Sergio. Toda la familia atiende el negocio Con sus padres, Graciela y Emidio y su hermano Sergio. Toda la familia atiende el negocio

-En ese momento había que tomar una resolución… Entonces agarré un delantal, me lo puse, fui para la cocina y empecé a cocinar yo. Ahí me di cuenta de que esta es mi verdadera pasión. Y desde entonces sigo al lado de los fuegos…

Su gran espaldarazo fue el primer Campeonato de Asado Argentino que se hizo en noviembre de 2018 en Miami:

-Ahí fui la primera mujer en competir… Estaban los mejores parrilleros, todos varones… Fue una experiencia extraordinaria… Yo quería animar a las mujeres a que salgan y compitan…

De a poco, va cumpliendo ese objetivo:

-Las mujeres ya no somos las encargadas de hacer las ensaladas, mientras los varones hacen el asado… Yo pienso que si una mujer no se anima a hacer un asado es porque tiene timidez o porque mucho no le gusta ensuciarse las manos… Pero si te nace, si te sale de adentro, hay que hacerlo… En la Argentina hay cada vez más mujeres asadoras y son buenísimas… Están organizadas y participan en campeonatos mano a mano con los hombres… Hace pocos días colaboré a la distancia con Roxana Muga, una santafesina de Pueblo Esther, que compitió en Córdoba en el Campeonato Nacional de Asadores de Estaca… ¡Entre 53 participantes varones ella se clasificó novena!Carla descubrió su amor por los fuegos un día que faltó la cocinera. Y no paró másCarla descubrió su amor por los fuegos un día que faltó la cocinera. Y no paró más

Lo que nos sorprendió es que además de parrillera Carla es carnicera:

-Pienso que tener conocimiento sobre el corte que una está cocinando es una ventaja…Yo aprendí eso junto a mi papá y mi hermano… Luego estuve en las plantas frigoríficas más importantes y conocí la carnicería profesional… ¡Allí corté una media res por primera vez! Por eso estoy familiarizada con la mercadería que utilizo en la parrilla. Yo uso las carnes estadounidenses, pero con cortes argentinos…

Ese es un tema que conocen muy bien los argentinos que viven en Estados Unidos, porque tienen que hacer una conversión entre el tipo de trozado y las respectivas denominaciones. Y cuando le preguntamos a Carla qué podemos comprar para hacer un asado en USA, responde sin vacilar:

-El vacío es uno de mis cortes favoritos… Aquí se llama Sirloin Flap… Es una carne muy noble, porque como quiera que sea se hace… Le sacás un poquito de grasa, apenas, porque la grasa protege… De todos modos es imposible que te salga seca, por el veteado que tiene… Y es la carne perfecta para complacer a todos los comensales, porque tiene partes gruesas y partes finas… Por eso es una carne tan noble, porque tiene todos los términos de cocción en el camino… El centro a punto y las puntas más cocidas…Carla cortando una media res. El conocimiento del negocio de la carnicería, dice, es una ventaja al asar la carneCarla cortando una media res. El conocimiento del negocio de la carnicería, dice, es una ventaja al asar la carne

Como cada uno de los que sientan a comer un asado, Carla tiene su gusto personal sobre el punto de la carne. Y cuando se le preguntamos deja su opinión rotunda:

– De medio a semi crudo. En cuanto a las palabras parece lo mismo, pero son diferentes grados de cocción.

El tema de la temperatura de la parrilla es otro interrogante habitual de los aficionados. La flamante Chef del Año de Miami nos da su clave:

-Antes de poner la carne hay que comprobar si la parrilla está caliente… Para eso hay que poner la mano sobre la parrilla… Si vos podes contar hasta cinco y no te quema, quiere decir que no está caliente, que no está suficientemente caliente como para estar echando nada… Si contás hasta diez, ¡menos!… Pero si pones la mano y en tres ya te quemás… ¡poné la carne!Además de asado, empanadas criollasAdemás de asado, empanadas criollas

En cuanto a la sal, su punto de vista se aleja de la polémica y dejará conformes a unos y a otros:

-Hay gente que prefiere salar la carne antes, otros le echan la sal después… Pero la carne es muy inteligente… Le eches la cantidad que le eches, nunca va a absorber lo que no quiera.

Entran varias personas. Alguien tiene una cámara. Es el equipo de un programa de televisión de Miami. Carla los saluda en inglés. Van a grabar para un canal local, de una cadena angloparlante:

-Yo fui al colegio aquí en inglés, por suerte lo hablo perfectamente… Mi historia es esta: mis padres llegaron a Miami en mayo de 1982 y yo soy de diciembre de ese mismo año. Por eso utilizo mis dos nacionalidades para desarrollar mi creatividad y para conservar mis raíces.19 Con su hermano Sergio, atrás del mostrador19 Con su hermano Sergio, atrás del mostrador

A los 38 años, ya consagrada como Chef del Año en Miami, Carla Di Lorenzo tiene varios proyectos: lanzar una línea de condimentos, dictar un curso de asado argentino por las redes y también viajar para conocer la cocina de otras culturas.

Y en pocas palabras resume su vida:

– Tengo lo mejor de los dos mundos… ¡Fui hecha en la Argentina y nací en Miami!

Un rato después, volverá a la parrilla. Y entre carbón y cortes de carne, renovará su pasión de asadora y parrillera.

Por la ensalada, no se preocupa. Alguien, seguramente, se encargará de hacerla.

El éxito de Sucre, el restaurante del chef argentino Fernando Trocca que ya conquistó a los ingleses

Fuente: Clarín Gourmet by María Florencia Pérez ~ A dos meses de abrir, es una de las inauguraciones más resonantes del año y recibe elogios de la crítica especializada.

Tiene “el glamour del Viejo Mundo de Buenos Aires”, es “la inauguración más excitante del Reino Unido de los últimos tiempos”, es “ultra cool”. A dos meses de su apertura, la sucursal del Soho londinense del prestigioso restaurante porteño Sucre cosecha alabanzas de la crítica británica especializada.

El emprendimiento de los argentinos Fernando Trocca y Tato Giovannoni, premiado bartender que lidera Abajo, un bar instalado en el subsuelo del restaurante, recibe elogios tanto por la calidad y creatividad de su cocina -que gira en torno a los fuegos del horno, el grill y la leña- y sus tragos como por su ambientación a cargo del arquitecto top japonés Noriyoshi Muramatsu en un edificio histórico.

“Es mucha más repercusión de la que imaginaba. La sensación es que está en boca de mucha gente en este momento. Los comentarios son demasiado buenos, ahora hay que esperar las críticas -que siempre llegan, obviamente- pero en general es todo muy positivo. La gente está muy sorprendida por la propuesta”, le cuenta el chef Fernando Trocca a Clarín.

El chef Fernando Trocca y su socio, el bartender Tato Giovannoni.
El chef Fernando Trocca y su socio, el bartender Tato Giovannoni.

Este no es el primer emprendimiento internacional de Trocca -quien ya tiene restaurantes en Estados Unidos y en Uruguay -pero sí es el más ambicioso. En junio, el cocinero le explicaba a Clarín que la situación económica argentina lo impulsó a expandirse al exterior.  «Perdí las esperanzas de ver cambios en nuestro país y antes de que sea demasiado tarde decidí armar proyectos afuera”, contaba. 

Qué dicen los medios internacionales sobre el restaurante Sucre London y el bar Abajo

El periódico británico The Independent publicó una de las reseñas más extensas. “Con los viajes internacionales aún en un estado precario, una cena en Sucre es lo más cercano que cualquiera de nosotros podría llegar al glamour del Viejo Mundo de Buenos Aires en el corto plazo y no es un mal sustituto”, escribió la periodista Molly Codyre.

También elogió el talento de Trocca para trasladar el concepto de un restaurante sudamericano a Londres “cuando aquí más precisamos la excitación de algo nuevo”. Sobre la carta destacó que “tiene suficientes platos para visitar el restaurante al menos tres veces y tener tres comidas completamente diferentes”.

Algunos de los platos de Sucre London.
Algunos de los platos de Sucre London.

La revista británica Time Out incluyó a Sucre London en una nota sobre las cinco inauguraciones que “nos tienen súper entusiasmados”. Destaca platos como la empanada de cheddar añejo y recomienda visitar Abajo que tiene “una de las cartas de highballs (tragos largos) más creativas de la ciudad”. También el Financial Times lo considera uno de los nuevos restaurantes en los que “hay que reservar ya”.

La publicación de negocios Forbes afirma que Sucre London y Abajo son “ultra cool”. Del fondant de dulce de leche dice que es “de la materia de la que están hechos los sueños”. Recomienda cerrar la noche en Abajo y subraya la trayectoria de Giovannoni quien fue elegido mejor bartender del mundo en 2020 por sus colegas representantes de los 50 Best Bars.

La reseña del portal de los premios The World’s 50 Best directamente califica al emprendimiento de estos dos argentinos como la apertura más excitante de los últimos tiempos en el Reino Unido.

Al menú lo describe como “sencillo y accesible”. Y sobre Abajo, remarca la sincronía entre el concepto original de Giovannoni -que quiso representar el clima de los bares under argentinos en los años posteriores a la dictadura- y el presente londinense, que vive una etapa similar de resurgimiento post Covid.

Las empanadas de Sucre London.
Las empanadas de Sucre London.

Sucre London y Abajo: cómo son, qué se come y cuánto cuesta

Sucre London tiene capacidad para 123 cubiertos y funciona en la planta baja del edificio que antes albergó al London College of Music. Tiene una estética industrial complementada con imponentes candelabros. Los chefs están en el centro de la escena. La gastronomía no remite solo a lo argentino. Tiene platos como lengua de ternera con salsa verde, quesadilla de buey y matambre de cerdo ibérico.

En Abajo, que trabaja de forma complementaria pero también autónoma de Sucre, los DJs, la música en vivo y las paredes de ladrillo a la vista dominan la atmósfera. Pink & Bitter ( Fernet Branca, Coca Cola, cerezas frescas, pomelo rosado y gaseosa de pomelo) y Something Yellow (Tequila, licor Strega, banana, flores y cúrcuma) son algunas de las creaciones de Giovannoni que allí se pueden degustar.

A 60 días de su inauguración, al emprendimiento londinense de Trocca no solo lo acompañan los críticos especializados, sino también muy buenas reseñas online de sus comensales. Un público dispuesto a pagar 60 libras por cubierto (unos 8 mil pesos a cambio oficial) y a hacer su reserva con al menos una semana de anticipación.

Cómo son las hamburguesas argentinas del chef del mejor restaurante del mundo

Fuente: Clarín Gourmet by Pietro Sorba ~ Mauro Colagreco lidera el prestigioso Mirazur en la Costa Azul francesa. Pero aquí se pueden probar sus sandwiches premium.

Mauro Colagreco es el chef argentino que supo llegar hasta la cumbre de la gastronomía del mundo. Su restaurante (Mirazur) ubicado en Mentón, Francia, conquistó las consagratorias 3 estrellas de la prestigiosa guía Michelin y alcanzó el primer puesto del ranking World’s 50 Best Restaurants (50 Mejores restaurantes del mundo) en 2019).

Organiza cenas oficiales para jefes de estado. Se codea con los grandes cocineros del planeta. Este vértigo no impidió que mantuviera un vínculo estrecho con sus raíces argentinas. Y no solamente desde el lado emocional.

En el año 2016, abrió (con su hermana Carolina y su cuñado Rafael) una hamburguesería contemporánea con un nombre que remite, sin eufemismos, a la sagrada vaca nacional. Un emprendimiento familiar con una visión profundamente compartida entre sus integrantes. Lo hizo en la ciudad de La Plata, su lugar en el mundo.

El premiado chef Mauro Colagreco, creador de Carne.
El premiado chef Mauro Colagreco, creador de Carne.

Cómo es Carne, la hamburguesería de Mauro Colagreco

El objetivo fue poner la lupa sobre la alimentación de esta época y del futuro y compartir esa mirada con los clientes. Para lograrlo eligieron el lenguaje transversal y universal de la hamburguesa.

Utilizan carnes de pastura, vegetales orgánicos, frutas de estación, huevos de granja, quesos, salsas y encurtidos artesanales. La harina del pan de la casa es procedente de granos autóctonos no transgénicos.

Trabajan con pequeños productores de alimentos identificados con el territorio donde operan y genuinamente comprometidos con la economía circular y el medio ambiente. No es un camino sencillo (había otros más inmediatistas) pero tienen convicciones, paciencia, perseverancia y profesionalidad a prueba de bala.

Las papas especiales de Carne vienen con salsa de queso crema, ciboulette y panceta.
Las papas especiales de Carne vienen con salsa de queso crema, ciboulette y panceta.

Qué hamburguesas se pueden comer en Carne

El local es moderno, luminoso, cómodo e informal. El menú es pragmático. Ofrece una hamburguesa que no reniega de su alma confortable, suculenta y generosa pero que no se mete, en ningún momento, en la trampa del espejito de colores de la opulencia desbordante, desmedida y sin sentido.

Colagreco no podía hacerlo de otra manera. Busca cautivar desde el lado de la profundidad del sabor ensamblando – en un juego de equilibrio muy logrado – ingredientes genuinos alejados de los productos desabridos y anónimos del modelo industrial masivo.

La hamburguesa Completa es la reina de la casa. Una unión armónica entre pan suave salpicado por el sésamo blanco y negro, carne y tomate sabrosos, lechuga morada, cebolla, pepinillos frescos, panceta crocante, queso y huevo cremoso.

La hamburguesa de hongos de Carne.
La hamburguesa de hongos de Carne.

En la Vegetariana el pan de cúrcuma (con sésamo y semilla de girasol) abraza hongos Portobello (carnosos y húmedos) asados a la plancha, una tapenade de tomate perfumada, dulce y gustosa, el sabor típico del queso halloumi bien caramelizado y la elegancia de la lechuga morada.

La hamburguesa con hongos expresa sabores intensos. La carne en su punto, los hongos salteados, cebolla asada y bien caramelizada y el sabor autóctono del buen queso cuartirolo.

La hamburguesa vegetariana de la cadena Carne.
La hamburguesa vegetariana de la cadena Carne.

Las papas fritas especiales llegan cortadas en bastones medianos, parejos, tentadores y suculentos, rociados con una salsa de queso crema bien fresca sobre la cual se acomodan prolijamente cubitos milimétricos de panceta ahumada dorada a la perfección y ciboulette picada.

Otras sucursales en Olivos, C.A.B.A. (Monserrat), Mendoza y Singapur. Próximamente en Las Lomitas y Parque Leloir.

Teléfono (0221) 421-9817

Horario Todos los días de 11 a 23.

Web http://www.carnehamburguesas.com/

Instagram @carnehamburguesas Precio promedio por persona

Osvaldo Gross: “Damián Betular es bueno pero hay cientos como él”

Fuente: Clarín Gourmet by María Florencia Pérez ~ En las redes circula la estampita de un santo pagano al que veneran pasteleros, reposteros y golosos: “Me encomiendo para que me ayudes con los pedidos del fin de semana”, “Que nunca falte un pastel en mi casa”, “Protégenos de las temperaturas que arrebatan nuestras preparaciones”, rezan las súplicas. Con la aureola blanca de rigor y un batidor en la mano, San Osvaldo (Gross) protege a sus devotos.     

Los fieles no aparecieron espontáneamente: el director de Pastelería del Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) tiene más de 30 años de carrera, lleva décadas formando a las nuevas generaciones, sus programas de televisión lo hicieron conocido en todo el continente y sus seis libros publicados son fuente de consulta permanente de amateurs y profesionales.

De la mano de Planeta, acaba de reeditar La pastelería sin secretos. “Es uno de esos libros que se hicieron mitológicos. Por eso decidimos remozarlo y sacarlo de nuevo”, explica. Gross confía en que, a pesar de la proliferación de recetas de chefs en Internet, el libro sigue siendo irremplazable al cocinar: “Le ponés un paquete de azúcar arriba para trabar la página y empezás a trabajar”, dice.

Gross con su nuevo libro. Foto: Fernando de la Orden.
Gross con su nuevo libro. Foto: Fernando de la Orden.

Este santafesino que a principios de los 90 abandonó su profesión en geoquímica para apostar una carrera gastronómica que lo llevó a una popularidad impensada vive un presente de disfrute. En enero cumplió 60 años: «Es un momento de soltar cosas y de elegir lo que cada uno quiere hacer«, dice. También, de capitalizar la experiencia para mirar en perspectiva las modas y las nuevas olas de hoy.

-En tu libro escribiste que la pastelería actual es más fría y vanidosa por la lógica de las redes sociales. ¿Ahora pesa más el ego del pastelero que la emoción y el sabor?

-A veces, la destreza pesa más, se busca que todo sea como una obra de arte y se abandona un poco el sabor para lograr esas texturas que se moldean de determinada manera. Yo diferencio la pastelería «para mirar» de la pastelería «para hacer».

Ya pasé la etapa de hacer todo lo moderno de manera exitosa. Ahora hago lo que tengo ganas y lo que sirve para enseñar. La gente muchas veces agradece eso. Por suerte, no tengo que estar luchando con todos esos chicos de 30 que se matan por hacer cosas perfectas. ¡Qué se maten ellos! Para eso los eduqué… (risas).

La estampita de San Osvaldo que circula entre pasteleros, reposteros y golosos.
La estampita de San Osvaldo que circula entre pasteleros, reposteros y golosos.

-También hay pasteleros jóvenes que apuestan a poner en valor productos simples que sentimos muy nuestros como las medialunas. ¿Tiene que ver con una búsqueda de nuestra identidad en pastelería?

-Hay una moda con toda la viennoiserie que son las facturas como el pan de chocolate y la croissant. Eso levantó recetas como la de las medialunas que se volvieron como de culto. El turista venía a buscar eso, está muy bien. Hay otras cosas como los alfajores que podrían volverse moda y estar en todos lados de la misma forma.

En Buenos Aires y muchas ciudades grandes, tenemos una tradición importante de pasteleros italianos y españoles. Los locatellis de pavita y los sacramentos salados le llaman la atención a los chefs que vienen de afuera porque no están en otros lugares del mundo. Esas cosas, como los sándwiches de miga, se pueden explorar.

-El dulce de leche está en casi todos los productos favoritos de los argentinos. ¿Abusamos demasiado de él?

-Sí, termina siendo como una capa que va sepultando todo. Si bien es un producto buenísimo y riquísimo, en el exterior no tiene tanto predicamento. De entrada, les parece muy dulce y tampoco tan original. En todo país donde haya una vaca y caña de azúcar hay algo parecido.

Las bombitas de crema rellenas de dulce de leche y son pesadísimas, en un macaron que tiene una tapita tan dulce es mucho peor. En cambio, una Milhojas de dulce de leche está fantástica. Es totalmente exportable porque es muy buena.

-Hace tiempo dijiste que la chocotorta era una “chocotonta” y muchos se ofendieron…

-Sí, muchísimo se ofendieron pero yo lo tomaba del lado de quien enseña cosas y la verdad es que la chocotorta no tiene técnica, es como el turrón de Quaker que hacía mi mamá. No los incluiría en un plan de estudios. Después si es rica o no es otra cosa pero no sirven para enseñar.

-Los argentinos consumimos muchas golosinas, ¿tenés alguna debilidad kiosquera a pesar de que se trate de productos industriales?

-Por años en mi valija siempre había Rhodesias, las llevaba de viaje. Me iba veinte días y llevaba veinte. Todo lo que tenga una oblea crocante adentro me gusta. El Nugatón de Bonafide me parece fantástico y el Kit Kat, también. Ahora hay unas barritas de Vasalissa que me gustan mucho.

Igual, no soy muy kiosquero, ni tampoco muy heladero. No iría especialmente a tomar un cucurucho de helado. Compro el paquete de Rhodesias en el super y las guardo en la heladera. Me da menos culpa que estén frías que a temperatura ambiente.

Osvaldo Gross fue jurado de El Gran Premio de la Cocina.
Osvaldo Gross fue jurado de El Gran Premio de la Cocina.

-¿Considerás que programas como Bake Off son educativos? ¿Ayudan a que la gente vaya abriendo su mente a preparaciones y sabores diferentes?

-Abren la cabeza en ese sentido y también enseñan la dificultad para lograr un producto. Porque ahí, justamente mostrando las fallas, el público se da cuenta de que no es tan fácil. Se pone de manifiesto el trabajo que hace el pastelero y se entiende el porqué del precio de esos productos, las horas que se invierten en que queden perfectos.

-¿Te gustaría participar en un reality así? ¿Alguna vez te convocaron?

-No, la primera temporada no me convocaron y el público estuvo furioso durante semanas porque entendía que si había una autoridad en pastelería era yo y tenía que estar. Igual no sé si me adaptaría a un programa tan guionado. Sería difícil responder si me gustaría estar o no porque no sé cómo me llevaría con eso. En estos formatos que vienen de afuera se pierde un poco la espontaneidad.

-Sos el gran referente de la pastelería desde hace muchos años. Ahora que a partir de Bake off y MasterChef Damián Betular ganó tanto lugar en los medios, ¿lo sentís como un heredero tuyo?

-Es un buen pastelero pero hay cientos como él en la Argentina. Eso es lo malo de los realities, que muchas veces se empiezan a crear estrellas a partir de la aparición en la pantalla abierta y hay mucha gente súper talentosa que hace el trabajo muy anónimamente y les cuesta mucho más abrirse camino, inaugurar un negocio, triunfar y demás. Desde ese punto de vista, es muy injusto para ellos.

-En televisión se juegan otras cosas también como el carisma, no solo el talento profesional…

-Claro, pero a mí me han escrito y me han dicho: si le diste clases a Betular, entonces sos bueno. Se pone al revés la frase. Y no es que él sea bueno porque yo le di clases. Él hizo una carrera fantástica, en hoteles. Lo admiro profesionalmente. Tanto como resuelve su lugar como chef ejecutivo del Hyatt (de donde me echaron), como su destreza para las cámaras.

Pero a veces ese endiosamiento trae mucho descontento en gente que labura mucho y precisa un mimo. No todo se tiene que concentrar en tres o cuatro cabezas.

-Tu nombre es una marca en sí misma, ¿por qué nunca tuviste un restaurante u otro tipo de emprendimiento?

-En parte creo que por herencia: mi papá trabajó desde los 18 a los 65 años en la misma empresa. Yo empecé casi a los 30 en la pastelería en el Hyatt y si no me hubieran echado, todavía estaría ahí. Es cierto que hago distintas tareas, no pongo todos los huevos en la misma canasta. Hasta 2019 recorría el mundo dando clases. 

Pero un emprendimiento con personal en Argentina es muy difícil. Cualquier gastronómico te habla de eso: los juicios, toda la cuestión impositiva. Preferiría tener a cargo el té de un hotel cinco estrellas por un año o algo así. Algo donde te dedicás a la pastelería y no tenés que estar pensando si la cámara del freezer está rota y cuando la van a reparar.

Osvaldo Gross y sus creaciones en una producción para Clarín. Foto: Archivo.
Osvaldo Gross y sus creaciones en una producción para Clarín. Foto: Archivo.

-Alguna vez dijiste que te gustaría hacer crítica gastronómica: ¿qué detalles te parece que hablan de la calidad de un restaurante?

-En principio el aspecto general: como están las mesas, los cubiertos, que tenga mantel, que todo esté ordenado y limpio. Que la carta no sea eternamente larga: con 10 entradas, 10 platos y diez postres estamos bien. Y que el servicio sea cordial. Con respecto a los precios, hay que tener en cuenta que depende lo que uno quiera comer va a encontrar diferentes rangos.

Muchas veces el precio no tiene que ver en nada con la calidad del risotto, por ejemplo. Vas a pagar tener una servilleta de 50 x 50 de tela en vez de una de papel o unos cuadros fantásticos que te crean un ambiente de fiesta. En un lugar mucho más popular no te van a cobrar tanto y vas a comer rico igual. Pero la ambientación y la atención personalizada se pagan.

El chef que hace postres con hojas de coca y condimenta con yuyos afrodisíacos

Fuente: Clarín Gourmet by Graciela Baduel ~ Helado de api, tamal de llama, pastel de quinoa y cabrito confitado, sopa de maní. Sergio Latorre describe sus platos y habla pausado y tranquilo. Los más de 20 años pasados entre que dejó Buenos Aires para convertirse en jujeño por adopción se le notan en el tono descontracturado, exento de cualquier jactancia. “No porque te haga unos papines salteados voy a decir que es comida andina”, resume. 

¿Qué es lo caracteriza entonces a la comida de Latorre, chef en Manantial del Silencio, uno de los hoteles más exclusivos de Purmamarca? Desde el restaurante ubicado al pie del Cerro de los Siete Colores, dice que lo suyo es rescatar los platos de toda la vida, con el producto que está disponible, y pasarlos por su propio tamiz cultural.

Hago lo que me gusta, no pienso en un público, cocino para mí. Le doy otra onda, no estoy mejorando ni empeorando nada”, define. A principios de los 90, harto de la ciudad y después de trabajar en Las Cañitas, consiguió empleo en Cachipunco, a ocho horas de San Salvador. Aceptó, estuvo un par de años haciendo vida rural y empezó a cocinar en un restaurante frente a la estación de Jujuy.

Del bodegón a la comida de las casas

El chef Sergio Latorre en acción. Fotos: Martín Bonetto
El chef Sergio Latorre en acción. Fotos: Martín Bonetto

“Acá, en esa época había por un lado lo que Miguel Brascó llamaba ‘la comida marrón’, de bodegón, considerada como la más delicada; y por otro lado lo que hay en cualquier lugar tradicional: locro, empanadas, humita”, cuenta Latorre.

Pero apunta que en las casas se comía distinto: por ejemplo mote (un grano de maíz blanco, seco, de la variedad capia, que se hidrata y se cocina) o charqui de cordero. Esas y otras recetas le llegaron de las manos de su suegra, que las preparaba cuando visitaba a sus nietas.

“Mi mujer y su madre son de Abra Pampa (N. de la R: segunda urbe en importancia de la Puna, luego de La Quiaca) y a partir de ellas tuve un contacto más profundo con los productos y la cocina de las casas. Empecé a incorporar esos ingredientes de a poco y estudiándolos, porque me parecía que eran cosas que valían la pena pero no me gustaba como se las preparaba. Hoy soy menos sectario”, reconoce.

La dieta del NOA, explica, se basa en tres alimentos. “La gente se cría a maíz, papa y zapallo. La carne de llama aparece después; solo se la comía si no había vaca o si no había cordero. Ahora está de moda, pero a fines de los 90 la puse en la carta y la gente era reticente a pedirla”.

“Hago lo que me gusta, no pienso en un público, cocino para mí", dice Sergio Latorre.
“Hago lo que me gusta, no pienso en un público, cocino para mí», dice Sergio Latorre.

Hierbas y yuyos para la buena digestión

Con el tiempo fue descubriendo algunas de las reglas de esta cocina: no mezclar determinados alimentos con otros, comer a determinada hora para que no se enfríe la panza (entre las 12 y las 13, porque empíricamente saben que es cuando el fuego digestivo está más alto) y no desabrigarse por más que haga calor para garantizar una buena digestión… “Cosas que en las culturas urbanas tenemos olvidadas”.

En estado de experimentación permanente, la cocina de Latorre fue pasando por diferentes etapas. “En un momento me entusiasmó mucho trabajar con hierbas medicinales, que son también aromáticas. Hacía una cocina nutracéutica, que además de alimentar tenía algo de curativo, eso fue en mi época de ayurveda, porque lo que uno vive lo lleva a todos los ámbitos”.

Para Latorre es una veta muy divertida: usar la añagua, la tola, los cochayuyos, los yuyos que crecen cerca de las lagunas, que son muy interesantes y poco empleados. “Yo los incorporé condimentando, haciendo salsas o ayudando a la cocción de los granos».

El carpaccio de llama de Sergio Latorre.
El carpaccio de llama de Sergio Latorre.

Postres y helados con productos del NOA

«La ricarica es una hierba muy popular que se toma como infusión, pero en un postre con chocolate blanco queda una cosa extraña que sabe espectacular”. La muñamuña, que en las ferias locales ofrecen como «estimulante masculino», Latorre la utiliza en el caldo de cordero, para hacerlo más digestivo.

En otra etapa lo entusiamaba preparar helados con todos los productos locales: quinoa, mote, api. Este último brilla en la carta de postres del restaurante, junto a una creme brulee perfumada con hojas de coca.

El helado de api, por ejemplo, te exige manejar técnicas y experimentar mucho; no es que te ponés a hacerlo y te sale de una. Es un alimento parecido a la mazamorra, para el desayuno. Tomarse un api caliente con un bollo de pan frito es algo memorable”, asegura.

Sergio Latorre en Purmamarca, donde trabaja.
Sergio Latorre en Purmamarca, donde trabaja.

En el menú que cambia todas las temporadas, hay platos que permanecen. En el pastel de cabrito y quinoa y zapallo se aprovecha todo el animal, hasta el hocico y las pezuñas, que se cocinan a muy baja temperatura, se condimentan y se deshilachan.

Entre los postres, el quesillo con dulce de cayote y nueces no puede faltar. “Es parte del imaginario de lo típico que se hace el turista, como el cuaresmillo, un durazno chiquito que madura en época de la Cuaresma”, explica.

Antes que mote, ramen

Ahora Latorre está probando con un lomo bajo de cordero con puré de mote, con 48 horas de cocción de la carne en una salsa con fondo de huesos de donde se extrae todo el sabor. Pero su plato preferido es el lomo de llama con papas salteadas. “Tenés todo Jujuy ahí adentro: papines como la oca, quinoa, llama, y hierbas en la salsa”.

La mazamorra de Sergio Latorre.
La mazamorra de Sergio Latorre.

¿Por qué estos platos no llegan a otras regiones del país? La hipótesis del chef es que en las grandes ciudades aparecen influencias de todas partes y se mira más para afuera que para adentro.

“En Buenos Aires la gente conoce más de cocina japonesa que de comida regional argentina. Saben más del ramen que del mote, que no está de moda”, afirma. Pero cree que con la proliferación del turismo interno las cosas van a empezar a cambiar.

Latorre admite que tal vez en la ciudad haya un prejuicio en cuanto a comer papa, zapallo o maíz en platos elaborados. “Pero es también es una cosa cultural, no comemos mote de chicos, puede llamarte la atención y gustarte pero no lo vas a tener en tu despensa -concluye- porque ni tu mamá ni tu abuela lo cocinaban”.

Las mejores medialunas de Buenos Aires según pasteleros y cocineros

Fuente: Clarín Gourmet by Daniela Gutierrez ~Los argentinos somos apasionados, y esas pasiones nos llevan a defender a capa y espada nuestros gustos. Las medialunas no escapan a este enardecimiento. Todos creemos que conocemos el lugar dónde venden las mejores del mundo. Nos encanta recomendar ese bar o confitería que sirve otro “matrimonio” gastronómico que no falla: medialunas de manteca con café con leche.

Las medialunas no nacieron en tierra argentina. Sin embargo, son un producto popular que casi todos adoran. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que se trata de un producto que varía mucho según donde lo compremos. En el mercado hay diversas calidades: la reina de las facturas puede ser más o menos tierna, dulce y aromática o con un sabor más neutro.

Si bien hay aspectos vinculados exclusivamente al gusto, hay criterios que una buena medialuna debe cumplir. Para arrancar, el tamaño importa: “Una buena medialuna tiene que ser mediana, ni muy grande ni muy chica”, explica Juan Manuel Herrera, pastelero y panadero que conduce el ciclo «El pan nuestro de cada día», de lunes a viernes en El Gourmet.

Mate y medialunas. Foto Shutterstock.
Mate y medialunas. Foto Shutterstock.

“La textura tiene que ser muy esponjosa, con un notable sabor a manteca y embebida con almíbar”, continúa el cocinero. Quizás algún distraído pueda confundirlas con una croissant, pero no. Entre esta bollería francesa y la medialuna hay diferencias: “La croissant es más aireada, su tamaño es mayor y su corteza es más crocante. Además, su sabor es neutro”, diferencia Herrera.

Los seres humanos comunes y corrientes diferenciamos las medialunas entre las de manteca y las de grasa pero los expertos las clasifican en saladas y dulces. Juan Manuel Herrera prefiere estas últimas.

Café con leche con medialunas, un matrimonio gastronómico de los más populares.
Café con leche con medialunas, un matrimonio gastronómico de los más populares.

Para preparar las saladas hay que tener mucha paciencia y no saltearse ningún paso. Es fundamental no excederse con el aceite porque se complicará el enrollado”, advierte. “Para las dulces, la manteca es la clave, es imprescindible que sea de primera calidad. También hay que respetar los tiempos que la preparación necesita reposar al frío”, finaliza.

Para los fanáticos que las consumen es muy importante conocer las coordenadas para poder comprar las mejores. Con ese objetivo, le pedimos a pasteleros y cocineros destacados que nos recomienden sus favoritas.

La preparación de las medialunas tiene pasos y procesos que respetar. Fotos: Alfredo Martínez
La preparación de las medialunas tiene pasos y procesos que respetar. Fotos: Alfredo Martínez

Dónde comprar las mejores medialunas según pasteleros y cocineros reconocidos

Isabel Vermal – La Vicente López

Isabel Vermal. Foto: Lucía Merle
Isabel Vermal. Foto: Lucía Merle

Según Isabel Vermal, pastelera de la señal El Gourmet y dueña de Smeterling Patisserie & Boutique, para conseguir las mejores medialunas hay que encarar para zona norte. Allí, hace más de 100 años está La Vicente López, confitería tradicional del partido que le otorga su nombre.

¿Por qué las elige Isabel? “Son esponjosas por dentro y crocantes por fuera, el sabor de la manteca es perfecto y tienen la cantidad justa de almíbar”, argumenta.

Medialunas de La Vicente López. IG: @lavicentelopez
Medialunas de La Vicente López. IG: @lavicentelopez

Ya con esa descripción dan ganas de ir a buscar una docena pero atención con este dato que revela la pastelera: “Siempre son frescas y si estás tentado, a partir de las 5 de la mañana ya las podés buscar por la puertita del costado”. 

Cuando las vas a comprar siempre te regalan una de grasa. Pero mis preferidas son las de manteca por lejos”. A Isabel le gusta acompañarlas con un buen café con leche.

La Vicente López, $ 600 la docena. Maipú 701, Vicente Lopez. Instagram: @lavicentelopez

Osvaldo Gross – Gran Córdoba

Osvaldo Gross
Osvaldo Gross

Osvaldo Gross, maestro de pasteleros y unos de los mayores referentes en el tema de la Argentina, ha confesado que las medialunas no le salen tan bien como le gustaría. Por eso, cuando quiere deleitarse con la más popular de las facturas, se da una vuelta por Gran Córdoba, confitería de más de 50 años en el barrio de Villa Crespo.

Su fanatismo por estas medialunas es tan grande que le dedicó un episodio de su ciclo Los favoritos de Gross en la señal ElGourmet. “Tienen miga tierna en el interior y bañadas en un almíbar que les otorga dulzor”, describió en su programa. Y agregó: “Al comerlas se percibe el aroma de la levadura, la manteca y el almíbar”.

Del método de preparación elegido por este emprendimiento familiar subrayó su carácter artesanal. El pastelero de la casa trabaja la masa de cada medialuna a mano: «Hay que rescatar que se sigan haciendo así y no con una máquina que hace un rollito raro», remarcó Gross. 

Medialunas Gran Córdoba. Foto Facebook.
Medialunas Gran Córdoba. Foto Facebook.

Gran Córdoba. $ 600 la docena. Av. Córdoba 4460, Villa Crespo, CABA. @grancordobaeventos

Mauricio Asta – La Valiente

Mauricio Asta. Foto: Gentileza El Gourmet
Mauricio Asta. Foto: Gentileza El Gourmet

Mauricio Asta, pastelero, dueño de The Bakery y cara reconocida por su presencia en televisión abierta y ElGourmet, recomienda las medialunas que se venden en la panadería de su colega y compañero de El Gran Premio de la Cocina, Christian Petersen.

“Para mí son las mejores porque tienen 100% manteca. Son esponjosas aunque al mismo tiempo tienen mucha textura, como las marplatenses. El balance entre el dulzor y vainilla es el ideal”, explica Asta. 

Las medialuna de La Valiente en San Isidro. 
Foto: Fernando de la Orden.
Las medialuna de La Valiente en San Isidro. Foto: Fernando de la Orden.

Estas medialunas se preparan con harinas orgánicas y masa madre de centeno. “Cada paso lleva su descanso fundamental de unas horas de frío. El hojaldre bueno no se puede apurar”, explican desde la panadería. El proceso de laminado, corte, formado leudado y horneado lleva 3 días.

De esta nueva panadería de San Isidro, Mauricio también recomienda probar los locatellis de jamón y queso. “¡Esas medialunas son tan ricas! ¿Por qué engordan?”, se lamenta.

La Valiente. $ 95 por unidad. Juan Bautista de La Salle 433, San Isidro. Instagram: @lavalientepan.

Felicitas Pizarro – Dos Escudos

Felicitas Pizarro. Foto: Juan Manuel Foglia.
Felicitas Pizarro. Foto: Juan Manuel Foglia.

Felicitas Pizarro tiene su corazoncito medialunero en Recoleta. Allí, sobre la calle Juncal, está Dos Escudos, confitería tradicional famosa por sus sandwiches de miga, entre sus muchos otros productos, por los que su clientela hace paciente cola todos los días.  

Como la gran mayoría, la cocinera que se hizo conocida gracias a sus videos en Youtube prefiere las de manteca: «Nunca fallan, son de las clásicas, las que comíamos de chicos, siempre húmedas», recuerda.

Las medialunas de Dos Escudos son artesanales. Se siguen preparando una a una y a mano. Pueden comprarse para llevar o deleitarse allí, in situ, en el café del local. 

Medialunas de Dos escudos.
Medialunas de Dos escudos.

«Me gusta acompañarlas con jamón y queso y un poco de horno», cuenta Felicitas. La memoria emotiva es implacable con esta fórmula: Felicitas admite haberse tentando al mencionarlas.

Dos Escudos, $ 600 la docena. Juncal 905, Recoleta. Instagram: @confiteria.dosescudos.

Coco Carreño – Santa Paula​

Sebastián "Coco" Agost Carreño.
Sebastián «Coco» Agost Carreño.

Hace 8 años que Carreño está al frente de Coco Café (Palermo Chico), donde también ofrecen medialunas. «Lo que yo aprendí es que al público no le gustan tan doradas como las croissant. Prefieren que sean hojaldradas y con más contenido de miga«, señala. Y agrega que le piden «las blanquitas», en referencia a las medialunas menos cocidas.

«Somos casi el único país que hacemos las medialunas con grasa», cuenta este destacado pastelero y cocinero que se luce de lunes a viernes en Como Todo (Net TV). Dentro de las medialunas saladas, destaca las de La Vicente López, según el pastelero ahí hacen las mejores.

Medialunas dulces de Santa Paula. Foto IG Santa Paula.
Medialunas dulces de Santa Paula. Foto IG Santa Paula.

Para las dulces se inclina por las que venden en Santa Paula, una confitería tradicional de Palermo, ubicada cerca de Parque Las Heras. Este local suele estar muy concurrido por vecinos de la zona que son habitués por la calidad de sus sandwiches de miga, tortas, masas y facturas. Según Coco, allí preparan las medialunas a la perfección, muy similares a las marplatenses.

Santa Paula, $ 600 la docena. Raúl Scalabrini Ortíz 3154. Palermo. CABA.